viernes, 27 de abril de 2012

Markel Susaeta

No sé cuánto tiempo, pero no fue hace mucho que me hice una promesa: no más entradas sobre mis vergüenzas pasionales. Quizás llegó a haber un día en el que tenía la pretensión de que este blog tuviera más rango y alcance del que nunca tendrá. No sé de dónde me salieron esas aspiraciones, pero se esfumaron muy pronto. Puede que fuera entonces cuando me propuse tener una postura más objetiva y crítica. Pero, al carajo con ello. Nunca se me ha dado bien lo de ser ambicioso, aunque, en el fondo, sea tozudo e insistente. A menudo, he estado tentado de abandonar esta afición, más que nada, porque cansa y hasta aburre, aunque eso no se entienda muy bien. 
Algo parecido me pasa con el fútbol.
Luego ocurre lo que ocurre y uno acaba siendo parte de la turba que grita: ¡Athletic carajo! Y no se puede evitar. Así que, al carajo, no me voy a resistir: ayer no lloré pero disfrute como un niño. Y sufrí como un adulto. 
Las herencias no sé si son inevitables, pero parecen incontrolables. Aunque ya esté por encima de los treinta, aún no tengo muy claro qué he heredado de mis padres. Creo que aún tengo que descubrirlo. Pero sí tengo claro que heredé una pasión inconsciente por el fútbol y por un equipo en concreto, y por mucho que la vida, mi profesión o mis otras inquietudes, me lleven por otros derroteros más racionales, por mucho que lo haya intentado con fuerza y con frialdad, nunca he sido capaz de desembarazarme de ello. Soy seguidor del Athletic como lo era cuando no llegaba a la veintena y escuchaba un Athletic-Albacete pegado al transistor e imaginándome lo que ocurría en el campo con la ayuda del locutor. 
Cuando se jugó la final con la Juventus, acababa de venir al mundo. Cuando Clemente dirigía al club de los últimos títulos, falté al colegio como todos los niños de la provincia. De ahí en adelante, las lecciones que el Athletic nos ha dado han sido contradictorias. Siempre he dicho que ser del Athletic te enseña a perder, y a no perder la ilusión por muy desesperadas que parezcan las metas. Durante años hemos crecido recibiendo como buena la naturaleza de nuestras propias excusas, con una cohartada como sustento, aceptando de antemano nuestras propias virtudes como origen de nuestras propias limitaciones. Yo, por lo menos, no estoy acostumbrado al éxito, a la victoria. 
Estoy intentando acostumbrarme ahora. 
Pero por mucho que le ponga letras, por mucho que lo escriba, por mucho que intente entenderlo, anotarlo, traducirlo y comprenderlo, no lo hago. Se pita el inicio del partido, y todo nace de dentro. 
Así que ayer, no lloré, pero disfruté como un niño y sufrí como un adulto. 
Y muchos más alrededor mío, en el mismo estadio, en las calles adyacentes, desde lugares tan lejanos como Lyon, Francia, pegados a un ordenador y guardando la compostura por razones profesionales, muchos como yo, se dejaron llevar por los mismos instintos sin poder remediarlo. 
Ahora queda el broche, la guinda, el requiebro final, la doble voltereta mortal, el novamás, lo que sea, pero que nos quiten lo bailao. Si perdemos ambas finales, alguna de ellas, ya sabremos cómo afrontarlo. Lo hemos hecho antes, estamos curtidos. Si las ganamos, qué felicidad seguir acostumbrándote a esto. 
He elegido a Markel Susaeta porque de los tres goleadores de anoche es el único que hasta ahora no había encabezado una entrada, pero, en realidad, podía haber puesto ahí arriba a cualquiera, desde Fernando Llorente, que probablemente se lo merezca más que ninguno, hasta Iban Zubiaurre, que salía en la foto del twitter de Iker Muniain. Podía haber puesto hasta a José Ángel Iribar una vez más, porque si él llegó a llorar, como dice Javi Martínez, entonces sí que ya no hacen falta explicaciones. 
Sea por lo que sea: Athletic, beti zurekin!

domingo, 22 de abril de 2012

Larry H. Miller

Hoy, una señora en sus setenta años, delgada hasta lo enfermizo y con unas maneras muy dulces y reposadas, me ha apuntado con su mano huesuda al infinito y desde el tejado del centro de convenciones de la Iglesia Mormona en el downtown de Salt Lake City, me ha dicho, allí juegan los Utah Jazz. Y acto seguido se ha puesto a hablar de Larry H. Miller, al que ha llamado benefactor.
Miller, por supuesto, era miembro de la iglesia, amén (nunca mejor dicho) de un hombre de negocios al que le gustaba el mundo del deporte profesional. Él fue el principial apoyo económico para la construción del Energy Solutions Arena donde juegan los Jazz, un estadio con capacidad para 19.911 espectadores cuando se juega al baloncesto y que, anteriormente, se llamaba Delta Center. Pero si esos números os impresionan, tendríais que estar donde estoy yo, en el tejado del Centro de Conferencias de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que el anterior presidente de la iglesia, Gordon B. Hinckley se empeñó en construir cuando se les empezó a quedar pequeño el auditorio donde normalmente dan sus recitales el afamado coro mormón. 130.000 metros cuadrados de auditorio con capacidad para más de 21.000 personas, dos Boeing 747 según la Wikipedia podrían aparcarse dentro y la verdad es que impresiona.
Pero volvamos al tejado. Tengo el templo en frente, la gente entra y sale con sus coloridos vestidos de domingo. A un costado, el monumental edificio que albergaba el hotel de Joseph Smith y junto a él una torre de administración que habla más de crecimiento que de historia. Al fondo, las montañas Wasatch, imponentes. ¿Cómo voy a pensar en los Utah Jazz cuando miro a mi alrededor y veo un valle inmenso, plano como la superficie un lago seco y rodeado de montañas nevadas por todos los lados? Los primeros pioneros que pisaron esta tierra debieron pensar que estaban pisando suelo lunar.
Por lo demás, ¿queréis historias de este viaje que tengan que ver con el deporte? Pocas. Cuando volvíamos por la autopista vi un cartel anunciando los próximos partidos del Real Salt Lake City, el presidente estará bien contento, siendo como es un merengue reconocido. Ayer, cenando en Winger's, estuve viendo un poco el Dallas Mavericks-Chicago Bulls y emocionándome al ver como Joakim Noah se empeña con los tiros libres. Ese mismo día, pero por la tarde, me escabullía por una esquina de las salas de la conferencia y buscaba un rincón para fumar fuera, en casa de los Wolverines de la Universidad de Utah Valley, donde anunciaban partidos de softball y baseball, y todo el mundo iba con la camiseta de la universidad y era sábado, pero aquello estaba repleto a pesar de que las tiendas, sí tiendas, y restaurantes, sí restaurantes, de la universidad estuvieran cerrados. ¿Más? También visité la casa de los Cougars de la Universidad de Brigham Young, que, por cierto, tienen en Y Mountain la figura publicitaria más grande entre todas las universidades del mundo, una enorme Y que se puede ver desde todo Orem, Provo... Por la noche la encienden con no sé cuántas bombillas que se podrían ahorrar para otros menesteres.
Y poco más. Si de aquí a que me vuelva ocurre algo, os lo cuento. Quién sabe, ya conozco a quien viajando en avión se encontró con John Stockton. Puede que yo mañana, mientras me doy una vuelta por el downtown de la Ciudad del Lago Salado antes de ir para el aeropuerto, quizás me encuentro dando un paseo con Karl Malone, ¿que no?
Por cierto, hasta en tres ocasiones he tenido esta conversación que os traduzco directamente:
- Y qué, ¿te gusta el fútbol?
- Sí, claro.
- Ah, bien. ¿Y? ¿Real Madrid o Barcelona?
- Ninguno de los dos.
- ¿Ah no? ¿Valencia entonces?
- Tampoco.
- Déjame ver, ¿Atlético de Madrid?
- Casi, Athletic de Bilbao.
- ¿Athletic de Bilbao? Me suena.
Con algún que otro detalle que cambia, pero en líneas generales, la misma conversación hasta en tres ocasiones con tres personas distintas.
Lo dicho, os cuento.

miércoles, 18 de abril de 2012

José Luis Martí



"Al clásico que le den por el culo, espero que la gente venga a apoyarnos, el partido es fundamental, una final"

Se admiten comentarios. Yo, anuncio, me lo pierdo: aunque allí donde estaré, que yo sepa, al menos hay un aficionado adinerado del Real Madrid que para sobrellevar la distancia se compró un equipo de fútbol con el que emular al club madrileño. Por cierto, también me pierdo el duelo Sa Pinto-Bielsa, así que si algún habitual a este blog que tenga mi número de móvil tiene a bien informarme con un mensajito cuando el partido termine, se lo agradeceré a la vuelta con una buena cerveza fresca para cubrir los gastos. Se admiten comentarios.

martes, 17 de abril de 2012

Alexander Lacazette



El menudo extremo derecha del OL estaba en todas las portadas de las revistas. No me preguntes por qué, porque no sé francés. Eso sí, lo hablo. Yo hablo lo que sé. De hecho, las únicas tres frases completas que conozco me sirvieron para tener un único diálogo, aunque gracioso y todo.

Lo que decían en las revistas de Lacazette, eso ya no lo sé.

Desde que Jean-Michel Aulas se cargó a Claude Puel parece que se han calmado un poco las cosas en Gerlande. El equipo está en periodo de reconversión, que suena a tejido industrial, pero no quiere decir más que Remi Gardé, el nuevo entrenador, se ha visto obligado a tirar de la cantera. Además de Lacazette, otros como Clement Grenier, Gueida Fofana, Maxime Gonalons, Sidy Koné, Sebastian Faure o Samuel Umtiti sueñan con devolver a los gones a lo más alto, a los tiempos en los que Paul Le Guen les hizo ganar tres ligas consecutivas y les llevó hasta los cuartos de final de la Copa de Europa.

De momento, este año jugarán dos finales, y una apunta bien.

Pero esto solo viene a cuento por una razón: pedir disculpas. Porque hace mucho tiempo que no renovaba los contenidos de este blog y se me han quedado en el tintero (no es la primera vez) muchas noticias que me hubiera gustado comentar en este blog aunque eso no signifique una gran pérdida para nadie. La razón principal de la falta de nuevas entradas ha sido simplemente mi vagancia. Pero hay más excusas: me fui de vacaciones. Y antes, mediante y después de esas vacaciones he estado muy ocupado, y eso sí que suena a excusa ridícula.

Pero sí, nos fuimos de vacaciones a la vieja Lyon. ¿A qué? A visitar al de las zapatillas asics, nuestro bloguero vecino. Por unos días, nuestro vecino colgó las zapatillas y las cambió por un paraguas que lo usaba para protegerse de la lluvia pero bien le habría valido para identificarlo como guía. Como un buen guía, en realidad.

Entre otras cosas, el de las asics nos hizo un recorrido turístico de bastante exigencia física que aprovechó para explicarnos el recorrido de la trial que se marcó hace unas pocas semanas. Difícil explicar la aparente dificultad, pero si os gustan los retos, visto lo visto, apuntadla en vuestras agendas: belleza y dureza en una sola prueba.

Lyon nos sorprendió, pero eso no era difícil porque no teníamos referencias anteriores. Los que no hayáis podido visitarla aún, os la recomiendo. Y os recomiendo que aprovecheis para coger el tren en Part-Dieu y haceros dos horas hasta Annency, con los Alpes de fondo.

Pero prefiero no ponerme pesado y me limitaré a contar algo que sí que tiene que ver con el deporte, principal interés de este blog. Si algo recordaré de este viaje que guarde relación con ello, fue la inolvidable oportunidad de correr junto al Ródano. Una mañana fría, sin mucha prisa, la futura primera participante femenina de la pormaratoniana y un servidor nos calzamos las zapatillas, salimos de la residencia con el plano en la cabeza, y nos pusimos a correr siguiendo un pequeño rodeo para poder ver de lejos el antiguo matadero que el famoso arquitecto Tony Garnier diseñó muy cerca del estadio de Gerland. Nos hicimos unos cuarenta y cinco minutos a ritmo tendido por un Ródano silencioso y amable, ajeno a los muchos paseantes y corredores aficionados que lo seguían de reojo mientras jadeaban. Una experiencia que se hizo aún más memorable cuando nos confundimos de calle al regresar, nos perdimos y mantuvimos una conversación sofocante con un barrendero escaqueado que solo quería fumarse un cigarrillo. Gracias a los socorridos conocimientos de francés de mi compañera de carrera conseguimos hacernos entender y el Simply donde José pasa los códigos de barra por la caja nos salvó de aquel bucle.

Y, bueno, siguen los temas sin cubrirse y no creo que lo haga en los próximos días, aunque lo intentaré. En un par de días, toca coger la maleta otra vez, aunque no sea por motivos de ocio, sino laborales y hacerme un viaje de más de doce horas de avión. Quizás, cuando vuelva, regrese con más historias que contar y, quién sabe, quizás hasta averiguo cómo librarme de las excusas y volver a escribir con la frecuencia con la que lo hacía antes. Para entonces, puede que Lacazette ya haya alzado su primer título.

domingo, 8 de abril de 2012

Giovanni Visconti



A sus 29 años, el italiano es ya todo un veterano. Con un largo palmarés, ha corrido en Italia, en Bélgica y en Alemania, y esta temporada decidió comenzar una nueva aventura en España. Visconti se enroló en el enésimo proyecto de Eusebio Unzue, heredero de José Miguel Echavarri, y hoy ha estrenado su palmarés en una de las pruebas que más cariño recibe en el País Vasco, la Klasika de Primavera. El recital de su equipo ha sido enorme y solo Igor Antón ha conseguido ponerle otro color a la carrera, porque los otros tres puestos del top cinco han sido para compañeros suyos: Alejandro Valverde, David López y Ángel Madrazo. Casi nada. Visconti ya sabe lo que significa ganar clásicas y lo que no son clásicas. Coppa Sabatini, GP de Fourmies, Coppa Agostini, Trofeo Melinda, GP Industria y Comercio di Prato, además de etapas en la Settimana Coppi e Bartali, la Semana Lombarda, la Vuelta a Andalucía, el Tour de Luxemburgo, la Vuelta a Turquía (también la general), el Tour de Eslovenia o el Tour de Brixia salpican un palmarés que lo culminan tres campeonatos nacionales de Italia. La prueba de Amorebieta le ha puesto hoy el último renglón a su lista de éxitos.

Pero no ha sido el único ganador del día ni de la semana. Porque ésta ha sido una semana de auténtico ciclismo. El espectacular esprint de Joaquim Rodríguez en Ibardin, la templanza de Samuel Sánchez en Arrate, el derroche de Robert Kiserlovski, el cabreo de Tony Martin en Oñati, la simpatía de Bauke Mollema o la lucha de los hombres del Caja Rural han sido unos pocos de los muchos protagonistas que nos ha dejado la Euskal Herriko Itzulia, en una última edición que ha servido para que Samuel Sánchez descanse ya tranquilo y para que Miguel Madariaga vaya preparando con propiedad su despedida.

Si todo esto era poco, hoy Tom Boonen ha vuelto a dar una demostración de todo el talento que tiene. Con un ataque a más de cincuenta kilómetros de meta y gracias a la ayuda de su compañero Niki Terpstra, Boonen ha añadido a su prolongado palmarés una cuarta París-Roubaix, ahí es nada. Con esta, alcanza a Roger de Vlaeminck como el corredor con más victorias y demuestra que no hay nadie mejor que él para atravesar el Bosque de Arenberg en bicicleta.

Y no me quería despedir de esta entrada sobre ciclismo sin resaltar la cantidad de público que hubo durante toda la Vuelta al País Vasco, y especialmente en la subida a Ibardin que dejó bien claro el calado que tiene este deporte en nuestro país, y especialmente esta prueba que hemos estado a punto de perder. Y, por ello mismo, un reconocimiento también a Patxi Vila, que luchó por recorrer su pueblo con dignidad, y lo logró para alegría de sus aficionados, dejandonos, de paso, una bonita y original imagen que aprovecho para decorar esta entrada.

lunes, 2 de abril de 2012

Anthony Davis


Ya dije que en la NCAA se daban las sorpresas, ¿no? Bien, pues esta vez, no. John Calipari consiguió su dulce venganza y, a sus 53 años, gracias al octavo título de los Wildcats, se convierte en uno de los entrenadores más cotizados del país.
Y es que Calipari ya fue entrenador en Kansas, aunque ayudante de Ted Owens y de Larry Brown, con quien luego también trabajaría en los Philadelphia Sixers de la NBA. Pero su venganza se refiere más al año 2008 cuando llevó a Memphis hasta la final, para caer ante la universidad de Kansas de Bill Self. Esta vez, él ha salido ganando. Calipari entrenó también a los Nets en la liga profesional, llevó a Massachussetts a una final four, tuvo rollos con algún periodista y sufrió las rigurosas leyes económicas de la liga nacional con los casos de Marcus Camby y Derrick Rose. Ahora, se le habrá olvidado todo.
Kentucky era el gran favorito y cumplió con creces. A pesar de perder por 16 tras un triple de Doron Lamb a falta de 10 minutos, los de Bill Self, liderados por un futuro gran jugador de la NBA como Thomas Robinson (18 puntos y 17 rebotes) apretaron y lucharon hasta el final aunque solo consiguieron acercarse hasta los ocho puntos. El resultado final, 67 para los Wildcats, 59 para los Jayhawks.
Ahora todo queda en ascuas a la espera de lo que decidan los jugadores. Por Kentucky, Doron Lamb, Marquis Teague, Michael Kidd-Gilchrist, Darius Miller o Terrence Jones son potenciales elecciones de draft. Anthony Davis, la estrella del equipo, que se quedó en solo 6 puntos (1 de 10 en tiros), pero consiguió 16 rebotes, 6 tapones, 5 asistencias y 3 robos, se ha convertido en el freshman más impactante desde Carmelo Anthony. Aún no está claro que se vaya a declarar elegible. Según sus propias declaraciones, tiene que discutirlo con su familia y su entrenador. Si lo hace, nadie duda de que será el número uno del draft. La misma indecisión se encuentra en el equipo de Bill Self. Thomas Robinson, con una temporada para enmarcar, aún no lo ha decidido. El pivot Jeff Whitney, un gran defensor (cuatro tapones en la final y seis más, si no me equivoco, en la semifinal) y Elijah Johnson ya han dicho que se quedarán una temporada más. Qué hara Tyshawn Taylor, 19 puntos en la final, también es un secreto para mí. Por lo tanto, puede que el año que viene los dos equipos queden completamente desarmados, o que la próxima edición vuelva a vivir un duelo Self-Calipari.
En este blog, seguiremos luchando contra la apatía y la modorra para intentar continuar con nuestro seguimiento de un campeonato lleno de emoción que te obliga a un par de meses de continua atención. Seguiremos atentos a los chavales de Greg McDermott, esperando que los senior que abandonarán el equipo este año, den paso a otros jugadores que continúen la buena senda que han abierto esta temporada. Doug McDermott está solo en su segundo año. La apuesta segura es que no saldrá elegible para draft, eso aumentará las posibilidades de los bluejays. Y Will Artino, nuestro amigo Artino, quizás de un paso adelante. ¿Lo seguimos contando? Da igual, de todas formas, lo haré. O no, quién sabe. Voy a ducharme. Buenos días, por cierto.

José Joaquín Rojas



Que me aspen. Colorado. Un mal chiste para empezar. A las seis y media, más o menos, jugando a cambiar de carril para hacer más divertido el tráfico, buscando sorpresas entre la rutina y las obras abandonadas por el extrarradio de una gran ciudad, me he dado cuenta. Una moto con una extraña pegatina, un coche con otra igual en un costado, otro más. ¡Mierda! ¡La Vuelta al País Vasco! Ni acordarme de que hoy empezaba. A las seis y media de la madrugada salí de casa, a las seis y media de la tarde vuelvo, y no me he acordado para nada de que empezaba lo bueno. Los coches de la organización que volvían de Gueñes me lo han recordado.

Así que sin crónica, porque no he visto nada.

He leído que ha ganado José Joaquín Rojas y me he alegrado, porque me cae bien. Uno de esos esprinters que sabe hacer más cosas que esprintar y quizás por eso cuando esprinta a veces se queda a un palmo de la victoria. Había empezado el año lleno de percances, le perseguía una mala racha pero no deja de ser un buen nombre para darle más pedigrí a una carrera donde, por cierto, también he leído, se han caído finalmente Beñat Intxausti, Alejandro Valverde y Levy Leipheimer. Esos ni llegaron, según he leído también, Andreas Kloden se ha despedido hoy pero sobre el asfalto. Más de cinco minutos tarde ha llegado el alemán a Gueñes y se despide del triunfo final. También he leído que los favoritos no asomaron en esta primera etapa. Esperemos que estén dejándonos lo mejor para pronto. ¿Mañana mismo? ¿Wout Poels está en forma?

Por lo demás, y esto si lo vi, bonito espectáculo ciclista el que nos dieron en la sobremesa de domingo los italianos y los belgas. Como todo no va a ser fútbol, el mejor imitador amateur de Cancellara y un servidor nos reunimos en un bar donde el deporte rey es el Parchís para ver el final del Tour de Flandes antes de bajar a Lasesarre. Mereció la pena. Muy grande Tom Boonen, que si no estaba ya, ahora va a pasar a la historia con letras doradas, pero en mayúsculas. Muy bien Pozzato, Ballan (yo creía, de verdad, que estaba retirado) y hasta Pello Bilbao que lo inteno al principio escapado. Creo que ya lo es, pero el Tour de Flandes debería ser no solo un ejemplo de lo que es ciclismo del bueno, si no un espectáculo declarado de interés cultural. Hace unos años me tocó vivirlo desde allí, y aunque no vi la carrera, vi lo que significa para algunos belgas. Todo eso hace la carrera aún más impresionante.

Por supuesto, ánimo para el bravo expreso de Berna que todo lo tiene que hacer a lo grande, así que si se rompe la clavícula, cuádruple.