jueves, 27 de abril de 2017

Michele Scarponi



Ayer llegó al curro un compañero italiano al que hacía tiempo que no veía. Aficionado al ciclismo y cicloturista, siempre que coincidimos, ya sea en casa o en el extranjero, cuando dejamos de lado los asuntos laborales, siempre acabamos hablando de ciclismo. Ayer fue el primer tema, casi antes incluso de decirnos hola: Michele Scarponi.
Voy a intentar no caer en lo más sentimental, y dejaré de lado la historia del loro, el funeral vestido con el buzo de trabajo, las lágrimas de Alejandro Valverde, las declaraciones de Fabio Felline o todos los mensajes que se han podido leer en las redes. Para todo eso, tenemos a la prensa deportiva. 
Scarponi falleció mientras entrenaba en la zona en la que residía, Filottrano, una pequeña localidad de menos de diez mil habitantes en la región de Ancona, donde llegó el día antes después de participar en el Tour de los Alpes, antiguo Giro del Trentino, donde ganó Geraint Thomas y Scarponi acabó entre los mejores y ganó la primera parcial. Su última victoria como profesional. En la última etapa, con Domenico Pozzovivo y Geraint Thomas disputándose la clasificación final camino de Trento, a Scarponi se le vio bien, aprovechando el descenso para enlazar el primero con los más fuertes. Se estaba preparando a conciencia para disputar el Giro de Italia como líder del Astaná, más aún después de que su compañero y compatriota, Fabio Aru, anunciara que la prueba italiana no entraba en su calendario. 
A sus 37 años, el veterano corredor italiano se encontraba en una situación excepcional para luchar por su segundo Giro de Italia. Por primera vez en su carrera, tenía una gran estructura para apoyarle. Desde que debutara de la mano de Bruno Cenghialta en el Acqua & Sapone, demostrara su futuro en el Domina Vacanze con Gianluigi Stanga y aceptara la oferta de Manolo Saiz para pasar a Liberty Seguros, su progresión se vio cortada por culpa de la Operación Puerto, aunque, al final, esta se cerrara sin ningún tipo de penalización para el italiano. Pasó luego por equipos más humildes del pelotón italiano, de mano del incombustible Gianni Savio, hasta que el Lampre le devolvió a lo más alto de la élite y el Astaná de Giuseppe Martinelli le recogió como un escudero de lujo para sus líderes. 
En todos esos años de carrera, Scarponi llegó a disputar 11 Giros de Italia, 4 Tours de Francia y 5 Giros de Italia. Excepto en los que abandonó, siempre hizo entre los cincuenta primeros, acabando entre los quince primeros en 5 Giros de Italia y 4 Vueltas a España. Sus mejores resultados fueron en la ronda más importante de su país, haciendo 4º hasta en tres ocasiones y ganando el Tour de 2011 después de la descalificación de Alberto Contador. En su palmarés, brillan etapas en el Giro de Italia, el Giro del Trentino, la Tirreno-Adriático, la Volta a Cataluña o la Settimana Lombarda. No era un ganador excelso, era un escalador puro, inteligente en carrera, y, en sus últimos años, un gregario con currículo. Fuera de la carretera, e incluso en ella, sus compañeros de profesión resaltaban su carácter abierto, positivo y asertivo, su sonrisa y su buen rollo, pero, esas cosas, a menudo, pasan desapercibidas hasta que no suceden casos lamentables como el que sucedió el 22 de Abril cuando salió a entrenar y encontró la desgracia en un cruce. 
Esta misma semana a Yoan Offredo le atacaron en la carretera mientras entrenaba. La lista de corredores atropellados, profesionales y aficionados, no deja de crecer. No quiero añadir más nombres propios, recuperar más recuerdos dolorosos o aprovechar la ocasión para recurrir a ese sentimentalismo fácil que no debe tapar el verdadero problema: la carretera. Hay espacio para todos. Hay lugar para que tanto ciclistas como conductores como peatones reflexionen sobre sus usos y costumbres a la hora de coincidir en la carretera. Hay que pensar primero en la vida y después en la prisa. Y no sé qué más añadir. 
Tenía preparada otra entrada más agradable y relajada para recuperar el tema ciclístico en este blog. Más aún cuando vuelvo a pasar por un período en el que cuesta encontrar tiempo y oportunidades para escribir aquí. Sin embargo, parecía obligado despedir a Michele Scarponi. En breve, recuperamos un tono más desenfadado y hablamos de otras cosas. 

miércoles, 19 de abril de 2017

Enes Kanter



Algunas eliminatorias ya van por el segundo partido, pero en este blog ya estamos acostumbrados a llegar tarde. El caso es que ya han empezado los play-off. Tenemos a todos los equipos luchando por el título y, la verdad, no ha habido mayores sorpresas.

La noticia más importante, y luctuosa, fue el fallecimiento en accidente de tráfico de la hermana de Isaiah Thomas. Los de Boston partían como sorprendentes ganadores del Este, desbancando a Cleveland Cavaliers y aspiraban a todos. El equipo de Brad Stevens ha llevado una progresión lenta pero firme. El ex-entrenador de Butler ha ido seleccionando a jugadores con talento y hambre de progresión hasta armar un equipo con aspiraciones y sólido. Ish Thomas jugó, pero el golpe parece ser demasiado fuerte para unos Celtics que han perdido sus dos primeros partidos ante otros clásicos, los Bulls que renacieron al final de temporada para llevarse la lucha por la octava plaza. Jimmy Butler está en forma, Dwayne Wade mantiene un nivel alto y Rajan Rondo vuelve a pasar con eficacia. Si le sumas a esto el buen rendimiento de Nikola Mirotic en una temporada muy extraña para él, la solvencia de Robin Lopez y la sorpresa de Paul Zipser, ya tienes algunas de las razones para entender ese 2-0. Cleveland Cavaliers también disfruta de un cómodo 2-0 en su eliminatoria ante los Indiana Pacers. LeBron James, Kevin Love y Kyrie Irving siguen siendo, por mucho que añadan, recompongan, refuercen su banquillo, el corazón y el músculo de este equipo sin que Paul George o Jeff Teague hayan podido hacer nada para pararlos hasta ahora, aunque en el primero estuvieron apunto de hacerlo. En el primer partido, entre los tres metieron 72 de los 108 puntos de su equipo. En el segundo partido, 89 de 117. La eliminatoria entre los Washington Wizards y los Atlanta Hawks solo ha computado un partido, el primero, que ganaron los Wizards gracias al partidazo de John Wall, 32 partidos y 14 asistencias. Sin embargo, esta es una eliminatoria de equipos y en los próximos partidos habrá otros protagonistas. Wall está en un estado de forma increíble y probablemente sea uno de los mejores bases de la liga, completo y sobrio. Pero también confía y se rodea de buenos compañeros: Bradley Beal o Markieff Morris. Los rivales tienen la misma disposición coral y Paul Millsap, Dwight Howard, Tim Hardaway Jr, Dennis Schroeder, Ersan Ilyasova... cualquiera puede coger el liderazgo del equipo. Por último, la parte Este del cuadro la cierra una eliminatoria que por ahora va empatada. Los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo, principal artífice de la victoria, sorprendieron en el primer partido, a pesar de la resistencia de DeMarr DeRozan y Serge Ibaka. En el segundo partido, eso sí, a DeRozan e Ibaka se les unió Kyle Lowry y sí pudieron con Antetokounmpo y sus compañeros Khris Middleton y Greg Monroe.

Una cosa sorprendente de esta conferencia y es que, a pesar de los muchos y buenos partidos que se han disputado hasta ahora, la atención mediática se la seguía llevando un equipo que no se ha clasificado para los mismos: los New York Knicks. Esta vez fue la polémica entre Phil Jackson y Carmelo Anthony en torno a la posible despedida de este último del Madison Square Garden.

En el Oeste, solo hay una eliminatoria con el 2-0. Es la que enfrenta a los hermanos Gasol. Los datos son muy favorables para el pequeño, Marc Gasol, quien en el primer partido hizo unos números excelentes (32 puntos, 5 rebotes y 2 asistencias) y en el segundo volvió a ser uno de los hombres más importantes de su equipo (12 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias), aunque el liderazgo lo llevaron Mike Conley Jr y Zach Randolph. Por los Spurs, Kwahi Leonard está siendo el gran protagonista de la eliminatoria hasta el momento. La eliminatoria entre los Clippers y los Jazz está empatada. Los de Utah sorprendieron en el primer partido, con su juego colectivo y sólido que les ha hecho conseguir una temporada regular sobresaliente. Y eso que el equipo de Quin Snyder (antiguo ayudante de David Blatt en el CSKA de Moscú) perdió a Rudy Gobert. En el segundo partido, los DeAndre Jordan, Blake Griffin y Chris Paul se encargaron de que la eliminatoria no se pusiera muy cuestarriba. Las otras dos eliminatorias solo han disputado un partido por ahora. Golden State Warriors no se dejó sorprender por Portland Trail Blazers a pesar de la exhibición anotadora de Damian Lillard (34 puntos) y CJ Collum (41 puntos). Entre los dos tiraron y anotaron más de la mitad de las canastas de todo el equipo. Pero el regreso triunfal de Kevin Durant (32 puntos y 11 rebotes), más Stephen Curry y el habitual partido completo de Draymond Green (19 puntos, 12 rebotes, 9 asistencias, 3 robos y 5 tapones) fue suficiente para sobreponerse a la puntería de los dos jugadores exteriores de Terry Stotts. 
En la última eliminatoria que nos queda, la que enfrenta a James Harden y Russell Westbrook, los reyes del triple doble, el que salió airoso fue el primero. Harden, concentrado en devolver a los Houston Rockets a lo más alto, le asestó un duro golpe a su ex equipo al anotar 37 puntos que acompañó con 7 rebotes y 9 asistencias. El gran partido del siempre intenso Patrick Beverley (21 puntos y 10 rebotes) puso el resto para entender por qué los Thunder perdieron de más de 30 puntos. Westbrook se quedó en 22 puntos, 11 rebotes y 7 asistencias. 

El diario Marca abría hoy su crónica de los partidos de ayer con una curiosa estadística: el 44% de los jugadores que disputan el play-off pasaron por la D-League durante la competencia regular. Se acerca casi a la mitad, con lo que es un dato significativo. Se está convirtiendo en algo habitual que las franquicias de la NBA dispongan de sus equipos en la D-League para reforzar la disponibilidad de su propia plantilla. El dato es un reflejo de que esta tendencia se está extendiendo. 

Hay otro dato que el mismo periódico ofrecía en su versión digital un día antes de que comenzara la fase: era el play-off con más jugadores españoles de la historia disputándolo. Ese dato se puede extrapolar: todos los equipos en disputa de los play-off tienen, al menos, un jugador internacional en sus plantillas. En los Warriors está Zaza Pachulia. En los Trail Blazers, el nigeriano Al-Farouq Aminu o Jusuf Nurkic. En los Clippers, encontramos al camerunés Luc Mbah a Moute y en los Jazz al australiano Joe Ingles, al brasileño Raul Neto o los franceses Boris Diaw y Rudy Gobert. En los Thunder juegan el turco Enes Kanter, el español Alex Abrines o el lituano Domantas Sabonis. En sus rivales, los Rockets, el suizo Clint Capela o el brasileño Nené Hilario. En los Spurs, Gregg Popovych siempre se ha caracterizado por mantener su mercado muy abierto. En esta edición, tenemos al español Pau Gasol, el argentino Manu Ginobili, el letón Davis Bertans, el francés Tony Parker o el australiano Patty Mills. Marc Gasol juega para los Grizzlies. Todo eso en el Oeste y siempre teniendo en cuenta que no he sido exhaustivo ni cuidadoso, no he mirado las plantillas al completo ni he repasado nacionalidades que se me han podido escapar (siempre tengo problemas con los canadienses), pero no era mi objetivo ofrecer porcentajes impactantes. Eso es cosa de periodistas. La tendencia sigue en el Este: en Boston, tenemos al dominicano Al Horford, el canadiense Kelly Olynyk o el sueco Jonas Jerebko. Sus rivales de los Bulls cuentan con Nikola Mirotic, el alemán Paul Zipser, el francés Joffrey Lauvergne o el brasileño Cristiano Felicio. En los Wizards juega el polaco Marcin Gortat, como titular, pero luego en el banquillo nos encontramos a gente como Bojan Bogdanovic y Tomas Satoransky. En sus rivales, los Hawks, José Manuel Calderón y el alemán Dennis Schroeder juegan de bases. También encontramos en Atlanta al turco y ex ACB Ersan Ilyasova. En los Raptors, el hispanocongoleño Serge Ibaka es uno de sus hombres más importantes, pero no el único internacional, porque también juegan ahí el lituano Jonas Valanciunas, el brasileño Lucas Nogueira, el canadiense Cory Joseph o el austríaco Jakob Poetl. La gran estrella de los Bucks es el griego Giannis Antetokounmpo, pero no es el único jugador internacional, porque tiene como compañeros al australiano Matthew Dellavedova, a Mirza Teletovic o al sudanés, que está acabando la temporada como titular en su año de rookie, Thon Maker. Finalmente, en los actuales campeones, los Cavaliers de Cleveland, nos encontramos con el canadiense Tristan Thompson o el recién fichado y aún no estrenado, Walter Tavares. Por Indiana Pacers, tenemos al francés Kevin Seraphin. Lo dicho, creo que no están todos, porque no he tirado, en líneas generales, hasta el fondo del banquillo, pero todos los mencionados son jugadores no nacidos, e incluso no formados, en los Estados Unidos. Sería fácil buscar rigurosamente quién lo es y quién no y sacar un porcentaje que, probablemente, no fuera tan espectacular como el de aquellos que han jugado en la D-League, pero, aún y así, a mí me parece que el número de jugadores internacionales disputando estos play-off es significativo. Más aún si tenemos en cuenta el peso que tienen en sus equipos. Y, sobre todo, si nos fijamos en sus posiciones: Jonas Valanciunas, Marc Gasol, Clint Capela, Thon Maker, Marcin Gortat, Zaza Pachulia y Rudy Gobert, juegan de cinco y son titulares en sus equipos; mientras que Pau Gasol y Enes Kanter no lo son pero juegan casi más minutos que el titular. Parece que el puesto de pívot está en peligro de extinción en los Estados Unidos. 

Posdata: le damos el titular a Enes Kanter porque, aunque lo mencionáramos por segunda vez, es el último nombre propio que hemos escrito. Marcado por la polémica extra deportiva tras los sucesos políticos en su país de origen, el interior turco juega menos que el titular, Steven Adams, aunque yo haya dicho lo contrario en el anterior párrafo, pero su peso en el equipo de los Thunder es mucho y los resultados buenos. La fotografía, tomada del google images, parece provenir de la web Thunder Nation. 

martes, 11 de abril de 2017

Tony Adams



El Granada ocupa la 19º posición de los 20 equipos que disputan la llamada Liga Santander en España. A falta de siete partidos, en los 31 que ha disputado ha conseguido 20 puntos: 4 partidos ganados, 8 partidos empatados y 19 partidos perdidos. Tiene la salvación a 7 puntos y quedan por disputarse 21. Aún tiene posibilidades, pero empieza a verse difícil. Tanto que la última derrota, en casa ante el Valencia, ha supuesto la destitución del entrenador Lucas Alcaraz, natural de la ciudad, quien había cogido al equipo tras la destitución de Paco Jémez y el fugaz paso como interino de Lluís Planagumà. En lugar de Alcaraz, para quien ésta era su tercera época en el banquillo nazarí, entra Tony Adams, un nombramiento que, para aquellos ajenos a la actualidad del equipo andaluz, ha podido resultar sorprendente y hasta exótico. 

Y es que si se reconoce el nombre de Tony Adams es porque va unido a la historia del Arsenal, equipo en el que disputó toda su carrera deportiva como jugador, convirtiéndose en el capitán del equipo desde muy joven, y formando, junto a Lee Dixon, Nigel Winterburn y Martin Keown una defensa histórica que muchos aún recuerdan y que recibió el sobrenombre de "The Famous Back Four". Pero es que la carrera como entrenador del británico ha sido más extravagante que su monolítica carrera como jugador. Desde que empezó en su país (Wycombe Wanderers) ha sido ayudante en Holanda (Feyenoord y Utrecht) y en su propio país (Portsmouth) para terminar como primer entrenador en Azerbaiyán (FK Qäbälä) y ahora al Granada donde llegó para ejercer otras labores, y, por eso, quizás no sea tan sorprendente que le veamos ahora en el banquillo como entrenador. En realidad, él siempre ha dicho que aspira a un puesto más cercano a la oficina, gestionando la parcela deportiva de un club, y eso es lo que hacía en Granada, a donde llegó de la mano de Jiang Lizhang, de Link International Sports Limited, la sociedad china que compró el Granada por 37 millones de euros en Mayo del año pasado. 

El Granada es un club con 86 años de historia que juega en Primera división desde la temporada 2011-2012, categoría a la que regresaba después de 35 años entre Segunda y Segunda B. Tuvo sus mejores años a principios de los años 1970, llegando a clasificarse sexto en la máxima categoría en un par de ocasiones. 

Pero lo que más sorprende de este actual Granada que lucha por sobrevivir en Primera división es el carácter internacional del club. Sin ir más lejos, esta temporada, en una de sus cuatro victorias, el 4-1 ante el Betis en Febrero, el Granada saltó al campo con once jugadores de once nacionalidades distintas: México, Francia, Camerún, Islandia, Uruguay, España, Nigeria, Brasil, Marruecos, Ghana y Colombia. Aquel día no salieron titulares, pero el equipo también tiene jugadores de Portugal, Grecia, Eslovenia, Costa de Marfil, Malí, Argentina, Israel y Ucrania. Francia y España son las nacionalidades más representadas, pero, en total, son 19 nacionalidades distintas. Todo una Organización de Naciones Unidas a la sombra de la Alhambra. Y aún tienen al chileno Christian Bravo y al venezolano Darwin Machís cedidos en Universidad Católica y Leganés, respectivamente. De hecho, si no me confundo, Machís le marcó gol al equipo por el que está cedido esta misma temporada. 

Esta temporada incorporaron más de 20 jugadores, de los cuales muchos ya no están en el club, y traspasaron más de 30, si contamos a algunos de esos veintipico nuevos, ya que algunos se fueron en el mercado de invierno. En todo ese movimiento, se volvían a repetir las banderas multicolores: España, Brasil, Portugal, Francia, Uruguay... Lástima que se fueran jugadores como Cristiano Biraghi, Ritchie Kitoko o Ivan Kelava, ya que Italia, República Democrática del Congo y Croacia son nacionalidades con las que no podrá contar ahora Tony Adams. Pero la mezcla de culturas en el banquillo del Granada ya tiene que ser impresionante sin ellos: dueño chino, parcela deportiva llevada por una empresa externa, DDMC, dueña del presidente, cuya cabeza visible era un británico Tony Adams, que ahora es el primer entrenador, y diecinueve nacionalidades distintas para una afición, la que se reúne en Los Cármenes, que aún sigue soñando con ver a su equipo una año más en primera división y seguir aprendiendo banderas para reconocer la procedencia de sus jugadores. 

La internacionalización de los clubes es un hecho. En los despachos, en los banquillos y en los vestuarios, hasta en los vetustos graderíos y en el mercado de ropa deportiva. No es algo malo ni algo bueno, es, simplemente, algo que ocurre. Deberíamos proceder a un análisis más concienzudo, formal y estructurado, multidisciplinar y profuso, para entender por qué se da esta situación y qué le ha traído de bueno y de malo a las Ligas con mayor competitividad y repercusión. Desde lo superficial, que es hasta donde hemos llegado nosotros, no deja de llamar la atención que en Granada, por otra parte, una ciudad de mezcla de culturas a lo largo de su historia, se dé el mismo fenómeno en su equipo profesional. Ya veremos cómo le va a Tony Adams en esta nueva aventura. Lo que sí parece claro es que deberían pasar muchos años para que le vaya tan bien que también en Los Cármenes, igual que pasa ahora en el Emirates, como se puede ver en la imagen, una estatua suya reciba a los visitantes. 

Damien Wilkins



Estas una de esas entradas en las que siempre abarco mucho y acabo acumulando errores. Pero, bueno, yo creo que nos puede dar una visión global de las ligas locales. Veamos, el objetivo es recordar una vez más que hay baloncesto más allá de Europa y por debajo de la frontera de Río Grande. En esta ocasión, debido a que repasé un poco la situación del baloncesto en Argentina para escribir mi anterior entrada sobre la jubilación de Andrés Nocioni, aproveché para mirar un poco qué ocurría en otras ligas lationamericanas. En concreto, además de la Liga A argentina, la LPB venezolana, la NBB brasileña, la LBNP mexicana, la LUB uruguaya y la BSN portorriqueña. Por supuesto, mi visión es subjetiva, parcial y pobre, ya que lo único que hago, desde mi perspectiva europea y ombliguista, es echarle un vistazo a qué jugadores con pasado en ACB o en alguna otra liga europea o norteamericana potente, siguen alargando sus carreras deportivas en estas ligas latinoamericanas. No voy a hablar mucho de resultados, aunque, por ejemplo, la Liga mexicana ya se haya cerrado, y probablemente me deje en el tintero mencionar a los jugadores o entrenadores que realmente merecen elogios y repercusión. Incluso, puede que cometa errores porque no he revisado tantas fuentes y sucede que, a veces, hay cambios en el mercado que no se han recogido donde yo miro y yo me los trago. 
Aún y con todas estas contradicciones, digamos que creo que esto puede servir de algo, aunque solo sea para alimentar nuestra curiosidad.  

La LPB venezolana lleva varios años convertida en una de las competiciones más disputadas y exigentes del continente sudamericano. Además, son varios los jugadores que se incorporan en momentos tardíos de la temporada y que aprovechan parones o resultados en otras ligas para firmar otro contrato aquí. En Venezuela, nos encontramos a viejos conocidos de la ACB como Kristoffer Lang (ex Unicaja, entre otros muchos equipos europeos), quien aún juega en Bucaneros a sus 37 años y tiene como compañeros a Devoe Joseph (ex Joventut, entre otros muchos equipos europeos), canadiense de 26 años o al norteamericano Jordan Hamilton, con pasado en la NBA, Ucrania o Turquía. Curro Segura (en ACB: Menorca, CAI Zaragoza, Obradoiro y Granada) es entrenador en Gigantes de Guayana y en Marinos de Anzoátegui nos encontramos a otro jugador con pasado en España, Óscar Torres, quien tiene ya 40 años y en España jugó en Adecco Oro con el Tarragona, pero antes había jugado en la NBA (segundo jugador venezolano tras Carl Herrera), en Italia, con el CSKA de Moscú y el Khimki... Tres menos, 37, tiene Héctor Romero, compañero de Torres en Marinos, tras pasar, entre otros equipos por el Murcia, el Haifa-Ramat Hasharon de Israel, el Olympia Larissa de Grecia, o los italianos de Scafati, Siena o Udine. Trotamundos de Carabobo es un equipo potente de esta liga que entrena Rubén Magnano, seleccionador en Argentina (Oro Olímpico en Atenas 2004) y Brasil (Oro en los Juegos Panamericanos de 2015) y donde encontramos a jugadores como los norteamericanos Josh Powell (34 años) o Ricardo Powell (33 años). El primero ganó la NBA con los Lakers y ha jugado además en Rusia, China, Australia, Grecia, Suiza, Italia o Argentina. El segundo tiene pasado en Corea, China, Irán, Israel, Alemania... Además, a las órdenes de Magnano también está el palestino de 29 años Sani Sakakini, con pasado en China y Líbano, y un jugador muy importante en el equipo. En Guaros de Lara, probablemente el equipo más fuerte de la competición y uno de los más competitivos del continente, juegan talentos locales como Heissler Guillent (una de las estrellas del baloncesto venezolano), Gregory Echenique, ex de Creighton y con pasado profesional en Alemania y Bélgica, o el veterano José Vargas, de 35 años, con pasado en multitud de equipos mexicanos, argentinos y venezolanos, y hermano de Gregory Vargas, quien sí dio el salto a Europa, Nancy y Maccabi Haifa. Acaban de incorporar para el tramo final de la temporada a dos norteamericanos de relumbrón: Nate Robinson, un ex NBA del que ya hemos hablado aquí, claro, y Andy Panko, quien llega desde México tras, a sus 39 años, triunfar en el Fuerza Regia, y poco más podemos añadir de la carrera del de Harrisburg (lo haremos cuando se retire, prometido queda). En Gaiteros de Zulia juega otro veterano norteamericano con interesante pasado, Al Thornton, de 33 años, con experiencia en Clippers (donde rindió muy bien), Wizards o Warriors.


En la Liga A de Argentina es fácil encontrarse con nombres que pueden resultarle familiares a un aficionado de la Liga ACB porque se da bastante la situación en la que jugadores profesionales argentinos regresan a su país después de dilatadas carreras en Europa. Por ejemplo, en San Martín, nos encontramos a Leo Mainoldi (ex Valencia, ex Fuenlabrada y ex Baskonia), a Federico Aguerre (ex jugador del Joventut, aunque lo hizo cedido en el CB Prat) o a Matías Lescano (varios años en Zaragoza aunque casi todos en LEB). No son los únicos y, además, hay otros jugadores importantes con currículos fuera de España. En Estudiantes, por ejemplo, nos encontramos a Hervé Touré, quien pasó brevemente por el Valladolid, pero ha jugado también en otros equipos europeos de Francia, Italia y Bélgica, o a Dar Tucker, un norteamericano de la Universidad de DePaul, que ha jugado en Francia, Bahréin o la D-League, además de defender los colores de la selección de Jordania, si no me equivoco. En el Regatas juega Chevon Troutman, ex jugador, entre otros, del Bayern Munich o el ASVEL Villerbaune, donde tiene como compañeros a Paolo Quinteros, ex jugador de CB León y CAI Zaragoza, y a Donald Sims, quien también ha jugado en Europa, en equipos como el Dnipro de Ucrania o el Ventspils de Letonia. Pablo Bertone, quien jugó en la NCAA con Florida Atlantic y en España en LEB con el Palma Air Europa, coincide en el Instituto Atlético Central de Córdoba con tres auténticos veteranos que, a muchos, les traerán recuerdos: Sam Clancy, ex jugador de Menorca Basquet y Valladolid además de del Unics Kazan, Le Mans, Hapoel Jerusalem y de varios otros equipos en Argentina, Puerto Rico, Rusia, Corea, Israel, Venezuela y los Estados Unidos, que tiene ya 36 años; Diego Ciorciari, de 37 años, con currículo, y solo en España, en ciudades como Zaragoza, Bilbao, Calpe, Lugo, Melilla y Menorca; o, el más veterano de todos, un incombustible Darren Phillip, 39 años, ex jugador en España del Unicaja, el Girona, el Cajasol, el CAI Zaragoza y el Autocid Ford Burgos, quien lleva ya varios años haciendo las Américas en ligas como ésta o en otros países como Chile o Puerto Rico. En el Club Ciclista Olímpico, juegan juntos Federico Van Lacke (Cantabria, Murcia, Los Barrios, Ciudad de Huelva, Granada, Valladolid o Joventut solo en España), Adrián Boccia (Valencia, Los Barrios, Ulla Oil Rosalía, Inca, Hospitalet, Cantabria, Burgos y Tenerife) o Maximiliano Stanic (Obradoiro y Valladolid en España). Todos son compañeros de Justin Williams, un norteamericano con pasado en la NBA, la NBDL, Filipinas y Vietnam. Robert Battle, un veterano norteamericano de 35 años con pasaporte español, juega para el Quimsa. Antes lo hizo en Palma Aqua Mágica y Valladolid en España, además de México, Turquía o Venezuela. En Libertad Sunchales, además de José Vildoza, quien, a sus 21 años, es un buen producto de futuro del baloncesto argentino o Juan Brussino, hermano de Nicolás Brussino, actualmente en la NBA, nos encontramos a dos viejos conocidos como Alejandro Alloatti, un talento argentino que llegó a Valladolid en los 90 cuando aún no había cumplido los 20 años, y sumó cesiones en Zamora, Plasencia y Huelva antes de volver a su país, y un viejo conocido de la afición del Real Madrid, el estadounidense con pasaporte macedonio Jeremiah Massey, quien, a sus 34 años, alarga su carrera en Argentina después de pasar por, además del Real Madrid, equipos como Aris de Salónica, Lokomotiv Kuban o Brose Baskets. En La Unión juega Diego García, ex jugador de Autocid Ford Burgos y CB Valladolid en España. En Atenas, lo hace Bruno Lábaque, ex jugador del Tenerife además de pasar por Rimini y Riete en Italia, y dos grandes veteranos que frisan los 40 años. Uno que recordarán la mayoría, Pete Mickeal, 39 años, entre muchísimos otros, ex jugador de Barcelona y Baskonia, y Diego Lo Grippo, también de 39 años, quien, en España, jugó varias temporadas en Torrelavega y Burgos. Por cierto, en Atenas juega también Juan Cruz Oberto, quien, a sus 20 años es una de las promesas de futuro del baloncesto argentino, y juega en el equipo donde triunfó antes de dar el salto Fabricio Oberto, un primo lejano que también creció en Las Varillas. Más, en Atlético Echague nos encontramos a Matías Nocedal, quien pasó por la cantera y el primer equipo del Baskonia pero pasó más tiempo de meritorio en la LEB (Bruesa, Mérida, Vic y Ourense) o Axel Weigand, con pasado, en dos épocas distintas, en el Lucentum Alicante. Por cierto, con ellos juega Derrick Caracter, quien llegó a los Lakers tras una carrera universitaria donde tuvo problemas con el peso y nunca dio del todo lo que se esperaba de él, para pasar luego a jugar en Puerto Rico, Israel, Lituania, Brasil, Grecia, Eslovaquia... En San Lorenzo de Almagro, juegan Salem Safar y Gabriel Deck, uno tiene 30 años y el otro 22, pero ambos parecen reclamar un hueco en la regeneración de la selección argentina. Junto a ellos, su compatriota Marcos Mata volvió a Argentina tras pasar por Brasil y por Sevilla en España. También juega aquí Guillermo Díaz, veterano portorriqueño con pasaporte georgiano quien, además de jugar para Los Angeles Clippers en la NBA, también vistió la camiseta del Nymburk, el Olimpiada Patras, Juvecaserta, Biella, Pésaro o el Armia de Tbilisi. En Ferrocarril Oeste, juega el español de 34 años, Álvaro Calvo, quien haría feliz a un viajero incasable porque desde que salió de su país, no se cansa de vivir nuevas experiencias. Ya ha jugado en países tan dispares como Kosovo, República Dominicana, Suiza, Brasil o Venezuela. Weber Bahía es una de las grandes sorpresas del baloncesto en sudamérica. De la mano de Sebastián Ginobili, hermano de Emanuel Ginobili, y de otro histórico del baloncesto argentino, Alejandro Montecchia, el equipo de Bahía Blanca, un proyecto persona de Juan Ignacio "Pepe" Sánchez ha llegado muy alto en varias competiciones y reúne a muchos de los jugadores que aspiran a repetir los éxitos pasados de la selección, gente como Juan Pablo Vaulet, 21 años, Máximo Fjellerup, 19 años, Facundo Corvalán, 18 años o Lucas Redivo, 23 años. También está jugando ahí el brasileño ex canterano del Baskonia y con pasado también en Navarra y Huesca, Daniel Bordignon. La juventud de estos jugadores la compensan otros como Anthony Laveal Johnson, norteamericano que ya conoce las ligas de Uruguay, Puerto Rico o Venezuela en el continente u otro viejo conocido de la ACB, Hernán Jasén, quien, a sus 39 años, aún sigue jugando al baloncesto en su país. En el GECR Indalo, nos encontramos a Nicolás de los Santos, ex jugador de Granada y Motril en EBA o a Eloy Vargas, 28 años, pivot dominicano que ganó la NCAA a manos de John Calipari con Kentucky y pasó por Clavijo y Fuenlabrada. Percy Gibson, quien jugó en Burgos en la LEB, creo, Chaz Crawford, con pasado en Turquía, Ecuador, Tailandia o Suecia, y Novar Gadson, quien jugó en Lituania o Hungría, coinciden ahora en el Atlético Argentino. En el Obras Basket, aún juegan dos veteranos como Walter Herrmann, 37 años, ex jugador de Unicaja, Fuenlabrada, Baskonia, Flamengo o Pistons, Bobcats y Raptors en la NBA y Martín Leiva,  ex jugador de León y Burgos en LEB, quien tiene 36 años. En el mismo equipo encontramos a Andre Barrett, 35 años, ex jugador del Barcelona o el Chorale Roanne francés además de un buen puñado de equipos en NBDL y NBA o al finlandés Samuel Haanpaa, quien, en España, jugó en La Coruña y Palencia. En Quilmes, están Lucas Vildoza, 21 años, uno de los grandes talentos de la nueva hornada de jugadores argentinos y el veteranísismo Ariel Eslava, 38 años, quien, en España, jugó en Real Madrid, Melilla, Cáceres, Fuenlabrada, La Palma, Cantabria y Baskonia. Hace unas entradas ya hablamos del Peñarol de Marcelo Richotti, donde, además de al veteranísimo argentino Leo Gutiérrez, tenemos al norteamericano Steffphon Pettigrew, también ex jugador del Chorale Roanne francés. En el Hispano Americano, encontramos a dos americanos como Larry O'Bannon, de 33 años, ex jugador del Estrella Roja, del Antibes, del Udine, del Napoli, del Lukoil, de media docena de equipos en Israel... y Kyle Austin, quien ha jugado en Portugal, Turquía, Bélgica, Francia... También en una anterior entrada, y ya para terminar, mencionamos que en Boca Juniors encontramos al griego Fotis Lampropoulos (Gran Canaria, Tarragona, L'Hospitalet, Tenerife y CB Canarias), así como a los veteranos argentinos Nicolás Gianella (León, Plasencia, Lleida y Granada, además de jugar en Italia y Brasil) y Carlos Delfino (Reggio Calabria, Bolonia, Khimki y en la NBA, Pistons, Raptors, Bucks y Rockets).

En la NBB de Brasil aún encontramos a veteranos jugadores dando el callo como Marcelo Machado, 42 años, y Hakeem Rollins, 33, en el Flamengo. Este último, con una larga carrera en Argentina. El primero con pasado en Europa, donde jugó en Rimini, Cantabria Lobos y Zalgiris Kaunas. Junto a ellos, uno de los norteamericanos más importantes de la liga, Shamel Stallworth, quien ya jugó en el Zadar en Europa. Caio Torres, ex jugador del Guadalajara, el Estudiantes, el Melilla y el Vive Menorca, juega ahora en el Mogi de su país. Otro veterano, Guilherme Giovannoni, 36 años, con pasaporte italiano y brasileño y currículo jugando en equipos como Fuenlabrada, Gijón, Benetton de Treviso o Virtus Bologna, sigue rindiendo en el Brasilia. Igual que, a sus 37 años, lo hace Alex García en el Bauru. El de Sao Paulo solo ha jugado fuera de su país en equipos con pedigrí, como el Maccabi de Tel Aviv en Israel y San Antonio Spurs y New Orleans Hornets en la NBA. En el Vasco de Gama, además de jugar el veterano pero en forma brasileño Murilo Becker, 33 años, también cuentan con otro veterano de peso y con experiencia, David Jackson, quien, a sus 34 años, ya ha pasado por varios equipos en Uruguay, Argentina y Puerto Rico. También encontramos a jugadores con pasado en Europa jugando en el Basquete Cearense. En concreto, a Marcus Vinicius Toledo, con mucha experiencia en diferentes categorías del baloncesto español, Lleida, L'Hospitalet, Valls, Tarragona, Manresa y Atapuerca, y a Luis Felipe Gruber, quien jugó en Lucentum Alicante, Pamesa Castellón, Llíria, Cáceres, Burgos y La Palma. Kendall Anthony de Macae es el máximo anotador de la Liga.


En México, ya hay campeón de la LNBP. La final fue un duelo de entrenadores españoles, ya que se enfrentaban el Fuerza Regia que entrena Paco Olmos y el Soles de Mexicali que entrena Alejandro Martínez. Ganó el primero y a ambos les han ocurrido cosas muy dispares para con su futuro. Mientras Paco Olmos ha renovado para las próximas tres temporadas, el catalán asentado en las Islas Canarias ha firmado con el Baloncesto Sevilla y vuelve a la ACB para suplir a Zan Tabak.
El Fuerza Regia de Paco Olmos contaba con gente como Andy Panko (Atlanta Hawks, Napoli, Girona, Sevilla, Bilbao, PAOK, Gipuzkoa Basket, Panathinaikos, Unicaja, Fuenlabrada, Nancy entre otros) y Jeleel Akindele (Pau-Orthez, Scavolini, Rouen, Siena, Spartak Vladivostok, Juvecaserta, Buducnost, Gran Canaria, Fuenlabrada o Belediyespor entre muchos otros). Ambos han sido, respectivamente, máximo anotador y máximo reboteador. Y conseguido el objetivo, como ya vimos en el caso de Panko, se han buscado otros destinos. Junto a ellos también jugaron un papel importante Juan Anderson, ex de Marquette, y el también mexicano Héctor Hernández, ex jugador de Fresno State en la NCAA o de Maccabi Haifa como profesional. Por Soles, entrenado por el español Martínez, como decíamos, destacaron jugadores como Justin Keenan y Alexander Pérez-Kaufmann. Keenan, salido de Ferris State en la universidad, ha hecho su carrera completa en el continente sudamericano, aunque hace unos años sonó para Obradoiro y Estudiantes durante el verano. Ha jugado en la Liga A, la BSN, la LPB y la LNBP. Por su parte, Alex Pérez es un base que hace poco tuvo su primera experiencia fuera, jugando para el Maccabi Haifa donde ya habían jugado antes varios mexicanos, empezando por Paul Stoll y seguido por el ya mencionado Héctor Hernández. Por cierto, en México, ahora, se disputa otra competición, la CIBACOPA, y en el equipo de Obregón nos encontramos a Glen Rice Jr, hijo del histórico Glen Rice, ex jugador de Georgia Tech, elegido en el puesto 35 de la 2º ronda del draft de 2013 y ex jugador de Washington Wizards, además de de un buen número de equipos de la NBDL.

En la LUB uruguaya también nos encontramos con algunos jugadores que nos resultan familiares a los aficionados al baloncesto europeo y americano. Por un lado, en Aguada, tenemos a Gustavo "Panchi" Barrera, durante años una de las promesas de la cantera del Joventut. Después de pasar por Pamesa Castellón, Ciudad de Huelva o Leche Río Breogán, volvió a su país. Regresó a España para jugar en Unicaja de Málaga y Granada, pero ya está de vuelta en su país. En Olimpia, nos encontramos a un clásico norteamericano en el baloncesto latinoamericano, Robert Hornsby, quien también ha jugado en Argentina y México, por ejemplo. En Bigua, está Ricardo Glenn, con pasado en Hungría, Holanda y Ucrania; y en Melvin, otro clásico del baloncesto uruguayo, Nicolás Mazzarino, quien, además de en su país, ha jugado en Boca Juniors, Reggio Calabria y, sobre todo, unos cuantos años en Cantú. Por último, en Defensor, nos encontramos a varios jugadores conocidos, como el norteamericano Arnett Moultrie, con pasado en Turquía, China o los Philadelphia Sixers, quien realizó una gran temporada en su último año de NCAA con Mississippi State. Compañeros de Moultrie son jugadores como el uruguayo Martín Osimani, con un currículo que le lleva desde las  Universidades de Utah, Miami Dade y Duquesne hasta prácticamente todas las ligas potentes de Latinoamérica; el portorriqueño Javier Mojica, quien ha jugado en Polonia y Bélgica en Europa; o el alemán Kiril Wachsmann, quien también tiene la nacionalidad norteamericana y española, después de jugar en la NCAA, en LEB Oro y en LEB Plata. 

Por último, le echamos un vistazo a la BSN portorriqueña para encontrarnos a jugadores que aprovechan que terminó el baloncesto de élite en México para seguir compitiendo y cobrando aquí. Por ejemplo, Jaleel Akindele, tras triunfar en Fuerza Regia, firmó por Bayamón. Su compañero Héctor Hernández ha hecho el mismo camino, de Fuerza Regia a Bayamón. Y, en los subcampeones, Justin Keenan aprovechó el final de temporada para dejar Soles y pasar a San Germán. Pero, en la liga portorriqueña, nos encontramos a otros jugadores con bagaje como Omar Samhan y Emmanuel Andújar en Santeros de Aguada. Tras una buena carrera con St. Mary's en la NCAA, el jugador de origen egipcio, firmó con Zalgiris Kaunas para luego pasar por varios equipos y países, entre ellos, por ejemplo, el Ratiopharm Ulm alemán. Por su parte, Andújar, nacido en New York pero con pasaporte dominicano, ha jugado en Lleida y Palencia en España. En Capitanes de Arecibo, destaca David Huertas, un nacional de 29 años con pasado en Francia, Grecia e Israel. En Ponce aún juega Hakim Warrick. Este ala-pívot de 34 años coincidió con Pau Gasol en los Memphis Grizzlies, e incluso destacó en su segundo año como profesional, pero pronto empezó un paseo por distintos equipos de la NBA (Bucks, Bulls, Suns, Hornets, Bobcats...) hasta que empezó a viajar (China, Turquía, Australia, Grecia y ahora Puerto Rico). En Fajardo, nos encontramos a dos jugadores muy conocidos. Por un lado, al local Carlos Arroyo, nacido en la ciudad, quien el año pasado cerró, al parecer, su carrera en la élite jugando una temporada en el FC Barcelona a sus 36 años. Antes, su palmarés era de lujo: NBA (Raptors, Nuggets, Jazz, Pistons, Magic, Heat y Celtics) y Europa (Baskonia, Maccabi Tel Aviv, Besiktas y Galatasaray). Por otro lado, nos encontramos a Shawn James, interior de 33 años, quien tan buen sabor de boca dejó en Bilbao en la ACB antes de marcharse para firmar por el todopoderoso Olympiakos. Maccabi Tel Aviv, Milán o Buducnost han sido otros equipos por los que ha pasado antes de acabar en Puerto Rico como compañero de Carlos Arroyo. En el Quebradillas, nos encontramos a Donta Smith, un jugador nacido en Kentucky pero con pasaporte de Venezuela tras los muchos años de baloncesto que ha dejado allí. También ha jugado en Israel, México o Bulgaria, además de en la NBA con Atlanta Hawks. Junto a Smith, está Michael Rosario, uno de los jugadores más en forma de la competición. Mike Rosario, con pasado NCAA en Rutgers y Florida, ha jugado también en Polonia y México. Pero quizás el jugador más conocido de la plantilla sea Gerald Fitch, 34 años, formado en Kentucky, con pasado NBA en los Heat solo, pero mucha experiencia internacional (Cibona Zagreb, Khimki, Galatasaray, Cantú, Fuenlabrada, Unicaja, Strasbourg...). Por último, en Guayama juega Elías "Larry" Ayuso, quien, además de jugar en media docena de equipos de su país, también lo ha hecho Montegranaro, Zalgiris Kaunas, Ionikos, Besiktas, KK Split, Cibona Zagreb y la NBDL. Además, acaban de fichar a Damien Wilkins, sobrino de Dominique Wilkins e hijo de Gerald Wilkins, quien, al igual que su padre y su tío, también jugó en la NBA (Supersonics, Thunder, Timberwolves, Hawks, Pistons, Sixers) antes de buscar trabajo en la NBDL,  China y Latinoamérica. 

Y, bueno, me ha llevado tres días terminar de escribir esto y creo que ya he perdido demasiado tiempo. Además, seguro que está lleno de errores. En fin, le damos el titular a Damien Wilkins, aunque no hayamos dicho gran cosa de él porque ha sido el último que hemos mencionado y, la fotografía, buscada en google images, pero, aparentemente, de la web de Gigantes del Basket, nos enseña a Andy Panko jugando con la camiseta de Fuerza Regia en México. 

domingo, 9 de abril de 2017

Greg Van Avermaet



Creo que, y esta es una opinión muy personal, los dos grandes nombres de este comienzo de temporada están siendo Greg Van Avermaet y Alejandro Valverde. Los dos son corredores veteranos, el belga cumplirá 32 el mes que viene, y el de Murcia llega ya a los 36 años, aunque también cumple años pronto, a finales de mes. Los dos habían hecho una buena temporada si miramos hacia atrás y pensamos en lo que ocurrió el año pasado. 

Van Avermaet ganó la Tirreno-Adriático, el Gran Premio de Montreal, la Omloop Het Nieuwsblad y una etapa en el Tour de Francia (además de vestir el maillot de líder un par de días) para coronarlo todo con un Oro Olímpico que le dio brillantez a una carrera de muchos puestos meritorios pero menos victorias. Porque hablamos de alguien que se dedica a luchar por las clásicas y eso siempre significa competir con tantos y tan buenos rivales que, al final, son muchas las veces que te da rabia quedarte cerca. En el caso de Van Avermaert, desde que debutó en 2007: 5º en la Milán-San Remo, dos veces 2º, 3º, 4º, 7º y 8º en el Tour de Flandes, 3º y 4º en la París-Roubaix, 7º en la Lieja-Bastogne-Lieja, 5º en la Amstel Gold Race, dos veces 2º en la Strade Bianche, 3º en Harelbeke, 3º en la Gante-Wevelgem, dos veces 2º y 3º en Québec, 5º en una Klasika de la que ya hablamos aquí por lo que ocurrió... y más y más. Ser clasicómano, a veces, es cosechar puestos y puestos y contar las victorias con los dedos de una mano. 

Alejandro Valverde, por el contrario, es un corredor completo que disputa las clásicas, las vueltas de una semana, las de tres y hasta el campeonato del Mundo, donde ha sido cuatro veces 3º y dos veces 2º. El año pasado, el de Las Lumbreras cerró la temporada con la Vuelta a Andalucía y la Vuelta a Castilla y León en su palmarés, debutando en el Giro de Italia donde hizo pódium en su estreno y se llevó una etapa y repitiendo en el primer puesto de la Flecha Valona, una clásica que parece conocerse de memoria. A cualquier otro corredor este botín le hubiera hecho muy feliz, pero nunca se sabe si le parecerá suficiente al español porque, en líneas generales, todas sus temporadas tienen por costumbre relucir con muchas y buenas victorias. 

Los dos han confirmado esta semana que su comienzo de temporada anuncia un año de excelencia. El de Lokeren, en los apenas cuatro o cinco meses que llevamos de temporada, no solo ya ha estrenado su palmarés, si no que ha conseguido, hoy mismo, algo que le habrá hecho muy feliz: su primer monumento. Después de 11 puestos entre los diez primeros, su victoria de hoy en la París-Roubaix ya reluce en lo más alto de su palmarés. A buen seguro, es algo que llevaba buscando hace tiempo. Es su primer monumento, pero su cuarta clásica del año. En este 2017, Van Avermaet ya ha sido primero en el Gran Premio E3 Harelbeke, la Omloop Het Nieuwsblad y la Gante-Wevelgem convirtiéndole en el clasicómano del momento, un reconocimiento que este belga merece desde hace tiempo, aunque solo sea por intentarlo más que por conseguirlo. Aunque debutó un poco antes, empezó su carrera como un futuro proyecto de hombre rápido en la estructura de Marc Sergeant (por entonces, Predictor-Lotto, si no me confundo), pero, poco a poco, fue enfocando su punta de velocidad hacia los grupos pequeños, las etapas exigentes, las clásicas. Es un largo proceso que le está empezando a dar frutos. 

Por su parte, Alejandro Valverde también ha conseguido añadir a su extenso palmarés una reputada prueba que siempre se le resistía: la Itzulia o Vuelta al País Vasco. Ya fue segundo en 2006, el año en el que José Ángel Gómez Marchante sorprendió a todos, pero, por fin, en 2017, ha conseguido dominar en todos los terrenos (ganó en alto, Arrate, y resolvió contra el reloj) y llevarse la txapela para casa. Él y Primoz Roglic han sido los nombres propios de una edición de la Itzulia que ha sido, cuando menos, rara: mucho final urbano, menos montaña de la habitual y muchos hombres rápidos y rodadores disfrutando. Es su cuarta vuelta del año. Además de en País Vasco, este año ya ha ganado la Volta a Catalunya, la Vuelta a Andalucía y la Vuelta a Murcia (aunque esta última se ha visto reducida a un día). Lleva 9 victorias y acabamos de empezar. A lo largo de sus quince años como profesional, las vueltas de una semana, han sido uno de sus fuertes. Era la primera vez que ganaba en Euskadi, pero, por ejemplo, en Catalunya ya había ganado antes y en Andalucía esta es su quinta victoria en la general final. Murcia es un caso especial, pero, esta es su quinta victoria en casa también. Además de todas esas también se ha llevado las Vueltas a Burgos (dos ocasiones), Valencia (dos ocasiones),  Castilla y León o Dauphinè Liberè en Francia, también un par de veces. 

No vamos a decir nada de los resultados de Alejandro Valverde en clásicas o pruebas de un día, porque, para esa categoría, nuestro protagonista hoy es Greg Van Avermaet (los dos lo eran, claro), pero terminaré con una reflexión que tampoco es muy sofisticada y probablemente sea innecesaria. Alguien me comentaba, después de sacar a colación, por cambiar de tema, que Valverde se había llevado la Itzulia, que el murciano siempre ganaba estas carreras pero luego decepcionaba en las grandes. Bueno. Veamos, "estas carreras" y "las grandes", para aquellos que ven el polvo levantarse en el adoquín o que se acercan a la cuneta en El Vivero o dónde sea, son categorías inútiles que no se utilizan. Todo es grande, "estas carreras" y las otras. Además, que Valverde decepciona en las vueltas de tres semanas es una afirmación que, como todas aquellas que buscan ser impactantes y generales, podrían ser puntualizadas. Veamos los datos: Valverde ha disputado 20 ediciones de cualquiera de las tres grandes Vueltas (un Giro, nueve Tours y diez Vueltas a España) y solo en tres ocasiones no consiguió terminar. De las 17 ediciones que ha acabado, en 15 ha acabado entre los diez primeros. Fue 20º en el Tour de 2012 y 12º en la última Vuelta a España (ese año, no hay que olvidar corrió las tres grandes vueltas). Es cierto, solo ha ganado una, la Vuelta a España de 2009, pero ha sido pódium en siete ocasiones: 3º en el Giro 2016, 3º en el Tour 2015, 2º en la Vuelta 2006 y en la de 2012 y 3º en la Vuelta 2003, 2013 y 2014. Para alguien que ha ganado 3 Lieja-Bastón-Lieja, 4 Flecha Valonas y 2 Klasikas, ha ganado varias medallas en el Campeonato del Mundo, etapas en Tour, Giro y Vuelta y en multitud de otras pruebas, vamos, para alguien que se supone que es un rodador, hombre rápido y que se defiende en los demás terrenos y especialidades, tener esos resultados en pruebas de la exigencia de aquellas que se disputan a 20 etapas o más, la verdad, no creo que se pueda calificar de decepcionante. 

Lo que está claro es que, aunque aún quede lo mejor por venir, parece que ya no podremos usar ese adjetivo negativo para calificar la temporada 2017 de estos dos veteranos corredores. Ambos han conseguido ya dos hitos que se resistían en sus palmarés. Y, de paso, los aficionados al mundo del ciclismo profesional, lo vamos disfrutando, desde el borde del asfalto o desde el televisor. Y aún nos queda más por venir, seguro. 

Por cierto, siendo dos, Van Avermaet se lleva el titular porque, si no me confundo, a él nunca le he utilizado y con Alejandro Valverde ya lo hice en 2009. ¿2009? Buff, parece mentira que lleve haciendo esto tanto tiempo. 

sábado, 8 de abril de 2017

Andrés Nocioni



La retirada de Andrés “El Chapu” Nocioni también es noticia vieja. Todos nos enteramos porque la prensa se hizo eco, claro. No es el argentino un jugador cualquiera. Dejó huella en Vitoria, la ha dejado ahora en Madrid y no fue gratuito su paso por Chicago. Resumir su carrera deportiva en unas líneas es complicado. En gran medida, los aficionados al baloncesto en general le recordaremos por su entrega, su brío y, cómo no, su talento para este deporte. Como él decía con humor en su carta de despedida, los que no le van a echar de menos son los árbitros. La verdad es que la imagen más típica sobre una cancha del argentino bien podría ser su cara desencajada gritando por algo que ha hecho bien o, justo lo contrario, por algo que ha hecho mal. Era uno de esos jugadores a los que prefieres tener de compañero.

Para hacer algo distinto y despedirlo aquí, no vamos a hablar de su carrera de club. Vamos a ceñirnos a la selección argentina que, como él mismo explicaba en la carta, fue uno de los grandes orgullos que le cupo disfrutar durante su carrera deportiva. Nocioni se retiró de la selección en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Ha jugado como unos 120 partidos entre 1999 y 2016. Solo dos jugadores, Leo Gutiérrez y Luis Scola han jugado más partidos que él. Tanto Nocioni como Scola y Gutiérrez han formado parte de lo que podríamos llamar la época gloriosa de la selección nacional de basquetbol de Argentina. La reciente retirada de Pablo Prigioni, la suya ahora, y las ya más antiguas de jugadores como Pepe Sánchez, Fabricio Oberto y/o Rubén Wolkowyski son la prueba de que el baloncesto argentino se enfrenta al fin de una época y va a necesitar regenerar su plantel de arriba a abajo.

En la última final que ha jugado Nocioni con su selección, la que perdieron contra Venezuela en el FIBA Américas de 2015, aún jugaban, como ya hemos dicho, el propio Andrés Nocioni y también Luis Scola. Sin embargo, en aquella selección, ya se veían visos de regeneración: allí también se encontraban baloncestistas como Nicolás Laprovittola (25), Nicolás Brussino (22), Facundo Campazzo (24), Gabriel Deck (20), Marcos Delía (23), Tayavek Gallizi (22) o Patricio Garino (22). Las edades entre paréntesis corresponden a su edad cuando se disputaba aquel campeonato. En cualquier caso, ellos, y otros que ya se van cocinando en la trastienda, deberán dar un paso adelante y ocupar el hueco que han dejado, o dejarán, todos aquellos que llevaron a Argentina a lo más alto del baloncesto internacional. Brussino, Deck, Garino, Campazzo y Laprovittola también estuvieron en las últimas Olimpiadas y parecen aspirar a liderar la nueva selección.

Y es que Luis Scola es de 1980, Andrés Nocioni nació un año antes, Manu Ginobili lo hizo en 1977, Leo Gutiérrez en 1978, Fabricio Oberto en 1975, Pepe Sánchez en 1977 y Prigioni, retirado este año, nació el mismo año que lo hizo Pepe Sánchez. Rubén Wolkowyski era el más veterano, de 1973. Oberto, Sánchez y Prigioni ya están retirados. Nocioni lo estará pronto. Leo Gutiérrez, a sus 39 años, aún juega, si no me confundo, en el Peñarol de Mar de Plata, que, por cierto, creo que aún entrena Marcelo Richotti, el padre del jugador del Iberostar Tenerife. Scola y Ginobili aún aguantan en la NBA, aunque muchos apuntan a retiradas y/o regresos a Europa o su país. Con excepción de Leo Gutiérrez, que ha tenido una carrera muy casera, todos los anteriormente mencionados, protagonistas de la mejor época de la selección nacional de baloncesto, han jugado en la NBA. Además de ellos, también Walter Herrmann y Carlos Delfino (éste, por cierto, aún juega en el Atlético Boca Juniors donde tiene, como compañeros, a Fotis Lampropoulos y Nicolás Gianella) jugaron en los Estados Unidos. Recientemente Nicolás Laprovittola volvió a la ACB desde los San Antonio Spurs; y aún aguantan allí Brussino y Garino.

En los años en los que esta generación ha jugado reunida, se han ganado el calificativo de "la generación dorada". Los expertos se remontan hasta el bronce que lograron en el Mundial Sub 22 de Australia en 1997 para explicar el origen. Se habla del triple de semifinales que les derrotó como el detonante del espíritu competitivo de una generación que buscaría revancha como séniors. Allí estaban muchos de los que, después, entre otras medallas y puestos de honor, conseguirían éxitos tan relevantes como la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y en los FIBA Américas de 2001 y 2011, la Medalla de Plata en el Mundial de 2002 y el Bronce en las Olimpiadas de 2008. En todos esos éxitos estuvo presente Nocioni.

Solo él, Manu Ginobili, Luis Scola y Fabricio Oberto han disfrutado de todas esas medallas. Pepe Sánchez se perdió el bronce de 2008 y Leo Gutiérrez el FIBA Américas de 2011. Todos ellos, junto con otros que estuvieron al principio, como Alejandro Montecchia, Daniel Farabello, Lucas Victoriano, Hugo Sconocchini, Leandro Palladino, Gabriel Fernández y Rubén Wolkowyski, y otros que estuvieron al final, como Hernán Jasén, Martín Leiva, Román González, Juan Pedro Gutiérrez, Antonio Porta, Paolo Quinteros, Federico Kammerichs, Carlos Delfino, Walter Herrmann o el propio Pablo Prigioni, han formado parte de esa generación del baloncesto albiceleste que pasará a la historia como la más internacional, rutilante y ganadora de la historia de este deporte en Argentina.

Ahora, como dijimos al principio, parece que toca renovarse. La retirada de Prigioni y Nocioni, más la de Ginobili, quien también lo anunció en las Olimpiadas pasadas, deja claro que se está terminando la época histórica de la generación dorada. Scola, al contrario, lo dijo bien claro hace poco: "Yo no me retiro". Aún habrá alguien que haga de puente, pero se necesitará una nueva orilla para llegar a algún sitio después de cruzarlo. 

Nocioni deja al baloncesto un poco cojo, pero el deporte siempre encuentra substitutos y aplaca cualquier cojera. Puede que tarde tiempo, pero sucede: a todos los niveles. Tengo la impresión de que, además, volverá a estar delante de los focos cuando se vista la corbata para estar en el banquillo en otras funciones. Puedo imaginarme a Prigioni y a Nocioni intentando la carrera de entrenador profesional igual que lleva ya unos cuantos años intentándosela labrar otro compatriota, este de 1971, Marcelo Nicola. Nicola, por cierto, igual que Nocioni, llegó a Europa joven y vía Euskadi, con destino a Vitoria-Gasteiz. En el Baskonia jugaron Oberto, Herrmann, Sconocchini, Gaby Fernández, Juan Alberto Espil, Leo Mainoldi, Prigioni o Wolkowyski pero todos llegaban ya con la carrera empezada y algunos hasta bien desarrollada. Sin embargo, jugadores como Scola, Nocioni, Walter Guiñazú, Matías Sandes, Matías Nocedal, Ariel Eslava (más tarde ampliaron a Brasil: Thiago Splitter o Daniel Bordignon, por ejemplo) formaron parte de una cantera con un área de captación muy amplio que puso en marcha Alfonso Salazar cuando le encargaron fomentar un proyecto de cantera con ambición y sin fronteras en los 90. Ahora, parece que les ha dado por el baloncesto letón. Iñaki Iriarte y su equipo de trabajo (o quien se dedique a este apartado de la captación) parecen tener más interés en Europa que en Latinoamérica.

Fue precisamente en Gasteiz donde estudiábamos, al mismo tiempo, mi hermano y un servidor. Y vamos a terminar con una tradicional anécdota. Eran los años de Kenny Green, Pablo Laso, Ramón Rivas, el propio Marcelo Nicola, Velimir Perasovic, Ken Bannister antes... Muchos jugadores. El Baskonia llegaba a finales, a veces las ganaba, y la Virgen Blanca se iba acostumbrando a las multitudes para recibirles. El club iba creciendo y la ciudad con ellos. Pero fue un poco más lejos, a setenta kilómetros, cuando un fin de semana, haciendo compras en un centro comercial del extrarradio de Bilbao, miramos hacia adelante y nos encontramos con Sergi Vidal, Carlos Cazorla y Andrés Nocioni paseando por uno de los pasillos. Mi hermano dijo que él no se iba sin saludar al Chapu y salió corriendo desde lejos para darle la mano. Nosotros le vimos hacerlo desde la distancia: cómo posaba su mano derecha en el brazo del argentino y le daba la izquierda para saludarse. Y también le vimos volver con una sonrisa en la cara. Cuando llegó a nuestra altura y le preguntamos qué tal con la barbilla, solo contestó: "No me daba la mano para agarrarle la mitad del brazo". Algunos han dicho que Nocioni tenía el corazón tan grande como el diámetro de ese brazo que a mi hermano se le hizo inmenso. Al menos, en la cancha, por su nivel de compromiso y energía, no hay duda de que lo tiene del mismo tamaño. Lo demostró en sus clubes y lo demostró en su selección. Da la sensación de que a esta última le costará más suplir la retirada de su número 13 de lo que le costará al Real Madrid o ya le costó a otros clubes antes. 

viernes, 7 de abril de 2017

Zach Collins



Voy a ser brevísimo porque ya no tiene sentido que hable de esto. Me justifico rápidamente: una semana fuera de casa por trabajo y con mala conexión a internet, no ayuda a terminar lo que habías empezado. Sí, se acabó el torneo final por el título nacional de la NCAA y yo no pude redondear la cobertura que suelo hacer hablando de la final en su momento. 
A estas alturas, los pocos que seguís con interés estas entradas, ya sabéis que los Tar Heels de North Carolina son desde principios de semana el tercer equipo más laureado en la historia de la competición por detrás de UCLA y Kentucky. Y lo consiguieron al lograr su sexto título, el tercero a las órdenes de Roy Williams, y así vengaron su derrota el año pasado a manos de Villanova. 
Fue un partido difícil para el espectador, con mucha defensa, tiros libres, malos porcentajes y un triple final de Justin Jackson que puso una distancia fatal para Gonzaga que ya no pudo rivalizar para apretar en los últimos minutos. Justin Jackson (16 puntos y 4 rebotes) no fue, sin embargo, el mejor de su equipo, ya que ese honor recayó en Joel Berry II (22 puntos y 6 asistencias) quien tomó el liderazgo en la última etapa de la redención y se aseguró de, como él mismo pedía, el confeti cayera esta vez sobre ellos. Kennedy Meeks (7 puntos y 10 rebotes) fue el mejor en los rechaces y destacó el buen partido del reserva Tony Bradley (5 puntos y 7 rebotes). Por los de Mark Few, esta vez Nigel Williams-Goss se quedó en 15 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias, teniendo dificultades para atacar la defensa de los Tar Heels. Otros dos compañeros consiguieron 9 rebotes, el polaco Przemek Karnowski (9 puntos y 9 rebotes) y el francés Killian Tillie (1 punto y 9 rebotes). Desde el banquillo, además de Tillie, volvió a destacar un Zach Collins (9 puntos y 7 rebotes) que ha demostrado a lo largo de todo el campeonato que es uno de los jugadores más capacitados de este equipo.
Ambos equipos cogieron más de 40 rebotes. Ambos equipos estuvieron fatal en el tiro: Gonzaga, 20 de 59 en tiros de campo (8 de 19 en triples) y North Carolina 26 de 73 canastas (4 de 27 en triples). 
Frank Mason III, por cierto, fue nombrado mejor jugador de las finales. 
Y, lo dicho, lo dejo aquí, porque, si esto os interesó, ya habréis averiguado todo lo que queríais y yo probablemente, llegue muy tarde, pero, por otra parte, creí que era necesario ponerle el lazo y cerrar un nuevo año de baloncesto universitario. Volveremos a mencionarlo tangencialmente, pero dejamos lo bueno, ya, hasta el mes de Marzo de 2018. 

Posdata: La fotografía, por ser el tapado de Gonzaga, y una de las grandes sorpresas del equipo, se lo damos a Zach Collins. La fotografía, como siempre, del google images, pero, aparentemente, llega desde la web Shanahan Report.

domingo, 2 de abril de 2017

Tyler Dorsey



Al March Madness solo le queda un día y ya tenemos a los dos protagonistas que se disputarán la locura de la gran celebración. No ha habido sorpresas y los dos grandes favoritos, en dos apretados, disputados y agónicos partidos, han confirmado sus papeles y se han clasificado para la gran final del lunes. Por un lado, Gonzaga. Lo dijimos antes, solo Mark Few parecía creer en su proyecto y aunque le haya costado 18 años conseguirlo, ya lo tiene, ha puesto a los Bulldogs de Gonzaga en lo más alto y lucharán por ser campeones nacionales. No lo tendrán fácil porque, en frente, tendrán a los Tar Heels de North Carolina. Roy Williams lleva 14 años en el cargo y ha sido ya campeón en dos ocasiones. El año pasado un triple fatídico de Kris Jenkins para Villanova les privó de uno más. 

Gonzaga se enfrentaba, como ya sabíamos, a la gran sorpresa de esta edición, los Gamecocks de South Carolina, un equipo aguerrido y luchador que habían encontrado en Sindarius Thornwell a un líder eficaz. Thornwell no estuvo tan inspirado en este partido, pero sus compañeros lo suplieron con garra y pundonor, manteniendo a los Gamecocks en el partido hasta bien entrado el final. Gonzaga tuvo activos y en pleno rendimiento a sus mejores hombres, pero, aún así, el repertorio de compromiso y beligerancia de los hombres de Frank Martin les obligó a disputar cada balón, remontar y saber jugar los últimos minutos. Si Sindarius Thornwell se quedó en 15 puntos y 5 rebotes  en este partido, Chris Silva (13 puntos y 13 rebotes), Duane Notice (10 puntos y 3 asistencias), el reserva Justin McKie (8 puntos) y, sobre todo, PJ Dozier (17 puntos y 9 rebotes), compensaron el partido de Thornwell. Entre todos, mantuvieron en vilo el resultado a pesar de que para los Zags, su estrella Nigel Williams-Goss, 23 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias, no perdió la concentración en ningún momento. Además, los de Gonzaga también estuvieron en forma en la zona, destacando Zach Collins (14 puntos y 13 rebotes sin ser titular) y Przemek Karnowski, el llamado "pívot montaña" que está recibiendo la atención de la prensa europea aunque su rendimiento no esté siendo el óptimo por sus problemas físicos (de hecho, su recuperación para el baloncesto ha sido, en gran parte, un milagro), 13 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias. Jordan Matthews (12 puntos y 4 rebotes) y el reserva Silas Melson, 6 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias (dos triples consecutivos en un momento importante) también hicieron un partido destacado, igual que fue muy oportuna la única canasta que consiguió Killian Tillie, el hermano de Kim Tillie, el jugador francés del Baskonia. 

La otra semifinal fue aún más apretada, y North Carolina venció por un solo punto, 77 a 76. Y eso que a los jugadores de Roy Williams les falló la puntería desde la línea de tiros libres en los momentos más oportunos. Sin embargo, Kennedy Meeks, pívot de último año, surgió como el gran bastión de North Carolina y, además de coger un último rebote que supuso la confirmación de la victoria, añadió 25 puntos y 13 rebotes más antes del último. Números que sumados al elegante alero Justin Jackson (22 puntos) y al completo partido de Theo Pinson (8 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias) explican por qué la mala puntería de los Tar Heels durante el resto del partido no supuso perder el marcador final. Por los Ducks, volvió a decepcionar Dillon Brooks, a quien los aros se le han hecho gigantes en este final de temporada. Llevaba 6 puntos al descanso, cuando su equipo perdía de tres, pero se quedó en 10 al final del partido. El mejor volvió a ser Tyler Dorsey, el mejor jugador de Dana Altman en esta fase final, quien, con 21 puntos y 4 rebotes, sostuvo a su equipo durante toda la contienda. No fue, sin embargo, el único de los Ducks a quien se debería mencionar, ya que el partido de Jordan Bell (13 puntos y 16 rebotes) y el de Dylan Ennis (18 puntos y 6 rebotes) estuvo a la altura de una semifinal de la NCAA. 

Por lo tanto, de los cuatro grandes favoritos (a los que se les otorgó la primera posición al diseñar las eliminatorias finales por el título), dos de ellos han pasado todas las pruebas y lucharán por conseguir el trofeo. Gonzaga ha ido eliminando a South Dakota State, Northwestern (el polémico tapón que les ayudó a ganar fue objeto de un curioso acto artístico, diría yo, en esta universidad, que parece no olvidarlo), West Virginia, Xavier y South Carolina. Para Mark Few (54 años, 18 en el cargo, antes fue asistente), es el mayor logro de su carrera, aunque ha ganado el torneo de su conferencia, la WCC, hasta en 16 ocasiones. Ha recibido el premio a mejor entrenador del año este mismo año, en 2017. Por sus manos, desde 1999, han pasado jugadores como Kelly Olynyk, Domantas Sabonis, Austin Daye, Dan Dickau, Elias Harris, Mario Kasun, Adam Morrison, Robert Sacre, Kyle Wiltjer, Ronny Turiaf o David Stockton. Su padre, John Stockton, sigue siendo el mejor jugador salido de esta universidad, pero eso ocurrió antes de que llegara Mark Few al programa. Por su parte, North Carolina ha dejado en la cuneta a Texas Southern, Arkansas, Butler, Kentucky y Oregon. Para Roy Williams (66 años, 14 en el cargo, ex jugador de la universidad y también ayudante antes de debutar como primero con Kansas) no es su mayor logro, aunque puede igualarlo, ya que ha dirigido a los Tar Heels en dos finales que ganaron, en 2005 ante Illinois y en 2009 ante Michigan State.Williams ha sido nombrado mejor entrenador del país en dos ocasiones, 1992 y 2006. La lista de jugadores que ha entrenado desde que en 2003 se convirtió en primer entrenador de los Tar Heels es muy interesante: Harrison Barnes, Wayne Ellington, Raymond Felton, Danny Green, Ty Lawson, James McAdoo, John Henson o Ed Davis. Michael Jordan, por supuesto, sigue siendo el egresado más famoso de North Carolina, pero hablamos de una universidad que vio crecer a jugadores como Sam Perkins, James Worthy, Rasheed Wallace, Jerry Stackhouse, Kenny Smith, JR Reid, Bob McAdoo, Walter Davis, Rick Fox, Brad Daugherty, Antawn Jamison o Vince Carter.

El partido promete y aunque, llegados a este punto, tenéis muchas fuentes y mejores recursos para enteraros de qué pasa, volveremos aquí y lo contaremos. Le damos el titular a uno de las víctimas y la fotografía, más general, la cogemos de google images, aunque, al parecer, proviene de nbadestiny.com y se ven las manos de los últimos jugadores que hicieron ganador de la NCAA a Roy Williams y sus Tar Heels, la generación de los Ty Lawson, Ed Davis, Deon Thompson, Tyler Hansbrough,  Wayne Ellington, Danny Green y Tyler Zeller.