viernes, 11 de diciembre de 2015

Ole Gunnar Solskjaer



Qué poco hablamos de fútbol, ¿verdad? Digo aquí, vamos, porque en las noticias deportivas de Telecinco es de lo único que hablan, ¿que no? Cómo me molan las coletillas y los barquillos de nata. Cuánta chorrada, para alargar la entrada. Hablemos de que la UEFA Europa League ya tiene dieciseisavos y el lunes harán el sorteo de los cruces.
Vayamos grupo por grupo y veamos que ha pasado. Primero, pongo a los que se han clasificado, y por orden; después, a los dos que se han quedado fuera. Eso sí, el comentario, veámoslo con mis gafas, que, por mucho que se empeñe mi madre en limpiármelas cada vez que me cruzo con ella, tienen más roña que las tuberías de un castillo escocés. Escocia, precisamente, no va a tener un buen año futbolístico en competición europea, y más o menos, por ahí empezamos:

Grupo A: Molde FK, Fenerbahçe SK. Fuera, Ajax y Celtic.

Sorprendente el Molde FK que dirige Ole Gunnar Solskjaer, sí, aquel delantero con cara de niño que jugaba en el Manchester United, ¿no? Los noruegos han quedado primeros por sopresa, digo yo, y han destacado los goles del noruego con raíces marroquíes Mohamed Elyounoussi, 21 años. El potente Fenerbahçe (Luis Carlos Almeida da Cunha, "Nani", Robin Van Persie, José Fernando Viana de Santana "Fernandao", Lazar Markovic, Mehmet Topal, Bruno Alves, Abdoulaye Ba, Raúl Meireles, Diego Ribas...) se ha tenido que confirmar con el segundo puesto, que no es malo viendo lo que se ha quedado fuera: el Ajax y un Celtic que, como contrapunto al éxito noruego, dirije, precisamente, el noruego Ronny Deila, que no ha triunfado en Glasgow, al menos en esta competición.  

Grupo B: Liverpool, Sion. Fuera, FC Rubin y Girondins.

Jürgen Klopp llegó con el espectáculo empezado y ahí sigue puliendo su nuevo proyecto inglés. Mientras que el Sion del francés Didier Tholot sorprendió a los franceses de Burdeos y a los rusos.

Grupo C: FC Krasnodar, Borussia Dortmund. Fuera, PAOK y Qäbälä.

Los rusos del Krasnodar de Mauricio Pereyra, Pavel Mamaev y Wanderson do Carmo superaron incluso al Borussia Dortmund del sorprendente goleador Pierre-Emerick Aubameyang. Los de Thomas Tuchel, segundos también en la Bundesliga, a cinco puntos del Bayern, aspiran a triunfar en Europa, contando con ello con argumentos de peso como el rendimiento de Marco Reus, Ilkan Gündogan, Sven Bender o Gonzalo Castro entre muchos otros. Un duelo Klopp-Tuchel podría ser espectacular. El equipo azerbayano del Qäbälä, por cierto, cerró la clasificación habiendo conseguido dos empates.

Grupo D: SSC Napoli, FC Midtjylland. Fuera, Brujas y Legia Varsovia.

Sorprendente el  FC Midtjylland danés. Resistieron ante el Brujas de Michel Preud'homme en la última jornada, empataron, y consiguieron una clasificación muy meritoria. El SSC Napoli de Gonzalo Higuaín, sin embargo, no tuvo ningún problema y terminó la fase con 18 puntos de 18 posibles.

Grupo E: Rapid de Viena, Villarreal. Fuera, Viktoria Plzen y Dinamo Minsk.

El Villarreal se vio sorprendido por el Viktoria Plzen en la última jornada y no pudo ser primero de grupo. Los austríacos del Rapid de Viena de Zoran Barisic han realizado una gran fase de grupos y pasan a la siguiente ronda gracias al buen rendimiento de jugadores como Steffen Hoffmann, Phillip Schobesberger, Matej Jelic (con el MSK Zilina se enfrentó al Athletic de Bilbao) o Stefan Schwab. 

Grupo F: SC Braga, Olympique de Marsella. Fuera, Slovan Liberec y Groningen.

Los portugueses del Sporting de Braga y los franceses del Olympique de Marsella llegaron a la última jornada con los deberes hechos. El empate del Braga en la última jornada ante el Groningen confirmó su primer puesto a pesar de la victoria del Olympique de Marsella a domicilio. Michel cogió el relevo de Marcelo Bielsa y tiene al equipo en la siguiente ronda, aunque aún está muy lejos de la cabeza en Francia, donde es noveno en la Liga, a más de veinte puntos del PSG, el líder. Los goles de Georges-Kevin N'Koudou han sido uno de los grandes argumentos para conseguir la clasificación.

Grupo G: SS Lazio, Saint Etienne. Fuera, Dnipro y Rosenborg.

Sin perder un partido, se ha clasificado como primero el Lazio de Stefano Pioli. Filip Djordjevic, Antonio Candreva, Lucas Biglia, Alessandro Matri, Sergej Milinkovic-Savic, Abdoulay Konko, Wesley Hoedt, Danilo Cataldi... son algunos de los jugadores que están participando en este renacimiento lacial, ¿se decía lacial? Eso sí, acabo de leer que en la liga italiana no ganan desde octubre y que algunos aficionados han depositado sacos de excrementos en la zona de entrenamiento. Muy sutil. El Saint Etienne de Christophe Galtier se aseguró el segundo puesto y dejó fuera al Dnipro de Myron Markevych y al decepcionante Rosenborg de Kare Ingrebigtsen (pongo así los entrenadores y parece que entiendo, ¿verdad?).

Grupo H: Lokomotiv, Sporting de Lisboa. Fuera, Besiktas y Skënderbeu.

El Besiktas de Senol Günes se quedó fuera al perder por 3-1 en la última jornada ante el Sporting de Lisboa de Jorge Jesus, que consiguió así la segunda plaza. Curioso que Ricardo Quaresma, ahora en el Besiktas, sufriera la eliminación en su propia casa. El Lokomotiv de Igor Cherevchenko acaba primero, gracias, en parte, a los goles de Alexander Samedov y  Baye Oumar Niasse. El KF Skënderbeu albanés con una victoria, la sorprendente goleada ante Sporting de Lisboa (3-0) con dos goles del albanés Sabien Lilaj, termina la clasificación en última posición pero con buen bagaje.  

Grupo I: Basilea, Fiorentina. Fuera, Lech Poznan y Os Belenenses.

Basilea y Fiorentina, sin problemas. En el Lech Poznan, llegó Jan Urban en octubre pero no fue suficiente. Otro extranjero con pasado en Euskadi, Ricardo Sa Pinto, entrena al Os Belenenses, pero no ha tenido éxito en esta UEFA Europa League. Su compatriota Paulo Sousa, ahora entrenador de la Fiorentina, sí ha conseguido clasificar a un equipo en el que han destacado jugadores como Federico Bernadeschi o Giuseppe Rossi. Los ex de la Liga española Matías Fernández "Matigol", Joan Verdú, Mario Suárez, Gonzalo Rodríguez, Marcos Alonso y Borja Valero están a las órdenes de Paulo Sousa. El Basilea de Urs Fischer sí que ha sorprendido. El albanés Taulant Xhaka, el islandés Birkir Bjarnason o el suizo Breel Embolo han sido alguno de los jugadores destacados del equipo. 

Grupo J: Tottenham, Anderlecht. Fuera, Mónaco y Qarabag.

Los tres goles de Erik Lamela para el Tottenham fueron uno de los detalles más significativos de la última jornada de la fase de grupos. Mauricio Pochettino, que se ha ganado una buena reputación en Inglaterra, tienen un potencial envidiable y bastante evidente: Federico Fazio, Hugo Lloris, Harry Kane, Christian Eriksen, Jan Vertonghen, Toby Alderweireld, Son Heung-Min... No era difícil apostar a que se clasificarían, pero más difícil era acertar que entraría el Anderlecht y se quedaría fuera el Mónaco. Sin embargo, los de Besnik Hasi, dejan fuera al Mónaco de Fabio Coentrao, Ricardo Carvalho, Joao Moutinho, Mario Pasalic, Jeremy Toulalan o Stephan El Shaarawy. El Qarabag de Azerbayán partía con muy pocas posibilidades, pero ha dado guerra, y termina con cuatro meritorios puntos. Un equipo donde, por cierto, juegan los españoles Dani Quintana y Michel Madera.

Grupo K: Schalke 04, Sparta Praga. Fuera, Asteras Tripolis y APOEL Nicosia.

Los alemanes y los checos se han paseado. Entre los dos han conseguido 26 puntos, por siete los dos equipos que se han quedado fuera. En los griegos del Asteras Tripolis, juegan el español Manuel Lanzarote y en el APOEL chipriota, además de los porteros Jordi Codina y Urko Pardo, encontramos al defensa navarro Iñaki Astiz, además de al veterano delantero argentino Fernando Cavenaghi, pero nada de eso ha sido suficiente para oponer resistencia ante un Sparta de Praga bien liderado por David Lafata (cinco goles) o un Schalke 04 que, con jugadores como Franco di Santo, Klaas-Jan Huntelaar, Pierre Hojbjerg, Leroy Sané, Max Meyer, Benedikt Howedes, Junior Caiçara o Eric Maxim Choupo-Moting busca su sitio en Europa y lo busca alto. 

Grupo L: Athletic Club, Augusburg. Fuera, Partizan y AZ Alkmaar.

El Athletic empezó renqueante, sufriendo ante el Augsburg y cayendo ante el AZ Alkmaar, pero no ha tenido problemas para clasificarse, en parte por la eficiencia de Aritz Aduriz. El Augsburg de Markus Weinzierl se llevó la segunda plaza al sorprender en su casa a un Partizan que ha ido de más a menos. El gol final del argentino Raúl Bobadilla sellaba una merecida clasificación. 

Por supuesto, a todos estos clasificados, se unen los rebotados de Champions League: 

El Valencia, con Nuno ya fuera, no reaccionó con la llegada de Gary Neville como entrenador y los valencianos quedaron fuera al perder contra un defenestrado Olympique de Lyon. El Sevilla consiguió un hueco para evitar terminar su periplo europeo gracias a un gol de Fernando Llorente ante su ex equipo, la Juventus. La victoria le dio a los de Unai Emery el pasaporte a la Europa League, competición que ya ganaron el año pasado. Uno de los rebotados más trágicos es el Manchester United. Duro varapalo el que sufrieron los de Louis Van Gaal al caer derrotados ante el Wolfsburgo y quedar fuera de la siguiente ronda. El Oporto perdió su duelo fatídico con el Chelsea, que se llevó la plaza que quedaba, en un nuevo y ya cansino capítulo de la rivalidad (mediática) entre José Mourinho e Iker Casillas. Ya hay voces que se levantan en contra de Julen Lopetegui. El Bayern Leverkusen acabó empatado a puntos con la Roma, pero fueron al final los italianos los que se clasificaron, después de que ambos equipos empataran en la última jornada. Marc André Ter Stegen fue el protagonista al conseguir el empate para el Barça con sus paradas, y detener así a un Bayern Leverkusen que pagó sus locos duelos con los romanos en las jornadas anteriores. Entre los dos (Roma y Bayern Leverkusen), han marcado 13 goles en los dos partidos en los que se han enfrentado, quedando empate a 4, sin ir más lejos, en el BayArena de Leverkusen. El Olympiakos también se queda fuera a pesar de acabar empatado, a 9 puntos, con el Arsenal de Arsene Wenger. Tres goles de Olivier Giroud en Atenas dieron la clasificación al Arsenal y obraron el milagro. Los ingleses viajaban a Grecia en la última jornada con tres puntos menos que los griegos y habiendo perdido en el Arsenal Stadium por 2-3. El Shakthar Donetsk no tuvo ninguna opción. Los de Mircea Lucescu solo han sumado tres puntos en un grupo dominado por Real Madrid y PSG. Por último, los turcos del Galatasaray también cayeron en un grupo dominado completamente por dos equipos, en este caso, Benfica y Atlético de Madrid. Los de Mustafa Denizli se tuvieron que conformar con una Europa League que confirmaron al empatar en la última jornada contra el Astaná kazajo que entrena el búlgaro Stanimir Stoilov.

Todos ellos, los rebotados y los clasificados, se encontrarán en forma de bola en el sorteo del lunes. Veremos que enfrentamientos deparan los bombos. Seguro que alguno se presenta apasionante. No sé si lo contaremos aquí, la verdad, porque dependemos mucho del capricho del que escribe y de su agenda laboral. Pero, quién sabe, ya veremos cómo nos trata la vida y si la Liga nos deja respirar. Hablamos poco de fútbol aquí, pero ya es bastante lo que oímos hablar por ahí.  

Posdata: el titular para aquel delantero con cara de pillo que siempre marcaba para el equipo de Alex Ferguson al salir desde el banquillo. Ahora, de regreso al equipo en el que se formó, está triunfando con el Molde. Hace un mes, cuando su equipo se traslada a Glasgow para jugar en el Celtic Park ante los de Glasgow, declaraba al Daily Mail que tenía envidia de sus jugadores. Confesaba que nunca había pisado ese campo como jugador pero que, en más de una ocasión, se escapó con su compañero Roy Keane para ver jugar al Celtic desde la grada y que el ambiente del campo le parecía un ejemplo de lo que tenía que ser el fútbol moderno. Para él va el titular y también la foto, si es que encuentro algo, que voy a ello.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Zmago Sagadin



Esta entrada había empezado a escribirla esta mañana, mientras me tomaba un café, después de hojear el periódico y leer que hoy el Bilbao Basket visitaba Ljubljana. Al final, la publico habiéndose jugado ya el partido, pero, bueno, qué más da, yo creo que funcionará igualmente. 
La idea era hablar superficialmente, y a modo de reconocimiento, del Union Olimpija Ljubljana, un club esloveno, fundado en 1946, reconocido por su cantera, dominador durante años en su país, que recientemente pasó por una crisis económica que redujo al mínimo su capacidad competitiva. Ése era y es el objetivo, más que hablar de un partido en el que el Bilbao Basket se jugaba poco y el Olimpija algo más, pero tampoco se trataba de uno de esos partidos que pasarán a la historia de la Eurocup. 
El Olimpia Ljubljana es un histórico de Europa, seis veces ganador de la extinta Liga yugoslava (la última en 1969-1970), quince títulos de la Liga eslovena (el último en 2008-2009), diecinueve títulos de la Copa eslovena (el último en la 2012-2013), ganador de la FIBA Saporta Cup en la 1993-1994 y de la ABA League (antigua Liga Adriática) en la 2001-2002. Probablemente, el título más destacable sea aquella FIBA Saporta Cup que ganaron contra el Taugrés de Manel Comas. Los eslovenos se llamaban entonces Smelt Olimpija y se enfrentaban a un club que le superaba en presupuesto y nombres: Ramón Rivas, Velimir Perasovic, Pablo Laso, Santi Abad o Ken Bannister. Ganaron los eslovenos por 91-81 en Lausanne, Suiza. Antes habían eliminado al Aris de Salónica de Miroslav Pecarski en semifinales, equipo que había ganado el año anterior en Torino ante el Efes Pilsen. Aquel Olimpija lo lideraban dos tiradores de los de antes, de los que no se pensaban un tiro: Roman Horvat y Dusan Hauptman. El primero hizo 33 puntos en la final y el segundo 27. El primero metió 9 de 14 en triples y el segundo 6 de 18, para un total de 16 de 34 del equipo verde, donde, por cierto, jugaban otros conocidos del baloncesto europeo como Boris Gorenc, Marko Tusek o Vitaly Nosov. Los entrenaba Zmago Sagadin (también entrenador en el KK Zadar, Estrella Roja, Lietuvos Rytas, selección de Eslovenia y cofundador de la Liga Adriática) y, probablemente, como decía, aquel fuera uno de los hitos de este equipo, y la pareja Hauptmann-Horvat, como creo que ya he dicho antes, un binomio que todavía hoy si lo repites veinte veces delante de un espejo a medianoche, a la mañana siguiente encestas todo lo que tires. 

Puede que el equipo, como le pasa a su selección nacional, no haya podido rendir a la altura en competiciones europeas. Ha jugado dos final fours de la Euroliga. La primera en la lejana temporada de 1966-1967. La segunda la jugaron en Roma en la temporada 1996-1997, curiosamente, 30 años después de la primera. Perdieron en semifinales ante el Olympiakos, a la postre ganador final. David Rivers, Dragan Tarlac, Panagiotis Fassoulas o Giorgios Sigalas lideraban aquel equipo que ganaría en la final por 73 a 58 al FC Barcelona de Arturas Karnisovas, Alexander Djordjevic o Andrés Jiménez. El equipo azulgrana era, realmente, de lujo: Manel Bosch, Quique Andreu, Roberto Dueñas, Rafa Jofresa, Roger Esteller, Xavi Fernández o Ramón Rivas. En la lucha por la consolación, el equipo de Zmago Sagadin se impondría a los franceses del ASVEL Lyon de Brian Howard, Alain Digbeu o Delaney Rudd. Aquel Olimpija era heredero del que ganó la FIBA Saporta Cup. Por allí aún andaban Hauptmann y Horvat, y se les habían añadido jugadores como Vladimir Stepania (de ahí se iría a la NBA), Ivica Jurkovic, Marko Milic o Arriel McDonald.

En cualquier caso, la lista de jugadores que han vestido de verde y han jugado como locales en el Gimnasio Tabor, el Dvorana Tivoli o el más reciente Arena Stozice es impresionante. Voy a elegir unos cuantos, por gusto propio y sin criterio, y vosotros me decís luego, si queréis: Sarunas Jasikevicius, Walter Berry, Beno Udrih, Jiri Welsch, Primoz Brezec, Bostjan Nachbar, Radoslav Nesterovic, Marko Milic, Ratko Varda, Damir Markota, Goran Dragic, Damjan Rudez, Danny Green, Sani Becirovic, Gregor Fucka, Mirza Begic, Giorgi Shermadini, Manuchar Markoishvili, Davis Bertans, Yotam Halperin, Vlado Ilievski, Erazem Lorbek, Sandro Nicevic, Vladimir Boisa, Jaka Blazic, Alen Omic, Vladimir Golubovic, Goran Jagodnik, Gasper Vidmar, Jure Zdovc, Luka Zoric, Kresimir Cosic, Teemu Ranikko, Sasu Salin, Sandro Nicevic, Jurica Golemac, Vladimir Dasic, Dylan Page, Ariel McDonald, Ivo Daneu o Radisav Curcic. Vamos, nada. 

En la actualidad, como ya había comentado al principio, el equipo intenta superar una crisis económica que le ha repudiado de la Euroliga y le ha dejado con una plantilla corta y poco reconocible para el espectador medio (me incluyo) del baloncesto europeo. No conozco los detalles de la crisis: sé que hubo deudas, impagos, jugadores amenazando con huelgas... En la plantilla actual, destacan jugadores como Blaz Mahkovic, 25 años, alero de 2'01; Sava Lesic, interior serbio de 27 años, ex del Partizan, Estrella Roja y Khimik entre otros; Miha Lapornik, joven esloveno de 22 años, escolta; el veterano Sasa Zagorac, 31 años, con humilde pasado por España (Caja Rural Melilla, Gandía) o Italia; y el norteamericani Zach Wright, otro veterano de 30 años, con pasado por media Europa: Alemania, Francia, Croacia, Rusia, Grecia, Turquía...tanto que es internacional con Bosnia-Herzegovina. Si no me confundo, ya no disputan ni la Telemach pero sí la Liga Adriática, en una edición que lidera el Buducnost y donde el Olimpija ocupa la mitad de la tabla.

Hoy han perdido por 63 a 84 contra un Bilba Basket que llegaba sin Axel Hervelle ni Shawn James, recientemente fichado por el Olympiakos. Debutaba, eso sí, Mirza Begic, quien, además, ha aprovechado los once minutos con los que ha contado: 9 puntos y 2 rebotes. Ha sorprendido el gran partido de Dairis Bertans (26 puntos) y de un Alex Ruoff (14 puntos), que está mejorando su prestación poco a poco. Sito Alonso ha tenido la oportunidad de repartir minutos. Además de Ruoff y Bertans, han destacado Giorgios Bogris (7 puntos, 4 rebotes, 4 asistencias y 6 robos) y el joven Borja Mendía, quien ha contado con muchos minutos (20), para conseguir 6 puntos, 2 rebotes y 1 asistencia. Por el Olimpija, el mejor ha sido Luka Rupnik, otro joven esloveno (22 años) que ha logrado 11 puntos, aunque, al final, ha sido el pundonor de Gregor Hrovat y Blaz Mahkovic lo que ha mantenido el resultado. 
Con esta derrota, el grupo A, sigue estando liderado por el Bilbao Basket y el Trento italiano, quienes ya están clasificados. Union Olimpija y EWE Baskets ocupan ahora las otras dos plazas que dan acceso a la siguiente ronda, pero el Nanterre francés aún tiene posibilidades de clasificarse. 
Los eslovenos ganaron (80-83) y sorprendieron en Bilbao. Zach Wright hizo un gran partido (18 puntos y 10 rebotes, 36 de valoración) y estuvo bien acompañado por Sasa Zagorac (17 puntos). Blaz Mahkovic, Miha Lapornik y Blaz Mecisek también consiguieron doble dígitos, en un partido que se perdió Sava Lesic, uno de los mejores hombres de Gasper Potocnik. Por casualidad, yo estuve en las gradas del Bilbao Arena. Hacía mucho que no veía baloncesto en directo, y me apetecía ver a un histórico del baloncesto europeo. Me sorprendió el sopor del Bilbao Basket, que entró en el partido dormido y para cuando despertó ya era demasiado tarde (perdieron hasta 16 balones). Por el equipo de Ljubljana, solo quedaron detalles. Blaz Mahkovic tiene ese talento tan de esta cantera, fundamentos estéticamente perfectos y elegancia en los movimientos. Sasa Zagorac sabía meter el cuerpo, clavar las uñas, y mirar para otro lado. Zach Wright dirigió sin dudas. Los primeros minutos de Vasilije Vucetic me sorprendieron, pero después desapareció. Eso es lo que vi: un equipo que no era lo que fue, pero que quizás será más de lo que es. Les costará, pero siempre puede ser. Es difícil cuando Emir Sulejmanovic se te va con 17 años y Luka Doncic con 13 años. Ya no les dan tiempo ni a formarlos. Así, y si la economía no acompaña, es difícil. 
Todo es más difícil. Pero incluso las canastas imposibles son posibles. Y, si no, que se lo pregunten a Blaz Mahkovic, quien, hace solo unos meses, consiguió la canasta más inverosimil de las muchas que he visto en mi vida. Ahí va el vídeo y con esto y una fotografía, nos despedimos. 





Paco Gento



Ayer la televisión cayó en un canal en el que hablaban del Real Madrid. Creo que jugaba, contra el Malmoe. Creo, no, lo sé. Luego miré el resultado: 8-0, ¡Wauuu! "El despertar de la fuerza" titulaba el Marca, que fue donde marché a mirar cómo habían quedado. Cristiano Ronaldo, encima, marcó cuatro. Vamos, todo el mundo como unas castañuelas (excepto los suecos), y a olvidar toda la tragedia hasta que llegue la próxima, y los titulares se vuelvan tan dramáticos como eufóricos estos. Sé que no descubro nada. Ya, ni cansa. Ni hace gracia. Ni da pena. 
Bueno, a lo que iba. La televisión estaba puesta en el canal que fuera y el Real Madrid calentaba sobre el césped del Santiago Bernabeu. Ni ellas ni yo le hacíamos caso, ocupados como estábamos en seguirle el ritmo a la vida. Pero, que no viera ni mirara, no quiere decir que no oyera, que es distinto a escuchar. Hablaban los comentaristas de Marcos Llorente, jugador del filial que había sido convocado por Rafael Benítez para el partido. Y dijeron que era hijo de Paco Llorente, aquel extremo del Real Madrid que yo recuerdo más en el Compostela y del que hablaban como uno de los jugadores más rápidos del fútbol español, capaz de hacer un resultado digno en la prueba estatal de los cien metros. 
Recordé haberlo oído antes. Y haber escuchado como el apellido Gento tiene relación con el apellido Llorente, y se me ocurrió investigar (ya ves tú, qué investigación, lo sabe todo cristo, pero yo me puse a ello). Porque, la verdad, la familia Llorente es impresionantemente deportiva. El apellido lo es, de por sí. Jugadores como Fernando Llorente (Sevilla), Joseba Llorente (Real Sociedad, retirado), Diego Llorente (Rayo Vallecano) y otros muchos que no recuerdo ahora, le dan lustre al apellido aunque no tengan parentesco con la familia de la que hablamos hoy. 
Hoy hablamos de los Gento que salieron de Guarnizo y emparentaron con los Llorente, enraizados en Valladolid, para terminar asentándose en Madrid. De Cantabria a Madrid pasando por Valladolid, una familia de deportistas que lo mismo practican fútbol que baloncesto. 


Paco Gento López, cántabro de nacimiento, es una de las grandes figuras del fútbol español. De hecho, por palmarés y por historia, él debería encabezar esta entrada, aunque mereciera mayor atención... en fin, que se la doy: él va en el titular, que no en la fotografía. En breve: 18 temporadas en el Real Madrid, 12 títulos de Liga y 6 veces campeón de Europa y campeón de la Eurocopa de 1964 con la selección española. Lo hemos intentado resumir, porque el palmarés y el reconocimiento futbolístico de "la Galerna del Cantábrico" es mucho más amplio de lo que puede cubrir esta entrada. Los Gento, sin embargo, fueron tres, y, además de Paco, sus hermanos Julio y Antonio, aunque no alcanzaran la calidad y la cantidad de títulos del hermano, también fueron futbolistas. Julio Gento López fue jugador del Elche, el Deportivo, el Málaga, el Rácing de Santander y el Palencia, así como del AD Plus Ultra, lo que hoy llamamos el Real Madrid B. Jugaba de centrocampista y no fue internacional. Su hermano, Antonio Gento López, también conocido como Gento III actuaba como delantero. También salido del AD Plus Ultra, después pasó por Levante, Rácing de Santander y Oviedo. Llegó a debutar en el primer equipo del Real Madrid pero no hizo carrera. Todos ellos eran tíos de nuestros siguientes protagonistas, los que inauguran ya el apellido Llorente y su combinación con el de Gento.
Paco Llorente Gento jugó dos temporadas en el Atlético de Madrid, siete en el Real Madrid y cuatro en el Compostela de José María Caneda y Fernando Vázquez. Fue internacional con España en una ocasión y marcó un gol. Todos sus títulos fueron con el Real Madrid: tres Ligas, dos Copas del Rey y cuatro Supercopas. Llegó con la Quinta del Buitre y encontró sus mejores años con Leo Benhakker.  Su hermano, Julio Llorente Gento, un año más joven que él, también fue canterano del Real Madrid, pero jugó cedido en el Mallorca antes de volver al Real Madrid. En cualquier caso, hizo su carrera deportiva en el Tenerife, nueve temporadas, los mejores años de la historia del equipo insular; los de Roy Makaay, Juan Antonio Pizzi, Antonio Pinilla, Felipe Miñambres, Chemo del Solar, Óscar Dertycia, Quique Estebaranz, Fernando Redondo o Pier Luigi Cherubino, por nombrar solo a alguno de los muchos jugadores que tuvo como compañeros. Ganó dos Ligas, 1 Copa del Rey y 1 Supercopa en los dos años que formó parte de la primera plantilla del Real Madrid (aunque, por ejemplo, apenas jugó algo más de 20 partidos en liga). Hoy se dedica a la representación de futbolistas. 
Otros dos hermanos se dedicaron también al deporte profesional pero en otra disciplina: el baloncesto. Y ambos alcanzaron tantos o más éxitos que los dos anteriores. José Luis Llorente Gento fue, probablemente, el más internacional de todos los hermanos. Joe Llorente fue 112 veces internacional con España y consiguió la medalla de plata en el Europeo de 1983 y en las Olimpiadas de Los Ángeles 84. En el Europeo fue la Italia de los Dino Meneghin, Pierluigi Marzorati, Antonello Riva o Roberto Brunamonti la que les dejó sin el oro. Y en Estados Unidos, la selección local, donde jugaban los entonces jovencísimos Patrick Ewing, Michael Jordan, Chris Mullin, Wayman Tisdale o Sam Perkins, dirigidos todos por Bobby Knight. Llorente, junto con Nacho Solozabal y Juan Antonio Corbalán, formaba el trío de bases de esta primera época dorada del baloncesto español. Actual presidente de la ABP (Asociación de Baloncestistas Profesionales, o algo así), además de en el Real Madrid (con los que ganaría la Copa Korac, la Recopa y la Copa de Europa, por resumir) también fue jugador del Cajamadrid, el CB Zaragoza, el Andorra y el Fuenlabrada. Toñín Llorente Gento, su otro hermano que eligió el baloncesto, también fue canterano del Real Madrid, pero le costó tanto debutar con el primer equipo que no lo hizo hasta los 38 años y poco antes de retirarse. Fue durante una mala temporada del Real Madrid, en la que cayó eliminado en la primera ronda del play off por el Estudiantes de Pepu Hernández y los hermanos Reyes. Toñin Llorente llegó como temporero y al final de su carrera, pero pudo cumplir uno de sus sueños. Además de en el Real Madrid, Toñín Llorente también jugó con su hermano en aquel Andorra de Edu Torres, repleto de veteranos como Quique Villalobos, Paco Zapata, Andy Toolson, Conner Henry, Ricky Brown, Chris McNealy o Silvano Bustos, que llegó a jugar play-off dos años consecutivos. Su carrera fue mucho más larga que lo que indican estas dos experiencias: jugó en el Cajabilbao, el Caja San Fernando, el Mayoral Maristas, Cajamadrid, León, Valladolid...
La tercera generación es la que han comenzado los hijos de estos hermanos. Y también en su caso, unos se han decidido por el baloncesto, y otros por el fútbol. Sergio Llorente Paz, canterano del Real Madrid y del Estudiantes ha hecho carrera entre LEB Oro y LEB Plata: Peñas Huesca, Carrefour el Bulevar de Ávila, CEBA Guadalajara (con ellos ganó la Copa Adecco Plata y fue el MVP de la final), Força Lleida, Palma Air Europa y Cafés Candelas Breogán. Siempre con buenos números, esta misma temporada tiene medias de 8 puntos y 3'4 asistencias en un Breogán que es 7º en la clasificación general de la LEB Oro. Tiene 25 años y juega de base como su padre José Luis Llorente. Por cierto, no es el único "hijo de" ahora en Lugo, porque, junto a él, está Juwan Howard Jr, hijo del ex jugador profesional de la NBA y actual entrenador ayudante de Miami Heat, Juwan Howard. Su hermano Juan Llorente Paz, de 22 años, escolta, y canterano del Estudiantes, llegó a debutar la temporada pasada en la ACB de la mano del equipo de Magariños (jugó hasta tres partidos en la 2014-2015). No sé dónde juega ahora, aunque, por su twitter, parece que anda por Holanda, pero igual me estoy equivocando. Por último, y el incitador de toda esta entrada, nos queda Marcos Llorente Moreno, hijo de Paco Llorente y primo de estos dos jugadores de baloncesto. Marcos Llorente es jugador del Real Madrid B-Castilla que entrena Zinedine Zidane, con quien, al parecer, ha tenido sus desencuentros. Es un centrocampista de 20 años, ganador de la Copa del Rey Juvenil en 2013 y de la Copa de Campeones Juvenil en 2014, que ha hecho toda la ronda de la cantera madridista desde el Infantil A hasta el primer equipo. Debutó esta temporada ante el Levante, al substituir a Mateo Kovacic. "El Lechuguita", como creo que le llaman, ya llamó la atención de Carlo Ancelotti, eso sí, y ayer estaba en el banquillo para jugar contra el Malmoe, pero no salió. Seguro que tiene más oportunidades. 

No me quiero ni imaginar de qué hablarán en la mesa de Navidad como se reúnan todos juntos, seguro que no de la filmografía de Jim Jarmusch, pero, de verdad, que alguien les estudie en un laboratorio. Tiene que haber algo genético en esta familia. O quizás son otros intangibles los que definen tal acopio de éxito deportivo en dos apellidos. Quién sabe. Yo no he hecho mucho más que rebuscar por la red y cortar-pegar, cometiendo, probablemente, hasta errores, pero seguro que algún día (si es que no lo han hecho ya), algún periodista, profesional y con mejor verbo que yo, pone todo esto en orden y concluye. Hasta entonces, que sigan saliendo Llorentes para el mundo del deporte. 


Posdata: la imagen, como siempre, del buscador de imágenes de google, pero parece provenir de algún otro lugar. Según el rastro del mismo programa, de la web de marca.com.  

lunes, 7 de diciembre de 2015

Joseba Beloki



Mira, no me preguntes por qué. Pregúntame si quieres cómo, pero no por qué. Se me ocurrió hace unos días, creo que fue casualidad. Buscando una cosa, encontré otra y acabé por hacerme una pregunta: ¿cuáles han sido los cinco momentos más trágicos y crueles de la historia del ciclismo? Y como a la historia del ciclismo internacional no llego, decidí reducirlo al vasco, que es el que más he seguido de cerca, en la cuneta, y en la red, da igual. Tampoco, hay que tenerlo en cuenta, alcanzo a cubrir toda la historia del ciclismo vasco: no manejo con soltura los tiempos de Txomin Perurena y me falla la memoria cuando rememoro los de Miguel Indurain.
Así que, no intentéis juzgar esta lista con objetividad ni lógica. Sí, son cinco; sí, pretendo cubrir un razonamiento y responder a una pregunta, pero comprended que la capacidad y el rango del escritor no da para mucho y es un tanto estrecho mi radar y un poco turbio mi criterio. Así que, estos son los cinco momentos más trágicos (no lo defino, lo dejamos abierto: caídas, desvanecimientos, errores...) del ciclismo vasco que a mí se me han ocurrido. Había otros, pensé en el Abraham Olano del Giro de Italia y aquella Dauphinè Liberè que ganó Udo Bolts, en las caídas de Iñaki Gastón, el dedo de Mikel Zarrabeitia, los hermanos Otxoa... pero elijo estos. 




 Igor Antón

El bizkaitarra acaba de fichar o pronto lo va a hacer, dicen, por el Dimension Data sudafricano donde correrán, entre otros, Omar Fraile, Mark Cavendish o Serge Pauwels. Por lo tanto, el de Galdakao conseguiría un año más en la élite, después de que el Movistar le ayudara a continuar en el World Tour tras el finiquito que se firmó en Euskaltel-Euskadi. 
Igor Antón no podía fallar en esta categoría. Benito Urraburu, que de ciclismo sabe un rato más que yo, lo resumía así: "Igor Antón se está convirtiendo en una vida rota en la carretera, con un cuerpo lleno de cicatrices, cosido con cientos de puntos, en una carrera en la que le ha faltado un factor que es fundamental no sólo en el deporte, sino en la vida: suerte." Lo escribía después de que Egoi Martínez acabara en el hospital con una fractura de clavícula e Igor Antón, lo mismo, pero con el codo como un juguete roto. Era Septiembre del año 2010 y la vuelta estaba en juego. También era un déjà vu. En 2008, mismo mes, mismo puerto, Igor Antón se dejaba sus opciones de Vuelta al írsele la rueda en una curva de izquierdas. Se rompía el trocánter y la clavícula. Iba sexto, tenía 25 años y un equipo en forma detrás de él. Alberto Contador ganó en el Angliru y ganó la Vuelta, por delante de Levy Leipheimer (¡Levy Leipheimer!) y Carlos Sastre. Wouter Weylandt ganaría una etapa en aquella Vuelta a España y desgraciadamente fallecería tres años más tarde a consecuencia de una caída en el Passo del Bocco, durante el Giro de Italia. 
Dos años más tarde, como comentábamos, la desgracia se repetiría. El de Galdakao, llegaba al puerto maldito con la misma ilusión que dos años antes. Más ilusión si cabe. Egoi Martínez se encontró con algo en la carretera cuando escoltaba a su líder. Iban camino de Peña Cabarga, Antón vestía el maillot de líder y todo el mundo confiaba en que aquella era su Vuelta. Detrás del navarro, cayó el vizcaíno, y con él, cayeron todas las esperanzas de verlo en lo más alto cuando llegaran a Madrid. Las imágenes eran demoledoras. Lo fueron durante todo el día: Igor Antón ensangrentado, Igor Antón desorientado, el equipo en estado de shock. Todo al garate en un metro resbaladizo. No llegó a Peña Cabarga y lo aprovechó Joaquim Rodríguez, aunque el que realmente lo aprovecharía sería Vincenzo Nibali, vencedor final en Madrid. Antón ya había ganado dos etapas en aquella edición (Valdepeñas y Vallnord) y Mikel Nieve emergería como esperanza y consuelo del equipo ganando la etapa de Cotobello y haciendo décimo en la clasificación general final. Aún así, el golpe y el duelo fueron muy duros. Solo la victoria de etapa en Bilbao durante la Vuelta a España de 2011, rodeado de toda la afición y subiendo El Vivero entre vítores compensaron un poco tanto sufrimiento. 
Antón no volvió a ganar hasta este mismo año pasado. Y la vida es curiosa y retorcida hasta el extremo. Antón llegó vencedor a la línea de meta de Pola de Lena y se llevó la etapa y, a la postre, la general final de la Vuelta a Asturias. Lo que no se dice en este resumen, es que Antón salió a un ataque de David Belda en el Alto del Cordal y fue en el descenso donde los dos abrieron hueco y decidieron la vuelta. Pero hay más. Porque una vez más, Antón estuvo a punto de irse al suelo, pero sostuvo el equilibrio y el que no pudo hacerlo, esta vez, fue el alicantino Belda. Años después, El Cordal volvía a cruzarse en la carrera deportivo de Igor Antón y le guiñaba un ojo. 
Aún hoy en día, sigo pensando que aquella era su Vuelta a España. Creo que Antón se encontraba en un estado de forma que nunca ha vuelto a tener, ni tuvo antes. Y creo que era superior a sus rivales. Además, tenía un equipo convencido que le sostenía. Llegaba con 45 segundos sobre Nibali, 1:04 sobre el fallecido Xavier Tondo y 1:17 sobre Joaquim Rodríguez. Quedaba Peña Cabarga, Cotobello y Bola del Mundo para compensar 46 kilómetros contra el reloj en Peñafiel. Creo que podía haberlo logrado, pero éste es un ejercicio un tanto inútil. 
Antón no se va a retirar, parece. El Dimension Data de Douglas Ryder parece que le dará una nueva oportunidad. De todas formas, si lo hiciera ahora, se retiraría con un palmarés que incluye cuatro etapas en la Vuelta a España y una en el Giro de Italia. 8º y 9º en la clasificación general de la Vuelta a España han sido sus mejores puestos finales en etapas de tres semanas. Puede que si El Cordal no se hubiera puesto en su camino, esas plazas habrían sido mejoradas. Pero quién sabe.  




Juan Tomás Martínez

Yo soy de Barakaldo. Hace un par de años me regalaron una Orbea de montaña y me la compraron en deportes Juanto. Mi suegro le soltó al bueno del Volcán de Barakaldo, "éste seguro que se acuerda de tí" y el de Gorostiza sonreía incómodo. "Claro," le digo, "ganaste una etapa en la Vuelta a los Valles Mineros, pero sobre todo te recuerdo en el Giro de Italia con Ramontxu González Arrieta". Se le encendieron los ojos. Y yo me animé demasiado: "... aunque también me acuerdo de aquella cadena en Covadonga." Se le apagaron. Dijo que sí con la cabeza y la agachó. Después me explicó lo de la garantía del cuadro. 
En resumen, no podía faltar mi vecino. Empezó con Miguel Moreno (Hueso, Zahor, Lotus) y pasó por Portugal (Sicasal) antes de incorporarse al reluciente Euskadi. Sí, solo ganó una etapa en una carrera que ya no existe, la Vuelta a los Valles Mineros, pero, a finales de los ochenta y principios de los noventa, su menudo perfil sobre la bicicleta se dejó ver cada vez que las rampas aparecían en el Giro o en la Vuelta. Hizo entre los veinte primeros en Italia en tres años distintos (16º en 1988, 19º en 1991 y 15º en 1992) y dos veces en la Vuelta (16º en 1985 y 14º en 1987). En total, correría 12 grandes Vueltas entre Giro y Vuelta y las terminaría todas, quedando siempre entre los sesenta primeros. No es mal palmarés para alguien de El Regato, ¿verdad?
Aquel 10 de Mayo de 1994, la Vuelta a España llegaba a una cima mítica, los Lagos de Covadonga, y la niebla hacía acto de presencia. Tony Rominger era líder y acabaría siendo el vencedor final por delante de Mikel Zarrabeitia. Se formaba una escapada en la que se colaba Laurent Jalabert, quien ya llevaba cinco etapas, acabaría ganando ésta, y sumando la última en Madrid, para un total de siete. Junto al francés, gente como Michel Lafis, Johnny Weltz, Néstor Mora, Asiate Saitov, Roberto Torres, Fabio Roscioli, Jean-Claude Bagot, Ramón García España, Arunas Cepele, Carlos Galarreta... y Juan Tomás Martínez. El Regatillo tenía rivales, pero, probablemente, él era el escalador más puro de todo el grupo. Uno de esos corredores que segregaba saliva al ver el porcentaje. Y lo sabía. En la retrasmisión de la televisión, cuando, a falta de veinticinco kilómetros, enfocan a la cabeza de carrera, se le ve dando un relevo con los mofletes hinchados, con rabia. Sabía que podía ser su gran oportunidad. En una de las rampas más duras, sin embargo, la cadena le jugó una mala pasada. A Juanto le costó mucho volverla a poner y más arrancar con tanto porcentaje. Imposible fue ya remontar y recuperar lo que una avería técnica le había arrebatado. 
Juan Tomás Martínez tenía 32 años y encaraba el final de su carrera. Repetiría un año más en aquella Fundación Euskadi iniciática (la de Iñigo Cuesta, Agustín Sagasti y Roberto Laiseka), pero se retiraría al final de la segunda, sin volver a tener una oportunidad como aquella que tuvo al final de su carrera. 




Egoi Martínez

El de Etxarri-Aranatz no entra aquí por lo de El Cordal, que podría, ni por ninguna otra caída, ni avería técnica, ni desfallecimiento inesperado. La tragedia que le ha llevado hasta aquí es otra. Quizás hasta relativa. Pero parte de este deporte, al fin y al cabo. Ganador de etapa en la Vuelta (y de la Montaña y 12º en la general en el mismo año) con el Discovery Channel, el resto de su carrera se la pasó en Euskaltel-Euskadi, demostrando que era un gregario de lujo y un corredor de fondo. Disputó 18 grandes Vueltas (su mejor puesto fue un 9º en la Vuelta a España 2008, la misma del primer Cordal, sí), dejando muestras de su capacidad para trabajar en equipo y para filtrarse en escapadas, aunque nunca consiguió rematar ninguna. Eso sí, estuvo cerca. Y una de las que más cerca tuvo fue la que le birló Simon Gerrans en Prato Nevoso en 2008. Fue la etapa en la que Carlos Sastre cimentaría su victoria final. Franck Schleck saldría líder de allí, tras perder el amarillo Cadel Evans, pero Sastre y Bernhard Kohl serían los más beneficiados de aquella etapa. El abulense conseguiría el liderato en Alpe d'Huez, y la victoria parcial, y ya ni el australiano Evans ni el austriaco Bernhard Kohl (después descalificado) le arrebatarían la victoria final. Pero aquel día en el Piamonte, llegó una escapada. Durante toda la misma, a Egoi Martínez se le vio pletórico. En los últimos cuatro kilómetros, él, Danny Pate y el australiano Simon Gerrans se quedaban en cabeza. Pate y Egoi eran los más belicosos. Gerrans se dedicaba a aguantar y a decir que no con la cabeza. Sin embargo, el del Credit Agricole acabaría por llevarse la victoria parcial aprovechando su punta de velocidad y todo el teatro que hizo antes. Al finalizar la etapa, la tristeza del navarro era palpable. Confesaba que se había confiado, que había creído en todo lo que Simon Gerrans le había ido diciendo en carrera: que estaba agotado, que no le disputaría la victoria. Gerrans, por supuesto, lo niega. 
Ya escribí una entrada sobre esto en otra ocasión. Intenté informarme, leer y llegar a conclusiones aunque aún e informándome y leyendo no me veía capaz del todo. Egoi no está aquí por haber sufrido una caída o una avería, como decía al principio, pero sí por experimentar otro tipo de estrategias que no me compete a mí juzgar. Lo que sí está claro es que aquella fue, probablemente, su gran oportunidad. 




Joseba Beloki

De los cinco mencionados, éste probablemente es el caso más famoso. Empieza a escribir en el google "beloki caida..." y ya verás como directamente te terminan la frase y te hacen la búsqueda. Era el Tour del centenario y las imágenes de Joseba Beloki gritando y llorando sobre el arcén mientras José Azevedo intentaba consolarlo no son de las que se olvidan fácil. En el montículo de La Rochette, un 14 de Julio, día de celebración nacional en Francia, cuando iban camino de Gap, Lance Armstrong cruzó el pastizal sobre su bicicleta pero Beloki acabó quebrado contra el suelo. El calor o una piedra, no sé si se concretó, hicieron que un tubular reventara y con él reventara las aspiraciones del vitoriano, más fuertes que nunca, de acabar con la hegemonía del norteamericano. Alexander Vinokourov se llevaría aquella etapa y Lance Armstrong la clasificación final (el premio quedaría desierto años después, como todos sabemos) por delante de Jan Ullrich y el propio Vinokourov. Fue el año en el que Haimar Zubeldia e Iban Mayo fueron 5º y 6º; el año en el que se llegó a Luz Ardiden desde Bagnères-de-Bigorre y yo estaba allí, en la cuneta, viendo aparecer al tejano a través de la niebla como un espectro irreal. Beloki, que había sido tercero en 2000 y 2001 y segundo en 2002, volvería al Tour en 2005 y acabaría en el puesto 75º. Su carrera, en parte, se quedó allí, en La Rochette. Las imágenes de aquel asfalto de barquillo, con Armstrong aterido sobre su bici y el gendarme de perfil pasaron a la historia. Aunque más lo hizo el llanto desgarrado del alavés sobre la carretera, que llegó, incluso, a convertirse en una figura de cera para el Museo del Ciclismo. 




Iban Mayo

Ya hemos mencionado al de Igorre en la anterior, porque, por supuesto, aquel 2003 fue su año en el Tour de Francia. 6º en la general final y vencedor en la histórica cima de Alpe d'Huez, ganó la Vuelta al País Vasco en un duelo memorable contra Samuel Sánchez, Tyler Hamilton y Dario Frigo (aún recuerdo las crónicas del Deia, ¿de Unai Larrea?, no me acuerdo muy bien del escritor) y despuntó en la Dauphinè Liberè, la misma carrera que ganaría en 2004 reventando el reloj en la contrarreloj del Mont Ventoux, por delante de un Lance Armstrong que, en aquella época, era un héroe casi imbatible. Sin embargo, todo lo que disfrutamos en aquel 2003, se vino abajo en 2004. La lucha épica de Haimar Zubeldia (por cierto, de los cinco primeros de aquel Tour, Zubeldia es el único que nunca ha dado positivo: Armstrong, Ulrich, Vinokourov y Hamilton quedaron por delante de él) e Iban Mayo en las cimas alpinas y pirenaicas, luchando por aguantar la rueda de Armstrong y Ulrich, trajeron a la siguiente edición a muchos más aficionados vascos, si cabe, a las cunetas del Tour. En el de 2003, yo y mis amigos ya disfrutamos de lo que es pasar dos noches en la estación de esquí de Luz Ardiden, viendo amanecer por encima de las nubes y disfrutando del ambiente que arrastra esta prueba: discotecas a 2.500 metros de altura, txoznas improvisadas en cada curva, compañerismo y cercanía con los vecinos, roulottes con aromas mágicos, franceses jugando a la petanca en cualquier sitio, la rivalidad entre aficionados pegados al televisor de un bar abandonado...En 2004, todo se multiplicó. La expectación creció desmedida y todo el mundo quiso acercarse para ver de cerca lo que se presuponía como el regreso del ciclismo vasco a lo más alto. A Iban Mayo, sin embargo, le pudo el cuerpo, o la presión, o la realidad, o lo que fuera. De ser sexto pasó a abandonar. Una caída cerca del pavés, en Erre, Flandes, le hizo perder cuatro minutos con los favoritos. Era solo la tercera etapa. En la decimoquinta, decidió bajarse de la bicicleta: una monucleosis y sus piernas, dijeron que era suficiente. Magullado, tocado mentalmente. Ya había perdido tiempo en Plateau de Beille y se encontraba a más de cuarenta y cinco minutos del primero. Así que el equipo, al verle bajar a desayunar sin haberse recuperado, decidió que no se subiera a la bicicleta para la etapa entre Valreas y Villard de Lans. En 2005, se pasaría el año casi en blanco. En 2006, nueva decepción en el Tour, una faringitis, dijeron, y el episodio con la cámara por el que el equipo tuvo que pedir perdón. Mayo no renovaba y firmaba con el Saunier Duval-Prodir de Mauro Gianetti, Joxean Fernández "Matxin" y su amigo Sabino Angoitia. En julio de 2007 su equipo confirmaba que la UCI había acusado a Mayo de utilizar EPO y tras una larga disputa legal que incluyó irregularidades en el trámite de los laboratorios, absoluciones y recursos, el TAS confirmaba la sanción en 2008 y el corredor se retiraba con apenas 31 años. En el recuerdo, quedaban imágenes como su victoria en Briançon durante una Dauphinè Liberè, aquella Itzulia bajo la lluvia, la remontada en la Vuelta a Asturias de 2004 o la etapa en Comano Terme durante el Giro de Italia de 2007. Más las que ya hemos comentado aquí, y sin olvidar la primera semana del Tour, la mononucleosis, la faringitis, las muchas emboscadas que aguardan a un ciclista y que acaban, por sorpresa, con todas las aspiraciones. 


Lo dicho. No me preguntes por qué. Seguro que tenéis otras y mejores. Seguro que alguna de las que yo he elegido os parece que no entran ni sirven para responder a la pregunta que me hacía al principio, pero... Yo me inventé el juego y yo lo gano. No solo aceptamos barco como animal acuático, si no que, además, es un barco vasco y un animal salvaje. Que lo digo yo. 




Posdata: el título para Joseba Beloki, que no sé si lo he usado antes, pero, al fin y al cabo, es al único que lo inmortalizaron en cera, así que bien queda merecido el titular. Las fotografías las he cogido todas del buscador de imágenes de google, pero, al parecer, tienen orígenes distintos. A saber, la de Igor Antón y la de Egoi Martínez pertenecen a la web de El Mundo (elmundo.es). La de Iban Mayo proviene de la web pezcyclingnews.com. La de Joseba Beloki de otro periódico nacional, ABC, de la web abc.es. Y, finalmente, la de Juan Tomás Martínez, de la sección bizkaitarra de El Desmarque, bizkaia.eldesmarque.es. .

domingo, 6 de diciembre de 2015

Marlon Stewart



Me voy a dejar llevar, primero por la lógica (o lo obvio) y segundo por los expertos (que he leído), y todo para afirmar, sí, que la plantilla de la universidad de Creighton ha cambiado. Ha cambiado mucho y aparentemente a mejor. No hay ningún Doug McDermott, en principio (porque tampoco Doug McDermott parecía que iba a ser Doug McDermott, si se me entiende), pero el fondo de banquillo se amplía y las posibilidades de Greg McDermott parecen multiplicarse.

Veamos, entre lo nuevo, destaca, por ejemplo, Cole Huff, junior que llegó de Nevada. Es un alero del que se espera mucho, buen tirador. También se espera mucho de Maurice Watson Jr, nuevo y junior igualmente, de quien dicen que tiene mucho carácter y que puede convertirse en un líder. Ronnie Harrell Jr, escolta, el año pasado fue redshirt (viene a ser algo así como que, al cambiarse de universidad, se ven obligados a pasar un año sin jugar, Huff y Watson Jr estaban en la misma situación), del que también se espera mucho. Más que nada por datos como el siguiente: fue el 71º jugador (y hay muchos jugadores en los Estados Unidos) con más futuro en high school (instituto) de toda la nación.También es nuevo el rookie Khyri Thomas, escolta, buen defensa y no es cojo en ataque. Su impacto en el equipo ha sido instantáneo. Y cumple su primer año igual que los anteriores un esloveno, Martin Krampelj, al que algunos definen como un alero alto con buen tiro y movimientos. Malik Albert, exterior, estuvo fuera el año pasado por asuntos académicos y ahora parece que tendrá un hueco en las rotaciones. Del año pasado siguen gente como Geoffrey Groselle, James Milliken, Zach Hanson, Isaiah Zierden o Toby Hegner y todos ellos tendrán peso en el equipo. Menos repercusión tendrán jugadores como Tyler Clement, Drew Cayce, Alex O'Neill, Marlon Stewart o Justin Patton. Por supuesto, en el banquillo sigue Greg McDermott.

Los expertos dicen que Creighton ha preparado un calendario más complicado que en ediciones interiores, con rivales más complicados y un calendario más exigente. Algunos también señalan que, sin embargo, esta nueva temporada en el Big East verá a un equipo muy diferente al del año pasado, con buenos argumentos, tanto en defensa como en ataque, y con más banquillo para proponerse como equipo competitivo.

Todo esto, por supuesto, habrá que ir viéndolo, pero, en realidad, ya estamos en ello. Empezaron con una gira de pretemporada en Italia donde jugaron tres partidos ante equipos netamente inferiores. Resultado: 329 puntos a favor (109'6 de media) y 129 en contra (43 puntos de media). Tras ganar también de paliza a Upper Iowa en el partido de exhibición que abre cada temporada en el CenturyLink, se puso en marcha una temporada que, por ahora, hasta hoy domingo 6 de Diciembre de 2015 ha consistido en ocho partidos, con cinco victorias y tres derrotas, dos de ellas consecutivas, precisamente, en sus dos últimos partidos, el último siendo ayer mismo.

Empezaron con dos victorias consecutivas en casa, en el CenturyLink de Omaha, sobre Texas Southern (93-70) y UTSA (103-78). El primer encuentro exigente vino con la visita a la universidad de Indiana en Bloomington, Indiana, donde cayeron derrotados estrepitosamente: 86-65. Se recompusieron y consiguieron tres victorias consecutivas. Dos de ellas fueron en Las Vegas, Nevada, en el contexto del torneo Men Who Speak Up Mean Event. Ganaron por 85-75 ante Rutgers y por 97-76 ante Massachussets, en un torneo que se organiza por Acción de gracias en el MGM Grand Garden en Las Vegas. Ante Rutgers fueron las semifinales y ante Massachussets, quien había eliminado antes a Clemson, la final del Heavyweight, ya que el torneo tiene distintas categorías. 

De Nevada, volvieron para jugar en el CenturyLink ante Western Illinois y ganar sin problemas: 97 a 67. Eso sí, el siguiente partido fue una derrota, ya que perdieron en un final apretado (77-79), ante un rival complicado como la Arizona State que entrena Bobby Hurley. Más sorprendente ha sido la última derrota, este mismo sábado, ante Loyola Chicago por 65 a 68. El miércoles les espera un bonito partido con el derby local ante la universidad de Nebraska.

En el estreno antes Texas Southern, los arrendajos disfrutaron de un comienzo halagüeño y fácil. Los puntos y el protagonismo se lo repartieron: cinco jugadores alcanzaron doble dígitos y tres se quedaron a poco más de tres de hacerlo. Khyri Thomas, debutante y titular, fue el máximo anotador con 18 y Geoffrey Groselle el mejor reboteador, con 8. Eso sí, el esloveno Martin Krampelj le igualó y además añadió 11 puntos desde el banquillo. Repitieron triunfo sencillo pocos días después, en la visita de UTSA. Los Roadrunners no pudieron con los 15 triples de los Bluejays, donde destacó Isaiah Zierden con un cuarto de ellos, llegando hasta los 24 puntos. Cole Huff, con 17 puntos, le echó un cable, pero los que realmente ayudaron fueron los jugadores que salieron del banquillo: James Milliken (12 puntos), Toby Hegner (10 puntos y 7 rebotes) y Zach Hanson (10 puntos). Los Hoosiers de Tom Crean no dieron ni una oportunidad en Bloomington. Cinco jugadores alcanzaron las dobles figuras, aunque destacó James Blackmon Jr (19 puntos y 7 rebotes), bien acompañado por Thomas Bryant (17 puntos y 7 rebotes) y Kevin Yogi Ferrell (15 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias). Por Creighton, el mejor fue Maurice Watson Jr con 21 puntos, en un partido en el que la selección de tiro del equipo fue horrorosa: 16,7% en triples, 3 de 18. En Las Vegas, los Bluejays eliminaron primero a Rutgers Scarlet Knights que dirije Eddie Jordan, ex entrenador de Philadelphia 76ers, Washington Wizards y Sacramento Kings. La universidad en la que jugó Gregory Echenique antes de pasar a Creighton, tuvo en Corey Sanders y Bishop Daniels a sus mejores hombres pero no fue suficiente. James Milliken desde el banquillo y Maurice Watson Jr en la dirección (13 puntos y 10 asistencias) fueron más productivos para los bluejays, aunque el mejor fue Cole Huff, con 26 puntos (4 de 9 en triples) y 7 rebotes. Nuestro nuevo amigo Marlon Stewart contó con un par de minutos. Con uno más, tres, contó en la final ante la UMass de Derek Kellogg (donde, por cierto, trabaja Lou Roe), ya que Creighton se impuso con facilidad. Gran partido de Geoffrey Groselle (20 puntos y 9 rebotes) y de Maurice Watson Jr (16 puntos y 5 asistencias). Aprovecharon sus minutos gente como Toby Hegner (10 puntos y 5 rebotes) y Martin Krampelj (6 puntos y 4 rebotes). Poca resistencia dieron Western Illinois, sin poder parar el juego interior de los de Creighton, con Khyri Thomas y Geoffrey Groselle haciendo mucho daño: 18 puntos y 5 rebotes el primero, y 17 puntos y 9 rebotes el segundo. Se vio al mejor James Milliken (12 puntos) y Maurice Watson Jr estuvo mejor en el pase (5 asistencias) para coronar un partido en el que hasta Malik Albert y Marlon Stewart (nuestro protagonista para este año, ya lo sabéis, ya lo he explicado) tuvieron minutos. El esloveno Martin Krampelj cogió hasta 7 rebotes. Ante Arizona State, Savon Goodman, con 23 puntos, fue el mejor para los de Bobby Hurley, pero Tra Holder tuvo más repercusión al final, con un robo y bandeja incluido. Por Creighton, el esfuerzo fue colectivo y hasta cinco jugadores consiguieron dobles figuras (Geoffrey Groselle, el mejor, Isaiah Zierden, Maurice Watson Jr, Cole Huff y Toby Hegner). Ante Loyola, gran partido del sorprendente Khyri Thomas (22 puntos y 5 rebotes), bien acompañado por Geoffrey Groselle (15 puntos y 12 rebotes). Mal en el tiro exterior, 6 de 20 en triples, no pudieron con los de Illinois, donde Milton Doyle y Devon Turk fueron los mejores en los Ramblers. 

En resumen, buen comienzo, aunque esta última derrota ante Loyola Chicago puede empezar a sembrar dudas sobre el rendimiento del equipo cuando cogen el autobús y salen de Omaha. También en resumen, buenas sensaciones en cuanto al rendimiento de los nuevos: Cole Huff (12.4 puntos y 4.1 rebotes por partido), Maurice Watson Jr. (11.9 puntos y 6 asistencias por partido) y Khryri Thomas (11.0 puntos y 3.3 rebotes por partido). Igualmente, es satisfactorio el paso adelante dado tanto por el pivot Geoffrey Groselle (11.0 puntos y 8.3 rebotes) como por el escolta Isaiah Zierden (10.8 puntos y 2.9 rebotes). De hecho, con ellos parece haber encontrado su quinteto y su bloque fuerte un Greg McDermott que se pasó la temporada pasada buscando cómo remontar el vuelo. Ahora, parece tenerlo muy claro, y seguro que espera que los James Milliken, Zach Hanson y Toby Hegner suban algo más su nivel desde el banquillo para reforzar su propuesta y completar el equipo. Las sensaciones son buenas, pero queda mucho por delante. La Big East aún no ha empezado y hasta Marzo aún falta todo un mundo. Pero, mejor empezar así que mal. Digo yo. Iremos, como siempre, poco a poco, pero contándolo aquí. 

Posdata: La foto para el entrenador, que siempre le nombramos de pasada. Buscador de imágenes, como siempre, pero proviene de la página oficial de la universidad: gocreighton.com.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Marlon Stewart



Lo sé. Hace unas cuantas semanas ya que empezó la liga universitaria en los Estados Unidos y no he dicho ni mu. Tampoco exageremos. Sois pocos los que aún insistís en leer este blog, y menos los que encuentran interés en enterarse de lo que le pasa a los bluejays de Creighton.

Sin embargo, como yo más que tozudo soy ingenuo, voy a seguir hablando de ellos una temporada más. Y, para titular, este año vamos a seguir buscando a jugadores que llegan de Iowa. Sabéis que esta parte del blog nació por un razonamiento muy personal, y así hemos seguido. Por eso Iowa, y, por lo tanto, por eso Marlon Stewart. El de Eldridge, Iowa (en la otra punta del estado, en lo que se refiere a cercanía con Omaha, Nebraska) es un novato al que se le estropeó la pretemporada cuando tuvo que ser intervenido en la rodilla. No sé si aún sigue de baja, pero se le hará difícil ir contando con minutos esta temporada. Para consolarle, le haremos el honor de encabezar los titulares de estas entradas sobre Creighton y la temporada 2015-2016. 

Sin embargo, antes de que pasemos a ello y escribamos la primera, vamos a hacer otra a modo de introducción. En esta primera, no vamos a hablar de Marlon Stewart ni de sus compañeros, si no que, de entrante, vamos a revisar cómo le va a los egresados de Creighton que intentan ganarse el pan en el baloncesto profesional. He intentado que estén todos, pero, muy probablemente, se me escape alguno. Eso sí, he de decir que cuando digo todos, tenemos que pensar en todos a partir del año en que yo empecé a cubrir las temporadas de Creighton en este blog, no antes. Por lo tanto, no hablaremos, por ejemplo, ni de Kyle Korver (Atlanta Hawks) ni de Anthony Tolliver (Pistons). Aunque acabe de hacerlo, ¿no?  

Junto a estos dos, hay otro NBA salido de Creighton que, además, fue protagonista de muchas de nuestras crónicas. Por supuesto, nos referimos a Doug McDermott, el jugador más determinante en la historia de la universidad de Creighton, portada de Sports Illustrated, rememorando aquella histórica que protagonizó Larry Bird cuando jugaba para Indiana State. McDermott no tuvo una buena primera experiencia en su debú en la NBA. El año pasado, en los Bulls de Tom Thibodeau apenas jugó 36 partidos, promediando poco menos de nueve minutos en cada uno de ellos y con medias de 3.0 puntos y 1.2 rebotes. Sin embargo, esta temporada parece que ha aprovechado el verano y que el nuevo entrenador, Fred Hoiberg, sí confía en su potencial. Por ahora, el alero ha disputado todos los partidos que han jugado los Bulls, 16 en total, y suele disfrutar de unos 20 minutos en cada uno de ellos. Es decir, ha entrado en las rotaciones y disfruta de su rol en un equipo donde además de anotar (9.1 puntos por partido) puede defender y rebotear (2.2 rebotes por partido). McDermott puede ser un ingrediente importantísimo que sume a los que ya añaden Pau Gasol, Derrick Rose, Jimmy Butler, Nikola Mirotic o Taj Gibson. Entre todos ellos, pueden aspirar a recuperar los puestos altos para los Bulls. 

 El resto de jugadores salidos de Creighton que se buscan la vida por ahí están en Europa (también en Lationamérica, pero mucho menos). Alguno lo intentó o lo intenta en la D-League, pero, en general, aceptan cruzar el charco, aunque sea incluso a ligas menores en Europa, para lanzar sus carreras profesionales.
 
En el Avis Rapla de Estonia coinciden dos jugadores, curiosamente. Habría que preguntarle a los dirigentes estonios, pero sorprende que el equipo fichara a dos jugadores que, además, terminaron su carrera universitaria precisamente el año pasado. Uno de ellos es el escolta Devin Brooks, con una carrera un tanto irregular en Creighton. El otro es nuestro protagonista de los titulares en las últimas ediciones de nuestros repasos, el pivot Will Artino. El rendimiento de ambos está siendo altamente positivo, especialmente el de Artino. Entre los dos, lideran las cuatro clasificaciones estadísticas más importantes: eficiencia, puntos, rebotes y asistencias. Además, el equipo está teniendo éxito y lidera la liga por delante del Tartu Ulikool/Rock y el Kalev/Cramo Tallinn, equipos, en principio, con más reclamo. Junto a Artino y Brooks, en la plantilla también nos encontramos a jugadores como el joven talento estonio Martin Paasoja, el ex del Medi Bayreuth de la BBL Domagoj Bubalo, un pivot croata que ha tenido impacto en el equipo, o el ex del Lleida Sven Kaldre. Brooks aporta 9.6 puntos, 6.1 rebotes y 4.3 asistencias por partido; buenos números que, sin embargo, mejora un sorprendente Artino: 15.9 puntos y 10.8 rebotes por partido para un jugador que ha sorprendido en su aterrizaje en Europa.

Avery Dingman encontró acomodo en el Hopsi Polzela de Eslovenia. Ha jugado cuatro partidos, con promedios de 6.5 puntos y 2.0 asistencias por partido en un equipo que lideran sus compatriotas Royce Woolridge y Amric Fields. Del Hopsi Polzela salieron los hermanos Beno y Samo Udrih, pero, esta temporada, los resultados no son buenos: solo han conseguido una victoria en una competición que, por cierto, ya no disputan ni el Krka ni el Tajfun ni el histórico Union Olimpia Lujbljana.

En Holanda nos encontramos a un Grant Gibbs que sigue repitiendo aventura en los Países Bajos. Juega para el actual líder de la liga holandesa, el Zwolle, con el que ha jugado ocho partidos. De ellos, han ganado siete y solo han perdido uno, siendo Gibbs, junto con el canadiense Tyson Hinz y el también norteamericano Steve McWhorter, las razones de que el equipo de Herman van den Belt esté disfrutando del éxito. Gibbs promedia buenos números y, como ya ocurría cuando jugaba para Creighton, números que demuestran su versatilidad y como aporta en diferentes facetas: 13.9 puntos, 5.4 rebotes y 4.3 asistencias por partido

Ricky Kreklow solo jugó un año para los arrendajos azules, y ahora ha conseguido instalarse en Alemania. El año pasado terminó su carrera universitaria y ahora juega en el Bayern Giants Leverkusen de la serie A (la segunda división) del baloncesto alemán. Entrenado por Achim Kuczmann (el histórico Hansi Gnad es su ayudante principal), Kreklow ha conseguido encontrar su hueco en el equipo y está rendiendo a buen nivel (11.1 puntos y 3.9 rebotes por partido), aunque el Bayern Giants ocupe la penúltima posición de la liga. 

El base Austin Chatman, titular en sus últimos años con Creighton, acabó por aceptar la oferta del KK Mornar Bar Basket de Montenegro. En el apartado colectivo, los resultados no pueden ser mejores: 6-0 en la Liga Erste que encabezan, aunque, algunos dirán que es porque, entre otras cosas, el Buducnost no la juega. Balsa Radunovic y Radoje Vujosevic son los principales argumentos del equipo junto con un Austin Chatman que promedia muy buenos números: 14.5 puntos y 4.5 asistencias por partido. 

El canadiense escolta canadiense Jahenns Manigat, hasta donde yo sé, fichó por el Omonia Nicosia de la liga chipriota. Lamentablemente, no tengo datos y no sé si sigue allí, que creo que sí, ni cómo le va con su experiencia en Chipre. 

El exDominion Bilbao Basket, Ethan Wragge, consiguió un nuevo contrato en Europa a pesar de su irregular temporada en la ACB y su renqueante estado físico. El alero de Creighton fichó por los Giessen 46ers. de la BBL (Primera división alemana) y, con un 8-11 en su casilla, los que dirije Denis Wucherer (plata en el europeo de 2005 con Alemania como jugador y ex del Milano, Varese, Treviso, Oostende, Frankfurt Skyliners y Bayern Leverkusen) ocupan la mitad de la tabla. El equipo lo lideran Suleiman Braimoh, Ekenechukwu Ibekwe, Yorman Polas y Braydon Hobbs y Wragge entra en las rotaciones pero en un segundo plano (14 minutos por partido). Su rendimiento sigue por los mismos derroteros que en Bilbao: de todas las canastas que ha conseguido en lo que va de temporada, solo una ha sido de dos puntos, el resto (hasta catorce) son triples. Promedia 4.9 puntos por partido. 

Kenny Lawson Jr. fue uno de los primeros protagonistas de este apartado del blog, cuando Casey Harriman aún jugaba en Omaha y nosotros seguíamos la actualidad de la universidad. Ahora mismo, el interior juega para el Recanati italiano de Andrea Zanchi, un equipo que lucha por volver a la máxima división del baloncesto italiano pero que, ahora mismo, con 3-7, son penúltimos de la Serie A2. El belga Dimitri Lauwers o los italianos Adam Sollazzo, Attilo Pierini y Andrea Traini son los mejores de un equipo donde Lawson es el auténtico líder: 17.2 puntos y 8.5 rebotes por partido, lo que le convierten en uno de los jugadores más rentables de la categoría. Antes de llegar a Italia, pasó por China, Corea e Israel (en diferentes equipos y épocas) e incluso jugó en España con el Breogán. 

Finalmente, Gregory Echenique no juega en Europa pero, a sus 25 años, ha regresado a su país, Venezuela, para intentar progresar en su carrera profesional. Después de pasar por Bélgica y Alemania, juega ahora para los Guaros de Lara, uno de los equipos más fuertes de la competición, contando con nacionales de peso como Heissler Guillent o Luis Bethelmy y con otros jugadores relevantes, como los ex ACB Corey Fisher y David Noel.

También he de señalar que no he conseguido averiguar nada de jugadores importantes, titulares en Creighton, con un hueco en la historia de la universidad, que comenzaron carrera profesional pero les he perdido la pista. No sé nada, por ejemplo, del base Antoine Young. Estuvo en Holanda jugando para el Leiden, pero, desde entonces, no he vuelto a saber nada de él y no le encuentro cuando exploto las fuentes de información que conozco. Más sorprendente es que no sepa nada de Booker Woodfox, el jugador más carismático de los últimos años hasta la llegada de Doug McDermott, quien pasó por el Líbano, Venezuela, Lituania o Colombia antes de regresar a su país para jugar con los Texas Legends en la D-League, con quienes ya había jugado antes. Sin embargo, hasta donde yo alcanzo a averiguar, Woodfox no sigue en el equipo que entrena Nick Van Exel con la ayuda de DeSagana Diop y no sé si seguirá en activo en algún lado.   

Dicho todo esto, ofrecido el repaso nostálgico aunque sea actual, es tiempo de dedicarse a lo que procede, la temporada 2015-2016. En breve, abriré el año deportivo con una entrada en la que os comente un poco cómo está la plantilla de este año y os daré noticia de cómo han empezado la temporada porque ya son unos cuantos los partidos que han disputado los hombres que vuelve a dirigir Greg McDermott.  



Posdata: creo que esta fotografía ya la había usado antes. La he encontrado en el buscador de imágenes de google, pero, aparentemente, proviene de la página web bigeastandbeyond.com.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Joao Cancelo



Hoy leía las crónicas del partido de ayer, y me he tenido que reír. Hablo del partido de Copa del Rey que ayer disputaron Barakaldo y Valencia en el estadio de Lasesarre, en Barakaldo. Fue complicado, la verdad, verlo y describirlo al mismo tiempo por whatsapp, pero había algún aficionado que, por lo jodida que es la vida, tenía que seguirlo en la distancia, y no podía evitar querer tenerlo informado. Precisamente él, me decía que estaba siguiéndolo por una de esas retrasmisiones instantáneas de alguna publicación digital, tan de moda hoy, y se estaba poniendo enfermo al ver cómo insistían en hablar del Barakaldo de Axier Intxaurraga, entrenador cuyo contrato terminó la temporada pasada y quien, además, acaba de firmar uno nuevo con el Portugalete, equipo que también disputa la segunda B en el grupo del Barakaldo, y que además comparte nuestros colores. Igual eso les confunde, le escribí por whatsapp, a modo de resignación. Lo que no sé es qué ha confundido al redactor de la crónica que leía esta mañana para llamarle a Joao Cancelo, Joao Canelo. Tiene coña. Porque el portugués no hizo precisamente el canelo ayer. Me tenía que reír.
De hecho, fue su gol, el del empate, pocos minutos después de que el Barakaldo se adelantara en el marcador con gol de Alain Arroyo, el que acabó con el partido y con la ilusión de la afición local. O eso parecía, porque después, cierto es, tanto el ánimo como el equipo revivieron y despertaron y se sobrepusieron al gol del portugués, teniendo incluso varias ocasiones para volver a adelantarse en el marcador, pero no fue ya lo mismo. El entusiasmo y el convencimiento con el que se empezó ya no regresó del todo. Y cuando estuvo apunto de hacerlo, o bien la mala puntería o la inspiración del portero australiano Matthew Ryan, se encargaron de apagar el efecto.
El partido de ayer era una oportunidad histórica para reforzar la larga expedición hacia la esperanza que persigue este club, a punto de ser centenario, desde hace cuatro años. La trágica caída a la tercera división fue como el fondo del pozo. Caímos en él y ya solo nos quedaba empezar a escalar para volver a la superficie. La labor de la anterior junta directiva, la que encabezaba Alberto Romero, se encargó del primer impulso: limpió económicamente al equipo, le llenó de músculo económico, y consiguió el ascenso (que ahora parece tan sencillo pero no lo es) en un solo año. En los otros tres de su mandato, el equipo continuó consolidándose, aunque cada final de temporada pareciese un pequeño desengaño. El número de socios subió, el proyecto deportivo se estabilizó y el Barakaldo fue recuperando, poco a poco, su ascendente y relevancia dentro de la categoría, empezando, con humildad, a pensar en logros que antaño parecían casi venir de serie. Orlando Sáiz y su junta directiva tomaron el relevo este mismo año y parece que van a encauzar su gestión por los mismos derroteros: seriedad económica e ilusión deportiva. Eligieron a David Movilla e Iñaki Zurimendi para encabezar este proyecto, y parece que no se equivocaron. 
La de ayer fue la primera derrota como local en lo que va de temporada del equipo gualdinegro, y fue ante un equipo de Champions. Líderes del grupo dos de la Segunda B con 36 puntos, a 12 puntos del quinto, el Barakaldo de David Movilla ha cosechado, en lo que va de temporada, once victorias, tres empates y una sola derrota en quince jornadas. Veintidós goles a favor y siete en contra (de los cuales tres les marcó el Getafe B en Madrid, en la única derrota hasta ahora). La Copa del Rey fue la guinda. La eliminatoria ante el Huracán fue el ensayo. Esta eliminatoria contra el Valencia era un premio que busca alentar el empeño de este club y de esta afición por recuperar los tiempos en los que el equipo aspiraba a cotas más altas. Y se está en el camino adecuado. 
El partido de ayer deja esa lectura. Más allá de la derrota, la actuación del equipo debe interpretarse en su contexto. No solo en comparación con el rival, si no que también en sintonía con el rendimiento que llevan ofreciendo el equipo durante toda la temporada. El equipo dio señales de permitirse el lujo de mirarle a los ojos a un rival superior, ofreció más fútbol que él y solo cayó derrotado por esos errores puntuales que, generalmente, demuestran la diferencia entre las categorías. El gol de Alain Arroyo trajo la alegría y el entusiasmo desatado a las gradas, pero el ayer carrilero portugués Joao Cancelo, aprovechó un desajuste de la defensa fabril para recuperar las distancias. Hubo oportunidades de recuperar la distancia en el marcador, pero, en esas ocasiones, no se acertó. La segunda parte fue una demostración de impotencia. Un Valencia cuyo mayor mérito fue estratégico y posicional, aprovechó la velocidad y la inteligencia de un recién entrado Paco Alcácer y sentenció el partido. Poco más pudo hacer un Barakaldo al que el encuentro se le hizo largo pero, aún así, nunca desistió de su propia esperanza y anhelo. 
Y es ese anhelo y esa esperanza la que debemos mantener y alimentar. Movilla y sus jugadores ya están poniendo el crédito necesario para abonar esa escala positiva. Ahora, le toca responder a la afición y al pueblo. Ayer lo hizo, pero esperamos que todos aquellos que ayer se dejaron llevar por la alegría colectiva, nos sigan acompañando cuando el atractivo no es tan grande o, peor aún, cuando vienen mal dadas. A los que llevamos años resistiendo y confiando en que, algún día, nuestra obstinación será nuestra fortaleza, ver ayer Lasesarre tan repleta de vecinos nos hizo un nudo en la garganta. El sábado ante la Real Sociedad B casi se podía contar con la mano a los que estábamos allí. Ayer, había una cola para entrar que llegaba a la esquina de las taquillas. Ojalá esto se repita. Como decía el entrenador Movilla después del partido, "trabajan para ello", para que se repita, y nosotros soñamos para que podamos colaborar con ímpetu y aliento. Los veteranos rememoraban el derby contra el Sestao, cuando Lezama defendía la portería de Las Llanas, y otros se acordaban de los play-offs, del Salamanca, de todos aquellos momentos que han ido formando nuestra memoria sentimental y formando nuestro apego recio a este club y a su empaste con la ciudad en la que vivimos. El pueblo en el que vivimos. 
No he dicho nada de lo que quería decir y he vuelto a decir más de lo que quería. Me cuesta ser ordenado y lógico cuando hablo de partidos como éste, pero, es lo que hay, mejor no puedo hacerlo. Lo mejor que puedo hacer es seguir siendo. Seguir estando. Seguir creyendo. Y el Barakaldo Club de Fútbol siempre se lo merece y ahora se lo ha merecido más que nunca. Así que gracias a jugadores, técnicos, directiva y, sobre todo, a aficionados y simpatizantes, por añadir un día más a la gloria, pequeña pero férrea, de uno de esos clubes que siguen resistiéndose al fútbol moderno. Porque, a eso olía ayer el Nuevo Lasesarre... al viejo. A los tiempos en los que el linimento era el aroma de la grada. La lógica va por un lado, y el sentimiento por otro. A veces se encuentran, otras se rechazan. Pero siempre debemos seguir esperando que, un día, ambos nos den una sorpresa inesperada. Y así seguiremos, en este, sur, oeste o norte, pensando que el único punto cardinal que merece la pena es el Barakaldo Club de Fútbol. 
Excesivo final, lo sé, pero ¿y si llega a pararlo Iker Hernández? Pues eso.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Luke Walton



Hablemos de entrenadores y de la NBA. Hasta donde yo sé, que igual se me cuela alguno, por ahora, solo ha habido un cese y, sorprende, sobre todo, cuando hay equipos que están inmersos en rachas de una gloria poco envidiable. Quizás en otros contextos, esos entrenadores ya no hubieran recibido más confianza, pero la NBA suele ser una competición dada a respetar contratos o a aceptar años malos. Al menos, ésa es mi impresión. 
A alguno, por ello, quizás le sorprenda que Byron Scott siga en el cargo de entrenador de Los Ángeles Lakers, más aún, tras caer derrotado en su último partido ante los Philadelphia Sixers, que llevaban una de las rachas más frustrantes de los últimos años. El 4 de 17 en triples de Kobe Bryant, en su despedida de su ciudad natal, fue una losa, pero, en parte, es solo un reflejo de la dinámica negativa del otrora equipo campeón. De Bryant y su reciente anuncio de retirada, quizás hablaremos más adelante, porque, aunque no llegue al extremo de contundencia de Kevin Durant, sí que opino que el escolta angelino merece una despedida más digna que simplemente mencionarlo aquí. 
Volviendo a Byron Scott, en su equipo técnico, cuenta, entre otros, con un buen jugador de los Milwaukee Bucks en los años ochenta y noventa, Paul Pressey, con Mark Madsen, ex de los Wolves, y con un histórico del baloncesto europeo, Larry Lewis, quien, en la ACB, jugó hasta bien maduro y lo hizo en equipos como el Tenerife, Gran Canaria, CAI Zaragoza, Lucentum, Estudiantes, Unicaja o Manresa. 
Como deciamos, los Lakers perdieron recientemente contra los Sixers, que no conocían la victoria, y servían de contrapunto a la histórica racha de los Warriors (eso sí, evitaron el 0-19). Sin embargo, su entrenador, Brett Brown, ex seleccionador de Australia y ex asistente de Gregg Popovych en los Spurs, también sigue en el cargo. Entre su larga plantilla de colaboradores, Brown cuenta, por ejemplo, con Sean Rooks, ex jugador NBA en los 90, que empezó con los Mavs y también pasó por España, Unicaja y Joventut. Los bandazos de los Sixers estos últimos años son un caso de estudio. Hace unas semanas, su rookie Jahlil Okafor (número tres del draft), tuvo problemas cívicos por la noche. Ni Nerlens Noel ni Joel Embiid ni Jahlil Okafor consiguen levantar el vuelo en un equipo que no juegan play off desde la 2011-2012, cuando los Jrue Holiday, Andre Iguodala, Lou Williams o Evan Turner levantaron el ánimo de un equipo que aún echa de menos a Allan Iverson.
Al que sí han echado fue a Kevin McHale, despedido en los Houston Rockets tras un decepcionante comienzo de temporada. Con solo once partidos disputados, Daryl Morey y su equipo decidieron que ya no podían confiar más en el antiguo escudero de Larry Bird, y le ofrecieron el mando a J.B. Bickerstaff, quien, hasta entonces, era ayudante de McHale y también lo fue antes en Bobcats y Wolves. J.B. es hijo de Bernie Bickerstaff, veterano ex entrenador, entre otros, de Nuggets, Sonics, Wizards o Bobcats, antes de dedicarse a la asistencia, igual que su hijo. Hace un par de años, el padre se fue a los Cavs después de trabajar en los Lakers y acabar de interino cuando Mike D'Antoni dio su brazo a torcer. 
Hay otros entrenadores que están siendo pasto de los rumores pero se mantienen en su posición... por ahora. Lionel Hollins (ex de Memphis Grizzlies) fue el elegido para entrenar a unos Brooklyn Nets, que han tenido un comienzo decepcionante. Hollins tiene un equipo de trabajo de auténtico lujo. A su lado, como ayudante, se encuentra todo un veterano como Paul Westphal. La última vez que Westphal fue entrenador principal fue en 2012 con los Sacramento Kings, pero su currículo es mucho más profundo que eso. Además de él, con Hollins trabajan gente como Joe Wolf (reconocible pivot blanco de los años 90, también con una breve experiencia en España) y Jay Humphries (eficiente base de Suns, Bucks, Jazz y Celtics). 
Tampoco Michael Malone en los Nuggets cuenta con el apoyo de todo el mundo. Este joven entrenador, 44 años, terminó su carrera como jugador en Loyola Maryland y se retiró para entrenar. Le llegó una oportunidad como primer entrenador muy pronto, en los Sacramento Kings, y ahora en los Nuggets se ha rodeado de un equipo en el que tiene a gente como Ed Pinckney, antigua estrella y campeón de la NCAA con Villanova que luego jugaría en varios equipos de la NBA en los 90, aunque probablemente sus mejores años fueron en los Celtics y otro ex de los de Boston, Dee Brown, sí, el famoso base que hacía mates sin mirar pero antes accionaba el pump-it-up y se hinchaba las zapatillas. Brown comenzó en la WNBA y la D-League y ahora hace carrera como asistente. También con Malone está Wes Unseld Jr., hijo de Wes Unseld, miembro del Hall of Fame y, por lo tanto, con una reconocida carrera tanto como jugador como como entrenador. 
En los New Orleans Pelicans, Alvin Gentry (ex primer entrenador de los Suns, Clippers, Heat y Pistons, aunque su carrera está plagada de cambios de posición, de asistente a primer entrenador, interino...), empieza a escuchar como algunas críticas crecen. En su banquillo, junto a él, se sientan gente como Robert Pack (ex del Valencia e histórico de los años 90 en la NBA). A Pack igual se le recuerda porque estaba en los Denver Nuggets del 94, un equipo repleto de jóvenes como él o Dikembe Mutombo, Laphonso Ellis o Mahmoud Abdul-Rauf, y otros como Bryant Stith, Bison Dele, Reggie Williams o Rodney Rogers. En aquella temporada, dirigidos por Mike Evans, perderían en las semifinales de la conferencia Oeste contra los Utah Jazz de John Stockton, Karl Malone, Tom Chambers, Tyron Corbin, Felton Spencer, Jeff Hornacek, David Benoit o el ya mencionado Jay Humphries, pero antes habían hecho la machada de eliminar a los grandes favoritos, los Seattle Supersonics de Detlef Schrempf, Gary Payton, Shawn Kemp, Kendall Gill, Sam Perkins, Ricky Pierce o Nate McMillan. También ayuda a Gentry un Fred Vinson que algunos recordarán jugando con el Nancy, el Slask Wroclaw o el Maccabi Habik'a.
En cualquier caso, los entrenadores NBA que más focos han reclamado en los últimos días han sido los que mejor lo están haciendo. No tanto David Blatt, nombrado mejor entrenador del mes de noviembre en la Costa Este, si no, como veremos luego, por el colega que se lo ha llevado en el Oeste. Las ocho victorias consecutivas de unos Cavs en los que se ve un tanto ansioso a LeBron James, le han valido a Blatt para llevarse el título. El norteamericano curtido en Rusia está acompañado en su trabajo por recientes ex jugadores como Tyronne Lue, James Posey o Larry Drew. Drew, por cierto, también jugó en Europa. Concretamente en el Scavolini de Pesaro de Walter Magnifico y Ario Costa, donde jugó con Darren Daye de pareja extranjera. Hace solo unos días, la recomendable web solobasket.com se hacía eco del fichaje de Austin Daye, hijo de Darren Daye, por el equipo de Pésaro, devolviéndole un hueco al apellido Daye en la historia del equipo italiano 20 años después.  
De todas formas, ha sido Luke Walton, mejor entrenador del mes de Noviembre en el Oeste, quien se ha visto, sin quererlo ni beberlo, en el ojo de la prensa gracias a su buena labor en este comienzo de temporada. El entrenador interino de los Golden State Warriors trabaja en silencio, ocupando el hueco que ha dejado su jefe, Steve Kerr, auténtico protagonista de la temporada pasada junto con su jugador Stephen Curry. El año pasado, Curry en la cancha y Kerr en el banquillo, llevaron a los Warriors a lo más alto del baloncesto profesional norteamericano, pero la hazaña pasó factura. Steve Kerr terminó con problemas de espalda, si no me confundo, y tuvo que pasar por el quirófano y ahora por rehabilitación. Su lugar, mientras tanto, lo ha ocupado desde el principio de temporada Luke Walton, su entrenador ayudante.
Walton, es hijo de Bill Walton (histórico interior de Blazers, Clippers y Celtics).  A sus 35 años ha alcanzado, aunque sea temporalmente, la cabeza técnica del actual campeón de la NBA y está rindiendo a la altura. Se retiró joven tras nueve temporadas en los Lakers y dos años finales en los Cavaliers. Más de 550 partidos en la NBA que, sin embargo, no parecieron nunca completar lo que se esperaba de un jugador como él, un alero con buen rebote y sentido del juego colectivo, que creció a la sombra de Lute Olson en la Universidad de Arizona. Pronto, se decantó por entrenar y acabó colaborando con los Warriors de Steve Kerr donde, como él mismo explicó en el momento de su llegada, se quería aplicar el famoso triángulo ofensivo de Phil Jackson y, tras sus años en los Lakers (ganó dos NBA con los Lakers de Phil Jackson, Kobe Bryant y Pau Gasol), el joven técnico parecía la persona adecuada para colaborar con Kerr, otro egresado de Arizona, por cierto.
La polémica (que tampoco ha sido tanta polémica) llegó con el récord de victorias de los Warriors en la temporada en curso. Entre Draymond Green, Klay Thompson y, sobre todo, Stephen Curry, los de Oakland, han amasado una racha de victorias que les ha llevado a los libros de historia, y amenazan con seguir perpetuando esa racha victoriosa hasta límites insospechados. El problema llegó cuando los estadistas y periodistas se plantearon a quién debían adjudicarle tamaño mérito. Generalmente, la NBA no computa los registros temporales de los interinos, ya que suelen ser casos mínimos o periodos cortos, y se tiende a mantener el nombre del entrenador oficial. Sin embargo, la baja laboral de Kerr se alarga ya por 19 partidos, 19 partidos que los Warriors han ganado sin descanso, y tal logro resulta difícil adjudicárselo a un Steve Kerr que, de hecho, lo ha rechazado, argumentando que él se está ocupando de recuperarse físicamente, y que es Luke Walton y el resto del equipo técnico el que merece el reconocimiento. No sé si Walton le ha contestado. No sé medir hasta que punto el renqueante Kerr influye en el rendimiento de los Warriors en la actualidad. No sé tampoco calcular qué ha cambiado o mejorado Luke Walton desde que accedió a ser interino. 
Bendita, de todas formas, estas polémicas, diría Kevin McHale, seguro.