miércoles, 31 de agosto de 2011

Xabier Zabalo


El equipo ciclista Orbea era noticia esta semana por dos razones bien distintas. La primera, al borde de la tragedia, tenía como protagonista a uno de sus jóvenes ciclistas, el navarro Xabier Zabalo, que en el Giro del Valle de Aosta sufrió una grave caída y permanecía en el hospital. Parece que mejora, pero le dedicamos el título para mandarle ánimos. La otra noticia, más reciente y esperada, era el anuncio de los dos nuevos corredores que cumplirán con el objeto del proyecto y subirán desde el Orbea hasta Euskaltel. En esta ocasión, serán Ricardo García y el valenciano Víctor Cabedo. Los dos corredores han sido los más destacados del equipo esta temporada. Cabedo, valenciano de nacimiento y creado deportivamente en Euskadi, le ha dado esta temporada una gran victoria al equipo durante la Vuelta a Asturias. Por su parte, Ricardo García, vitoriano de 23 años, aún no ha estrenado su palmarés, pero ya en Burgos se mantuvo en el Top Ten hasta que llegaron las Lagunas de Neila.
Pero estas dos últimas incorporaciones, me han hecho recapitular para mirar atrás y preguntarme si aquel proyecto que nació ya hace unos cuantos años ha tenido el éxito que se buscaba. Orbea Continental nació como una apuesta por construir una estructura de cantera que ofreciera un sólido recorrido a los jóvenes corredores de la cantera ciclista vasca. Los datos, en resumen, son apabullantes: de 25 corredores que han corrido con Euskaltel-Euskadi en 2011, 13 han pasado por Orbea. Desde 2006, contando los dos último, un total de 18 corredores han cumplido el paso del Orbea al Euskaltel. Y no han sido los únicos corredores que desde este equipo continental han encontrado acomodo en otros equipos profesionales.
Como decíamos, los últimos serán Ricardo García y Víctor Cabedo, que debutarán la próxima temporada. Y quizás aún haya más si se necesitan ciclistas para nutrir la plantilla de Igor González de Galdeano. Entre otros candidatos, Jon Aberasturi (ganador de etapa en Portugal) y Mikel Bizkarra podrían optar. El año pasado, dieron el paso: Ion Izagirre (espectacular temporada aunque no se haya estrenado), Mikel Landa (ganador por todo lo alto de la etapa reina de la Vuelta a Burgos, donde ya lució con el mailló de Orbea) y Pello Bilbao (apenas le dio para ponerse el mailló del Orbea, la lesión de Koldo Fernández de Larrea aceleró su progresión).En el 2010, cuatro corredores dieron el salto, Jonathan Castroviejo (todo el mundo conoce su progresión), Miguel Minguez (debutó en el Giro, dicen que es un buen escalador), Daniel Sesma (hombre de equipo) y Romain Sicard (con victorias en profesionales, ilusión del ciclismo francés, hablaremos más de él aunque esta temporada se haya quedado en blanco por problemas físicos).El año anterior, fueron Sergio De Lis ( se retiró este año, por sorpresa, y ahora es remero de San Pedro) y el gran Mikel Nieve. El navarro de Leitza ha pasado de subir sin ruido a ser ganador de etapas en Giro y Vuelta. En 2008, subieron Josu Agirre (ya había corrido en Team LPR antes de pasar por el Orbea y ganar una etapa en la Vuelta a Madrid, para después correr el Giro con Euskaltel), Javier Aramendia (hombre de equipo con talento, ha debutado este año en el Giro) y el navarro Juanjo Oroz, quien lleva ya tres Tours, un Giro y una Vuelta, aunque lo que más luce en su palmarés es el siguiente detalle que he cogido de la wikipedia: “ Entre octubre de 2007 y abril de 2008 fue el único ciclista profesional que consiguió completar los cinco Monumentos del ciclismo en su primera participación en cada una de estas carreras: Giro de Lombardía, Milán-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix y Lieja-Bastogne-Lieja.”En 2007, ascendieron a Euskaltel Alan Pérez (tres Tours, tres Vueltas y un Giro, 2º en una etapa) e Iban Velasco (dos Giros, un Tour y una Vuelta). Y, como decíamos, todo empezó en 2006, cuando cumplieron con el paso el vizcaíno Beñat Albizuri (llegó a disputar un Giro) y Rubén Pérez, quien ya es todo un peso pesado en el equipo (tres Vueltas y cinco Tours, y una victoria en su palmarés, una etapa de la Vuelta a Baviera en Alemania).
Además de los que han pasado al Euskaltel, el Orbea ha dado los siguientes corredores profesionales de cierto renombre. Xabat Otxotorena, también corrió en el Extremadura, estrenó su palmarés en el Circuito Montañés. Iván Melero, también corredor del Andalucía, los americanos del Team Type 1 y Burgos. Se retiró cuando se le detectaron unas dolencias cardíacas. Al menos, le dio tiempo a estrenar su palmarés en el Circuito Montañés. Jesús del Nero, el madrileño solo ha ganado una etapa en el Tour del Porvenir, pero siempre ha hecho buenos puestos con 3-Molinos Resort, Saunier Duval, Fuji-Servetto, Loulé-Louletano y ahora en el Team NetApp alemán. Aaron Villegas solo corrió en el Orbea pero, en parte gracias a Koldo Gil, le dio al equipo una de las victorias más importantes, la etapa en la Bicicleta Vasca. Gorka Amuriza, del Orbea, sin mucho éxito, pasó al Grupo Nicolás Mateos porque el seleccionador nacional José Luis De Santos confiaba en él. Dailos Díaz, si mis datos son correctos, fue el primer ciclista canario profesional. Debutó como stageiere en el Saunier, pero su primer contrato largo fue con Orbea, después pasó al Fuerteventura-Canarias. Gustavo Domínguez, el gallego de Porriño, lo intentó primero en Relax-Bodysol y Carvalhelhos, para al final encontrar hueco en el Orbea y, finalmente, conseguir fichar por el proyecto gallego del Xacobeo Galicia. En todo ese tiempo, consiguió una victoria de etapa y la general final de la carrera portuguesa Gran Premio Paredes Rota dos Moveis. David Martín, hermano del malogrado Antonio Martín, ganó la Bizkaiko Bira como amateur y así se consiguió un contrato con Orbea, después se fue al extraño proyecto americano del Rock and Racing. Por último, el cántabro Vidal Celis lo intentó primero con la ONCE, consiguió formarse en Orbea, y luego marchó al Barbot, Footon-Servetto y, cuando éste no le renovó, comenzó su aventura exótica en el ciclismo malayo con el Letua Cycling Team. Esta temporada se hizo con dos importantes victorias en la Jelajah Malaysia. Antes ya había ganado en el Circuito Montañés.
Orbea nació entorno el año 1847 como una empresa familiar dedicada a la fabricación de armas, sus escopetas de caza eran bien famosas, pero en los años treinta del siguiente siglo, cambiaron el mercado por el de las bicicletas (no eran los únicos en la zona, GAC y BH también nacieron en Eibar). Ya en la segunda mitad del siglo, y tras una crisis, se trasladan de Eibar a Mallabia, se convierten en cooperativa y se integran en el Grupo Mondragón. A finales del siglo pasado, atacaron el mercado internacional y, ahora mismo, la empresa cuenta con plantas de producción en España, Portugal y China, plantas de ensamblaje en USA y Australia y filiales comerciales en Inglaterra, Bélgica, Holanda, Francia, Alemania, Suecia, Noruega, Rusia… Hace muchos años que Julián Berrendero lucía el mailló del Orbea por las carreteras. Ahora, son otros como Xabier Zabalo, que luchan con conseguir un futuro profesional y, no cabe duda, que el índice de éxito es bien alto. Ojalá que siga siendo así.

martes, 30 de agosto de 2011

Fernando Roig

Supongo que encabeza esta entrada porque esta mañana, al abrir la edición digital de algún periódico, me he encontrado con sus declaraciones sobre la muerte del fútbol español, o el asesinato más bien. Muy cerca de su titular, Del Nido, muy apuesto con media barba, daba otro que rezaba no sé qué sobre la porquería y la corrupción.
Yo de despachos no entiendo, y me tengo que quedar con la tribuna del bar, donde los expertos aficionados a los que el fútbol les llena media vida, llevan mucho tiempo elucubrando sobre el olor pútrido que emana el fútbol profesional. Impagos, concursos, deudas, créditos... pero seguimos viendo cifras desorbitadas e inmaculadas acompañando a los apellidos de los jugadores. ¿Por qué?, que decía aquel.
Tampoco me voy a poner muy serio, que conste, porque son las diez y media de la mañana y llevo un par de horas trabajando para que las cifras de mi cuenta corriente sigan siendo orbitadas y maculadas.
Empezó la liga y todo apunta a que va a seguir estando todo en el mismo sitio. El verano ha pasado como un cómodo exilio y, al regresar a nuestra patria, todo sigue igual. Nada ha cambiado.
El domingo estuve en San Mamés. No sé el tiempo que hacía desde que tuve oportunidad de visitar la catedral por última vez, pero sé darte los datos para que te lo imagines: el Valladolid le ganó 1-4 al Athletic y Julen Guerrero marcó el gol de la honra. Entré con invitación y lo vi desde una altura respetable donde tenía que levantarme para ver el córner de la derecha. Si no me invitan, no me lo puedo permitir. Soy socio de un club de Tercera División y, según me explicaron este fin de semana pasado, cuesta el mismo dinero ser socio del Borussia de Dortmund que de mi club. Nunca me he comprado una camiseta de un equipo de fútbol profesional. Primero, porque no me gusta demostrar mis pasiones, segundo, porque son impúdicamente caras. ¿Qué quiero decir con todo esto? No lo sé. Nada, no digo nada, hablo pero no concluyo, como los tribunos de las barras de bar.
No creo que matemos el fútbol, aunque se muera, no morirá. Como el ciclismo sobrevive al dopaje, la poesía se sostiene a pesar del pop, las novelas siempre están en crisis, el teatro desfallece pero respira, e internet mata a la tele cuando la tele mató a la radio. Quizás es que la ciencia ya lo dijo hace tiempo: que la energía no desaparece, se transforma.

sábado, 27 de agosto de 2011

Brahane Ragassa


Según el Mundo Deportivo, más de 1.800 corredores acudieron ayer a la cita atlética de las fiestas de Bilbao, una Hiri Krosa que ya se ha convertido en tradicional. Ganó Imanol Cruz con autoridad entre los chicos y Brahane Ragassa entre las chicas. El primero hizo 17:08 y ella paró el reloj en 19:50. Ivan Echevarria ganó en la categoría de sillas de ruedas. En lo que concierne a la representación de los habituales de este blog y del de las asics, dos participantes, MU y AGB, alias P, que ya fue protagonista el año pasado. Un servidor se quedó con las ganas por culpa de los gemelos de pierna izquierda. Mejor no hablamos de ello. Solo decir que no me hizo mucha gracia ver los toros desde la barrera, pero que fue distinto y acabé por disfrutarlo, sobre todo, disfruté el bonito final, con sorpresa incluída, que me dedicaron nuestros dos amigos. Pero esta vez, me han dado el trabajo hecho. Uno de ellos me ha mandado una crónica que yo no puedo superar y, aunque es demasiado larga (¡tío, cuénta las palabras!), os la ofrezco entera y sin anuncios. Copio y pego lo que AGB, alias P, me ha mandado (gracias por la foto también, tío) y así revivís la carrera mejor que si me pongo yo a contaros que me pasé más tiempo mirando al mimo vaquero que se queda tieso sobre el murete del puente. Allá va la crónica desde el mismísimo interior de la carrera:


La tarde prometía. Soplaba el viento suave pero revuelto, y había ganas de comenzar. Unos diez minutos antes de dar el pistoletazo de salida, ya se olía la adrenalina a nuestro alrededor. Lo peor de una carrera no es el sufrimiento en los metros finales, los calambres, las piernas duras como piedras o el dichoso “flato”. Sino la tensa espera previa al inicio de una carrera, de cualquier carrera. Y por fin se oyó el sonido del disparo, y las piernas comenzaron a engrasar rótulas, astrágalos, y demás huesos. Como de costumbre, medio trotábamos en esos inevitables primeros 400 metros de tapón, debido a la estrechez de la calle. Ni siquiera habíamos llegado a la rotonda del ayuntamiento cuando en sentido contrario, al galope, nos cruzamos con el primer clasificado ( por el momento ). “Este tío va demasiado rápido”, pensé para mis adentros. Ya habíamos pasado la citada rotonda cuando el camino parecía que se empezaba a despejar, se abría la veda. Las piernas ya estaban engrasadas, la sangre fluía con fuerza, las piernas respondían.”Esto marcha”, me dije. A mi lado corría Mitxel. Luciendo su camiseta azul de la última Behobia, me juraba y perjuraba que hoy no se sentía especialmente lúcido para la carrera. Que si estaba perezoso, que si las piernas, que si la cabeza. Toda la dichosa parafernalia para crear falsas expectativas en su contrincante. Es decir, sobre mi persona. Pero ya estábamos alejándonos del puente del teatro Arriaga hacia el Guggemheim, mientras hacía estas reflexiones. La hilera de corredores se iba estirando de manera alarmante, a pesar de que aún se formaban pequeños tapones, que íbamos salvando no sin dificultad. Once minutos marcaba mi crono, alrededor de los dos primeros kilómetros de carrera.”Qué tal vas” pregunto a Mitxel para sopesar sus fuerzas “Jodido tío. Tira tú si quieres” me responde.”No, no, te sigo, voy bien”, le respondo. Empiezo a calibrar mi plan de carrera, en esos momentos de carrera en los que funcionamos con nuestro piloto automático. Ya no nos fijamos como en las caras del público, ni en las personas que tenemos alrededor, ni siquiera en el paisaje, como sucede al inicio de la carrera cuando las fuerzas están frescas. Nos da igual si llueve, si nieve, si nos cae un rayo. Ahora sólo están nuestras piernas y nuestro s pensamientos. Y en eso que casi a unos quinientos metros de alcanzar el ecuador de la carrera, aparece el cabeza de carrera. Ya no era el espigado corredor delgado de camiseta marrón que vimos al inicio de la carrera “Ya lo decía, demasiado rápido”. Mitxel no dejaba de sudar, aunque yo supongo seguiría por el mismo camino. Me miraba, le miraba, nos estudiábamos. Ya no estábamos en una carrera, estábamos en una partida de ajedrez. Estábamos en el kilómetro tres. “Estoy jodido tío, tira tu si quieres”.”No, no, te sigo” le volví a responder. No le creía ni un pelo. El cabrón iba a buen ritmo y mis piernas lo notaban. No quería subir el ritmo y despegarme, aún quedaba mucha carrera y estaba indeciso. Atacar o esperar. Pero yo ya había tejido mi estrategia final en el momento en el que Mitxel comenzó a apretar el paso.”No se me puede ir”. Así que le seguí el ritmo, confiando en que decrecieran sus pasos, pues aunque aguantaba sus envestidas, tenía miedo a desfondarme junto a él y jugármelo todo a una carta en los últimos 50 metros. Miedo, otra vez el puto miedo. Se oían gritos de ánimo, aplausos, y fue entonces cuando se divisaba perfectamente el puente de Calatrava. “Vas a morder el polvo” volví a decir para mis adentros. Ya apenas quedaba menos de un kilómetro y medio. Mantendría el ritmo hombro con hombro con ese amigo que hoy tenía por rival, le dejaría que fundiera sus fuerzas en su propio empeño de elevar el ritmo. No, no me iba a dejar tirado como una colilla. ”Ahora”, es cuando grité para mis adentro. Vienticinco minutos y veintiocho segundos de carrera fue lo que marcaba mi crono en el momento que decidí dar el salto cualitativo a mis zancadas. Ya no había marcha atrás, era yo contra mí mismo. Era el momento de apretar los dientes.”Ya está, ya está” me seguía repitiendo. Y corría, y corría. Y avanzaba, avanzaba. Era el último repecho antes de enfilar el descenso del puente hacia la meta final. Giré lo más rápido que pude mi cabeza hacia mi izquierda, y allí estaba él. No sé, el caso es que parecía muy lejos de mí, si a lejos se pueden decir diez o quince metros, o quizás fueran más, o menos. Inicié el descenso sabedor de mi victoria, acelerando el paso, sobrepasando a otros corredores, y doblé la esquina en dirección izquierda para afrontar los últimos cincuenta metros. Cuarenta metros, la meta estaba más cerca. Treinta metros, “un poco más, un poco más”. Veinte. Diez metros. Cinco. Cinco eran los malditos metros que me separaban de la gloria cuando de la nada apareció a mi derecha un espejismo vestido de azul y mi cara debió cambiar de color. Tres metros, “Mierda!!!!!”, me dije. A un metro de la línea de meta, ya me sobrepasaba, e incluso llegó a traspasar la línea de meta antes que yo, sin previo aviso, como quien pasa a la casa de uno sin llamar, sabedor de que no va ser recriminado por ello. Y lo hizo con un merecido grito de “Toooomaaaa!!!!”, seguido de una sonsria que ni la Mona Lisa. Qué cabrón pensé.
De vuelta a casa me confesó que en el tercer kilómetro cuando me dijo que iba jodido me hubiera descolgado, no podría haberme alcanzado. Es algo que no deja de revolotear por mi cabeza cinco horas después de la carrera. Y ahora sé por qué fue. Por miedo, miedo a no confiar en mis posibilidades. Todas las carreras tienen una moraleja, como en la vida. Alguien dijo que la felicidad es la ausencia del miedo. Quizás tenga algo de razón en ello.
P.D. : Desde aquí me gustaría recordar a los ausentes este año a esta nueva edición de la hiri krosa, que por diversos motivos de ocio, familiares o por lesión, no han podido participar. Holden Caulfield, Iñaki De la Rosa y Jacobo Vilariño.


Obra y gracia del atleta fisioterapeuta, Asier Gómez Baños. Si hay puntualizaciones, yo me lavo las manos. Por cierto, ambos acabaron la carrera con 28:28 y, como decía el autor en una pequeña nota que cerraba su escrito, corrió el rumor de que la carrera había visto acortado su recorrido en 500 metros. Gracias por la crónica, tío. El año que viene espero que los gemelos no me lo estropeen.

lunes, 22 de agosto de 2011

Osoro Ondoro


Ya dije hace como un mes que siempre que usara el nombre del atleta keniano sería para informar de algo relacionado con la carrera amistosa que andamos organizando. Y hoy lo vuelvo a explicar como introducción del texto que lo sigue y donde se da información concreta sobre el acontecimiento. A partir de hoy, ya dejaré de dar estas explicaciones cada vez que use el nombre. Allá va:


I Carrera Pormaratoniana


Hace ya más de un mes, se disputó la I Quedada Deportiva Sentimental como anticipo de lo que, entonces, no eran más que buenos propósitos. Sin embargo, como prometimos, aquí estamos de vuelta y, esta vez, sí parece que estamos cerca de que nuestras intenciones acaben haciéndose realidad.
Nos complace anunciar que el próximo 17 de Septiembre de 2011 se disputará en algún lugar de Barakaldo la I Carrera Pormaratoniana que nace con vocación festiva, con intención de repetirse y por interés popular. Conviene recordar que la carrera tiene un marcado espíritu amateur pero que no carece de las formalidades propias de una carrera oficial y regulada. Nos vemos obligados a recordar que esto es más bien una reunión de amigos aficionados a correr, pero invitamos a que todo aquel ajeno al grupo pero interesado no se asuste y participe si le apetece.
Como algunos ya sabréis, podemos anticiparos que el recorrido tendrá unos 8 kilómetros y que, a la prueba, se le sumará una celebración posterior a la que todo el mundo está invitado a unirse.
En los próximos días, iremos haciéndoos llegar más información, siendo siempre los canales oficiales los blogs que amparan y parieron esta carrera.

(cronicadeportivasentimental.blogspot.com y pormaratones.blogspot.com)

A principios de Septiembre (el mismo día uno si los plazos se cumplen), el Comité Organizador aspira a revelar con detalle el recorrido final de la carrera, así como los requisitos obligatorios para tomar parte. Podemos adelantar que, tras mucho debate, hemos decidido solicitar a cada participante una cuota de 10 euros. Ese dinero repercutirá exclusivamente en beneficio de la organización de la carrera, ya que este acontecimiento no pretende lucrar a ninguno de sus organizadores.
Por lo tanto, este primer anuncio solo pretendía confirmar la fecha definitiva de la carrera, así como su horario (10:30) y servir de protocolo público para dar la salida a este proyecto romántico. Como ya se ha dicho, el próximo 1 de Septiembre, en estos mismos blogs, se publicarán los últimos detalles para concretar con claridad cómo participar. Por ahora, os rogaríamos a todos los participantes potenciales que vayáis sopesando si participaréis en la comida de celebración posterior al objeto de cerrar cuanto antes esta parte festiva del acontecimiento.

Comité Organizador de la I Carrera Pormaratoniana

Kirmen Uribe


Hace un par de días como quien dice, decidimos pasar la mañana por Bilbao. Dar una vuelta por el casco, hacer un par de compras, rebuscar en la fnac y terminar comiendo en el restaurante italiano de la calle Gardoqui. Antes de comer, acabamos cargando con un buen puñado de películas antiguas por 20 euros. Anoche vimos "Cuenta conmigo". ¡Esquivar trenes, acojonante!, me pasé toda la película revolviéndome en mi asiento, emocionado y ansioso.
Cuando ya íbamos para el metro, de vuelta a casa, paramos en Gran Vía. Ella me dijo, déjame echar un vistazo en este par de tiendas. Quería comprarse unos pantalones rojos. Así que le dije, te espero fuera, voy a echar un vistazo en la librería, y entré a una librería cercana. Como sabía que iba a llevarle un rato, me compré un libro de bolsillo y me senté en un banco de la Gran Vía. Encendí un cigarrillo y me puse a leer. El libro en cuestión era "Bilbao-New York-Bilbao" de Kirmen Uribe. Me pasé un buen rato mirando la pintura de Aurelio Arteta, justo mientras ella cruzaba sonriente para entrar en otra tienda. La guiñé un ojo.
El primer libro de Kirmen Uribe, un libro de poesía, también pertenecía a nuestra memoria emocional y compartida. Aún guardo el ejemplar, con una nota escrita a mano por mí. Ella lo guardó mientras yo estuve fuera. El título nos servía de coraje mientras pasaban los días.
Aún estoy terminándome el libro, pero hoy he leído algo que me ha hecho esbozar una sonrisa, y como tiene algo que ver con el espíritu de este blog, os lo voy a contar. No sé si esto es legal, y espero que a Kirmen Uribe, que estos días viste de amarillo con un florido sombrero de plumas, no le importe. Copio literalmente unos pocos párrafos del libro.
De todas formas, leeros el libro, lo que yo copio está en las páginas 165 y 166 de la edición de bolsillo de la editorial Seix Barral en la colección booket. Y si queréis más, seguid leyendo, a Kirmen Uribe o a quien sea, mientras haya algo que contar, siempre es bueno escuchar:

Hay un juego de fútbol en la play station, y se pasa horas y horas entretenido. Se trata de recrear el habitual funcionamiento de un equipo de fútbol. Hay campeonatos, y una vez acaban, existe la posibilidad de hacer fichajes. En la play station figuran equipos de toda Europa, con todos los jugadores posibles. Cada uno debe elegir un equipo de fútbol y competir con él.
Siempre elige el Chelsea. Dice que es el que más le gusta, que él es del Chelsea. A mí eso me da pena. Que no sea seguidor de un equipo vasco. "Yo a tu edad era del Athletic", le suelo decir, haciéndole chantaje emocional. "Pero si el Athletic siempre pierde", se queja él, "yo prefiero ser del Chelsea y ganar la Champions League". Salgo cabizbajo de su habitación.
Hace poco entré en el cuarto de Unai y lo encontré jugando con la play. "Tengo una buena noticia para ti", me anunción con una sonrisa. "Estoy jugando con el Athletic y estamos apunto de ganar la Champions League." Yo no cabía en mí de alegría. Al final el chaval ha elegido el camino correcto, pensé con orgullo. Pero de repente me di cuenta de que un jugador del Athletic era negro. "Oye, ¿quién es ése?", le pregunté, "no lo conozco". "Ése es Drogba, delantero del Chelsea. Lo he fichado para el Athletic", me contestó tan campante. "Y también a Torres y a Messi. Ahora el Athletic es el mejor equipo del mundo."
Está claro, no tengo nada que hacer con este chaval.

lunes, 15 de agosto de 2011

Dani Alves


Si no conocéis el mecanismo de blogspot, os lo cuento, cuando queréis escribir una nueva entrada, tenéis que pinchar al botón que pone "nueva entrada".
Sencillo, ¿no?
Pero lo de nueva entrada me ha recordado, de repente, al partido de ayer que, por cierto, me tragué entero.
En realidad, la nueva entrada de ayer es vieja, muy vieja, porque el año pasado la vimos en diferido y en directo. Creo que es un bucle, un bucle en el que lo mismo te pasas todo el día viendo a Pepe y a Alves bailando su danza de apareamiento como puedes montarte en el metro y acabar siempre en Portugalete, ¿eh?
El caso, a lo que voy, que entre esa asociación de ideas, y los siguientes titulares que pongo al final, me han entrado ganas de invitaros a la discusión: "¿Los árbitros? Hay cosas que no cambian", pronunciado, al parecer, por Aitor Karanka (no vi la rueda de prensa) y "da coraje que Alves manche el fútbol con su espectáculo" palabras, dicen los titulares, de Sergio Ramos.
Mi opinión no la voy a dar del todo. Doy mi resumen de lo que vi ayer en el campo: más de lo mismo, con un Real Madrid mejorando su propia versión y mucho más motivado que un FC Barcelona que, por el contrario, aún está lejos de alcanzar su estado óptimo de ejecución.
Pero todo el mundo sabe de lo que hablo hoy y aquí porque hablo de lo que hablamos hasta cansarnos durante la temporada pasada. Ayer todo pareció resumirse en una sola jugada, la falta que el árbitro señaló en una jugada entre Képler Laveran Lima Ferreira, "Pepe" y Daniel Alves da Silva, "Dani Alves".
Os invito, tanto a aficionados al Real Madrid como a aficionados al FC Barcelona (aunque a ambos os agradecería mesura y justificación) como a otros, como uno mismo, a los que, en parte, se las trae floja tanta el uno como el otro, a que me deis vuestra opinión sobre lo que se está convirtiendo en una cuestión pseudofilosófica de relevancia ridícula. ¿Tiene razón Sergio Ramos? ¿No? ¿La tiene Karanka? ¿No? ¿Se tiran, les pegan, hay teatro o paredón? ¿Término medio?
Os invito a que uséis la herramienta que os permite hacer comentarios en este blog y me echéis un cable, a ver si entre todos me ayudáis a salir de este bucle en el que volver a aparecer en la estación de metro de Portugalete es lo mejor que te puede pasar, ¿eh?

Lenny Cooke


La palabra hype, pronúnciala jaip, aún no ha sido admitida por la Real Academia de la Lengua, pero dime tú que en unos años no pueda ser un nuevo anglicismo en adopción. Se puede utilizar en muchos ámbitos: la música, el cine, el arte... el deporte.
Y, sobre todo, perdonadme (sorry, man), en el deporte americano, probablemente porque los americanos tienen los mecanismos necesarios para crear un hype como mandan los cánones.
Hype viene a ser el producto de una campaña publicitaria que, de la noche a la mañana, pasa del anonimato al éxito más absoluto, y más irreal. Porque para ser un hype tienes que estar al borde del fracaso, tienes que aceptar la sospecha de la falsedad, tienes que caerte para no volverte a levantar. Y si no lo haces, tienes que tener el potencial para hacerlo.
Un ejemplo de jaip: cuatro adolescentes británicos que acaban de aprender a tocar sus instrumentos tocan en un garito cualquiera y un cazatalentos los encuentra guapos y vendibles. En dos meses copan las listas de éxitos, salen en la NME, en Pitchfork, en el programa de Jay Leno... Todo el mundo se sabe su canción que probablemente hable de una chica super cool que bailaba que te cagas en la pista de baile. Graban el segundo disco pero a nadie le gusta. Ya no se vuelve a saber nada de ellos.
En el baloncesto, que es a lo que íbamos, ha habido miles de ejemplos, pero dicen que el mayúsculo, es el del neoyorkino Lenny Cooke.
Hace unos días resumió su historia la página de baloncesto solobasket.com y ésa puede ser la fuente desde la que indaguéis más si os interesa.
En resumen, es la historia de un crío que con 15 años perdía el tiempo en uno de los barrios más degradados de New York. Alguien le invitó a jugar un partido, y Lenny descubrió que era bueno en aquel juego. En menos de dos años se convirtió en una auténtica sensación a lo largo y ancho de los Estados Unidos, y empezó a olvidarse de los agujeros en el suelo de su apartamento que su madre le obligaba a tapar con mantas cuando venían visitas para que no cayeran en el piso de abajo, donde vivían camellos y prostitutas.
Un adolescente de 2'01 que lo mismo jugaba por dentro que por fuera. Un jugador que humillaba en la cancha lo mismo a Amar'e Stoudamire que a Carmelo Anthony. Un crío que empezó a codearse lo mismo con millonarios que con sicarios y camellos del barrio. De la noche a la mañana se convirtió en una estrella, en el objeto del glamour, en un crío que metía más de 50 puntos en tres cuartos para pasarse el cuarto en el banquillo mientras firmaba autógrafos. Los periodistas lo dejaron así de claro: el mejor jugador de baloncesto de New York desde Kareem Abdul Jabbar.
Pero la leyenda cuenta que todo se terminó cuando se enfrentó, ante los focos atentos de toda la prensa, a un desconocido jugador de Ohio que empezaba a despuntar, LeBron James, y se quedó en nueve puntos, mientras que el otro al que todo el mundo conoce ahora, hacía que su equipo ganara el partido con un triple en el último segundo.
Desde entonces, todo empezó a terminarse para un jugador al que todos colocaban en la NBA. Decidió no jugar la NCAA porque, entre otras cosas, tenía muchísimos problemas en los estudios, y se drafteo. Pero las lesiones le dejaron sin equipos. Llegó a jugar en Filipinas y en los Shangai Sharks de China, pero con 24 años acabó retirándose después de un rosario de lesiones, malas decisiones y una auténtica historia de como se pasa del éxito al fracaso en cuestión de segundos.
Dicen que tenía tanto talento como desprecio por el juego. También dicen, y él lo comparte, que tuvo las amistades incorrectas y tomó las decisiones más equivocadas. Ahora, con 29 años, se dedica a dar charlas de motivación a jóvenes adolescentes y, añade, pretende darse una última oportunidad.
Están preparando un vídeo sobre su vida. Una vida muy distinta a la que acabó por tener su rival en aquella noche en el ABCD Camp de 2001. Ahora, es LeBron James quien se fotografía con Jay-Z.
¿Más hypes?
Los seguirá habiendo mientras haiga meigas, ya sabes. Los hypes se retroalimentan y supongo que juegan un papel fundamental en el perfecto engranaje económico y mediático del deporte profesional y amateur de los Estados Unidos. Sin Cookes, quizás no habría Jameses, y sin Jameses, quién sabe, quizás no habría Nowitzkis. Y sin Nowitzkis no habría nada, no habría baloncesto. Así que acabo de convencerme de que los hypes son necesarios y no sé muy bien cómo. Como no sé cómo, tampoco sé cómo explicarlo y como no sé cómo explicarlo, mejor lo dejamos aquí, sí.

sábado, 13 de agosto de 2011

Birgit Prinz


Cuando estuve en Alemania, me sorprendió la atención que recibía la selección femenina de fútbol. Sus jugadoras aparecían en los escaparates de la sección deportiva del Karstadt. Hay que reconocer que aquí la situación del fútbol femenino avanza, aunque quizás demasiado lento. En Bilbao, se ha superado la resaca de los primeros éxitos y las chicas aún son capaces de reclamar la atención que se ganan con justicia en el campo. Muchos equipos masculinos están abriendo sus secciones, ya hay algunas futbolistas profesionales, y la prensa deportiva, especialmente algún diario de tirada nacional, empieza a hacerse eco de las noticias que produce el fútbol femenino. Sin ir más lejos, esta misma semana, me sorprendió ver en una edición digital, un titular de tamaño medio, con fotografía incluída, comentando el regreso de la delantera Erika Vázquez al Athletic Club. Pero, sin duda, la noticia relacionada con el fútbol femenino que más espacio ha ocupado en la prensa durante esta semana es la retirada, a los 33 años, de una de las mejores jugadoras mundiales, la alemana Birgit Prinz.
Para entender lo que ha supuesto Prinz en el mundo del fútbol femenino, no hay más que resumir sus éxitos: 3 veces ganadora del primer premio a la mejor futbolista femenina del año para la FIFA (2003, 2004, 2005), 7 veces logró el mismo premio pero otorgado por la federación alemana y a nivel nacional, 2 veces campeona del Mundo (2003, 2007), 8 Ligas en Alemania, 7 Copas, 1 Liga en Estados Unidos, máxima goleadora de la bundesliga en cuatro ocasiones, máxima goleadora en el Mundial de 2003, campeona de Europa con Alemania en cinco ocasiones, tres medallas de bronce en las Olimpiadas, 3 Copas de la UEFA con el FFC Frankfurt...
Vale, ¿no?
Prinz ha jugado toda su vida en los equipos de su ciudad, el FSV hasta 1998 y el FFC Frankfurt a partir de ese año. Durante un año, jugó también con el Carolina Courage de la liga norteamericana. Con la selección alemana debutó con 16 años, entró en el minuto 72 y en el 89 consiguió su primer gol.
Pero Prinz, que tiene estudios de fisioterapia y una licenciatura en psicología por la Universidad de Frankfurt, se hizo famosa allá por 2003 cuando el esperpéntico Luciano Gaucci quiso ficharla para su AC Peruggia.
Prinz se llegó a reunir en Roma con el empresario italiano, pero finalmente rechazó la oferta del club, como antes lo habían hecho las suecas Hanna Lungberg y Victoria Svensson. Gaucci fue dueño de otro equipo de la tercera división italiana, el Viterbese, y en el verano de 1999 fichó a Carolina Morace como primera entrenadora. Quería más, sin embargo, e intentó fichar a Prinz para el Perugia. Incluso amenazó con fichar a un caballo cuando el fichaje se truncó. Al final, se tuvo que conformar con otros fichajes "exóticos" como el del surcoreano Ahn Jung-Hwan (daría para otra entrada contar todo el asunto del gol de Ahn contra Italia y el cruce de declaraciones posterior, pero es fácil hacer una búsqueda en google si os interesa), el japonés Nakata o el ya famaso de Al Saadi Gadafi, hijo del líder libio Muammar aunque, como ya todo el mundo sabe, fue un auténtico fracaso: jugó un partido antes de dar positivo por consumo de drogas. Gaucci, por cierto, acabó huyendo a la República Dominicana, donde vivió durante varios años escondido, cuando tras la quiebra económica de su club, se le acusó de fraude y de conspiración para cometer fraude por valor de 35 millones. Hace poco que regresó a Italia después de que se resolvieran todos esos asuntos, y este mismo año, ayer como quien dice, él y su hijo intentaron sin éxito comprarse el Córdoba.
Pero estábamos hablando de Prinz, no de Gaucci. Y sí, Prinz le dejó con el corazón roto (sarcasm? como diría Sheldon Cooper) a Gaucci. Prinz explicó muy bien su decisión, que yo traduzco de una traducción anterior del alemán al inglés, así que probablemente ya no quede nada de lo que realmente dijo Prinz: "me halaga que me comparen con los jugadores masculinos profesionales, pero creo que no es una comparación muy realista. Si me convierto en una persona famosa por mis actuaciones en un terreno de juego, puedo llevarlo muy bien, pero creo que no estoy preparada para soportar el glamour." En resumen, Prinz sospechaba que se iba a pasar mucho tiempo en el banquillo y no quería convertirse en el objeto de una campaña publicitaria.
Todo eso quedó ya atrás hace unos pocos años. Ahora, a los 33, Prinz ha decidido retirarse. Ya lo puede hacer tranquila, la guinda a su palmarés la puso Mattel cuando decidió hacer una Barbie con su imagen y la de su compañera de selección Silvia Neid. Dicen que en 2006, Prinz pudo haber fichado por el Real Madrid cuando Ramón Calderón se proponía, de una vez por todas, crear una sección femenina en el club madrileño. Pero todo se quedó en nada. Y en nada sigue quedándose el proyecto de sección femenina del Real Madrid, porque Florentino Pérez, que tiene más de 15.000 socias mujeres en su club, si mis datos son correctos, no parece verle viabilidad económica o le da pereza. Prinz ya no podrá jugar de blanco, y a Erika Vázquez le sienta mejor con unas franjas rojas, pero no estaría mal que el Real Madrid se incorporase a esto del fútbol femenino. Eso sí, esperemos que si ocurre, no sea para convertir esto en una versión mejorada del coñazo bipolar que vivimos en el masculino, porque entonces, apaga y vamonos, que vengan Gauccis a pares a ver si por lo menos nos divertimos un poquito (Sheldon Cooper de nuevo: sarcasm?)

lunes, 8 de agosto de 2011

Javi Poves


No voy a ser el único en escribir de él en los próximos días, así que tampoco voy a contar nada que no hayáis podido leer ya o que tengáis la oportunidad de leer en los próximos días. Pasará de manera anecdótica, casi graciosa, y alguno buscará rizar el rizo con adjetivos manidos como el de perroflauta, que ya le han adjudicado.
Javi Poves es un defensa madrileño que, tras pasar por la cantera del Atlético de Madrid y del Rayo Vallecano acabó debutando en Primera división con el Spórting de Gijón. En un artículo de junio, en el periódico asturiano La Nueva España, ya se hacían eco de su extravagancia, si jugamos a compararlo con la imagen que tenemos de los futbolistas profesionales. Con permiso de Víctor Rivera, quien firma el artículo, copio y pego el comienzo del artículo para que os hagáis una idea:

Su compañero de asiento en el vuelo que llevaba al Sporting hasta Alicante para disputar el último partido de la temporada le preguntó: «¿Qué lees?». La respuesta no le sacó de dudas: «A Karl Marx». Nueva pregunta en el diálogo entre futbolistas: «¿Y ése quién es?». Javier Poves Gómez (Madrid, 28-9-1986) cierra el «Manifiesto comunista» y le explica a su compañero de equipo: «Éste es uno que dijo que iba a ayudar a los trabajadores, pero que luego les engañó». Y reanudó la lectura. Antes, leyó «Mein kampf», el libro escrito por Adolf Hitler. «No tengo definido mi punto de vista. Lo que quiero ahora es leer mucho e informarme sobre todo».

Ahora, Javi Poves, a sus 25 años, ha decidido abandonar la práctica del fútbol. Dice que el fútbol profesional es corrupción y dinero sucio, y que no quiere participar de las estrategias capitalistas. En su día, se apresuró a indicarle al club que rechazaba que su salario fuese ingresado directamente en un banco, y también repudió un coche que le regaló el club, porque ya tenía suficiente con el Smart con el que iba a entrenar todos los días. Poves se desmarca del movimiento 15-M porque lo considera insuficiente y un invento de la prensa para canalizar la amargura de la sociedad. Su postura es más radical, aunque no voy a volver a repetir la cita con la que se cierran hoy todos los artículos sobre su persona. Poves volverá a retomar sus estudios y viajará, intentará encontrar su postura y sus convicciones, y lo hará fuera del mundo del fútbol. Probablemente, no volvamos a oír hablar de él, al menos, en la prensa deportiva. Él, casi con seguridad, lo celebrará, mientras intenta resolver sus contradicciones, ésas que le incomodaban cuando, en junio, se quejaba de la situación social y económica aún cuando reconocía tener un salario mucho mejor que el 99% de la gente de su generación.
Sin entrar a juzgar sus ideas políticas o su postura moral, su ejemplo me parece tan oportuno y necesario como la medianía grisácea que parece estandarizar el resto del fútbol. Tan, no. Tan no es lo que quería decir, pero bueno. Solo quiero confesar que me parece que debajo de sus presuntas posturas radicales, probablemente matizables, queda su compromiso con el riesgo de admitir una búsqueda y una perspectiva inusual y arriesgada. Espero que Poves encuentre una definición satisfactoria de su convencimiento ético y social. Y, mientras tanto, espero que algún otro compañero del Spórting coja su relevo y lea, sea lo que sea que lea, mientras viajan en autobús a Alicante.

domingo, 7 de agosto de 2011

Mikel Landa


En la Sexta están dando "Hoosiers: Más que ídolos", te lo digo por si no estás haciendo nada y andas rascándote la barriga en el sofá. Ya está casi terminando y no falta nada para que Jimmy Chitwood se juegue el último tiro. Yo me la he vuelto a tragar.
Pero, al principio, la veía con un oído tapado por los cascos y los cascos enchufados al portátil mientras veía en teledeporte como Joaquim y Samuel Sánchez se jugaban la Vuelta a Burgos en las Lagunas de Neila.
Purito se ha llevado el triunfo final con merecimiento. A Samuel, el Tour, que le dio un punto más que a los demás al principio, le ha pasado factura.
Pero junto a Dani Moreno, Juanjo Cobo, Fabian Jeandeboz, Sergio Pardilla y los dos que ya he mencionado, el auténtico protagonista ha sido Mikel Landa.
El joven vitoriano, a penas 22 años, ya se dejó ver con el maillot de Orbea en esta misma subida, y hoy ha estrenado su palmarés profesional con una victoria de auténtico lujo. Ha trabajado hasta el desmayo para Samuel, y cuando éste le ha susurrado que el tío del mazo le venía pisando los talones, Mikel lo ha intentado en solitario. A 600 metros, en una rampa durísima, con el público abarrotando las orillas, Cobo y Joaquim parecían destrozar el sueño de Mikel Landa, pero ha aguantado la rueda, se ha pegado a Cobo, y en un impresionante acelerón final, le ha dejado atrás con mucha clase. Ya nadie le recordará solo porque una vaca se le cruzó en el camino corriendo la Dauphinè.
Una alegría para un ciclismo vasco necesitado de ganadores ahora que se aproxima la Vuelta a España, la subida al Vivero, y la ilusión estará puesta en Igor Antón y Mikel Nieve.
Una etapa para recordar, una Vuelta a Burgos excepcional y solo unos segundos para que Jimmy Chitwood se la juegue. Pero eso ya sabemos como termina, ¿verdad?

jueves, 4 de agosto de 2011

Paul Caligiuri


Buscando información para la anterior entrada dedicada al St. Pauli, me encontré con esta curiosidad: Paul Caligiuri, uno de los líderes de aquella selección estadounidense que hizo vibrar a su afición con la participación en los mundiales de los 90, jugó en el St. Pauli, pero también en los dos máximos rivales del equipo del barrio portuario, el Hansa Rostock y el Hamburgo. No creo que haya muchos jugadores, si es que hay alguno más, que haya coincidido en estos tres equipos.
Paul Caligiuri jugó en el St. Pauli cedido por Los Angeles Salsa y llegó a jugar solo 15 partidos. Antes, había jugado en el Hamburgo y el Hansa Rostock, además de en los Galaxy, Columbus Crew, San Diego Nomads, SV Meppen, Freiburg. Fue 110 veces internacional y forma parte del Salón de la Fama del fútbol de su país.
Además, Caligiuri forma parte de una generación de futbolistas norteamericanos que empezó a darle lustre a este deporte en un país dominado por el jockey, el béisbol, el baloncesto y el otro fútbol, el suyo. Una generación, la de finales de los noventa, que protagonizó momentos muy importantes en la historia de este deporte para un país que, hasta entonces, no se había caracterizado por surtir de futbolistas al deporte profesional. Muchos de aquellos jugadores, además, consiguieron cruzar Río Grande, e incluso, el océano Atlántico, para ganar una reputación internacional desconocida hasta entonces. Valga solo mirar a este listado improvisado:


Cobi Jones (Vasco de Gama o Coventry City), Brad Friedel (Brondby, Galatasaray, Liverpool, Tottenham, Aston Villa o Blackburn), Tony Meola (Brighton & Hove Albion o Watford), Tab Ramos (Figueres y Betis), Marcelo Balboa (Club León de México), Kasey Keller (Rayo, Leicester, Southampton, Borussia Moenchedgladbach, Fulham, Tottenham, Millwall…), Eric Wynalda (Saarbrucken o Bochum), Claudio Reyna (Bayern Leverkusen, Manchester City, Sunderland, Wolfsburg o Glasgow Rangers), Jeff Agoos (West Bromwich Albion o SV Wehen), Joe-Max Moore (Nürenberg, Everton…), Earnie Stewart (Willem II, NAC Breda, Venlo…), Brian McBride (Wolfsburg, Everton, Fulham…), Peter Vermes (Voledam y Figueres), Alexi Lalas (Padova o Emelec de Ecuador), John Harkes (Derby County, Sheffield Wednesday, West Ham o Nottingham Forest), Thomas Dooley (Kairselautern, Bayern Leverkusen o Schalke 04) Hugo Pérez (Örgryte sueco, Red Star, Al-Ittihad, Club Deportivo FAS de El Salvador).


Pero si por algo pasó a la historia del fútbol estadounidense Paul Caligiuri fue por ser el autor del que aún se denomina como el disparo que se oyó por todo el mundo (the "Shot heard 'round the world"). La frase no es original, ya que se ha usado para denominar distintos hitos históricos y ha acabado por convertirse en un recurso para calificar momentos estratégicos en diferentes campos. Originalmente es la línea que abre el poema “Concord Hymn” de Ralph Waldo Emerson y se refería al comienzo de la Revolución Norteamericana. Sin embargo, en 1989, a alguien se le ocurrió reutilizarla, como ya se había hecho antes con otros acontecimientos, para definir el gol que Paul Caligiuri le marcó a Trinidad y Tobago en la fase clasificatoria para el Mundial de fútbol. Aquel gol supuso la clasificación del equipo norteamericano para el acontecimiento internacional más importante en su deporte. Un detalle que no es banal porque algunos apuntan que fue el lanzamiento de este deporte en los Estados Unidos, que organizaría el siguiente Mundial y vería como en poco tiempo se organizaba la primera liga profesional.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Gerald Asamoah

No pretendo volver a aburriros con mis vacaciones, pero había una última cosa que contar. Voy al grano. El último día que estuvimos en Berlín, nuestro avión no salía de Tegel hasta las siete de la tarde. Así que a eso del mediodía, hicimos las maletas, pedimos que nos las guardaran en recepción y nos fuimos a dar un último paseo. Elegimos lo que los vecinos llaman el pequeño Estambul, la zona turca, en el barrio de Kreuzberg. Por supuesto que no éramos los únicos turistas merodeando por las calles, pero todos parecíamos compartir cierta desorientación. Aquel no es el barrio más turístico, aunque cuentan que es uno de los mejores para vivir la noche berlinesa.


Paseábamos con los ojos bien abiertos, el andar cansado y atentos a cada detalle. El barrio tenía el mismo hipnótico atractivo que ya habíamos visto en otras partes de la ciudad: cierto aire desaliñado, por usar una palabra amable, que no daba sensación de inquietud. Todo lo contrario. Íbamos mirando los escaparates: pescaderías con rótulos en musulmán, viejas librerías llenas de encanto, tiendas de discos que reverberaban con los watios a toda potencia... En una esquina, una tienda de ropa resumía el carácter del barrio: camisetas oscuras, últimas tendencias góticas, pulseras de pinchos y en la última ventana del escaparate, todo un museo del merchandising: el rincón del aficionado del Sankt Pauli.


Espera, para, le dije, ¿tienes la cámara? ¿Qué quieres fotografiar?, me contestó con cara de extrañeza. Sácale una foto al escaparate. ¿Al escaparate? Sí, por favor, es para luego enseñárselo a M.


Y es que, y aquí damos un salto al vacío en el tiempo, ver aquel escaparate me retrotrajo al último partido de liga de segunda B en Lasesarre. M y yo, que aguantamos hasta el final, decidimos bajar con media hora de antelación para tomarnos unas cervezas y despedir la categoría con respeto. Al entrar a la sede del club social del club, que está en una esquina del campo de fútbol, nos quedamos asombrados con el cambio. No nos habíamos enterado de que habían cambiado de dueños, y ahora la sede del club era una suerte de refugio proto-punk. La estética no nos sorprendió, porque ambos crecimos en la margen izquierda cuando los noventa guardaban los últimos rescoldos de una época, la de los años ochenta, que nos llegó en sordina pero aún con cierta potencia. Nos sorprendió verlo allí. Mientras compartíamos un katxi, le dije a M, ¿a que vamos a convertirnos en el equipo más punk de Europa? Y M me contestó muy seguro: ¿ésos no son los del Sankt Pauli? Así que, y saltamos otra vez hacia delante, delante de aquel escaparate en Berlín, me acordé de M y le obligué a I a sacar las dos fotos que cuelgo al final de la entrada.


Y es verdad, no somos el equipo más punk de Europa.


El Sankt Pauli es un equipo con sede en uno de los barrios rojos más famosos de Europa. Un barrio cercano al puerto de Hamburgo, donde aún se recuerdan los tiempos de gloria cuando, en el Star-Club, tocaron The Beatles o The Who. Además, de, entre otros, Jerry Lee Lewis, Bill Haley, Little Richard, Eric Burton, Frank Zappa, Jimi Hendrix, Chuck Berry… En 1987 se demolió el edificio. Pero Sankt Pauli sigue siendo un barrio multicultural, con una gran actividad teatral, arte en pequeñas galerías, mucho squatter, prostitutas y un alto índice de inmigración. Allí está el Millerntor Stadion, donde juega sus partidos domésticos el Sankt Pauli.
El club tiene secciones de rugby, fútbol americano, béisbol, bolos, ajedrez, ciclismo, balonmano, futbolín y tenis de mesa. Pero la más famosa es la de fútbol, aunque la más gloriosa sea la sección femenina de rugby. El equipo fue fundado en 1899, pero no jugaron un partido hasta 1907 y oficialmente se señala 1910 como fecha de fundación. Cuando se fundó la actual Bundesliga, en 1963, ellos no accedieron, pero lograron entrar en 1977. Desde entonces, se repiten los ciclos deportivos del equip: ascensos, descensos, problemas económicos...


En los ochenta, el club comenzó a forjar una leyenda extradeportiva que le he convertido en un club especial y distinto. Tomaron ideales anarquistas, comunistas y socialistas, después de que la hinchada, con el cambio de sede al barrio rojo, empezara a cambiar el aspecto de los graderíos. Se prohibieron, primer equipo, los símbolos fascistas y las actividades nacionalistas. Los hinchas, que empezaron a componer el mosáico tan original que ahora se relaciona con el Sankt Pauli, adoptaron el cráneo con huesos cruzados como emblema no oficial del equipo hasta convertirlo en lo que es ahora, un símbolo que supera la frontera del fútbol alemán. De 1.600 espectadores de media en 1981, pasaron a 20.000 en los 90.


El equipo, en lo deportivo, siguió con sus tendencias: volvieron a ascender y descender. A principios de los 90 sufrieron una nueva crisis económica, y la hinchada organizó una venta de camisetas que fue todo un éxito: 140.000 camisetas vendidas en seis semanas. Además de poner en marcha varias actividades benéficas, algunas en las que asomaba las ideas políticas de izquierdas preponderantes entre la hinchada.
El año pasado jugaron en la Bundesliga tras lograr un ascenso meritorio, pero no consiguieron mantener la categoría y la próxima temporada volverán a intentar ascender.
Como ya ha quedado claro, uno de los atributos que hace a este club tan especial es su hinchada, que se declara, bajo estatutos, como antirracista, antifascista y antisexista, por lo que han tenido varios conflictos con neonazis y hooligans. Un dato a tener en cuenta, dicen que es el club con mayor número de admiradoras por sus posturas feministas. En 2002, se retiró del estadio la publicidad de la revista para hombres Maxim tras las quejas de la afición por su utilización de la figura femenina. Un estudi reciente concluyó que el club posee más de once millones de fans por todo el mundo. De hecho, en Arrasate, hay una peña del club, llamada Beste Bat!, y en Valladolid, se encuentra una de las peñas no alemanas más grandes, la Peña El Grano. En resumen, el club se ha convertido, en un símbolo mundial del punk y otras subculturas.


Y aquí llegamos a la música. Para empezar, he leído que los partidos de casa se abre con "Hells Bells" de AC/DC y que después de cada gol se pone la "Song 2" de Blur. Además, los artistas internacionales que han confesado su afinidad con el club son varios: Asian Dub Foundation ha vestido, en directo, los jerseys típicos de la afición. Bad Religion jugó un partido amistoso contra el tercer equipo. Turbonegro hizo una versión especial de una de sus canciones más famosas con la letra cambiada para dedicársela al Sankt Pauli. Sascha Konietzko, el líder de la banda de rock industrial KMFDM, es un fan, igual que Andrew Eldritch, líder de Sisters of Mercy, grupo de rock gótico. Art Brut tiene una canción titulada como el club. Igual que Talco, el grupo de ska combat y folk-punk italiano. El bajista de Sigur Ros también sale en los conciertos con la camiseta. Igual que el guitarrista de The Gaslight Anthem o el guitarrista de Editors, al que se le ha visto en directo con la calavera. El cantante de Swearing At Motorists la tiene en su guitarra.


Hoy en día, el presidente del club es Steffen Orth, que ha substituido a todo un personaje del barrio portuario de Hamburgo, Corny Littmann, quien actuó como presidente del club hasta hace bien poco, después de salvarlo de una última crisis económica a base de estrategias limitadas de márketing y merchandising, porque los aficionados del club, con quien se consulta la gran mayoría de decisiones institucionales, rechaza las posturas capitalistas más habituales dentro del mundo del fútbol. De hecho, se evitó que el estadio cambiara su nombre por el de una empresa para así recaudar más dinero. Cuentan que los aficionados prefieren jugar en tercera a seguir las posturas económicas de otros clubes más poderosos. Littmann, por cierto, un exitoso artista de teatro y empresario (posee teatros en el barrio de Sankt Pauli) declaró abiertamente su homosexualidad.


Por último, es bien conocida la afinidad de este club alemán con la hinchada del Celtic de Glasgow, así como con el equipo argentino Club Atlético Platense, esta última, basada en que son dos de los poquísimos equipos en el panorama mundial que comparten colores: franjas marrones y blancas. Al contrario, la rivalidad más enconada se mantiene con sus vecinos ricos, el Hamburgo, y con otro equipo de la primera división alemana, el Hansa Rostock, ya que, históricamente, este club a contado con una amplia hinchada de tendencias fascistas y racistas, según he podido leer.


De hecho, y ya vamos terminando, sí, que la entrada, como siempre, amenaza con ser demasiado larga, si no lo es ya, Gerald Asamoah, primer jugador de raza negra en debutar con la selección alemana, vivió una de sus peores experiencias futbolísticas, cuando su equipo, el Schalke 04, goleó al Hansa Rostock, incluyendo dos goles suyos, y tuvo que escuchar los insultos racistas que recibía desde la grada. Era el año 2006. Ahora, Asamoah, a sus 32 años, y después de una larga carrera en Hannover 96, Schalke 04, y la temporada pasada en nuestro equipo protagonista, el Sankt Pauli, con quien no consiguió evitar el descenso, está en el paro y participará en uno de esos campamentos para jugadores profesionales sin contrato que también se han puesto de moda en la liga española.


Por cierto, la temporada pasada, con el regreso del Sankt Pauli a la Bundesliga, uno de los alicientes era volver a vivir el derby contra el Hamburgo, pero, otro, era ver si la rivalidad, un poco perdida tras años de no coincidir, con el Hansa Rostock seguía en pie. La estrella del ascenso del año anterior, Deniz Naki, un joven de origen turco, celebró uno de los goles del Sankt Pauli dirigiéndose a la hinchada del Hansa Rostock con un gesto que le costó cuatro partidos de sanción: se llevó una mano al cuello y con uno de sus dedos, imitó el filo de una navaja recorriéndole la garganta.


Ahora, van las fotos, y, probablemente a la tarde, escribiré otra entrada que me apareció por sorpresa mientras buscaba información del Sankt Pauli por internet.