domingo, 24 de febrero de 2013

Souto Menaya



Por ahí he leído que se inspiró en el gol con la mano de Diego Armando Maradona en el mundial del 86. Algo también se isnpiró en la final de Copa de 1943 cuando el Athletic asaltó el Metropolitano para ganar al Real Madrid por 1-0 con gol de Telmo Zarra. Ramiro Pinilla, escritor de Getxo de cerca ya de 90 años, traslada su historia de amor y dignidad a este contexto y lesiona a Zarra horas antes del partido para así construir la trágica historia de Souto Menaya.
Una de las pocas alegrías que me permito en estos últimos meses de angustia laboral ha sido leer. Leer y ver series de televisión. Esto no viene a cuento, pero los cuentos los escribe Pinilla, yo llevo un blog sin mucho criterio, así que hablo de lo que me place. Y me place contarle a nadie que primero fue Les Ravenants, luego (incluso durante) fue la primera temporada de Revolution, ahora ha sido American Horror Story y siempre es The Wire. De hecho, nos queda poco para terminar con la última temporada de la serie ambientada en Baltimore y con cada episodio que veo, el único pensamiento que tengo es ¿y qué voy a hacer luego? Leyendo me he permitido desviarme de mis obligaciones, lo que es todo un lujo, y he estado repasando a Hasier Larretxea, releyendo como cada año a JD Salinger, aprendiendo de música con la bandagrafía de Dean Wareham (igual acabo de inventarme un nuevo género, que quede aquí registrado), con el trabajo de Gotzon Hermosilla sobre la historia del punk en Barakaldo y con el que ha escrito Carlos Prieto en torno a la figura de Nacho Vegas, además, leí rápido y no con prisas una novela de Willy Uribe y ahora acabo de aprovechar un fin de semana lento y recogido para terminar Aquella edad inolvidable de Ramiro Pinilla.
No voy a poner yo ahora en duda la calidad de un escritor que hace cincuenta años disfrutaba de galardones a nivel nacional para después renunciar a las grandes tentaciones del mercador y no regresar a la luz pública hasta la publicación de su monumental trilogía Verdes valles, colinas rojas, hará como unos seis o siete años. Desde entonces, ha seguido publicando, a buen ritmo, y el año pasado Tusquets publicó en su colección andanzas esta novela que en algunas reseñas han calificado como la más íntima del escritor de la margen derecha del Nervión.
Supongo que dicen lo de íntima porque, aunque se hable de Maradona o de Zarra, el eje de la historia se sostiene en los recuerdos más personales del autor, quien, en algunas entrevistas, ha confesado que es aficionado del Athletic, aunque ha aprendido a rebajar su apuesta sentimental y ahora sabe llevar las derrotas con mucha más indiferencia. Sin embargo, reconoce que creció al abrigo de San Mamés y de lo que significa el Athletic (porque algo significa, y no voy a entrar en máximas que parezcan efectistas y demagógicas, pero el que siente el calor sabe donde está el fuego), y que forma parte de su crecimiento y de su educación y que, de alguna forma, quiso trasladarlo a una novela cuya primera génesis apuntaba a otro relato policíaco. 
El fútbol, sin embargo, y aquí empieza mi análisis subjetivo y prescindible, es secundario. Secundario tampoco es que no admita grados, y, en este caso, el fútbol es secundario pero de igual importancia que lo principal. Lo principal es la historia romántica, romántica por lo de que es una historia de amor entre un hombre y una mujer. Souto Menaya e Irune Berroyarza viven una historia entre la pasión y la pasividad, entre el júbilo y la amargura. La historia contiene un final abierto que no deja de confirmar la singularidad de una historia que, en ocasiones, se diluye entre soliloquios y elipsis un tanto inconexas. El estilo de Pinilla es solemne y refinado. Es intenso y, en ocasiones, disperso. El lector necesita un alto nivel de atención, porque, a menudo, Pinilla se olvida de él y de la historia y de sí mismo y las palabras se apoderan de la narración hasta convertir el lenguaje en una suerte de confabulación poética. En lo que concierne al fútbol, la novela desliza argumentos para debatir el fútbol moderno, el clásico y la diferencia entre ambos, pero no esperes, si es lo que buscas, una novela concentrada en estudiar el mundo de fútbol, ya sea como metáfora o en un ejercicio analitico. De hecho, yo eché en falta más páginas que describieran el momento cumbre en la carrera de Menaya y más aún del antes y el después, de lo que fue su carrera deportiva que Pinilla se ventila, a mi parecer, con una velocidad que solo subraya su interés en la pugna persona del personaje principal por sobrevivir a sus miserias.
Ahora que nos toca ir despidiendo San Mamés, también nos tocará recordar cómo fue desde el principio. La novela de Pinilla formaría parte de cualquier estudio sociológico que intentara examinar la trascendencia e influencia del Athletic en la sociedad vizcaína. La historia de Menaya es inventada, pero muchos la podrían leer y verse reflejados, con sus coincidencias y sus diferencias. Ahora que perdemos, ahora que saboreamos la derrota, quizás convenga más que nunca plantearse cómo es el fracaso y no el éxito lo que ha alimentado ese vínculo. En un año en el que todas las certezas que explicaban no tanto nuestro compromiso como nuestras esperanzas y sueños se tambalean de la manera más inesperada y dolorosa, solo nos queda continuar con la misma vitalidad irracional y el mismo convencimiento apasionado y quimérico que, en mi humilde opinión, siempre ha caracterizado la afinidad emocional con un equipo de fútbol como éste, y, para algunos, como muchos otros. Y nada de esto tiene relación con el libro de Pinilla, aunque puede que sí lo tenga con los goles de Griezmann, Agirretxe y Vela, un fin de semana sin movimiento y un pensamiento un tanto flojo y cicatero que se deja llevar por la melancolía cuando quiere explicar la pasión con raciocinio. Algo que probablemente sea imposible, y hasta poco recomendable. La novela de Pinilla, no. Leedla si tenéis un rato.

Por cierto, no hay fotos, por supuesto, de Souto Menaya. Solo las hay en la cabeza de Pinilla. Por ello, ilustro la entrada con la foto de los once jugadores que aquel 20 de Junio de 1943 ganaron por 1-0 al Real Madrid en el Estadio Metropolitano. Souto Menaya no aparece, pero sí lo hacen Lezama, Elices, Ortiz, Zarra, Oceja, Urra, Nando, Panizo, Ortuzar, Mieza y Gainza. La foto la he cogido de la página oficial del club athletic-club.net.

viernes, 22 de febrero de 2013

Will Artino



Últimamente parece que cada vez que voy a escribir una entrada, me veo obligado a empezarla con una disculpa. Es verdad que me he pasado casi todo el mes sin escribir, pero qué quieres que te cuente, ¿mis miserias? Mejor lo dejamos para otro día, y nos dedicamos a lo nuestro. Para empezar, volvemos a fijarnos en Will Artino, Doug McDermott y el resto de los arrendajos azules. Quedan dos semanas para que se empiece a decidir el campeón final de la Missouri Valley Conference y desde entonces, quedará un suspiro para que empiece la locura de Marzo en el baloncesto universitario americano. Así que mejor que nos pongamos a repasar porque, desde la última vez que escribí, ha pasado tanto tiempo que voy a tener que resumir nada más y nada menos que diez partidos.

Diez partidos en los que, lamentablemente, han coincidido en victorias y derrotas. 5 victorias y 5 derrotas, tres de ellas consecutivas, que, sin embargo, han conseguido resarcir con las dos últimas victorias seguidas, esperando que esta racha positiva final sea un buen preludio de lo que está por llegar. Los bluejays empezaron perdiendo ante Wichita State, ahora ellos encabezan la MVC con un récord de 12-4 (23-5) por los 11-5 (22-6) de Creighton. Dentro de nada, el 2 de Marzo, y con las cámaras de ESPN2 en directo, Wichita State visitará el CenturyLink para decidir el líder del grupo y los de Omaha intentarán resarcirse de la derrota por 64-67 en el Charles Koch Arena, casa de los Shockers.
En la siguiente jornada, también perdieron. Esta vez ante Drake por 74 a 69. Después, encadenaron tres victorias seguidas, ante Southern Illinois (81-51), Missouri State (91-77) y Bradley (75-58), tras las cuales sufrieron tres derrotas seguidas, la peor racha del año, ante Indiana State (57-76), Illinois State (72-75) y Northern Iowa (54-61). Como he dicho al principio, Creighton ha conseguido remontar el vuelo con las dos últimas victorias, ante Evansville por un apretado 71 a 68 y ante Southern Illinois, con un rácano 59-45.

La derrota ante Wichita State la protagonizó Carl Hall, jugador interior de los Shockers, quien, desde el banquillo, se fue hasta los 17 puntos y 13 rebotes. Su compañero, Malcolm Armstead está siendo uno de los mejores jugadores de la liga. Pero Wichita State destaca por la aportación de todo el conjunto, y, junto con estos dos, destacan  Cleanthony Early, máximo anotador del equipo, Nick Wiggins, depurado tirador, o Demetric Williams. Será difícil arrebatarles el título. Por los bluejays destacó el de siempre, McDermott, con 25 puntos y 6 rebotes, Gibbs, con 14 puntos, 8 asistencias y 5 rebotes (su aportación ha crecido en estos últimos partidos) y Gregory Echenique (con 9 puntos y 13 rebotes) quien, aún así, perdió el duelo contra Carl Hall. Will Artino no jugó.
Ante Drake, los 17 puntos de McDermott y las dos canastas decisivas de Will Artino cuando el equipo remontaba no fueron suficientes ante el récord en anotación de su carrera, 20 puntos, que consiguió Richard Carter para Drake.
Volvieron a la senda del triunfo (bonita y manida frase) con una victoria ante Southern Ilinois donde destacaron los de siempre, McDermott (con 21 puntos y 10 rebotes), Echenique (con 12 puntos y 11 rebotes), Gibbs (13 puntos y 6 asistencias, aunque 8 balones perdidos) y Wragge desde el banquillo con 5 de 6 en triples. Artino jugó 7 minutos y consiguió 2 puntos.
Volvieron a ganar a Missouri State con un gran partido de McDermott (29 puntos y 10 rebotes) y Austin Chatman (14 puntos y 10 asistencias). Artino volvió a contar con siete minutos y consiguió un solitario rebote. 
La segunda victoria consecutiva la consiguieron ante Bradley por 75 a 58. McDermott volvió a ser el mejor con 25 puntos y 7 rebotes, aunque también destacaron los 16 puntos de Austin Chatman. Will Artino contó con un buen puñado de minutos en los que se fue hasta los 7 puntos (con 3 de 3 en tiros de campo) y 2 rebotes, en un partido en el que jugaron hasta los menos habituales como Oginni, Groselle o Alex Olsen.
No pudieron seguir con la racha y comenzó otra peor con la derrota ante Indiana State, a quien lideró Jake Odum con 22 puntos. Los mejores del equipo flojearon esta vez, y a duras penas mantuvieron a flote al equipo jugadores menos habituales como Nevin Johnson, con 8 puntos, o nuestro amigo Will Artino quien jugó el mejor partido de la temporada con 13 puntos (5 de 5 en tiros de campo). Precisamente en tiros de campo estuvo desafortunado McDermott que se quedó en 3 de 10 para una de las actuaciones más pobres del por ahora candidato número uno al premio Larry Bird. 
La segunda derrota llegó ante Illinois State gracias al gran partido de Tyler Brown (27 puntos) y, en menor medida, de Johnny Hill (17 puntos). McDermott se resarció de su mal partido con 24 puntos y 13 rebotes, bien acompañado por un Grant Gibbs que se fue hasta los 17 puntos, 7 asistencias y 3 rebotes, pero no fue suficiente para ganar. Will Artino jugó 8 minutos y se hizo con tres rebotes además de convertir 3 puntos.
Una derrota más, la tercera consecutiva, llegó a manos de Northern Iowa. Los 15 puntos de McDermott (más 12 rebotes), los 14 de Gibbs o los 11 de Echenique no pudieron con el trabajo coral de los de Iowa donde destacó levemente Jake Koch con 14 puntos y 10 rebotes. Artino apenas cogió un rebote en 9 minutos. 
Se acabó la racha negativa tras ganar a Evansville por un apretado 71 a 68. McDermott volvió a ser el mejor de los arrendajos con 21 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias. Chatman hizo 12 puntos y Wragge, 8, saliendo desde el banquillo. Will Artino apenas añadió 2 puntos y 1 rebote en 9 minutos dando descanso a Echenique. 
Finalmente, la última victoria ha venido después de derrotar a Southern Illinois con uno de los marcadores más bajos de la temporada. Para sorpresa, y grata, de los seguidores de Creighton, el mejor fue nuestro amigo Will Artino, que repitió su mejor anotación de la temporada, 13 puntos, y añadió 5 rebotes, para una actuación sólida y reivindicativa. Gibbs, con 13 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias, le secundó y las estadísticas de ambos demuestran que fue un partido de brega y entrega. 

Aunque quedan dos partidos antes de ése, parece que todo el mundo espera ya el duelo contra la Wichita de Carl Hall y Malcolm Armstead para definir quién entrará en playoff por el título de la MVC con el cartel de líder. A pesar de estas cinco derrotas en diez partidos, la temporada de Creighton sigue siendo positiva. Quizás haber conocido la derrota pueda convertirse en un acicate efectivo para encarar mejor la parte fundamental de la temporada. McDermott ha jugado un par de partidos malos, aún así, sigue recibiendo agasajos y nominaciones, y su nombre sigue siendo favorito para ganar el MVP Larry Bird en la MVC. ¿OK? Nadie ha metido más puntos que él (a nivel nacional) en las dos últimas temporadas de la NCAA. En NBAdraft.net colocan a McDermott en el puesto 26 del próximo draft como compañero de Ricky Rubio en los Wolves. En el consensus, lista de draft que recoloca a los jugadores teniendo en cuenta los distintos mocks de distintas webs, McDermott aparece en el puesto 23 por Indiana Pacers. Ambas posiciones son solo un indicativo de que el hijo de Greg McDermott está haciendo, una vez más, una gran temporada. Esperemos que haya guardado fuerzas para encarar la recta final y que Creighton recupere su dominio en la conferencia y viaje con garantías de sorprender en un bracket final por la NCAA que cada día está más cerca. 

lunes, 4 de febrero de 2013

Jack Avon Harbaugh



Quién se lo iba a decir a él. Quién podía imaginarse hace unos años que la edición XLVII de la SuperBowl empezaría a conocerse como la Harbaugh Bowl. Dos hermanos, cada uno entrenando a un equipo distinto, se enfrentaban por primera vez en la historia de la competición. Si se lo llega a decir alguien al pobre Jack Avon le da un jamacuco. Dicen que ambos hijos comentan la estrategia con él. No habrá sido fácil. Al final, fue John el que ganó a Jim y Jack, supongo, ni ganó ni perdió. 
Ganaron los Ravens de Baltimore a los 49ers de San Francisco por 34-31 en una edición que se disputó en el Mercedes-Benz Superdome de New Orleans, Louisiana, ante 71.024 espectadores. 30 segundos de anuncio costaban unos 4 millones de dólares, Taco Bell, Budweisser, Coca-Cola, Samsung... Dicen que la que causó polémica fue Bar Rafaeli. Por supuesto, hubo espectáculo en el descanso y según cuentan las crónicas, Beyoncé no defraudó en su reencuentro con sus compis de Destiny's Child. Se cargó la luz y entonces, la SuperBowl que comenzó a conocerse como la Harbaugh Bowl pasó a conocerse como la Blackout Bowl. 
En lo extrictamente deportivo, los Ravens se hicieron con su segunda Superbowl y no dejaron que los 49ers consiguieran su sexta, con lo que habrían alcanzado en lo más alto a los Pittsburgh Steelers. Los de Pennsylvania seguirán liderando la clasificación histórica. El MVP de la final fue el quarterback Joe Flacco, famoso por su sesión fotográfica el día de su boda. Un ejemplo, lo tenéis arriba. Pero la plantilla de los Ravens está plagada de buenos jugadores, alguno de ellos bien mediático. Desde, solo por nombrar algunos, el jugador de Tonga Ma'ake Kemoeatu hasta Ed Reed, pasando por Cary Williams, Danniell Ellerbe, Justin Tucker, Sean Considine, Dennis Pitta, Anquan Boldin, Vonta Leach o Torrey Smith. Más: el terrorífico Marshal Yanda, natural de Iowa, que con su 1'91 y 143 kilos, si le añades el aspecto físico, hace temblar a más de uno. Terrell Suggs, al que le obligaron a entregar su AK-47 después de varios casos de violencia con su pareja. O Paul Kruger, el mormón que estuvo apunto de morir por dos veces. Primero, con 13 años, en un accidente de tráfico. Después, ya en la universidad, durante una pelea. A su amigo le clavaron un destornillador en la espalda, a su hermano le destrozaron la mandibula con un puño americano y a él le apuñalaron en el pecho dejándole una herida bien hermosa de por vida. 
Y Michael Oher, en quien se base la historia de la película que dirigió en 2009 John Lee Hancock, The Blind Side, y que le valió el óscar a Sandra Bullock y la nominación a mejor película. Después del partido le entrevistaban, y con su habitual parquedad a la hora de hablar, Oher solo podía repetir que lo que acababa de ocurrir era algo increíble. 
Y, por supuesto, Ray Lewis, el ídolo de los Ravens, la imagen del equipo y, por extensión, de la ciudad de Baltimore. El único jugador que ha estado en el equipo desde que debutó en la Liga Profesional. Comenzó a jugar con los Ravens en 1996 (primera temporada del equipo en la NFL) y se retira ahora, con su segunda SuperBowl después de la que consiguieron hace unos años en Tampa. 
La historia de Ray Lewis no es sencilla. En el año 2000, en una fiesta en Atlanta después de ver la SuperBowl, Ray Lewis y sus amigos se vieron envueltos en una pelea que terminó con la muerte de dos personas. Se libró de los cargos de asesinato al declararse culpable de obstruir a la autoridad y declarar en contra de los otros dos implicados, miembros de su grupo de amigos. Estuvo un año en libertad condicional y pagó la multa más alta en la historia de la NFL por algo que no tuviera que ver con drogas o alcohol. Pero Lewis tuvo una segunda oportunidad. Ahora que se retira, todo son elogios y muchos titulares hacen referencia a su complicada figura como representante del equipo y de la ciudad de Baltimore. Pero, como bien explicaba hace unos días David Zurawik en un artículo en el Baltimore Sun, quizás la imagen de Lewis sea la que mejor refleja la realidad de una ciudad que vive a medio camino entre The Wire y el deseo de revertir la fama de ciudad violenta y corrupta. Como dice Zurawik, Lewis es mitad Cedric Daniels, mitad Omar Little. Y, como bien demuestran en The Wire, parafraseando a José Callejón, "ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos."
No es solo un asunto racial. Dice Jameel McClain, también jugador de los Ravens y también protagonista en televisión, que Baltimore es una ciudad de currantes (blue-collar workers) y perdedores (underdogs) y el equipo sabe de qué va el rollo: trabajar, trabajar, trabajar, luchar, luchar, luchar.
Quizás algún día, haya más temporadas (de The Wire, quiero decir, no de la NFL), y podamos ver un capítulo en el que McNulty y The Bunk se beban hasta el agua de los floreros mientras ven a Joe Flacco, a Paul Kruger, a Michael Oher y a Ray Lewis ganar la SuperBowl para una ciudad donde, ya sabes... "It's Baltimore, gentlemen, the Gods will not save you" (Commissioner Ervin Burrell).


sábado, 2 de febrero de 2013

Mario Balotelli



Dentro de unos años, cuando pase el tiempo suficiente para que nos podamos tomar la perspectiva histórica con un pelín de sorna; cuando tengamos la distancia necesaria para impregnarlo todo de un aroma a leyenda, más lírica que verídica, quizás aún queden periodistas de esos que escriben libros sobre fútbol como si escribieran tratados de antropología social, y nos cuenten, o nos recuerden, la historia de Mario Balotelli.
El tío que no sabía ponerse un peto, que se enredaba en el entrenamiento con Roberto Mancini, que acabó fichando por el Milán a pesar de Berlusconi y después de demostrar, incluso jugando para el eterno rival, su amor por los colores rossoneros (fotos con su camiseta, tarareos de himno hasta en la ventana de un hospital), el tío que, estando de vacaciones en Ibiza, se dejó 6.000 euros en copas en un bar, le pagó los depósitos llenos a toda la gente que se encontró en una gasolinera de Manchester, pagó 160 mil euros en un vinilo para su Bentley, se zurró con su novia Rafaella Ficco, se enrolló con la ganadora de Big Brother, se montó una juerga con cuatro escorts, en prensa hablaban de asuntos con prostitutas, cantó rap con Rio Ferdinand (con quien se las tuvo en la cancha), quemó su casa al lanzar fuegos artificiales, se hizo fotos con la camorra, llevaba 25.000 libras en efectivo en su coche, se las tuvo con Mourinho, con Francesco Totti, con Samuel Eto'o, con Micah Richards, con Kompany, con Boateng, con Carlos Tévez, le pillaron jugando con pistolas de juguete, se carga audis, interrumpe ruedas de prensa y entrevistas a rivales y compañeros, bromea todo el rato, ha abandonado 27 maseratis que la policía se llevaba por estar mal aparcados, lanzó dardos a los juveniles del Manchester City mientras entrenaban, se va a clubs de striptease, con la seguridad de alguno la tuvo, juega con su ipad en el banquillo, manda sms mientras le entrevistan en la tele, lo de la cárceles de mujeres, le molan los casinos, se autoexpulsa, le encanta silbar, no celebra los goles, ha salido con ex-misses, portadas de playboy, actrices porno, por salir, salió en Forbes, se permite frivolités en amistosos, mete goles con el hombro, dicen que se disfrazó de Papa Noel y regaló dinero por Manchester, que fuma como un descosido, que entró a mear a un colegio, que le regaló 1.000 euros a un vagabundo después de ganar 25.000 en un casino, que pagó 1000 euros de ronda en un bar, que dejó 200 en beneficencia, que si pagó las multas de los que no habían devuelto sus libros a tiempo en la biblioteca universitaria, que tras el 1-6 al United se fue a chocar manos por Manchester... En algún sitio hasta he leído esto: "hace poco la madre de Balotelli lo mandó comprar una tabla de planchar. Él le trajo una mesa de Ping Pong, un trampolín, y 2 motos vespas."
Sus frases son históricas, empezando por hace unos horas:
 "Lo mejor de Inglaterra, entrenar y jugar. Lo peor, el resto. Lo peor de Inglaterra es el clima, la comida... y el diario The Sun".
"Tú eres de The Sun y desde que llegué a Inglaterra sólo dijisteis cosas malas de mí. Así que puedes sentarte y dejar de hablar porque no voy a responderte."
"Ya soy un hombre"
Pero hay muchas más (aunque algunas no las ha dicho, pero se las ha escrito en las camisetas):
"¿Por qué siempre yo?"
"La vida es demasiado corta como para ser un tío serio"
"Si está aburrido, que me llame a mí"
"Mi temporada ha sido una mierda, ¿puedo decir eso?"
"Los elogios me provocan fuego interior y sonrío por dentro"
"Aunque quisiera no podría hacerlo, hago Thai Boxing" (antes Mancini había dicho que a veces le gustaría soltarle un guantazo)
"¿Quién más podría haber ganado este premio si no yo?" (tras ganar el Golden Boy)
"¿Wilshere? No lo conozco, no sé quién es. Pero si jugamos contra el Arsenal, me acercaré mucho a él para enseñarle este trofeo y que pueda verlo de cerca"
"Soy Italiano. Me siento italiano y jugaré siempre con la selección italiana"
"Abuelo, estás acabado" (a Totti)
"Solo estaba jugando con mis amigos"
"Solo hay un jugador que es un poco mejor que yo... Lionel Messi"
"Porque soy rico"
"Me pagan por eso, por qué habría de festejarlos" (con respecto a no celebrar los goles, también añadió:) "pregúntese más bien por qué Inzaghi gesticula como un loco cada vez que hace un gol"
"Estaba aburrido" (los dardos).

Parece que lleva toda la vida jugando, pero hasta el 12 de Agosto no cumple 23 años. Debutó con 15 años en la C1. Estuvo apunto de fichar por los cadetes del Barcelona. Ha jugado en Inter y Manchester City y lleva ya medio centenar de goles sin acabar de ser titular indiscutible con ninguno de ellos (hablo solo de ligas, entre todas las competiciones marcó 58 goles con los dos equipos). Ha sido internacional en dieciséis ocasiones con Italia (no fue el primer negro en jugar en Italia, como predijo). Ha ganado ya 3 series A, una Coppa, una Supercoppa, una Champions League, una Premier, una FA Cup y una Community Shield. A los 23 años, ha fichado por el Milán. Aún no ha pasado el tiempo suficiente para calibrar su carrera, pero ya dan ganas de hacerlo, de adelantarse a los acontecimientos. El hijo de unos emigrantes ghaneses que de niño pasó gran parte del tiempo en un hospital por problemas de salud muy graves. Fue acogido por los servicios sociales, le dieron en adopción. La familia Balotelli lo convirtió en su hijo y su talento y su físico despuntó muy pronto en un mundo como el del fútbol, tan apasionado por el juego como por todo lo que le rodea y no le pertenece. 

Lo dicho. Espero el libro que, seguro, alguien escribirá dentro de unos años.
Y mientras tanto: videos en youtube, blogs a punta pala, hemerotecas, creo que en Manchester hasta tenían un programa radiofónico tan solo para que los aficionados llamaran y contaran hazañas del jugador (ya ex) del City.
Hasta podemos imaginarnos su futuro:
- Balotelli le pega una toña (cariñosa) al papa al ser recibido en audiencia.
- Balotelli y Cristiano Ronaldo de compras en el Brigitte Bijou (no sé si lo he escrito bien). 
- A sus 47 años Balotelli jugará en el Benfica porque siempre quiso jugar en España.
- Ana Obregón declara que Balotelli es lo mejor que le ha pasado en su vida.
- Balotelli se duerme antes de tirar un penalty.
- El primer disco de Balotelli y David Ghetta, Ghetatelli, verá la luz hoy.
- Balotelli, al River Plate, pero aún no sabe si el de Argentina o el de Uruguay.
- El próximo James Bond será negro: Balotelli protagonizará la siguiente entrega de la serie que dirije Pedro Almodóvar.
- Balotelli pondrá voz al nuevo videojuego de SuperMario.

No soy muy gracioso, la verdad. Pones esto en twitter y es el desmadre. Pero puede que también nos encontremos con estas noticias:

- Balotelli marca su gol 300 en la Lega.
- El Liverpool gana la Premier 30 años después gracias a un doblete de SuperMario.
- Balotelli alcanza las cien internacionalidades con Italia.
- Italia campeona del Mundo en la tanda de penalties. Balotelli marcó el último.
- Nuevo scudetto para el AC Milán de El Nene. 
- Balotelli acaba con la deuda del Lumezzane y compra el equipo.

Y yo sé qué más. Es lo más interesante de la carrera deportiva (y la vida de Balotelli)... no lo que ya ha hecho (o ganado), si no lo que está por llegar.