lunes, 30 de marzo de 2015

Marshall Plumlee



Entre el cuatro y el seis de Abril, habemus Final Four en Indianapolis, a pesar de que Charles Barkley y otros protagonistas del mundo profesional del baloncesto andaban haciendo campaña para soliviantarse por una anacrónica y desafortunada ley de la cual no voy a hablar aquí aunque quizás debiera hacerlo y que tiene como protagonista al estado de Indiana. Habemus también protagonistas, ya que los contendientes se ganaron el puesto en estos últimos días de Marzo. La invicta universidad de Kentucky se enfrentará a una Wisconsin que repite en lo más alto de la competición nacional. En el otro lado, dos históricos repetirán un duelo que no sé si se ha dado muchas veces, pero ambos rivales forman parte de los capítulos más clásicos de la liga universitaria: por un lado, los Spartans de Michigan State, cuyo entrenador, Tom Izzo, se convierte en el que más veces ha llegado a la final a cuatro en este siglo; por el otro lado, los diablos azules de Duke, cuyo entrenador, Mike Krzyzewski empatan con John Wooden como el entrenador que más veces ha dirigido a una universidad en la Final Four. Los datos reflejan el tamaño del enfrentamiento. 
Empecemos por analizar cómo llegaron a Indianapolis Kentucky y Wisconsin. Los Wildcats de John Calipari eran y siguen siendo los grandes favoritos. Eliminaron sin ningún problema a West Virginia por 78 a 39 y después ganaron a Notre Dame, una de las grandes sorpresas de la competición, por un apretado 68 a 66. Los de Notre Dame habían eliminado antes a Wichita State por 81 a 70. Los triples no entraron esta vez (3 de 18) y los Shockers de Wichita State sobrevivieron gracias a Darius Carter y Fred Van Vleet, quienes anotaron 47 de los 70 puntos de su equipo. Insuficiente ante una Notre Dame más sólida donde destacaron los que habían destacado hasta entonces: Zach Auguste, Demetrius Jackson, Steve Vasturia y Pat Connaughton. Así, con muy buenas sensaciones, llegaron a un último partido en el que aspiraban a estropear los vaticinios y vencer a una Kentucky que venía de arrasar a West Virginia. En Kentucky llegaban frescos porque habían repartido minutos y hasta cinco jugadores hicieron dobles dígitos, destacando reservas como Dakari Johnson o Devin Booker. Uno de los líderes del equipo de John Calipari, por ejemplo, Karl-Anthony Tows, solo jugó 13 minutos y consiguió un solo punto. Eso sí, el ala-pívot se resarciría ante los Fighting Irish de Mike Brey y apartaría a Notre Dame de su sueño. Tows se fue hasta los 25 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias y subió el récord de los Wildcats hasta el 38-0 en el balance de victorias-derrotas con el que llegan a Indianapolis. No podemos terminar sin insistir en el buen rendimiento de los hombres de Brey que hicieron todo lo necesario para derrocar a los de Kentucky, gracias a actuaciones como las de Zach Auguste, 20 puntos y 9 rebotes, o Steve Vasturia, pero fue Jerian Grant quien tuvo el tiro final que pudo haber cambiado los pronósticos. Sin embargo, no entró. 
Kentucky tendrá enfrente a los Badgers de Wisconsin. Los de Bo Ryan repiten en la final four por segundo año consecutivo, convirtiendo a esta década en la más exitosa de la historia de la universidad. Lo consiguieron tras derrotar primero a North Carolina, básicamente, porque lucharon hasta la extenuación. Tuvieron un inicio horroso al que se sobrepusieron e invirtieron el buen partido de Justin Jackson y Brice Johnson para los Tar Heels a base de un arreón eléctrico en la segunda parte donde destacaron los dos protagonistas principales de los Badgers, Frank Kaminsky, con 19 puntos y 8 rebotes, y Sam Dekker, con 23 puntos y 10 rebotes. Kaminsky y Dekker volvieron a ser protagonistas y héroes en la victoria ante Arizona que les dio la clasificación para Indianapolis. Superaron a la Arizona de Sean Miller, con un juego colectivo en el que volvieron a destacar varios hombres, desde TJ McConnell hasta Kaleb Tarczewski, pasando por los Gabe York, Rondae Hollis-Jefferson o Brandon Ashley, pero que resultó insuficiente para parar a un Sam Dekker que consiguió sus 5 de 6 en triples durante la segunda parte. No le tiembla el pulso a un jugador que terminó con 27 puntos y 5 rebotes, números que casi calcó la otra estrella de los Badgers, un Frank Kaminsky que con sus 29 puntos y 6 rebotes, sigue aspirando a una buena posición en el draft y a emular a un Dirk Nowitzki con el que le suelen comparar a menudo. 
La otra semifinal, como ya hemos apuntado, la disputarán Michigan State y Duke. Los Spartans de Izzo eliminaron, para ello, a los terceros favoritos, Oklahoma, por 58 a 62. La gran segunda parte de Denzel Valentine y el trabajo de Travis Trice, 24 puntos, además del rebote de Branden Dawson fue suficiente para frenar al tirador Buddy Hield y la fortaleza interior de TaShawn Thomas. Los de Lon Kruger se quedaron con las ganas y los de Tom Izzo accedían a la siguiente ronda, donde se enfrentaron al cuarto favorito, los Cardinals de Louisville que entrena Rick Pitino. El resultado final fue apretado, 70 a 76, y los mejores de Michigan State volvieron a ser los mismos que ante Oklahoma, Denzell Valentine, Travis Trice y el reboteador Branden Dawson, aunque, esta vez, también contaron con la aportación del reserva Bryn Forbes. En conjunto, consiguieron anular el partidazo de Wayne Blackshear, quien se fue hasta los 28 puntos, con 4 de 6 en triples, y el buen trabajo de Motrezl Harrell en la pintura, 16 puntos, 9 rebotes y 4 asistencias. Precisamente Harrell había sido, de nuevo, el argumento que usaron los Cardinals para eliminar a North Carolina State por 58 a 68 y clasificarse para ese partido definitivo ante Michigan State. Los 24 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias de Harrell, más los 17 puntos y 14 rebotes de Terri Rozier desde el banquillo, clasificaron a unos Cardinals que también contaron con el acierto del reserva Anton Gill, todo ello suficiente para eliminar a los Wolfpacks, aunque después sucumbieran ante los chicos de Izzo. Izzo, por cierto, intentará llegar a una final que también alcanzaron en 2009, cuando Kalin Lucas y sobre todo la gran sorpresa del Joventut, Goran Suton, lideraron a unos Spartans que solo doblaron la rodilla en la final ante la North Carolina de los Deon Thompson, Tyler Hansbrough, Wayne Ellington, Danny Green y, sobre todo, Ty Lawson. 
Los Spartans encontrarán ahora la resistencia de los Blue Devils de Coach K, una Duke que, para llegar aquí, tuvo que eliminar primero a los Utes de Utah y, después, a Gonzaga. Ante los Utes, Justise Winslow y Tyrus Jones fueron los protagonistas de un equipo en el que Jahlil Okafor se dedicó a cerrar el rebote. Más fácil lo tuvieron ante Gonzaga, donde estos tres mismos hombres, que están recibiendo los elogios de todos los expertos ya que se tratan de jugadores en su primer año de experiencia universitaria. Ante los Zags, sin embargo, también fue importante la aportación de los otros dos titulares, Quinn Cook y Matt Jones, este último con 4 de 7 en triples. Nadie, por cierto, en un detalle que es significativo, nadie aportó puntos desde el banquillo de Duke. Por Gonzaga, solo Kyle Wiltjer opuso resistencia, y se retiró del bracket de 2015, con unos dignos 16 puntos y 5 rebotes, superando ya de lejos la experiencia universitaria de su padre, el canadiense Greg Wiltjer. 

Así pues, ya solo nos queda disfrutar de los últimos partidos. Kentucky parte como gran favorita, ya que, entre otras cosas, se presenta en Indianapolis con un récord inmaculado: treinta y ocho victorias y ninguna derrota. John Calipari, ex entrenador de los New Jersey Nets y de la selección de la República Dominicana, entre otros, abandonó su puesto en la Universidad de Memphis para aceptar el arriesgado reto de entrenar a una universidad tan histórica como Kentucky. Desde 2009, lleva seis temporadas en el cargo y ha jugado cuatro Final Fours, ganando la de 2012 y perdiendo la final de 2014. En 2012, ganaron a Kansas y hasta seis jugadores fueron elegidos en el draft. El más llamativo fue, por supuesto, Anthony Davis que alcanzó el número uno, pero en aquella lista también estuvieron Michael Kidd-Gilchrist, Doron Lamb, Terrence Jones, Marquis Teague y Darius Miller. En 2014 no pudieron repetir y perdieron ante la Conneticut de Shabazz Napier. Hablamos, por descontado, de una universidad por la que han pasado jugadores tan importantes como los ya mencionados y otros como John Wall, Tayshaun Prince, Jamal Mashburn, Julius Randle, Nerlens Noel, DeMarcus Cousins, Rex Chapman, Enes Kanter, Brandon Knight... Un bagaje que impone, pero, a buen seguro, será algo que los Badgers de Wisconsin olviden en cuanto pisen la cancha. La historia de Wisconsin tampoco es corta, pero no ganan un título desde 1941. Michael Finley es probablemente el jugador con más talento y mejores prestaciones que han dado los Badgers en los últimos años, aunque Devin Harris llegó a ser drafteado en el puesto 5 en 2004. 
Por el otro lado, se hace dificíl, muy difícil, resumir los éxitos formativos de los Spartans de Michigan State y los Blue Devils de Duke. Abrimos la entrada con unas estadísticas de sus entrenadores que despejan toda duda, pero también podemos añadir que, en lo que llevamos de siglo XXI, los Blue Devils ya han sido campeones en 2001 y 2010, y jugaron la Final Four (o la jugarán) en 2000 y 2015. Por su parte, los Spartans ganaron el campeonato en el año 2000 y fueron subcampeones, como ya hemos mencionado, en 2009. Jugadores como Erazem Lorbek, Morris Peterson, Zach Randolph, Jason Richardson, Kevin Willis, Scott Skiles, Mateen Cleaves y, sobre todo, Earvin "Magic" Johnson, comenzaron sus futuras carreras profesionales de la mano de la universidad de Lansing, Michigan. Son solo nombres que iluminan cualquier vitrina de trofeos, pero es que Duke no le va a la zaga. Ya fuera dirigidos por el histórico Mike Krzyzewski o por sus antecesores, por la universidad con sede en Durham, North Carolina, han pasado jugadores como JJ Redick, Shane Battier, Jason Williams, Grant Hill, Bobby Hurley, Christian Laettner, Johnny Dawkins, Shelden Williams, Danny Ferry, Elton Brand, Nolan Smith, Kyle Singler, Carlos Boozer, Luol Deng, Mike Dunleavy Jr, Kyrie Irving, Josh McRoberts, Jabari Parker o, y por ser curioso el caso, uno de ellos se lleva el titular, los tres hermanos Plumlee, Mason, Miles y Marshall. Mason Plumlee juega ahora para los New Jersey Nets y su hermano Miles Plumlee lo hace para los Milwaukee Bucks. El pequeño, Marshall Plumlee, es una de las primeras opciones en el banquillo de Duke, aunque disfrute de pocos minutos y sus estadísticas no sean reseñables. 
Por cierto, y terminamos ya con esto, hasta nueve jugadores que estarán en Indianapolis, aparecen en las predicciones para los 30 primeros puestos del próximo draft. Las cosas pueden cambiar y cambiarán, pero, ahora mismo, Jahlil Okafor es el gran favorito para llevarse el primer puesto, y otros como Karl-Anthony Tows, Justise Winslow, Trey Lyles, Willie Cauley-Stein, Devin Booker, Frank Kaminsky, Sam Dekker o Tyus Jones, también aparecen en las quinielas. Un draft, por cierto, que parece que volverá a reclutar a varias promesas incipientes del viejo continente, porque, en los vaticionios para 2015 aparecen, además de otros internacionales como el prometedor congoleño Emmanuel Mundiay o el senegalés del Fuenlabrada Moussa Diagné, otros jóvenes que emergen en Europa como Mario Hezonja, Aleksandr Vezenkov, Ilimane Diop, Nikola Milutinov, Kristaps Porzingis, Luka Mitrovic, Cedi Osman o el polaco Mateusz Ponitka.

Posdata: fotografía tomada del buscador de imágenes de google y aparentemente proviniente de la página web thespish.com.

martes, 24 de marzo de 2015

Matt Stainbrook



A propio intento, hemos esperado un poco para recuperar el pulso. Sin Creighton en el mercado, la verdad, daba pereza ponerse a contar lo que podéis seguir en otros sitios con más conocimiento y profundidad. Pero bueno, como no tenemos remedio, aquí estamos otra vez. 
La competición se abrío el 17 de Marzo y se disputaron los partidos del First Four, consiguiendo la clasificación para el bracket final la Mississippi de Sebas Saiz, Hampton, Robert Morris y Dayton. Solo estos últimos conseguirían ganar su partido de la primera ronda. 
Tampoco vamos a ponernos a analizar todos los partidos. La competición se encuentra ya en la ronda que los norteamericanos llaman Sweet Sixteen, ya sabéis. Los últimos dieciséis equipos que aspiran a disputar una ronda más y colarse en la Final Four. Básicamente, se han clasificado todos los favoritos menos Villanova. Los de Jay Wright se llevaron la Big East pero se han caído a las primeras de cambio. Los Wildcats, junto con los Jayhawks de Kansas, han sido los grandes derrotados de estas primeras rondas. 
Para terminar pronto, hagamos un repaso de los dieciséis equipos que aún tienen oportunidad de llegar a ser campeones nacionales. Por un lado, tenemos a Wisconsin y North Carolina. Sam Dekker y Frank Kaminsky mantuvieron al equipo a flote ante Oregon y se sobrepusieron al enorme partido de Joseph Young. Los Tar Heels de North Carolina, por su parte, encontraron en el junior Marcus Paige un arma secreta para superar el apretado duelo con Arkansas. Será una bonita eliminatoria. El que gane se enfrentará al ganador de la eliminatoria entre Xavier y Arizona. Los Wildcats, segundos favoritos entre los expertos, consiguieron ganar a Ohio State y ahora se encontrarán ante una de las grandes sorpresas de esta edición, los compañeros de conferencia de Creighton, Xavier. El pívot Matt Stainbrook, una de las grandes sorpresas de esta temporada, fue el responsable de que superaran la primera ronda. En la segunda, fue su compañero Jalen Reynolds el que lideró al equipo. Ahora se enfrentan a los de Sean Miller (por cierto, tiene a Damon Stoudamire de asistente), un grupo fornido, con fondo de armario, que sabe superar los malos momentos que se presentan en cada partido. T.J. McConnell fue el último en aparecer desde el banquillo para cargarse a los Buckeyes de Thad Matta. 
Por el otro lado de la parte baja del cuadro, UCLA y Gonzaga y Duke y Utah disputarán las eliminatorias correspondientes. UCLA y Duke parten como favoritos pero Gonzaga y Utah no se lo pondrán fácil. Los Bruins basan su fuerza en la inspiración de jugadores como Bryce Alford o Tony Parker, y todo se puede esperar de ellos. La Gonzaga del ex Unicaja Domantas Sabonis no se lo pondrá nada fácil. Sabonis se ha convertido en un hombre importante dentro de los Zags de Mark Few. Sin embargo, la gran estrella de los Bulldogs es el hijo del canadiense Greg Wiltjer, ex jugador del FC Barcelona, Kyle Wiltjer, quien está siendo uno de los mejores jugadores de lo que va de fase final. En el otro lado, el clásico entre los clásicos, la Duke de Coach K intentará seguir dándole alegrías a su entrenador en el año en el que destacó por batir récords. Los Blue Devils siguen defendiendo bien y después le dejan hacer a Jahlil Okafor, primo lejano de Emeka Okafor, que sigue haciendo méritos para ser número uno del draft. Por su parte, los de Utah confían en un bloque que ya ha conseguido dejar atrás a Georgetown y a Stephen F. Austin. 
Por la parte superior, tenemos a la derecha a los grandes favoritos, incluso para Barack Obama, la Universidad de Kentucky. Los Wildcats de John Calipari tienen argumentos como para sostener su candidatura: Aaron Harrison, Devin Booker, Karl-Anthony Towns, Willie Cauley-Stein, Andrew Harrison... Suficiente como para justificar su condición de favorito. La West Virginia de Devin Williams intentará completar la gran sorpresa. El que gane se enfrentará al vencedor del duelo entre Notre Dame y unos Wichita State que ya no se pueden calificar de sorpresa. Entre Zach Auguste, Jerian Grant y Steve Vasturia los de Notre Dame han superado dos rondas muy apretadas y ahora tendrán que aprender a detener el juego exterior de los Fred Van Vleet, Ron Baker o Tekele Cotton. 
Frente a ellos, corre otra línea de rondas y, en esta, serán North Carolina State, Louisville, Oklahoma y Michigan State los que intenten colarse en las rondas finales. Cuatro equipos con historia y recorrido que, a buen seguro, deleitarán a los aficionados con dos duelos disputados. Rick Pitino ha encontrado en Terry Rozier un arma secreta para convertir a sus Cardinals en un candidato al título. Los de Louisville, sin embargo, tienen otros argumentos como Montrezl Harrell, Quentin Snider o Wayne Blackshear, el mejor ante Irvine en la primera ronda. Los Wolfpacks de NC State llegan plenos de entusiasmo después de haber sorprendido a Villanova con una buena defensa y un gran partido de Trevor Lacey desde el banquillo. Intentará seguir sorprendiendo y darle un disgusto a Pitino. Por el otro lado, los Oklahoma Sooner de Lon Kruger habían tenido en Buddy Hield a su mejor hombre, pero otros como Isaiah Cousins, TaShawn Thomas, Ryan Spangler o Jordan Woodard han dado un paso adelante para mantener a los de Kruger entre los grandes favoritos. Enfrente, los Spartans de Michigan State no se lo pondrán fácil. Los de Tom Izzo confían en Travis Trice y Branden Dawson para oponer resistencia y seguir creciendo.
Y terminamos, como siempre, justificando nuestra elección para titular la entrada que, en esta ocasión, se la regalamos al pivot de Xavier Matt Stainbrook. Quizás, en otra ocasión, hablaremos en profunidad de él, pero, por ahora, baste reconocer la gran temporada que ha realizado el pivot de Bay Village. El mosquetero es un auténtico fajador que ha conseguido encontrar un mejor equilibrio físico para sacar provecho de su inteligencia sobre la cancha. Él es un de los argumentos que expondrán los de Chris Mack para seguir soñando con ser la gran sorpresa de esta edición. En la foto le vemos enfrentándose a Will Artino. La encontré en google images pero parece pertenecer a wcpo.com.

sábado, 21 de marzo de 2015

Kevin Reza



A falta de confirmación oficial, la Vuelta al País Vasco ha anunciado hoy los inscritos para comenzar la carrera el próximo 6 de Abril y ha conseguido ponernos los dientes largos. 
Ya sabíamos que el recorrido iba a ser atractivo. 33 puertos que estrenarían la subida a Morga y una doble al Vivero, allí donde Igor Antón se dio un baño de gloria, para comenzar la carrera con salida en Bilbao y llegada en el mismo sitio. Al día siguiente, clásica llegada a Vitoria-Gasteiz saliendo desde Bilbao, con Orduña como puerto más destacable. La tercera etapa, final en Zumarraga, con un perfil que puede romper piernas y bielas. La cuarta, otra clásica, con subida a Usartza y final en Arrate. La quinta empieza en Eibar y termina en Aia donde, precisamente, comienza y también termina la sexta con la disputa de una contrarreloj de dieciocho kilómetros. Por supuesto, no lo olvidé, en la etapa de Zumarraga y en la de línea que termina en Aia, oportunidad para la épica ciclística con las subidas a los muros de La Antigua y el respecho que lleva el mismo nombre que la línea de meta, Aia, rampas cortas pero empinadas para corredores explosivos y otros que saben apretar los dientes y aguantar. Y, de esos, parece que habrá muchos. 
Lo que también parece confirmarse es que no estará Murias Taldea. Los de Jon Odriozola siguen intentando hacer méritos con todas la fuerza de sus pedaladas pero, por ahora, hay diecinueve equipos confirmados y no estarán los de verde. 
Para conformarnos, y si se confirman los primeros inscritos, nos queda un elenco que, si llegan todos con ganas de disputar, promete un deleite de esos que se disfrutan igual de bien en la cuneta y delante del televisor. El año pasado ya tuvimos la oportunidad de divisar un pódium de enjundia, con Alberto Contador en lo más alto y Michal Kwiatkowski y el protagonista del Tour Jean Christophe Peraud. Por supuesto, no hace falta volver a descubrir la calidad de esta prueba recordando a los ganadores anteriores. Baste con mencionar a los que lo han conseguido en los últimos diez años, además del ya mencionado Contador: Nairo Quintana, Samuel Sánchez, Andreas Kloden, Christopher Horner, Juan José Cobo, José Ángel Gómez Marchante y Danilo di Luca. Por supuesto, faltan dos vencedores, pero es que el de Pinto repitió en 2008 y 2009. Entre todos ellos suman 16 pódiums en grandes vueltas. 
Bien, pues tres de ellos intentarán repetir victoria. Nairo Quintana, probablemente el principal favorito, Samuel Sánchez y Jean Christophe Peraud estarán en línea de meta. Junto con ellos, otros candidatos potenciales y corredores de contrastada calidad como Rafal Majka, Tejay Van Garderen, Mikel Nieve, Tom Dumoulin, Carlos Betancur, Thibaut Pinot, Robert Gesink, Mikel Landa, Michal Kwiatkowski, Rui Costa, José Serpa, Andrew Talansky, Winner Anacona, Tom Jelte Slagter o Bauke Mollema. Todos ellos corredores capaces de disputar vueltas de una semana con garantías. Pero la general final no es la única parcela que queda bien cubierta, porque, si Tony Martin será probablemente el candidato principal junto a los que disputen la general para vencer la parcial contra el reloj, esta vez tenemos más candidatos a disputar volattas de lo que suele ser habitual en esta carrera, ya que, en principio, están apuntados corredores como Michael Matthews, Caleb Fairly, Kevin Reza, Gianni Meersman, Ben Swift o Phillippe Gilbert. La nómina de protagonistas no se limita a estas categorías, porque lo que más luce, probablemente, es la calidad y cantidad de esos corredores de talento, buenos rodadores, capaces de superar los repechos explosivos, y con un olfato especial para superar emboscadas y plantear estrategias victoriosas. Si no, contemos lo que pueden hacer gente como Tony Gallopin, Luis León Sánchez, Simon Gerrans, Olivier Zaugg, Vasil Kiriyenka, Christophe Riblon, Jerome Coppel, Paul Martens, Rein Taaramae, Daniel Moreno, Simon Spilak, Diego Ulissi, Frank Schleck o Daniel Navarro. 
Por último, en las carreteras de Euskadi también tendremos oportunidad de ver, este próximo abril, a alguno de los candidatos a destacar en el pelotón del futuro. A algunos ya los hemos mencionado, otros tendrán que buscar protagonismo en cualquier lugar: Davide Formolo, Bob Jungels, Omar Fraile, Matej Mohoric, Esteban Chaves, Pierre-Henri Lecuisinier, Jan Polanc, Julian Alaphilippe, Petr Vakoc, Alexey Lutsenko, Valerio Conti, George Bennett, Carlos Verona, Adam y Simon Yates, Alexis Vuillermoz, Daan Olivier, Lawson Craddock, Edward Beltrán, Rohan Dennis o Pawel Poljanski. Y, por supuesto, terminamos mencionando la participación local, porque, aunque Murias Taldea no sea finalmente de la partida, sí que contaremos con candidatos a darle una alegría a la afición vasca. El Caja Rural con los batalladores Pello Bilbao, Amets Txurruka o Omar Fraile, y el Movistar, con los, probablemente, peones de Quintana, Gorka Izagirre, Beñat Intxausti, Igor Antón, Jonathan Castroviejo y Ion Izagirre, serán los principales focos de atención, pero habrá más, porque veteranos como Haimar Zubeldia o el vascoasturiano Samuel Sánchez, o los ya mencionados Landa y Nieve, Nieve y Landa, seguro que intentan calzarse la txapela y ser, como se suele decir, profeta en su propia tierra. 
Voy a regalarle el titular a Kevin Reza porque el corredor de Versailles, a sus 27 años, comienza una nueva y prometedora andadura en FDJ. Decían que venía para prepararle los esprints a Arnaud Demaré y probablemente sea así, pero seguro que también quiere aprovechar oportunidades como ésta para destacar en solitario. No son muchos los corredores de color en el pelotón, y Reza, cuyos padres provienen de la isla de Guadalupe, es uno de ellos y aunque en varias ocasiones haya rechazado ser un modelo para nadie, no deja de ser una demostración de que el pelotón deja atrás su habitual raíz europea y encuentra otras fronteras para enriquecer este deporte.

Posdata: la foto la he encontrado en el google images. No me he fijado de cuál era la fuente, pero seguro que le pertenece a alguien, así que... gracias y perdón por la tropelía.

miércoles, 18 de marzo de 2015

David Duckenfield



Hoy he decidido comer en el bar. Tenía ganas de largarme y dedicarme a leer la prensa deportiva, desconectar. Al cruzar la esquina he entrado en el quiosco y he comprado un periódico deportivo. He leído los titulares antes de terminar el pincho. Estaba terminando la coca-cola, cuando me he puesto a leer la letra pequeña. Me ha sorprendido ver que en un brevísimo aparte, casi sin darle importancia, hacían mención de una noticia que no me ha encogido el pecho porque estaría exagerando gratuitamente, pero ha llamado mi atención. Decía, escuetamente, que David Duckenfield, máximo responsable del dispostivo policial en el estadio Hillsborough de Sheffield el 17 de Abril de 1989 se había declarado culpable de las 96 muertes que tiñeron de rojo, del rojo del Liverpool y del rojo de la tragedia, las gradas de Leppings Lane. 
Cualquier aficionado del mundo reconoce los nombres de Heysel y Hillsborough, además de algunos otros cuyo recordatorio nos hacen hablar más bajo. 96 personas fallecieron aquel día en las semifinales de la FA Cup que disputaban el Liverpool y el Nottingham Forest. La historia es conocida y no hace falta volver a resumirla, pero lo haré muy brevemente: el graderío ya estaba repleto de aficionados del Liverpool, pero muchos se apiñaban aún en el exterior, queriendo entrar dentro. Según ha reconocido ahora Duckenfield, él mismo decidió abrir uno de los túneles de salida para facilitar la entrada de esos aficionados y resolver la aglomeración. El resultado fue que aquellos hinchas entraron de cabeza a la grada que ya estaba repleta y apisonaron a los aficionados que habían entrado antes. 96 personas fallecieron y 766 tuvieron que ser atendidas. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. A raíz de este trágico suceso, el gobierno de Margaret Thatcher promulgó el "Football's Spectator Act" que, en su momento, pretendía que todos los aficionados solicitaran un carné especial para acceder a los estadios en los que su club jugara como visitante, medida que, finalmente, no se puso en marcha. Sin embargo, entre otras medidas, la que sí se tomó fue la que dio fin a las gradas de pie en los estadios de fútbol británicos. 
Los datos sobre el proceso judicial y la investigación posterior se han alargado hasta el día de hoy, y continúan. La investigación del juez Taylor tuvo lugar poco después de que ocurrieran los hechos, pero, aunque se llegó a la conclusión de que el error principal que desencadenó la tragedia fue el fallo en la gestión policial, también se apuntó a otros factores como a la condición etílica de los aficionados, factor que el juez, eso sí, consideró secundario. Las consecuencias de esta primera investigación tuvieron impacto por el llamado Informe Taylor que originó una serie de pautas de seguridad para los estadios de fútbol, entre ellas, la que ya hemos mencionado y que eliminó los graderíos de pie. Los familiares de los fallecidos en la tragedia siguieron, sin embargo, luchando por un mayor esclarecimiento de las causas. 
En 2012, hubo otra investigación dirigida por un comité independiente que pudo contar con evidencias y documentación nueva. Se concluyó que hasta 41 de las 96 muertes pudieron haber sido evitadas con una mejor cobertura médica y que los seguidores del Liverpool no tuvieron ninguna culpa en el desencadenamiento de la tragedia. El primer ministro David Cameron se apresuró a pedir perdón. Ahora, 25 años más tarde, una nueva investigación ha conseguido que David Duckenfield, a sus 70 años, se reconozca como responsable único de aquella tragedia. 
El contenido de la audiencia ha sido revelado en prensa y transcrito palabra por palabra. El ex jefe de la policía contestaba con un lacónico sí cuando se le preguntaba si tomar la decisión de abrir aquel túnel fue la causa principal de las dramáticas consecuencias posteriores. En la misma (os recomiendo ir a las fuentes, y leerlo por vosotros mismos mejor que oír cómo lo reescribo yo) audiencia, Duckenfield reconocía haber pasado por una depresión que ocultó por sentir que era una derrota personal y que reconocerse culpable de todas estas muertes había convertido a esta experiencia en el peor momento de su vida. Anteriormente, según explican las crónicas, solicitó el perdón de los familiares de las víctimas y reconoció que haber rechazado la confesión durante años podía haber provocado en los familiares de las víctimas una mayor ofensa y aflicción. 
Ya hace unos años, la investigación del Comité Independiente de Hillsborough demostró que hasta 164 testimonios de testigos fueron alterados por la policía. Primero en los años 90 pero también más recientemente, el periódico The Sun tuvo que retractarse de su cobertura mediática por, precisamente, dar pábulo a algunas fuentes que insistieron en condenar a los aficionados. Aún siguen sin esclarecerse con exactitud la gestión de la tragedia por parte del gobierno de Margaret Thatcher pero, lo que está claro, es que ha habido que esperar 25 años para que David Duckenfield confiese lo que parecía estar claro desde el día en que sucedió. 
Hoy he decidido que me vuelvo pronto para casa. Así que, tras haber aprovechado unos minutos para tomar un café antes de marcharme y dar el día laboral por terminado, creo conveniente cerrar esta entrada confesando que no tengo un conocimiento exhaustivo de la investigación ni de los datos de lo que ocurrió el 17 de Abril de 1989 en el viejo estadio de Hillsborough en Sheffield. Todo lo que aquí he comentado es información fácilmente accesible en internet, sepas inglés o no, y aunque no me haya tomado la molestia de señalar las fuentes, error que no corregiré pero confieso. No puedo hacer juicios de valor ni pretender dar lecciones de moral, ni me compete ni puedo, pero sí me atrevo a desear que la confesión de Duckenfield haya traído la poca paz y descanso que, a estas alturas, pueden ya disfrutar los familiares de aquellas 96 personas. Lo que la confesión haya proporcionado a Duckenfield, 25 años más tarde, si es que le ha proporcionado algo, solo soy capaz de imaginármelo, y me temo que con una imaginación demasiado literaria, así que me la ahorro. Ponerse de pie en una grada sin asientos ha quedado para nuestros recuerdos en blanco y negro, pero la memoria de aquel día, incluso para los que nos supuso una experiencia lejana y un tanto ajena, debe servir para convencernos de que el fútbol, para todos, solo debe ser una afición que nos tomemos muy en serio y que proporcione disgustos sin tragedias de este calibre. 

sábado, 14 de marzo de 2015

José Roberto Gama de Oliveira



Hace un par de jornadas, Alberto Bueno marcó cuatro goles en un partido. Lo hizo, además, en un breve espacio de tiempo, lo que convirtió la puntería del delantero del Rayo Vallecano en una especie de hazaña. Los periodistas especializados cuentan con hemerotecas y entonces, muchos, se acordaron y recapitularon y recuperaron aquellos maravillosos cuatro goles que marcó José Roberto Gama de Oliveira, alias Bebeto, al Albacete en seis minutos.  Luego metió otro más, creo.
Corría la temporada 1994-1995 y crecía la leyenda del Superdepor de Arsenio Iglesias. En esa temporada, los del de Arteixo repetirían como subcampeones y ganarían la Copa del Rey. 
De todas formas, a mí todo aquello me levantó la curiosidad. No quería ver más goles ni recordar más títulos, si no echar la vista atrás y ver qué fue de aquellos jugadores. Porque, de aquella época dorada de Johan Cruyff que estaba llegando al final cuando Bebeto y Mauro Silva se convertían en ídolos de Riazor, han salido tantos entrenadores que es difícil hacer una lista. Empezando, por supuesto, por Josep Guardiola, también podríamos añadir a Hristo Stoitchkov, Ronald Koeman, Albert Ferrer, Sergi Barjoan, Eusebio Sacristán, Julen Lopetegi, Abelardo Fernández, José María Bakero, Michael Laudrup, Óscar García Junyent... Vamos, que Cruyff, además de ganar títulos, también dio cursillos de entrenador. Pero es que también el Real Madrid que ganaba aquella temporada de la que hablamos generó su buen puñado de entrenadores o ayudantes, empezando, curiosamente, con Luis Enrique Martínez, pero incluyendo también a Fernando Hierro, Quique Sánchez Flores, Michel González, su segundo en su recién terminada experiencia en Grecia, Rafael Alkorta, Luis Milla o un Michael Laudrup, mismamente, que había cambiado de bando y que anda, ahora, entrenando al Lekhwiya que, si no me equivoco, es también un club del mismo dueño que el Málaga y juegan allí, entre otros, Chico Flores o el ex del RCD Espanyol Wladimir Weiss. 
El Betis quedó tercero en aquella temporada 94-95 y también alguno de sus jugadores se dedica ahora a hacer labores técnicas. Pedro Jaro suele trabajar con Juande Ramos, Hristo Vidakovic empezó como segundo de Javier Clemente en Murcia, Vlada Stosic llegó a ser director deportivo del propio Betos, Juan Sabas dirige a la Unión Deportiva de San Sebastian de los Reyes, Velli Kasumov andaba entrenando a la selección sub 19 de Azerbayán, Tab Ramos ejercía de ayudante de Jurgen Klinsmann en la absoluta de Estados Unidos, Roberto Ríos es segundo de Pepe Mel en el actual Betis, Juan Merino entrenaba al filial hasta que substituyó a Julio Velázquez y le substituyeron a él por Pepe Mel a pesar de conseguir unos resultados extraordinarios, Andrei Kobelev fue cesado en el Dinamo de Moscú tras varios años, José Luis Diezma ha entrenado al Ávila y el Extremadura, Daniel Toribio Aquino ejercía de técnico en la segunda división griega y otros como Jaime Quesada, Juan José Cañas y Alexis Trujillo también han trabajado para el club que por entonces defendían en el campo. 
¿Y aquel Depor de Bebeto? ¿Qué fue de ellos? ¿Cúantos se dedicaron a entrenar? ¿A qué dedica ahora su tiempo libre Arsenio Iglesias?
Pues, la verdad, del entrenador, no tengo noticias. Me lo imagino paseando tranquilamente por Arteixo y diciendo que sí con la cabeza, pero en silencio, cuando algún paisano le mienta los exitos en alguna tasca del pueblo. Pero eso solo me lo imagino. 
En aquella temporada de 94-95 en la que los deportivistas celebraron subcampeonato y título de Copa, jugaban en Riazor unos cuantos futbolistas que pasarían a la historia. Alguno de ellos, como Julio Salinas, Pedro Riesco, Francisco Javier Villarroya o Donato Gama da Silva pasaron de los banquillos. El bilbaíno Julio Salinas prefirió la televisión, Pedro Riesco, la representación de jugadores, Javier Villarroya sus negocios, aunque, a veces, también participa en actos del Zaragoza, y Donato Gama, hasta donde yo sé, se dedicó a sus labores o lo que sea. El propio Bebeto, que encabeza nuestra entrada, llegó a entrenar al América de Río de Janeiro gracias a la intervención de su colega Romario da Souza, pero también ha sido jurado de televisión o diputado por el estado de Río de Janeiro, a lo que se dedica ahora mismo, creo. 
Otros, tampoco es que se hayan convertido en entrenadores o ayudantes, pero tienen una relación más cercana con la formación y el fútbol: Fran González, por ejemplo, ha vuelto al primer plano por las habilidades de su hijo Nico González, quien ha decidido formarse en la cantera del Barcelona y se rumoreaba que el padre entraría a trabajar también en la misma. Paco Liaño se comprometió con el proyecto de Soloporteros y se dedica, sobre todo, a colaborar en la organización de campuses. Salvador González "Voro" ejerce de delegado para el Valencia CF y, de hecho, ha sido premiado por su labor en alguna ocasión. También fue entrenador accidentalmente.
Por último, sí que hubo quienes intentaron encaminar el resto de sus vidas activas a la enseñanza del deporte que practicaron en pantalón corto (o largo, algunos). A distintos niveles y con distinto compromiso, por supuesto. Por ejemplo, Agustín Elduayen creo que es entrenador en las escuelas Luis Calvo del Bergantiños, equipo del que, si mis datos son correctos, llegó a ser entrenador, igual que creo que lo fue brevemente Javier Manjarín, también compañero de equipo en aquella remota temporada de mediados de los noventa. Nando Martínez entrenó al Pontevedra hace poco y José Luis Ribera al Sestao en la Segunda división. Lo último que oí del vasco es que intentaba la aventura británica en el Oxford, pero creo que no tuvo mucho éxito, si es que al final hizo la maleta. El portero suplente de aquel Superdepor, Juan Garrido Canales, entrenó al Eldense y tras preparar a los porteros del Hércules y del Alicante, creo que ahora forma parte del equipo de William Vecchi, responsable del entrenamiento de los porteros del Real Madrid en el equipo técnico de Carlo Ancelotti. José Ramón González, hermano de Fran, la estrella nacional de aquel Deportivo, andaba entrenando al juvenil del equipo de La Coruña, mientras veía a su hijo crecer en el Cerceda. Otro canterano de aquella plantilla, Emilio José Viqueira, es ahora el director deportivo de la Gimnastic de Tarragona. Un puesto que no sé si aún disfruta Emil Kostadinov en el CSKA de Sofía. El compatriota de Bebeto, y puntal de aquel equipo de Iglesias, Mauro Silva, trabajaba con Carlos Dunga para la selección de su país. Adolfo Aldana trabaja en un instituto y es también seleccionador de Andalucía. Alfredo Santalena es segundo entrenador de un Cádiz que entrena uno de sus compañeros en aquel Superdepor, Claudio Barragán. Dos defensas de aquel equipo, Paco Jémez y Miroslav Djukic, tienen puestos en Primera División: el último entrena al Córdoba después de haberlo hecho en Alicante, Valladolid, Valencia, Bélgica y Serbia, mientras que el primero vivió desde la banda y celebró, a buen seguro, los cuatro goles que su pupilo Alberto Bueno marcó hace un par de semanas para el equipo que él entrena, el Rayo Vallecano. 
Yo no soy periodista, no tengo hemerotecas, solo tengo un cajón de sastre gigantesco llamado internet donde, a menudo, hay más ruido que música, y, muchas veces, lo que encuentras son datos pero erróneos. Así que, si esta búsqueda curiosa que hice a raíz de los goles de Bueno que evocaron los de Bebeto ha sacado a la luz mis carencias y los muchos datos malos que he podido creerme después de verlos en distintas webs, pido perdón y rectificaré si me corrigen. En fin, es lo que tiene esto de jugar a ser lo que no eres.

Sun Mingming



Una entrada de altura. 
El otro día expulsaron de un partido NBA a Kevin Seraphin. En Vitoria-Gasteiz, donde se hace la ley, seguro que se acuerdan de él. Nacido en Cayena, Francia, tiene 25 años, llega a los 2,06 y se ha hecho con un hueco en las rotaciones de los Washington Wizards de John Wall. El otro día vio entrando a canasta a Jon Leuer (2,08) y fue a por él como voy yo a por un bocata de panceta si me tienes dos días sin comer. 
Eso, sin embargo, no me llamó la atención. Faltas flagrantes hemos visto muchas, algunas, menos duras, en otras competiciones, han terminado en vergonzosa trifulca y, por lo tanto, en sanciones (recientemente) severas, ya veremos luego. Lo que me llamó la atención fue a quién saluda Seraphin cuando ya avanza por el túnel de vestuarios. Está al final del vídeo, os lo cuelgo si lo encuentro. Va:



Efectivamente, es Gheorghe Muresan, el eterno rumano, el jugador más alto en la historia de la NBA porque sus 2'31 eran ligeramente más altos que los 2'31 de Manute Bol. El pivot de los Nets y los Bullets se instaló en los Estados Unidos y ahí sigue ganándose la vida. Se dedica a organizar campos de entrenamiento, ligas de perfeccionamiento y otras prácticas relacionadas con el baloncesto, generalmente en los Estados Unidos, pero, en el verano, también en Rumanía. Además de eso, hace funciones de relaciones públicas para los actuales Wizards y entiendo que ésa era la razón de que se encontrara en tan privilegiada posición para saludar a Seraphin. 
Su hijo, George Muresan, juega ya de pivot en el instituto St. Andrew's y llama la atención. A sus 16 años mide 2'07 y ya recibe una formación que bien le hubiera gustado tenerla a su padre cuando le descubrieron en Francia. Por cierto, que el otro que le disputa el trono de jugador más alto de la NBA, Manute Bol, también tiene un hijo, Bol Bol, quien, con tan solo 14 años, ya mide 2'08 y dicen que puede llegar a los 2'25. Sus números en el instituto andan por el triple doble. 
Eso sí, ninguno de estos dos ha recibido la atención que consigue Thon Maker. ¿Habéis oído hablar de él? ¿No? Pues lo haréis. ¿Os acordáis de Ivan Chiriaev? ¿No? Pues os lo recuerdo yo. Chiriaev era un ruso que andaba jugando al baloncesto en un instituto del sur de Ontario. De repente, alguien colgó un vídeo y a otro se le ocurrió convertirlo en noticia. Sus estadísticas se airearon y se repitió hasta la saciedad que medía 2'16 pero quería y podía jugar de base. Empezaron a llegar ojeadores a Oakville y el rumor se extendió como en los institutos de las series de televisión. Chiriaev firmó contratos de patrocinio, eligió a un representante y decidió declararse elegible para el draft de 2004 pero rechazó todos los entrenamientos privados que le ofrecían porque no quería lesionarse. Al final, todo quedó en un auténtico desastre. Un partido retrasmitido a nivel nacional en Canadá donde no demostró lo que las expectativas auguraban cambió la opinión de los expertos que se cebaron con él: no salió en el draft y no pudo jugar en la NCAA por tener contratos firmados. Volvió a su Rusia natal, chupó banquillo y se retiró muy joven. 
Ahora, y también desde Canadá, nos llega Thon Maker. No estoy diciendo que sea un nuevo Chiriaev, pero coinciden los datos: el origen, sus cualidades físicas, su altura. Hay diferencias, y muchas, entre ambos jugadores, y Maker parece dar más confianza de la que daba Chiriaev. Nacido en Sydney, Australia hace 18 años, es de origen sudanés y juega en Canadá, también en Ontario. Sus 2'16 no impiden que cruce la cancha botando el balón, que haga reversos en velocidad, que lance de tres sin dificultad, que entre a canasta como Dairis Bertans pero sin dolor de rodilla. Su juego recuerda al de Kevin Garnett pero con una pizca más de movilidad. Así que se ha levantado el coto de caza y andan todos a ver si atrapan la noticia. Maker parece que pretende seguir los pasos hacia el profesionalismo de manera más cabal y sosegada, pero no estaría mal que le concertaran una entrevista con Chiriaev y que el ruso le contara lo que no debe de hacer. 
Ya que hemos hablado de altura, el rumano Muresan terminó su carrera en el equipo más alto de la historia del baloncesto, ¿lo sabíais? En esa estrambótica liga que se llama ABA, una de las ligas comerciales menores de los Estados Unidos, parece ser que los dirigentes del equipo Maryland Nighthawks se propusieron entran en el libro Guinness de los récords. El equipo ya ha desaparecido, pero, en aquella temporada 2007, sacaron a la pista contra los Cape Cod Frenzy al equipo más alto en la historia del baloncesto profesional. Firmaron a Muresan para jugar el partido, y a los 2'31 del rumano, se sumaron los de sus compañeros el nigeriano Ayo Adigun, de 2'15, el sudanés de 2'13 Deng D'Awol y el norteamericano Barry Mitchell, con 2'07. Por supuesto, me queda uno, el chino Sun Mingming, quien aún recibe el título del jugador más alto en la historia del baloncesto profesional con 2'36. Salen en el libro de los récords y en pocos más. 
Lo dicho, una entrada de altura que, para que no haya disputas, se la otorgamos al más alto de todos, Sun Mingming. El chino se retiró después de regresar a su China natal, donde, si no me equivoco, acabó jugando para los Beijing Ducks, quienes, precisamente, andan ahora mismo disputándole la final de la liga de su país a los Liaoning Hunters. Empatados a uno, el protagonismo se lo llevarán los americanos, los Lester Hudson, Deon Thompson, Randolph Morris y Stephon Marbury, pero también cuentan con sus propias torres nacionales, Dejun Han para los Hunters, con 2'15, y Shongtao Zhang para los Ducks, con 2'13. Ahora, Mingming o Ming Ming se dedica a enseñar baloncesto por Maryland y pocos recuerdan su carrera por China, México y las ligas menores de los Estados Unidos. Eso sí, sus 2'36 permanecen inamovibles como el techo del baloncesto profesional.

viernes, 13 de marzo de 2015

Trey Thompkins



Las competiciones de baloncesto europeas han pillado ya carrerilla y se dirigen de cabeza hacia sus fases finales. Dejando a un lado la Balkan, la Baltic, la Adriática y todas esas ligas que los que vivimos en el Oeste no acabamos de comprender del todo, nos centraremos para nuestro repaso en la Eurochallenge, la Eurocup y la Euroliga.

La primera, la Eurochallenge, conocerá la semana que viene la composición completa de una Final Four que se disputará del 24 al 26 de Abril. Ya hay dos equipos clasificados, los franceses del Nanterre y los turcos del Trabzonspor.
Los primeros eliminaron al Enel Brindisi italiano al ganar sus dos partidos de cuartos. El equipo de Pier Luigi Bucchi, donde juegan el ex Barcelona Jacob Pullen o el veterano Massimo Bulleri, además de una buena colección de norteamericanos sin miedo a jugarse las canastas, no pudo detener al equipo de Pascal Donadieu. Los franceses, que son segundos en su liga nacional por detrás del Strasbourg, llegaron a lo más alto de su campeonato cuando ganaron la Liga Francesa de 2013 y ahora quieren descubrir el éxito europeo. Los galos también sustentan su juego en el rendimiento de los jugadores llegados desde los Estados Unidos, especialmente del ex de Missouri State Kyle Weems, una gratísima sorpresa, y de Mykal Riley, con una larga carrera ya en Francia. El base Jamal Shuler es la otra pieza de un equipo que también cuenta con su distinguido veterano, en esta ocasión, Joseph Gomis.
También se ha clasificado ya el Trabzonspor que dirige Nenad Markovic y que se deshizo del Avtodor Saratov ruso sin muchos problemas. En estos últimos, juega el ex NBA Kyrylo Fesenko o un ex ACB como Micah Dows. Ninguno pudo hacer mucho para parar a unos turcos que, en su liga, se clasifican en mitad de la tabla, luchando por los play offs, pero que cuentan con argumentos de sobra para explicar por qué han llegado tan lejos en la Eurochallenge. A saber, Dwight Hardy, Dee Bost, Andrija Stipanovic, Nusret Yildirim, Sean Marshall o los más conocidos, quizás, Kaloyan Ivanov y Novica Velickovic.
Los otros dos contendientes saldrán de la eliminatoria empatada entre el CS Energia Rovinari Targu rumano y los franceses del Le Mans, por un lado, y la que enfrenta al Enisey Krasnoyark contra el Fraport Skyliners de Frankfurt, quienes, por ahora, solo han disputado un partido, el que ganaron los alemanes. Dirigidos por Gordon Herbert, los de Frankfurt son un equipo con larga tradición europea que cuenta con la habitual legión de norteamericanos y reparte muy bien la carga anotadora entre varios jugadores. El ex del CAI de Zaragoza Jacob Burtschi juega ahí y están destacando el ex de Iona Sean Armand, el joven talento nacional Johannes Voigtmann o un Justin Cobbs que ya estuvo este verano por Vitoria-Gasteiz. Los rusos, por su parte, están entrenados por Stevan Karadzic y basan su juego en las actuaciones de sus americanos DJ Cooper y el ex de Ole Miss Terrico White, así como la aportación de los balcánicos Salva Lesic y Elmedin Kikanovic. La otra eliminatoria, como decíamos, se encuentra empatada porque los franceses del turco Erman Kunter se impusieron en el segundo partido a los sorprendentes rumanos del chipriota Antonis Konstantinides. Los rumanos dieron una enorme sorpresa al ganar de más de veinte puntos el primer partido gracias a la actuación del veterano alero montenegrino, ex del Buducnost, Nemanja Milosevic. Los norteamericanos Giordan Watson, Porter Troupe, Lamont Mack y Louis Darby son otros argumentos de un equipo donde también destacan el veterano exNBA Andreas Glyniadakis o el joven israelí con doble nacional rumana Tal Karpels. Por su parte, los franceses cuentan con un buen equipo donde destacan jugadores experimentados en distintas ligas como Judson Wallace, Rodrigue Beaubois, Daniel Ewing, Charles Kahudi o el polaco Michal Ignerski.
De estas dos eliminatorias saldrán los contendientes que intenten disputar la final four por el título de la Eurochallenge a los dos que ya están clasificados, Nanterre y Trabzonspor. Una competición que, por cierto, se disputa desde 2003 y, desde entonces, la han ganado UNICS Kazan, BC Dinamo San Petersburgo, DKV Joventut, Akasvayu Girona, Barons LMT, Virtus Bolonia, BG Göttingen, KK Krka Novo Mesto, Besiktas o Krasnye Krylya Samara, y ha tenido, entre otros, MVPs como Rudy Fernández, Arriel McDonald, Taylor Rochestie o Pops Mensah-Bonsu.

La Eurocup conoció a sus cuartofinalistas hace pocos días. Los españoles del Valencia y el Gran Canaria se enfrentarán, respectivamente, al poderoso Khimky ruso y al Pinar Karsiyaka turco. Las otras dos eliminatorias las disputarán, por un lado, dos equipos rusos, el Lokomotiv y el Unics Kazan, y, por la otra, los franceses del Paris-Levallois y los turcos del Banvit. Todos ellos ganaron sus eliminatorias de octavos, dejando en el camino a equipos potentes como el Bayern Munich, el Cedevita, el Lietuvos Rytas o el AV Cantú. Serán estas eliminatorias las que completen los cuatro equipos que jugarán la Final Four a finales de abril.
El Gran Canaria se cargó al potente Cedevita de Jasmin Repesa, donde juegan viejos conocidos de la ACB como Fran Pilepic, Roko-Leni Ukic, Mario Delas, Marko Tomas o Stanko Barac. Ahora, se encuentran con el Pinar Karsiyaka de Ufuk Sarica, que eliminó al Lietuvos Rytas, gracias al buen trabajo de sus norteamericanos Jon Diebler, D.J. Strawberry o Bobby Dixon. Los otros representantes de la ACB, el Valencia Basket de Carles Durán, se exhibieron ante el Bayern Munich de Svetislav Pesic y ahora tendrán que superar otro duro escollo. El Khimky de Rimas Kurtinaitis también se ventiló sin problemas al Zenit de Walter Hodge. Los rusos acaban de incorporar al español Víctor Claver, con lo que éste volverá a la Fonteta, y ya contaban antes con jugadores de contrastada calidad y repercusión en el baloncesto continental como Petteri Koponen, Egor Vyaltsev, Sergey Moyna, Marko Popovic, James Augustine, Paul Davis o, sobre todo, la gran estrella de la pasada Euroliga, Tyrese Rice. Serán un duro rival para unos valencianos que tienen muchas esperanzas puestas en esta competición.
Además de estas dos eliminatorias, tenemos otras dos. Una la disputarán dos potentes equipos rusos, ambos candidatos al título, que se enfrentarán entre ellos, con lo que solo uno podrá alcanzar la fase final. El Lokomotiv de Sergey Bazarevich tiene como garantes de su competitividad a jugadores experimentados como Richard Hendrix, Mantas Kalnietis, Nikita Kurbanov, Krunoslav Simon, Malcolm Delaney, Derrick Brown o Eugeny Voronov. Por el otro lado, el ambicioso UNICS Kazan de Eugeny Pashutin tampoco le va a la zaga, y sumarán a esta eliminatoria otros talentos como D'or Fischer, Sergey Bykov, Kostas Kaimakoglou, Keith Langford, Curtis Jerrells, James White, Vadim Panin o Dmitriy Sokolov. Vamos, que será una eliminatoria donde se pelearán por tener el balón. La otra eliminatoria parece un enfrentamiento más abierto. El Banvit BK de Zoran Lukic perdió su segundo partido ante el Virtus Acea de Rok Stipcevic, pero aprovechó la ventaja que había conseguido en Turquía y se clasificaron. Sammy Mejía está realizando una buena temporada. Charles Davis, Earl Rowland, Vladimir Dragicevic y Keith Simmons completan un quinteto muy sólido, que, además, encuentra relevo en un banquillo donde se concentran gente como Vladimir Veremeenko o Jimmy Baron. Ahora, tendrán que derrotar al Paris-Levallois de Gregor Beugnot, un grupo sustentado, también, por unos norteamericanos con recorrido y en forma, jugadores como Mike Green, Dionte Christmas o Sharrod Ford. Pero, sobre todo, por un Blake Schlib que ha vuelto a Francia después de su paso por el Estrella Roja. 
Como hemos explicado, entre ellos se jugarán los protagonistas finales en una Final Four que se presenta emocionante, se clasifique quién se clasifique. 

Por último, en la Euroliga aún queda mucho bacalao por cortar. Cuatro partidos quedan para que se acabe la segunda liguilla y se pase a unos octavos de final que decidirán los afortunados y meritorios que disputarán el título en Madrid. En el grupo E, el Real Madrid ya ha asegurado su presencia en esa ronda. Su contundente victoria ante el Alba Berlín les sitúa con nueve victorias y clasificados ya, pase lo que pase. Los otros tres puestos los ocupan ahora el FC Barcelona, con 7 victorias, el Maccabi, con 6, y el Panathinaikos con 5, pero Zalgiris Kaunas y Alba Berlín, con 4, aún sueñan con encaramarse a esas cuatro primero plazas, mientras que Estrella Roja y Galatasaray, con 3 y 2 victorias respectivamente, lo ven un poco más lejos y difícil. Zalgiris le dio una alegría a su afición en Kaunas y gracias a los 18 puntos de Will Cherry derrotó al Panathinaikos de Dusko Ivanovic, apretando la clasificación y alimentando sus esperanzas de clasificarse. 
En el otro grupo, aún no hay nadie clasificado, pero las posibilidades, matemáticas incluso, de que algún candidato impida que se clasifiquen Olympiakos, CSKA y Fenerbahce Ulker son muy bajas. Los dos primeros disfrutan de ocho victorias y los turcos de siete, y sus rivales, por lo tanto, aspiran mejor a acceder a esa cuarta plaza que sí parece más abierta. Al fin y al cabo, ahora la ocupa el Anadolu Efes con 4 victorias, pero está empatado con un tozudo Baskonia de Ibon Navarro que perdió ante el Nizhny Novogorod en la última jornada y desaprovechó la oportunidad de tomar ventaja. El buen partido del ex NBA Gal Mekel y de Trey Thompkins, y el mejor pulso de los rusos en los minutos finales, dejó a los vascos con las ganas y permite que sigan soñando los de Ainars Bagatskis, pero también el EA7 Armani de MarShon Brooks y Samardo Samuels, que ganaron ayer mismo al Unicaja gracias a los 23 puntos de Alessandro Gentile y dejan a los de Joan Plaza con dos victorias y pocas posibilidades de acceder a la siguiente ronda. 
¿Qué pasará?
Si no lo cuento yo, te lo ponen en el telexto. Ya te enterarás.
Le doy el titular a Trey Thompkins porque me apetece. El de Lithonia cubrió tres años de NCAA con los Bulldogs de Georgia pero decidió fumarse el último y declararse elegible para el draft. Ahora, en Rusia, intenta recuperar ese camino.

jueves, 12 de marzo de 2015

Will Artino



(Actualizado al final del artículo)

Se me fue. Marzo ya está aquí, se están jugando las finales de Conferencia, y yo sin terminar de cubrir la temporada regular. 
Vamos con ello, y luego hablamos de lo bueno, que ya ha empezado. 
Cerré mi recuento de partidos con una derrota en el Madison Square Garden contra Saint John's y lo recupero con una victoria en el CenturyLink de Omaha ante Marquette. Los 26 puntos, con 5 de 9 en triples, de Duane Wilson no fueron suficientes y el mejor partido de la temporada que se marcó Rick Kreklow, con 19 puntos, más el buen rendimiento de Devin Brooks desde el banquillo, 13 puntos, 6 asistencias y 5 rebotes, fueron suficientes para lograr una victoria en la que también brilló el juego interior con 12 puntos y 3 rebotes para el titular Geoffrey Groselle y unos espectaculares 12 puntos y 14 rebotes para nuestro compañero Will Artino. El siguiente partido fue una derrota dolorosa, 56 a 58 ante Butler que se fue victorioso de Omaha por una canasta de Roosevelt Jones cuando quedaban menos de 2 segundos. Por los arrendajos destacaron Austin Chatman y Devin Brooks con 17 puntos cada uno. Artino se quedó en 2 puntos y 5 rebotes en dieciséis minutos. Viajaron a Rosemont, Illinois, para derrotar a DePaul por un contundente 75 a 62 en la que se convirtió en la victoria número 400 en la carrera del entrenador Greg McDermott. Todos los jugadores aportaron, pero destacaremos los 18 puntos de James Milliken y el buen partido de Will Artino con 13 puntos y 7 rebotes. Sin embargo, los tres siguientes partidos, a la sazón, los tres últimos de la temporada regular, se cerraron con derrotas y todos especialmente crueles. Se perdió por un punto ante Seton Hall en Newark, New Jersey,  a pesar del gran partido de Austin Chatman, 23 puntos, y del buen rendimiento de Geoffrey Groselle y Devin Brooks, con 11 puntos cada uno, y de Avery Dingman, con 6 puntos y 8 rebotes. Artino, esta vez, tuvo un papel secundario: 2 puntos y 1 rebote en 10 minutos. También se perdió ante Villanova después de realizar un gran partido en el CenturyLink. Los Wildcats, favoritos incluso para el título nacional según muchos expertos, apretaron al final y se fueron de Omaha con una victoria apretada, 72 a 76. Darrun Hilliard II y JayVaughn Pinkston no aportaron mucho esta vez, pero, en su lugar, se llevaron el protagonismo los 23 puntos de Ryan Arcidiacono y los 19 del canadiense Dylan Ennis, hermano de Tyler, al que le regalamos un titular hace poco. Por los de Omaha destacó, sobre todo, Austin Chatman, con 21 puntos, pero también superaron la decena Rick Kreklow, James Milliken y Devin Brooks. Tampoco aportó mucho Artino que se limitó a 2 puntos y 6 rebotes desde el banquillo. Finalmente, en el partido que cerraba la temporada y que sirve para honrar a los jugadores que terminan su carrera universitaria, Xavier se llevó la victoria por un solo punto, gracias al trabajo de su pívot Matt Stainbrook que se salió con 26 puntos y 9 rebotes. Ni los 18 puntos de Austin Chatman ni los 17 de James Milliken pudieron evitar una derrota que también intentó corregir Geoffrey Groselle, esta vez suplente, quien, con 11 puntos y 3 rebotes, mejoró la aportación del titular Will Artino, con 5 puntos y 1 rebote. 
Con este partido se cerraba la temporada y se despedía a los siete, nada más y nada menos que siete seniors que despiden su carrera universitaria. Algunos han conseguido destacar, porque hablamos de titulares como Austin Chatman o Will Artino, un Devin Brooks que se convirtió en un arma muy importante desde el banquillo, el veterano y comprometido Avery Dingman o el recién llegado Rick Kreklow. Otros, apenas han tenido partidos en su carrera universitaria y, probablemente, despedirán el baloncesto para dedicarse a otras cosas. Hablamos de Gabriel Connealy o Mogboluwaga Oginni. Por su parte, los demás, los Chatman, Artino, Brooks, Dingman y Kreklow tendrán que plantearse dirigir sus carreras profesionales a otras disciplinas o intentar una carrera baloncestística que, lo más normal, sería que les obligara a cruzar el charco. Lo que sí parece claro es que el entrenador Greg McDermott se verá obligado a empezar prácticamente de cero la próxima temporada. 
Sin embargo, ésta aún no ha terminado. Y, de hecho, es el momento de disfrutar. Los bluejays comenzaban hace un par de días su periplo por la fase final por el título de su conferencia, la Big East, y lo hacían con una victoria en el Madison Square Garden ante la universidad de DePaul. La temporada regular ha sido dolorosa, con hasta siete derrotas por menos de tres puntos y varios partidos perdidos en finales apretados. En la rueda de prensa de New York, McDermott recordaba estos datos y dejaba bien claro que esta fase final se la toman como una oportunidad para que los jugadores se demuestren a sí mismos que son competitivos y que les gusta disfrutar del baloncesto. No tienen más aspiraciones. Ante DePaul, el líder fue James Milliken con 22 puntos, pero esa ansiedad por disfrutar de las últimas oportunidades de competir en la NCAA se vio en los buenos números de Austin Chatman (11 puntos, 5 asistencias y 5 rebotes), casi calcados por Devin Brooks (12 puntos, 5 asistencias y 5 rebotes). También se apreció en el paso adelante dado por Will Artino quien recibió los elegios de su entrenador después de sumar 9 puntos y 8 rebotes pero convertirse en una de las claves del partido al anotar cuatro canastas consecutivas en la segunda parte que decantaron el partido en favor de los de Nebraska. 
Ahora toca enfrentarse a Georgetown. Los Hoyas son los segundos favoritos y no querrán perder esta oportunidad. Son una universidad con una larga historia que dominó esta conferencia en los años ochenta gracias a los Pat Ewing, Alonzo Mourning, Reggie Williams o Dikembe Mutombo y al entrenador John Thompson. Seis de sus ocho títulos se concentran en esa época. El último lo consiguieron en la 2006-2007 cuando los Jeff Green, Roy Hibbert o Patrick Ewing Junior llevaron a los Hoyas hasta el título de la Big East y hasta la Final Four del campeonato nacional, donde cedieron ante la Ohio State de Greg Oden. 
Los de McDermott tendrán que enfrentarse a esa historia y a la aplastante realidad de la presente temporada, ya que, en los dos enfrentamientos de la liga regular, los de Omaha cayeron sin paliativos. Perdieron en Washington DC por 76 a 61 con una gran actuación colectiva de los locales, aunque destacó Joshua Smith y también cayeron derrotados, y con estrépito, en el CenturyLink, donde el que destacó fue D'Vauntes Smith-Rivera para liderar un contundente 40 a 67. 
Además del Georgetown-Creighton que se disputará esta noche, Marquette ganó a Seton Hall y se enfrentará al gran favorito, Villanova. En los otros dos partidos de cuartos, St. John's se las verá con Providence y Xavier con Butler. Lo que suceda, lo contaremos, y espero que antes de que empiece el round final, para el que, por cierto, ya se hacen cábalas (con sorna lo llaman "bracketology") y no suelen aparecer los bluejays de Creighton por ahí. Lo dicho, ya veremos que pasa. Foto y para casa.

Actualización instantánea (o casi):

En lugar de escribir una nueva, usemos la vieja para deciros qué pasó ayer y dar por prácticamente finiquitada la actual temporada de la Universidad de Creighton. Si no hay sorpresas, difícilmente estarán en el bracket final por el título y no sé si jugarán algún otro tipo de campeonato alternativo. Intentaré dar, eso sí, noticia de lo que ocurra de aquí en adelante, pero vayamos con el resumen de lo que pasó ayer que, como creo que ya sospecharéis, fue una derrota, muy digna, ante los Hoyas de Georgetown.
Pues así es, Holden. Los arrendajos azules de Creighton sucumbieron ante la Georgetown de D'Vauntes Smith-Rivera por un apretado 60 a 55. Smith-Rivera, quien, recientemente, fue nombrado mejor jugador de la conferencia, se llevó todos los elogios al anotar 12 puntos para su equipo, los Hoyas, en los momentos clave. Un parcial de 15 a 4 en los minutos finales dejó el marcador a favor de los capitalinos y obligó a los de McDermott a hincar la rodilla. James Milliken volvió a ser el mejor anotador del equipo de Omaha con 17 puntos, bien en el triple, con 4 de 6. Austin Chatman se despidió con 11 puntos y 4 rebotes y Rick Kreklow aportó 8 puntos y 6 asistencias. Will Artino y Geoffrey Groselle se relevaron en el juego interior, siendo titular el segundo. Groselle añadió a sus estadísticas 8 puntos pero ningún rebote y nuestro habitual protagonista, Artino, rindió desde el banquillo para coger 6 rebotes (el máximo reboteador fue Devin Brooks con 9) y 5 puntos. Nada pudieron hacer, como ya hemos dicho, para parar la racha de un Smith-Rivera que se fue hasta los 25 puntos. Los de John Thompson III aguantaron el pulso y apretaron el acelerador al final, gracias a su líder y al apoyo de jugadores como el pivot Joshua Smith o el reserva Mikael Hopkins.
Por lo tanto, Creighton que se despide de la lucha por el título de conferencia y Georgetown que se enfrentará ahora a Xavier. Los de Chris Mack, con una buena aportación colectiva (cinco jugadores superaron la decena de puntos, aunque destacó, una vez más, el doble-doble del pivot Matt Stainbrook) derrotaron a Butler y se ganaron su pase a las semifinales de conferencia. Ahí les esperan D'Vauntes Smith-Rivera y compañía. En la otra, los favoritos al título final, Villanova, se enfrentarán a Providence, ganadores de este torneo el año pasado gracias a un Bryce Cotton que ahora está jugando para los Utah Jazz (ayer jugó 23 segundos en la meritoria victoria ante los Houston Rockets). Providence se deshizo fácilmente de St. John's gracias al control de los tableros. Los Friars LaDontae Henton y Ben Betil se marcaron dobles-dobles: 20 puntos y 12 rebotes el primero y 14 y 13 el segundo. También consiguió un doble-doble su compañero Kris Dunn pero en asistencias: 17 puntos y 11 asistencias. Los 15 puntos desde el banquillo de Tyler Harris apuntalaron la victoria ante una universidad de Butler que solo esgrimió resistencia gracias al buen partido del reserva Rysheed Jordan. Los Wildcats de Villanova, por su parte, no tuvieron problemas para dejar en la cuneta a Marquette. Los de Jay Wright ganaron con un contundente 84 a 49. Mal partido de Duane Wilson para los Golden Eagles de Marquette, donde solo asomaron, y tímidamente, Derrick Wilson y Luke Fisher. El baloncesto de los grandes favoritos fue arrollador y aprovechó los minutos el reserva Josh Hart para irse hasta los 20 puntos con 5 de 7 en triples.
Si podemos, os daremos cuenta de qué pasa en la gran final. 

domingo, 8 de marzo de 2015

Xabier Etxeita



El plan era haber escrito esto el miércoles pasado, pero, aunque nos encante que los planes salgan bien, estos están, últimamente, para incumplirlos, como las leyes. Hasta las de Murphy se incumplen, de vez en cuando.
No sé si es una ley o una máxima, o simplemente sabiduría de andar por casa, pero, en el fútbol, algo que se aprende con el tiempo es que la alegría va por turnos. Algunos se cuelan, y a otros se nos hace la cola muy larga, pero todos nos pasamos nuestros años de forofo esperando que nos toque el turno.
Yo creo que ya lo he dicho por activa y por pasiva, así que, probablemente, esté de más volver a decirlo, pero lo digo: soy socio y aficionado del Barakaldo CF y aficionado pero no socio del Athletic Club de Bilbao. Y así lo recuerdo desde que tengo uso de razón. A algunos, este amor compartido les parece inmoral, a mí me trae lo mismo por el camino de la amargura como por el del placer más pasional. Compartir es amar, decían en misa pero también lo firman los que no creen en dios, y, yo, hasta ahora, he sabido compartirlo sin conflicto.
El miércoles bajé al bar con el corazón bastante calmado. Tenía la sensación de que estaba preparado para el fracaso y creía que esa sensación no era un argumento defensivo para utilizarlo a posterior. En la intimidad, estaba convencido de que el partido de vuelta de la eliminatoria de semifinales de la Copa del Rey entre el RCD Espanyol y el Athletic Club (que es de lo que hablamos) iba a convertirse en un capítulo más de esa memoria trágica que, a menudo, proporciona lecciones que ayudan más a crecer que los éxitos.
El gol de Aritz Aduriz a los pocos minutos me infundió ánimos, pero de esos ánimos en los que no confías. El de Xabier Etxeita, al filo del descanso, bien acompañado por la cerveza y la compañía, me obligó a olvidar que tenía el corazón más en calma que la marea alta de la ría. Toda la segunda parte fue un descubrimiento del sosiego que acompaña a la alegría inesperada. 
El fútbol es así, lo he dicho antes: esperas tu turno y te llega. Tan pronto como te acostumbras, se acaba y le toca a otro. 
La retrasmisión del partido no solo divulgaba fútbol. Hablaba también de eso que lo convierte en deporte, espectáculo y acontecimiento social: la alegría de una afición y la tristeza de otra. Las gradas se hacían escenario y sobre ellas, como siempre, se representaba la tragedia y la comedia de las emociones humanas. Entre los pocos que aguántabamos en el bar, con algo de mofa quizás, nos cabreábamos con una de las nuestras porque decía que sentía pena por el portero del Espanyol, un Pau López al que, esa misma mañana, le había leído una entrevista en algún sitio y me pareció un tío cabal y bien educado. Nuestra amiga decía que tenía cara de niño y que le daba pena su disgusto. Cuando el reloj corría ya hacia el final del tiempo reglamentario, nos permitimos sentir ese tipo de enternecimiento. No es tan extraño que la alegría por la victoria y por una nueva clasificación para una final no impidiera cierta solidaridad con aquellos rivales apocados y decepcionados. 
Todos hemos estado ahí antes: un partido clave con todo el estadio engalanado, vídeos de espíritu comprometido de avanzadilla,la ilusión compartida que convierte a la masa en un símbolo complejo y conmovedor. Todo estaba listo para la fiesta de la afición del RCD Espanyol y nos tocó a nosotros que la nuestra fastidiara la suya. No es solo compasión, clemencia, lo que quieras. Es más bien compenetración. Es memoria y es también presentimiento. Antes has estado tú ahí y sabes que más tarde o más temprano volverás a estarlo.
Ahora que ya ha pasado una semana y que las cosas, probablemente, se vean con más calma, creo que es el momento de mirarlo con perspectiva. Un poco de contexto: tengo 38 años, así que cuando el Athletic Club ganó su último título, apenas contaba con siete de bagaje. La memoria es caprichosa pero, como muchos de mis compañeros y compañeras de generación, mezclo los recuerdos de aquellos títulos con lo que he visto después en la hemeroteca. Pasaron 25 años hasta que pudimos vivir algo parecido, y 25 son muchos años, para lo bueno y para lo malo. Suficientes para que lo que vives ahora lo entiendas con un reposo más sereno.    
Fue en la temporada 1983-1984 cuando el Athletic consiguió su última Copa del Rey y, por lo tanto, su último título. Pasaron 25 años hasta que se volvió a jugar otra. Desde Clemente a Caparrós pasaron cinco lustros. Desde aquella final que encumbró a Endika Guarrotxena hasta aquella temporada de 2009 en la que a José María del Nido se le atragantó el rabo de león en semifinales,  se fueron veinticinco años y siete más han pasado ya desde que recuperamos las sensaciones que otorga jugar una final, las ganes o las pierdas después.
Siete años en los que, contando esa final, y contando también la que aún no se ha jugado pero se ha ganado el derecho a disputarla, el equipo ha jugado cinco rondas finales en tres competiciones distintas. Cinco finales en siete años. Pasaron 25 desde la primera hasta la anterior ocasión. ¿Significa algo?
En los últimos siete años, desde la temporada 2008-2009 hasta ésta, y aunque aún falten un par de meses para jugar la última, el Athletic ha disputado cinco finales: tres Copas del Rey, una Supercopa de España y una Liga de Europa. A esos éxitos se le podría sumar la clasificación para disputar la Champions League que se consiguió el año pasado. Ante la brilliantez de su primera temporada en el cargo, podía parecer que esta época de éxitos le pertenecía al entrenador argentino Marcelo Bielsa, pero lo cierto es que estas cinco finales se han disputado con tres entrenadores distintos, Ernesto Valverde, Marcelo Bielsa y Joaquín Caparrós. Desde aquel lejano ya 2009, solo ocho jugadores permanecen en la plantilla, ahora ya absolutos veteranos: Gorka Iraizoz, Andoni Iraola, Markel Susaeta, Mikel Balenziaga, Carlos Gurpegui, Gaizka Toquero, Xabier Etxeita y Ander Iturraspe, y Mikel Balenziaga y Xabier Etxeita tuvieron que marcharse para volver después. Por lo tanto, las cinco finales han tenido muchos protagonistas.Si esos cinco éxitos en siete años han sido disfrutados por tres entrenadores y tantos jugadores adistintos, ¿a qué constante se le debe el éxito?
Sergio González ganó dos como jugador. Una con el Deportivo de La Coruña y otra con el RCD Espanyol al que ahora entrena. Todo parecía dispuesto para que repitiera final en su debú como entrenador, pero no pudo ser. Les tocará la alegría otro día. A nosotros (los que comparten conmigo aficionariado, quiero decir) puede que nos toque en Mayo, a finales, o antes, o después, pero nos tocará, porque a todos nos llega más tarde que pronto el turno y, así como vino, se nos va.
Ahora, igual de cierto es que el tiempo pasa con más profundidad y, si te pones a mirar a lo lejos y aceptas el ángulo, entonces te das cuenta de lo maravilloso que están siendo estos tiempos, pase lo que pase: cinco finales en siete años. Raro. Extraordinario. Lo utilizo por segunda vez: maravilloso.
¿Por qué? ¿Cuál es la constante que se repite en estos siete años de varios entrenadores y más juagdores? ¿Cuál es la razón que explique que lo que nos costó conseguir 25 años se haya repetido cinco veces en siete? Preguntas tan interesantes que habría que premiar las respuestas con gamusinos y que, por supuesto, dejaremos para otro día.
El titular, y no sé si ya lo había utilizado antes, para el vizcaíno Xabier Etxeita porque él también es titular y lo es después de haber tenido que esperar turno tanto tiempo que quedaba bien seleccionado para simbolizar esa idea. Su cabezazo aseguró la clasificación y parece que, últimamente, visto lo de este mismo sábado que no comentó aquí, parece que las explicaciones tienen que ver con la cabeza y solo con la cabeza.