No voy a ser el único en escribir de él en los próximos días, así que tampoco voy a contar nada que no hayáis podido leer ya o que tengáis la oportunidad de leer en los próximos días. Pasará de manera anecdótica, casi graciosa, y alguno buscará rizar el rizo con adjetivos manidos como el de perroflauta, que ya le han adjudicado.
Javi Poves es un defensa madrileño que, tras pasar por la cantera del Atlético de Madrid y del Rayo Vallecano acabó debutando en Primera división con el Spórting de Gijón. En un artículo de junio, en el periódico asturiano La Nueva España, ya se hacían eco de su extravagancia, si jugamos a compararlo con la imagen que tenemos de los futbolistas profesionales. Con permiso de Víctor Rivera, quien firma el artículo, copio y pego el comienzo del artículo para que os hagáis una idea:
Su compañero de asiento en el vuelo que llevaba al Sporting hasta Alicante para disputar el último partido de la temporada le preguntó: «¿Qué lees?». La respuesta no le sacó de dudas: «A Karl Marx». Nueva pregunta en el diálogo entre futbolistas: «¿Y ése quién es?». Javier Poves Gómez (Madrid, 28-9-1986) cierra el «Manifiesto comunista» y le explica a su compañero de equipo: «Éste es uno que dijo que iba a ayudar a los trabajadores, pero que luego les engañó». Y reanudó la lectura. Antes, leyó «Mein kampf», el libro escrito por Adolf Hitler. «No tengo definido mi punto de vista. Lo que quiero ahora es leer mucho e informarme sobre todo».
Ahora, Javi Poves, a sus 25 años, ha decidido abandonar la práctica del fútbol. Dice que el fútbol profesional es corrupción y dinero sucio, y que no quiere participar de las estrategias capitalistas. En su día, se apresuró a indicarle al club que rechazaba que su salario fuese ingresado directamente en un banco, y también repudió un coche que le regaló el club, porque ya tenía suficiente con el Smart con el que iba a entrenar todos los días. Poves se desmarca del movimiento 15-M porque lo considera insuficiente y un invento de la prensa para canalizar la amargura de la sociedad. Su postura es más radical, aunque no voy a volver a repetir la cita con la que se cierran hoy todos los artículos sobre su persona. Poves volverá a retomar sus estudios y viajará, intentará encontrar su postura y sus convicciones, y lo hará fuera del mundo del fútbol. Probablemente, no volvamos a oír hablar de él, al menos, en la prensa deportiva. Él, casi con seguridad, lo celebrará, mientras intenta resolver sus contradicciones, ésas que le incomodaban cuando, en junio, se quejaba de la situación social y económica aún cuando reconocía tener un salario mucho mejor que el 99% de la gente de su generación.
Sin entrar a juzgar sus ideas políticas o su postura moral, su ejemplo me parece tan oportuno y necesario como la medianía grisácea que parece estandarizar el resto del fútbol. Tan, no. Tan no es lo que quería decir, pero bueno. Solo quiero confesar que me parece que debajo de sus presuntas posturas radicales, probablemente matizables, queda su compromiso con el riesgo de admitir una búsqueda y una perspectiva inusual y arriesgada. Espero que Poves encuentre una definición satisfactoria de su convencimiento ético y social. Y, mientras tanto, espero que algún otro compañero del Spórting coja su relevo y lea, sea lo que sea que lea, mientras viajan en autobús a Alicante.
Javi Poves es un defensa madrileño que, tras pasar por la cantera del Atlético de Madrid y del Rayo Vallecano acabó debutando en Primera división con el Spórting de Gijón. En un artículo de junio, en el periódico asturiano La Nueva España, ya se hacían eco de su extravagancia, si jugamos a compararlo con la imagen que tenemos de los futbolistas profesionales. Con permiso de Víctor Rivera, quien firma el artículo, copio y pego el comienzo del artículo para que os hagáis una idea:
Su compañero de asiento en el vuelo que llevaba al Sporting hasta Alicante para disputar el último partido de la temporada le preguntó: «¿Qué lees?». La respuesta no le sacó de dudas: «A Karl Marx». Nueva pregunta en el diálogo entre futbolistas: «¿Y ése quién es?». Javier Poves Gómez (Madrid, 28-9-1986) cierra el «Manifiesto comunista» y le explica a su compañero de equipo: «Éste es uno que dijo que iba a ayudar a los trabajadores, pero que luego les engañó». Y reanudó la lectura. Antes, leyó «Mein kampf», el libro escrito por Adolf Hitler. «No tengo definido mi punto de vista. Lo que quiero ahora es leer mucho e informarme sobre todo».
Ahora, Javi Poves, a sus 25 años, ha decidido abandonar la práctica del fútbol. Dice que el fútbol profesional es corrupción y dinero sucio, y que no quiere participar de las estrategias capitalistas. En su día, se apresuró a indicarle al club que rechazaba que su salario fuese ingresado directamente en un banco, y también repudió un coche que le regaló el club, porque ya tenía suficiente con el Smart con el que iba a entrenar todos los días. Poves se desmarca del movimiento 15-M porque lo considera insuficiente y un invento de la prensa para canalizar la amargura de la sociedad. Su postura es más radical, aunque no voy a volver a repetir la cita con la que se cierran hoy todos los artículos sobre su persona. Poves volverá a retomar sus estudios y viajará, intentará encontrar su postura y sus convicciones, y lo hará fuera del mundo del fútbol. Probablemente, no volvamos a oír hablar de él, al menos, en la prensa deportiva. Él, casi con seguridad, lo celebrará, mientras intenta resolver sus contradicciones, ésas que le incomodaban cuando, en junio, se quejaba de la situación social y económica aún cuando reconocía tener un salario mucho mejor que el 99% de la gente de su generación.
Sin entrar a juzgar sus ideas políticas o su postura moral, su ejemplo me parece tan oportuno y necesario como la medianía grisácea que parece estandarizar el resto del fútbol. Tan, no. Tan no es lo que quería decir, pero bueno. Solo quiero confesar que me parece que debajo de sus presuntas posturas radicales, probablemente matizables, queda su compromiso con el riesgo de admitir una búsqueda y una perspectiva inusual y arriesgada. Espero que Poves encuentre una definición satisfactoria de su convencimiento ético y social. Y, mientras tanto, espero que algún otro compañero del Spórting coja su relevo y lea, sea lo que sea que lea, mientras viajan en autobús a Alicante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario