Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
martes, 6 de enero de 2009
Sergi Vidal
Un día estábamos de compras mi hermano, mi madre y yo por el Max Center que es una de esas grandes superficies que tanto bien, dicen, me guardo mi opinión, le han hecho a nuestra ciudad. Sería alguna ocasión especial, porque parece que estábamos intentando comprar algún regalo. El caso es que, de repente, nos encontramos paseando por uno de los pasillos a Sergi Vidal y José Manuel Calderón con sus respectivas novias o mujeres y a un tercero que respondía al nombre de Andrés "El Chapu" Nocioni. Iban en dirección contraria a la nuestra, pero mi hermano dijo que no podía quedarse sin saludar a El Chapu y allí fue. Recuerdo como mi hermano le agarro del brazo y se dieron la mano. Chapu le saludó muy atento y siguieron paseando. Mi hermano, cuando volvía hacia nosotros, llevaba una amplia sonrisa y lo que dijo fue: "no me daba la mano ni para agarrarle la mitad del brazo." En la última jornada de la Liga ACB, el TAU de Dusko Ivanovic asaltó el Palau Blaugrana. El mejor de los vitorianos fue el escolta Sergi Vidal. Un jugador trabajador, silencioso, siempre dispuesto a olvidarse de su lucimiento personal en beneficio del equipo. Con un talento especial para el primer paso de entrada a canasta, muy buenas piernas para defender y un tiro exterior irregular pero que sigue mejorando. De Calderón y de El Chapu hay poco que decir. Por aquel entonces, Nocioni era (aún lo es) uno de nuestros jugadores preferidos, todo garra, fuerza, lucha, y con un gran tiro exterior. En la NBA le he seguido y sé que en Chicago la afición le tiene muchísimo afecto. Aún así, es una pena que no le hubieran traspasado a algún otro equipo donde le permitieran jugar minutos con más regularidad. Primero Scott Skiles y ahora Vinnie del Negro le están volviendo un poco loco. Aún así, sigue saliendo del banquillo para revolucionar algunos partidos. Sergi, sin embargo, es el protagonista de esta entrada. Contra el Barça firmó 18 puntos con un solo fallo de dos y otro de tres, además de cuatro rebotes y dos asistencias. Él y el probablemente mejor base puro de la Liga, Pablo Prigioni, fueron la base de la gran victoria de los de Ivanovic. Nunca es mal momento para reivindicar el juego de los estajanovistas, que, de vez en cuando, tienen la oportunidad de lucirse y congregar los focos que, en muchas ocasiones, deberían iluminar más su trabajo oscuro. Así que un bravo por Sergi Vidal y por todos los currantes del baloncesto. Que los Reyes les traigan hoy el mérito que a veces se les escatima.
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