miércoles, 30 de mayo de 2012

José Luis Zalazar



Ha sido leer su nombre hoy en prensa y se me han despertado los reflejos melancólicos. Qué tiempos aquellos en los que Benito Floro y los suyos, sí que se los folloban con el pito (perdón, pero los que tengan memoria sabrán que viene a cuento aunque no deje de poner en evidencia mi sentido del humor). Lo del queso mecánico tuvo su gracia. En cuanto a ocurrencia, quiero decir. Porque lo del fútbol, tuvo su gracia, y mucho más que gracia, tuvo salero y convicción. Cualquiera que comparta conmigo generación y afición, a poco que le piquen, o que le refresquen la memoria, dice casi de carrerilla la alineación tipo de aquel equipo. Empezando por el portero costarricense que rezaba tanto como paraba, Luis Gabelo Conejo y terminando por Chesa y Antonio en la delantera. Por el medio, quedaban los Delfí Geli, que ganaría el título a la mejor promesa de la temporada, Oliete, Coco, Juárez, Catalí, Menéndez, Julio Soler, Parada, Balaguer, Marcos, Cabrero, Sotero, Sigüenza... Y un joven Ismael Urzaiz, y un melenudo Marco Antonio Etcheverry y un escurridizo Daniel Toribio Aquino. Pero, sin duda, el que deslumbró aquella temporada fue el uruguayo José Luis Zalazar.
El de Montevideo ya había jugado antes en España, en el Cádiz y en el Espanyol, pero no con tanto éxito como el que lograría en La Mancha. 180 partidos y 57 goles en cinco temporadas, y aún mantiene esos récords en la historia albaceteña. Cuando terminó ciclo, se volvió a Uruguay y después regresó a España, no consiguió retirarse en el Albacete y lo hizo en tercera división, con el Club Deportivo Quintanar del Rey del grupo castellano manchego.
El Cabeza, como se le apodaba, se quedó a vivir en Albacete, y ahora, sigue ligado al mundo del fútbol. Trabaja para Paco Casal en la representación de futbolistas. Si no conoces a Paco Casal, no creo que a él le importe mucho, porque su volumen de negocio no va a cambiar. El Señor Casal lleva la representación de muchos jugadores uruguayos, alguno de ellos jugando en España y Zalazar le echa una mano con ello. Pero, además, Zalazar tiene otra razón para seguir rondando los campos de fútbol, y es que parece que sus hijos tienen intención de seguir su camino. O, al menos, de intentarlo. Juan Pablo Zalazar, el mayor de los cuatro, es el que más cerca está de alcanzar el profesionalismo, aunque solo sea por edad. Juega en el equipo de división de honor del juvenil albaceteño, y esta temporada ya ha entrenado en alguna ocasión con el equipo de Antonio Gómez y Zigor Aranalde. Los dos más pequeños, Rodrigo y Mauro, también deben andar jugando en la cantera del equipo donde su padre aún acapara los récords. Y queda José Luis Zalazar, conocido como Kuki, y quien a sus 14 años, ha sido el culpable de que el padre regresara a los titulares deportivos, aunque ahora fuera con las razones de parentesco más que por las futbolísticas. Kuki Zalazar, al parecer, ha fichado por la cantera del Málaga, que aspira a competir en calidad y no convertir el proyecto del primer equipo en una cuestión de fichajes perentorios y temporales, por mucho dinero que cuesten.
Sea como sea, siempre es una buena oportunidad para desempolvar la memoria y dejarse llevar por los buenos recuerdos, aunque no sirva de mucho.

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