martes, 22 de enero de 2013

Luis Bárcenas



Me subo al tren en marcha de la actualidad porque parece que no va a descarrilar nunca. Luis Bárcenas, sí. ¿Sí? Sí, yo también me he sorprendido, pero sí, hoy encabeza mi entrada el onubense Luis Bárcenas, y no es precisamente para homenajearle, glorificarle... pero tampoco vilipendiarle. Al menos, no para vilipendiarle por tener cuentas en Suiza. Eso lo dejamos para otro día, lo del vilipendio, el estipendio y los pendejos. Yo también tengo mis momentos de ciudadano indignado y los acabo de tener hasta hace unos segundos, cuando me he puesto a escribir el encabezado y ya estaba arrepintiéndome. Aún así, me voy a gobernar y dejaré análisis económicos, sociales, políticos y jurídicos para otra ocasión. Probablemente, para otro sitio también. Aquí, hablamos de deporte, aunque siempre acabemos borrachos, porque nos da por mezclarlo con todo y, al final, vemos doble. 
Si hay alguno que aún queda sin enterarse, puede visitar la hemeroteca más reciente. Ahí, encontrará bien explicado quién es Luis Bárcenas y a santo de qué se ha hecho su nombre propio, común. Encontrará descripciones surrealistas sobre el ex tesorero del Partido Popular, desde aquellas que describen su impoluta y rancia manera de vestir, hasta los que se fijan en sus costumbres a la hora de peinarse. Encontrará adjetivos como "pijo de Madrid" y encontrarán referencias al caso "Gürtel", misteriosos sobresueldos en sobres de carta, cuentas en Suiza, plantaciones de limones en Sudamérica etcétera, etcétera, etcétera. Todo eso está en prensa, igual que también lo que yo voy a contar ahora. Que no cuento nada, porque me limito a recordar, a tirar de una hemeroteca más remota (finales de los ochenta) y revivir uno de los momentos más gloriosos de la carrera deportiva del ex senador Luis Bárcenas, que tener, tuvo carrera deportiva. No en vano, y según citaba, hace un tiempo ya, Pío García en ABC, César Pérez de Tudela, conocido alpinista y escritor, valoraba de esta manera a Luis Bárcenas: "Luis es un hombre serio que sabe concebir muy bien sus actividades de montaña. Es un buen esquiador y un alpinista impecable".
En el mismo artículo de Pío García se mencionaban algunas de las hazañas deportivas de Luis Bárcenas: 
"También siguió embarcándose en nuevas expediciones con su amigo Luis Fraga, ahora senador por Cuenca. Ascendieron el Monte Olimpo, en Grecia (2.917 m.), y el Elbrus, la cima del Cáucaso (5.642 m.), que de nuevo bajaron esquiando. Bárcenas incluso escaló en solitario el Mont Blanc (4.810 m.), durmiendo en los refugios de hielo."
García añadía la afición de Bárcenas por el "heliski" (descenso extremo con esquíes desde una cima que se alcanza en helicóptero). Daniel Campos, en Zoomnews.com, hacía referencia a una experiencia más temprana en la que Bárcenas se lanzó en paracaídas desde el Teide y hacía referencia a otra ocasión, más reciente, y también citada en otras fuentes, en la que Bárcenas bajó esquiando desde la cumbre del Aneto. De hecho, y con esto concluyo, hoy mismo leía en prensa, aunque quizás la noticia sea anterior, que Bárcenas, al ser interrogado por sus viajes a Suiza, los justificó haciendo alusión a su pasión por el esquí y el alpinismo. 
De todas formas, como ya he dicho anteriormente, en esta entrada nos queríamos remontar unos cuantos años atrás, concretamente, a 1987. Por aquel entonces, Luis Bárcenas y su amigo íntimo, el bilbaíno, y sobrino del expresidente de la Xunta, Luis Fraga Egusquiagirre, eran dos jóvenes emprendedores y ambiciosos, con un espíritu deportivo que habían dirigido hacia la montaña. Durante aquel año de 1987 consiguieron organizar una ascensión al Everest que recabó el apoyo del Rey, convertido en Presidente de Honor, y el patrocinio económico de las Cajas de Ahorro Confederadas. A la expedición, acabó por conocérsela como "La Expedición de las Autonomías" y se anunció que la intención de la expedición era descender desde la cumbre en paracaídas. El 12-6-87, Cristina Arias dejaba testimonio de la aventura en el diario ABC: "Una nueva expedición hispana va a intentar llegar a la cumbre del Everest, en los meses de julio, agosto, y aunque no serán los primeros españoles en llegar a la cumbre, sí lo serán en colocar la bandera nacional, ya que las otras lo hicieron en representación de sus Comunidades autónomas y fue su enseña la que clavaron." Dicha expedición, según informaba El País en el mismo año de 1987, "estaba dirigida por el canario Antonio Ramos, e integrada, además, por Luis Bárcenas, Luis Fraga, Pedro Holst, Biscen Itxaso, José Agustín, Cristóbal Salas y Fernando Garrido". En algún otro diario, he encontrado que se menciona a otro alpinista vasco, cuyo nombre no recuerdo ahora. 
Para muchos, la expedición nacía con cierto interés político. Hasta entonces, solo catalanes y vascos habían hollado la cumbre del Everest, y, como bien se explicaba en esa noticia del ABC, la intención de Bárcenas y de Fraga era alcanzar cumbre y colocar la bandera de España en lo más alto del Everest. Como se verá luego, el asunto de las banderas no es baladí, y acusaciones políticas se lanzaron desde varios frentes una vez la expedición regresó a España. La expedición, por cierto, no consiguió hacer cumbre. Sin embargo, se consiguió otro logro que dulcificó aquel hecho.Una vez de vuelta en el campo base, la expedición anunció que el proyecto había sido todo un éxito, ya que habían conseguido abrir una vía alternativa que, a partir de entonces, se conocería como "vía española".
A pesar del éxito anunciado por los protagonistas, el regreso no fue precisamente pacífico. Para empezar, nunca se llegó a descender en paracaídas, debido a las condiciones meteorológicas (algo que ya se temía desde el principio). De todas formas, ése no fue el desencadenante de la polémica entre la Federación Española de Montañismo y los organizadores de la expedición. Una polémica que se alargó en el tiempo y que, a día de hoy, desconozco si llegó a tener resolución alguna, si es que eso es posible o necesario. 
Al regreso de la expedición, la Federación Española de Montaña presentó un informe en el que puso en tela de juicio los logros de la expedición. Según el diario El País, "en el pronunciamiento del comité nacional se afirma que la expedición 'se inició y finalizó sin ética' y se concluye que es 'inapropiado' hablar de vía española, ya que ésta coincide con la vía japonesa creada con anterioridad." Por supuesto, los miembros y organizadores de la expedición se defendieron. Ambas partes, utilizaron la versión de Pierre Beghin en su propio beneficio, para unos, confirmaba la apertura de la nueva vía, para otros, a lo más, aceptaba haber abierto una variante parcial de una vía ya existente. César Pérez de Tudela, según rememoraba Pío García en ABC, tenía claro que la hazaña no era ficticia: "la ruta, paralela a la japonesa, era indiscutible." El propio Pérez de Tudela, en su blog personal, señalaba en 2009 otras razones para que se hubiera producido aquel recelo en contra del éxito de la expedición: "la denominaron 'Vía Española', lo que incomprensiblemente generó algunas suspicacias por parte de quiénes no les gusta el nombre de España." Celes Piedrabuena, en el Mundo Deportivo, repasaba la hemeroteca de su periódico para señalar que "según se desprende de dicho artículo [se refiere al artículo de los años ochenta que daba testimonio de la expedición en Mundo Deportivo], Luis Bárcenas manipuló la ascensión de la expedición española" y añade que los miembros de la expedición se defendieron tildando la actuación de la Federación Española de Montaña de "cacicada".
Algunos miembros de la expedición participaron de la polémica. Y desde bandos opuestos. Como rememora Piedrabuena tirando de hemeroteca en Mundo Deportivo, Biscen Itxaso, al parecer, "denunció que Luis Bárcenas y Luis Fraga tramaron todo para ser ellos los únicos que se llevaran la gloria." Según Itxaso, o más bien, según las palabras que se publicaron en Mundo Deportivo citando a Itxaso, el francés Beghin había dado una versión distinta sobre la vía: "si él dice que lo que hicimos es un itinerario, suscribo lo que él diga, es una autoridad en este tema y más concretamente en esta pared." Daniel Campos, en el artículo de Zoomnews.com que ya he citado anteriormente, señalaba que "el vasco Biscen Itxaso, llegó a acusarle de 'doping'", en referencia a Luis Bárcenas. Y Piedrabuena recordaba que, en su día, Itxaso puso en tela de juicio el descenso en esquís de Bárcenas (a su llegada a España, Bárcenas aseguraba que había descendido la arista noroeste del Everest esquiando): "si yo hubiera puesto unos esquís en mi mochila y me hubiera arrastrado por la pendiente hubiera logrado la misma hazaña que Luis Bárcenas (...) Tuvimos que subir a buscarlo, ya que casi sin vista y sin fuerzas bajó arrastrándose y cayendo contínuamente." Los organizadores se defendieron afirmando que no era casualidad que los ataques contra la expedición llegaran principalmente del País Vasco y de Catalunya. Confesaban que Itxaso había demostrado su enfado desde el comienzo de la expedición porque quería subir una ikurriña, a lo que los organizadores se negaron. Ya dije que el asunto de las banderas no era baladí. Sin embargo, otros miembros defendieron el éxito de la aventura. Hace tan solo unos pocos años, en 2009, el blog basabide rendía homenaje a Pedro Holst poco después de su fallecimiento. Al rememorar la carrera del alpinista español de origen danés, Fernando J. Pérez recordaba la carta abierta que el alpinista escribió al diario El País defendiendo la veracidad del logro, para proteger, como él mismo decía "la honorabilidad de la expedición y, por lo tanto, la mía" que habían sido puestas en entredicho con tanta sospecha. Terminaba Holst su carta, según se podía leer en basabide, con las siguientes palabras: "Adjunto le remito suficientes pruebas para demostrar, en primer lugar, que nuestra ruta (ruta de los Españoles) no coincide ni es la ruta Japonesa, sino una nueva ruta que arranca 100 metros a la derecha de la ruta Japonesa y a 7.100 metros de altura la cruza, para seguir nuestra ruta a la izquierda de la Japonesa, hasta la entrada del corredor Horbein, donde ambas (rutas Española y Japonesa) coinciden con la ruta Americana. Por tanto, la ruta Española, hasta los 7.800-8.000 metros, es considerada nueva vía del Everest, y así lo reconoció la Asociación China de Montaña."
En Diciembre de 1987, seguía la polémica, El País se hacía eco de la defensa de la expedición y ya en 1988 La Vanguardia daba fe de que la polémica aún continuaba: "La Federación Española de Montañismo hizo público hace dos semanas un amplio informe denunciando las muchas irregularidades que realizó esta expedición. Por su parte, los montañeros tildan de mentirosos a los federativos y anuncian la posibilidad de interponer una querella contra los que redactaron el informe, alegando que intereses políticos quieren entorpecer la bandera española."
Lo que parece seguro es que solo Fernando Garrido y el francés Pierre Beghin alcanzaron aquel día una altura de 8.700 metros y se quedaron a 148 metros de la cumbre. El resto de los miembros de la expedición no alcanzó aquella altura. Por supuesto, el descenso en paracaídas no se llevó a cabo, aunque Bárcenas realizó esquiando el descenso. Hace un par de años, Alberto Zerain, en su página web, copiaba un artículo de ExWeb, un especial que citaba el próximo intento de Zerain (y del japonés Nobukazu Kuriki) de ascender al Everest en solitario y sin oxigeno. Al final de ese artículo (en inglés), se citaban los intentos españoles de ascensión al Everest por el corredor Hornbein (que era la vía que Zerain se disponía a atacar en 2010). El artículo se cerraba con un repaso (según ExWeb a cargo de Rodrigo Granzotto basándose en los archivos del Himalaya Database) de todos los intentos españoles por esa vía. En 1987, aparecía la mención a la expedición que lideraban Antonio Ramos Villar y Luis Barcelas (así en el original) señalando que Pierre Beghin y Fernando Garrido, "among others" alcanzaron los 8.700 metros. No se hace mención a ninguna nueva vía. Aún así, como ya dije al principio, desconozco cuál fue la resolución final. No sé si los alpinistas de hoy en día reconocen esa vía como "la española", si la Federación Española de Montaña, de 1988 a esta parte, cambió de opinión, si a Bárcenas y a Fraga les quedaron ganas de volver a intentarlo. 
Lo que sí tengo claro es que yo he acabado tan cansado como ellos, después de andar buscando información en internet sobre aquella expedición de 1987. No es mi trabajo, y solo lo hago por una mezcla de curiosidad y amor al arte. Sea lo que sea a lo que yo llamo arte. No es una justificación, ni me quiero librar de culpa. Si he cometido algún error en el uso de todos esos datos y citas que empleo en este repaso histórico, baste decir que todas las fuentes están accesibles en internet. Si yo he llegado hasta ellas, puede llegar cualquiera. A donde no creo que llegue nunca es a alcanzar los 8.700 metros de altura. Por no alcanzar, no he alcanzado, no he conseguido ni ponerle un final a esta historia; no he conseguido hollar la cima. Y cerrar la entrada volviendo a mentar las cuentas suizas (ya lo he hecho, así que pido perdón) sería una falta de respeto a los miembros de aquella expedición y a los sherpas (que haberlos hubo, al parecer), así que, mejor lo dejo aquí. Me quería ceñir a lo deportivo (aunque no solo de deporte vive el hombre, y menos aún, al parecer, sobrevive esta historia). Mejor cuelgo una foto, que también ha salido recientemente en prensa, y me olvido del alpinismo por un tiempo, porque creo que me está entrando el mal de altura.

jueves, 17 de enero de 2013

John Barth



No sabes quién es, da igual. Escribía. Bueno, joder, escribe. John Barth aún vive. Son 83 años en Mayo para el de Maryland, y 56 años desde que publicó The Floating Opera. En la universidad nos hacían leer Lost in the Funhouse. La mitad de la clase no lo leía, la otra mitad lo odiaba. Luego estaban los que no entraban ni en una ni en otra. Pocos. Uno. Quizás hasta ninguno. Una vez leí en algún lado una anécdota que probablemente no sea cierta. Pero antes, una pista. Si había una mitad que no lo leía, y otra que lo odiaba, era porque Lost in the Funhouse era uno de los ejemplos más poderosos del influjo postmoderno que caracterizaba la obra de Barth. Era pura metaliteratura. No sabes qué es, da igual. Y así, no tengo que explicártelo, porque yo tampoco. Si tienes mis años, o más, te acordarás del parque de atracciones de Artxanda y de la sala de los espejos, y como Funhouse significa la Casa de la Risa, y viene a ser una atracción de feria en un parque de atracciones, imagínate que estás de ácido y te pierdes en esa sala de los espejos, pues eso era leer a John Barth para alguno de nosotros. Y buscándole explicación, como decía, un día escuche una anécdota que probablemente no sea cierta. Contaban que cuando John Barth tenía prácticamente terminada la obra y cargaba con el montón de folios para llevárselos a su mujer, se le cayeron y acabaron revueltos por el suelo. El Señor Barth se quedó helado. La señora Barth se acercó al revuelo, recogió todos los folios sin ordenarlos, los empaquetó como pudo y se los devolvió al señor Barth: mándalo así, seguro que ni lo leen. Y así se publicó. Ya lo he dicho dos veces: una anécdota que probablemente no sea cierta. 
Lo que es cierto es que una vez el amigo de un amigo mío al que llamaremos Eufemismo se fue de marcha con los amigos de otros amigos que tenía el mismo amigo y se les fue la mano. A eso de las cinco de la mañana de aquel oscuro sábado de Diciembre, con todo cerrado, pensaron que lo mejor era subir hasta la montaña e intentar colarse en el viejo parque de atracciones abandonado. Uno de los amigos de los amigos de mi amigo juraba y perjuraba que la sala de los espejos seguía en el mismo sitio. Tiene que ser terrorífico, dice que decía el propio Eufemismo. Lástima que tres curvas antes de llegar, la estrechez de la carretera y la mala iluminación (sí, y la droga, sí) distrajo al conductor y el coche acabó clavado en el barro de una cuneta. Volvieron andando a la ciudad a través de la negrura de la madrugada; se perdieron en la espesura del bosque. Eufemismo, se reía, me contaba unas semanas después que acabó desesperado, sentando en una piedra musgosa, rezando sin mucho entusiasmo por encontrar el camino de vuelta. Se reía cuando me lo contaba, pero contaba que temblaba mientras maldecía que se le ocurriera coger un atajo. Tres semanas después, se le volvió a ir la mano, y me lo encontré en el metro intentando convencer a alguien de que lo mejor que podían hacer a esas horas era subir al parque de atracciones abandonado. Me acerqué, saludé, templó su entusiasmo y susurrándome al oído, me dijo: en realidad el parque me da igual, quiero volver al bosque, aquel día se me apareció una Luz Divina. Y lo dijo así, con mayúsculas. Di un paso atrás y con cara de asustado, me prometí a mi mismo que no volvería a beber ginebra en mi vida. 
¿Y todo esto a qué viene?
A que me aburro. 
A que quería hacer una batería de preguntas, reflexiones, comentarios, susedidos varios y sin conexión ni profundidad ninguna, y pensé que John Barth era un buen encabezado para ello. Se me ha ido la mano, como a Eufemismo, y he hablado de todo menos de lo que quería hablar, pero como no quería hablar de nada en concreto, tampoco es que haya perdido nada. ¿Tienes un hilo y aguja a mano? Cóseme las manos, por favor. 

- ¿Alguien piensa madrugar o trasnochar esta noche? Yo, más que nada, por ver a Oprah. 
- Este año había pensado repasar las plantillas UCI, pero como la UCI igual acaba en la UVI y hay tantos cambios que me voy a volver loco, me parece que me voy rajar.
- Le decía el otro día a uno de cachondeo que me voy a hacer una camiseta para fiestas que diga: "Yo también soy Iván Fernández" y le voy a dejar mi turno para pedir en la txozna a toda la peña. Grande, Iván.
- El otro día subí La Arboleda desde La Orconera. Me acordaba de Alex Zulle y cuando no venían coches pillaba el interior de la curva y me sentía como Iban Mayo, pero no en Alpe d'Huez, más bien en Plateau de Beille.Yo iba a mi ritmo, desesperado pero relajado, y de repente, ni tan siquiera le oí, me adelantó un tío con el maillot de Radioshack. Me saludó calurosamente, y me resigné.
- Me pregunto si a Ángel di María le gusta la fideuá.
- No es Eufemismo, pero tengo un amigo que piensa aprovechar el twitter para comenzar una campaña de boicot contra el consumo de aspirinas. Dice que es la única forma de acabar con el Bayern.
- Supongo que a él no le haría ni puta gracia. Y, probablemente, no tenga ninguna, pero como yo llegué cansado del curro y tenía ganas de dejarme ir, reconozco que me eché unas risas con las ocurrencias fílmicas de los dedicados aficionados que le sugerían películas a Javi Martínez.
- ...

Tenía más. He visto baloncesto. No he salido a correr. El equipo del que soy socio ganó 4-0, ¡4-0! El equipo del que soy aficionado ha roto la dirección y cae por la pendiente. ¿51-11 puede ser un resultado de balonmano? He leido sobre la liga de beisbol de 1919, pero lo dejo para otro día. El hijo de Patrick Ewing juega en la ACB. Y más, pero John Barth y la sala de espejos me ha dejado agotado. Al final, ni veo Modern Family ni escribo ni descanso ni me afeito ni me quedo sopa y como dice mi suegra, sigo siendo capaz de hacer solo una cosa cada vez, así que, pongo una foto del bueno de Barth y perdonad por una de estas entradas que huelen a lo que huele el ascensor siempre que sube el hijo adolescente de la vecina del segundo, pero te juro, que es la colonia. 

Will Artino



Ya estamos en 2013, y toca retomar las crónicas poco apasionadas que suelo hacer de las andanzas de los chicos de Greg McDermott. Aunque, eso sí, la prensa nacional tiene mejores cosas de las que ocuparse: cómo le va a John Calipari, los triples en el último segundo de Maryland o los zurriagazos que se arrearon dos jugadores de Tom Izzo en un hotel. Branden Dawson y Adreian Payne se cabrearon y acabaron haciendo agujeros en las paredes y calentándose el cuerpo.
La última vez, lo dejé con una victoria ante Tulsa, ya sabes, donde Chandler Bing tiene que irse a trabajar porque se queda dormido en una reunión. En fin. 
Lo dejé ahí y lo retomo con el siguiente partido que jugaron y los otros cinco que han disputado hasta el día de hoy, un total de seis partidos, cuatro en casa, dos fuera, que se han resuelto con seis victorias. Seis victorias que colocan a Creighton como líder de la conferencia, la MVC, con un récord de 6-0 en duelos con rivales de la misma conferencia, y 17-1 en el total. El próximo partido definirá si los de Omaha aspiran con solvencia a ese primer puesto, ya que se enfrentarán a la Wichita State de Gregg Marshall que solo tiene una derrota más que los bluejays. Los de Marshall, han añadido a los Ehimen Orukpe, Malcolm Armstead o Demetric Williams, a un jugador junior que ha llegado de la NJCAA, Cleanthony Early, que está siendo la sensación en Wichita. 
De todas formas, no anda tampoco mal de alegrías individuales la universidad de Creighton. Esta semana, Ethan Wragge (foto pa'el) fue elegido mejor jugador de la semana en la conferencia. Siempre saliendo desde el banquillo, solo Ben Simons tiene mejor porcentaje de triples conseguidos por partido (2.6). Wragge tiene una décima menos (2.5), pero, eso sí, el arrendajo le gana en porcentaje de acierto (45.9) y en el total de triples conseguidos (45). Esta semana, Wragge mejoró mucho más sus porcentajes de acierto, hasta alcanzar el 63.6, lo que le ha llevado, entre otras cosas que veremos luego, a conseguir el galardón. 
Además, Doug McDermott ha entrado por segundo año consecutivo, un gran logro, en la lucha por el premio más prestigioso de la galaxia baloncestística universitaria en los Estados Unidos, el John Wooden. Como cada año, llegados a estas alturas de la temporada, se elige a un buen puñado de candidatos que aspirarán, a final de temporada, a ganar el codiciado premio. McDermott está en la lista inicial, igual que lo estuvo el año pasado. 
Y es que, además, McDermott, como no, ha sido uno de los grandes protagonistas de estas seis victorias consecutivas (en realidad, son 11 consecutivas, pero cinco ya las había contado aquí).
Comenzaron ganando en Omaha a Evansville por un contundente 87-70. McDermott, con 29 puntos y 10 rebotes, fue el mejor. Echenique le secundó con 13 puntos y 13 rebotes, números de la suerte para el 00 doble de Creighton. También destacaron Austin Chatman, ya asentado por completo como base titular, con 9 puntos y 8 asistencias. Manigat sigue mejorando: 13 puntos y 5 asistencias; y Avery Dingman se adueña de minutos desde el banquillo: 11 puntos y hasta 7 rebotes. Nuestro amigo Artino se conformó con cinco minutillos en los que le dio para meter una canasta y coger tres rebotes. Los 25 puntos del ya clásico tirador de Evansville, Colt Ryan, no sirvieron para mucho.
El siguiente partido les llevó al Redbird Arena, donde ganaron a Illinois State por un apretado 79-72. McDermott estuvo más flojo, 15 puntos y 9 rebotes, pero destacaron los jugadores todoterreno: Gibbs se marcó 16 puntos, 7 asistencias y 6 rebotes, y Chatman, 7 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias. Wragge destacó en lo suyo, cascarse triples, 6 de 9, para un total de 18 puntos. 12 añadió Echenique y Artino no jugó.
Volvieron a Omaha para recibir a Indiana State y vencerla por 79 a 66 gracias al buen partido de McDermott, 25 puntos y 9 rebotes, pero también a un sólido Echenique en la pintura (16 puntos y 9 rebotes) y a lo bien que repartieron juego Chatman (9 asistencias) y Gibbs (8 asistencias). Wragge se quedó esta vez en 3 de 6 en triples y Artino solo contó con un minutillo que le dio para apuntarse estadísticas negativas: una falta cometida y un balón perdido.
No se movieron de Nebraska y otra vez en el CenturyLink, esta vez el visitante era Drake que se volvió para casa con una derrota contundente: 91-61. Hasta quince jugadores de Creighton dispusieron de minutos y muchos de los titulares aprovecharon el descanso. McDermott se quedó en 16, Gibbs en 10, Manigat en 13, Echenique y Chatman no llegaron a la decena. El mejor fue Ethan Wragge quien, en tan solo 17 minutos, consiguió 22 puntos (máximo de su carrera) con un total de 6 de 9 en triples y 5 rebotes. Artino estuvo bastante en cancha (10 minutos) y consiguió unos buenos 5 puntos y 3 rebotes. 
Tuvieron que viajar a Springfield, capital de Missouri, para enfrentarse, y ganar cómodamente (74-52), a Missouri State. No lo hizo mal, nuevamente, Manigat (11 puntos), y Wragge, aunque se quedó en 6 puntos, consiguió 7 rebotes. Eso sí, todos quedaron eclipsados ante el gran partido de la estrella, Doug McDermott, que se fue hasta los 39 puntos, con unos porcentajes brillantes (15 de 19 en tiros de campo), además de coger 10 rebotes. Artino tuvo 3 minutos en los que atrapó un rebote. 
Por último, cerramos esta tanda de crónicas, contando que, nuevamente en Omaha, los bluejays se deshicieron de Northern Iowa por 79 a 61. Los 25 puntos de Anthony James no pudieron parar otro gran partido de McDermott (31 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias). Chatman con 12 y Gibbs, con 11 puntos, 7 asistencias y 6 rebotes, fueron los otros pilares de la victoria. Artino jugó un buen partido, aprovechando los 12 minutos que le dio el entrenador, para conseguir 6 puntos, 4 rebotes y 1 asistencia. 
Tampoco voy a venir corriendo a contaros qué pasa ante Wichita State, con quienes se enfrentarán este sábado, si no me equivoco, pero, dentro de un par de semanas, vuelvo, y os cuento cómo va la cosa y si siguen líderes y viento en popa a toda vela hacia el March Madness que, cuando queramos darnos cuenta, lo tenemos a la vuelta de la esquina. ¿Qué esquina? ¡Y yo qué sé!

lunes, 14 de enero de 2013

Aitor Hernández



Ayer estaba medio mundo ciclista manchándose de barro. Prácticamente en todos los países con algo de interés por el ciclocross, se disputaron los campeonatos nacionales, antesala de lo que está por llegar, y más bien pronto que tarde, el campeonato del Mundo. 
Aquí, la selección vasca se volvió para casa con un filón de medallas. Las más importantes, por supuesto, en la de categoría élite, donde los tres huecos del pódium se volvieron para Euskadi. La de oro, para Ermua; la de plata, para Abadiño; la de bronce, para Zuia. Aitor Hernández, como el mismo confesaba, se encontró con la carrera perfecta y le puso el broche de oro a una excelente temporada (17 victorias, incluído el Campeonato de Euskadi y el Superprestigio). El vizcaíno ha superado la decepción de su paso por profesionales en la carretera, para encontrar el lucimiento sobre el barro. Ayer, en Navia, venció al tiempo que endureció un recorrido, en principio, no muy exigente, y a un Egoitz Murgoitio que lo intentó desde lejos, pero se vio superado con el último arreón del de Ermua. Los tres corredores vascos han sido los dominadores de la temporada, si exceptuamos alguna aparición de Isaac Suárez (4º en el campeonato) y Constantino Zaballa (5º). Otros vascos acabaron entre los veinte primeros: Aketza Peña (7º), Julen Zubero (10º), Asier Arregi (14º), Erlantz Uriarte (17º) y Alain Mendijur (18º) y Zigor Urain (20º). Para mayor regocijo vasco, la expedición de la selección también se trajo medallas en otras categorías: un total de siete medallas. Jonathan Lastra se proclamó Campeón de España sub23, rubricando la gran temporada del bilbaíno, que se ha codeado con los mejores, y Unai Orbea se llevó la medalla de oro en categoría cadete. Alex Aranburu, en categoría junior masculina, Maite Murgia, en sub23 femenina, y Lierni Lekuona, en junior femenina, fueron medalla de plata. De bronce se la llevaron Iñigo Gómez, en sub23 masculina y Olatz Odriozola, en élite femenina. La asturiana Lucia González, por cierto, se proclamó campeona de España élite (su hermana Alicia, hizo lo mismo en junior).
Como decía, no solo en España hubo barro en las bielas. 
Jonathan Page se impuso en Estados Unidos; Katherine Compton, en la categoría femenina.Francis Mourey se impuso a Arnold Jeannesson y John Gadret en Francia; Lucie Chainel-Lefevre, en categoría femenina. En Portugal, Vitor Santos e Isabel Caetano se llevaron los premios. Kenneth Hansen ganó en Dinamarca y, en el mismo país, Margriet Helena Kopplenburg fue la primera mujer. Marek Konwa es el nuevo campeón de Polonia de ciclocross, Magdalena Pyrgies, la campeona. A sus 26 años, Julien Taramarcaz se proclamó campeón de Suiza por delante de Simon Zahner; Jasmin Achermann ganó en categoría femenina. Filip Turk lucirá todo el año el maillot de campeón de Croacia y Antonela Ferencic hará lo mismo. Daniel Geismayr y Nadja Heigl harán lo mismo en Austria. Marco Aurelio Fontana le quitó el oro a Enrico Franzoi en Italia (lo del italiano, medalla de bronce en mountain-bike en las pasadas Olimpiadas es de traca, hace solo unos días que dio la sorpresa al conseguir pódium en Roma, durante una prueba de la Copa del Mundo en la que corrió con una pegatina con el nombre de Barry Stunder, compañero de modalidad, que falleció atropellado hace poco, y eso que hace solo unos meses que ha empezado a entrenar en ciclocross) y, en féminas, se lo llevó Eva Lechner. En Luxemburgo, Christian Helmig y Christine Majerus llegaron primero. En Gran Bretaña, la cosa estuvo entre Ians, y Field ganó a Bibby; Nikki Harris fue la primera chica. Phillipp Walsleben y Trixi Worrack ganaron en Alemania. En Holanda, el joven Lars van der Haar sorprendió a otro Lars, Boom, y, como no, Marianne Vos siguió convirtiendo su palmarés en una enciclopedia del éxito. 
Por último, en la cuna y templo de este deporte, Bélgica, se vivió la mayor sorpresa. La juventud venció a la veteranía por un minuto en categoría femenina, y Sanne Cant derrotó a Ellen Van Loy (la victoria de Cant no es ninguna sorpresa, ya lleva cuatro seguidas). La sorpresa se dio en categoría masculina, donde Klaas Vantornout aprovechó su ataque final para imponerse ante los favoritos Sven Nys, Kevin Pauwels y Niels Albert, quienes llegaron por ese orden a meta. La lucha fue encarnecida en el circuito de Mol, localidad natal de Tom Boonen, y el belga de 30 años consiguió la mejor victoria de su carrera.
Por cierto, hace poco la web biciclismo.com se hacía eco de una anécdota curiosa. El año que viene, los hijos de Uwe Ampler, Erik Zabel y Jan Svorada, se harán profesionales. Pues en el campeonato belga, otro hijo de, esta vez el de Wilfred Peeters, Yannick, se coronó como campeón junior de su país.
Así discurrió el segundo fin de semana de Enero, donde cada año se deciden los campeones nacionales, y ahora solo queda esperar al Campeonato del Mundo que entre el 2 y el 3 de Febrero se disputará en Lousiville, Kentucky.

domingo, 6 de enero de 2013

Jon Ander López



El esfuerzo de levantarse esta mañana mereció la pena. Con dos mandarinas para atajar la leve resaca, y escuchando a Nacho Vegas, eran las diez y media pasadas de la mañana cuando disfrutaba del frío mientras caminaba despacio. Me encontré con mi inusual compañero, poco habitual en Lasesarre, y decidimos ir a tomar un café. El bar lo elegí yo, porque la de hoy era una de esas mañanas, la de reyes, ya sabes, en las que a uno le apetece ponerse nostálgico, y quería volver a los bares donde, antes, cuando Lasesarre no tenía los asientos de colores y, por no tener, no tenía ni asientos, se reunían los aficionados antes de entrar. 
El partido comenzó insistente, siempre a corriente del Barakaldo, con la falta de puntería y la poca resolución que tanto daño les está haciendo esta temporada. Entre preguntas sobre si éste era el Logroñés heredero del histórico o no, contando aficionados rivales (seis, pero ruidosos), y anécdotas varias, se fue consumando la superioridad del Barakaldo hasta que Unai Medina, el mejor del partido, aprovechó un rechace para abrir el marcador. A partir de ahí, fue todo más fácil si cabe. Jon Moya (ex-del Barakaldo, hoy la pareja de centrales eran viejos conocidos, porque Metola también jugó aquí) tenía que retirarse, aparentemente lesionado, y lo que se sospechaba se cumpliría en el segundo tiempo y los gualdinegros aprovecharon la merma de centímetros. 
El Logroñés parecía aseado, con un veterano como Gerardo García León haciendo de acicate y general de mando desde su banda. Ya hemos hablado de él en este blog (y de su hermano Moisés). A sus casi 38 años, este veterano jugador sevillano que ha pasado por Villarreal, Valencia, Osasuna, Málaga, Real Sociedad o Córdoba, entre otros, aún tenía ganas de jugar al fútbol y consiguió estirar su carrera con un contrato en segunda b; quién sabe si por mediación de su hermano, Manuel Candelas, quien había decidido volver a Logroño para jugar en el SD (hace años jugó en el CD) tras pasar por Amorebieta, Mirandés o Vecindario (otro hermano, Moisés, acabó por retirarse y ahora ejerce de segundo entrenador para Quique Hernández en el Hércules; y el cuarto hermano, Eduardo, se retiró del fútbol profesional como jugador en Logroño y aparentemente aún trabajaba en el área técnica). Y decía: el Logroñés parecía aseado, bien posicionado mientras el histórico Agustín "Tato" Abadía los dirigía desde el banquillo, pero no fueron más allá de parecerlo. Aún en la primera parte consiguieron algún remate peligroso, pero, a la vuelta del descanso, con el Barakaldo obligado a cambiar sus delanteros centros por problemas físicos de Antonio Moreno, el SD Logroñés regaló un penalty al Barakaldo que Basagoiti no consiguió transformar, pero si convirtió Orbegozo en gol tras el rechace. Con el 2-0, el partido se terminó, y Garrido rubricó su esforzado partido con un gran remate de cabeza a la salida de un córner (creo, la verdad, me pilló lejos y no me acuerdo). En la grada, disfrutábamos asombrados, agradecidos con un regalo de reyes que no esperábamos. Hacía tiempo que no nos aburríamos de manera tan agradable durante los últimos minutos de un partido. Hubo un gol más, en propia meta (podría hacer un chiste muy fácil con el apellido del infortunado Metola), debutó Katxorro (también le hemos mencionado en este blog) y lució, finalmente, la satisfacción de los aficionados gualdinegros. Tres victorias seguidas de los jugadores de Iñaki Zurimendi que se aprecian más por la distancia con la cola que por acercarnos a la cabeza (muy sólida este año, la verdad) del segundo grupo de la Segunda División B. 
Pero la entrada no la encabeza ninguno de los jugadores que hoy han estado sobre el campo. Ya estábamos en la sobremesa de la comida de Reyes, cuando el vecino de las asics llamaba desde Francia para felicitarnos la última fiesta navideña y me daba la noticia luctuosa del día. Aún no había, y sigue sin haber, mucha información sobre el inesperado fallecimiento del exportero barakaldés Jon Ander López Maqueira. Por lo poco que he podido averiguar, parece que un infarto se ha llevado, a temprana edad, al jugador salido de la cantera del Retuerto, donde jugó con uno de los primeros protagonistas de este blog. Desde el barrio barakaldés, pasó después por equipos como el Rácing de Santander, el Baskonia, el Eibar, el Levante, el Jaén, el Salamanca, el Valladolid o el Lucena, donde dejó el fútbol sobre el césped, para acabar como presidente del club andaluz en una época convulsa. Tras el ascenso a Segunda B, dejó la presidencia. Yo me enteraba esta tarde, pero parece ser que la noticia ya llegaba a las gradas de Lasesarre durante una agradable mañana que se empañaba con esta noticia. Mis más sentidas condolencias para sus familiares, amigos y allegados.

viernes, 4 de enero de 2013

Gelete Burka



Por cierto, urte berri on / feliz año nuevo / happy new year / bonne année!
Y dicho esto, barkatu / perdón / sorry / suis desole
Y lo dejo, pero también he tenido dejado de lado el blog y tenía que empezar, lo dijera en serio o no, excusándome y felicitando el año. Ahora ya sí, dejémonos de formalismos, y hablemos del gobierno.
Terminamos el año en pantalón corto. Aunque, algunos, frioleros (yo, el primero), nos vestimos con mallas largas. Si me llegas a decir en el instituto que algún día vestiría mallas, me parto, le paso el porro al de al lado, y te suelto una galleta. Pero es lo que tiene que el tiempo pasa y todo eso, y, ahora, yo tampoco lo entiendo, con lo bien que se estaba en casa, comemos al mediodía el último día del año y sin siesta ni nada, nos encontramos en la estación de cercanías con nuestras mallas, nuestras historias de miedo y nuestras bolsas bien distinguidas con su etiqueta de papel (después de atender con emoción al vídeo de la organización, por supuesto).
No fuimos los únicos.
Y no lo digo por los 1.500, aproximadamente, que nos reunimos en el barrio bilbaíno de Rekalde. Si no por los 1.000 que lo hicieron en Sodupe, y los que corrieron por la mañana en Beasain, y los que eligieron Vitoria, y los muchos que se lo pasaron bomba en Galdakao o, como no, aquellos que fueron a lo mediático y corrieron por las calles de Madrid, no por perseguir a Quique González, pero sí por decir que al menos una vez participaron en la San Silvestre Vallecana, la más famosa, que no la más veterana, como veremos luego. 
Precisamente allí, se llevó el triunfo en mujeres la etíope Gelete Burka, que se lleva el titular de esta entrada porque lee otra vez el nombre y entiéndeme. Además, ha sido campeona del Mundo en pista cubierta en los 1.500, aunque fuera ya hace casi un lustro. Ella se impuso entre chorros de nieve artificial (si es que hubo, me parece recordar que lo prohibieron...), y lo mismo le pasó a su compatriota Tariku Bekele, hermano menor de Kenenisa Bekele, que se llevó la victoria final en Madrid. Doblete etíope, que no fue la única grata noticia para el país africano, porque también en Vitoria y en Galdakao, y en categoría femenina, Etiopía reinó por encima de las demás: Waka Chaltu en Vitoria, Trihas Gedre en Galdakao. En Beasain, la victoria femenina también fue africana, pero, en este caso, marroquí, para Malika Asahssah, que luego sería tercera en Galdakao, pero ya por la tarde, es lo que tiene la sesión matinal guipuzcoana. En Sodupe, ganó Silvia Trigueros; y, en Rekalde, Josune Tercero
Entre los chicos, la cosa estuvo más variada. En Rekalde, casi quince minutos antes que un servidor, se presentó el primero en línea de meta Unai Uriarte, aunque, eso sí, lo hizo cogido de la mano de Borja Peña, repitiendo la histórica imagen del día anterior en la tradicional Las Arenas-Bilbao, cita a la que volvimos a fallarle, y donde Josu Amutio y Gotzon Solaegi también entraron al alimón y en armonía por primera vez en la historia de la prueba más antigua del calendario nacional junto con la Jean Bouin barcelonesa. En Vitoria, ganó un viejo conocido de la Hiri Krosa de Aste Nagusia, Iván Fernández, aunque se llevó más aplausos, según cuentan, un Eneko Llanos que fue sexto. En Sodupe, venció Rodrigo Alonso, y no es la primera vez. En Beasain, madrugó el marroquí Hamid El Mouaziz, pero, al igual que su compatriota en categoría femenino, a la tarde solo pudo ser tercero en Galdakao, donde destacó, por cierto, Paula González Berodia, quien hizo pódium al igual que por la mañana en Beasain. Y, finalmente, en la San Silvestre más antigua del calendario nacional (1961), acabó pasando primero por la línea de meta de Galdakao, el leonés especialista en el 3.000 (plusmarquista europeo de la distancia en pista cubierta, campeón de España indoor en 2008 y subcampeón del Mundo en pista cubierta en Doha 2010) Sergio Sánchez. Pero la noticia en Galdakao fue la recuperación de viejas tradiciones, como la de iluminar a los atletas con antorchas, o que el último, por aquello de "que le den morcillas", las recibió de verdad. 
Todo esto ocurrió hace un puñado de días, antes de que estrenáramos año, y, como decía, nosotros nos reunimos en la estación de cercanías de Barakaldo, para empezar a celebrarlo con las zapatillas puestas. Nos reunimos varios pormaratonianos: el vecino de las Asics, Valen, pódium en las dos ediciones de la Porma, Ricky, que venía de estrenar bici (es que rima, tenía que decirlo), Óscar, a última hora pero a tiempo, Gaxen, al que le debemos una por librarnos de ir a recoger los dorsales, y un servidor. Y, me he dado cuenta, creo, porque no me acuerdo muy bien, que excepto en el caso de los dos primeros, el orden que he seguido para nombrarnos, es el que seguimos en meta. 
Más o menos la cosa fue que nos cambiamos rápido, nos reunimos por la plaza, calentamos un rato, y Valen y Álvaro se marcharon para empezar más adelante. Los otros cuatro salimos al fondo, en principio en grupo, pero poco a poco se fue rompiendo, en parte, por la estrechez de las calles y los muchos participantes, y en parte, por la forma de cada uno, la peor la de un servidor, que se quedó el último, muy cerquita de los ex futbolistas Jon Pérez "Bolo" y Edu Alonso (amén del paraolímpico Javier Conde), que empezaron corriendo a nuestra vera (hubo más famosos locales, pero esto no es el Sálvame de una cadena local). De aquí en adelante, me ciño a lo mío. 
El resto de protagonistas están invitados a comentar su carrera, aunque alguno usará otros foros para daros una buena crónica. En cuanto me quedé solo, me concentré en el ritmo. Estaba preocupado por lo que podía hacer: poco he corrido desde la Santurtzi-Bilbao (y aún me duele rememorar los tres últimos kilómetros) y mucho he fumado. Tenía los gemelos tocados y poco espíritu, la verdad. No corría en Rekalde desde hacía unos cuatro años y mis recuerdos eran negativos: fue la carrera donde más cerca estuve de retirarme, y eso que fui con liebre, y una liebre de calibre. Iba corriendo y solo pensaba en las cuestas que me quedaban, sobre todo la última, a la que mantenía en la memoría como acicate y como freno, porque, cada vez que me veía con fuerzas y aceleraba, me refrenaba, recordándome que aún quedaba lo peor. Y cuantos más kilómetros pasaban, mejor me sentía, más gente adelantaba, más cerca veía (igual solo creía verlos), a mis antiguos compañeros de grupeta, y más frenaba pensando en las cuestas. Así que, llegando de vuelta a Ametzola, empecé a sospechar. Ya habíamos pasado partes del recorrido que no recordaba de mi anterior experiencia y mi cronómetro no coincidía con mis recuerdos. Vi una cuesta al fondo y apreté, y noté que no me quebraba nada en el pecho, y que podía seguir apretando, pero miraba el reloj, venía que llegaba a los treinta minutos, y no había cuesta, y no podía ser. Para cuando me convencí de que el recorrido no era el mismo, y que no me quedaba ni medio kilómetro para terminar, ya era tarde, empecé a esprintar como un loco (algo que a muchos de los que tenía alrededor les parecería un pelín ridículo cuando íbamos por los 700 participantes que ya habían terminado) y llegué a meta fresco y cabreado. No recuerdo muy bien mi tiempo, pero andaba por unos treinta y tres minutos y unos pocos segundos (a unos cinco minutos, segundos arriba o abajo por kilómetro), un tiempo para sentirse satisfecho dado lo que esperaba de mí, pero que me dejó un sabor agridulce con las sensaciones en carrera. 
Para variar, fui el último de los parmaratonianos, pero poco significa eso, y me alegra ver que mis compañeros de zancadas avanzan y mejoran sus tiempos. Gran carrera de todos y enhorabuena para todos ellos, en especial para un Ricky que me hizo abrir bien la boca con el ritmo que impuso al principio. El año que viene, sea en Rekalde o en otro sitio, más y mejor, y esperemos que más, sobre todo, en lo que corresponde al número de pormaratonianos que nos reunimos. Alguno más quizás hubo, ¿Iñaki?, pero no coincidimos, y me hago el harakiri porque la culpa fue mía. 
La foto, por cierto, para la histórica llegada de la carrera que lleva de Las Arenas-Bilbao.
Y ahora, toca un año sin promesas, aunque ya se apuntaron algunas al calor del tren de cercanías, que si medias, que si enteras, que si montes empinados, que si tal y que si cual. Yo solo me propongo que el 2013 sea igual o mejor que el 2012, que caiga el Arroletza primero, Mitxel, y luego ya veremos, y si puede ser Barcelona que lo sea y si no, Berlín o New York, mejor lo dejamos para más adelante. Y, eso sí, que encabece Osoro Ondoro o Emil Zatopek, sea quién sea, que tengamos otra vez edición de la Porma. Y a correr, que son dos días, y aunque no haya prisa, tampoco molicie debe haber.