lunes, 25 de noviembre de 2013

Sebastián Saíz



Justificado, digo, pero significativo. Me refiero a que los periódicos deportivos, hoy en día, se hayan visto obligados a crear secciones en sus versiones digitales para agrupar las noticias que recogen las actuaciones de los jugadores nacionales en otras ligas. Hasta ahora, como habréis podido sospechar, hablo de fútbol. No es solo que haya muchos, es que, encima, son buenos. La Liga del banco se ha quedado sin nóminas, porque muchas han emigrado a ligas más o menos exóticas, pero extranjeras, al fin y al cabo. En la última convocatoria que Vicente del Bosque pergeñó para los amistosos contra Guinea y Sudáfrica, había hasta nueve jugadores que venían de otras ligas.
En otros deportes profesionales, la tendencia no es tan marcada. Quizás en ciclismo, donde no queda otra, porque apenas hay equipos nacionales. En balonmano, también son muchos los que han tenido que emigrar. En la última convocatoria de la selección, para los partidos de preparación para el Europeo de 2014, de los dieciséis seleccionados, once juegan fuera: José Manuel Sierra, Valero Rivera, Antonio García, Jorge Maqueda y Ángel Montoro lo hacen en Francia, Joan Cañellas y Gedeón Guardiola en Alemania, Cristian Ugalde y Carlos Ruesga juegan en el Veszprem húngaro, Julen Aginagalde en Polonia, Albert Rocas en Dinamarca y solo Xoan Ledo, Víctor Tomás, Raúl Entrerrios, Dani Sarmiento y Viran Morros juegan en la Asobal.
Pero hoy quería hablar de baloncesto, donde no son tantos ni tan reconocidos, los jugadores que han abandonado la Liga ACB, pero no son pocos y sí que se ve cierto crecimiento en el número y la calidad de los jugadores nacionales que emigran a otros equipos europeos o internacionales. 
Por supuesto, no tenía intención de considerar a los que ya conoce todo el mundo, los jugadores nacionales que se ganan el jornal (y vaya jornal) en la NBA. Ese estudio ya se ha hecho y es innegable que ha habido un llamativo incremento en los últimos años. José Manuel Calderón, Ricky Rubio, Serge Ibaka, Víctor Claver, Marc Gasol y Pau Gasol son los actuales representantes, pero, en años recientes, también jugadores como Raúl López, Rudy Fernández, Sergio Rodríguez, Jorge Garbajosa o Juan Carlos Navarro convirtieron la aventura de Fernando Martín en una historia lejana. 
Precisamente su hijo, Jan Martín, es uno de los jugadores españoles (aunque también tenga la nacionalidad israelí) que se ha hecho con una carrera en una liga no española. En concreto, en Israel, donde juega en el Galil Gilboa, acompañando a Stu Douglass, ex Planasa Navarra, y a otro viejo conocido, Drago Pasalic. En el verano, estuvo ayudando en los entrenos del Bilbao Basket, pero regresó a Israel, donde ya jugó en los últimos años.
Si en Francia encontrábamos a muchos jugadores de balonmano, también hay unos cuantos jugadores de baloncesto cobrando de equipos franceses, aunque lo hagan en categorías inferiores. Carlos Cherry ya se ha hecho un nombre allí, y es titular indiscutible en el Angers BC de la tercera categoría del baloncesto profesional francés. Adrián García, ex del CAI Zaragoza y del Iruña Navarra entre otros, comparte equipo con Víctor Hidalgo, un interior que jugó LEB Plata en Coruña y Castellón, el Lorient, en la cuarta categoría.
En Inglaterra, juega Jorge Calvo, un exterior de la cantera leonesa, que ha encontrado minutos (unos catorce por partido) en la ciudad de Leicester, donde, por cierto, también juega Andre Sullivan. En la misma liga, juega un vizcaíno que, hace años, fue una de las promesas que cobijó el Bilbao Basket. Bajo su protección, jugó en Santurtzi y Zornotza, y ahora ha iniciado la aventura internacional con los Manchester Giants. Por ahora, juega casi diez minutos por partidos, aunque, a veces, lo hace durante veinte y otros solo juega uno. Su mejor partido lo jugó en la abultada derrota (más de cincuenta puntos de diferencia) ante uno de los grandes favoritos al título final, los Newcastle Eagles. Anotó 6 puntos, cogió 9 rebotes y dio dos asistencias en veinte minutos. Otro vasco, Mikel Esnaola, este más joven aún, 19 años, se ha marchado a Dinamarca para jugar, por ahora casi de manera testimonial, en el SISU del país del norte de Europa. También en Dinamarca juega un antiguo canterano del Fuenlabrada, Adrián Casas, que empezó bien, 14 y 16 puntos en sus dos primeros partidos, para bajar un poco su rendimiento en los siguientes partidos. Precisamente en el equipo que juega Casas, el Randers, jugó antes Miguel Ortega, un base andaluz de la cantera del Unicaja, con pasado en LEB y EBA, que también jugó aquí en el norte, en el Santurtzi, concretamente. Ortega jugó en Dinamarca, pero ahora lo hace en la Superleague rusa, donde juega con el Spartak Primorie Vladivostok. Allí, tiene de compañero a un veterano como Nikita Morgunov, y se ha convertido en el jugador con más minutos sobre la cancha. 
En ligas más exóticas, con todo el respeto, juegan Ismael Torres, Jan Orfila, Daniel López, Jesús Fernández y uno de los últimos en emigrar, Eduardo Hernández-Sonseca. El ex del Real Madrid o el Bilbao Basket ha emigrado hasta Irán para empezar una nueva experiencia en el Afra Fars a sus 31 años. También jugó en el Bilbao Basket, aunque no en ACB, Ismael Torres, todo un veterano de la LEB y la EBA, donde, además de en Bilbao, ha jugado en ciudades como Calpe, Huelva, Gijón, Palma de Mallorca, Santa Cruz de Tenerife... y muchos más. Ahora, Torres es el jugador estrella del AB Ancud de la liga de baloncesto profesional de Chile. A sus 34 años, este interior de 2'02 acumula medias de 22'5 puntos y 9'1 rebotes por partido. Un poco más al norte, dos veteranos como Daniel López y Jesús Fernández, el primero, un base salmantino que llegó a jugar en ACB con Manresa y debutó años antes con el Real Madrid, el segundo, un interior alicantino con muchos partidos en ACB en equipos como Alicante, Valencia, Ourense, Granada, Fuenlabrada y Vive Menorca, apuran sus carreras en México. El base tiene 31 años y juega unos 20 minutos por partido para aportar medias de 5.5 puntos en cada uno de ellos. El pivot tiene ya 38 años y juega menos, pero en los 14 minutos que le dejan, acumula casi cinco rebotes por partido. Ambos juegan en el Halcones de Xalapa, donde aspiran a grandes resultados, ya que el equipo cuenta con internacionales del país como Rogel Meza u Orlando Méndez-Valdez y con el norteamericano del que ya hablamos en este blog, Lance Allred. Finalmente, de vuelta a Europa, pero en un país con poca tradición baloncestística al más alto nivel, Kosovo, Jan Orfila se ha hecho con un hueco de titular en el Trepca. El menorquín, salido de la cantera del Siglo XXI en Getxo y debutante en ACB con el Granada, aporta medias de 13'4 puntos y 5'6 rebotes por cada partido que juega. 
Cerrar este escueto recuento con los jóvenes que juegan en las diferentes divisiones de la liga universitaria americana sería lo más adecuado, pero son muchos, y no hay fuerzas ni tiempo para ello. Por eso, solo voy a nombrar a cuatro. Uno es el que encabeza esta entrada, según los expertos, uno de los mejores jugadores nacionales de la generación del 94, y una verdadera apuesta de futuro para el baloncesto estatal. Este alero de 19 años y 2'06 dejó Magariños para jugar un primer año en una modesta universidad y hacer tan buenos números que obligó a interesarse por él a varias universidades de la primera división. Finalmente, elegió a una universidad histórica, la Universidad de Mississippi, más conocida como Ole Miss, aunque no con mucho bagaje en baloncesto. Terrico White, que jugó en los Pistons y en Serbia, sería el jugador más relevante que ha salido del equipo que, en los últimos años, entrena Andy Kennedy. Eso sí, Ole Miss, como se conoce a la universidad, es el escenario en el que ocurrió uno de los hechos históricos más importantes en la historia de los Estados Unidos, cuando, en 1962, y en plena lucha contra la segregación racial, James Meredith se empeñó en matricularse y en convertirse en el primer alumno afro-americano. Precisamente, se contaba en un libro que recogía aquellos hechos y cuyo título no recuerdo, que, después de matricularse, los alumnos que rechazaban esta nueva innovación social, solían molestarle botando balones de baloncesto durante toda la noche en el piso inmediatamente superior a la habitación que ocupa Meredith.
Los otros tres jugadores que quería resaltar de la experiencia NCAA son de por aquí cerca. Jorge Bilbao es de muy cerca y juega en Texas Arlington, la universidad de la que salió el ex del Joventut Derrick Obasohan. Por ahora, Bilbao ha jugado los siete partidos de su equipo y en dos ha sido titular. Tiene 18 años, mide 2'03, y por ahora disfruta de una media de catorce minutos por partido. Veremos si mejora sus números y consigue más presencia en las rotaciones. Aitor Zubizarreta, por su parte, no está teniendo tantos minutos. A sus 18 años, este escolta de 1'90, juega con los pilots de la Universidad de Portland, y solo ha tenido minutos (apenas nueve en total) en tres de los seis partidos que han disputado los de Oregón. Por último, el que sí tiene peso en las rotaciones de su equipo es el pamplonica Javier Lacunza, un alero de 2'06 que juega para Florida Atlantic, donde comparte equipo con otros internacionales como el argentino Pablo Bertone o el croata Dragan Sekelja. 
Si habrá más en el futuro, no lo sé. Puede que algún otro intente la aventura americana, pero, por ahora, no parece que mercados potentes como el ruso o el turco miren con interés el producto autóctono de la ACB. Generalmente, la migración en el baloncesto se ha dado vía transoceánica, y parece que la tendencia seguirá siendo la misma. Además, así como en el fútbol hay ligas internacionales como la inglesa o la alemana donde parece que no falta el dinero, en la Europa baloncestística parece que los recortes si han afectado a otrora ligas potentes como la griega o la italiana. 
De todas formas, como casi siempre, esto no era un estudio pormenorizado, y sí más bien, un breve apunte poco detallado, así que, si queréis saber algo más, buscad, que hay mucha información por ahí.

Posdata: La foto, como siempre, de las imágenes de google, aunque proviene de la web tribunalsalamanca.com.

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