miércoles, 8 de enero de 2020

Davide Rebellin



A los 47 años, en abril del año pasado, Davide Rebellin anunció que se retiraría del ciclismo profesional en junio, en el campeonato nacional de su país. Más o menos, lo hace tras 28 años de carrera. No sin polémicas, por supuesto. Había debutado en 1992 con aquel GB-MB Maglificio de Giancarlo Ferretti, donde estaban corriendo corredores como Mario Cipollini, Franco Chioccioli, Miguel Arroyo, Fabio Baldato, Franco Ballerini, Zenon Jaskula, Andrei Tchmile... Más adelante, llegarían los dos años de sanción por un positivo por CERA. Sin embargo, se retira con un palmarés que recoge unas 60 victorias, algunas de ellas conseguidas por encima de los 40 años. Entre otras victorias, aparecen triunfos en Lieja-Bastogne-Lieja, Flecha Valona, París-Niza, Tirreno-Adriático, Klasika de Donostia, la Itzulia, Amstel Gold Race, Zurich, o etapas en el Giro de Italia. Fue el primer corredor en conseguir el tríptico de las Ardenas. A pesar de que no era su perfil, llegó a ser 6º en un Giro de Italia y 7º en una Vuelta a España, ambos top tens los consiguió en el mismo año. Tras su positivo de 2009, su carrera entre 2011 y 2019 pasó a otro nivel, el que algunos calificarán de exótico. Corrió en equipos de Polonia, Italia, Croacia, Kuwait y Argelia. Consiguió victorias en carreras disputadas en Irán, Turquía, Eslovaquia, Polonia, Rumanía, Indonesia, Argelia, Francia e Italia. Su retirada ha pasado más desapercibida de lo que, probablemente, lo hubiera sido de no mediar esa sanción. Sin embargo, no deja de ser un ejemplo ilustrativo de los casos de longevidad extrema que, a menudo, se dan en este deporte.

Con su retirada, solo nos quedan dos. Exagero, quedan corredores veteranos, corredores en categoría continental que, probablemente, superen la edad y la longevidad de estos dos, pero no con la trascendencia que tuvieron en algún momento de sus carreras. Hablo de Francisco Mancebo y Óscar Sevilla. Los dos corredores españoles, implicados, aparentemente, aunque nunca sancionados judicialmente, en la Operación Puerto, que vieron como sus carreras cambiaban completamente tras aquellos sucesos pero, no por ello, las dieron por finalizadas. Ambos corredores, con 43 años, anunciaron recientemente que continuarían un año más en el pelotón profesional. 

Mancebo no pasaría profesional hasta 1998, año en el que debutaría ganando el Trofeo Comunidad Foral de Navarra, que al año siguiente pasaría a llamarse Gran Premio Miguel Indurain, y lo haría, precisamente, por delante de Stefano Garzelli y un Davide Rebellin que corría por entonces con el Team Polti. También aquel año debutaría Óscar Sevilla, en su caso, con el Kelme, pero su temporada de debut pasaría más desapercibida. Como ya hemos dicho, tanto Mancebo como Sevilla siguen en activo y ambos, igual que Rebellin, saben lo que es ganar con 40 años o más. Sevilla, este mismo año, se ha llevado la Vuelta a Chiloé y el prestigioso Clásico RCN, además de dos etapas en la Vuelta a Colombia, país del que obtuvo su nacionalidad después de llevar corriendo allí desde 2011. Mancebo, por su parte, se convirtió, este año, en el primer corredor no filipino en ganar la Vuelta a Filipinas y, además, se llevó también la montaña de la Vuelta a la Comunidad de Madrid. De todas formas, ya en 2016, con 40 años cumplidos, ganó una etapa en la 3ª edición del Tour de Alberta que ganaría el norteamericano Robin Carpenter por delante de Bauke Mollema, ganador de la edición anterior, y Evan Huffman, quien ganaría la edición del año siguiente.

Tanto los nombres de Mancebo como el de Sevilla vienen marcados por la Operación Puerto, aunque ninguno de ellos recibió sanción, como ya hemos comentado. De hecho, los dos volverían a firmar contrato en 2007 con el mismo equipo, el Relax GAM, junto con Santi Pérez, quien se encontraba en la misma situación. Sevilla dio positivo más tarde, ya en Colombia. Cumplió la sanción y volvió. Hace unos años en una entrevista, decía: "Si no fuera por la Operación Puerto probablemente seguiría en Europa, hubiera ganado mucho más dinero, quizás más fama, pero nunca hubiera sido tan feliz como lo soy ahora". Los dos, una vez más, seguirán una temporada más como profesionales, y parece que no tienen prisa por ponerle un punto final a sus carreras. Ya en 2017, en una entrevista para el diario Marca, Mancebo decía: "Me gusta que me llamen el abuelo del ciclismo español, como si quieren decirme dentro de 14 años que soy el bisabuelo." En noviembre, la web Zikloland publicaba el siguiente titular: "Mancebo seguirá un año más en activo, y van 23". En la noticia, se explicaba que había decidido renovar por el equipo japonés Matrix Powertag por un año más, cumpliendo 44 encima del sillín, que era la expresión que se utilizaba en la noticia. 

El madrileño, que ya había corrido en Francia en los años anteriores a la Operación Puerto, ha pasado luego por Portugal, Estados Unidos, Grecia, Emiratos Árabes Unidos y República Dominicana, además de Japón y España. Ha conseguido victorias parciales o absolutas en Japón, Egipto, Malasia, Filipinas, Canadá, Estados Unidos, Francia, España, Chile y México. Antes de la Operación Puerto, su palmarés incluía una etapa en la Vuelta a España, el campeonato nacional, la Vuelta a Burgos, la Vuelta a Castilla y León o la Clásica de los Alpes, además de haber sido 3º en la Vuelta 2004 y 3º en el Tour 2005. En la Vuelta también fue 4º y 5º y en el Tour 6º, 7º y 9º. No ha vuelto a correr ninguno de los dos desde 2005. Igual que Sevilla, quien también disputó esas dos grandes en 2005. En su última, en la Vuelta de 2005, fue 7º. Antes había sido 2º y 4º en la misma. 7º también fue en el Tour de 2001. Sevilla no ha viajado tanto como Mancebo. Lo hizo más antes de la Operación Puerto, ya que corrió en Suiza (Phonak) y Alemania (T-Mobile), pero tras la polémica, se instaló en Colombia, donde sí ha corrido en varios equipos, eso sí, sin abandonar el país, convirtiéndose en un corredor relevante allí. Antes de hacerlo, además de coincidir con Mancebo en el Relax-GAM, también lo haría en el Rock Racing estadounidense en 2009, a donde se fueron los dos. Su dueño, Michael Ball, un multimillonario que patrocinaba al equipo, debía creer en la redención, porque, en 2009, su equipo lo dirigía Rudy Pevenage, belga que fue también salpicado por la Operación Puerto, y contaba entre sus filas, además de los dos ya mencionados, con otro afectado de la misma trama descubierta, José Enrique Gutiérrez y con Tyler Hamilton, reincidente en dopaje. El palmarés de Sevilla en Colombia es de relumbrón. Probablemente, no alcance la magnitud que se le confiere a los que triunfan con excelencia en Europa, pero sus logros son, en muchos casos, inaugurales. Además de las parciales que haya conseguido, y de otras pruebas, destaca que haya ganado hasta en tres ocasiones la Vuelta a Colombia y en otras cuatro el Clásico RCN. Estas dos pruebas, sin la pompa de las competiciones europeas, son las dos grandes competiciones americanas. El Clásico RCN, fuera del calendario UCI, organizado por la Federación Ciclista de Colombia, se disputa desde 1961 y, tras la Vuelta, es la prueba más prestigiosa del calendario americano. Hasta que la ganó Óscar Sevilla en 2008, ningún corredor que no fuera colombiano la había ganado. En su palmarés, lucía lo más granado de la historia del ciclismo en este país: Rafael Antonio Niño, Lucho Herrera, Fabio Parra, Álvaro Mejía, Raúl Montaña, Hernán Buenahora... Solo Claudio Chiapucci, segundo tras Alberto Camargo en 1992, y el ecuatoriano Pedro Rodríguez, tercero en 1995 por detrás de Raúl Montaña y Henry Cárdenas, se habían acercado a lo que lograría Sevilla hace 11 años, convertirse en el primer corredor extranjero en vencer en esta prueba histórica. Sevilla repetiría en 2012, 2016 y 2019, quedándose a una sola victoria de Rafael Antonio Niño, el corredor con más victorias absolutas, dominador en la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado. Cerca ha estado de igualarlo al ser tercero en 2013 y segundo en 2017. En 2014, el boliviano Óscar Soliz, también segundo en 2013 y 2016, se convirtió en el otro único corredor no colombiano en aparecer en estos puestos de honor. La Vuelta a Colombia si fue una prueba UCI, hasta hace un par de años, que pasó al calendario nacional. Quizás por eso, sí que ha tenido y tuvo ganadores internacionales desde sus comienzos: el francés José Beyaert en 1952, el español José Gómez Del Moral en 1957, el venezolano José Rujano en 2009 y el ecuatoriano Jonathan Caicedo en 2018. Ya está. José Beyaert y José Rujano de nuevo, el español Fulgencio Sánchez o el argentino Humberto Varisco también aparecieron en los pódiums de alguna de las casi setenta ediciones que lleva esta prueba, una prueba reconocida por su dureza, de puertos largos y exigentes, con el condicionante añadido de la altura. A todos ellos se unió Óscar Sevilla en 2013. No fue el primero, pero sí entró en un selecto grupo, el de los mejores corredores colombianos de la historia, gente como Ramón Hoyos, Lucho Herrera o Libardo Niño, al convertirse en uno de los pocos corredores que repetiría triunfo en tres ocasiones consecutivas, añadiendo a la primera las victorias en las clasificaciones generales de 2014 y 2015. Sevilla, además, fue 2º en 2016 y 3º en 2018 y 2019. Desde 2018 se disputa el Tour de Colombia, antes Colombia Oro y Paz, una nueva prueba, dentro del calendario UCI, que intenta devolver el ciclismo de élite al país. Se han disputado dos ediciones. La primera la ganó Egan Bernal por delante de Nairo Quintana y Rigoberto Urán. La segunda se la llevó Miguel Ángel López, dejando atrás a Iván Sosa y Daniel Martínez. Óscar Sevilla disputó la primera edición con el maillot del equipo Medellín, siendo el mejor de su equipo, acabando en la 17º posición de la general final. En la edición de 2019, Sevilla sería 19º, también con Medellín, también el mejor de su equipo. Desde que se marchó a Colombia, el albaceteño ha seguido medrando su palmarés, aunque solo en una ocasión volvió a ganar en Europa. Fue en 2017, llevándose la general final de la Vuelta a la Comunidad de Madrid. Pero en estos últimos años, desde que en 2011 se le levantara la sanción por su primer dopaje en Colombia, se ha llevado infinidad de pruebas en el continente americano además de las ya mencionadas: la Vuelta a Boyacá, la Vuelta al Chiriquí, la Clásica de Anapoima, la Vuelta a Antioquía, el Tour de Río, la Vuelta al Valle del Cauca, la Vuelta a San Juan, la Vuelta a Ecuador... Prácticamente en todas ellas, inauguró el palmarés de victorias europeas. 

No sabemos cuándo se retirarán. Igual no lo saben ni ellos. Son de lo poco que sobrevive de aquel ciclismo europeo de los años 90 que tan manchado quedó. Ambos han seguido con sus carreras, descubriendo otras dimensiones, otras realidades, otros sabores y aromas y relieves. Lo mismo hizo Rebellin. Nadie le echará de menos en el pelotón más vistoso, el más mediático, el más evidente, porque hace tiempo que no estaba, ni están. Siguen pedaleando, eso sí. 

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