martes, 2 de octubre de 2012

Ueli Steck



Creo que incluso los que nunca haremos nada extraordinario, hemos experimentado, alguna vez, la emoción reconfortante de cumplir un objetivo. Por muy modestas, vulgares, o íntimas que sean nuestras metas, todos hemos mirado alguna vez atrás y hemos sentido una extraña plenitud que no hacía falta confesarla o hacerla pública. 
Llámalo amor, superación, honor, conquista, gloria, desafío o tener trabajo fijo. 
Llámalo ganar una medalla olímpica o llegar a casa después de correr dos horas y alcanzar las faldas del Arroletza y mientras te duchas sentirte a gusto contigo mismo. 
Llámalo terminar la Behobia-San Sebastián después de otras 15.000 personas y ser tan feliz como el que llegó primero. Que te duelan los pies, los pezones, la rabadilla, pero todo da igual. Nadie te borra la sonrisa de felicidad. Tampoco puedes explicarlo. 
Llámalo dedicarte algo y que tenga sentido. Aunque solo tú lo hayas descubierto. 
Llámalo equis. 
Y en la equis del mapa está el tesoro.
Hoy le he hecho una pregunta a alguien que subió el K2, que sobrevivió al K2. Le he hecho la pregunta que todo aquel que nunca ha estado en la cima del K2 le haría a alguien que sí ha estado. Y su respuesta ha sido tan convincente y tan sencilla como siempre me imaginé. 
Hoy ha sido un día duro de trabajo. Un día como muchos otros, y, sin embargo, duro. Incluso, aburrido. Inútil, en ocasiones. Pero hoy he aprendido muchas cosas. He hecho preguntas. Me las han respondido. Y he conocido a gente que, aunque tenga retos más difíciles que los míos pero no tanto como los de Ueli Steck, saben como yo que los metros no deciden cómo vives tus retos, cómo aceptas o disfrutas tus triunfos y tus derrotas. 
No creas que todo eso me ha dado tiempo a pensarlo mientras veía estos cuatro minutos y cuarenta segundos, pero, verlo a las nueve de la mañana en una sala repleta de estudiantes perezosos, te abre los ojos para el resto del día. Disfrutad, tengáis vértigo o no. 
Y llamadlo como queráis. 


4 comentarios:

Mitxel dijo...

Iepa!! Se puede saber cuál ha sido la pregunta? Y la respuesta? Es que a mí se me ocurren miles.

Holden Fiasco dijo...

Tampoco es que fuera para tanto. Le hice muchas. Pero una fue la que, como le decía, mucha gente que no comparte su afición se hace, sobre todo cuando hay una tragedia: ¿para qué demonios subes ahí arriba, qué consigues con eso? La respuesta, te la cuento el domingo.

Anónimo dijo...

Ya, como dice Kilian Jornet: “Cuando veo a los atletas aficionados llegar entre lágrimas, siento que los vencedores son ellos. No se compite por la posición o por la marca, sino porqe buscas algo en tu inerior. Cuando estás sufriendo, tienes que buscar muy detro para poder continuar. Cruzar la meta sólo significa que has sido capaz de encontarlo.”

http://www.youtube.com/watch?v=fUFLcaSl-Ck

Saludos!

Holden Fiasco dijo...

Amén. Gracias por la visita y por el comentario.