jueves, 26 de diciembre de 2013

Robert Frost




Robert Frost habló muy bien sobre eso de los caminos. Él cogió el más tupido, pero lo que nunca contó el bucólico poeta norteamericano es que esos caminos están llenos de trampas, de más bifurcaciones, de cruces, atajos que no llevan a ningún lado y acequias que se desvían. Y el caminante aventurero, o simplemente despistado, se ve, en muchas ocasiones, atrapado en un camino sin salida, en un laberinto opresivo o en la eternidad de un campo abierto. Si, encima, te lanzas al sendero sin brújula ni meta, sin más objeto que ocupar el tiempo y disfrutar de la fronda, entonces, crecen las posibilidades de que acabes metido hasta las rodillas en un zarzal sin salida o de vuelta a la misma bifurcación donde Frost decidió entre dos caminos que ya sabía el tío que llevaban al mismo sitio: Roma.
Yo no he llegado a Roma, pero sí a Vitoria, que no es lo mismo ni se le parece, pero ambas ciudades tienen equipos de baloncesto en los que ha jugado el compatriota de Frost, Jerome Allen.  El actual entrenador, si no me equivoco, de los quakers de la Universidad de Pennsylvania se pasó por Euskadi y por Italia antes de retirarse. Y un poco de eso va lo que quería contar hoy. Que no he llegado a Roma ni a Vitoria pero que sí me he metido por los caminos sinuosos de internet hasta llegar a revisar un buen listado de los jugadores que, en un momento u otro, han vestido la camiseta del equipo que preside y regenta Josean Querejeta.
Y, por unas razones u otras, muchos de esos nombres que aparecían en la lista de exjugadores del Saski Baskonia, me han hecho esbozar una sonrisa, que lo mismo era, a veces, irónica, como, otras, simplemente nostálgica. Al final, por no nombrarlos a todos, decidí hacer tres grupos y elegir a diez hombres para cada grupo. En el primer grupo, diez jugadores de baloncesto norteamericanos que, en algún momento de sus carreras, pasaron por cualquiera de los pabellones que han acogido los partidos de locales de los alaveses, desde Mendizorroza hasta el Buesa Arena. En el segundo grupo, diez nacionales que también vistieron la camiseta del club, ya fuera con el patrocinio del Taugrés, después Tau Cerámica, el Caja Laboral o Laboral Kutxa ahora, o, antes de todo esto, Caja de Álava y Arabatxo o algo así. Por último, un tercer grupo de diez jugadores que lo mismo vienen de América del Sur como de cualquier lugar de Europa. El único denominador común entre todos ellos es que han jugado en el Saski Baskonia. Hay otra cosa en la que coinciden, pero eso no lo saben, y es que, por alguna oscura y morbosa razón, recordar que jugaron en el Saski Baskonia, a mí, que soy el culpable de todo, incluso de comenzar una entrada mencionando a Robert Frost, pues me sorprendió, me trajo recuerdos o simplemente me chocó. Y, por eso, no le busquéis tres pies al gato que tiene cuatro, si están en las listas es porque yo soy así y así seré, nunca cambiaré, etecé etecé (qué pedazo de versión, que te daban ganas de clavarte la cuña de turrón duro en la garganta, del "All I Want for Christmas Is You" se cascaron ayer las Nancy Rubias).

En el grupo de los diez americanos, hubo más, pero estos son algunos de los norteamericanos que jugaron en el Baskonia y me sorprende recordarlo. La mayoría tuvo un paso tan fugaz que quizás por ahí llegue la sorpresa.

Randolph Keys. El tío fue una estrella en la universidad. Ganó el NIT (uno de los más prestigiosos torneos de post-temporada para aquellos que no alcanzan la fase final) en 1987. Jugaba con Southern Mississippi y se llevó también el MVP del torneo, un galardón, que, entre otros, han ganado gente como Renaldo Balkman, Kosta Koufos, Dajuan Wagner, Erick Strickland, Jayson Williams, Reggie Miller o Ralph Sampson. Por cierto, hace poco murió, a los 71 años, M.K. Turk, legendario entrenador de Southern Mississippi y, a la sazón, entrenador de Keys aquella temporada. Fue elegido en la primera ronda del draft, pero acabó marchándose a Europa. En Vitoria-Gasteiz, jugó solo 9 partidos y volvió a la CBA para después jugar algún partido con Lakers y Bucks. .

Robert Conley. Su bagaje en la ACB y en Europa cubre más que unos cuantos partidos en el Baskonia. También pasó por Bilbao, jugó una final de la ULEB con el Hemofarm y ganó la Copa en Francia con el ASVEL. Ahora, aprovechando sus estudios en las universidades de Strayer y Clayton State se dedica a los negocios y el baloncesto en Global Basketball haciendo servicios de scouting. Además de en España, Francia o Serbia, también vivió en Italia, Grecia, Lituania, Alemania, Puerto Rico e Israel.

Richard "Scooter" Barry. Siempre será el hijo de Rick Barry, legendario jugador de la NBA y miembro del Hall of Fame. Su hermano de Brent Barry fue doble campeón de la NBA con los Spurs. Otro hermano, Jon Barry, jugó más de una docena de temporadas en la NBA y ahora trabaja para ESPN. Un hermano más, Drew Barry, también jugó en la NBA, además de en Italia, Polonia o Australia. Scooter jugó principalmente en la CBA. No llegó a debutar en la NBA. En España, si no me equivocó, también jugó en León, Tenerife. Su mayor logro: ganó la NCAA en los históricos Jayhawks de Kansas que dirigía Larry Brown, y donde triunfaba Danny Manning. Junto a Barry y Manning, también estaban otros conocidos como Kevin Pritchard o Mark Randall.En Baskonia, apenás jugó unos pocos partidos.

Anthony Bonner. Tuvo un par de buenas temporadas en los Sacramento Kings al principio de su carrera. Viajó por Europa y ganó la Copa con el Baskonia.

Riley Clarida. Fue el compañero de Essie Hollis en el Arabatxo Vitoria. Hizo una buena temporada pero luego se fue. Hace poco volvió a salir en prensa pero por razones trágicas: sus problemas de salud. Clarida sufre cáncer cerebral y problemas cardíacos.

Tom Copa. Un pivot blanco de 2'08, que en los Spurs, con su pelo cepillo, le servía de descanso a David Robinson. Llegó a Vitoria antes de irse a Livorno. Su debú ante Arvydas Sabonis, jugaba en el Real Madrid, con el equipo que, por entonces, entrenaba Iñaki Iriarte dejó imágenes que ilusionaron a la afición. Pocos partidos. Por cierto, es curioso que llegara a los Spurs después de triunfar en la liga belga con un equipo que se llamaba Maccabi Bruxelles, pero, más curioso, es que tras cuatro temporadas siendo titular en la NCAA con un equipo fuerte como Marquette, decidió dejar el baloncesto. Cuenta que mientras trabajaba conduciendo un autobús, se vio así mismo escuchando las finales de la NCAA, se cabreó por la oportunidad que había dejado pasar, y se convenció de intentarlo.

Chris Corchiani. Una estrella de North Carolina State. Llegó a substituir a Terry Teagle en el Benetton de Treviso. Nunca triunfó en la NBA, a pesar de las ilusiones que creo su rendimiento universitario. En España, también jugó en Valvi. Se retiró en Gasteiz, porque, aunque fichó por Lucentum Alicante, no jugó con ellos. Fue campeón de Liga en Alemania con el Bayern Leverkusen pero, probablemente, sus mejores temporadas fueron con el Baskonia de Dusko Ivanovic, aquel que le arrebató la Liga ACB al Unicaja. Corchiani tenía como compañeros a un buen puñado de históricos del equipo alavés: Elmer Bennett, Andrés Nocioni, Laurent Foirest, Hugo Sconocchini, Luis Scola, Fabricio Oberto, Dejan Tomasevic... Ahora se dedica a los negocios inmobiliarios.

Harold Ellis. Jugó en los Denver Nuggets, Los Ángeles Clippers, en Grecia y en la ACB. En esta última, y en Baskonia, jugó muy pocos partidos. Ganó el concurso de mates en Grecia y, no era de extrañar, porque se le conocía por su capacidad de salto y por su querencia por el espectáculo. Tras retirarse, empezó una carrera como entrenador que, entre otros puestos, le llevó a ser ayudante de Michael Curry en los Detroit Pistons.

Matt Steingenga. Lo más curioso, quizás era la difícil pronunciación del apellido de este alero blanco de los Michigan State. Llegó a ser campeón de la NBA con los Chicago Bulls de Michael Jordan en 1997, aunque no jugó un solo partido. Debutó profesionalmente en Vitoria, a donde llegó para substituir al lesionado Randolph Keys tras sus buenas temporadas en los Spartans. Apenas jugó diez partidos. También lo hizo en Japón. Ahora, al igual que Chris Corchiani, también se dedica al negocio inmobiliario, además de colaborar con la radio de los Spartans de Michigan State.

Tony Smith. Aterrizó en España como una estrella de la NBA (allí jugó, antes y después de su aventura europea, un total de nueve temporadas) aunque no llegó tan alto como se esperaba. Poseía el récord de anotación histórico con Marquette en un solo patido (44 puntos). A los Lakers llegó como suplente de Magic Johnson, pero era la apuesta para cuando se retirara, algo que sucedió al poco tiempo. Su mejor temporada fue la 93-94, pero no le dio acceso a la confianza de los entrenadores NBA. En Baskonia, este base alto apenas jugó 9 partidos y fue cortado, por bajo rendimiento y continuas lesiones, por un Elmer Bennett que acabaría triunfando en Vitoria-Gasteiz.

En el segundo grupo, como ya dije, diez nacionales que no sé en qué categoría caerían en el baloncesto de hoy en día pero, a mí, al verlos o recordarlos, me han traído recuerdos de los tiempos en los que Predag Danilovic jugaba con camiseta por debajo y Dee Brown le hacía el pumpitup a sus zapatillas.

Quique Azcón. Probablemente, con su 1'67, aún sea el jugador más bajo en jugar en la ACB. Pasó por el Caja Bilbao también, pero sus mejores años fueron en Murcia. En Baskonia apenas jugó un par de partidos.

Iñaki Gómez. Ahora es funcionario de educación en su tierra de Alicante. Fue una promesa que pulió Iñaki Iriarte hasta convertirlo en un buen jugador de banquillo. Cuentan que se lo llevó al norte el recordado entrenador norteamericano Herb Brown, por las manos de quien, por cierto, pasaron muchos de los que nombramos aquí, incluído, por ejemplo, un Scooter Barry por el que se empeñó, como contaba Paco García en su blog. Estuvo en las finales de los años 90, siempre aportando minutos.

Román Carbajo. Junto con Juan Manuel López Iturriaga, Juan Antonio Morales y Javier Salgado, probablemente, lo más importante que ha salido, baloncestísticamente hablando, del botxo. Pasó por Breogán, Ourense y Andorra, además del Saski Baskonia y, por supuesto, de un Caja Bilbao donde jugó en dos fases distintas. Interior de 2'04, llegó a ser internacional y campeón del mundo sub22. Solo estuvo una temporada en Vitoria-Gasteiz. Su sobrino, Unai Calbarro, también ha jugado, más recientemente, en el Baskonia, donde se pasó la pasada temporada ayudando en los entrenamientos y aprovechando los pocos minutos con los que contó.

Miguel Juane. El gallego fue una gran promesa del baloncesto español, uno de los primeros escoltas altos, 2'00. Jugó en Ferrol (sí, cuando se llamaba Clesa, Clesa Ferrol, dosis de nostalgia barata), Valladolid, Vitoria y Granada. Fue internacional absoluto y ahora es un reconocido abogado, sobre todo en asuntos relacionados con el deporte. También estuvo involucrado en el regreso a la ACB del Obradoiro.

Miguel Ángel Reyes. El cacereño, un interior con buena mano, 2'07, que se convirtió en una de las grandes esperanzas del baloncesto español, el futuro Andrés Jiménez, en unos tiempos en los que la cantera del Fórum Filatélico de Valladolid daba jugadores como Lalo García, Fernando Tomasiello, Álex Bento o Silvano Bustos. Hizo disfrutar a los de su tierra con sus tres años en aquel Cáceres donde hacía una gran pareja con Juan Antonio Paraíso. Pasó por el Taugrés y el Valladolid con quienes, por cierto, hace unos años llegó a debutar en la ACB su hijo, Álex Reyes.

Federico Ramiro. Nacido en Madrid y de la cantera del Real Madrid, pasó por Baskonia antes de triunfar en el Caja de Ronda, con el que llegaría a liderar la clasificación de asistencias en la ACB. Eran los tiempos de los cuatro magníficos de Mario Pesquera. Cualquier aficionado al baloncesto de mi generación lo recordará: Fede Ramiro, Rafa Vecina, Joe Arlauckas y Ricky Brown lo jugaban prácticamente todo, 38 minutos por partido. Luis Blanco solía ser el quinto, pero también jugaban algo Jordi Grau y Pepe Palacios. Practicaban un baloncesto control, con ritmos lentos, intensos y marcadores bajos. Por ahí he leído que Pesquera solía justificar el estilo diciendo que, a partir del segundo 18 los equipos contrarios se aburrían de defender y entonces era cuando había que atacar.

Rafael Talaverón. El catalán, un pivot robusto, de poca altura, llegó joven al Baskonia. Después, jugaría en Granada y Portugal. Hace mucho tiempo, y sin mucho sentido, ya hablé de él aquí, más que nada porque, cuando yo era estudiante universitario en la ciudad, el Taugrés empezaba a medrar, y yo quería comprarme una camiseta, fui a la tienda oficial del club en Dendaraba y me compré la de Rafael Talaverón, aunque no supiera de quién era. Creo que aún está por casa.

Juan José Urdiain. El navarro, con 2'01, jugaba de alero, se fajaba por dentro, y es un histórico del baloncesto del norte, con su paso por los equipos de Pamplona, el Askatuak y el Baskonia. Yo le conocí en el Señorio de Zuasti, ya veterano y en categorías inferiores, pero su nombre recordaba al histórico Askatuak de Jaume Ventura con Álvaro Coca, Joxean Betolaza, Kepa Segurola o Edu Santos, además de muchos otros.

Jordi Millera. Quién no se acuerda de Jordi Millera. Aunque había jugado en Granollers, llegó a Vitoria por sorpresa desde la liga EBA. Después jugó en Manresa, Valencia y Alicante, pero sus años en Vitoria fueron irrepetibles. Con su 1'76 y su tenacidad, se hizo un hueco en el equipo y consiguió el cariño de la gente en aquel Baskonia con el que ganó la Recopa y la Copa del Rey. Lo suyo era la defensa: defender y defender, revolucionar el equipo, darle la rabia y la intensidad que se perdía. En aquel Taugres de los Velimir Perasovic, Marcelo Nicola y compañía, El País abrió la crónica de la victoria en Europa con un enorme elogio a El Chato, como le apodaban, por su gran actuación en aquella final ante el PAOK de Bane Prelevic y Peja Stojakovic, por entonces, Kinis.

Carlos Dicenta. Su verdadero nombre, lo dice todo sobre su origen, era Carlos-Yvon Dicenta Saint-Victor. Madrileño de nacimiento, jugó en la NCAA, debutó en ACB con el Valencia, donde jugó en más épocas. También en Murcia, Huesca, Ourense y Valladolid. Terminó en LEB. Ahora se dedica a los negocios. En Vitoria coincidió con Herb Brown, Rudy Keys, Scooter Barry o Iñaki Gómez, de los que hemos hablado aquí, y, a eso, a una época pasada, parece que evoca su nombre.
 
El último grupo es el de los internacionales que no nacieron en la tierra de Barack Obama. Los elegidos son dos franceses, un búlgaro, un italiano, dos argentinos, un serbio, un eslovaco, un croata y un portorriqueño. Pero vayamos uno por uno.

Richard Petruska. Uno de los primeros europeos en la NBA. Eslovaco, entonces era checoslovaco, jugó primero para Loyola Marymount y la Universidad de California en la NCAA, y acabó jugando unos 22 partidos con los Houston Rockets. Al final, donde hizo carrera fue en Europa: por Italia, España y Turquía. Ahora, al parecer, entrena en algún instituto norteamericano. Aún es recordado por aquel aspecto de boxeador ruso, una especie de primo-hermano de aquel superhéroe de Pixar que tenía una mujer de goma, ¿sabes? Con pasaporte italiano, llegó a España para jugar en Málaga, pero Bozidar Maljkovic le sentó en el banquillo y acabó firmando por los de Josean Querejeta. Tampoco jugó mucho en Vitoria, donde tenía por delante a gente como Luis Scola, Fabricio Oberto y Dejan Tomasevic. Así que, cuando terminó el contrato, no se le renovó, y llegó a estar apunto de fichar por Cantabria Lobos, aunque, finalmente, acabaría por irse a Italia.

Georgi Glouchkov. Hablando de los primeros europeos en la NBA, el búlgaro fue el primero en hacerlo sin tener pasado en ninguna universidad. Su fichaje por los Suns fue muy revuelto, la Federación búlgara no lo puso fácil, pero Jerry Colangelo se salió con la suya. Bozhidar Takev viajó con él para hacerle de traductor y se las arreglaron para que pudiera sentarse en el banquillo, pero no duró y, al final, Glouchkov, que tenía mucho rebote, anotaba, y luchaba, no se adaptó al país. En Gasteiz, substituyó a Richard Barry y, después, lo substituyeron a él por el norteamericano Tom Copa, del que ya hemos hablado. Volvió a su país, al Akademik Varna, y allí completó su carrera.

Thierry Gadou. Los hermanos Gadou, Thierry y Didier, suenan a Pau Orthez y a otra época, ¿verdad? Pero Thierry también jugó en Italia y España. Fue plata en los Juegos Olímpicos de Sidney, en una selección que encabezaba Antoine Rigaedeau, pero donde también jugaban gente como Mustapha Sonko, Yann Bonato, Laurent Foirest, Jim Bilba, Fred Weis, Stephane Risacher... Con 2'05, Thierry Gadou jugaba por dentro y, a Vitoria, llegó para suplir al lesionado Luis Scola y consiguió que le ampliaran el contrato. Como dato: batió el récord de recuperaciones en un solo partido en la Copa del Rey, un récord que tenía Chechu Birukov.

Jim Bilba. Acabamos de nombrarlo y es que es así, Jim Ruddy Anicet Bilba, campeón de Europa en aquel rácano Limoges de Bozidar Maljkovic también jugó en Baskonia. Con su 1'98, jugaba de pivot, porque tenía el físico y el olfato para hartarse de coger rebotes. Buen defensor, llegó a jugar 170 partidos con la selección de su país. Si Gadou suena a Pau-Orthez, Bilba suena a Limoges. Al Baskonia llegó para un mes, procedente de Grecia. Ahora es ayudante de Jean-Manuel Sousa en el Cholet de la primera división francesa.

Stefano Rusconi. Se retiró hace un par de años en el Bari, al que también entranaba. Pero eso de jugar con más de 40 en las categorías inferiores del baloncesto italiano lo han hecho muchos otros. Después de hacerse histórico en el Pallacanestro Treviso, pasó por el Olimpia Milano, jugó en ACB con el TAU y debutó en la NBA con los Phoenix Suns. Ayudó a ganar la Copa del Rey en la temporada 98/99 ante aquel Caja San Fernando de Javier Imbroda, donde jugaban Anderson Schutte, Chuck Kornegay, Salva Díez, Mike Smith, pero, sobre todo, Andre Turner. De hecho, el partido se presentó como el duelo Andre Turner-Elmer Bennett. Jugó 23 partidos en ACB. Estuvo lesionado, volvió, y, al final de temporada, se fue a Milán. Rusconi también fue un nombre principal de la selección italiana de los noventa, con la que fue plata en el Eurobasket de Roma del 91. Él jugaba en una tremenda selección con los Ferdinando Gentile, Walter Magnifico, Antonello Riva y compañía, pero no pudieron ante Dino Radja, Vlade Divac, Zarko Paspalj, Toni Kukoc, Aleksander Djordjevic, Predrag Danilovic...

Hugo Sconochini.  Medalla de oro en Atenas 2004, era casi más italiano que argentino y, de hecho, hoy en día vive en Italia y, hasta hace unos años, como Rusconi, también jugaba pasados los cuarenta en categorías inferiores. Hizo toda su carrera en Italia, excepto un año en Panathinaikos y el que se pasó en Vitoria. Estaba en aquella Kinder de Ettore Messina donde también jugaban Manu Ginobili, Peja Danilovic o Zoran Savic. Le apodaban Superhugo pero, en Vitoria, no pudo ser tan súper. Solo estuvo una temporada, la de Tanoka Beard en plan estrella, y empezó en Noviembre, pero le dio tiempo a ganarla, en parte, gracias a Elmer Bennett.

Dejan Koturovic. Llegó al TAU en 2003 con su carrera ya hecha. Ese mismo verano, hizo la pretemporada en Phoenix, pero los Suns le cortaron cuando faltaban un par de semanas para empezar. Había sido campeón de Europa y del Mundo con Serbia y había jugado en las ligas serbia, francesa, turca, alemana e italiana antes de llegar a Vitoria. En el Baskonia, apenás jugó cuatro partidos en un año en el que Andrew Betts, Tiago Splitter, Luis Scola y Kornel David eran el juego interior del Tau.

Goran Sobin. Estuvo en las dos primeras Euroligas de la Jugoplastika. A la tercera, faltó porque había fichado por el Aris de Salónica, con quien ganó la Liga griega, por cierto. En el primer triunfo de los de Split en Europa, en Munich en 1989, fue titular en la final ante el Maccabi aportando 11 puntos y 5 rebotes. Toni Kukoc y Dino Radja fueron los líderes en un equipo donde también estaban Dusko Ivanovic, Zoran Sretenovic, Velimir Perasovic, Luka Pavicevic y Zan Tabak. En la del año siguiente, en Zaragoza, también fue titular, 7 puntos y 4 rebotes. Zoran Savic era el único que no jugó en la anterior y sí en ésta. De todas formas, Toni Kukoc, desde el banquillo, fue el auténtico protagonista ante el Barcelona de Audie Norris. Llegó al Baskonia ya veterano y con su carrera cuesta abajo para substituir a Kenny Green, lesionado. Jugó 23 partidos y cumplió con medias de 6 puntos y casi 5 rebotes por partido. Ha ejercido de entrenador ayudante, ha trabajado para el KK Split, y su hijo, Josip Sobin, intenta seguirle los pasos aunque sea un jugador distinto. Ahora está en el Zadar, aunque sonó para el Manresa.

Walter Guiñazú. Natural de Córdoba, Argentina, jugó en ACB en Mayoral Maristas y Coren Ourense, pero salió de la cantera del Saski Baskonia junior. No debutó en ACB con los de Gasteiz, pero su nombre se recuerda por aquel Saski Baskonia junior al que llegó de la mano de Marcelo Nicola con el que compartía patria y características. Si no recuerdo mal, se salieron en un campeonato nacional de la categoría que se disputó en Bilbao. Se pasó el resto de su carrera en Argentina para volver luego a jugar a la LEB cuando apretó la crisis económica.

Carlos Alberto Arroyo. 4 partidos en ACB con el TAU, ni más ni menos. Había llegado de Toronto Raptors para substituir a Elmer Bennett y, cuando éste se recuperó, se fue con un contrato de 10 días con los Denver Nuggets. Llegó a jugar 20 partidos en Colorado y, después de eso, encadenó varios contratos en la NBA: Orlando, Miami, Boston, Detroit y Utah. Sus mejores años quizás fueron en Orlando, aunque tuvo una temporada en Salt Lake City donde fue 71 partidos titular con medias de 12 puntos por partido. Una temporada en la que coincidió con Andrei Kirilenko, por supuesto, además de otros europeos, como Sasha Pavlovic y Gordan Giricek, varios ACBs como Curtis Bortchardt, Raja Bell (jugó unos meses precisamente en el Baskonia) o Michael Ruffin, además de conocidos de la NBA como Matt Harpring o Tom Gugliotta. También aquella temporada coincidió con alguien que, últimamente, ha vuelto a los periódicos pero por distintas razones: Keon Clark, quien ya estará en la cárcel y no ha sorprendido a nadie con declaraciones como que no jugó un solo partido en la NBA sin estar borracho. Volviendo a Arroyo, el portorriqueño también jugó en Besiktas y Maccabi y, ahora mismo, está en el Galatasaray de Ergin Ataman que acaba de clasificarse para el top 16.

Treinta jugadores de una lista que si la pones en fila no termina de rodear rotondas vitorianas. No, en serio, quizás porque a Querejeta siempre le ha gustado eso de andar rápido y fichar jugadores temporales para substituir a los lesionados, el caso es que por el Saski Baskonia han pasado tantos que sería difícil recordarlos a todos. Yo no lo hago y, por eso, a veces, cuando me encuentro con uno de esos caminos llenos de revueltas que Robert Frost no evitaba, se me pone el nervio nostálgico en tensión y ocurre lo que ha ocurrido en esta entrada. Pero prometo contenerme de aquí en adelante, y escoger solo caminos que estén pavimentados.

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