En esto que está el mercado invernal en plena ebullición y los futbolistas pasan más tiempo preparando mudanzas que jugando a la play y me encuentro con uno que sí me llama la atención. Entre que le quitan al Eibar a Raúl Albentosa, que si Xherdan Shaqiri se va al Inter (mítico el ataque de Suiza con Xhaka y Shaqiri), Cani al Atlético que también fichó a Fernando Torres, Víctor Valdés al Man United o el Real Madrid fichando a adolescentes noruegos, voy y leo que el Palmeiras, que volvió recientemente a la máxima categoría del fútbol brasileño y pretende alegrar a su hinchada con un buen puñado de fichajes, se hizo con los servicios de aquel Zé Roberto que fichó Lorenzo Sanz, dicen que de manera sospechosa y que no duró mucho en el Santiago Bernabeu porque su compatriota Roberto Carlos, también da Silva, tenía una autopista con peaje en la banda izquierda y no levantaba la barrera para nadie.
Zé Roberto tiene ya 40 años y a mí me sonaba a cromo de papel de aquellas colecciones que había que pegar con el invento de Don Gregorio Imedio. En esta última de las muchas presentaciones que habrá tenido, supongo, el de Ipiranga contaba, no sé si con coña, que piensa seguir jugando hasta los 45 por no decir hasta los 50. Con más seriedad, le he oído decir que desde que cumplió los 30 se encuentra en plenitud física y que no está por la labor de desaprovecharlo. Así que ha fichado por el Palmeiras, uno de los clubes con más aficionados de su país, que, aún así, como ya hemos comentado, llegó a descender recientemente y no gana el Brasilerao desde 1994, con aquel equipo de Wanderlei Luxemburgo donde jugaban, entre otros, el propio Roberto Carlos, César Sampaio, Flavio Conçeiçao, Iomar do Nascimento "Mazinho", Edmundo Alves de Souza y Rivaldo Vitor Borba. Como para no ganarlo, claro.
Ahora, este Palmeiras más reciente, lo entrena Oswaldo de Oliveira y repetirá en el campeonato principal, después de salvarse por los pelos el año pasado. En pleno periodo de pretemporada, la competición se reanudará en febrero con los campeonatos estatales. Los verdao jugarán el Paulista, por supuesto, y la presidencia había prometido incorporaciones. La de Zé Roberto, probablemente, no sea la última.
A sus 40 años, este extremo al que le fue mejor en Alemania que en España, puede vanagloriarse de reunir más de ochenta internacionalidades y de haber sido mundualista en dos ocasiones. Y, además, por meter caña, de heredar el número 21 que dejó libre en el Real Madrid, Luis Enrique Martínez. Llega al Palmeiras proveniente del Gremio de Portoalegre y, antes, estuvo ganándose los ahorros en el Al-Gharafa Sports Club de la liga catarí, un equipo por el que también han pasado, entre otros, jugadores como Paulo Wanchope, Bakari Koné, Marcel Desailly, Juninho Pernambucano, Harry Kewell o Sonny Anderson y, donde ahora juegan gente como Lisandro López o el ex del Getafe Miku Fedor.
Antes de todo eso, Zé Roberto jugó más de 600 partidos oficiales en equipos alemanes, repartidos entre sus años en el Bayern Leverkusen, el Bayern Munich y el Hamburgo. Con los bávaros que ahora entrena Josep Guardiola, consiguió llegar al cénit de su carrera deportiva, ganando cuatro bundesligas y alcanzando la titularidad con la selección de su país. Así se libró de la decepción que vivió en Madrid tras salir de la Portuguesa; un fracaso deportivo que le llevó a regresar a su país y jugar para el Flamengo. Palmeiras, Gremio, Flamengo y Portuguesa no han sido sus únicos equipos en la liga brasileña. De hecho, Zé Roberto ganó el Campeonato Paulista al que aspirará ahora con los verdiblancos de Sao Paulo en 2007 cuando lo disputó con el Santos.
Si lo gana o no lo gana, eso ya, será cosa de esperar y ver. Si os interesa, andad atentos, porque yo, me temo, no creo que recuerde comentarlo aquí cuando suceda. Y, si lo recuerdo, en el plan que ando últimamente, es probable que me de pereza. Ahora, seguro que si Zé Roberto cumple los 50 vestido de corto, me acuerdo y vuelvo a invitarlo a este txoko. Aunque, pensándolo bien, eso significaría que sigo escribiendo este blog dentro de... ¡diez años! Buff, no sé yo si seré capaz de mantenerme en forma como lo ha conseguido él.
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