Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
domingo, 25 de julio de 2010
Adriano Malori
El joven italiano de la Lampre se llevó el farolillo rojo. Casi cuatro horas y media más que Alberto Contador ha necesitado para terminar el Tour, pero lo ha terminado. Y se ha terminado el Tour. Se ha terminado con varias cosas para comentar. Algunas positivas, otras negativas, algunas tendrán repercusión en el futuro, otras se olvidarán pronto. El Tour de los 100 años del Tourmalet se recordará por lo que muchos anuncian ya como un duelo generacional entre Alberto Contador y Andy Schleck. Quedará también como el broche, sin oro, a la carrera deportiva de Lance Armstrong. Quedará como el Tour de las caídas y los fallos mecánicos, y las patrañas, y los gestos y las opiniones y los debates sobre fair play. Quedará como el Tour de los culos al aire, los "banana hammock" (sí, los bañadores que tan famosos hizo Borat), la ropa interior amarilla etecé etecé. Quedarán muchas cosas, muchas las olvidaremos pronto. Quedará como un buen Tour para los franceses, seis victorias de etapa con cinco ganadores distintos y el mejor escalador de la general. Como la reinvención de un Cavendish que se mostró humano. Como el ejemplo extenuante y tenaz de Samuel Sánchez. La redención de Vinokourov, el poderoso silencio de Menchov, la bicicleta "sin" motor de Cancellara... Quedará el polvo del pavés. Quedará la cabeza de Renshaw. Quedará el arrebato de Barredo y Rui Costa aunque eso intentaremos olvidarlo porque se arrepintieron pronto. Recordaremos el día que un luxemburgués y un pinteño jugaron al mus sobre una bicicleta. Y, por ahora, lo recordaremos como un Tour sin dopaje, que no está nada mal. Quedarán muchas cosas, y Adriano Malori nunca olvidará que quedó el último.
En muchas etapas se han escuchado epítetos como histórico, legendario, épico. El Tour comenzó con una expectación exagerada, con mucha ilusión, y me da la sensación de que nos hemos empeñado todos con que sea así. Sinceramente, creo que habrá muchos Tours mejores que éste, pero no ha estado mal. Ahora, a esperar un par de meses y ver si la Vuelta, con la subida a Pal, el Xorret de Catí, Peña Cabarga, Cotobello, los Lagos y la Bola del Mundo un día antes de llegar a Madrid nos depara un buen espectáculo. Hablaremos de ello. Mientras tanto, enhorabuena a Alberto Contador por su enorme trabajo que aumenta el talento y por los demás protagonistas, con un saludo especial para Samu, por debilidad personal.
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