viernes, 24 de septiembre de 2010

Iñigo Pérez


I'm busy, very busy. Sin embargo, esta semana encontré un par de ratitos para disfrutar, mínimamente, del deporte en directo. A saber, el martes fui a ver el amistoso entre el Bizkaia Bilbao Basket y el Cajasol de Sevilla. Con bocadillo incluido, y recital humorístico de nuestro alcalde mientras esperábamos a pedir unas coca-colas en el chiringuito del polideportivo. Por cierto, no tenía ni idea de que en el pueblo contábamos con unas instalaciones más que aceptables. El partido fue un peñazo, típico de pretemporada, y como prometí no hablar de la pretemporada ACB, no lo haré. Solo dejo dos perlas de carácter subjetivo, comentarios muy personales: me decepciona la variedad táctica de Fotis Katsikaris y me pone nervioso el estricto método de trabajo, muy americano, de Joan Plaza. Por cierto, emotivo ver a Zan Tabak, que podría seguir jugando. Digno de elogio el comportamiento de Martin Rancik y Josh Fisher. Y dudas sobre varios jugadores: el rendimiento de Bullock, el futuro de Satoransky (pero aquí soy demasiado negativo) y la viabilidad de Aaron Jackson (al final, mostró algo más). A Joan Sastre le conocía solo de nombre, y puede que, con trabajo, al final de la temporada le conozca más gente.
Al día siguiente, y, aunque no hiciera falta porque jugábamos a domicilio, después de recoger los nuevos carnés de socios para esta temporada por la mañana, me fui con J (con bufanda y todo) y M (con chupachups y todo) a ver al Barakaldo en Lezama. Punto 1: autocensura, no voy a hacer ni un solo comentario sobre los exabruptos de la grada. Ni mú. Punto 2: más autocensura, paso del árbitro, se pueda decir lo que se pueda decir. Punto 3: el Bilbao Athletic de Luis de la Fuente tiene mucho más poso del que se le supone a un equipo filial. Ramalho ha crecido mucho, se le ve más sereno y capaz. Adrien Goñi picó de soberbia para meter el segundo porque va sobrado y el centro del campo es suyo. Mikel Santamaría es un central elegante que pretende no quedarse solo en la excelencia estética. Galán será un buen lateral, aunque quizá no de Primera División. Ibai Gómez tiene un físico extraño, algo chepudo y con las rodillas hacia dentro (no quiero ser malo, solo observador, yo no soy quién para hablar), pero es rápido, y no solo de movimientos y valiente (no parecía que estuviera muy integrado, de todas formas). A Aitor Fernández ni se le vio. Y Laborda metió un gol y presionó corriendo detrás de la pelota que el Barakaldo movía fatal. Punto 4: espero que éste no sea el Barakaldo de esta temporada. Un juego muy pobre, desangelado, sin coberturas, sin profundidad, sin nada. En la segunda parte, mejoró, tanto en actitud como en la práctica, pero, aún así, fue muy poco para contar con méritos. Diego Torres y Sergio Martín son batalladores, pero tienen demasiado campo por delante, e incluso por detrás. Kevin Nakache era una isla, y una isla desierta. Metola necesita precisión, mucha precisión. Natxo del Moral debe encarar aún más. Y dos veces más, Julen Goñi. Serantes hace muy bien su trabajo. Eso es lo poco que pude ver con mis conocimientos de aficionado simplón y comedido. Punto 5: mucho movimiento por la grada Piru Gainza. Desde el palco hasta los conocidos que laboran en Lezama, pasando por una buena presencia de las categorías inferiores, Gontzal Suances, Patxi Ferreira, Larrucea y un Iñigo Pérez que tenía una sonrisa de oreja a oreja y aceptaba las felicitaciones de todo el mundo.
Ya lo dijo él en una entrevista al día siguiente: desde que entras a Lezama sueñas con ese momento. Marcó el gol y no lo olvidará nunca. Sus ojos y su sonrisa lo delataban el miércoles. Mientras tanto, los aficionados del Barakaldo seguimos manteniendo un sueño, ya casi ancestral, que cada temporada parece alejarse más de nuestros ojos y nuestra sonrisa. De todas formas, la esperanza es lo último que se pierde, e historias con finales felices, aunque lleguen ya un poquito tarde, siempre ha habido y las habrás. Haberlas haylas. Quizás debamos ponernos en contacto con las meigas.

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