Alejandro Santamaría corrió su primer triatlón en 1993. Desde entonces, acumula un palmarés digno de elogio y no solo a nivel nacional. Ha conseguido cuatro campeonatos del Mundo (duatlón individual y por equipos en categoría junior en 1997; triatlón junior por equipos en el mismo año, y campeón de larga distancia por equipos en 2003) y tres europeos (duatlón relevos 1999, duatlón sub-23 individual y por equipos en 2000). Además, ha logrado el título estatal de larga distancia en dos ocasiones (2004 y 2008), siendo segundo puesto en esta misma competición en tres ocasiones (2001, 2002 y 2006).
Si eso es poco, Santamaría, que además ejerce como entrenador profesional e incluso ha hecho de speaker en varias pruebas, ha concluído un total de 10 carreras de Ironman, la especialidad más exigente de este deporte (3.800 metros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y 42,2 de carrera pedestre).
Santamaría será uno de los grandes favoritos, entre los 477 participantes que están inscritos, en el primer triatlón de media distancia de Bilbao. Un triatlón que todo el mundo espera con expectación, tanto por la participación como por el recorrido.
Y es que, además de Santamaría, este fin de semana también estarán en Bilbao, el extremeño José Manuel Tovar, Marcel Zamora, el francés Benjamin Sanson, el exciclista Mikel Elgezabal, la italiana Martina Dogana o, por supuesto, la bilbaína Virginia Berasategi. Entre otros, como se suele decir. Casi 500 participantes, la mayoría pertenecientes a distintos clubes, que lucharán por estrenar el palmarés de este triatlón.
Y hay otro aliciente, como ya he dicho. La gente está entusiasmada con que los casi dos kilómetros que los triatletas tendrán que nadar se llevarán a cabo en la ría, con un recorrido que nace a pocos metros del Ayuntamiento de Bilbao, para nadar a contracorriente hasta el Guggenheim por el lado del muelle de Uribitarte y regresar hasta el Arriaga con los mubles y de más especies haciéndoles cosquillas en los trajes de neopreno. Decía Elgezabal que si hace cinco años le decían que iba a ser posible nadar en la ría, no se lo habría creído. Tengo entendido que la parte de natación correspondiente a las pruebas de triatlón se suelen llevar a cabo en mar abierto, lo que hace que esta prueba sea especial, disputándose en una vía fluvial urbana, un canal de agua silenciosa que guarda la historia completa de la ciudad. Los 90 kilómetros de bicicleta les obligarán a subir dos veces El Vivero, que, probablemente, también sea protagonista durante la próxima Vuelta a España. Un puerto histórico y humilde por estos lares y donde Igor Antón empezó a andar en bici. 90 kilómetros de paseo por Artxanda hasta Enekuri, pedaleando al ras de un balcón desde el que se verá toda la ciudad. Por último, les quedará una media maratón diseñada dentro de un circuito urbano al que tendrán que dar tres vueltas y media rodeando la ría para acabar en el Arenal.
Ahora recuerdo las descripciones que Murakami hacía de sus experiencias en el triatlón, del caos que se formaba en la salida de la prueba acuática. Recuerdo que hace un año, corría por la ría e iba desfondado cuando encontré una excusa perfecta para pararme. Habían organizado un triatlón en el pueblo y los participantes estaban ya apelotonados junto a la rampa de la dársena, con la marea bien alta, dispuestos a lanzarse al agua. Me quedé a verlo y me impresionó el estruendo, los ruidos, los sonidos que producían sus brazadas y el roce de sus neoprenos sobre el agua. Como si fuera un proceso natural, poco a poco fueron colocándose en fila mientras rodeaban la vieja dársena donde, hace muchos años, cuentan, los alemanes que habían venido a ayudar a Franco se dejaron olvidado un hidroavión.
No terminé de verlos llegar a la boya. Y no creo que este fin de semana pueda ir a verlos cruzar la ría a crol. Eso sí, estaré atento a ver quién gana y a ver si las expectativas se cumplen y el primer triatlón urbano de Bilbao es todo un éxito.
Si eso es poco, Santamaría, que además ejerce como entrenador profesional e incluso ha hecho de speaker en varias pruebas, ha concluído un total de 10 carreras de Ironman, la especialidad más exigente de este deporte (3.800 metros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y 42,2 de carrera pedestre).
Santamaría será uno de los grandes favoritos, entre los 477 participantes que están inscritos, en el primer triatlón de media distancia de Bilbao. Un triatlón que todo el mundo espera con expectación, tanto por la participación como por el recorrido.
Y es que, además de Santamaría, este fin de semana también estarán en Bilbao, el extremeño José Manuel Tovar, Marcel Zamora, el francés Benjamin Sanson, el exciclista Mikel Elgezabal, la italiana Martina Dogana o, por supuesto, la bilbaína Virginia Berasategi. Entre otros, como se suele decir. Casi 500 participantes, la mayoría pertenecientes a distintos clubes, que lucharán por estrenar el palmarés de este triatlón.
Y hay otro aliciente, como ya he dicho. La gente está entusiasmada con que los casi dos kilómetros que los triatletas tendrán que nadar se llevarán a cabo en la ría, con un recorrido que nace a pocos metros del Ayuntamiento de Bilbao, para nadar a contracorriente hasta el Guggenheim por el lado del muelle de Uribitarte y regresar hasta el Arriaga con los mubles y de más especies haciéndoles cosquillas en los trajes de neopreno. Decía Elgezabal que si hace cinco años le decían que iba a ser posible nadar en la ría, no se lo habría creído. Tengo entendido que la parte de natación correspondiente a las pruebas de triatlón se suelen llevar a cabo en mar abierto, lo que hace que esta prueba sea especial, disputándose en una vía fluvial urbana, un canal de agua silenciosa que guarda la historia completa de la ciudad. Los 90 kilómetros de bicicleta les obligarán a subir dos veces El Vivero, que, probablemente, también sea protagonista durante la próxima Vuelta a España. Un puerto histórico y humilde por estos lares y donde Igor Antón empezó a andar en bici. 90 kilómetros de paseo por Artxanda hasta Enekuri, pedaleando al ras de un balcón desde el que se verá toda la ciudad. Por último, les quedará una media maratón diseñada dentro de un circuito urbano al que tendrán que dar tres vueltas y media rodeando la ría para acabar en el Arenal.
Ahora recuerdo las descripciones que Murakami hacía de sus experiencias en el triatlón, del caos que se formaba en la salida de la prueba acuática. Recuerdo que hace un año, corría por la ría e iba desfondado cuando encontré una excusa perfecta para pararme. Habían organizado un triatlón en el pueblo y los participantes estaban ya apelotonados junto a la rampa de la dársena, con la marea bien alta, dispuestos a lanzarse al agua. Me quedé a verlo y me impresionó el estruendo, los ruidos, los sonidos que producían sus brazadas y el roce de sus neoprenos sobre el agua. Como si fuera un proceso natural, poco a poco fueron colocándose en fila mientras rodeaban la vieja dársena donde, hace muchos años, cuentan, los alemanes que habían venido a ayudar a Franco se dejaron olvidado un hidroavión.
No terminé de verlos llegar a la boya. Y no creo que este fin de semana pueda ir a verlos cruzar la ría a crol. Eso sí, estaré atento a ver quién gana y a ver si las expectativas se cumplen y el primer triatlón urbano de Bilbao es todo un éxito.
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