domingo, 1 de junio de 2014

Adam Hansen



El australiano pelón, ganador de etapa en el pasado Giro de Italia, no en el que termina hoy, se lleva mi titular de entrada, ésta, digo, la que uso para finiquitar las tres semanas de ciclismo en Italia que no he seguido en este blog hasta hoy, porque es uno de los ciclistas más activos en twitter, de los más originales y divertidos, y también fue de los más expresivos y críticos en esta última edición de 2014. Tenía que elegir a uno, y como a muchos ya no puedo elegirles (igual tampoco podía elegir a Hansen pero no me quedan muchas ganas de mirar para atrás) para él va el titular, que lo disfrute como disfrutará de volver a casa y descansar 39 días más tarde.
Supongo que coincidiré con profesionales y aficionados en aquello de que este Giro de Italia de 2014 quedará como el Giro de los colombianos. Hasta que Rigoberto Urán fue segundo el año pasado, detrás de un intratable Vincenzo Nibali, ningún colombiano había pisado el pódium del Giro de Italia. Este año, Rigoberto Urán repite en el mismo puesto, pero, además, el que le supera es compatriota, porque Nairo Quintana sigue agrandando su presente y asustando con su futuro al hacerse con su primera grande. Y no han sido los únicos que han despuntado en esta edición del Giro, porque otros como Fabio Duarte, Jarlinson Pantano o Julián Arredondo han merecido también que se subrayen sus nombres. 
Además de por la brillantez del ciclismo colombiano, este Giro de 2014 nos ha dejado el surgimiento de una nueva generación de pretendientes, el pundonor de veteranos que se resiten a perder protagonismo y una serie de anécdotas (o sucedidos) que dejan evidencia del carácter volcánico y paradójico de esta prueba, siempre dispuesta a depararnos jornadas épicas como la etapa del Gavia y el Stelvio, otras aburridísimas, problemas organizativos, exhibiciones de afición por el ciclismo y celebraciones curiosas. 
Si esta ha sido la edición en la que Pierre Rolland, según confesaba, se ha enamorado de la prueba, también ha sido el año en el que el pobre Kenny de Haes vivió una experiencia sonrojante. Su compañero Adam Hansen y otros como Tosh Van der Sande, lo dejaron bien claro en las redes sociales. De Haes, sufridor en la montaña, se encontró llegando en la cronoescalada con más de 20 minutos de retraso porque rompió la cadena dos veces. Sin coche auxiliar ni neutro, en lugar de entender la situación, la organización le mantuvo el fuera de control para enojo de aficionados y compañeros. "Giro de merda", lo resumió él en el twitter, acordándose de lo que había sufrido en la dantesca etapa del Stelvio y la poca comprensión que mostraban ahora los organizadores. Precisamente, esa etapa, con su supuesto descenso neutralizado o no, y la resaca de declaraciones posteriores, fue otra mancha organizativa dentro de un recorrido que dejó espacio para las caídas, las emboscadas, los ataques y las sorpresas. 
Por lo demás, el Giro nos dejó, antes de que pase al repaso definitivo eligiendo a los diez hombres o nombres con los que resumirlo, la lamentable retirada temprana de un dolorido Joaquim Rodríguez, el curioso comienzo en Irlanda, los desfallecimientos en la ya mencionada etapa del Gavia y el Stelvio, la dedicación de Domenico Pozzovivo, el talento de un Diego Ulissi que tuvo que dejarlo por una faringitis bacterial, a Patrick Lefevere cabreado, a Oleg Tinkov subiendo en bici, a Jos Van Emden declarándose a su novia en una cuneta de la cronoescalada o a Stefano Pirazzi celebrando su victoria con tres sonoros cortes de manga. Casi nada. 
Pero, aún así, voy a elegir, como decía, diez nombres destacados para resumir tres semanas en las que, he de confesarlo, he seguido el Giro como de reojo, como estoy siguiendo toda la temporada, que es algo que ya creo haber confesado. 

Nairo Quintana. 

 Con 24 años, el colombiano ya contempla en su palmarés un Tour del Porvenir, una Vuelta a Burgos, una Vuelta a Murcia y, sobre todo, una Vuelta al País Vasco, un segundo puesto en el Tour de Francia y un Giro de Italia que conseguirá hoy mismo. Si alguien a su edad ya había demostrado y prometido tanto, no fueron muchos. Movistar tiene un filón en él, y, además, esta vez, lo supo arropar bien con gente como Jonathan Castroviejo para el llano o Igor Antón y Gorka Izagirre para las cuestas. Este último incluso fue protagonista del famoso descenso y confesó que tuvo que darle de comer y convencerle de seguir adelante antes.

Fabio Aru. 

El italiano del Astaná ha sido una de las grandes sorpresas de esta edición y una gran alegría para los tifosi italianos. Ha estado muy cerca de Quintana y, a sus 23 años, promete mucho. Su director, Giuseppe Martinelli, dice que le recuerda a Marco Pantani. Mikel Landa, compañero de filas y escolta en esta edición, ya comentó que los kazajos confiaban en él desde el principio. Y no ha defraudado. Un gran escalador en ciernes. 

Bardiani CSF. 

El equipo de Bruno y Roberto Reverberi ha cambiado mucho de nombre (Scrigno, Navigare, Panaria, Colnago...) y hasta de colores (aunque siempre chillones, del naranja al verde), pero no ha perdido su índice de protagonismo en la carrera de su tierra. Si antes gente como Luca Mazzanti, Maximiliano Richeze, Luis Felipe Laverde y, sobre todo, Emanuelle Sella y Domenico Pozzovivo los mantuvieron entre los equipos más vistosos de ediciones pasadas del Giro, este año han sido tres enormes victorias, dos de ellas consecutivas, las que han dado lucimiento al equipo de los Reverberi. Primero ganó Marco Canola, un joven ciclista de 25 años que se impuso, por sorpresa, al veteranísimo Jackson Rodríguez y al joven Angelo Tulik en la escapada de Rivarolo Canavese. Al día siguiente, Enrico Battaglin, de 24 años, conseguía su segunda victoria consecutiva (ya ganó en 2013 en el Giro) al dar una lección de empeño en la llegada a Oropa. Cuando Dario Cataldo y Jarlinson Pantano andaban soltándose mandobles a diestra y siniestra, apareció por detrás Battaglin para imponer su punta de velocidad cuesta arriba. Por si no era suficiente, unos días más tarde, el que supuestamente era el líder del equipo, Stefano Pirazzi, 27 años y ganador de la montaña el año pasado, se vengó, según él, en Vittorio Veneto de todos los que le estaban criticando. Para dejarlo claro, pasó la línea de meta dedicándoles tres cortes de manga. 

Julián Arredondo. 

Es un colombiano atípico, aunque no se parezca mucho a Santiago Botero. Digo lo de atípico porque empezó su carrera profesional (y estrenó su palmarés) en Japón y lleva desde entonces ganándose el parné en el extranjero. Además, luce en las clásicas y, en más de una ocasión, ha confesado que sueña con ganar la Flecha Valona. A sus 25 años, tuvo el premio a su lucha y arrojo con la victoria de etapa en Panarotta. Además, se llevará la Montaña. 

Rigoberto Urán. 

Por segundo año consecutivo, el colombiano será segundo. Es, como el mismo ha dicho, un pódium histórico para su equipo, el Omega Pharma, muy poco dado a clasificaciones generales. Sigue dando pasos pequeños, pero siempre parece que hay alguien más fuerte que él. Este año se lució contra el reloj y sufrió en la montaña, pero no pudo con Quintana igual que el año pasado Nibali fue demasiado para él. 

Pierre Rolland. 

El francés va madurando en silencio. Tiene ya 27 años y parece ya cerca del momento en el que se le deban exigir resultados. Parece que le falta un último empujón, pero se ha convertido en un corredor sólido que sabe sobreponerse a sus flaquezas con valentía. Su cuarto puesto en esta edición del Giro no lo ha conseguido de rebote y creo que le hará mucho más fuerte para ediciones posteriores de las grandes. 

Franco Pellizotti.

Quizás debería haber elegidos a otros antes que a él. Gente como a Cadel Evans, quien acaba octavo y habiendo sido candidato en los primeros momentos de lucha, Ryder Hesjedal, al que su victoria de 2012 no le sentó tan bien como se esperaba, pero que, con su noveno puesto y su combatividad, empieza a resarcirse o un Domenico Pozzovivo que, con su quinto puesto en esta edición, consigue su mejor puesto final en una grande y su quinto puesto entre los diez primeros (antes fue 8º, 9º y 10º en el Giro y 6º en la Vuelta). Todos ellos han sido veteranos que se han esforzado por ponérselo difícil a toda una nueva generación que despunta con ansias de tomar el relevo. Si he elegido a Franco Pellizotti es porque siempre te queda esa debilidad por los héroes caídos. Tras sus dos años de sanción por dopaje, el italiano volvió en 2012 y consiguió levantar interés al hacerse con el campeonato en ruta de su país. Desde entonces, y a sus 36 años, se empeña en recuperar un tiempo demasiado precioso. El año pasado fue 11º en la clasificación final y este año acabará 12º pero estuvo muy cerca de la victoria parcial en Zoncolan. 

Rafal Majka.

Precisamente el polaco ha sido la punta de lanza de esa generación de nuevos talentos. Siempre y cuando obviemos a los anteriormente mencionados. Junto a velocistas y rodadores como Michael Matthews y Nacer Bouhanni, quienes destacaron al principio, y hombres de general como Wilco Keldermann (7º finalmente) y el nuevo talento francés Alexis Villermoz (11º), el polaco destacó desde el principio pero el Giro se le ha hecho largo. Era su primera experiencia con absoluta responsabilidad, pero, a sus 25 años, aún le quedan oportunidades por delante. 

Michael Rogers.

34 años tiene ya un australiano del que se esperó mucho, y no ha sido poco lo que ha dado, pero no tanto como se suponía. Siempre se confió en él como un candidato a las carreras de tres semanas, pero le ha faltado algo de consistencia (sus mejores puestos, 8º en el Giro de 2009 y 9º en el Tour de 2006). Eso sí, ha sido tres veces campeón del Mundo contrarreloj. Descubrió un nuevo papel como gregario de lujo mientras estuvo en el Sky pero con su fichaje por el Tinkoff, y superado un positivo por clembuterol que, hasta donde yo tengo entendido, que me corrijan si me equivoco, no fue sancionado por la UCI porque entendieron que había pruebas suficientes para aceptar la explicación de que había sido por motivo de una intoxicación alimenticia, ha vuelto a aceptar la responsabilidad de liderar. Acaba el Giro en 18º posición pero con dos grandes victorias de etapas, especialmente la segunda, aprovechando la estrategia de los más fuertes para meterse en la escapada del día y triunfar en el infierno del Zoncolan. 

Nacer Bouhanni. 

En los primeros días, él, Marcel Kittel y Michael Matthews fueron los grandes protagonistas. El alemán tuvo que irse pronto y el francés aprovechó su punta de velocidad. Sabíamos que era rápido, pero no tanto. Lleva en progresión desde 2012, cuando sorprendió a todos para alzarse con el título de campeón de Francia en ruta. Un año más tarde, siguió creciendo con victorias parciales en la París-Niza o el Tour de Vendee, pero, este año, ha acabado por explotar. Lleva ya ocho victorias, incluidas tres etapas en el Giro de Italia, donde también ha conseguido la regularidad, y etapas parciales en París-Niza o Criterium Internacional. Entre él y Arnaud Demaré están convirtiendo a la Française des Jeux de Marc Madiot en un equipo ganador. Ahora, el propio Demaré ha dejado bien claro que el año que viene será él o Bouhanni. La rivalidad ya traspasa el escenario de la carrera y parece difícil que los dos sigan compartiendo maillot.

Ha habido más protagonistas y a alguno ya lo he mencionado. Voy a darle a publicar cuando faltan unos ochenta kilómetros para que el pelotón llegue a Trieste y se cierre una nueva edición del Giro. Nacer Bouhanni intentará conseguir su cuarta victoria y otros como Ben Swift o Giacomo Nizzolo intentarán que no sea así. Para terminar, queda mencionar a los de casa. Si el año pasado nos quedamos a gusto con el buen trabajo de Beñat Intxausti (liderato por un día, victoria de etapa y octavo puesto en la general) o el 12º puesto final de Samuel Sánchez, este año, el asturiano que ahora corre para BMC y curra para Cadel Evans, solo ha podido ser 24º y no ha tenido mucha oportunidad para lucirse. Y lo mismo le ha pasado a gente como Igor Antón, Gorka Izagirre, Jonathan Castroviejo o Mikel Landa, quienes se han debido a sus líderes, Nairo Quintana y Fabio Aru. Antón terminará 37º, Izagirre, protagonista en el descenso más polémico del Giro y activo en las escapadas de estrategia, lo hará en el puesto 83, Castroviejo ha sido finalmente 57º y Mikel Landa 34º. Por último, Romain Sicard ha acabado en el puesto 50, un número simbólico que le puede dar ánimos al vascofrancés para relanzar su carrera. Koldo Fernández de Larrea, por su parte, protagonizó una de las imágenes más dolorosas de esta edición junto con otros tres compañeros, Nathan Haas, Andre Cardoso y Daniel Martin, este último, líder, sobre el papel del equipo. Los cuatro se cayeron en la contrarreloj por equipos debido a una resbaladiza alcantarilla. Nathan Haas y Andre Cardoso pudieron seguir y terminar el Giro, el portugués incluso ha hecho 20º, pero tanto Daniel Martin como Koldo Fernández de Larrea tuvieron que volverse a casa en la primera etapa. En resumen, una edición un tanto apagada para el ciclismo vasco, si nos acordamos de Igor Antón y Mikel Nieve triunfando en Zoncolan y Gardeccia Val di Fassa. 

Posdata: foto tomada de una búsqueda en google imágenes y aparentemente pertenece a cadenaser.com. En ella, se puede ver a un sonriente Adam Hansen subiendo Alpe d'Huez con una cerveza en la mano.

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