martes, 29 de julio de 2014

Greivis Vasquez



Tampoco es que yo lo haya seguido mucho, pero es bueno hacerse eco. Siempre estamos intentando hacernos eco de los deportes y las competiciones y los protagonistas y las historias que no aparecen normalmente en las portadas de los periódicos, así que convenía que comentáramos, ahora que los equipos y las estrellas NBA y toda la parafernalia FIBA se ponen en marcha para arrancar el Mundial, que acaba de terminar el Sudamericano y ya ha ganado Venezuela.
Sí, ahora que el tema de Venezuela está de moda, ya sea por las protestas de San Cristóbal y Caracas, o por las apuestas entre Bertín Osborne y Beatriz Montáñez, los de Greivis Vásquez, a la postre también MVP de la competición, se han hecho con el título de campeón del continente.
No es la primera vez que gana Venezuela, pero sí que es solo la segunda, y la anterior se produjo hace mucho tiempo ya, en 1991, cuando aprovecharon que eran los anfitriones para darle una alegría a sus aficionados y vencer en la final a Brasil. Precisamente Brasil, junto con Argentina, son los grandes dominadores de una competición que lleva ya cuarenta y seis ediciones desde la primera que se disputó en 1930 en Montevideo. Brasil ha sido ya dieciocho veces campeón de Sudamerica y Argentina lo ha conseguido en trece ocasiones. 31 campeonatos de 46 entre los dos. Pero hay un tercero en discordia, la selección de Uruguay que, además, ganó la primera que se disputó, como ya hemos dicho, en su país. No fue la única, porque ganaron al año siguiente y en otras nueve ocasiones, cuatro de ellas consecutivas en los años 40 y 50. En total, por lo tanto, once títulos para unos uruguayos que, eso sí, no ganan el trofeo desde 1997 en Maracaibo. Desde entonces, y hasta este año que ha ganado Venezuela, todos los títulos intermedios se los han repartido entre Brasil y Argentina y, además, tiene guasa la cosa porque parecían hacerlo a propio intento, y repartírselos en años alternativos: ahora tú, ahora yo. Y solo Chile y Perú, cuando albergaron los campeonatos por allá en 1937 y 1938, han conseguido sumarse a la lista de vencedores. Las demás ediciones han sido cosa de los que ya hemos mencionado: Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela.
Volvamos a la actualidad de 2014. Venezuela ha salido campeón tras vencer en la final a Argentina y Brasil se ha hecho con el bronce al derrotar en la final de consolación a Uruguay. Se repiten los nombres, pero demos más datos.
El campeonato se ha disputado en La Asunción, capital del estado de Nueva Esparta en Venezuela, con lo que Venezuela, igual que hizo en Valencia allá por 1997, ha aprovechado el aliento de sus seguidores para imponerse al triunvirato que formaban Brasil, Argentina y Uruguay.
Los de Néstor García derrotaron en la final a los de Nicolás Casalaguinda porque les superaron en la pintura y les rompieron al contraataque. Y eso que los argentinos cogieron más rebotes que los venezolanos, pero no supieron ajustarse al ritmo ni aprovechar los rechaces. Por Argentina, destacaron Nicolás Richotti y Martín Leiva saliendo desde el banquillo, así como el escolta de Boca Juniors Selem Safar o el joven pivot Marcos Delía. Se podía haber esperado más de los dos jugadores que han liderado al equipo durante el resto del campeonato, Marcos Mata y Matías Bortolín, pero, aún así, hubiera sido difícil suplir la inspiración de los venezolanos. Cabe destacar también que no estaban ni Luis Scola, ni Andrés Nocioni, ni Carlos Delfino, ni Manu Ginobili ni Pablo Prigioni... Muchos de ellos andaban atareados en discusiones con la Confederación Argentina de Baloncesto que incluso llegaron a poner en tela de juicio su participación en el próximo Mundial, pero parece que se han solucionado. Por el otro lado, el de los campeones, un hombre destacó sobre todos los demás, el de Greivis Vasquez, actual jugador de los Torontos Raptors. El caraqueño lideró a su selección con 24 puntos y cuatro asistencias, y eso que no anduvo muy fino desde la línea de tres. Le acompañó el buen trabajo en la pintura de Néstor Colmenares y la experiencia de José Vargas. Colmenares es un ala-pívot de 2'03 al que le ha ido muy bien en México y, en la final, aprovechó sus minutos para conseguir seis canastas de siete intentos y escoltar a Vasquez. Por su parte, José Vargas es un veterano escolta que ayudó, durante todo el partido, a cerrar el rebote. 
En la final de consolación, Brasil tuvo trabajo para derrotar a una Uruguay que tuvo en el joven base Bruno Fitipaldo a su mejor hombre. El base, que firmó hace poco por el equipo argentino que dirige Julio Lamas, Obras, donde coincidirá con Juan Gutiérrez, Selem Safar y Marcos Delía, se fue hasta los 26 puntos, y con buenos porcentajes. Mauricio Aguiar, ex del Sardegna Sassari, también hizo un buen partido, pero ninguno de los dos detuvo el empuje en la pintura de la Brasil de José Neto, donde Raffael Hettsheimer se salió con 14 puntos y 10 rebotes.  Los ACB Rafa Luz y Raúl Neto estuvieron en el quinteto titular. En cualquier caso, la nota positiva fue el rendimiento de Vitor Benite, el escolta de 24 años del Flamengo, que ya deslumbró allá por 2011, que se fue hasta los 16 puntos aprovechando los 26 minutos que le dieron. 
Paraguay ganó a Chile y Ecuador a Perú, con lo que los paraguayos acabaron quintos, los chilenos sextos, Ecuador fue séptimo y Perú ocupó el último lugar, el octavo, en una edición, esta de La Asunción, que reunió a unos 9.000 espectadores para ver la gran final en el Ciudad de La Asunción. 

Argentina y Brasil también estarán en el Mundial de España que comienza en un mes. Puerto Rico, la República Dominicana y México representarán a Centroamérica y del norte queda, por supuesto, los Estados Unidos. Los norteamericanos de Coach K aún no han elegido los últimos doce jugadores que formarán la plantilla final, aunque, a fuerza de meter la pata dando mi opinión, diré que me da la sensación de que es una de las selecciones más flojas de los últimos años, sobre todo, en el juego interior, donde, probablemente, hasta Kevin Durant tenga que actuar de cuatro, pero, como digo, es solo una opinión. México estará dirigida por el español Sergio Valdeolmillos, ex, entre muchos otros, del Ciudad de Huelva y Granada, y parece que su equipo girará en torno a los NBA Gustavo Ayón y Jorge Gutiérrez, especialmente del primero. La República Dominicana de Orlando Antigua se apoyará en el rendimiento de un buen puñado de jugadores con mucha y variada experiencia como Eulis Báez, Ricardo Greer, Edgar Sosa, James Feldeine, Eloy Vargas o el NBA Francisco García. Puerto Rico estará dirigida por otro español, Francisco Olmos, campeón de la ULEB Cup con el Valencia, que reunirá, a buen seguro, a un grupo competitivo con gente como Carlos Arroyo, John Holland, Renaldo Balkman, Andrés Rodríguez o José Barea. Por último, los dos rivales que cayeron ante Venezuela, Brasil y Argentina, también estarán en España y lo harán con equipos muy competitivos y distintos a los que han presentado en La Asunción. Julio Lamas será el seleccionador de Argentina y ya sabe que no podrá contar con un lesionado Carlos Delfino. Aún está a la espera de saber si Manu Ginobili será otra baja y hasta cinco jugadores del recién subcampeón del Sudamericano (Selem Safar, Marcos Mata, Matías Bortolín, Nicolás Laprovittola y el interior Marcos Delía podrían estar en la selección final de Lamas, junto con otros candidatos como la joven perla que pretende el Real Madrid Facundo Campazzo, Juampi Gutiérrez, Leo Mainoldi, Pablo Prigioni, Luis Scola o uno de los últimos fichajes de Alberto Herreros, Andrés "Chapu" Nocioni. Los brasileños del argentino Rubén Magnano también echaran mano, a buen seguro, de alguno de los jugadores que acabó quitándole la medalla de bronce a Uruguay en el Sudamericano. Eso sí, ahora mismo son diez los convocados en un equipo que fue invitado al Mundial pero que, aún así, presentará un equipo de garantías con hasta cuatro NBAs, Leandrinho Barbosa, Anderson Varejao, Nené Hilario y Tiago Splitter, y otros jugadores con recorrido internacional, como Marcelinho Huertas, Guilherme Giovannoni o Alex Garcia. 
Todos ellos, o casi todos, estarán en la península intentando convertirse en campeones del Mundo. Greivis Vasquez no estará, pero, a buen seguro, ya se irá contento de vacaciones con este título de campeón Sudamericano que tanta ilusión habrá hecho en Venezuela. Varios compañeros de Vasquez en los Raptors, Nando de Colo, Jonas Valanciunas o DeMar DeRozan, sí parece que estarán. No lo hará, Canadá, pero, la verdad, me estoy alejando de Sudamérica. Todo eso ocurrirá dentro de 31 días.  


Foto: parece pertenecer a la web redzuela.com aunque yo he tenido acceso a ella mediante el buscador de imágenes de google.com.

lunes, 28 de julio de 2014

Leopold Konig



Voy a seguir el mismo sistema que creo que ya he utilizado este año para el Giro de Italia. En lugar de tomarme el trabajo y la dedicación de hacer un extenso texto repleto de referencias y bien formado, voy a hacer una simple lista de diez protagonistas que elegiré a capricho y así, con su ayuda, resumo cómo he visto yo este último Tour de Francia que terminó el domingo en París con victoria al esprint de Marcel Kittel. De entre los diez que sugiero, elegiré a uno para encabezar, y buscaré una foto chula (probablemente en google images e intentando que cumpla el requisito creative commons, si no, pido ya permiso y excusas por adelantado) y pasamos página que es lo que tiene la actualidad y el deporte en general, que se va tan rápido como se esprinta y solo se recupera cuando uno se pone nostálgico. 

Vincenzo Nibali

El italiano no ha tenido rival, entre otras cosas, porque los que tenía se fueron antes de tiempo para casa. Se cansó de los comentarios sobre las ausencias y quizás por eso atacó a diez kilómetros de meta en Hautacam. Con su victoria en el Tour de Francia, el de Sicilia redondea un palmarés excelso en el que, a sus casi 30 años, relucen victorias en las tres grandes, cosa que solo un puñado de corredores han conseguido (Vuelta a España 2010, Giro de Italia 2013 y Tour de Francia 2014). Pero es que los datos son aún más contundentes si atendemos a detalles como que el de Messina ha sido pódium en otras cuatro ocasiones en los últimos cinco años (2º en el Giro de Italia 2011 y en la Vuelta a España 2013 y 3º en el Tour de Francia 2012 y en el Giro de Italia 2010). No hay duda de que se ha convertido, en estos momentos, en uno de los corredores más eficaces y rentables a la hora de encarar las pruebas de tres semanas. Amén de defenderse en contrarreloj y superarse en montaña, el italiano es un buen rodador y un corredor muy inteligente que sabe desenvolverse en encerronas, sobre diferentes pisos y, sobre todo, sabe encajar dentro de una estrategia de equipo. Sin duda, uno de los secretos de esta victoria ha sido que el Astaná ha respondido mucho mejor que en otras ocasiones, y me huelo que el italiano tiene algo que ver en ello. Por lo demás, tendrá que vivir siempre con la coletilla de las caídas de sus rivales, pero yo pongo en duda que hubieran sido capaces de librarse de él con facilidad y creo que Nibali habría estado a la altura de ellos y con muchas posibilidades de haber acabado ocupando el mismo puesto que ha acabado por ocupar. Además, el Tour es todo, lo que se consigue mientras mantienes el equilibrio sobre la bicicleta, y lo que pierdes cuando no lo sujetas. Todos los factores participan y la suerte y la desgracia nunca le son esquivas a todos los ciclistas. Todos, más tarde o más temprano, la disfrutan o la sufren y no creo que haya que ponerle ningún pero ni ninguna coletilla a una victoria rotunda. 

Jean Christophe Peraud

Lo del veterano francés del Ag2r ha sido una exhibición impúdica de sufrimiento y determinación. Daba no sé qué verle sufrir sobre la bicicleta, pero creo que eso forma parte de este deporte y, en gran medida, es lo que le engrandece. Engrandece al Tour y subraya el éxito de un corredor que tuvo que esperar hasta los 33 años para hacerse profesional y que ha conseguido su mayor logro a los 37 años. Ha aprovechado su oportunidad llevando su cuerpo al límite y, para sorpresa de muchos, ha conseguido un segundo puesto en la carrera más importante del calendario. Ahora que ha renovado por dos años, tendrá mucha más responsabilidad y una legión de fieles seguidores, pero, en cualquier caso, nunca está de más recordar que Peraud no es un ganador, es uno de esos corredores que dan lustre y belleza a este deporte remarcando valores como la persistencia y la superación. Además, ha colaborado, junto con el joven y prometedor (a mi humilde parecer, más prometedor que el tercero en el pódium, Thibaut Pinot) Romain Bardet a que Vincent Lavenu pueda celebrar el éxito de ver a su equipo como el mejor de la carrera gala. Ya de paso, conviene resaltar que, por fin, en el Tour que ha ganado un italiano después de tantos años desde que lo hiciera Marco Pantani, los franceses han podido disfrutar de una dosis altísima de protagonismo. No solo Peraud y su compañero Bardet han destacado, también es obligado celebrar la buena actuación de Thibaut Pinot y de otros como el abnegado Blel Kadri, el veloz Bryan Coquard, Cyril Gautier o los veteranos Pierre Rolland y Thomas Voeckler. 

Alberto Contador

Su retirada fue más televisada y comentada que la victoria final de Nibali. Igual exagero pero se produjeron en tan poco tiempo las retiradas de Mark Cavendish, Chris Froome, Alberto Contador y Andrew Talansky que uno pensaba que a los del Tour les había mirado un tuerto. El de Pinto no ha dudado en repetir que ésta era su edición, que se encontraba en una forma óptima y que se veía capacitado para llevarse la victoria final. Chris Froome parecía igual de convencido, y, ayer mismo, repitió que la carrera hubiera sido distinta (se quedó calvo detrás de las orejas) de haber estado en competición tanto él como el madrileño. Jugar a hacer cábalas y a imaginarse el pasado es un ejercicio futil. Contador demostró una buena forma antes de llegar al Tour pero se encontró con el pavés y con la desgracia. Sin duda, su competencia hubiera sido dura y se lamentó su retirada, igual que la del británico. Ambos habrían convertido este Tour en una lucha muy interesante. No parece que vaya a estar en la Vuelta y parece que cerrará la temporada habiendo sumado la Tirreno Adriático y otra Vuelta al País Vasco a su palmarés. No hace pódium desde 2012, cuando ganó la Vuelta a España, pero después de todo lo que ha pasado en su carrera, dudo de que a sus 31 años, Contador haya dicho todo lo que tenía que decir. Ya veremos si vuelve a presentarse en la línea de salida de la edición de 2015 que, al parecer, estará en Utrecht y puede resarcirse de esta triste ocasión.
 
Marcel Kittel

Se quedó Cavendish en su país y se acabó el duelo entre Alemania y Gran Bretaña. Marcel Kittel se ha pasado la mitad del Tour agazapado, oculto en el pelotón o incluso más atrás cuando las etapas no iban con él, pero, al final, se ha confirmado como, si no el mejor, uno de los mejores velocistas del mundo. A sus 26 años, el de Arnstadt ya tiene victorias en las tres grandes. Se estrenó en la Vuelta a España en 2011, ganó cuatro etapas del Tour de Francia en 2013 y este año ha añadido otras cuatro en Francia a las dos que ya ganó en el Giro de Italia. Parece que salen nuevos velocistas y que hay un amplio abanico de candidatos a disputarle las llegadas a Mark Cavendish y a Marcel Kittel, siendo el noruego Alexander Kristoff el que más está sobresaliendo últimamente, pero aún así, el del Argos Giant Shimano se ha llevado cuatro triunfos en esta edición del Tour, incluyendo la simbólica etapa de París, que le sitúan como el corredor más rápido del pelotón. 

Tony Martin

Otro alemán que ha sobresalido en este Tour. Nos dejó una exhibición para el recuerdo en Mulhouse, trabajo de gregario para Matteo Trentin y guardó fuerzas para la contrarreloj de Périgueux que se llevó por delante de otros especialistas y de los hombres más fuertes de la clasificación final. En el próximo Mundial, optará a su cuarto título consecutivo de campeón del mundo de contrarreloj y, si no lo consigue, seguro que se queda muy cerca de hacerlo. 

Tony Gallopin

El sobrino de Alain Gallopin sigue dando la razón a los que veían en él un ciclista capaz de ganar en distintos terrenos. Ya como sub23 se llevó la prestigiosa Paris-Tours en esa categoría y estrenó su palmarés con Cofidis ganando una etapa en el Tour de Luxemburgo. Corriendo para el Radioshack consiguió su primera gran victoria al sorprender a Alejandro Valverde y Roman Kreuziger en la Klasika de Donosti. Ahora corre para el Lotto-Belisol, lo que parecía decantar su carrera por las clásicas belgas, un terreno que parece propicio para el de Dourdan. Sin embargo, su punta de velocidad le ayudó a ganar en Oyonnax y visitió el maillot de líder del Tour aunque solo fuera por un día, nuevas experiencias que, sumadas a su 29º puesto final pueden ampliar las ambiciones de este corredor. 

Rafal Majka

Se decía que al polaco no le hizo gracia que le incluyeran en la lista final del Tour de Francia porque no entraba dentro de sus planes. Tras disputar el Giro de Italia y mejorar su rendimiento de 2013 (fue 7º en esa edición y acabó 6º en la de este año), el polaco esperaba marcharse de vacaciones. Sin embargo, cuentan que le invitaron a una concentración, aguantó el ritmo de Alberto Contador y Bjarne Riis y Oleg Tinkov decidieron que debía estar en la línea de salida del Tour. Pues menos mal que fue. El polaco se ha convertido en el rey de la montaña y se ha llevado dos victorias de etapa, Risoul y en Saint-Lary-Soulan que le han convertido, a sus 24 años, en una de las grandes promesas internacionales. Estuvo apunto de perder el maillot de puntos rojos por su atrevimiento, pero con empeño acabó esprintando y manteniéndolo. Ahora, ya podrá irse de vacaciones y pensar en todo lo que le queda de bueno por delante. Ni las fotos que se saca a sus propias piernas su compatriota Bartosz Huzarski ni el prometedor futuro de Michal Kwiatkowski (28º finalmente en un Tour que se le hizo largo) han conseguido quitarle protagonismo a un corredor que, probablemente, se haya convertido en el héroe deportivo de su país.

Michael Rogers

Ya lo metí en el recuento del Giro de Italia. Al fin y al cabo, el australiano acabó 18º y se llevó dos victorias de etapa. Venía al Tour de Francia a trabajar para Alberto Contador y aprovechó su oportunidad para ganar en Bagnerés-de-Luchon y acabar entre los treinta primeros el Tour. Ya lo dije en su día, se esperaba mucho de un corredor que ha sido tres veces campeón del mundo contra el reloj y que se defendía en la montaña, pero, a pesar de haber corrido ya diez Tours de Francia y tres Vueltas a España, sus mejores puestos siguen siendo un octavo en España y un noveno en Francia. Además, parece que ha aceptado su rol de gregario y de pieza de lujo cuando su equipo tiene que defender al líder en la montaña. Eso sí, su palmarés, este año, ha conseguido unos ribetes que lo convierten en un corredor de envidiable currículo. 

Haimar Zubeldia

Quedar octavo en el Tour de Francia parecía poca cosa cuando hablaba de Michael Rogers, pero a aquellos a los que nos gusta el ciclismo sabemos reconocer la importancia de entrar entre los diez primeros, sobre todo, para algunos corredores. El de Usurbil es una de mis debilidades. Fue aquella gran promesa del ciclismo vasco que nos ilusionó a todos cuando ganó la Euskal Bizikleta con 23 años y nos volvió locos cuando, junto con Iban Mayo, le plantaban cara a Lance Armstrong y Jan Ulrich en aquellos Tours que quedaron mancillados para siempre. Hubo que esperar diez años para volverle a ver ganar. Lo hizo en el Tour de l'Ain y ya no corría en Euskaltel. En todo ese tiempo, la carencia de victorias no ha rebajado ni un ápice su reputación en el pelotón. Perdió la ascendencia que tenía en la lucha contra el reloj, pero ganó en resistencia en la montaña y se labró un reconocimiento como hombre de equipo. El guipuzcoano acaba de renovar por Trek, antes incluso de ser el hombre más fuerte del equipo en este Tour de Francia. Siempre se puede contar con él para una carrera, la francesa, que conoce mejor que nadie. La ha corrido ya en trece ocasiones. Es un hombre Tour, como él mismo recordaba en la línea de meta de París. Con ésta, es ya el corredor estatal que más ediciones del Tour ha corrido. Le quedan lejos las diecisiete que consiguió este mismo año otro histórico, el alemán Jens Voigt, igualando el número que ya habían conseguido George Hincapie y Stuart O'Grady. Lo tendrá difícil para incorporarse al grupo un Haimar Zubeldia que, sin embargo, seguro que intenta conseguir la decimocuarta el próximo año. Además, ha corrido un Giro de Italia y nueve Vueltas a España, lo que hacen 23 grandes Vueltas en unas piernas que podrían ser la envidia de cualquier otro ciclista. En todas esas ediciones, ha acabado 20 veces entre los cincuenta primeros. Solo en su primer Tour acabó fuera, en el puesto 73º y en otras dos ocasiones, una en el Tour y otra en la Vuelta, tuvo que abandonar. Los números son dignos de elogio, más aún si recordamos que con su 8º puesto en esta edición, son ya cinco top tens en su currículo francés (5º en 2003, 8º en 2006, 4º en 2007, 6º en 2012 y el octavo de este año que consiguió tras una brillante contrarreloj final). Tiene ya 37 años y probablemente nunca gane el Tour. Puede que incluso cierre su carrera deportiva con tres pírricas victorias, pero para aquellos que disfrutamos de todos los roles que proporciona este deporte, la carrera del de Usurbil, y aún no ha terminado, es de las más brillantes del pelotón internacional reciente y del vasco de todos los tiempos, por mucho que otros hayan ganado más... y mejor.

Leopold Konig

No es un novato ni un imberbe. Tiene ya 26 años, cumplirá 27 en Noviembre, y debutó en profesionales con el PSK Whirlpool allá por 2006. Aún así, el checo lleva dos años demostrando que su progresión ha sido lenta pero parece que fiable. El año pasado acabó 9º en la Vuelta a España y se llevó una etapa, la del alto de Peñas Blancas donde Nicholas Roche se vistió de amarillo. No era su primera victoria como profesional, pero las demás habían sido más humildes (ganó en dos ocasiones la general final de la vuelta de su país natal y, además de ganar etapas en esa carrera, también lo hizo en otras tan dispares como el Tour de California, la Vuelta a Gran Bretaña o el Tour de Bulgaria). Él ha dicho que está seguro de que aún puede rendir mejor y que este Tour le ha servido de refrendo. Ha estado siempre con aquellos que veían a Vincenzo Nibali de cerca. Hacía la goma, pero siempre guardaba un arreón final. Es fino, de anchos codos, un corredor rápido que está mejorando en la alta montaña y aspira a poner a su país más cerca de los focos. Un país que entre Roman Kreuziger, Jan Barta y Zdenek Stybar recupera el protagonismo que en otros tiempos le dieron Pavel Pardnos, Jan Hruska y, sobre todo, Jan Svorada. No todo va a ser Jaroslav Kulhavy en Chequia. 


Y, como siempre, ha habido más y seguro que mejores. Le regalo el titular y la foto a Leopold Konig, que tiene nombre de filósofo contemporáneo de Sigmund Freud o de personaje trágico de alguna novela de Franz Kafka. Seguro que antes que metamorfosearse en escarabajo, el prefiere hacerlo en rival de Nairo Quintana, que sí que es un escarabajo, y de los buenos, de los que hicieron que ese apodo significara algo en el mundo del ciclismo (precisamente en la foto que cuelgo, sacada de la wikipedia, se le ve con otro escarabajo colombiano, Darwin Atapuma). Veremos si es así, y veremos si está con el NetApp en la Vuelta a España. Por ahora, nos viene enseguida otra Vuelta, pero esta de una semana, y centrada en la provincia de Burgos. Decía el otro día Miguel Madariaga que sería la última carrera de la Fundación Euskadi. La noticia pasó un poco desapercibida, enterrada entre los fichajes millonarios de Madrid y Barcelona, los asuntos económicos de los socios de la ACB y alguno de los asuntos que hemos tratado de resumir aquí, pero parece que es una noticia que tiene visos de hacerse realidad. Supongo que, aunque ganas no tenga, hablaremos de ello aquí.

martes, 22 de julio de 2014

Alberto Romero



Mi primera entrevista en este blog fue a un jugador de baloncesto universitario de Estados Unidos. La segunda fue a un aficionado al ciclismo y a escribir sobre ello, noruego de nacimiento, internacional de alcance. Las dos las hice en inglés y usando el correo electrónico. Fue fácil. No tenían esa franqueza y transparencia del cara a cara. 
Ésta sí. 
Ha sido la más difícil y al mismo tiempo la más satisfactoria. Ha sido como la vida misma, que decía el otro: como cuando estás cansado de estar en casa, pero luego te da pereza salir de viaje; como cuando sales de fiesta, y a la mañana siguiente te repites en silencio que una y no más; seguir queriendo a Iggy Pop aunque anuncie limonadas; un disparo al palo, una mano y un balón que se queda a pocos centímetros de sobrepasar la línea de gol. Ésa es la verdadera pasión que produce el fútbol: que el mejor partido que recuerdes de tu equipo sea un empate que no sirvió para nada. Grandeza y pequeñez resumidas en una pasión que no tiene explicación ni falta que le hace. Algo de todo eso hay en una entrevista que, como siempre, no es una entrevista al uso: larga, distendida, sin ambiciones periodísticas. Personalmente, me ha confirmado lo que ya sabía: que ser honesto y honrado es algo que se lleva en la mirada y no se puede esconder. Mejor nos dejamos de precalentamientos y empezamos el partido. 

Llego al bar y no está. Pido un café y le mando un whatsapp para decirle que le espero aquí, que no hay prisa, pero al momento aparece. Se asoma por la puerta, me saluda y dice que vuelve en seguida. Y lo hace. Él también se pide un café y durante un rato charlamos con el camarero y con otro cliente sobre las recién terminadas fiestas del pueblo. 
Poco después, empieza lo bueno. Me enseña las instalaciones, recordamos cómo se encharcaba la vieja Lasesarre, me dice que podemos hacer la entrevista a pie de campo, sobre el césped. No se lo digo, pero acaba de hacerme feliz. Se entretiene un rato hablando con alguien en la oficina y yo aprovecho para pisar el campo, para observarlo con atención. El día es soleado, la yerba está fresca y segada. Se escucha el ruido del tráfico fuera, el alboroto de una perforada en alguna obra cercana, pero nada afecta a la sobriedad y la tranquilidad que se siente en un campo de fútbol vacío. No sé cómo explicarlo. Es como la belleza que existiría en el rollo en blanco que iba recibiendo cada pulso de las teclas mientras Jack Kerouac escribía. No sé explicarlo mejor. Él vuelve y no me pregunta. Nos ponemos a andar por la banda y le digo: qué fácil parece el fútbol desde la grada. Asiente. En el campo se ven las pendientes, la elegante rugosidad de la tierra, pero, sobre todo, se percibe el cansancio, el esfuerzo, el dolor de la competición.
Hace un par de horas que terminamos, ahora empiezo a escribirlo, y no me puedo quitar esa imagen de la cabeza: la espesura de la yerba, la carrera de Pita, el sol recortando las esquinas de la portería. Es un recuerdo que siempre le deberé a Alberto Romero, presidente del Barakaldo Club de Fútbol, quien se ha prestado, inconsciente y amable al mismo tiempo, a que le haga una de mis entrevistas repletas de preguntas que según las hago, me arrepiento de haberlas hecho. 

- Ésta es mi primera entrevista futbolística, ¿tú, llevas la cuenta?

No, que va. Eso sí, la sensación es que han sido demasiadas. No termina de gustarme mucho. He entendido que va con el cargo. Me gusta llevarlo bien pensado. A veces, llevo guión y sé lo que tengo o quiero decir. Es la peor parte, sí. 

Le veo muy tieso y serio. Le he dicho que la primera parte de la entrevista es más técnica, parecida a las entrevistas que ya le ha hecho mi periodista favorito en Vavel, Raúl Luceño, y quizás por eso se ha puesto tan profesional. Se lo digo, se ríe. Poco a poco irá escurriéndose en la silla, poniéndose cómodo. Nos olvidaremos de lo que estamos haciendo y hasta yo dejaré de tomar notas.

- ¿Qué balance haces de la temporada pasada? Te lo digo porque da la sensación de que se cierra un ciclo con la marcha de Iñaki Zurimendi. ¿Tú también tienes esa sensación?

Se cierra un ciclo, es evidente. El análisis es el que ya he explicado otras veces: feliz pero un tanto decepcionado. Sigo insistiendo en que cumplimos el objetivo con el que habíamos empezado, pero, después de la primera vuelta que hicimos, cierta sensación de decepción sí que queda. 

Le interrumpo para preguntarle si le hubiera gustado terminar su último año como presidente con Iñaki Zurimendi de entrenador. "Sí, claro, sobre todo porque significaría que nuestra temporada habría sido incluso mejor de lo que acabó siendo." Es la segunda pregunta, y ya se empieza a soltar. Se explaya con la respuesta, y eso que me advertía, al principio, que no es un gran conversador: "En Febrero, ya hablé con Iñaki. Comentamos que quizás podía ser la última temporada, que había que hacer algo. Yo entiendo que el de entrenador es un cargo que quema. Tenemos una afición con experiencia, con memoria, que ha visto al Barakaldo en otras situaciones y es exigente. Poco a poco nos vamos dando cuenta de cómo es el fútbol hoy en día, dónde estamos y quiénes somos, pero bueno. Sí, gustar me hubiera gustado."

- ¿Y en la parcela económica? Hace poco fue la junta ordinaria y parece que las cuentas tienen refrendo. ¿Tú también estás satisfecho?

Encantado. Va todo según lo que nos planteamos cuando empezamos: en dos años, quitarnos la deuda; en tres, tener un pequeño superávit. 

Tras esa directa y explícita respuesta, Alberto Romero se extiende largo y tendido explicándome que, cuando entró de presidente, se encontró con la plantilla más cara de todas las que ha tenido bajo su mandato y cómo ahora no entiende algunas suspicacias entre aquellos que sospechan que el club va a arriesgar mucho dinero con su apuesta de profesionalizar la plantilla y entrenar por las mañanas. Todo lo resume en una frase muy sencilla: "No vamos a tirar la casa por la ventana. Lo que nos gastamos de más es lo que tuvimos de beneficio. Ya está." Yo le insisto:

- La política de gastar solo lo que se tiene parecía la más apropiada para quitarse la deuda. Una vez conseguido, parece que el siguiente paso es crecer. ¿Ya sabéis cómo hacerlo?

Con más dinero. Con más dinero, dotas de más herramientas al cuerpo técnico, consigues...

- Sí, sí, pero te pregunto si sabéis cómo conseguir más dinero. 

Convenciendo a los patrocinadores de que este año es el año del Barakaldo. Este año hemos cambiado el patrocinio, hemos conseguido más ingresos. Poner el nombre en la camiseta no puede hacerse de otra manera: al mejor postor. 

Se toma un tiempo para alagar su explicación sobre el compromiso de la empresa que ha patrocinado al club durante las dos últimas temporadas, si no me confundo. Insiste en que el esfuerzo económico que ha hecho la empresa Pollito es digno de mención y que incluso se mantiene para esta temporada, aunque ya no vaya a rotular su nombre en la camiseta. Mientras me lo cuenta, con mucho más detalle y resolución de la que yo estoy poniendo ahora, me fijo en que ya se le ve absolutamente cómodo. Cruza las piernas con la solemnidad de un presidente de club, pero la correa de su perro colgada del cuello y la camiseta de Depeche Mode (ya hablaremos de esto) no parece que concuerden con el gesto. Yo también me animo, y mientras le acaricio el lomo a Pita, su perra, tumbada formal a mi lado, le pregunto:

- Ya dijiste en la presentación del nuevo entrenador que el objetivo para este año era entrar en play-off. ¿Estás convencido de ello?

Completamente, además. Es el año del Barakaldo. Yo estoy convencido, el míster está convencido y prácticamente tengo convencida a toda la directiva. Solo me falta convencer a los jugadores, aunque de eso también tiene que encargarse el entrenador. 

Le pregunto por él, si fue difícil ficharle. "No, para nada", me dice, "fue muy rápido." Hablamos otra vez sobre Iñaki Zurimendi, sobre el trabajo de Jorge Portillo "Boluka" y sobre el propio Axier Intxaurraga, de cuando era jugador, y de cuando empezó a sobresalir como entrenador en la Cultural de Durango. Me cuenta una anécdota: él tenía 16 años y no era más que un aficionado que animaba al Barakaldo desde la grada. Hace poco, otro que sigue haciéndolo ahora, lo de animar desde la grada, digo, le vino un día y le enseñó una fotografía en la que se le veía entregándole un premio a un Axier Intxaurraga que, por entonces, se vestía de corto. Se ríe: "Yo, ahí, con mi bómber y todo."

- Ya terminamos con esta primera parte. ¿Cómo ha ido el verano en el despacho? Yo tengo la sensación de que el verano pasado el grueso del equipo estuvo firmado mucho antes. ¿Ha cambiado el ritmo del mercado o vuestras aspiraciones? 

Se lo piensa, pero acaba dándome la razón: "Sí, quizás, sí, quizás la temporada pasada fichamos antes, pero hemos formado el equipo rápido, de todas maneras." Ahora soy yo el que asiento: sí, sí, comparados con otros equipos, sois muy rápidos. Se pone serio mientras dice que sí con la cabeza: "Otra de las partes más difíciles de mi trabajo, pero en la que soy muy puntilloso: desde que soy presidente, al día siguiente del último partido de Liga, se dan las bajas. Hay jugadores que no lo entienden y lo malinterpretan, pero nuestra única intención es que tengan el mayor tiempo posible para gestionar su futuro." Volvemos a hablar de dinero, de los presupuestos que se manejan, de cómo está el mercado y lo que cuesta llegar a donde quieres. No duda en decirme: "Ahora mismo, tenlo muy claro, todos los equipos vizcaínos estamos muy parejos en cuanto a presupuesto." Le interrumpo: no te voy a pedir nombres, pero, ¿la plantilla está cerrada? "No te los iba a dar, pero sí, no está cerrada. Faltan dos jugadores, un sub 23 y un sénior." 

Y hasta ahí pudo leer. Escribir, yo puedo más todavía. Y me quedé con la sensación de que podríamos haber estado hablando toda la tarde. Habría sido un buen plan, charlar mientras veíamos cómo va oscureciendo y el campo toma otra forma con las sombras, le invaden otros sonidos. Eso sí: queda. Aún queda mucho. Y, lo siento, pero no pienso mover ni un dedo para hacer esta entrevista más corta. Entiendo que a muchos les parezca demasiado larga, pero a mí me parecería un despropósito no aprovechar esta oportunidad y contarlo todo. O casi todo, porque tendré que acabar recortando.
Si te cansas, pues para, que para eso puedes. Imagínate que, en el próximo salto de párrafo, nos tomamos una pausa para la publicidad: ve a mear, coge una bolsa de panchitos del armario. Cinco minutos, y volvemos a empezar. 

- ¿Cuál es el primer recuerdo que tienes del Barakaldo?

Buff, supongo que entrar al campo de la mano de mi padre. Y cuando mi padre no iba, que raro era, intentar que cualquier hombre te cogiera de la mano para poder entrar al campo. 

- ¿Cuántos años llevas de socio?

No lo sé, en total, no lo sé. Más o menos, empecé con 13 o 14 años. Con 18 o 19 años fui árbitro. En el colegio de árbitros, te sugerían que no convenía que fueras socio de ningún club... De hecho, tuve que arbitrar, en varias ocasiones, al juvenil del Barakaldo. Así que, durante ese año, dejé de ser socio. Pero fue solo un año. 

- Ahora, ¿le enseñas tu carné al boina?

Se parte. Primero dice que "sí, casi siempre", luego lo piensa, "bueno, no, la verdad es que casi nunca. Claro. Es que generalmente espero a la directiva visitante y entramos por la puerta vip, y, ahí, no hay boina." Vuelve a reírse. Me da el sol de cara, así que yo la arrugo. Pita me pone el hocico cerca para que sepa que sigue ahí. Le tamborileo en la cabeza mientras a su dueño le pregunto:

- Cuando eras solamente aficionado, ¿tenías algún jugador preferido?

Se lo piensa, y mucho. Yo también, porque vamos a intercambiar nombres como generalmente se hace acodado en una barra compartiendo una cerveza con un amigo. Él se anima: "va a sonar mal, pero te diría que Axier Intxaurraga." Sigue pensando mientras se acaricia la barbilla. "Ha habido varios. Moreno, claro." Y quién no se acuerda de él, Iñaki Moreno: yo también, le digo. "Quién más, quién más..." Parece disfrutar: "Bedia, claro, por cómo se partía el alma. También me acuerdo de Pablo Zuloaga". Zuloaga, claro, le animo. Y le digo, "a mí me gustaban los menos atractivos: Bodeguero, Camacho..." Él añade: "Donosti". 
Y se nota que ya estamos tan acomodados que nos hemos olvidado del tiempo y del objeto de nuestra reunión. Para explicarme una anécdota de Donosti, viajamos hasta 1997, se dice rápido, cuando el Barakaldo se jugaba un ascenso que finalmente se llevaría el Elche. Hablamos de aquel partido en Riazor ante un Deportivo B que tenía la que probablemente haya sido una de las mejores generaciones de canteranos del club de A Coruña. Disfruta recordando aquel partido que califica de "mítico", por el juego del equipo y por cómo se animó desde la grada. Y, al final, termina con una de esas frases que dicen más de lo que en realidad parecen decir: "ha sido uno de los mejores partidos del Barakaldo, un empate, fíjate si somos pobres." Pobre puede significar muchas cosas, pero, a mí, aquí, me parece un halago.

- Ya que nos ponemos nostálgicos: ¿recuerdas tu primera vez en Lasesarre?

No, la verdad es que no. Tengo mala memoria. 

- ¿Y algún partido que recuerdas especialmente?

Muchos, prácticamente todos los de play-off. Lo vivías con mucha intensidad. Te pasabas la semana entera pensando en el partido. El del Salamanca... me viene ahora a la cabeza. 

- ¿Y recuerdas la última vez que estuviste en Lasesarre sin ser presidente?

En campaña. No fue especialmente emotivo. Ya estábamos descendidos o estaba claro que íbamos a descender. Estuve muy comedido. Además, tenía un hándicap: sabía que alguna cámara podía estar siguiéndome. Recuerdo que estaba desilusionado, claro. 

- ¿Ha cambiado algo tu manera de ver los partidos desde que eres presidente?

Totalmente. 

Es rotundo. Yo sonrío: ¿sufres, eh? "Mucho." Le recuerdo que la primera vez que coincidí con él en un campo, siendo presidente, quiero decir, fue en Laudio. La verdad, le explico, me dejaste preocupado. Estabas muy nervioso. "La tercera fue un infierno, sufrí mucho." No sé si es con esta pregunta, o con otra, porque lo dirá un par de veces, pero me explica que, durante su primer año, con el equipo en tercera, más de una vez tenía que salir del campo antes de tiempo y darse una vuelta, respirar, relajarse. Me explica que, en aquel partido de Laudio lo pasó muy mal, que acabó dolido con ciertos comentarios y críticas que recibió, pero que se esforzó por ser comprensivo, aunque algunas cosas le cueste entenderlas. Le pregunto si celebra los goles en el palco y es aún más rotundo: "Nunca, no los celebro, ni el de Águilas." Luego volverá a insistir en que le parece fundamental guardar las formas y tener respeto: "solo si no hay nadie de la directiva visitante, nos permitimos celebrar los goles en el palco. Y, por supuesto, si vamos fuera, no los celebro."

- Echemos la vista atrás tres años, ¿recuerdas quién fue el primero que te propuso ser presidente o con quién lo comentaste, cómo tomaste la decisión?

Sí. Bueno, fueron los socios los que me hicieron presidente, pero la verdad es que fue mi contricante, con quien no estaba de acuerdo en su proyecto para el Barakaldo, el que me empujó a presentarme. Tenía, y aún tengo, dos buenos asesores anónimos con los que medité la decisión. Y, por supuesto, también con mi pareja. 

- ¿Te costó?

Sí, me costó. De hecho, a los dos días, tuvimos una reunión con la gente que iba a ir en mi plancha y me presenté con una carta en la que pedía perdón pero me echaba para atrás. 

- ¿Y quién te convenció?

Ellos. Yo pensaba: dónde cojones voy. Pero me convencieron.  

- Lo dice con una resignación un tanto sarcástica, pero no le doy un momento de descanso: ahora que se acerca el final de tu mandato, ¿te sientes satisfecho de lo que ha conseguido tu junta?

Todavía no. Me queda un año. Pero también te diré que casi vamos por el mejor plan que teníamos previsto. 

- ¿Te has arrepentido alguna vez de tomar aquella decisión?

Sí, alguna vez, sí, pero muy pocas. De calentón. El año pasado, después del partido del Peña Sport, fue duro. Muy mal. Aquel día hubo algunas reacciones que dolieron mucho. Siempre digo que el Barakaldo es como una comunidad de vecinos, que nos conocemos todos, y nuestro tesorero explica muy bien el trabajo que hacemos con un grandísimo sueldo de cero euros. Algunas veces, lo que te gritan o te dicen, duele. Pero no, nunca me he arrepentido seriamente. Y cuando me da el calentón, siempre me recuerdo que firmé un contrato de cuatro años con el Barakaldo y que pienso cumplirlo. 

- ¿Te ves con fuerzas para seguir adelante o esperas a este año para tomar una decisión?

Voy a esperar un año. Sinceramente, fuerza sí. No te voy a negar que me haría ilusión ser el presidente del centenario, pero mi sueño ya lo he cumplido. Quería ser presidente del Barakaldo, y ya lo he logrado. 

Lo siguiente que le pregunto estaba cantado y no soy muy original. Él mismo lo dice: "sabía que ésta iba a caer." Pero no la rehuye. Le pregunto por la peor experiencia y la mejor que ha vivido en sus tres años de presidente del club. Si él se las esperaba, yo también me había imaginado las respuestas, y, más o menos, es lo que me figuré. "Supongo que la peor fue interna, lo que yo entendí como una traición." La verdad es que no quiero insistirle, me cansa hablar de algo de lo que ya se escribió y hasta se discutió en junta, y si alguien opina que no se escribió lo suficiente, yo discrepo, así que le pregunto por lo deportivo: "El día de Logroño, supongo." Se refiere al último partido de su segunda temporada, cuando el equipo se quedó a una victoria de jugar el play-off de ascenso. De todas formas, recapacita. Y explica por qué se lo piensa: "Pero es que... también fue bueno. Sí, es el peor, pero también me sentí muy orgulloso. De todos, de los jugadores, del cuerpo técnico, de la afición... Trece autobuses, aquello fue muy grande. Entrar al vestuario después del partido fue muy duro, pero creí que tenía que hacerlo y, la verdad, lo que más me sorprendió es que yo parecía el más entero de todos, porque aquel vestuario era una auténtica tragedia." Recordamos aquel balón de Joseba Arriaga que se quedó a un palmo de entrar. Y le comento que, cuando me hablaba del partido de 1997 en Riazor, con un balón al palo que pudo cambiar el rumbo de aquel equipo, me acordaba de la línea de gol de las Gaunas. Y, más o menos al unísono, también recordamos la mano de Txemi Talledo en Águilas. Pequeños gestos, décimas de segundos, centímetros fatídicos que parecen jugar con nosotros de manera enfermiza. La ciudad del golfo de Mazarrón, por supuesto, vuelve a salir en la conversación cuando le pregunto por lo contrario, la mayor alegría que se ha llevado, y el ascenso desde tercera vuelve a acaparar protagonismo: "Águilas, por supuesto. Ése es un recuerdo que me quedará para toda la vida." Y al día siguiente, celebrándolo en el pueblo, ¿no?, le pregunto: "Sí, sí, también, me lo pasé muy bien en aquel camión, pero mucho mejor en el viaje de vuelta. Aquello es algo que no olvidaré nunca." Ya que estamos hablando de recuerdos, cambio de tercio y le hablo de sueños. Le digo que creo que conozco la respuesta, pero le pregunto si le queda alguno por cumplir en el Barakaldo. No hace ni el esfuerzo de ponerle énfasis: "Claro... 2ª A." Pero no tarda nada en cambiar la respuesta: "2ª A y ver este campo lleno." Mientras tomo nota, sin levantar la cabeza, le comento que me parece más difícil que se cumpla el segundo que el primero. Sin perder la calma, me lleva la contraria: "Yo estoy convencido de que si jugamos play-off podemos estar cerca de conseguirlo." Tenía la pregunta preparada, pero ya me ha contestado a la mitad. Quería que me explicara qué cree que es necesario para conseguir que ese sueño se cumpla, y ya me ha dicho que, para llenar el campo, cree que con jugar play-off será suficiente. Para lo de subir de categoría, me contesta que "un poco de suerte. Muchísimo trabajo, por supuesto, pero esto no deja de ser un deporte y también se necesita una pizca de suerte."

- Personalmente, ¿notas que esta experiencia te ha cambiado, que has madurado?

Yo creo que sigo siendo el mismo, exactamente el mismo. Quitando que los que me conocen antes me llamaban por mi nombre y ahora me dan la coña con lo de presi, presi, creo que nada ha cambiado. Sigo haciendo exactamente lo mismo que hacía hace tres años.

- Tampoco es que el Barakaldo sea un club excesivamente mediático, pero, ¿cómo has llevado la notoriedad, que te reconozcan por la calle?

No, bien. Tengo una regla de oro: cuando salgo del club, solo hablo del Barakaldo si yo quiero. Si insisten y no me apetece, lo siento, pero estoy fuera de servicio. La gente suele ser bastante respetuosa. Menos los dos o tres pesados que te puedes encontrar un día, ya te digo que lo único que me molesta es la murga que me dan con lo de presi, presi. 

Hablando de ser presidente, le intento hacer una pregunta capciosa: ¿tienes la sensación de que eres un presidente distinto? Para quitarle hierro (o igual para hacerlo más difícil), le explico que distinto puede significar muchas cosas. Se lo piensa mucho. Mucho. Alberto Romero da la sensación de dar los pasos mirando al suelo, calcula bien lo que va a decir y cómo va a decirlo. La sensatez no parece algo gratuito. Pero, por mucho que lo calcule, nunca da la sensación de que su respuesta sea calculada. O calculadora. No sé si me explico: "Según me cuentan algunos socios que también son amigos, sí." Lo que más me sorprende es que se suelta: "Hombre.... Águilas. En el palco de Águilas, aparecí con esta camiseta." Se la agarrá. Ya me había fijado en ella: es una vieja camiseta de Depeche Mode. Me dice que es "la de la suerte" y me cuenta que antes de ir al estadio aquel día, le preguntó a Javi Herrero, uno de sus directivos en aquella época, "¿qué me pongo, camisa "institucional" o la camiseta de la suerte?" Y ganaron los de David Gahan. ¿Por eso la has traído?, le pregunto a bocajarro. "Pues, sí", me contesta, con una media sonrisa satisfecha. Y aprovecho: no te creas, tenía una pregunta sobre eso. "Me lo imaginaba", murmura. Te la leo: ¿lo haces a propósito o es incosciente? Me refiero a lo de presentar jugadores en rueda de prensa con camisetas de The Clash o Porco Bravo. No me deja ni terminar la frase: "Totalmente a propósito." Está convencido. ¿Por qué?, le pregunto. "Porque intento no engañar a nadie. La primera foto que me hicieron como presidente: camiseta de The Clash. Estaba preparado, ése soy yo, no quería engañar a nadie, repito." Cuando engañas a alguien, o cometes un error, o a veces incluso cuando no lo haces, recibes críticas. Ésa es mi siguiente pregunta:

- ¿Cómo has llevado las críticas? ¿Has vivido críticas que te han parecido injustificadas o simplemente dañinas?

Sí, claro, si estás en este cargo, te va a tocar. Si son malintencionadas, me la pela. Miro para otro lado y no hago caso. Si es constructiva, va a sonar a tópico, pero es así, las agradezco, siempre se puede aprender algo nuevo.

- Supongo que entiendes que no se puede contentar o convencer a todo el mundo...

Sí, por supuesto. Es imposible convencer a todos. Pero también hay gente que parece que está esperando a que te tropieces para decirte, ¿ves?, te lo dije. He aprendido a no hacerles caso. Yo cuando me vaya sé que me voy a ir con la conciencia tranquila. Sé que la cagaremos, como ya la hemos cagado en otras ocasiones, porque somos humanos y cometemos errores, pero no me arrepiento de ellos, vamos, quiero decir que no tengo cargo de conciencia. Me equivoco, lo reconozco, aprendo y la próxima vez, intentaré no hacerlo. 

Cambiamos de tercio porque nos vamos acercando al final. Llegué cansado a la cita y sigo estándolo, pero es por otra razón por la que seguiría aquí sentado todo el día. Él también parece estar cómodo. Las preguntas las tengo apuntadas en un papel, pero no suenan artificiales cuando las leo. Menos aún, cuando él las acepta todas con naturalidad. Como con las siguientes, porque, a veces, sabe ser tajante y dejarlo todo resumido en un par de frases:

- En tu opinión, ¿qué función debe ocupar el club dentro de la ciudad?

La que estamos intentando que ocupe, pero cada día nos encontramos con más trabas. Creo que deberíamos tener más ayuda institucional y así se lo he hecho saber a quien corresponde. 

- ¿Y cuáles crees que son los valores que debe representar el club?

Buff: yo siempre he dicho que con trabajo se consiguen las cosas. Todo suena a tópico, pero yo creo que es así: trabajo. No puedo entender la implicación de un jugador si no es total, si no se deja hasta la última gota de sudor. Y la directiva y empleados, lo mismo. Debemos tener una actitud respetuosa y correcta. Y trabajar. Con humildad, por supuesto. 

- Y, en estos tres años, ¿has contado con empleados, futbolistas, técnicos o directivos que hayan compartido eso contigo?

Sí, claro, en la directiva, creo que todos. Todos. Y en el equipo, sin esos valores, no funcionaría. De hecho, creo que ésas fueron las claves del ascenso a tercera división: trabajo, humildad, y una que no he dicho antes, compañerismo. Ésa fue la gran clave de aquel año: el buen grupo que había. Siempre pongo de ejemplo a Pino. 

- ¿A quién?

A Pino, a Sampedro. Mira lo que jugó, pero él representaba lo que es ser un buen compañero. Fue un jugador clave a pesar de que apenas jugara.

Pita se ha vuelto loca y empieza a correr alrededor nuestro. "Ya le ha dado", murmura sin alterarse. Se para de golpe delante mío y extiende las patas, como si esperara a que le lanzara una pelota. La verdad es que me dan ganas de lanzarle los papeles. Solo ver las notas que he escrito, me dan escalofríos pensando en este momento: cuando tenga que pasarlo a limpio. Si por mí hubiera sido, me habría quedado con la conversación; habría quitado la categoría de entrevista. Pero ése no era el objetivo. De hecho, ya me duele que he tenido que quitar cosas, partes que fueron tan interesantes como las que ya he escrito, pero no creí conveniente alargarla aún más: el fichaje de Jon Ander Garrido por el Cádiz, el convenio con el Athletic, el diseño de los grupos, la cantera del club... Quizás algún día, haya una segunda oportunidad y entonces encuentre el momento y el lugar de hablar de todo eso que he preferido dejar fuera. Ahora, solo nos queda la traca final. Unas pocas preguntas que intento lanzarle como por la espalda, pero no funciona, no le cojo desprevenido. Demuestra cuajo y tiento, no se altera. Entra al trapo, dribla las preguntas sin dejar de sonreír ni mirar para otro lado. 

- ¿Eres del Baraka?

Sí. A muerte. Es más, antes tenía un segundo equipo del que también era aficionado. Cuando me eligieron presidente, tuve claro que ya solo tenía uno. 

- Y para ti, ¿qué significa eso?

No lo sé, la verdad. He salido así. Así me acostumbró mi padre. Me gustó desde pequeñito y es algo que no me paro a buscarle explicación. Me gusta decir que soy de Barakaldo y del Barakaldo. 

- ¿Solo Baraka?

Sí, por supuesto. 

- Y durante estos tres años que llevas como presidente del club, ha sido solo Baraka, ¿o has conseguido tener un equilibrio, guardar otras inquietudes e intereses, que no sea todo fútbol y fútbol?

No, no, claro que sí. He tenido y tengo otras inquietudes. Mi chavala sale de currar a las seis,  a partir de las seis de la tarde, he acabado. Intento que sea así. 

- ¿Puedo preguntarte por tu chavala?

Sí, claro. 

- ¿Cómo lo lleva ella?

Bueno, bien, a veces. Se ha acostumbrado. Como le pasa a casi todas las parejas de los que estamos en la junta directiva, no acaban de entender del todo cómo tenemos este vicio del fútbol. 

- Más tarde o más temprano, te alejarás del fútbol, ¿piensas ya en ese momento?

Sí. No pasa absolutamente nada. Volveré a la grada y seré feliz. Podré celebrar los goles.

- ¿Has visualizado ya esa rueda de prensa, la de tu despedida?

Noooo. No quiero ni pensarlo. Me pondré nervioso, me emocionaré y... No quiero ni pensarlo. Lo llevaré escrito, porque si no... 

- ¿Y cómo te gustaría que te recordara el socio?

Como alguien que ha sido honesto y ha intentado ayudar en todo lo que ha estado en su mano. 

Paro un momento. Para responder a esta última, él se tomó unos segundos y lo pensó mirando hacia el palco. Quizás estaba intentando verse a sí mismo allí arriba. Yo hice hace un rato lo mismo, pero dándome la vuelta y mirando hacia el rincón de la preferencia donde me coloco cada quince días. Seguro que yo me siento más raro aquí, en el césped, que lo que se sentía él la primera vez que se puso debajo del marcador. Sin embargo, los dos tenemos algo en común, y, por eso, había decidido dejarlo para el final, aunque, en parte, ya me lo ha ido contestando a lo largo de la entrevista:

- Vale, la última. Hace tres años, el día de las votaciones, se te vio muy emocionado en la rueda de prensa. Mencionaste a tu padre, algo que, si me permites, a mí se me quedó grabado. Mi padre fue socio de este club hasta que falleció. Muchos de los recuerdos que aún guardo de él están unidos al club, como la primera vez que mi hermano y yo volvimos al campo sin él, el año de la Ciudad Deportiva. ¿Fue tu padre también parte importante de que ahora tengas ese vínculo con el Barakaldo?

Sí. Me emocioné, no tanto por el hecho de salir elegido presidente, que, por supuesto, fue una enorme alegría y una gran emoción, pero sobre todo porque me acordé de mi padre y pensé en lo que le habría gustado verme en ese momento. Mi padre era una persona muy seria, y esto, el Barakaldo, era lo que compartíamos. Me habría encantado que lo hubiera visto. Sé que ahora fardaría. Y que sería mi mayor crítico, por supuesto. Pero también me defendería. 

Pita se aburre. Los dos nos ponemos de pie. "¿Fácil, no?" Le pregunto. "Sí, bien, muy bien." Me pregunta que si me tomo una cerveza, y le digo que sí, claro. Recogemos las sillas y entramos al bar. Aún tenemos cosas de las que hablar, y lo vamos haciendo, pero le suena el teléfono. Son ya la siete. Hora de seguir adelante. Nos estrechamos la mano y nos despedimos con una sonrisa. 
Aún no he llegado a la esquina de la comisaría municipal, cuando me doy cuenta de que se me olvidó sacar una foto. Me da pereza volver. Le mando un mensaje y le digo que, si puede, me envíe una, la que quiera (y es la que he colgado al principio), mientras tanto, por dentro, pienso que mejor así. No quiero fotografías, no quiero bases de datos, sin pruebas ni evidencias. Solo con memoria y emoción, como se vive el fútbol: un balón al palo, el guante de un portero que vuela, la línea de gol que se ensancha. Y los presidentes. Los presidentes que se ponen camisetas de Depeche Mode porque les traen suerte y que pueden mirarte a los ojos con la conciencia limpia y el corazón... gualdinegro. Eso es el fútbol: el más grande, el de los empates que nos hacen creer, a ciegas, que un día ganaremos. Algo de todo eso, hemos intentado que tenga esta entrevista, o como lo quieras llamar.

Mañana miércoles, 23 de Julio, yo estaré torrándome en la plaza Alonso Martínez de Madrid, mientras él se piensa si ponerse la camisa institucional... o no, antes de presentarle el nuevo equipo a la afición. Será el comienzo de un nuevo año futbolístico. Según Alberto Romero, "el año del Barakaldo". Él está convencido. Yo creo que todos lo son, así que no tengo remedio. Por si acaso, voy a ir buscando la camiseta de la suerte. La mía es de Grateful Dead. Un placer, que rima: el césped brillante, el cielo azul y una buena conversación con alguien que decía no saberlo hacer. No sé puede pedir más. Lo dicho, un placer.




sábado, 19 de julio de 2014

Samia Yusuf Omar



Por una parte, dudábamos de si no sería inapropiado utilizar el nombre de Samia Yusuf Omar para una ocasión tan festiva y alegre como la IV edición de la Carrera Pormaratoniana, pero, al final, nos hemos convencido de que, con la modestia que caracteriza a los dos blogs que albergan esta prueba, era buena idea rendirle un homenaje a la atleta somalí fallecida en abril de 2012. 
Así que, antes de que os demos la primera información sobre la próxima y nos atrevemos a decir que esperada edición de la Carrera Pormaratoniana, dejadnos que os expliquemos un poco quién fue Samia Yusuf Omar y, así, rindamos un sentido homenaje a la atleta que va a representar este año a la Pormaratoniana, igual que antes lo hicieron Osoro Ondoro, Emil Zatopek y Chris McCormack. Ellos no se enteraron, pero utilizando sus nombres o, en algún caso, sus imágenes para protagonizar nuestra publicidad de la Pormaratoniana, buscábamos, al mismo tiempo, hacerles un sentido homenaje. 
Samia Yusuf Omar se crió en Mogadiscio y se dedicó al atletismo cuando la situación social y económica, incluso religiosa y cultural, de su país no le invitaba a hacerlo. Su amor por el deporte la ayudó para crecer como atleta, a pesar de que no tuviera los medios más adecuados para entrenarse y a pesar de que muchos no vieran con buenos ojos que se dedicara al deporte profesional. Omar llegó a ser la abanderada de su país en Beijing, durante los juegos olímpicos de 2008, donde disputó los 200 metros a pesar de no haberlos preparado con propiedad. Su esfuerzo y determinación en la serie de calificación, aún cuando terminara última como no podía ser de otra forma, quedó como una de las grandes imágenes del espíritu olímpico. Desgraciadamente, Omar no pudo repetir cuatro años después en Londres porque a principios de Abril de 2012 Omar murió ahogada cuando intentaba cruzar de Libia a Italia en una patera. Su compatriota y también atleta, Abdi Bile, fue quien dio la noticia que confirmaría, poco después, Teresa Krug, periodista de Al Jazeera. Krug explicaría que la aventura fatídica de Omar había sido incluso más trágica porque antes de llegar a Libia e intentar cruzar el Mediterráneo con el sueño de conseguir un entrenador en Europa que le ayudara a preparar los juegos de Londres, Omar tuvo que marchar a Etiopía, después viajar hasta el Sudán y llegar finalmente a Libia donde, de hecho, y por razones que se desconocen hasta donde yo tengo entendido, estuvo retenida en prisión antes de conseguir embarcarse en la patera que acabaría con su vida. 
Su empeño a la hora de luchar por su sueño de convertirse en atleta y hacerlo con dignidad a pesar de los impedimentos y de las diferencias con otros atletas, son un modelo a promocionar y, por eso, aunque su historia esté impregnada de tristeza y calamidad, nos pareció una buena oportunidad rendirla un sentido homenaje y convertirla en la imagen nominal de la información que os vayamos dando sobre la cuarta edición de la carrera más esperada del año. 

Y ya pasamos a la IV edición de la Carrera Pormaratoniana que, ante la insistencia de muchos interesados, creemos que ha llegado ya el momento de empezar a poner manos a la obra. La organización va por ahora con lentitud, así que, lo único que os podemos confirmar es que HABRÁ cuarta edición y que esperamos sea tan exitosa como la anterior. 
Para empezar, y este es el objeto principal de esta entrada, queríamos informaros sobre la fecha que barajamos como primera opción. En principio, hemos pensado que el 25 DE OCTUBRE, lo ponemos así, en mayúsculas, podría ser una fecha adecuada para organizar esta próxima edición. Abrimos ahora un plazo de unas cuantas semanas (periodo indefinido pero amplio) para que nos hagáis llegar vuestra opinión y nos hagamos una idea generalizada de la propiedad de esta fecha. Si vemos que sois muchos los que nos decís que el día os viene mal, nos plantearíamos un hipotético cambio de fechas. Para ello, os rogamos que nos hagáis llegar vuestros comentarios a través de cualquiera de los dos blogs que han publicado esta entrada o que os pongáis en contacto con nosotros a través del correo electrónico. Si no recibimos comentarios negativos, daremos por entendido que el silencio es afirmación. Eso sí, también podéis escribir comentarios de asentimiento si os parece bien la fecha. Seguiremos el criterio de la mayoría democrática, aunque si son muchos, pero no mayoría, los que ven mal el día, también nos plantearíamos cambiar. 

Por lo demás, no hay mucho más que añadir. Informar de que la Organización estudia repetir el mismo recorrido, habida cuenta de los comentarios positivos del año anterior y que, más o menos, el plan deportivo y festivo será el mismo. Conviene recordar a todos los que participasteis que está bien competir y prepararse, forma parte consustancial de la prueba, pero que tampoco se ha de olvidar que ésta es una prueba festiva, no oficial y amistosa. También se invita a todos los nuevos que aún no hayáis participado a que os animeis porque todo el mundo es bienvenido siempre y cuando recuerde lo que ya hemos dicho antes, que aunque pongamos empeño y dedicación en organizar la prueba con pulcritud, no dejamos de ser un grupo de amigos de las zapatillas deportivas que se reúnen para disfrutar de esta sudorífica afición. 

Un par de noticias que anticipamos: la organización pretende que el precio de la inscripción no varíe, aunque haremos malabarismos para sacar más utilidad de vuestro dinero ya que, y esta es una de las novedades de este año, vamos a intentar, por invitación de una de nuestras colaboradoras y participantes más activa, que, este año, y haciendo honor al espíritu de Samia Yusuf Omar, nuestros dorsales sean solidarios y una parte de nuestro dinero repercuta en quien está más necesitado que nosotros. 

Sobre todo lo demás, ya os iremos informando, pero, por ahora, por favor, comentadnos qué os parece la primera fecha que hemos pensado para la IV edición de la prueba furtiva más festiva del calendario. ¡Y a entrenar! (Que a alguno bien que nos hace falta).

Comité Organizador de la Carrera Pormaratoniana 

miércoles, 16 de julio de 2014

Matteo Trentin



Llegó el primer día de descanso de la 101º edición del Tour de Francia y es hora de decir algo al respecto, ¿no? He decidido tomarme parte de la mañana para recuperar la afición de escribir en este blog porque ya iban quince días desde que lo hice por última vez. Y lo hice para hablar precisamente de ciclismo y celebrar el comienzo de una nueva edición de la carrera francesa. Titulaba entonces la entrada con un Armindo Fonseca que aún sigue en carrera, en el puesto 157, sin haber podido lucirse mucho, al igual que su equipo, el Bretagne-Seche Environnement, que ya ocupa el último puesto en la clasificación por equipos. 
Aún así, seguirían mereciéndose encabezar cualquiera de mis entradas, aunque solo fuera por el esfuerzo que hacen, pero en lugar de elegir a cualquier corredor de la escuadra que dirigen Emmanuel Hubert y Roger Therin, he decidido elegir a Matteo Trentin porque su victoria en la 7ª etapa, la que terminaba en Nancy, puede que haya sido la victoria más inesperada. El de Borgo Valsugana es un corredor joven, 24 años, que tiene ese carácter de aventurero rápido y depredador que parece tener tradición en su país con corredores como Michelle Bartoli, Paolo Bettini, Andrea Tafi o Davide Rebellin, solo por nombrar a los cuatro primeros que me vienen a la cabeza. Le ganó un ajustado esprint a un Peter Sagan que ya lidera la clasificación del maillot verde aunque aún no ha conseguido estrenarse. 
La primera semana del Tour ha dejado tantas noticias, algunas tan sorprendentes, que más de un aficionado se ha quedado en estado de shock. Ya no están ni Mark Cavendish, ni Christopher Froome, ni Alberto Contador... ni Andy Schleck. Todos se han ido para casa magullados y hasta con fracturas. Con la pérdida del gran favorito para las volattas y la de los dos principales candidatos a la victoria final, parece que el Tour queda huérfano de protagonistas y pendiente de una exhibición de aspirantes que puede hacer la competición mucho más atractiva de lo que podía haberlo sido si hubiera estado controlada por un dos equipos. Seguro que Bjarne Riis y Oleg Tinkov por un lado y Nicolas Portal y Servais Knaven por el otro no están de acuerdo conmigo. 
Por cierto, para algún aficionado que aún lee este blog y que le sigue con atención, también se ha retirado un Fabian Cancellara que parece estar obsesionado, este año, por el Mundial. 
Con todo esto, el Tour empezó en Inglaterra con una victoria al esprint de Marcel Kittel y la retirada del héroe local Mark Cavendish. El alemán Kittel se abonaría a la victoria y se ha llevado ya otras dos, en Londres y en Lille, dejándole solo una a su compatriota Andre Greipel que venció en Reims. Sin Cavendish, el de Arnstadt ha demostrado ser el más rápido del pelotón. Kittel, además, también fue protagonista por una de las curiosidades más patéticas que nos está dejando el Tour y, en general, esta vida moderna de avances tecnológicos, los selfies o autofotos. Vamos a maldecir el día en que Ellen DeGeneres se puso a autofotografiarse en la gala de los Oscars, porque, desde entonces, todo el mundo quiere hacerse la foto más estúpida con su careto en primer plano. Delante de los toros en San Fermín, conduciendo, subida a los hombros de un pagafantas en cualquier festival, y, por supuesto, desde el medio de la carretera cuando pasan los ciclistas a sesenta kilómetros por hora. David McCarthy, un aficionado británico, tuvo que pedir perdón por su desafortunada iluminación cuando decidió sacarse una foto superchula con un Kittel que acababa de irse al suelo. Dejando eso a un lado, Inglaterra nos dejó, por supuesto, la inteligencia de un Vincenzo Nibali, el mayor candidato ahora al triunfo final, quien camino de Sheffield supo manejar sus fuerzas y la estrategia con una habilidad digna de su categoría como ciclista. Igual que haría, más tarde, en la épica etapa de Arenberg. 
Ya en el continente, y sin contar las victorias ya mencionadas de Kittel, Greipel y Trentin, lo que llevamos de Tour nos ha dejado tres aventuras de las que permanecen en los libros de historia del ciclismo, anque suene exagerado, y la primera llegada en alto que, prácticamente, pasó desapercibida después de que la retirada de Alberto Contador acaparara toda la atención mediática. 
La primera de esas cabalgadas dignas de mención fue la de un Lars Boom que aprovechó la vigilancia entre los candidatos más válidos y la prudencia de algunos favoritos al triunfo final, para jugarse el físico sobre el adoquín y el barro y llegar a Porte du Hainaut el primero. Fue una etapa de las que llevan el nombre de Dante Alighieri convertido en adjetivo. Una etapa de múltiples caídas, de imágenes épicas con corredores magullados, vistiendo antifaces de barro mientras llegaban silenciosos y acogotados a línea de meta. La lluvia y el empedrado le jugaron una mala pasada, en especial, a un Chris Froome que tuvo que echar pie a tierra y olvidarse de su condición de favorito número uno para empezar a pensar en ganar su primera Vuelta a España. El segundo aventurero que salió vencedor fue Blel Kadri. El de Burdeos, que ya consiguió una gran victoria hace un año en la clásica Roma Máxima, ganó en la rampa infernal de Gérardmer, donde Vincenzo Nibali aguantó a Alberto Contador, y le dio una gran alegría a un Vincent Lavenu que tiene a su Ag2r La Mondiale encabezando la clasificación por equipos y con dos hombres, el sorprendente y prometedor Romain Bardet y el veterano y cumplidor Jean Christophe Peraud, entre los diez primeros. Finalmente, el tercero en llevarse la gloria en solitario fue el alemán Tony Martin, una fuerza de la naturaleza, uno de esos corredores que deberían utilizarse, si hubiera, en las clases de pedagogía del ciclismo. Un rodador nato al que ni vientos huracanados le cambian la posición sobre la bici. El tres veces campeón del Mundo contrarreloj se llevó su tercera victoria de etapa en el Tour de Francia con una exhibición de fuerza en la que se impuso a su compañero de escapada, Alessandro de Marchi y a un pelotón que ni confabulados pudo con el motor que este hombre tiene en las piernas. 
Y, por supuesto, el primer gran bloque del Tour se cerró antesdeayer con la victoria de Vincenzo Nibali en la cima de Planche des Belles Filles y la retirada de Alberto Contador tras una caída que le fracturó la tibia y aún duda de que pueda estar en una Vuelta a España que, a fuerza de recoger retirados del Tour y ganadores del Giro promete convertirse en una contienda de las que salpican. 
Con todo esto, nos queda por delante mucho mucho Tour y Nibali ya decía que tocaba ser prudente. Ahora él aparece como el máximo candidato al triunfo final. No dudo de que Richie Porte y Alejandro Valverde confían en sus posibilidades y más gente aún les acompañarán en esos pensamientos, pero ambos, sobre todo el australiano, parecen sembrar dudas en una carrera que siempre se les ha hecho larga. El murciano nunca ha pisado el pódium pero sí lo ha hecho en una Vuelta a España que ganó en 2009 y donde ha sido segundo en dos ocasiones y tercero en otras dos. El australiano, sin embargo, fue séptimo en el Giro de Italia de 2010 y ésa es su mejor clasificación en una grande. Además de ellos dos, los franceses confían en toda la jauría de candidatos que tienen agazapados detrás. Thibaut Pinot, Romain Bardet, Tony Gallopin, Jean-Christophe Peraud, Pierre Rolland o Cyril Gautier están entre los veinte primeros, pero ninguno, quizás Pinot, parecen candidatos fiables a llevarse el triunfo final. También han sembrado dudas los más jovenes, gente como Tejay Van Garderen, Andrew Talansky o Michal Kwiatkowski a los que parece que aún les falta un empujón para aspirar a lo más alto. Ahí cerca se quedan otros como Bauke Mollema (ha anunciado que la próxima temporada correra en Trek), Jurgen Van den Broeck o Rui Costa, gente con experiencia que puede luchar por el pódium o por estar cerca. Y, por supuesto, por aquí seguiremos confiando en que un Mikel Nieve más suelto y un Haimar Zubeldia que siempre suele ir a más, acaben acercándose más a la cabeza y dándonos una alegría. Por cierto, que, sin hacer ruido, el veterano ganador de la Vuelta a España y a quien le costó encontrar equipo hasta que le acogió el Lampre de Rui Costa, Chris Horner, ya anda en el puesto 17º aunque a siete minutos y medio del italiano Nibali. 
Hoy se llega a Oyonnax en una semana en la que Chamrousse y Risoul aspiran a ir definiendo la clasificación final. Lo contaremos aquí, donde también seguimos con atención lo que iba ocurriendo en otros sitios como Portugal, Austria o China, donde se siguen corriendo carreras que no pueden acaparar más atención con toda la que se llevan los corredores del Tour. En especial, estamos siguiendo la exótica carrera del Tour del Lago Qinghai donde, hoy mismo, el líder Ilya Davidenok, del Astaná Continental, ha reforzado su liderato al ganar a Grega Bole y Mykhaylo Kononenko en la décima etapa. Allí están los hombres de Gorka Gerrikagoitia, pero no han podido asomar la cabeza mucho en una carrera con unas características muy especiales y con una participación relativamente competitiva. Aún así, Jon Aberasturi no deja de luchar en los esprints y ya ha agarrado un buen puñado de puestos. También Miguel Mínguez se dejó ver. En el Tour de Austria el vencedor final fue Peter Kennaugh, quien no se dejó sorprender por un Javier Moreno del Movistar que, con su segundo puesto, repitió el que había conseguido Juanjo Lobato para el mismo equipo en la segunda y en la cuarta etapa, en ambas, le ganó Oscar Gatto por velocidad. Quien si ganó para el equipo de Eusebio Unzué, por cierto, fue el hermano de, un Dayer Quintana que se llevó una etapa de montaña y fue segundo en otra por detrás del veterano Evgeny Petrov, dejando ver que no va a ser solo el hermano de Nairo. 
Lo dejó aquí. 
Cuelgo una foto de la épica etapa de Arenberg que he encontrado en google images pero que parece provenir de la página bradenton.com, y se acabó el momento mañanero para escribir. Por ahora.

viernes, 4 de julio de 2014

Armindo Fonseca



Ya lo tenemos aquí. Mañana, una nueva edición. Una edición un tanto rara para algunos aficionados, la primera sin camisetas naranjas tras muchos años de ver a la fauna de Kukuxumusu montar en bici. Pero también habrá otras razones para que este Tour sea distinto: una sola contrarreloj, salir desde una isla, el pavés, el muro de Gérardmer...

Sobre el papel el recorrido parece un tanto escogido e inusual. Sorprende que no haya ni prólogo ni contrarreloj por equipos, por no haber, apenas hay kilómetros contra el reloj. Solo una etapa, la penúltima, verá a los corredores enfrentarse en esta disciplina. Son seis finales en alto, que tampoco son tantos, y con finales no tan populares como en otras ocasiones. Aún así, se volverá a Hautacam, donde Bjarne Riis dio una exhibición y Javier Otxoa dejó su nombre para la historia. Se subirá el Peyresourde, Val Louron o Tourmalet, cimas históricas, y Chamrousse, Risoul y La Planche des Belles Filles serán protagonistas en esta edición. En 2001, Chamrousse fue el escenario donde se exhibió un Lance Armstrong pletórico en la cronoescalada. Risoul lo subirán por primera vez y en La Planche des Belles Filles ya ganó Chris Froome en 2012. 

Además de esto, destaca el pavés de Arenberg en la quinta etapa, que puede acabar con las ilusiones de muchos y al llamado muro de Gérardmer que cerrará la octava etapa con una cuesta de poco menos de dos kilómetros con una pendiente media de más del 10%. Habrá más. Sobre todo, porque todo depende de los ciclistas. Ellos hacen duras las etapas, llueva o haga sol, y ellos harán más o menos disputado este Tour de 2014 donde todo el mundo parece apostar por uno de estos dos hombres, Chris Froome o Alberto Contador. 

Contador dice que llega fuerte, como en 2009, pero que no sabe si será suficiente para ganar a un Froome al que los expertos no ven tan fuerte como la temporada pasada. El tercero en discordia podría ser un Alejandro Valverde que se paseó en los campeonatos de España y que ha dicho que no le tiene miedo a esta prueba. Junto a ellos, un buen puñado de pretendientes, desde veteranos como Joaquim Rodríguez o Jurgen Van den Broeck, hasta jóvenes candidatos como Andrew Talansky o Tejay Van Garderen. Vayamos equipo por equipo:

Sky, ya sabemos, viene con una apuesta segura, la de Chris Froome, y para ello, le ha puesto una guarda pretoriana de aúpa, de las que podría incluso apuntarse a la lucha final: Geraint Thomas, Vassil Kiriyenka, Mikel Nieve, David López, Richie Porte...
En Movistar, Alejandro Valverde es el jefe y para ayudarle, tendrá a la sección vasca, con Ion Izagirre, reciente campeón de España y un renqueante Beñat Itxausti, además de al veterano francés John Gadret.
Katusha contará con un Joaquim Rodríguez al que su retirada prematura del Giro le llena de dudas. Junto a él, pistoleros y aventureros como Yury Trofimov, Simon Spilak... Más Alexander Kristoff para las volattas.
Alberto Contador es Tinkoff, por supuesto, y Rafal Majka, Nicholas Roche y Michael Rogers serán sus escoltas, con más trabajo que nunca tras la pérdida de Roman Kreuzinger.
En Astaná confían en Vincenzo Nibali, como no podía ser de otra manera. Lieuwe Westra, Tanel Kangert, Michelle Scarponi y Jakob Fuglsang son un buen ejército. 
Sin un hombre fuerte para la general, Elia Viviani para los esprint, Alessandro de Marchi para las alturas y Peter Sagan para todo parecen los hombres fuertes del Cannondale.
Bauke Mollema será la apuesta de un Belkin que tiene a más luchadores como Laurens ten Dam, Lars Boom o Sep Vanmarcke. 
Omega Pharma tiene candidatos para todo. Mark Cavendish será el gran favorito para las planas, Michal Kwiatkowski será una carta a tener en cuenta para la general y Tony Martin puede rodar si es que no puede contrarrelojear. 
Ag2r apuesta a lo seguro, veteranos y promesas que ya han dado resultados con galopadas épicas, gente como Jean Christophe Peraud, Christophe Riblon, Blel Kadri o Matteo Montaguti. 
Garmin le dará la alternativa a Andrew Talansky, la gran promesa americana para resarcirse de los sinsabores post-Armstrong. Ramunas Navardauskas y Tom Jelte Slagter también le pueden dar alegrías a los americanos. 
En Giant-Shimano, no puede haber mayor apuesta que los esprints apretados, teniendo a gente como Marcel Kittel o John Degenkolb, aunque Tom Dumoulin es exigente y ambicioso y, además, serán protagonistas por hacer debutar en el Tour de Francia al primer chino, Ji Cheng. 
En el Lampre, Rui Costa tendrá la oportunidad de crecer y no son pocos los que creen que puede ir más lejos que Suiza. En la montaña, un silencioso Chris Horner, José Serpa y Rafael Valls le pueden echar una mano. 
Finalmente, FDJ lo apostó todo a Arnaud Demaré y Thibaut Pinot, y ellos dos serán los responsables del éxito o del fracaso del equipo francés. 
En el Lotto, cubrirán a Andre Greipel con Greg Henderson y a Jurgen Van den Broeck con Bart de Clerq para buscar el éxito de ambos. 
El BMC apostará por un Tejay Van Garderen que tendrá al colombiano Darwin Atapuma, a Peter Velits o a Amael Moinard como ayudantes. 
Europcar repite cartas: Thomas Voeckler, Pierre Rolland y Cyril Gautier. 
En el Trek, Andy Schleck ha dicho que él solo viene para ayudar a su hermano Franck Schleck y a... Haimar Zubeldia. Estaría cojonudo ver al de Usurbil, a sus 37 años, volviendo a ser jefe de filas. Y, por cierto, el ex Euskadi bate récords con su decimotercera participación en el Tour superando a José Vicente García Acosta, alias "Chente" y al propio Miguel Indurain. Además de ellos tres, por supuesto, en el Trek estará Fabian Cancellara. 
El Cofidis hablará este año español con Egoitz García, Luis Ángel Maté y Daniel Navarro. 
Orica GreenEdge parece que apostará por las aventuras y las escapadas, y, sobre todo, jugando las cartas de Simon Gerrans y Michael Albasini. 
Los suizos de IAM Cycling debutan en el Tour y lo hacen con un puñado de corredores que entienden de ciclismo por sabios y por viejos: Sylvain Chavanel, Jerome Pineau, Marti Elmiger, Heinrich Haussler, Mathias Frank....
En el NetApp todos son debutantes, pero no les falta ni carácter ni talento. Si no, atento a lo que pueden hacer gente como Leopold Konig, Jan Barta, Bartosz Huzarski, Tiago Machado...
Y, por último, los modestos franceses del Bretagne-Séché Environment que tendrán como valores a jóvenes como Anthony Delaplace, veteranos como Romain Feillu o a alguien que ya ha ganado este año como Armindo Fonseca (en La Mayenne, tampoco gran cosa, pero tiene apenas 25 años). Y, por ser el último que nombro en el resumen, para él va el título.

Todos ellos, como decíamos, decidirán cómo de fuerte y disputado será esta edición del Tour. Todos ellos y otros que no he nombrado. Y, a falta de porras, que ya no hay ni las echo en falta porque era malísimo, podría daros mis favoritos pero no lo voy a hacer. Aunque me resista, eso sí, nunca acabo por saber contenerme del todo, con lo que confió en Egoitz García para llevarse una etapa y en Haimar Zubeldia para quedar entre los diez primeros, por eso de que son de aquí y aprecio su carrera, pero que creo que ganará Chris Froome, o no, espera Alberto Contador, aunque Andrew Talansky, pero Alejandro Valverde... Que no, que no valgo. Que gane el mejor y que lo disfrutemos. Ya iremos hablando.