jueves, 25 de septiembre de 2014

Bostjan Nachbar



Curiosa entrevista la que publicaba hoy la edición de papel del diario Mundo Deportivo. Parecía que el periodista que firmaba la entrevista, José Ignacio Hughet, sabía por dónde quería que fuera ésta, porque, no solo han descubierto una faceta oculta de Bostjan Nachbar, sino que ha insistido e indagado hasta conseguir hablar más del universo que del baloncesto. 
El títular, de hecho, lo dejaba claro: "Unos van al cine, yo leo sobre el universo". La foto, con un Nachbar sereno y de mirada profunda, hacía el resto. 
Las palabras de Nachbar han conseguido que me acuerde de aquellas otras que algún día le escuche a John Amaechi poco después de que hiciera pública su opción sexual. No recuerdo las palabras exactas, pero Amaechi decía algo así como que lamentaría que solo se le recordara por ser capaz de meter, con más o menos habilidad, un balón por un aro. Algo parecido dice en la entrevista Nachbar cuando afirma que "el basket se lleva la mayor parte de mi tiempo, obviamente, pero soy consciente de que sólo es un juego. Hay otras cosas mucho más serias en la vida que el basket." A continuación, eso sí, el esloveno reconoce que tiene mucho respeto por el baloncesto y por lo que le ha dado. 
Al fin y al cabo, este alero de 34 años y 2'06 metros lleva muchos años de carrera y, probablemente, vivirá de ella el resto de sus días. Empezó en su país hasta llegar al equipo más laureado del mismo, el Olimpia de Ljubljana, con el que comenzó a despuntar, lo que le sirvió para firmar con el Benetton de Treviso italiano. En Italia estuvo dos años y, en la segunda, todo fueron triunfos hasta las semifinales de la Euroliga donde los de Bolonia les cortaron las alas. Nachbar aprovechó la oportunidad para empezar la aventura norteamericana, aventura que le llevaría a los Rockets, los Hornets y los Nets durante seis temporadas, con más de 300 partidos y medias de más de 7 puntos y casi 3 rebotes por partido. En 2008 decidió volver a Europa y aprovechó el currículo norteamericano para firmar por el Dynamo de Moscú y por el Efes Pilsen. Ninguno de esos años fueron buenos pero se resarció cuando, después de regresar brevemente a Rusia para jugar en el Unics Kazan, firmó por los alemanas del Brose Baskets con los que consiguió medias de 16'1 puntos, 4'8 rebotes y 2'2 asistencias por partido, además de títulos. Eso le valió su fichaje por el FC Barcelona. Firmó una liga un tanto irregular, pero acabó fuerte y levantando varias copas. Este año repite a las órdenes de Xavier Pascual, al que ha convencido con su serenidad y su capacidad de liderazgo cabal y reposado. 
Pero, como decíamos, el esloveno tiene otras preocupaciones e inquietudes en su vida, además del baloncesto, y parece que la más importante es la divulgación y la ciencia. Como confiesa en la entrevista, ya no le dará tiempo a convertirse en un astrofísico, pero cada día investiga por su cuenta, lee e intenta aprender sobre el funcionamiento y los secretos del universo. De hecho, tiene un programa de radio en Eslovenia junto a un amigo y confiesa que no les falta reconocimiento. Quizás todo esto sorprenda, pero lo que no sorprende, es que Nachbar diga que, en su profesión, no tiene muchos compañeros con los que compartir estas inquietudes, más allá de su afición por la seríe Star Wars, de la que es aficionado pero no fanático. 
No solo por esta afición tan alejada del baloncesto se ha convertido Nachbar en un personaje reconocido más allá de su profesión. Hace muy poco, su trabajo para UNICEF Eslovenia se convirtió en un acontecimiento casi viral cuando otros jugadores como Dirk Nowitzki o John Amaechi se hicieron eco del vídeo en el que se resumía su experiencia con niños en el Chad. De esto también se habla en una entrevista que se queda corta. 
Por supuesto, como casi sucede con cualquier jugador que parece alejarse de los estereotipos habituales en el mundo profesional de cualquier deporte, Bostjan Nachbar es también un gran aficionado a la música. En este caso, a Hughet sí que se le quedó corta la entrevista porque, a poco más, y no le da para preguntarle por ello. Apenas le pide que elija una canción y Nachbar responde que cualquiera de Pearl Jam y, por decir una, dice una de las antiguas, popular, pero de 1991, "Alive", que se encontraba en la cara B de su disco Once.
No sé, de verdad, por qué celebramos encontrarnos con deportistas que parecen alejarse del patrón de los tatuajes, los selfies, el flamenquito pop y las camisetas ceñidas. Digo yo que en el deporte profesional ocurrirá como en el trabajo de oficina, en la albañilería y en la educación superior, que hay de todo, como en un supermercado chino. Sin embargo, no deja de sorprendernos cuando escuchamos que un esloveno que juega al baloncesto en Barcelona es aficionado a la astrofísica. O no dejo de sorprenderme yo, que soy el gilipollas que ha escrito la entrada, para qué vamos a escudarnos en la primera persona del plural. No sé por qué, pero lo leí, y me apetició contarlo. No sé por qué. 
Se expande el universo, es cóncavo o convexo. Quiénes somos, de dónde venimos. A dónde vamos. 
No sé por qué.

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