Podemos empezar con una introducción sesuda sobre el equilibrio entre sentimiento y negocio cuando hablamos de deporte profesional. Podemos, pero no lo haremos. Vayamos a lo superficial e inmediato: el cierre del mercado NBA y la locura que se ha desatado en unas pocas horas. Pongámoslo en fila india y con retruécano:
Regresos inesperados y sorprendentes: ocho años después, Kevin Garnett vuelve al frío de Minnesota. Al mismo tiempo, Tayshaun Prince regresa a unos Detroit Pistons que no se parecen en nada a los que él conoció.
Extranjeros haciendo turismo: a sus casi 38 años, a Pablo Prigioni le mandan de viaje. Deja atrás New York y se va a una ciudad tan dispar como Houston. A cambio, los de la costa este reciben a un ruso, Alexey Shved, que va a conocer su cuarta ciudad en tres años: Minneapolis, Philadelphia, Houston y ahora New York. Sinceramente, estos dos traspasos me suenan a regreso al viejo continente cuando llegue el verano. Más, los Celtics de Brad Stevens se europeizan con la llegada de un italiano, Luigi Datome, y un sueco, Jonas Jerebko, que cambian Detroit por Boston. También se va de viaje Enes Kanter, el prometedor turco que deja atrás Salt Lake City para conocer Oklahoma. Por último, dos hermanos, los eslovenos Goran y Zoran Dragic, dejan Arizona y los Phoenix Suns para marchar a Miami, en uno de los traspasos más sonados.
Equipos que mutan a mitad de temporada: traspasan a su segundo mejor anotador, Goran Dragic, a su hermano, a Tyler Ennis, a Miles Plumlee, a Isaiah Thomas. Reciben a Brandon Knight, Marcus Thornton, Danny Granger, Justin Hamilton y John Salmons. Jeff Hornacek tiene un equipo nuevo y apenas han cubierto la mitad de la temporada. Menos mal que llevaban balance positivo y ocupan puesto de playoff en el Oeste.
Entrenadores y jugadores: George Karl recupera a un Andre Miller al que ya le dio la batuta de sus Denver Nuggets y ahora le ofrece la de los Kings a sus 38 años.
Españoles por el mundo: Víctor Claver abandona el infierno de Portland y buscará más oportunidades en el paraíso de Denver, con unos Nuggets en los que Brian Shaw sigue intentando reformar el equipo a impulsos que, a veces, parecen desesperados.
Jugadores de peso y no por la báscula: Michael Carter-Williams, JaVale McGee, Arron Afflalo, Thaddeus Young, Reggie Jackson... y los ya mencionados Danny Granger, Goran Dragic, Brandon Knight o Kevin Garnett. Nombres importantes, cromos que de estar repetidos se pueden cambiar bien caros. Todos ellos han sorprendido, aunque hubiera rumores, convirtiéndose en protagonistas de un mercado en el filo.
En resumen, equipos recomponiendo su banquillo, reforzando su defensa, cambiando la dirección. Algunos mirando hacia el futuro, traspasando contratos con cláusulas que podían reconvertir a los jugadores en problemas financieros. Traspasos que, a menudo, incluyen jugadores que aún no lo son, prospecciones a ciegas, pisos sobre plano. La NBA.
Podemos terminar con un epílogo reflexivo, reiterando lo que ya dijimos en la sesuda introducción que nunca hicimos. Pero no lo haremos. Nos quedaremos en esto, en ir contando lo que hemos ido leyendo, aunque no sepamos muy bien por qué o para qué.
El titular para Tyler Ennis porque el canadiense ya fue una estrella de la NCAA con Syracuse y ahora tiene a su hermano Dylan intentándose abrir hueco en Villanova. Por nada más.
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