Igor Angulo nació en Bilbao hace 33 años. Es un extremo izquierdo que llegó a ser internacional sub 20 y sub 21, uno de los jugadores más prometedores de Lezama. Era alto para jugar por banda (1.81), lo hacía por la izquierda y llegó a Lezama proveniente de la reputada escuela del Danok Bat. Se hizo todos los pasos que hay que seguir en Lezama: infantil a, infantil b, cadete preferente, cadete liga vasca, juvenil nacional y juvenil de división de honor. Todo lo que hay que hacer hasta llegar al Baskonia. Incluso, antes de debutar en el Bilbao Athletic, lo hizo en el primer equipo. Fue de la mano de Jupp Heynckes, en 2003, en Vigo, donde perdieron. El equipo acabaría en la séptima posición y Angulo no jugó más que el partido de su debut. La temporada siguiente, la 2003-2004, la primera de Ernesto Valverde la pasó en el Bilbao Athletic. Jugó 30 partidos y marcó 9 goles. Una nueva oportunidad le llegaría en la siguiente temporada, la 2004-2005, en la que Valverde le utilizó hasta en tres partidos. Tenía 20 años. El equipo acabó en 9º posición. Ya no siguió en la temporada siguiente, la que empezó José Luis Mendilibar y terminó Javier Clemente. Empezó una serie de cesiones hasta que se desvinculó del club, siempre combinando segunda y segunda división B, fue cedido a la Gimnastic de Tarragona y al Cannes de divisiones inferiores en Francia, luego pasó por el Écija, el Numancia y la Real Unión, su último equipo en la península. Y es que tras no conseguir un contrato en segunda, decidió emprender la aventura y viajar. Fue primero a Chipre y jugó en el Enosis Neon Paralimni de la Primera división chipriota, donde los resultados fueron buenos, marcaron goles y le valió su pase a un país más potente, como Grecia, aunque firmara por un equipo de la segunda división, el GS Apollon Smyrnis. Se quedó a las puertas del ascenso pero su rendimiento le sirvió para subir de categoría. Firmó por el FC Platanias, que entrenaba Georgios Paraschos, un entrenador histórico que los ha entrenado prácticamente a todos (Iraklis, PAOK, OFI, Panionios, Levadiakos, APOEL...), en la primera división griega. Quedarían 9º, sin pasar apuros para mantenerse, y no muy lejos, a cinco puntos, de Europa. Marcó 8 goles en 23 partidos y decidió comenzar una nueva experiencia. Esta vez, se fue a Polonia, a empezar, de nuevo, desde la segunda división. Pero, en esta ocasión, con éxito absoluto. En el Gornik Zabrze, en su primera temporada, se convirtió en el máximo goleador de la segunda división polaca (la Liga I): 17 goles que sirvieron para conseguir el ansiado ascenso. Incluso, sus logros llegaron hasta casa cuando logró marcar 4 goles en un 6-1 ante el Chojniczanka.
El Gornik Zabrze juega en el Ernest Pohl Stadium, un terreno con capacidad para unos 25000 espectadores. Pohl es uno de sus jugadores históricos. En los últimos años, los de Zabrze se han acostumbrado a ascender y descender, a no poder hacerle sombra al Legia Varsovia, el Lech Poznan o el Wisla Cracovia, pero, desde una perspectiva histórica, son uno de los equipos más importantes del fútbol polaco. Su preeminencia en los años 60 y 80 le ha mantenido, aún hoy en día, como el equipo de fútbol polaco con más títulos de Liga. Llegaron, incluso, en los 70 a ser finalistas de la Copa de la UEFA. Ahora, entrenados por el joven (44 años) Marcin Brosz, han conseguido un nuevo ascenso y aspiran, como se suele decir, a reverdecer aquellos viejos laureles. Y han empezado bien, ya que, en los tres primeros partidos, han encajado una derrota, pero han conseguido dos victorias, la última de ella ante el potente Wisla Cracovia. Eso les ha llevado a estar en los puestos de cabeza y eso ha encumbrado a un Igor Angulo que ha hecho un debut en la máxima categoría polaca simplemente espectacular. Se ha convertido en el líder del Gornik Zabrze y lleva nada más y nada menos que 6 goles en 3 partidos, los tres últimos, todos los que necesitaron para derrotar al Wisla Cracovia en el último partido: uno de tiro cruzado desde dentro del área, otro de cabeza en un córner y el tercero tras una buena galopada desde la banda y con mucha sangre fría. A sus 33 años, el bilbaíno está viviendo una época de gloria. La afición de su equipo le adora y sus compañeros le siguen. Tendrán rivales fuertes, aunque alguno no haya empezado bien, para luchar por el título, como el Lech Poznan de Nenad Bjelica, Korona Kielce de Gino Lettieri, el Slask Wroclaw de Jan Urban o el Wisla Cracovia del español Kiko Ramírez. Hay más españoles en la Ekstraklasa, Dani Abalo, Gerard Badía, Sito Riera, Álvaro Rey, Rubén Jurado, Julián Cuesta, Dani Suárez, Fran Vélez, pero, por ahora, Igor Angulo está reluciendo más que ninguno de ellos.
No es una gran noticia hablar de jugadores nacionales que emigran. Tampoco lo es decir que tienen éxito. Ni tan siquiera es raro que un jugador que prometía con 19 años, encuentre, finalmente, el éxito ya pasados los 30. Sin embargo, lo hemos contado aquí, porque nos hemos dejado llevar por lo personal. Al fin y al cabo, Igor Angulo era uno de esos jugadores que, cuando nosotros aún éramos apasionados aficionados, nos elevaban la ilusión y la esperanza. Sobre todo para un club como el Athletic Club que vive de eso: de esa ilusión, por muy inflada que esté a veces o por muy débil que sea. Me alegra verle disfrutar así y ahora. Aunque no sea de rojiblanco.
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