Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
miércoles, 1 de septiembre de 2010
María Angustias Velasco
Primero fue la hija del carpintero, Juani, la que mandó una carta a Unipublic para hablarles de La Pandera. Jaén quería que la Vuelta conociera aquellas montañas. Y lo hicieron: cuatro ascensiones y cuatro ganadores, Roberto Heras, Alejandro Valverde, Andrey Kashechkin y Damiano Cunego. Pero el pueblo de Valdepeñas aún seguía escorado. Así que el siguiente paso lo dio María Angustias Velasco, la hija del boticario y diputada de deportes de Jaén. Ella volvió a escribir a Unipublic, esta vez para hablarles de la cuesta de las Farjas.
Y también la hicieron caso. Para regocijo finalmente del pueblo de Valdepeñas y de todos los aficionados al ciclismo.
Reconozco que me perdí la etapa. Cuando faltaban 25 kilómetros, y aún no habían empezado a subir el puerto de segunda, me tuve que marchar a la capital. Mientras Joaquim Rodríguez abusaba de su musculatura, yo debía estar en la fnac bostezando y evitando mirar las baldas con atención porque no está el presupuesto para caprichos.
No sabía nada hasta que tomando un zurito en el barrio pregunté, "por cierto, ¿quién ha ganado en la Vuelta?" Y me puse nervioso con la noticia. No fue un subidón como en otras ocasiones. Aún recuerdo la cara de asombro de algunos cuando me tenían al lado mientras Roberto Laiseka daba bandazos en Abantos, por no hablar de aquel bar de Sopelana donde debieron darnos por locos cuando el mismo protagonista adelantaba corredores sin parar camino de la cima de Luz Ardiden. Hasta en el bar del barrio, cuando acaba de mudarme, acabaron por reírse al oírme gritar viendo a Mikel Astarloza boquear de asombro en la cima de Bourg St. Maurice. No fue lo mismo, quizás porque fue en diferido, pero me puse nervioso. Mensaje a Francia y me lo confirman, y me pinchan: más vale que veas la etapa por internet cuando llegues a casa.
Y lo hice. Igor Antón es un corredor especial. A camino entre el viejo y el nuevo ciclismo, sea lo que sea eso. Sonriente, frágil, de ojos inquietos y nerviosos. Siempre ha dado la sensación de que tenía piernas de ciclista himalayista. Sus victorias son de relumbrón, y con un poco de suerte, todavía le queda sacar lustre a unas pocas más. Es la esperanza presente de un ciclismo vasco que sigue necesitando redescubrir a sus viejas glorias con nuevas que las superen.
Gómez Peña en el Correo y sobre todo un J.A. Gutiérrez emocionado en el As (Valdepeñas, como confiesa, es un rincón sentimental de su vida personal) se han hecho eco de esas historias escondidas que encierran tanto el ciclismo como los escenarios donde se escriben las hazañas. Ellos han contado en sus crónicas las historias de Juani y de María Angustias. A los aficionados, solo nos queda agradecérles a los valdepeñeros que mantengan una cuesta donde será jodido subir todos los días con las bolsas de la compra, pero nosotros, hemos descubierto una clásica belga, como decía Gutiérrez, en plena Sierra de la Pandera. Y es para celebrarlo. La Vuelta, por ahora, promete.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Este comentario lo debería hacer ne la entrada de Roko Leni Ukic, pero bueno, para que la leas.
Ha llegado a Lyon un griego que se llama Apostolos. Hablábamos de las ciudades vascas cuando llega el turno de Vitoria. ¿Cómo? Vitoria, ¿conoces?, ¿Vito...?, sí Vitoria... ahhh dice Tau... Basket!!! y yo, sí claro. Tau Baskonia, conoces? Claro, soy griego. Claro es verdad, eres griego!?!?!??!?!, y sigo, ¿de qué equipo eres? Me dice... del AEK. No me jodas, pensé yo. Se acabó la consersación.
Luego pensando le debería de haber recordado aquel partido que tuvieron que repetir por una canasta infame del AEK fuera de tiempo. Menos mña que luego volvió a ganar el TAU, ¿no?
Pues eso.
Saludos
Sí, les metieron al final un 0-3 en semifinales. Sí, el AEK tenía un buen equipo, Kutluay, Stefanov, Dikoudis, Muursepp, Betts, Kakiouzis, pero ni con esas. Le podías hablar de Fotis Katsikaris. Empezó allí de segundo de Ivkovic y de Sakota y luego fue primero. No sé si te acuerdas de la final de la Euroliga del 97, la de Barcelona, aquel 58-44, le ganó la Kinder de Danilovic, Sconochini, Nesterovic, Abbio, Savic, Binelli, Morandotti, Rigaudeau, John Amaechi, Frosini y Messina. Con el AEK jugaba José Lasa, ahora un importante abogado. Ramón Rivas y Andrew Betts también jugaron ahí. ¡Hasta Kurt Rambis!, que si no me equivoco, fue a Atenas antes de ir a los Lakers.
Pero si quieres tocarle las pelotas, claro, háblale de Randic, o Rancic, o como fuera aquel árbitro y el juez de mesa israelí que dieron la canasta por válida.
Publicar un comentario