miércoles, 27 de marzo de 2013

Milovan Rakovic



El serbio de Uzice es duda para esta noche. También lo era Roger Grimau. Los jugadores del Bilbao Basket deben estar ansiosos por salir ya a la cancha. Están a un solo paso de jugar su primera final europea con la camiseta vizcaína. Todo parece favorable y ya hay gente buscando en el mapa Charleroi.
Fotis Katsikaris se ha afanado esta semana por mantener la calma y la concentración. Este mismo fin de semana, en Manresa, el equipo demostró lo que puede ocurrir si tienes la cabeza en otro sitio. Estar en Bilbao pensando en Charleroi supondría regresar a Manresa, y tanto trasbordo no es bueno para la salud. Otros jugadores, los veteranos, también se han empeñado en trasladar el mismo mensaje: sueños, distancias que se acortan, la afición, concentración... Los mensajes han sido muy parecidos. Lo siento, pero no sé qué habrán estado diciendo por Kiev.
El caso es que en Bilbao parece que no quieren repetir errores. Han estado cerca, han disputado una final de la liga ACB, y, como quien dice, el equipo es aún un bebé que anda aprendiendo a caminar erguido. Una final europea no se alcanza todos los días y, menos aún, con aspiraciones de victoria, por mucho respeto que se le tenga al Lokomotiv Kuban. Nunca han de despreciarse los valores del rival, y los rusos tienen mucho, pero, cuando menos, son un rival al mismo nivel que los bilbaínos y ambos deberían partir en igualdad. Luego hablamos de eso.
Antes, lo que ocurrirá esta noche. Y lo que ocurrirá no podemos saberlo, pero sabemos que los jugadores ucranianos llegarán a Bilbao sin ganas de dar la eliminatoria por perdida. Diez puntos en contra, la ventaja que consiguió el Bilbao Basket en Ucrania, son muchos puntos, pero, en el mundo del baloncesto, se han dado suficientes ejemplos como para creer que todo es posible. El letón Ainars Bagatskis volverá a confiar en sus mejores hombres, con Malcolm Delaney a la cabeza, para intentar la épica. Esta misma semana, algún periódico vizcaíno se hacía eco de la historia del escolta de Virginia Tech. Un jugador con una enorme ética de trabajo, muy exigente consigo mismo, con mucho carácter, que en el partido de ida superó su récord personal y se marchó hasta los 38 puntos. Un escolta pequeño para la NBA, rápido, habilidoso y con buen tiro, que probablemente, si no consigue una oportunidad en la liga profesional americana, acabe por tener una larga y fructífera carrera en Europa. Él será la principal arma de los ucranianos, pero su compatriota Leo Lyons, el espigado juego interior de los ucranianos y otros tiradores que estuvieron más grises en el partido de ida, como Rihards Kuksiks y Dainius Salenga aún sueñan con ponerle un nudo en la garganta y destrozar las aspiraciones de unos bilbaínos que, en los últimos meses, arrastran un currículo de bajas y problemas físicos que haría sudar a cualquier empleado médico. Seguro que todos intentan estar a disposición de Katsikaris y seguro que todos aportan el máximo de su rendimiento. Todo eso, a partir de las ocho en el Bilbao Arena, con el llamado efecto Miribilla intentando aportar lo suficiente para conseguir el sueño de jugar una final europea.
Mientras tanto, como ya hemos mencionado antes, el Lokomotiv Kuban ya espera al vencedor de esta segunda semifinal. Los rusos ya tienen billete para Bélgica y lo consiguieron en Rusia a pesar de perder contra los hombres de Velimir Perasovic. El Valencia perdió la eliminatoria en su casa cuando se dejó sorprender por un viejo conocido de la ACB, Simas Jasaitis, quien, con un 7 de 10 en triples, hundió a los taronja. Remontaron cinco de esos diez puntos en Rusia, pero no fue suficiente, y no jugarán otra final continental (para ellos no habría sido la primera).
El equipo de Krasnodar tiene una larga historia, pero pocos títulos. Consiguieron la copa rusa hace como doce años, pero el equipo ha ido creciendo a pasos agigantados (y a base de inyecciones de dinero) y, ahora mismo, cuentan con una plantilla potentísima y bien dirigida que no desmerece para nada la que puedan encontrarse como rival en Charleroi.
Evgeny Pashutin se retiró hace menos de diez años y, desde entonces, lleva una carrera fulgurante como entrenador. Empezó en la cantera del CSKA, el último equipo que le vio como jugador profesional, y llegó a ser asistente del entrenador del primer equipo antes de aceptar la oferta Spartak San Petersburgo para pasar él a ser el entrenador principal. Después, regresó al CSKA, aunque no duró mucho, se marchó al UNICS Kazan y desde este año encabeza el proyecto del Lokomotiv Kuban donde le echan una mano su hermano Zhakar Pashutin y los serbios Sasa Grujic e Ivan Jeremic, este último, toda una institución en el puesto de asistente donde ya colaboró, durante años, con Dusan Ivkovic, por ejemplo.
En manos de todos estos se encuentran varios viejos conocidos de la Liga ACB que aceptaron los encantos del dinero ruso para embarcarse en esta aventura que ahora se confirma como una buena decisión. Cuentan con tres americanos: Derrick Brown, jugador exterior que en su última temporada con los Charlotte Bobcats jugó 65 partidos con una media de más de 8 puntos en cada uno de ellos, un cañonero que ya dejó buen sabor de boca en Donostia, Jimmy Baron, y todo un veterano de las ligas europeas a sus 27 años, Richard Hendrix, al que en España vimos en Granada. Los nacionales se reparten entre veteranos ya curtidos en mil batallas, como el pivot Alexey Savrasenko, Valeriy Likhodey o Sergey Bykov, internacional con la selección rusa absoluta, y un auténtico tirador capaz de las mejores rachas, y jóvenes aspirantes como Maksim Grigoryev, Andreiy Zubkov y Maksim Sheleketo. Si con todos estos no fuera suficiente, el equipo le pone la guinda al pastel con dos lituanos de primer orden. La dirección del equipo es cosa de Mantas Kalnietis, base de la selección lituana, con una gran fortaleza física. El otro, que se ventiló él solo al Valencia, es Simas Jasaitis, exjugador de TAU Cerámica y Joventut entre otros, una de esas joyas que parecía que nunca iba a explotar del todo. A sus 31 años, se encuentra cómodo siendo el líder del Lokomotiv. Sus números y sus porcentajes son muy buenos, y su frialdad se ha convertido en temple y su muñeca en un rifle de asalto. Ellos dos y Richard Hendrix suelen formar el quintento inicial junto con otros dos jugadores de amplio historial: Nick Calathes y Aleks Maric. El primero es un escolta nacido en Florida (fue un Gator en sus años universitarios, además) que tiene pasaporte griego, igual que su hermano mayor, Pat Calathes, quien, tras pasar por Grecia (creo, si no me equivoco, que ambos hermanos coincidieron en el Panathinaikos), juega ahora en el Maccabi Haifa. Calathes empezó su andadura europea en el Panathinaikos donde llegó a ser un jugador importante y ahora también lo es en Krasnodar. El otro, Maric, tiene ya 29 años y dos pasaportes, el australiano y el serbio. Hizo carrera universitaria en Nebraska, pasó por el Granada, destacó en el Partizan de Belgrado, se hizo grande en el Panathinaikos y ahora hace mates para el equipo de Pashutin. Nació en Sydney, tiene buena mano aunque con sus 2'11 juega por dentro. Quiso jugar con la selección absoluta serbia, pero al haberlo hecho en otras categorías con la australiana, no pudo. En 2010 ganó la Euroliga con el Panathinaikos y entró en el mejor equipo de la competición. Ha perdido algo de peso en las rotaciones de Pashutin, pero su juego sigue siendo importante para el equipo. Todos ellos intentarán alzarse con el título de la Eurocup, el que sería el primer título europeo para el conjunto ruso, pero, antes, deberán esperar a ver qué pasa en Bilbao a partir de las ocho para conocer su rival.

LA MAGIA DE LA TECNOLOGÍA: Que me deja volver aquí y seguir escribiendo como si no hubiera pasado un día. Pero pasó. Llegó la hora y a las ocho de la tarde yo aún andaba conduciendo. La primera parte me la escuché por la radio al ritmo de los ratatatatá que desgañitaba el locutor cada vez que el BB se marcaba un triple. Fue un partido fácil. Con Delaney retenido en la frontera, perdido en el desierto, sin Kursiks ni Salenga, bajas, con dos pivots altos pero lentos que no podían con la movilidad de Hervelle, Hamilton y un reivindicativo Samb (nuestro protagonista Rakovic no jugó por precaución), la resistencia de Leo Lyons fue ineficaz. Finalmente, se consiguió lo que tanto se ansió. Después de una competición un tanto dubitativa, con aquel primer partido loco ante el Buducnost, las malas sensaciones después de Riga, la canasta de Vasileaidis ante el Valencia, el cortocircuito final en Ulm, al final, se llega a la final, valga la redundancia. El BB viajará a Charleroi y se enfrentará al Lokomotiv Kuban por el título de la Eurocup. Pashutin vs. Katsikaris, Jasaitis vs. Vasileaidis, Krasnodar vs. Bilbao. Todo esto ocurrirá más pronto de lo que pensamos en la ciudad belga del cómic, la patria de Lucky Luke. Zorionak BBB! 

1 comentario:

achasa dijo...

Pues yo en el mapa no he buscado Charleroi, pero billetes de avión, sí. Y me lo he pensado! Al final me he rajado.
Aupa BB!!
A ver si finalmente viene - mejor dicho, va - el primer título europeo para Vizcaya!