martes, 30 de junio de 2015

Mikel Urrutikoetxea



Hace calor. Te abotarga. Ganas de trabajar, no hay. De ponerse a la fresca y ve volar las moscas, sí. Algo así hice el domingo. Y repetí el lunes. Por eso, llego tarde, pero no quería que pasara más tiempo sin añadir a Mikel Urrutikoetxea, aunque tampoco es que sea un gran honor, a la larga lista de deportistas que van encabezando entradas en este blog. 
Y es que el domingo en Bilbao, el de Zaratamo se coronó (o se atxapeló) en lo más alto de la pelota vasca, para gloria del deporte vizcaíno que convertía aquello en un orgasmo múltiple si recordamos lo que pasó con el fútbol. Si el Bilbao Athletic llevaba 19 años sin jugar en segunda división, la pelota vizcaína llevaba 38 años sin ver cómo un pelotari nacido en este territorio histórico se alzaba con la victoria en el manomanista. Se dice pronto: treinta y ocho años desde que Iñaki Gorostiza lo consiguiera por última vez en 1977. 
Lo hizo, además, en Bilbao, ante su afición, y enfrentándose a Aimar Olaizola, al que Urrutikoetxea siempre ha señalado como un ídolo, compañero de entrenamientos y rival temible, amén de favorito, ya que, para el de Goizueta, ésta era su novena final y podía haber sido su quinto título. Consiguió, y con rotundidad, apagar cualquier sospecha que hubiera porque Mikel Urrutikoetxea había llegado a la final de rebote. Entró en el campeonato en cuartos de final y se deshizo fácilmente de Ion Jaunarena (22-5), pero, en semifinales, cayó derrotado por igual contundencia a manos de Oinatz Bengoetxea (22-7). Sin embargo, el de Leiza se vio obligado a renunciar al último partido por una fractura en el dedo y Urrutikoetxea entró como substituto. Ya lo decía Olaizola II, pero con otros palabras, a mí me podéis decir misa que llevo mucho en esto y sé que no hay rival fácil por mucho que llegue de suplente y así fue. Punto; aunque yo no haya puesto ninguno en la frase anterior.
Dicen las crónicas y los expertos que Urrutikoetxea y Olaizola II jugaron un partido de los que hacen afición. Su doble pared para amarrar el triunfo ha sido bien glosada y las rachas que dirigieron el partido fueron propias de dos pelotaris que no estaban dispuestos a dejar pasar esta oportunidad. Los mismos expertos insisten ahora en que ellos ya lo advirtieron, que el de Zaratamo ya apuntaba maneras y todos lo proponían como candidato a acabar con la hegemonía de los Olaizola II y Juan Martínez de Irujo. Los buenos aficionados esperan eso, que surjan nuevos talentos que se lo pongan más difícil a los dos dominadores hasta ahora. 
Urrutikoetxea se lo ha tomado con calma. En la cancha y en las entrevistas, ésa es la impresión que da, la de un tío sosegado pero con nervio, que calcula y que parece tener las cosas claras. Los periodistas aprovecharon la oportunidad y se valieron de su sencillez para abrir las entrevistas de después de la final. Todos destacaban lo mismo, que el lunes se levantó a las siete y media de la mañana, como cualquier otro ciudadano, porque tenía cita para ir a hacer la declaración de la renta. Ya lo decía también el otro día Pablo Laso, después de ganar la Euroliga: nada cambia, al día siguiente tienes que llevar a los niños al colegio igualmente. 

Posdata (al frontis): foto tomada, al parecer, del repositorio fotográfico del diario Noticias de Gipuzkoa, o, al parecer, eso es lo que indica el buscador de imágenes de google.

domingo, 28 de junio de 2015

Néstor Salinas



Imposible resistirse. Si por aquí hablamos lo mismo de fútbol que de futbolines, cómo no íbamos a hablar del increíble fin de semana de éxito para el fútbol vizcaíno. Imposible resistirse. 
Por un lado, el Bilbao Athletic, diecinueve años más tarde, regresa a la segunda categoría del fútbol profesional, es decir, a lo que hoy en día llaman la Liga Adelante. Lo hace, además, superando tres eliminatorias, con un equipo que no supera los 22 años de media, y sobreponiéndose a la presión de la veteranía y el fervor del Cádiz y su estadio Ramón de Carranza. Eso ocurrió por la mañana, por la tarde fue el Portugalete el que regresaba a la Segunda división B, al deshacerse por 3-0 del Cayón cántabro y sumándose así a los otros dos clubes vizcaínos que consiguieron el ascenso ayer, el Gernika y el Arenas de Getxo
Es decir, que perdemos uno en el grupo dos de la Segunda división B, porque el Bilbao Athletic jugará el año que viene en una categoría superior, pero ganamos tres, porque Portugalete, Gernika y Arenas acompañarán a Barakaldo, Sestao, Amorebieta y Leioa en la división de bronce. Si el Bilbao Athletic no lo hubiera conseguido serían hasta ocho representantes solo de la provincia de Bizkaia en un grupo que vería casi el 50% de los partidos de la jornada disputándose por equipos de un mismo territorio. No van a ser ocho, pero serán siete, lo que sigue siendo igual de histórico.
Vayamos, por partes. 
Claudio Barragán y parte de los 18.000 espectadores que se dieron cita esta mañana en el Ramón de Carranza creían en la remontada del Cádiz. Un fin de semana antes, en San Mamés, algunos salimos con la sensación de que los chicos de José Ángel Ziganda habían dejado salir vivos a los de amarillo. La ventaja era buena, gracias a los dos goles de Gorka Santamaría, pero todo podía pasar. Y pasó, porque en el minuto 9, el delantero malagueño con pasaporte de Honduras, Jona Mejía, conseguía un gol que no vi porque llegué tarde al bar. La afición apretaba, Fran Machado y Juan Villar corrían con la cuenta, y Álex Remiro parecía muy tranquilo para lo que se le venía encima. Poco a poco, los cachorros consiguieron calmarse y colocarse sobre el campo. Aún así, el Cádiz seguía siendo peligroso, aunque la última de la primera parte la tuvo un Sabin Merino que no supo aprovecharla. La segunda parte fue menos fogosa. El engranaje del Cádiz parecía más atascado y el Bilbao Athletic aceptaba con gusto su papel de sufridor. La defensa resistía, el Cádiz insistía con desesperación y cuando ya se sobrepasaba hasta el tiempo añadido, un balón rechazado llegaba a Néstor Salinas que lo triangulaba para volverlo a recibir solo ante un Oinatz Aulestia al que driblaba para marcar a puerta vacía. 
Conseguían así algo que no había conseguido ninguna otra generación de canteranos desde hace 26 años, cuando, encomandados por Iñaki Sáez, la generación de los Xabi Eskurza, Josu Urrutia, José Ángel Uribarrena, Ángel Vélez "Moska", Asier Garitano... lograron el ascenso a una segunda división en la que se mantendrían durante siete temporadas consecutivas, hasta que en la temporada 95-96, el filial que entrenaba Manolo Sarabia y donde jugaban, entre otros, algunos que acabarían en el primer equipo, como Edu Alonso, Sergio Corino, César Caneda, Felipe Guréndez o el ex entrenador del Eibar, Gaizka Garitano, descendió a la segunda B. Por cierto, en aquella plantilla también jugaban dos que hoy han disfrutado el otro lado de los ascensos y descensos. Por un lado, Imanol Etxebarria, ahora entrenador de Alejandro Remiro y Jon Ander Felipe, quien se quita la espina del descenso. Por otro lado, Jon Ander Pérez Alonso "Bolo", quien jugaba en ese equipo y ahora entrena a un Arenas de Getxo al que ha devuelto a segunda b después de muchos años en la tercera división. 
El éxito de la temporada del Bilbao Athletic parece tener muchos nombres, la de todos los jugadores que han disfrutado de este año, incluyendo a los que se fueron porque ascendieron, les cedieron o vendieron o se lesionaron de gravedad, gente como Iñaki Williams, Kepa Arrizabalaga, Mario Barco o Jon Iru. Pero, sobre todo, todo el mundo se pone de acuerdo para celebrar la labor que José Ángel Ziganda lleva haciendo estos últimos cuatro años en el filial bilbaíno. Hasta jugadores que no contaron para él, como Diego Royo, ahora titular en el Arenas de Getxo de Bolo, destacaban, en entrevistas de esta semana, su habilidad para hacer piña y superar la pedagogía técnica que se le supone a todo entrenador. Ziganda ha dejado detalles como el trabajo silencioso, la asunción de las características de este club, su lealtad a la formación (renunció a la participación de Asier Villalibre para que pudiera estudiar para la selectividad) y su insistencia para gestionar los valores fundamentales que crean jugadores de fútbol y equipos de fútbol. Ha conseguido que todos sus jugadores aprecien su tarea y cabe, por ejemplo, destacar, el ejemplo de esta temporada, donde hay ejemplos paradigmáticos como que hoy haya marcado el gol Néstor Salinas, quien no ha sido titular indiscutible, que Urtzi Iriondo lo haya sido durante todo el play-off cuando solo ha jugado catorce partidos en la temporada, que Álex Remiro borrara el recuerdo de Kepa Arrizabalaga, que Gorka Iturraspe fuera el héroe en Murcia cuando apenas ha jugado nueve partidos y ninguno de titular, que Óscar Gil lo haya sido hoy cuando no lo había sido en todo el play-off... Vamos, que todos los jugadores han estado enchufados porque, cuando no era el protagonista Sabin Merino, lo era Gorka Santamaría, cuando no se exhibía por la derecha Iñigo Lekue era porque lo hacía Markel Etxebarria, cuando no creaba Mikel Vesga era porque lo hacía Martín Bengoa, cuando no centraba Jurgi Oteo lo hacía Aitor Seguín, y si primero lo jugaba todo Mikel Juaristi, luego lo hacía Unai Bilbao. Jugadores que sabían que formaban parte de un colectivo que sobre el campo primaba la posesión de balón, creían en sus posibilidades y confiaban en la puntería de sus delanteros. Pudieron acabar primeros de grupo pero David Mainz empató para el Huesca a falta de un par de minutos para el final, sufrieron contra el Villanovense, incluso más contra el UCAM Murcia y resistieron ante el Cádiz en su propia casa. No hay más que palabras de elogio para una generación que tiene la oportunidad de disfrutar de esta alegría y soñar con seguir creciendo. Les queda lo más difícil, el paso definitivo hacia el profesionalismo. 
No fue esta la única alegría vizcaína porque la provincia se ha llevado otros tres ascensos. El Arenas de Getxo se ventiló al Logroñés en Gobela, gracias, en parte, a un hat-trick de Jokin Arambarri. El Gernika sostuvo su ventaja en Urbieta y apeó al filial del Osasuna del regreso a la segunda división B. Por último, esta misma tarde, ha sido el Portugalete quien no ha desaprovechado una nueva oportunidad y, esta vez sí, gracias a los goles de dos jugadores veteranos y con currículo, Germán Beltrán y el ex Athletic Carlos Merino, han conseguido llevar la alegría a los aficionados al fútbol jarrilleros. 
No es fácil conseguir cuatro ascensos en un año y es digno de mención. 
Sin embargo, me gustaría terminar con una nota nostálgica y un tanto rebuscada, pero que, igual que no pude resistirme a hablar del fútbol vizcaíno después de este magnífico fin de semana, tampoco puedo evitar que asome dado mi pasión por las combinaciones de rayas coloradas. Y es que hace solo como tres o cuatro días se cumplían tres años del regreso del Barakaldo a la segunda B tras un año de escarnio en la tercera división. Compañeros de afición lo celebraban por las redes sociales, y ahora me alegra ver que algunos de los jugadores que participaron de aquel momento histórico para los socios del Barakaldo, han conseguido este año darles la misma alegría a otros. Y es que el milagroso Txemi Talledo, con aquella mano mágica en Murcia, ha disfrutado ahora debajo de los palos del ascenso del Arenas de Getxo. En el Gernika, estaban Eriz Goiria e Imanol Etxabe, quienes también estuvieron en aquel Barakaldo del ascenso. Uno que estuvo en aquel equipo que ascendio en Águilas el 24 de Junio de 2012 y que hoy no ha podido repetir alegría, fue precisamente el goleador aquel día, Jon Ander Garrido, quien hoy ha defendido los colores del Cádiz y no ha podido evitar el empate victorioso de los bilbaínos. 
Le voy a dar la titularidad de la entrada a Néstor Salinas, pero hoy había más de un candidato a rotularse ahí arriba. Enhorabuena a todos ellos y a toda la afición de esos equipos. Ánimo, también, a los que no lo consiguieron y supieron aceptarlo sin necesidad de ponerse a lanzar botellines al terreno de juego. Primero, hay que saber perder. Segundo, hay que reciclar.

Posdata: foto tomada del periódico elmundo en su versión digital, según aparecía en una búsqueda de imágenes de google.

jueves, 18 de junio de 2015

Dion Smith



Que ya no sé a quién poner ahí arriba. ¡Vaya temporada de alegrías que llevamos en el ciclismo vasco! Ya hablé de las victorias de Pello Bilbao, Omar Fraile... Luego repasamos el gran Giro de Mikel Landa... Hasta hemos comentado el buen trabajo de la Fundación Euskadi y de otros en el pelotón amateur... Repasamos incluso el estreno del Murias Taldea a quienes se les resiste la primera victoria. 
Y tenemos que volver a hablar del ciclismo vasco y volver a hablar bien. 
Bien, qué te voy a decir. Bien. Aunque encabecemos la entrada con un neozelandés, Dion Smith (la foto, cogida de su propia web personal), por darle un toque exótico, tenemos que volver a hablar de los de casa y no nos cansaremos de hacerlo. 
Primero, hablemos del alavés Víctor de la Parte. A sus 28 años, debutó hace cuatro con el Caja Rural, pero ya sabe lo que es emigrar para ganarse el pan. Es un ciclista moderno, contemporáneo, de los que ganan en Europa lo mismo que en Asia. Ha corrido ya en Grecia, Portugal y ahora lo hace en Austria, en el Team Voralberg. En su equipo corren un suizo, Nicolas Winter, un japonés, Akinori Yamamura, franceses, alemanes, austriacos y el esloveno Aldo Ino Ilesic, quien antes de vivir en Austria había hecho carrera en los Estados Unidos. Es el ciclismo moderno. Uno en el que este vitoriano alza los brazos en dos lugares tan distantes como en Luxemburgo y Austria. Hace un mes se impuso en la general final de la Flecha del Sur luxemburguesa por delante de Jasper Ockeloen y Gaetan Bille. No es una carrera cualquiera. La han ganado, entre otros, gente como Geraint Thomas, Boris Shpilevskiy, Andy Schleck, Bradley Wiggins, Bob Jungels, Alex Zulle, Kim Kirchen o Giampaolo Cheula. Ayer, se llevó la primera etapa de la Oberösterreichrundfahrt, una carrera 2.2 que recorre la región de la Alta Austria. Se impuso a Gregor Mühlberger y Kristian Haugaard Jensen y ahora tendrá que defender el primer puesto de la clasificación general para sumar una victoria más en su casillero y, de rebote, otra más en la temporada del pelotón vasco. 
Y el pelotón vasco también se ha hecho moderno, porque, para seguir con el resumen, tenemos que coger un avión y marcharnos a Québec, Canadá, para disputar el Tour de Beauce. Allí se presentó el Caja Rural, dirigido por José Miguel Fernández, con Pello Bilbao, Eduard Prades, Carlos Barbero, Amets Txurruka, Fernando Grijalba, Hugh Carthy y Miguel Ángel Benito. Ya venían de rodar por los Estados Unidos y con éxito. El burgalés Carlos Barbero, formado al abrigo de la Fundación Euskadi, había conseguido añadir otra victoria más al palmarés del equipo navarro tras imponerse al canadiense Michael Woods y a Toms Skujins en la Philadelphia Cycling Classic que había ganado, por dos veces, Kiel Reijnen en las dos ediciones anteriores. Ya en Canadá, Barbero ganó la primera por delante de su compañero Eduard Prades y de Dion Smith, al que le hemos regalado el titular. No serían las únicas victorias del equipo verde. Barbero repitiría en la cuarta etapa al volver a superar a Dion Smith y a Jure Kocjan. De nuevo, hubo más, porque, para ponerle la guinda, Amets Txurruka se llevó la segunda y Pello Bilbao la general final. Cuatro etapas de seis y la general final para el Caja Rural, y las cinco victorias a mano de un burgalés formado en Euskadi, de un valiente escalador de Etxebarria y otra de un gerniqués, dos vizcaínos triunfando en Québec. No es un bagaje como para no considerarlo. 
Más aún cuando, aunque Beauce sea una región de Québec que nos puede sonar a producto lácteo o cualquier otra cosa, y Canadá a un país de hockey sobre hielo más que de ciclistas sobre asfalto, esta carrera no es una competición entre amigos. A Pello Bilbao, le acompañaron en el pódium final Tom Skujins, un prometedor ciclista letón del nuevo equipo de Hincapie que ya sabe lo que es ganar (de hecho, se hizo con el Tour de Beauce el año pasado) y nuestro amigo neozelandés, Dion Smith, compañero de equipo de Skujins. Hablamos, además, de una carrera que han ganado, entre otros, Francisco Mancebo, Ben Day, Rory Sutherland, Svein Tuft, Thomas Brozyna, Levi Leipheimer, Jonathan Vaughters, Henk Vogels o Michael Rogers. Y, ahora, Pello Bilbao, quien, con ésta, ya lleva tres. 
Con todo lo que queda por delante, mirar para atrás y ver ya tantas victorias mencionadas en este blog, da casi vértigo, pero, un vértigo tan agradable como el equilibrio que se necesita para andar en bicicleta mientras levantas los brazos porque pasas el primero por línea de meta.

Andre Iguodala



Se acabaron las finales de la NBA y se llevaron el título para la bahía de San Francisco. Eso sí,  ni Stephen Curry ni LeBron James, se llevó el MVP de las finales Andre Iguodala. A sus 31 años, el escolta de Springfield, antigua estrella de los Sixers que se permitía plantarle mates en los morros a Yao Ming, ha alcanzado el cénit de una carrera que parecía haber ido cayendo en productividad. Seguía siendo reconocido como un gran defensor y un hombre de equipo, y así lo apreció y lo declaró Mike Krzyzewski durante las Olimpiadas de Londres 2012, pero su categoría de hombre franquicia, si alguna vez la tuvo, se había esfumado desde que lo traspasaron a Denver e igual antes. Sin embargo, así se ha convertido en una pieza fundamental del primer título de la NBA en cuarenta años para los Golden State Warriors. Y creo que es algo significativo que comentaré luego.

Pero antes, pisemos el fregao: ¿tanto como para llevarse el MVP de las finales? Pues, no lo sé. No he leído los razonamientos de aquellos que otorgan el título, pero a varios periodistas que sí he leído, les he oído decir que, si se lo daban, era por su sorprendente rendimiento tanto en ataque, como en defensa. Algunos decían que había parado a LeBron James, y si pararle quiere decir que el musculado escolta de los Cavs no se llevó el título, pues tienen razón. 
Ahora, los números, que son fríos y calculadores, y a los estadistas que pululan por el mundo del baloncesto, les encantan, no dejan tan claro el entuerto. 
Andre Iguodala ha promediado, en los seis partidos de las finales, 16 puntos, 5'8 rebotes y 4 asistencias, mientras que su defendido, LeBron James, ha acabado la serie con unos números que se podrían enmarcar. A saber, 35'8 puntos, 13'3 rebotes y 8'8 asistencias por partido, rozando el triple doble en todos los partidos y consiguiéndolo en el segundo y el quinto.

Los títulos individuales no son algo que apreciemos demasiado por este blog, pero los números de James y su rendimiento durante todo el play-off han sido insultantes. Él se ha encargado de dejar claro que lo sabía y que era consciente de ello. En declaraciones que se reprodujeron en todos los medios, pero que yo tomo aquí del Huffington Post a fecha de 15 de Junio de 2015, la estrella de los Cavaliers se quedó a gusto comentando lo que sigue (primero en inglés, luego en castellano traducido por un servidor):

"I feel confident [despite being down 3-2 in the series] because I'm the best player in the world," James said Sunday. "It's that simple." 

"Yo estoy convencido (a pesar de ir perdiendo la serie por 3-2) porque soy el mejor jugador del mundo", dijo James el domingo, "Es así de simple."

Muy simple. Más complicada ha sido su relación con Kyrie Irving, la otra estrella anotadora de los Cavaliers, durante toda la temporada, o incluso la de su entrenador David Blatt, ex entrenador del CSKA de Moscú, al que dejó en evidencia durante la serie con los Chicago Bulls:
 
"To be honest, the play that was drawn up, I scratched it," James said. "I just told coach, 'Just give me the ball. We either going to go into overtime or I'ma win it for us.' It was that simple."I was supposed to take the ball out," James continued. "I told coach, 'There's no way I'm taking the ball out unless I can shoot it over the backboard and go in.' So I told him to have somebody else take the ball out, give me the ball and everybody get out the way."

Cita que no voy a traducir porque es muy larga, y que no recuerdo exactamente de dónde la cogí, pero en la que James confiesa que cambió lo que el entrenador había diseñado para la última jugada de uno de los partidos de la serie ante los Bulls (no recuerdo ahora cuál, pero el del famoso tiempo muerto que no lo fue, si no me confundo) porque sabía que solo había una forma de ganar y esa forma consistía en que él se jugara el último tiro. 

Mi impresión personal es que estos play-offs de la temporada 2014-2015 han sido un elogio del individualismo. Cada eliminatoria ha estado enfocada a duelos particulares y han sido nombres propios los que han definido cada enfrentamiento. Si no se hablaba de LeBron James, se hablaba de Stephen Curry, y si no eran ellos, eran James Harden o Derrick Rose. Sin embargo, en un giro significativo, y aunque ellos hayan acabado llevándose igualmente los titulares y los elogios, han sido otros jugadores menos rutilantes los que han tenido un peso medido en las victorias: si no era Matthew Dellavedova era Andre Iguodala. En mi humilde impresión, los Warriors han vencido porque han aprovechado el contrato bajo de Curry para sacar partido del límite salarial y montar un equipo que ha sabido surgir cuando al talentoso escolta de los de California le ha fallado el pulso. Klay Thompson ha estado más triste y limitado que durante la temporada regular, pero los Draymond Green, Harrison Barnes, Andre Iguodala, David Lee, Shaun Livingston, Leandro Barbosa, Andrew Bogut y compañía han sabido aprovechar sus roles para sostener la vistosa estructura que había montado Steve Kerr. 
Aunque hayan decidido no usarlo como excusa, no se puede evitar mencionar que los Cavs jugaron sin Kevin Love o Kyrie Irving, dos all-stars que, probablemente, hubieran cambiado el signo de la serie final, pero eso no deja de ser un ejercicio de suposición. También Klay Thompson y Andrew Bogut estuvieron renqueantes y los árbitros no se enteraron de aquel tiempo muerto... y muchos otros intangibles que podrían argumentarse para discusiones de barra de bar. 
Lo que queda es que la temporada 2014-2015 ha demostrado que LeBron James, efectivamente, es muy probable que sea el mejor jugador del mundo, pero que ni el mejor jugador del mundo puede asegurar una victoria final en un deporte colectivo. También, esta temporada nos ha descubierto a un jugador de esos que parece recortado de la pantalla de un videojuego, un Stephen Curry que juega a camara lenta pero rápido, con los movimientos de una bailarina de danza, dando clinics de fundamentos, sin miedo a la canasta y con una perpetua sonrisa en sus labios. 
Habría mucho más que comentar (Riley Curry, el psicólogo de los SEAL, los índices de audiencia, la ciudad de Oakland, el estilismo de James, el repentino adiós de los Spurs, las partes pudientes de James otra vez,  el crecimiento de Anthony Davis...) y probablemente se pueda comentar mejor, pero dado que el que esto escribe, por razones laborales, no ha podido seguir la serie ni los playoffs con la atención que requieren, quedémonos en esto: una opinión generalizada, más bien vaga, probablemente equivocada, y, sin duda alguna, torpe y limitada. El baloncesto de estas series, sin embargo, no ha sido así. Ha sido como un canto de cisne del baloncesto americano: la cancha abierta y unos contra unos. Nuevamente, otra lectura demasiado ligera, pero ésa es la impresión de un cronista que, por supuesto, jamás ganará el MVP de las finales contadas. Ni aunque lo que cuenten sean las palabras por partido... o por crónica de partido.  

sábado, 6 de junio de 2015

Vicente Moreno



A falta de mundiales, europeos, y con el partido de Berlín apuntando al final, aún nos queda fútbol del bueno para aquellos que vemos más allá de lo evidente. Me refiero a los ascensos en categorías inferiores, aunque este adjetivo suene fatal. En concreto, hoy hablaremos de la fase de ascenso de Segunda B  a Segunda A. 

En las eliminatorias directas por el ascenso, con los campeones de grupo enfrentándose entre ellos, se vivieron escenas de emoción y suspense. También, afortunadamente, de buen rollo entre aficiones. Empezamos por la que enfrentó al ganador del grupo 2, el Huesca, con el Gimnastic de Tarragona, ambos con experiencia reciente en la categoría a la que aspiran a volver. Empataron en El Alcoraz y en Tarragona la Gimnastic se puso tres ceros con goles de Lago Junior, David Rocha y Marc de la Espada y el gol de Diego Mainz para los de Luis García Tevenet. Dicen las crónicas que victoria y ascenso merecido para unos catalanes que, también cuentan, se hipermotivaron al ver un vídeo de los oscenses celebrando el sorteo. Los dos equipos contaban con una plantilla de garantías para aspirar al ascenso. A saber, en los de Luis García Tevenet, que han dominado la parte final del apretado grupo 2 de la Segunda división B, además del ya mencionado goleador ex del Eibar y emigrante en Bolivia, nos encontramos con el portero, ex del Sevilla y el Mirandés, Dani Jiménez, el realista Iñigo Ros, el ex del Las Palmas Aythami González, el veterano, debutante hace años en primera con el Zaragoza, Juanjo Camacho, el ex del Barakaldo Tyronne del Pino, el hijo de, Juan Esnáider, el italiano Francesco Scardina, o el ex de la Real Sociedad, Arsenal y Atlético de Madrid, Fran Mérida. Casi nada, pero su rival, los chicos entrenados por Vicente Moreno (para él el titular, porque, digo yo, lo merece igual que Sergio Egea y los otros dos que acaben por conseguirlo), no les iban a la zaga en jugadores con currículo y experiencia. Además de los goleadores ya mencionados, los catalanes tienen en sus filas a ilustres como el ex del Rayo Rayco García, el espigado delantero de la cantera del Athletic Gorka Azkorra, el mallorquín, ex Tenerife, Recreativo, Valencia, Betis y Levante, todos en primera, Xisco Muñoz, el ex de Hércules y Tenerife, Manolo Martínez, el marfileño Jean Luc Gbayara, el ex del Mallorca o el Murcia, Xisco Campos o el ex del Almería Cristóbal Gil. 
Si había quilates en esta eliminatoria, no menos en la que llevó de cabeza a la segunda división, por fin, a los carbayones del Oviedo. Saltaban chispas en el Tartiere y seguía la lucha en el Ramón de Carranza. En Oviedo, en la ida, Oviedo y Cádiz empataban a uno. Se adelantaron los gaditanos y empataron los asturianos, ambos goles de dos de sus mejores delanteros y de los mejores goleadores de la categoría: el malagueño Jona Mejía para los de Claudio Barragán y el ovetense Diego Cervero para los de Sergio Egea. El gol en Cádiz que le dio la victoria a los de azul fue obra del capitán del equipo, el veterano defensa madrileño David Fernández quien, con su gol en el minuto 51 y la resistencia posterior confirmaba el ansiado ascenso de un equipo que aspira a rememorar los tiempos de gloria que les llevaron hasta Europa. Lo mismo se puede decir de un Cádiz que tendrá que seguir luchando. Y, como decíamos, tampoco aquí sobran experimentados jugadores. El veterano portero Esteban Andrés, el ex del Celta Jonathan Vila, el ex del Osasuna Ion Erice, el primo de Markel, Néstor Susaeta, el ex del Zaragoza, David Generelo, el ex del Villarreal y Osasuna en primera, Héctor Font, Dani Bautista, debutante en primera con el Recreativo de Huelva, el ex delantero del Elche, Miguel Linares, el camerunés Emanuel Omgba... Todos ellos juegan en el Oviedo. Y en el Cádiz lo hace el ex capitán del Barakaldo Jonan Garrido o el eibarrés Aitor Arregi, que junto con el ex canterano del Athletic, Oinatz Aulestia, serán los más conocidos para los vascos, pero también entrena Claudio Barragán, a jugadores como el ex de Córdoba y Numancia Airam López, el veterano madrileño, ex del Elche entre muchos otros, Sergio Mantecón, el ex del Jaén Francisco Machado, el veterano Servando Sánchez o el delantero Kike Márquez. 
El Cádiz tendrá que seguir luchando por el sueño del ascenso y superar dos eliminatorias más. La próxima, le enfrentará a otro histórico, el Hércules de Manolo Herrera, que, en otra apretada eliminatoria, ganaron su cruce a otro equipo de capital y con historia, el Murcia, gracias a un gol de Fran González en la Nueva Condomina cuando el partido estaba apunto de terminar. Los de Claudio Barragán tendrán que superar a un equipo donde tampoco faltan los años de trasiego, ya que con los alicantinos juegan, entre otros, jugadores como Javi Casares, Javier Portillo, Mikel Martins, Juan Quero, Paco Peña o Carlos Lázaro. Por su parte, también le queda el mismo camino para un Huesca que seguirá confiando en el fortín de El Alcoraz en su duelo ante el Rácing de Ferrol. Los gallegos eliminaron al sorprendente Reus Deportiu y no sin problemas. Ganaron por 1-0 en A Malata, con un gol del defensa Nano Maceda y empataron en el Nou Camp Municipal, gracias a un gol del coruñés Marcos Álvarez que después empataría Fran Carbià para el Reus. Los ferrolenses son un equipo con bagaje que cuenta en sus filas con jugadores importantes como Pablo Rey, el ex del Osasuna Maikel Mesa, el portero Juan Mackay o el veteranísimo defensa Miguel Ángel Tena.
Por el otro lado, vienen aspirando a lo mismo el Bilbao Athletic, el UCAM Murcia, el Huracán y el Guadalajara. Bilbaínos y murcianos se enfrentarán en una eliminatoria, después de haber dejado en la cuneta a los extremeños del Villanovense y a los guipuzcoanos del Real Unión, respectivamente. Por su parte, el Huracán eliminó en una polémica fase al equipo de Carlos Pouso, el UD Logroñés y el Guadalajara hizo lo propio con el Almería B gracias al valor doble de los goles marcados fuera de casa. 

Como el bacalao, al pil-pil está una fase de ascenso que aún guardará emociones fuertes para aquellos equipos que quieren sentir la alegría que ya disfrutan en Oviedo y Tarragona. Desde aquí, a pesar de que no estén representado los colores por los que pago cuota de socio, lo seguiremos y nos deleitaremos con la tranquilidad que da la distancia.

viernes, 5 de junio de 2015

Mikel Landa



 No había hablado del Giro de Italia.
¿Verdad? 
A quién si creo que ya he utilizado antes es a Landa para titular pero qué más da. 
¿Verdad?
Voy a hablar del Giro ahora que ya parece cosa de entrada en la Wikipedia y a pensar en la Dauphinè.
Lo voy a hacer utilizando solo mi memoria, así que... seré breve: la exhibición de Alberto Contador en el Mortirolo, la esperanzadora clase de Mikel Landa, el tesón de Fabio Aru y el regreso de Phillippe Gilbert
De Paolo Tiralongo a Ilnur Zakarin. El ciclismo nunca tendrá fin. Y rima. 
El húmero de Danielle Colli, el talento de Davide Formolo, la velocidad de Sacha Modolo y la insistencia de Ryder Hesjedal
De Murgia a Mugika, de Mikel Landa a Beñat Intxausti, pasando por Mikel Nieve (17º), Ion Izagirre (27º) e Igor Antón (38º) entre los cincuenta primeros. Si no produce ilusión esto, no sé cómo lo vamos a hacer.
Andrey Amador, Alexandre Geniez, Steven Kruijswijk, Youri Trofimov... el Giro es para tíos tozudos. Siempre me acuerdo de Marzio Bruseghin. Más: Jan Polanc, Tanel Kangert, Giovanni Visconti... Incluso, Rigoberto Urán y Richie Porte
Por no hablar de la gorra de Mikel Landa que no me quedan ganas. Y rima.
Lo que sí recuerdo es el reportaje periodístico tan ilustrativo que recogía una anécdota que tuvo lugar en el hotel del Astaná. ¿Cuál? La de Giuseppe Martinelli insistiéndole a Mikel Landa para que entrara dentro que se iba a resfriar. Pero no recuerdo ahora el periódico ni el periodista así que no voy a insistir. 
¿La foto?
Porque sí. 
¿No tiene coña que pongas Mikel Landa en el buscador de imágenes de google y aparezca él?

Claude Verneuil

Campeonas del mundo de gimnasia rítmica: "El himno no se pita"
Johan Cruyff: "A los que pitan el himo nacional les falta un tornillo"
Marc Gasol: "Pitar es una manera de expresarse pacíficamente"
Xavi Hernández: "Se debería valorar el porqué de los pitos"
Artur Mas: "A mí también, de vez en cuando, me pitan, hay que estar acostumbrado"
Javier Arenas: "Habría que plantearse estudiar si hay que introducir cambios legales para que estos incidentes lamentables no se vuelvan a producir."
Matías Alonso:  "Los dirigentes separatistas exigen continuamente respeto absoluto a sus símbolos partidistas pero atacan sin decoro a los símbolos que representan a todos, sin excepción."
Michael Robinson: "Sería preocupante sancionar por la pitada al himno"
Carles Puyol: "A mucha gente le interesa más hablar de los pitidos que del triplete del Barça"
Carlos Floriano: "Atacar símbolos nacionales no puede entenderse como libertad de expresión"
Miguel Cardenal: "Se creó un riesgo y una situación de peligro que no se puede desdeñar"
Jorge Fernández Díaz: "La pitada fue una incitación al odio que no debe quedar impune"
María Dolores de Cospedal: "Me parece que deberían existir sanciones para este tipo de actos que ofenden a símbolos de todos los españoles"
Jordi Évole: "Qué bien tiene que ir todo cuando llevamos dos días en los medios hablando de una pitada"
Josu Urrutia: "Antiviolencia debería darnos un premio"
Soledad Becerril: "un rasgo de odio, antipatia e irascibilidad"
Iñigo Errejón: "Le tengo mucho cariño a mi país, pero tengo que reconocer que el himno no me emociona especialmente"
Kiko Matamoros: "A mí me importa poco que piten un himno o que lo aplaudan. El mejor himno es el que no existe"
Antonio Hernando: "Hay que dimensionar el tema en su justa medida y no utilizarlo a favor de determinadas dinámicas electorales"
Ada Colau: "La gente no protesta porque sí"
Alejandro Blanco: "No se puede tocar la bandera, el himno y todo lo que representa a España"
Ibon Areso: "Hay que acabar ya con la polémica del himno"
Rafael Catalán: "Creo que es un proceso riguroso y serio, lo que no me parece serio es la descalificación y decir que la libertad de expresión lo permite todo, porque yo creo que no"
Ana Botella: "Una ofensa a todos los españoles"
Eduardo Inda: "¡Que se ría de su madre!"
Ana Rosa Quintana: "Si no se sienten equipos españoles, no sé por qué se presentan!"
Fréderic Hermel: "Pitar el himno es xenofobia antiespañola porque se pita todo lo español: al himno y al Rey"
Tomás Roncero: "Si no les gusta y no les motiva la Copa del Rey, que no se hubieran presentado"
Albert Rivera: "El fútbol es deporte y el que quiera hacer política que se vaya a un parlamento"
Federico Jiménez Losantos: "Se sanciona a un club si en su estadio se llama negro a un jugador, pero si se escarnece a la nación española, es mera libertad de expresión"
Iñigo Urkullu: "Yo habría preferido que hubiera un respeto institucional, porque lo que no quiero para mí no lo quiero para los demás"
Odón Elorza: "No hay que extralimitar la cuestión"
Josep María Bartomeu: "Cuando nosotros poníamos Els Segadors, también se pitaba"

Y ya no me entra más en el post-it. Lo doblo, lo meto en una cajita de madera que he comprado en el chino y lo meto en la cápsula del tiempo. Voy a enterrarlo en este blog. Será curioso volver aquí cuando pase el tiempo. 
Gracias y buenas noches.