Tonya Maxine Harding es probablemente una desconocida para la mayoría de la gente hoy en día, más aún en países como el nuestro, donde el patinaje artístico sobre hielo no es precisamente un deporte que arrastre masas. Sin embargo, a principios de los noventa, Harding fue una estrella mediática en los Estados Unidos. Primero, por ser una de las mejores patinadoras del mundo. Después, por convertirse en uno de los ejemplos más duros de cómo se puede caer de forma estrepitosa desde lo más alto de la cima. Harding tiene ahora casi 38 años, entre otras cosas, participa en un programa de televisión y es una luchadora de "vale tudo". A ver si me sale bien, voy a hacer una pseudo crónica periodístico-literaria de su carrera:
Tonya nación en Portland, Oregón y desde muy joven se dedicó al patinaje artístico. Su hermanastro, Chris Davison, murió muy joven y Tonya acusó a su madre de abusar físicamente de ella tras la muerte de su hermanastro. Dejó el colegio para dedicarse al patinaje y con 19 años se casó con Jeff Gillooly, que se convertiría poco después en su guardaespaldas y en el protagonista principal del lado oscuro de la biografía de la patinadora. Tonya despuntó en 1991 durante el campeonato de patinaje artístico sobre hielo de los Estados Unidos. Allí, consiguió la victoria final y se convirtió en la primera patinadora americana y segunda del mundo en realizar un salto conocido como el triple axel, al parecer todo un logro internacional. En el campeonato del Mundo de ese mismo año, Tonya se alzó con la medalla de plata. Repitió el triple axel en este campeonato. Poco después, empezó su declive y al mismo tiempo su hazarosa rivalidad con Nancy Kerrigan. Tonya era de origen humilde y tumultoso, poco agraciada y contaba con un sinfín de anécodotas torpes durante sus participaciones en distintos campeonatos. Nancy Kerrigan, por su lado, tenía una bonita sonrisa y era una niña prodigio. En 1992, Tonya solo consiguió ser tercera en el campeonato de los Estados Unidos porque se torció el tobillo en un entrenamiento. Ya por entonces, se empezaron a agravar sus problemas de astma, principalmente porque fumaba, y tenía continuos problemas para encontrar entrenador, incluso lo intentó ella misma, pero no funcionó. En los Juegos Olímpicos de 1992 llegó tan tarde que se vio afectada por el jetlag. Sin embargo, su declive llegó durante la preparación para los juegos de invierno que se disputaron en Lillenhammer, Noruega, en 1994. Antes de que llegara el acontecimiento, Nancy Kerrigan, su rival y compatriota, fue asaltada mientras entrenaba por un desconocido que la golpeó con una barra de hierro en la rodilla. Pronto, se descubrió toda la conspiración. Jeff Gillooly, ex-marido ya por entonces de Tonya Harding, y Shawn Eckhardt, su compinche, fueron acusados de contratar a Shane Stant para que llevara a cabo el asalto. Intentaron expulsar a Harding del equipo olímpico, pero los abogados de la patinadora consiguieron convencer a la federación amenazándoles con exigir una indemnización millonaria si era expulsada de la selección. Gillooly llegó a un acuerdo con los abogados de la acusación para señalar a Harding como la culpable de todo el asunto y Harding admitió estar informada de todo y haber colaborado para esconderlo y así evitó una condena más grave. Sin embargo, Tonya siguió diciendo que ella era inocente y se tatuó un ángel en su espalda para expresarlo artísticamente. De hecho, en una autobiografía que publicaría más tarde bajo el título de The Tonya Tapes, Harding confesó haber estado tentada de llamar al F.B.I. para informarles de todo pero que Gillooly la amenazó de muerte. El caso es que Nancy se recuperó a tiempo de participar en los Juegos de Invierno y, como buena protagonista del sueño americano, se alzó con la medalla de plata, mientras que Tonya, que ya se había convertido en la mala de la película, solo pudo hacerse con el octavo puesto. La campaña mediática, antes, durante y después de Lilliehammer, fue exagerada. Tonya apareció en las portadas del Time y de Newsweek, los periodistas vivían acampados fuera de la casa de Nancy Kerrigan y la CBS envió a Connie Chung a Noruega para que siguiera cada paso que diera Harding. La historia de una y de otra, el éxito de la heroína Nancy y el fracaso de la malvada Harding pasaron a ser parte de la memoria sentimental del americano medio. Desde aquella fecha fatídica de 1994, Tonya Harding comenzó un descenso a los infiernos que aún no ha tenido freno. Se convirtió en una estrella del desnudo en Internet después de que su marido se encargara de difundir un video íntimo de la pareja teniendo relaciones sexuales, fue manager de Art Barr en el USA Pro Wrestling Show y empezó a ampliar su larga ficha policial: en 1995, tuvo un accidente de tráfico, en 1997, denunció que había sido secuestrada a punta de cuchillo pero no se encontraron indicios, también ese año denunció el robo de su camioneta, y en 2000 la estrelló en un río cuando conducía, probablemente ebria, junto con su novio, el mismo que la acusó y la condenaron por violencia doméstica en el mismo año. Dos más tarde fue expulsada de su casa en alquiler. En 2005, un juzgado la obligó a dejar el alcohol tras una riña con su nuevo novio y ya, por último, el año pasado, llamó a la policía denunciando que había hombres armados intentando robar su camioneta y esconder armas en su casa, pero un amigo de Tonya confesó a la policía que en los últimos tiempos la joven había admitido ver animales y personas que nadie más veía. Y su carrera deportiva, continuó con el boxeo, al que se dedicó por un corto espacio de tiempo y sin mucho éxito. De ahí, pasó, como decía al principio, al "vale tudo", una especie de lucha extrema donde recibe palizas y se fotografía a cambio de cinco dólares con los aficionados que la esperan a la salida de los combates. A parte de eso, se ha hecho habitual en un programa de la Fox que se titula The Smoking Gun Presents: World's Dumbest, donde comenta los videos más extravagantes capturados por cámaras de videos y servicios de 911. Hace poco, volvió a aparecer en televisión cuando se presentó al estreno de la ópera basada en la historia de aquella famosa barra de hierro: "Tonya and Nancy: The Rock Opera" y, para terminar, en una reciente entrevista al Kansas City Star, la antaño estrella del patinaje, Tonya Harding, se describió a sí misma con las siguientes palabras: "Soy una paleta del sur. Vivo en medio de la nada. Corto madera, bebo cerveza, arreglo coches, esas cosas. Ésa soy yo." Yo no me dedicaré nunca al periodismo deportivo, ya se ve que no tengo mucho talento, pero de lo que estoy seguro es de que, más tarde o más temprano, algún director oportunista llevará la vida de Tonya al cine. No sé si la película será buena ni quien hará su papel, pero espero que lo que le quede por vivir a Tonya, sea o no sea culpable de aquel incidente, tenga un final feliz.
3 comentarios:
OLA
PUES
ESPERABA PODER ENCONTRARME UNA CRONICA PARA UN TRABAJO DE DEPORTES ESPERO ME PUEDAS AYUDAR ASER UNA BUENA CRONICA DE UN EVENTO DE PORTIVO Q AYA SUSEDIDO HOY 26 DE NOVIEMBRE.TE LO AGRADECERIA MUCHO..
ISABELX@LIVE.COM.MX
Hola, Isabel, muchas gracias por tu comentario. No lo he visto hasta hoy. Ayer, día 26, tuve que trabajar y no conozco ningún evento deportivo que ocurriese ese día, a no ser que sea algún partido de fútbol de la Champions o algo así. Este blog no es una especie de periódico con crónicas, es algo más caprichoso. No sé cómo ayudarte. Si me das alguna pista más, igual puedo echarte un cable. Saludos
Y llegó a pasar... la película buena como pocas, espero que esta atleta en desgracia encuentre en algún momento la redención que la vida le ha intentado quitar siempre..
Publicar un comentario