Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
domingo, 22 de noviembre de 2009
Tony Cascarino
Cuando jugaba un kino, su jugador preferido era Tony Cascarino. Música y humor: CascaCascaCascarinooooou. Dejó el colegio a los trece años y aprendió a conducir. Cinco años viendo fútbol y recogiendo ferralla. A los dieciocho se sacó el carné. Le dieron la ruta del este de Francia. En Marsella se compró una camiseta del Olympique, detrás, el nombre de Tony Cascarino. Tony Cascarino. Tony Cascarino. Suena a cascabeles. Sigue conduciendo el camión por el norte de Francia. Cerca de Portbou para en un bar de carretera. Le saludan detrás de la barra. Hola, Tony, le dicen, ¿Lola?, ¿como siempre? Lee su biografía, y sueña que algún día se casa con Lola y tienen un niño al que llaman Tony. Internacional con la selección de Irlanda, ¡por qué no! Al fin y al cabo, se dice frente al espejo mientras se afeita, Cascarino era inglés y fue internacional por Irlanda porque sus padres eran irlandeses. Con lo que nadie contaba, repite de memoria mientras se perfila la patilla izquierda, era con que Tony era adoptado. Una noche en Portbou, los dos desnudos y fumando, dijo las pocas palabras que quería decir: Lola... ven conmigo. Tuvieron una niña, que se llamó Lolita. Primero perdió la ruta, luego el camión, y finalmente a Lola y a Lolita. Empezó a jugar al póker, a beber, y cambió su verdadero nombre por el de Antonio Cascarinez. Un día en otro prostíbulo le contaba a una puta: Cascarino fue un gordo hijodeputa, juerguista, un delantero torpón hasta que a los 31 años se fue a Francia, y, pum, se dijo que a partir de entonces se iba a dejar de gilipolleces, iba a ser un profesional y dedicarse al fútbol. Fueron sus mejores años y jugó hasta los 38 años. ¿Y quién dices que era ése? Le pregunta la puta mientras empieza a vestirse. Tony Cascarino, y algo se casca. ¿A qué se dedica ahora el amigo Cascarino? La puta se ha dado la vuelta para verse en el espejo. Él se ha puesto de pie, se ha acercado a la ventana, corre la cortina, algo se ha cascado, Tony Cascarino, Tony Cascarino, Tony Cascarino... Juega al póquer, escribe en un periódico... Fuera la noche parece ensordecer el murmullo de la autopista. Las farolas de la comarcal alumbran una hilera de coches abandonados junto al arcén. La pared vibra, apenas imperceptible, retumba por la música del piso de abajo. Pues que bien, escucha como la puta sube una cremallera, y añade: ¿y a ti que coño te ha dado el puto Tony Cascarino ése? Tiene 31 años, piensa, y una hija pequeña que se llama Lolita a la que no ha visto en seis meses, piensa. La puta no espera: bueno, hijo, sabes qué toca ahora, ¿verdad?
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