Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
martes, 8 de diciembre de 2009
Austin Ainge
El hijo de Danny Ainge es entrenador. Como su padre, fue un buen jugador para la Universidad de Brigham Young pero no fue mucho más lejos. Durante un tiempo, formó parte de la plantilla de técnicos de los Boston Celtics. Ahora, le han nombrado entrenador principal de los Maine Red Claws, uno de los 17 equipos que conforman la D-League, o NBA Development League, una liga auspiciada y organizada por la propia NBA en la que cada equipo es co-propiedad de entre 1 y 3 equipos de la NBA que los utilizan como recurso para darle minutos a los jugadores de sus plantillas que salen de lesiones o no tienen minutos en la NBA. Precisamente los Maine Red Claws fueron uno de los últimos equipos en incluirse en la liga, que antes se llamaba NBDL y empezó con un número mucho más bajo de equipos participantes. Los equipos, además, dan la posibilidad de ver baloncesto, aunque sea un poco descafeinado a ciudades que no albergan equipos NBA, ciudades como Alburquerque, Austin, Bakersfield, San Francisco, Sioux Falls o Tulsa, además de estados como Iowa o Idaho. O Maine, donde entrena Austin Ainge, y que es un equipo propiedad de los Boston Celtics y de Charlotte Bobcats.
Entre los diecisiete equipos, encontramos muchos jugadores conocidos que apuran en esta liga la última oportunidad de conseguir un mejor contrato en la NBA, regresar a las plantillas de los equipos que los han rebajado o regresar en forma a Europa. En el equipo de Ainge, por ejemplo, Alexis Ajinca, el joven talento francés o Will Blalock, que ya tuviera su oportunidad en la NBA. Pero hay más, jugadores como Yaroslav Korolev, Keith McLeod, David Noel, Mustafa Shakur, Cedric Simmons, Anthony Tolliver, Jeff Trepagnier, Cezary Trybanski, Reece Gaines, Pat Carroll o Earl Barron.
Hace poco leí algún artículo en algún sitio donde algún tío se mofaba de alguna ciudad hablando de algún equipo que jugaba en esta liga. Aprovechaba eso para describir lo triste, gris e inocua que era la ciudad. Y, sinceramente, no sé si Tulsa o Bakersfield serán ciudades tristes, grises e inocuas, pero no me extraña nada que usen esta liga como metáfora cuando quieren describir esas sensaciones.
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