Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
viernes, 25 de junio de 2010
John Isner
Como la vida misma, joder. En primera ronda, más de once horas de partido y 112 saques directos para pasar a la historia. En el siguiente partido, te meten 6-0, 6-3 y 6-2 en poco más de una hora y no metes ni un solo ace. Como la vida misma, joder. El muchachón de 2'06 y 111 kilos ha dicho basta, me vuelvo a Greensboro con mi familia, estoy machacado, y no me extraña. Su partido con Mahut ya es parte de la historia y aunque continúe su carrera deportiva con pocos momentos de gloria, ya saldrá en los libros. Saldrán los dos, y su foto junto al marcador de baloncesto que se marcaron, ilustrará los almanaques de tennis. Y es una fotografía como para escribir un libro: el aspecto desgarbado e interminable de Isner y el pelo revuelto y la cara de madrugón de Mahut junto a un marcador trucado. La gente hablará de este partido como se habla aún del pie de Armstrong en la luna. Quizás Robert Redford se marque una película dentro de unos años, como cuando llevó a la pantalla la historia de Charles Van Doren en Quiz Show. No estoy diciendo que el partido de Mahut e Isner haya sido un amaño, pero la imaginación puede dar para labrar auténticas conspiraciones.
Esta entrada estaba cantada, ¿verdad? Y eso que me he hecho el remolón.
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