Para los curiosos o para los nostálgicos, la gran noticia fue el anuncio de que Erazem Lorbek jugaría las ligas de verano de la NBA con los San Antonio Spurs. A sus 32 años, muchos le dábamos por retirado. Entre otras cosas, porque lleva parado desde finales de 2014. Problemas físicos le han tenido apartado durante todo este tiempo, tanto tiempo que muchos nos olvidamos de él, pero él no se olvidó del baloncesto. Ahora, intentará firmar con los Spurs, equipo que tiene sus derechos desde el traspaso de George Hill a los Indiana Pacers, equipo que lo eligió en el puesto 46 del draft de 2005. Incluso a los prácticos y realistas les ha llamado la atención esta noticia. Al fin y al cabo, si no firma por los Spurs pero se confirma que está recuperado, un buen puñado de equipos se volverán locos por ofrecerle un contrato en Europa.
Sin embargo, la noticia de Lorbek fue efímera y la enterraron, rápido, decenas de ellas que se han sucedido en las últimas semanas. Hablamos, por supuesto, todas aquellas que provienen del otro lado del océano Atlántico y que guardan relación con el baloncesto. Todas ellas, no podía ser de otra manera, han venido acompañadas de números, de cifras desorbitantes que clasifican los nuevos contratos que se están firmando este verano.
Lo dije hace un par de entradas, que iba a ser un verano movido en el baloncesto norteamericano. Lo dije porque el calibre de la agencia libre para estos meses calurosos parecía impresionante. Pero hay más. Las consecuencias del nuevo contrato televisivo están alcanzando más allá de los contratos de renovación o los cambios de equipo.
Porque sí, solo hay una razón para explicar esta lluvia de cambios y movimientos en las escuadras NBA: el dinero. 21.645 millones de euros que pagarán Disney (ESPN y ACB) y Turner (TNT) por el nuevo contrato televisivo para los próximos nueve años, de 2016 a 2025. 80 millones al año irán a cada franquicia. El 50% de esos ingresos, según el convenio, deben disfrutarlo los jugadores. Por lo tanto, el límite salarial se ha disparado. Si hasta ahora los equipos tenían un límite de gasto establecido en 63 millones, ahora, la cifra ha subido hasta los 80 millones y se calcula que para 2018 los gastos podrían permitirse en torno a los 100 millones. Por eso las figuras cambian de zamarra, por eso un jugador como Mike Conley se ha podido convertir en el jugador mejor pagado.
Por supuesto, hay otras razones. Son razones que, a veces, se arrinconan para favorecer solo el razonamiento monetario, pero existen. Se olvidan porque se dan por sentadas o porque en la NBA no parecen tener importancia. Una, es la falta de apego a los equipos. Si, en general, ya es difícil encontrarle sentimientos a los contratos profesionales, en una competición como la NBA, razones como el lugar de nacimiento o la sintonía no suelen jugar un papel destacable. Algunos a esto lo consideran algo bueno, otros malo. El caso es que los jugadores son traspasados, vendidos y despedidos, como cualquier otro producto de mercado, a veces con la connivencia de los mismos, que están protegidos por un buen convenio y comparten esa distancia sentimental con los equipos que defienden. Hay casos que rompen esta constante, por supuesto. Otra razón, pero en este caso solo responsable de explicar el trasvase de jugadores desde Europa hasta Estados Unidos, es ése ascendente abstracto que parece tener la cultura norteamericana sobre algunos sujetos europeos, y más aún si se trata de baloncesto. Son muchos años de un férreo sistema de publicidad y comunicación que ha creado leyendas (que, en realidad, lo fueron) y ha sido capaz de crear un aire casi mitológico en torno a esta liga. De tal manera que todo jugador quiera jugar aquí algún día y todos parecen acabar haciéndolo. Desde veteranos que vienen, prueban, se quitan el gusanillo y vuelven (Juan Carlos Navarro, Antoine Rigaudeau) hasta jóvenes que se dejan encandilar demasiado pronto (Nikolosz Tsikitishvili, Víctor Claver), pasando por estrellas que se cansan de chupar banquillo (Vassilis Spanoulis, Nando de Colo). Esto ocurre y ha ocurrido con o sin nuevo contrato televisivo, pero, si hasta hace poco, los equipos europeos podían resistir la tendencia con algún contrato jugoso y la posibilidad de ganar títulos, el dinero fresco que entra este año está consiguiendo que la primera variable desaparezca.
Por supuesto, el anuncio de cambio de equipo más destacable ha sido la confirmación de que Kevin Durant jugará el año que viene en los Golden State Warriors. Más que por el montante económico, por supuesto, este cambio ha tenido relevancia y polémica por llevar al extremo la tendencia moderna a crear equipos que acumulan estrellas con el único y obsesivo afán del éxito final. Algo, por otra parte, bastante norteamericano: lo grande, lo mayúsculo, lo espectacular. Reunir en un mismo equipo a Draymond Green, Klay Thompson, Stephen Curry y Kevin Durant, deja por los suelos las reuniones de LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh o la de Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett. La polémica ha llegado casi de manera automática y los debates se suceden más allá de los exabruptos de Charles Barkley. Pero ha habido más. Los propios Golden State Warriors de Steve Kerr han incorporado a otros jugadores y la mano derecha de Steve Kerr, Luke Walton, ahora primer entrenador de los Lakers, también anda recomponiendo al equipo angelino. Sus antaño archirivales de los Bulls van para recomposición absoluta y sin miramientos. Y otros buenos jugadores como Al Horford o Dwight Howard también han cambiado de equipo. Ninguno es oficial. Nadie ha firmado aún, pero muchos han hecho ya públicas sus elecciones y estamparán las firmas rápido. Quedan más, muchos más que aún deben elegir su destino, y habrá más sorpresas. Esta es una lista incompleta pero ilustrativa de todo lo que se ha movido o parece que se va a mover hasta ahora.
Kevin Durant a Golden State Warriors
Dwayne Wade a los Chicago Bulls
Derrick Rose a los New York Knicks
Yannick Noah a los New York Knicks
Serge Ibaka a los Orlando Magic
Victor Oladipo a los Oklahoma City Thunder
Boris Diaw a los Utah Jazz
Al Horford a los Celtics de Boston
Pau Gasol a los San Antonio Spurs
David West a Golden State Warriors
Brandon Jennings a New York Knicks
Harrison Barnes a los Dallas Mavericks
Zaza Pachulia a los Golden State Warriors
Roy Hibbert a los Charlotte Hornets
Andrew Bogut a los Dallas Mavericks
Luol Deng a Los Ángeles Lakers
Dwight Howard a los Atlanta Hawks
Kent Bazemore a los Atlanta Hawks
Jeremy Lin a los Brooklyn Nets
Rajon Rondo a los Chicago Bulls
Darrell Arthur a los Denver Nuggets
Ish Smith a los Detroit Pistons
Matt Barnes a los Sacramento Kings
Ryan Anderson a los Houston Rockets
Eric Gordon a los Houston Rockets
Timofey Mozgov a Los Ángeles Lakers
Chandler Parsons a los Memphis Grizzlies
Mirza Teletovic a los Milwaukee Bucks
Matthew Dellavedova a los Milwaukee Bucks
Bismack Biyombo a los Orlando Magic
Evan Turner a los Portland Trail Blazers
No todos cambian. Algunos deciden continuar, pero también las renovaciones están siendo millonarias. Dicen que lo será la de LeBron James por los Cleveland Cavaliers, que, por cierto, han visto como un antiguo primer entrenador del equipo, Mike Brown, firmaba como ayudante de Steve Kerr en San Francisco. Precisamente, ayudante de Brown en los Cavaliers fue Jordi Fernández, entrenador español, con un largo currículo en Estados Unidos, que acaba de firmar un contrato como miembro del equipo técnico que encabeza Michael Malone en los Denver Nuggets de Juancho Hernangómez. Volviendo al tema, otras renovaciones millonarias, y estas sí que parecen confirmadas, serán las de Hassan Whiteside por los Heat, Dirk Nowitzki por Dallas Mavericks, DeMarr DeRozan por Toronto Raptors, Bradley Beal por los Washington Wizards, Andre Drummond por los Detroit Pistons y, sobre todo, Mike Conley por Memphis Grizzlies (153 millones para 5 años).
Cuando decíamos al principio que no solo en esos movimientos se ha notado el incremento en el límite salarial, lo decíamos porque una de las consecuencias más notables de tener más dinero es que, como también decíamos antes, los argumentos de los equipos europeos para hacer frente al razonamiento número dos quedan más bien expuestos y menguados. Ahora, las franquicias NBA tienen más parné para repartir y sus contratos pequeños, para jugadores de fondo, son también más jugosos y apetecibles. Por ello, el nuevo contrato televisivo también está afectando al mercado europeo, y, en especial, a la ACB. Son ya varias las marchas confirmadas, algunas de jugadores importantes, y se esperan más. No solo en España, también otros jugadores, norteamericanos o no, elegidos en el draft o no, que han destacado esta temporada en Europa se verán tentados de cruzar el charco.
Estos son algunos de los que se han confirmado o han estado nombrados en diversos rumores:
Sergio Rodríguez parece que volverá a la NBA y conocerá a su cuarto equipo, los Sixers de Philadelphia; Willy Hernangómez, del que ya hablamos, estará a las órdenes de Jeff Hornacek en los renovadísimos New York Knicks; Daivis Bertans coincidirá con Pau Gasol en los Spurs de Gregg Popovych; Tomas Satoransky tiene un acuerdo verbal con los Washington Wizards y el FC Barcelona los da por perdidos; Mindaugas Kuzminskas también viaja a Nueva York; Malcolm Delaney, uno de los bases más inspirados en la temporada pasada, firmará por los Atlanta Hawks. También el ex Valencia Justin Hamilton se vuelve a su país y otros rumores han tocado a gente como Anthony Randolph o Ioannis Bouroussis. No serán los únicos, muchos andan disputando ahora las ligas de verano y pueden encontrar un contrato. Por Orlando, Las Vegas y esos lugares de veraneo baloncestístico andan gente como Darius Adams (también ha aparecido en los rumores), Ondrej Balvin, Stevan Jelovac, Kyle Kuric, Brandon Paul, Mateusz Ponitka, Ethan Wragge, Alec Brown... Alguno quizás encuentre quién le quiera firmar el pasaporte de vuelta a casa.
Lo que queda claro es que el año que viene va a haber más estrenos en la NBA que en la cartelera del cine. Estos movimientos de dinero, en Europa, asustan un poco, y creo que este año hasta allí están maravillados. Y eso que todo apunta a que el próximo verano puede ser aún peor. ¿Peor? O mejor, lo que tú quieras.
Posdata: el titular y la foto para Erazem Lorbek. La foto le muestra joven cuando jugaba para Michigan State y proviene, al parecer, de la página somosbasket.com.
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