viernes, 29 de julio de 2016

Lex Nederlof



La categoría continental del ciclismo profesional daría para un blog dedicado solo a desentrañar los corredores, equipos y patrocinadores que forman ese pelotón, así como las carreras de su calendario. Llamarlo exótico es una visión demasiado eurocéntrica y ombliguista, por lo que mejor diré que, en esa categoría, te encuentras con un ciclismo que habitualmente se escapa del interés mediático y que te permite descubrir escenarios y paisajes donde el ciclismo brilla tanto como en las habituales rampas pirenáicas o las costas del Mediterráneo. 

Entre los muchos equipos del pelotón continental, hoy vamos a hablar brevemente de uno, el Black In Cycling Team que dirige Jamal Mutaqin, aunque solo sea porque queremos hablar de uno de sus corredores. El Black In es un equipo con sede en Laos, o República Democrática Popular de Lao, antigua colonia francesa, independiente desde 1949. Un estado socialista que, generalmente, no suele ser testigo de grandes acontecimientos ciclísticos, en lo que al mercado global y el interés internacional se refiere. Además de un buen puñado de corredores nacionales, en el equipo de Mutaqin también corren ciclistas que han llegado desde otros países, como el joven neozelandés Logan Griffin, el australiano Ben Marshall, el veterano holandés Rien Schuurhuis, el singapurense Ji Wen Low, el malasio Fazlan Adhili Mustafa Kamar o los indonesios Hari Fritianto, Bambang Suryadi y Projo Waseso. Precisamente en Indonesia, el Black In consiguió los últimos puestos que se reflejan en ProCyclingStats, al correr el Tour de Flores, valedero para el Asian Tour, donde el local Hari Fritianto hizo quinto en una etapa y acabó entre los quince primeros. Por cierto, el ciudadrealeño Benjamín Prades y el vasco Ricardo García hicieron segundo y tercero en una prueba, el Tour de Flores, que ganó Daniel Whitehouse, un joven británico que está sorprendiendo por sus buenos resultados en el circuíto asiático corriendo con el Tereengganu Cycling Team. 
Whitehouse bien podría ser uno de esos stagiaire que están empezando a ocupar la prensa especializada estos últimos días. Como sabéis, llegada esta época del año, los equipos ProTour y Continental Profesional, algunos Continentales también, le dan la oportunidad de debutar a dos, tres jóvenes que o bien proceden del campo amateur o de la misma categoría continental. Por ejemplo, hoy mismo confirmaba el Etixx que sus stagiaires para este año serán Adrien Costa, Hamish Schreurs y el asturiano Iván García Cortina, una de las grandes promesas del ciclismo estatal. BMC eligió a Taylor Einsenhart y Fabian Lienhard, el Trek a Piet Allegaert, Jacopo Mosca o el chileno José Luis Rodríguez, el Caja Rural a Jon Irisarri, Josu Zabala e Iker Azkarate... etcétera etcétera.
Precisamente en 1988, Lex Nederlof, según el resumen personal que figuraba en la web de su anterior equipo, se convirtió en el primer stagiaire en un equipo profesional, el histórico Superconfex-Yoko que a finales de los años ochenta era uno de los equipos más potentes del pelotón. Y es que lo cierto es que aún no habíamos nombrado al corredor que queríamos mencionar en esta entrada y que tenéis en el titular, pero Lex Nederlof es compañero de equipo de Fritianto y su compatriota Schuurhuis y el protagonista de una historia que comienza hace casi treinta años en Holanda. Nederlof, sin embargo, corre ahora por distintos países asiáticos y forma parte del equipo de Mutaquin en Laos, aunque ya había corrido para él, porque ese anterior equipo que mencionábamos antes era el CCN Cycling Team de Brunei, el primer equipo profesional del país de la isla de Borneo, donde coincidieron Mutaqin y Nederlof, uno como director y el otro como ciclista, a pesar de que el corredor ya sobrepasara largamente la cuarentena cuando se fueron a instaurar el ciclismo profesional en Brunei. 

Antes de llegar aquí, como decíamos, hay que remontarse a 1988 y aquel Superconfex -Yoko. Poco antes, cuando se fundó, fue el Kwantum. Y más o menos ahora es el Team LottoNL-Jumbo, igual que antes fue el Belkin, el Blanco, el Rabobank, el Novell, Wordperfect, Buckler-Colnago... Toda una historia que comenzó cuando Jan Raas se enfadó con Peter Post y ambos se fueron por su lado. Post fundó otro histórico, el Panasonic y Jan Raas se inventó un Kwantum que pasaría a ser la gran cuna del ciclismo holandés. En aquella temporada del 88, con Jan Raas y Hilarie Van der Schueren como directores, en aquel equipo destacaba Jean Paul Van Poppel, pero también corrían gente como Michel Cornelisse, Nico Emonds, Rolf Gölz, Frans Maasen, Jelle Nijdam, Ludo Peeters, Rudy Pevenage, Edwig Van Hooydonck, Gino Van Hooydonck o Nico Verhoeven. Alguno son ahora directores, pero Lex Nederlof, que debutaría comenzada la temporada para disputar unas pocas carreras, como la Nissan Classic o el Tour de Irlanda, era corredor entonces y lo sigue siendo ahora. Han pasado casi 30 años y Lex Nederlof cumplió en junio los 50 años. 
En 2014, aún con 47 años, Cycling Weekly le entrevistaba y le nominaba como el corredor más viejo del pelotón (la imagen de arriba proviene de esa entrevista y de esa publicación, aunque yo la haya tomado del buscador de imágenes de google). Pues imagínate hoy que sigue corriendo con los 50 años cumplidos (algún otro día igual podíamos hablar del canadiense Louis Garneau, de Davide Rebellin o de Malcolm Elliott). En aquella entrevista, que le hacían antes de correr el Tour de Langkawi (una carrera con reputación internacional y con corredores como Gabriele Missaglia, Chris Horner, Paolo Lanfranchi, Tom Danielson, Ruslan Ivanov, José Serpa o José Rujano en su palmarés), Nederlof ya llamaba a las cosas por su nombre y dejaba claro a qué podía llegar él y a qué no:   

“This is a hors category race, I can still follow but I can’t make a difference. That’s normal because you are dealing with WorldTour teams here, but in the 2.2s, I can be of additional value of the team. That keeps me going.”
(Mi propia y torpe traducción: "Esta es una carrera importante. Yo puedo seguir el ritmo, pero no puedo destacar. Es normal, porque aquí tenemos hasta equipos World Tour. En pruebas de la categoría 2.2, ahí sí puedo aportar algo al equipo. Eso es lo que me ayuda a seguir intentándolo."

Lo cierto es que Nederlof lleva casi una decena de años por Asia. Hace un par de años lo entrevistaban en Direct Velo y explicaba que, tras divorciarse y sin ataduras ni responsabilidades, se marchó a Tailandia donde aún vivía por 2014, al menos, teniendo su propio negocio y habiéndose comprado una parcela para construirse una casa. Nederlof, después de aquel intento fallido de hacerse profesional en el 88, se enganchó al ciclismo amateur en Holanda y durante años tuvo ilusión por cumplir su sueño de ser profesional. Tuvo buenos resultados en amateurs, pero no consiguió el ansiado contrato. Según él mismo ha explicado en varias entrevistas, aquellos postreros años 80 fueron los de la apertura de los mercados en el este de Europa, y al talento de una buena generación holandesa, se le unieron corredores polacos, checoeslovacos, rusos... que ahora sí podían ofrecerse en el pelotón de los Países Bajos. Sin embargo, ya en los noventa, Nederlof se tiró a la aventura y enrolado en el Marco Polo Cycling Team, ya comenzó a conocer otras pruebas, otros paisajes, otro ciclismo que existe aunque parezcan querer enterrarlo. También tuvo que desistir, pero, en 2004, ya instalado en Tailandia, retomaría esa carrera ciclística y firmaría sus contratos con equipos profesionales asiáticos en categoría continental. 
Tras esta larga experiencia, Nederlof se enorgullece de un palmarés que, más allá de las victorias, luce porque, por ejemplo, ha corrido en más de setenta paises, consiguiendo una gran experiencia deportiva y vital. Su palmarés en Asia, de todas formas, no permanece vacío. Por ejemplo, en 2013, y ya con 47 años, ganó la Melaka Governors Cup, prueba que, un año después, ganaría el moldavo Alexandre Pliuschin, excorredor, entre otros, del Ag2r o el Katusha. Y ahí sigue, a sus 50 años, convertido en el corredor más veterano del pelotón profesional, aún instalado en el sudeste asiático e ilusionado como aquel stagiaire que en el 88 recorrió Irlanda portando el mismo maillot que gente como Jean Paul Van Poppel o Edwig Van Hooijdonck. 

Esta última frase me ha quedado un poco efectista y afectada, pero tampoco era mal final. Igual algún día vuelvo con algún otro corredor que merece atención en el mundo oculto de la categoría Continental. Y, si no, os invito a que lo hagáis vosotros mismos. Es divertido, aunque quizás solo porque yo me aburro mucho. A veces, solo a veces.

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