Por supuesto que no voy a hablar de la reina de España. Ni tan siquiera voy a proponer un debate sobre la monarquía o la república. Hay mejores foros para comenzar ese debate y, me presto a hacerlo, si queréis tomaros una cerveza conmigo el próximo sábado. O algo así. Pero ahora no.
Quería, en realidad, hablar de mí mismo, cosa que normalmente no hago. De mí, y de uno de los habituales de este blog que esta mañana me ha acompañado en un buen entrenamiento. Eso es, quería hablar de que esta mañana he ido a correr. Como nuestro vecino de pormaratones.com cuando da cuenta de sus entrenamientos. Algo así.
Y es que hacía mucho que no me daba una paliza como la que nos hemos dado esta mañana. En resumen: hemos empezado a correr en las cercanías de la Plaza Bide Onera de Barakaldo y nos hemos ido, a buen ritmo, hasta la plaza del Teatro Arriaga de Bilbao, donde hemos dado la vuelta para, subiendo por San Mamés, regresar hasta Barakaldo pasando por Zorroza.
En total, 19 kilómetros y 400 metros. El tiempo: 01:55:11. El ritmo, a 5:56 el kilómetro. No es para estar muy orgulloso. Recordad: nuevo récord de maratón a 2:56 el kilómetro. Pero nosotros estamos a otro nivel, un nivel infinitamente superior, ¿que no?
Hacía mucho que no me acercaba a los 20 kilómetros, y siempre que lo había hecho, jamás había bajado de los seis minutos por kilómetro. Me refiero a los entrenamientos, en carrera, es distinto. En la Behobia del año pasado, bajé de los seis minutos kilómetro.
Las sensaciones, además, han sido buenas. Por Lutxana, aún conversábamos con soltura. Y por Olabeaga, cuando hemos decidido cruzar el Puente de Euskalduna y seguir por la ribera de Deusto hasta el Casco Viejo. Incluso en el Arenal, íbamos hablando de la pasada Aste Nagusia. Y, a la altura del Guggenheim, íbamos haciendo cuentas de nuestro tiempo y nuestro kilometraje. Subiendo a Basurto, nos hemos callado. Pasando entre obreros por la vieja carretera hacia Zorroza, hemos subido un poco el ritmo, pero a la salida de Zorroza, ya flaqueaban las piernas. Nos ha quedado apretar en la vuelta a Lutxana, sufrir subiendo a Barakaldo y hemos terminado junto al Palacio de Larrea después de haber sudado lo suyo pero contentos. Yo, por lo menos, estaba muy contento. Un buen test: casi 20 kilómetros, sufriendo, pero con un buena batería de energías aún en reserva que me podían haber ayudado a alargar la carrera un poco más.
En resumen, la Behobia está cerca y, más aún, si al final me atrevo, nuestra primera media maratón, que podría ser la nocturna de Bilbao. Muchos planes atléticos para un fin de año, y mis rodillas aún se resienten, pero parece que, si seguimos con un buen ritmo de entrenamientos, y se baja un poco más de peso (y se deja de fumar un poco), se pueden cumplir.
¿Y la Reina Sofía?
Pues a la altura de la Universidad de Deusto, el número de policías paseando nos ha hecho elucubrar sobre el personaje famoso a quien andarían esperando. Hemos imaginado que sería un famoso político de derechas, dado que algún grupillo de público juvenil y con aspecto pulcro y solvente, se reunían cerca de la entrada principal de la Universidad. No hemos andado lejos, según acabo de ver en las noticias, la Reina Sofía visitaba la universidad jesuíta para inaugurar un congreso sobre drogas y juventud. Algo así. Mientras tanto, nosotros corríamos sin prisa, pero con buenas sensaciones. Lástima que nos hayamos perdido el acontecimiento, ¿que no?
Y, como el título ya venía a poco cuento con la entrada, menos aún la foto, pongo el Guernica porque está en el Museo Reina Sofía y punto. No hay más razón. En fin.
2 comentarios:
Pues yo soy el otro que ha ido. Debo reconocer que yo me he parado a 400 metros del Palacio Larrea pero es que después de 19 Km no estaba como para andar subiendo cuestas. Buen entrenamiento, claro que sí. Pero la Behobia aún queda lejos, HC antes tenemos que hacer nuestra primera media que ya va siendo hora.
Saludos.
Qué presión, pero sí, igual sí.
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