Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
lunes, 28 de septiembre de 2009
Deion Branch
Febrero me estaba matando. El regreso había sido más difícil de lo que me había imaginado. No hacía nada más que mirar atrás. Para que te hagas una idea: el mejor momento del día era jugar al baloncesto con el niño en el garaje. Había vuelto a fumar, definitivamente. Así que, cada mañana, conducía el coche de madrugada hasta la entrada del parque o el aparcamiento del Pizza Hut para fumar a escondidas. El aparcamiento era mi favorito. Resbalaba, se me iba el coche y me gustaba la excitación. El crío se reía cuando me veía asomarme a la puerta del garaje y decir buuuu, cuando nevaba. Decía que aquello no era nada, pero yo seguía sin poder salir a correr. Una tarde lo intenté, y volví veinte minutos más tarde cojeando. Así que febrero me estaba matando. Siempre viendo la HBO, los partidos de la NBA que me ayudaban a quedarme dormido y un canal donde reponían una y otra vez clásicos como Breakfast Club o Hoosiers. Mirando atrás. Obsesionado con las siete horas de diferencia horaria y los días que quedaban por tachar en el calendario.
El 6 de Febrero era domingo. Por la mañana, había cogido el coche para ir a fumar al cementerio de Schleswig. Nevado, vacío, inmenso, me sentí diminuto bajo aquel árbol pero no me moví. Volví para comer, comí patatas fritas mejicanas y manzanas de Missouri en mi habitación y me eché a dormir. A las cuatro llamaron a mi puerta. Alan sonrió. Se sentó al borde de la cama. Me preguntó cómo andaba y después lo soltó de carrerilla: esa noche se jugaba la Superbowl, pensaba ir a verlo a casa de un amigo, si me apetecía, estaba invitado. ¿Cómo no me iba a apatecer? Fútbol americano solo con varones, quizás pudiera fumar tranquilo, tomarme una cerveza, reírme de los comentarios machistas, desenchufar. Me apunto. O me apunté, vamos. Así que unas horas más tarde estaba en el piso de arriba, con mi gorro de lana y una sonrisa emocionada. Alan me dijo wait y sonó un claxon fuera. La noche ya había caído. Nevaba ligeramente. Salimos al trote y nos montamos en una pickup enorme. Alguien me saludó. Alan me presentó. Ya nos conocíamos, era el tío del banco, el que me regaló una cafetera por abrirme una cuenta corriente. Por el camino, pasé de todo. Ellos dos iban delante charlando, yo detrás, en silencio, acojonado. Nevaba. A mí me parecía que copiosamente, y aquel tío conducía con una sola mano y diez millas por encima del límite de velocidad. Y no llegábamos nunca. Ya no sabía dónde estaba. A los veinte minutos, se metió por un camino de tierra que era de nieve y lodo. No se veía nada alrededor. Nada. Una luz. Y frena. Paran. Bajan sin decirme nada y yo detrás. Oigo voces y veo que estamos en una granja. En la puerta, Alan y su amigo charlan con un tercero, sin camiseta, con gorra y un peto vaquero. Huele a carne. Está haciendo una barbacoa aprovechando la cornisa de la entrada a la granja. Dentro hay más gente, tres tíos jóvenes, serios, que me ofrecen su mano y después se dan la vuelta. Busco la cerveza, pero no la encuentro. Alan me dice al oído que alguno de esos tíos es el primo de la profesora Eggsphueler. Entra el de la barbacoa. Le aplauden. Reparte las hamburguesas en platos y apunta con la barbilla a una mesa auxiliar junto al fregadero. Hay coca-cola, pepsi cola, mountain dew, agua, chips ahoy!, patatas fritas... No hay cerveza. Dicen algo y se ponen todos en circulo. Se quitan las gorras. Me arrimo. Dan gracias a Dios por los alimentos que van a disfrutar y por poder celebrar una noche entre amigos. Yo empiezo a cerrar la boca pero no dejo de flipar. Y pasamos al salón. El televisor. Me siento en una silla detrás de los demás. Alguien me pregunta que quién quiero que gane. Y yo digo: ¿quién juega? Me dicen: los Patriots de New England y los Eagles de Filadelfia. Pues, está claro, los Eagles, lo de los Patriots me suena a coña. Funcen el entrecejo, se ríen. Todos quieren que ganen los Patriots. Y ganan. 24-21. Gracias a Deion Branch, MVP del partido.
En el descanso, todos tenían algo que hacer. Unos fueron al servicio, otros a por más mountain dew, el anfitrión a freir más carne de vaca y yo no me moví. Era lo mejor del partido: el concierto de Paul McCartney. Y los anuncios de televisión. Alan me pilló con la boca abierta: unos niños intentaban lanzar a MC Hammer por encima de una valla justo después de anunciar las patatas Lay. Esto es lo mejor del partido, le digo. Y se ríe.
Aquella fue la 39º edición de la Superbowl. Los Patriots ganaron por segundo año consecutivo. En el Alltel Stadium de Jacksonville (Florida) se reunieron 78. 125 espectadores. Desde sus televisores, unos 86 millones de telespectadores siguieron la retrasmisión de la Fox, a cargo de Joe Buck, Troy Aikman y Chris Collinsworth. 30 segundos de publicidad costaban 2'4 millones de dolares. Anuncios de Subway, Visa, Pizza Hut, McDonalds, FedEx, Pepsi, Cialis, Budweiser, Napster, Olympus o Verizon. La petó el de Godaddy.como que convirtió a Candice Michelle en un icono sexual si no lo era ya. Yo abrí la boca con el de Frito Lay y me reí a escondidas con el de Ameriquest. Lo mejor del partido: Paul McCartney cantando baby you can drive my car... Y yo estaba en una granja en medio de la nada.
Mi primera y única Superbowl. Ni cerveza, ni cigarrillos, ni comentarios machistas. En el viaje de vuelta, me quedé dormido. El lunes volví al sofá y a la HBO, a los partidos de la NBA. El martes repusieron Breakfast Club. Ya ni me acordaba de Tony Deion Branch. Pocos días después, dejó de nevar. Entre eso, Casey Harriman y el viejo Ford Taurus me las arreglé para tirar para adelante. Eso sí, sin dejar de mirar atrás. Marzo estaba muy cerca ya y cada vez quedaban menos días por tachar.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Wallace Stegner
El 3 de Diciembre de 1960, Wallace Stegner escribió una carta dirigida a David E. Pesonen, por aquel entonces comisionado para el Outdoor Recreation Resources Review, algo así como una organización gubernamental que pretendía administrar y reorganizar los comités que, hasta entonces, estaban al cargo de la creación y mantenimiento de las reservas medioambientales protegidas. Aquella carte tiene aún un peso preponderante entre los investigadores de campos como la protección medioambiental o la literatura del espacio. Como Stegner explicó en una posterior introducción a la carta, veinte años más tarde y que publicó en la revista The Living Wilderness, cuando escribió aquella carta quería dsiscutir un concepto de naturaleza salvaje que no entendía a ésta como una reserva científica, como un banco de tierra, o un lugar de esparcimiento, sino como una recurso espiritual, un legado del pasado que jugaba un papel fundamental en la identidad de los ciudadanos. En aquella carta, Stegner describía a la naturaleza salvaje (entendida ésta como aquellos parajes, recursos naturales, escenarios, paisajes y horizontes que escapaban al manejo y la especulación del hombre, no a su disfrute) como fuente de "salud espiritual". Stegner decía que sin zonas vírgenes nunca podríamos volvernos a sentir únicos, individuales, verticales, piezas de un medio definido por árboles, rocas, tierras, hermanos de los animales, parte del medio natural y con derecho a pertenecer a él. "The Wilderness was working on us." La naturaleza era para Stegner una oportunidad de renovarse, de reforzar tu identidad, de sobrecogerse. Hace varios años que Stegner murió, renovado, reforzado y sobrecogido por el lugar al que siempre perteneció, universal y local como solo pueden serlo las ideas abstractas menos aprensibles.
El camino bajo que planea en dirección a la pozorra de Peñas Blancas, si quieres evitar subir por la columna vertebral del Arroletza, donde siempre parece que llueve, se convierte en una cornisa de vértigo desde la que el plano de la ciudad, abajo, parece un cadáver sobre la mesa de autopsia. El cemento crece hasta el mar. Últimamente, crece hasta el cielo. De frente, se ve el Argalario y a la izquierda, sobre el viejo pantano, las sombras de los montes de Triano. A sus pies, el valle estrecho de El Regato que parece recular, incapaz de armonizarse con la última concesión del progreso. El último día, nos llevamos con nosotros a A, doce años, gallego, no callaba, y jugaba a que todo era maravilloso. El Arroletza se le hizo cuesta arriba, como no podía ser de otra forma. Arriba, suspiró. Y yo le dije mira atrás. Y después dejamos que los demás se fueran, mientras pateabamos la tierra, susurrábamos en la niebla y nos vacilábamos sin parar. Yo sé que él eso no lo va a olvidar, y en parte, no lo olvidará porque fue allí. Solo allí. Al volver, yo me excusé: voy a correr un rato, y me tiré de cabeza, al trote, por el camino bajo que planeaba ya de vuelta de la pozorra de Peñas Blancas. Al llegar al tostadero, paré, y como me quedaba frío esperando, volví al paso sobre las zancadas que había dejado en la piedra suelta. A medio camino, decidí esperar a que A y los demás me alcanzaran. Estaba en la cornisa del vértigo. Veía el cadáver, veía el Argalario, veía el cielo y el mar y el valle allá abajo que estaban horadando para construir una nueva autopista. El puente cruza el pantano. Los túneles se unen como las heridas que se abren en una montaña barriguda que nunca se queja. Recordé lo que dijo P a J la primera vez que nos paramos a ver cómo trabajaban, desde este mismo sitio: "Mientras sea para que una ambulancia llegue a tiempo al hospital." Me callé. El sábado pasado, seguí callado mientras lo recordaba. Y cerré los ojos. Y oí que empezaba a llover. Y respiré. Y entonces llegó A y me abrazó mientras me bronqueaba por sudar tanto. "The Wilderness was working on me." Y me quedé callado.
sábado, 19 de septiembre de 2009
Damien Gaudin
El joven francés del Bouygues Telecom terminará mañana, muy probablemente, la Vuelta a España. Terminará en el puesto 139 a casi tres horas y media del vencedor. Se lleva el farolillo rojo, que aún dicen los veteranos. Primero, ya lo sabréis todos, será Alejandro Valverde. Samuel se conformará con el segundo, y el australiano Evans intentará consolarse con el tercer puesto del pódium. Basso y Mosquera se quedan a un paso. Lo del gallego ha sido mala suerte. Los otros cinco del top ten, por orden, serán Gesink, Joaquín Rodríguez, Tiralongo, Deignan y el búfalo Cobo. ¿Sacamos conclusiones? ¿O nos dejamos llevar por las mismas impresiones oblicuas de siempre? Seamos sinceros: me alegro por el murciano, que siempre ha sido un corredor de talento con muchas bocas que cerrar, pero me entristece que no haya ganado Samuel Sánchez. Evans merecía una alegría pero no sé si será suficiente para paliar su "este deporte es una mierda". Basso aspiraba a celebrar su regreso con más éxito, pero no creo que esté decepcionado si a este puesto le sumamos el quinto (cuarto, digo yo, tras lo de Di Luca) en el Giro del centenario. Mosquera siempre se acordará del botellín, la caída y el pinchazo. Aún así, ha hecho quinto. Gesink solo se acordará de la caída, pero le quedan muchos años para pinchar y coger botellines cuando tenga el pódium cerca. Joaquín pensará que no está mal ser séptimo currando para otro. Tiralongo se dirá que puede ser el próximo Bruseghin, pero ganando si se puede. Deignan ganó en la misma escapada que le llevó hasta un sorprendente noveno puesto, así que en la próxima buscará que nadie pueda decir que fue de rebote. Y Cobo sabe que puede estar más adelante, si es regular y le dejan correr con tranquilidad, aún así, victoria y top ten, es para firmarlo. Por lo tanto: todos tienen de lo que alegrarse y de lo que lamentarse. Por lo tanto, ciclismo del bueno, como la vida misma, sin alegrías completas, sin blancos y negros, sin finales felices del todo, sin finales tristes del todo. Gaudin, quién sabe, es joven, quizás algún día cambie el último por el primero.
Iker Iturbe
Me ha empezado a picar todo el cuerpo. Hace poco, nos pasamos días y noches enteros con el cucal y el casajardín en la mano, y aún así, las picaduras seguían apareciendo. Nosotros no hemos ido a los Estados Unidos, así que espero que el causante de las picaduras no fuera una garrapata pariente de la que hace ya un tiempo picó a Iturbe en New York. El vitoriano va a estar de baja sin fecha de vuelta en el Estudiantes. La razón: dolores musculares en las articulaciones y los dedos. Según las crónicas, a los médicos les ha costado encontrar la causa, entre otras razones, porque era tan rebuscada que sirvió para que los guionistas hicieran un capítulo de House. Iturbe sufre la enfermedad de Lime, causante de los síntomas que he dicho antes y producida por la picadura de una garrapata que, sin embargo, no se reproducen en plenitud hasta pasados casi dos años. El Estudiantes ya ha encontrado remedio: ha fichado a Germán Gabriel. Iturbe, por ahora, tendrá que atiborrarse a antibióticos. Como decía el otro: ver para creer.
jueves, 17 de septiembre de 2009
Philip Deignan
Porque ha sido el último, hace solo unos minutos, en Ávila. Pero... contemos: Deignan, Hesjedal, Greg Henderson, Borut Bozic, Gustavo César Veloso, Lars Boom y Anthony Roux. Aún quedan tres etapas, y cuento a Ciolek, Griepel y Farrar como corredores medianamente asentados. Los positivos dirán: estamos ante un cambio generacional, aunque no tenga que ver del todo con la edad. Los cenizos renegarán: es porque el cartel de participantes de esta edición de la Vuelta deja que desear. Si no es Basso, y el ganador final es alguno de estos tres: Valverde, Gesink o Samuel, el vencedor final también lo será por primera vez. Yo no sé si ser positivo o un cenizo: ganar, siempre ganan los que se lo merecen. O casi siempre. Salieron 198 corredores y han ganado esos y no otros, así que algo habrán hecho. El tiempo nos dirá quién tenía razón, quizás Roux sea el próximo Bartoli y Boom el próximo Boogerd y Bozic el próximo Abdoujaparov.
Kaspars Kambala
A) ¡Que al final boxeó! Se piró a Las Vegas y se puso en manos de Richard Steele. No perdió un combate de profesional. Qué tío.
B) ¿Era por cocaína? Recordaba que había dado positivo en un control antidoping, pero no que fuera por cocaína. Él decía que era por un medicamento para la depresión. Había perdido un hermano y otro estaba enfermo.
C) Ha vuelto. No tenía ni idea. ¡Y ha jugado el eurobasket! Y además bien. 17 puntos de media en 3 partidos (6º en la clasificación general) y 5 rebotes en 23 minutos de juego. Solo ganaron un partido, pero no por la diferencia de puntos necesaria para clasificarse para la siguiente ronda.
D) Y fue por culpa de Jagla, pero Kambala la tomó con Hamann, a él qué más le da. Resultado: una dura sanción deportiva y económica por conducta violenta. Es decir: Kambala ha regresado.
E) Dice que el baloncesto es fácil. Incluso la vida. Lo jodido es el boxeo. Dice que aprendió a luchar gracias a ello. Nadie creía que podría hacerlo y lo hizo.
F) Lástima que confunda las metáforas con el significado literal.
G) A mí me sigue dando miedo, casi tanto miedo como Radislav Curcic.
H) Sus colegas le llaman KAS.
I) Muchos vídeos en Youtube, cuelgo uno, con lo mejor y lo peor de Kambala, tanto boxeando como jugando al baloncesto.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Serena Williams
Dicen que la primera vez que se usó el término, ya de manera despectiva, fue en Filipinas a principios del siglo pasado. Los marines americanos se dirigían a los filipinos con el término "gook" con intenciones peyorativas. Al parecer, deviene de "gugu", palabra que usaban para imitar con sorna su idioma. Poco después, lo usaron en Nicaragua y Korea, y se usó, hasta convertirlo en una costumbre, durante la guerra del Vietnam. John McCain lo usó, según la Wikipedia, para referirse a sus captores, y después tuvo que retractarse y pedir perdón. Y es que el término "gook" es altamente despectivo, a la par que "nigger" para referirse a los afroamericanos o "spic" para los hispanos.
Bueno, siento mucho no poder ser concreto, pero no puedo decir exactamente quién y dónde. Hoy he leído en la prensa deportiva que, además de lo que aparece en todos los periódicos, que Serena Williams amenazó de muerte a una juez de línea y le dijo que quería ahogarla con una pelota de tenis, además de eso, cuando se volvía, dijo: "fuckin' gook." He intentado rastrear en internet para encontrar el artículo que he leído, pero no he podido hacerme con él. Esta mañana, mientras tomaba café, e hojeado El Correo y el Mundo Deportivo, pero también he visitado la edición digital de El Diario Marca en internet, así que calculó que tiene que ser en alguna de esas publicaciones donde he leído la noticia. Como digo, lamento no ser conciso y deciros dónde y quién lo decía, porque no he encontrado referencias a ello en otros periódicos, ni tan siquiera en el New York Times y el Miami Herald, cuyas ediciones digitales he visitado para cerciorarme de los datos. Todos coinciden en lo de la amenaza y la pelota y no hay duda de que la juez de línea que le pitó la falta de pie y desencadenó toda su ira es asiática, pero en ninguno se decía que Serena Williams la hubiera llamado "gook", un término muy denigrante.
Serena Williams, que al principio negó haber amenazado a la juez, ha aprovechado la aparición pública de su representante para excusarse ante los medios:
``Last night everyone could truly see the passion I have for my job. Now that I have had time to gain my composure, I can see that while I don't agree with the unfair line call, in the heat of battle I let my passion and emotion get the better of me and as a result handled the situation poorly. I would like to thank my fans and supporters for understanding that I am human and I look forward to continuing the journey, both professionally and personally, with you all as I move forward and grow from this experience.''
Traduzco: Anoche todo el mundo pudo ver con qué pasió me tomo mi trabajo. Ahora que he tenido tiempo para verlo todo con tranquilidad, puedo decir que no estoy de acuerdo con la decisión de la juez (no estoy muy seguro de que esté traduciendo esto bien, quizás se refiere a otra cosa), pero en el calor de la batalla me dejé llevar por la pasión y la emoción se apoderó de mí, por lo que no actué de la mejor manera. Me gustaría agradecerles a mis fans y seguidores que hayan entendido que soy humana y deseo con todas mis fuerzas continuar con mi trayectoria, tanto profesional como personal, con todos vosotros, mirando hacia adelante y aprendiendo de esta experiencia."
Habrá que preguntarle a la juez de línea si la excusa le sirve. También, de paso, podríamos preguntarle a John McEnroe si ve peligrar su fama como el tenista peor educado de la historia. Supongo que sería injusto juzgar la carrera de Serena Williams por este hecho aislado, si es que es aislado, porque tampoco entiendo tanto de tenis como para saber si Serena Williams ha sido protagonista de episodios parecidos. Por ahora, ha sido multada con 10,000 dólares y se ha abierto una investigación, expresión que se usa a menudo, pero que no acabo de entender, ¿llaman al FBI para que haga unas cuantas preguntas y sacuda algún árbol, como decían en las películas de mafiosos? Mientras tanto, su rival, que iba ganando, ganó también la final. Kim Clijster, la belga, que también tiene carácter, volvió por lo grande y pasó de invitada a ganadora, llenando los periódicos de preciosos titulares sobre cómo las mamás también pueden ganar torneos de tenis.
viernes, 11 de septiembre de 2009
John Motson
Una aseguradora británica, Aviva (tiene gracia el nombre), ha promovido una encuesta por internet para esclarecer cuáles son las declaraciones más estúpidas dichas por personajes públicos. No veo muy bien la relación con el negocio de los seguros, pero bueno. Los resultados son evidentemente hilarantes, pero también muy ingleses. Entre los diez mejores, tres hombres del mundo del deporte: un futbolista y dos comentaristas deportivos. El futbolista es Eric Cantona y la frase absurda del francés ya fue protagonista en este blog, así que si queréis volverla a leer, no tenéis más que usar ese buscador tan chulo que instalé hace unos días. Los otros dos nombres en el top ten son los de John Motson y Murray Walker. Walker, comenta, al parecer, la Fórmula 1, y la frase que le ha encumbrado hasta el 4º puesto es la siguiente: "El coche que va en cabeza es absolutamente único, excepto por el que va detrás, que es idéntico". Justo un puesto por debajo ha quedado el comentarista John Motson, un hombre de larga trayectoria que ya retrasmitía el partido de la FA Cup entre el Liverpool y el Nottingham Forest cuando sucedió el desastre de Hillsborough. En otro partido, Motson se quedó calvo detrás de las orejas cuando comentó en directo: "Para aquellos que estén viendo el partido en blanco y negro, los jugadores del Tottenham Spurs van de amarillo".
Como se ve, se nota quiénes han votado en esta encuesta, hasta se nota la distancia entre el humor inglés y el humor de aquí. Si se hiciera aquí, el top ten, probablemente, sería completamente distinto. ¿Os pica la curiosidad de conocer al ganador? El resto de los puestos de honor están copados por políticos: George W. Bush (1º y 9º), Arnold Schwarzenegger (2º), Donald Rumsfeld (3º), Gordon Brown (6º), Bill Clinton (7º) y el estrambótico alcalde de Londres, Boris Johnson (10º). Personalmente, y aún dándole vueltas a la de Schwarzenegger, me quedo con la de Donald Rumsfeld: "Las informaciones que dicen que algo no ha pasado siempre me resultan interesantes. Hay cosas que sabemos que sabemos. También hay cosas desconocidas conocidas, es decir que sabemos que hay algunas cosas que no sabemos. Pero también hay cosas desconocidas que desconocemos, las que no sabemos que no sabemos". Sin palabras.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Remy Gaillard
Me he tenido que poner un buscador en el blog porque ya se me hace difícil saber si he titulado entradas antes con el mismo personaje. Por ahora no quiero repetir, pero cada día es más difícil. Pensaba que ya había hablado de Gaillard, pero se ve que no, por lo menos el buscador no encuentra referencias, así que me viene que ni pintiparado, que decían las abuelas, para hablar de él por primera vez. Me lo descubrió otro bloguero, cuyo blog está en la lista de enlaces y que tiene la manía de correr para volver al mismo sitio. Durante un tiempo, se marchó de aventura al país vecino, y ya vuelto, un día, por casualidad, me hablo del Gaillard en cuestión. El tío es un humorista con un programa de televisión en el que se dedica a hacer bromas, en ocasiones, pesadas y hasta peligrosas. Ahora, le ha dado por el ciclismo. Imaginaros la situación: un cicloturista decide salir a dar una vuelta el domingo, aprovechando el buen tiempo y las ganas de sudar un rato. Al torcer de una cuneta, se encuentra con una moto que le dice que su ventaja con el pelotón sube a los 7 minutos, y un poco más adelante, se encuentra con un gentío animándole y la línea de meta. Por detrás, Gaillard le sigue en un dos caballos y con un megáfono que utiliza a grito pelado y que quizás el bloguero aludido sea capaz de traducirnos algún día. Pillo lo que le grita al último, algo así como el sinónimo de chauve, ¿no? Va el vídeo, que no viene mal para dotar de algo de alegría humorística al mundo del ciclismo:
Por cierto, la foto de arriba es de otra de sus grandes locuras, cuando se coló en las celebraciones de la final de la Copa de Francia, haciéndose pasar por un jugador y llegó a tener la copa en sus manos, ¿no? Ya no me acuerdo bien, pero... ¿seguro que no he hablado yo de este tipo antes?
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Kareem Abdul-Jabbar
Es, de todos ellos, probablemente, el más conocido, el que más repercusión ha tenido en la historia universal del baloncesto. El inventor del gancho, el hombre con los brazos más largos y las gafas más feas del mundo, es ahora entrenador ayudante en Los Ángeles Lakers. Pero es que, si echamos un vistazo al resto de los equipos de la NBA, nos encontramos con muchos nombres conocidos entre los ayudantes del entrenador principal: jugadores recién retirados, otros que lo hicieron hace más tiempo, antiguos entrenadores principales o hijos de y hermanos de. Empecemos por estos últimos, porque no son pocos y algunos al cobijo de sus familiares. Así, Dan D'Antoni ayuda a su hermano pequeño en los Knicks, RJ Adelman a su padre en los Rockets (y eso que no hace mucho que le pillaron conduciendo borracho)y el hijo de Berni Bickestaff ayuda a Rambis en los Wolves y ha batido el propio récord de su padre como entrenador ayudante más joven de la liga, tiene 26. Uno más: el hijo del que fuera entrenador de los Washington Bullets durante 7 temporadas, Wes Unseld, pertenece al staff técnico de los Wizards y también se llama Wes Unseld, pero Jr. Entre los que antaño fueron entrenadores principales y ahora solo aconsejan, hay nombres muy importantes y otros no tanto: Terry Stotts en Dallas, Mark Iavaroni en los Raptors, el propio Bernie Bickerstaff, que fuera nombrado mejor entrenador de la Liga en 1987 cuando entrenaba a los Sonics, con los Bulls, Maurice Cheeks con Oklahoma, Herb Brown, recordado en Vitoria y Badalona, con los Bobcats o Ron Rothstein en los Heat. Por último, los jugadores que ahora inician carrera en los banquillos también son muchos y variados. Desde recientísimos, como Damon Stoudamire (Grizzlies), Sam Cassell (Wizards), Aaron McKie (76ers), Shareef Abdur-Rahim (Kings), Robert Pack (Hornets) a otros ya mucho más veteranos, como el propio Jabbar, Jack Sickma (Rockets), Herb Williams (Knicks), Monty Williams (Blazers), Lester Conner (Pacers), Mark Bryant (Oklahoma y que jugó en 10 equipos en 15 años de carrera), Bob McAdoo (Heat), LaSalle Thompson (Bobcats), pasando por algunos nombres que, para mi generación, forman parte de la memoria sentimental colectiva, tales como(y ya paso de poner entre paréntesis los equipos en los que trabajan, que me canso), Dan Majerle, Bill Cartwright, Mario Elie, Patrick Ewing, Brian Shaw, Craig Hodges, Doug Overton, Roy Rogers (no confundir con el cantante folk y actor de películas de vaqueros), Paul Pressey, Alex English, Alvin Williams, Adrian Dantley, Harold Ellis, Brian Keefe, Adrian Griffin, Tyronne Corbin, Larry Drew, Tyronne Hill o Keith Askins. Si me preguntáis por alguno de ellos, después de poner eso de la "memoria sentimental colectiva", esperaríais que os hablara con entusiasmo y una memoria fotográfica, pero de algunos solo recuerdo esos nombres que memorizas por capricho y sin intención, recuerdos en negrita de los textos de Gigantes del Basket o de los cromos que el primo de un amigo del colegio se traía de muy lejos.
Moncho Monsalve
Nada más aceptar el reto de entrenar a la selección de Brasil, afirmó en una entrevista que "para mí esto es un sueño que no esperaba que se me presentase con 63 años, es un reto que afronto con una ilusión tremenda. Yo era un buen jugador, tuve una grave lesión de rodilla que no me permitió estar en unos Juegos Olímpicos y ahora tengo de nuevo esa posibilidad”. Hace unos días, tras vencer en la final del Torneo de las Américas a Puerto Rico y confirmar su clasificación para las Olimpiadas, afirmó que "el triunfo no significa nada para mí, sino más bien para ellos, que dieron el todo por el todo en este torneo con su gran defensa, que fue nuestra arma principal."
José Manuel Monsalve Fernández nació hace ya 64 años en Medina del Campo, Valladolid. Cuando yo era chaval, pasábamos la Nochebuena con mis primos en un pequeño pueblo castellano cerca de allí. Un día los padres nos llevaban a Medina del Campo y nos dejaban enredar por las calles llenas de gente. Mientras tanto, aprovechaban para que uno de ellos se escabullera y comprara regalos para sorprendernos esa noche. Nunca nos dábamos cuenta: había demasiadas luces, demasiada gente, demasiados detalles en los que perder la atención. Puede que nos cruzáramos con Monsalve por casualidad, quién sabe.
Moncho Monsalve fue un exitoso jugador del Real Madrid y la selección española, con la que llegó a ser 65 veces internacional. Empezó a entrenar antes de que muriera Franco y no lo ha dejado hasta hoy. Durante sus más de treinta años de carrera, ha entrenado a equipos como el Mataró de Barcelona, el FC Barcelona, CAI Zaragoza, CB Málaga, OAR Ferrol, Pallacanestro Varese, Náutico Tenerife, Castilla Valladolid y, no hace muchos años, el Cantabria Lobos. Incluso tuvo tiempo para las experiencias exóticas y se atrevió con aventureras tareas de seleccionador en países como República Dominicana, Túnez, Suiza y Marruecos, donde dirigió a la selección sub-21. Quizás la motivación para emprender esos proyectos se entiende tras escuchar estas declaraciones suyas en el periódico en 2003, durante un chat con los lectores en el periódico el Mundo: "Por encima de todo soy entrenador de baloncesto. Sólo hay una cosa más importante en mi vida, se llama Yolanda y sólo un proyecto importante en el aspecto deportivo lo podría considerar."
Unos años más tarde, Brasil le tentó con un objetivo de responsabilidad. Y no ha defraudado. Su renovación aún está en aire, pero sería de justicia histórica que Monsalve tuviera la oportunidad de dirigir a esta selección durante las próximas olimpiadas. Además, no dudo que haría un gran papel. Una nueva generación de baloncestistas cariocas se abre paso, tras los Israel y Óscar Schmidt Becerra, vinieron tiempos de desencanto, donde el talento de jugadores como Rogelio Klafke no llegó a cumplir las altas expectativas creadas. Ahora, los Leandrinho Barbosa ,Álex García, Marcelinho Huertas, Anderson Varejao o Tiago Splitter pueden reverdecer laureles de la mano de un veterano que pondría la guinda al pastel.
¿A que me quedó chulo? Reverdecer laureles, guindas en pasteles, justicia histórica... Más vale que me calle ya porque ni el metasarcasmo a posteriori lo arregla.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Ricardo Bango
Deben ser los aires del cantábrico, o la leche de vaca, yo qué sé. Cuatro ejemplos de norteños que no quieren dejar el fútbol: Ricardo González Bango, Iván Ania, Daniel Bouzas y José Luis Rodríguez Deus. Empezemos por el más joven, delantero que prometía, canterano del Dépor y que ahora encabeza el proyecto deportivo del Bergantiños en Tercera División, según aparecía hoy en un periódico deportivo. En el mismo periódico, sigamos con el más veterano, hablaban de Ricardo Bango, ex internacional y ex jugador del Oviedo, el Sevilla, el Spórting de Gijón y el Atlético Celaya que ahora apura sus últimos partidos, con casi 40 años, en el equipo asturiano de Tercera División, Tuilla. A principio de temporada, el Oviedo rescató a Iván Ania para su ambicioso proyecto en Segunda B, que aún cuenta "tan solo" con 32 años, pero que pasó de jugar en Primera con el Oviedo o el Tenerife, a hacerlo en tercera con el Covadonga. Y, por último, otro clásico en horas bajas, el Alavés, gallego de 35 años, que dejó atrás sus años en Primera y Segunda con equipos como el Spórting, el Rayo, el Albacete o el Castellón. Y hay más, muchos más, en el Norte y en el Sur, con más o menos gloria, pero todos con pundonor y amor por el deporte, digo yo. Dejémosle la foto al más veterano, por educación.
Christian Bonilla
Nos amargó la noche el tío, pero mereció la pena. Al final, nos animamos y M, A y un servidor, al que podríamos llamar Barracus, M, A, Barracus, nos animos a marchar a Sestao. Lo admito, estaba excitado, volver a Las Llanas era todo un acontecimiento. Todo en ese estadio indica que es posible parar el tiempo. Para empezar, en taquillas, veinte euros la entrada sin distinción, una entrada única y puedes pasearte líbremente, como en los viejos tiempos. Antes incluso de entrar, tomando una cerveza en Mendieta, ya se me llenaba la cabeza con imágenes del viejo Lasesarre. Imágenes, muchas de ellas, emotivas y sentimentales porque me recordaban a gente que ya no está. Al entrar, fue peor. Nos colocamos con la afición del Barakaldo, que había ido en masa, y empecé a saludar a gente que no veía desde que tenía 20 años y lo mejor que podíamos hacer era beber y fumar porros. Algunos siguen igual. Vi el partido como si no lo viera hasta que quedaban veinte minutos. Mientras tanto, todo fue luchar por concentrarse en el juego, que no invitaba a ello. La vista se te iba a todos los sitios, a las torres de iluminación, a los viejos carteles de publicidad, al graderío de pie, a las coloridas pancartas, a la gente que pululaba de un lado para otro como si hubieran regresado del pasado, al bar que da al frontón, a las columnas de hierro forjado, al marcador escondido, al perfil de las viviendas, al cielo postizo por donde iban y venían los aviones, al césped recortado como si fuera una postal en blanco y negro, a los banquillos de cemento, a la boca del túnel, a las porterias incrustadas en los fondos, a la tribuna descolorida... Las Llanas es una pieza de museo, un espejo sentimental en el que me parecía ver al viejo estadio de Lasesarre y ver aquello, por verlo en la memoria, era ver tantas otras imágenes veladas que casi no pude atender al partido. Al final, Bonilla, que llevaba un minuto sobre el campo, nos amargó el día, pero había merecido la pena. La rivalidad aguardará para buscar revancha. Mientras tanto, queda el sentimiento romántico que, por un día, devolvió al fútbol el valor de las cosas intangibles. No valdrá de mucho, pero a mí la derrota me supo más dulce que agria, sin que la pelota tuviera nada que ver.
Andrea Iannone
Iannone, tío, qué fácil es pegar cabezazos con casco, no te jode. Yo me iría de fiesta con Iannone y con Simoncelli. Me iría de fiesta, de ruta macarra, por bares que ya ni existen. Iríamos a AZ, al Ipotx, al C-mento, a la Coja y al JB, a la Cosa, a La Pela, al Txibiri, al Roadhouse, al Don Pepe y al Kubil, e iríamos en moto por la vieja carretera de Sestao, derrapando al final de la Avenida Kaiku. De Rossi, pasaríamos, es demasiado educado, pasamos de la Nutella. También de Lorenzo y de sus fiestas guays con patatas de sobre y ketchup. Pedrosa que se quede con su playstation. Paso, tío, me dice Andrea, vámonos de juerga, y Marco se anima: ¿por qué no invitamos a Stoner? Más que nada por el apellido. Al final de la noche, al principio de la madrugada, haciendo caballitos camino del Trinkete, haríamos una lucha a cabezazos, sin casco. Qué noche más jodidamente loca sería ésa, ¡qué no?
viernes, 4 de septiembre de 2009
Michael Rasmussen
Otro que vuelve. Parecía que iba a fichar por el Flaminia de Petito y cierta polémica obligó a la UCI a redactar un escrito en el que negaba la existencia de una lista negra de corredores y afirmaban, ya de paso, que no se negaban al regreso de Rasmussen al ciclismo profesional. Y ha vuelto. Ahora mismo, está corriendo en México. Enrolado en el Tecos Trek, Michael Rasmussen venció en la tercera etapa de la Vuelta a Puebla San Marcos que discurría entre Zacatlán y Zacapoaxtla. Dos compañeros suyos, el mexicano Bernardo Colex y el colombiano Gregorio Ladino, fueron segundo y tercero. Colex llegó a casi diez minutos de Rasmussen y Ladino, a unos once del ganador. Rasmussen sigue líder, claro.
jueves, 3 de septiembre de 2009
Gary Lineker
Felicidades, Gary.
En los años ochenta del siglo pasado, se convirtió en uno de los mejores delanteros del mundo. Medía solo 1'80, pero destacaba en el remate de cabeza y en un instinto especial para acertar delante del portero. Después, llegó Cruyff, le pegó a la banda, y abandonó el Barcelona para fichar por los Spurs. Se retiró en Japón con un contrato millonario. Antes había jugado en el Leicester City y el Everton y había sido el máximo goleador y una de las grandes figuras del Mundial de México 1986. Recuerdo que tenía el álbum y me flipaban los cromos de Amorós y Pfaff. ¿Por qué? No sé.
Por cierto, antes de seguir con su carrera tras abandonar el fútbol, dos datos. Primero, Lineker recibió el premio Juego Limpio, en reconocimiento a una extensa carrera en el fútbol profesional sin recibir ni una sola tarjeta amarilla. Segundo, Gary fue quien se inventó esa frase que todo aficionado al balompié conoce: el fútbol es un deporte que inventaron los ingleses y siempre ganan los alemanes.
De hecho, esos dos datos son pistas que nos ayudan a entender por qué Lineker se ha convertido en un personaje mediático en Inglaterra. Se le aprecia por dos valores fundamentales, quizás dos valores que brillan más en conjunto: su don para la comunicación (siempre fue muy extrovertido y además aún maneja el español en un país bastante monolingüe) y su fama de hombre caballeroso y con principios, un gentleman. Cuando abandonó el fútbol, pasó a las cabinas y los platós. Actualmente, comenta partidos para la BBC y para una cadena de retrasmisiones deportivas privada en Holanda, donde también trabaja Pierre Van Hooijdonk. También fue comentarista de golf, gracias a que, al parecer, como muchos otros futbolistas y entrenadores, tiene dotes para este deporte. Participó en la película Quiero ser como David Beckham y es la imagen publicitaria de las patatas Walkers, las Lay's en la Pérfida Albión. Su nombre es portada últimamente, porque tras separarse en 2006 de su mujer durante veinte años, Lineker se casó hace unos días con Danielle Bux, famosa modelo de lencería y participante en el programa La Cocina del Infierno durante la cuarta temporada, programa que inventó Gordon Ramsay, famoso cheff que asegura que jugó en los Glasgow Rangers cuando era un chaval. Bux, antes de conocer a Lineker, también mantuvo relaciones con Adam Willis, que jugaba en el Coventry City y tuvo como compañero de programa a Bruce Grobelaar. La foto de arriba son ellos dos, y las patatas Walkers. ¡A que es chulo el coche!
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