Bueno, volvemos. Ya ha pasado el verano y Erin Andrews no fue más que un... agradable prólogo. Aún queda casi un mes, porque nuestros Bluejays de Creighton no empezarán la temporada hasta el 13 de Noviembre. Por segundo año consecutivo, seguiré la carrera de mi antiguo vecino, Casey Harriman, que este año debe dar un paso adelante y convertirse en un jugador importante dentro del equipo. De paso, espero que disfrutemos de la competición baloncestística por excelencia en los Estados Unidos, y lo he dicho yo, no es más que una opinión personal.
La temporada se presenta apasionante para la universidad católica de Omaha, Nebraska. Más aún cuando hace solo unas semanas se supo que el Qwest Center de Omaha era seleccionado para albergar alguna de las primeras rondas de la fase final de la NCAA. Más motivación para los chicos de Dana Altman. Y es que Altman continuará una temporada más en el cargo de entrenador principal, y van 16, aunque aún está muy lejos de los 33 de Boenheim en Syracuse o los 29 de Krzyzewski en Duke. Esta vez, como ya sabemos, no podrá contar con Booker Woodfox, que sigo sin saber dónde piensa jugar esta temporada y Josh Dotzler, uno de los mejores defensores de la temporada pasada. A cambio, llegan cinco freshmen y se queda la columna vertebral del equipo, los Cavel Witter, Kenny Lawson Jr., P'Allen Stinnet, Kaleb Korver y Justin Carter. De los nuevos, se espera bastante de Wayne Runnels, Darryl Ashford y Andrew Bock. Hasta que la temporada finalize allá por marzo, todos estos jugadores intentarán pasar a la historia de una universidad que ya cuenta con jugadores de renombre, algunos que llegaron a la NBA, como Wally Andarzunas, Neil Johnson, Bob Portman y Paul Silas, entre los sesenta y los setenta, o los más recientes Chad Gallagher, Benoit Benjamin, Rodney Buford, Kyle Korver, Kevin McKenna, Anthony Tolliver o Alex Stivrins, al que yo recuerdo más jugando en Canarias.
Hasta Noviembre, les dejaremos que entrenen y que Altman les explique que espera de ellos esta temporada. A partir de entonces, volveremos a saber cómo le va al bueno de Casey Harriman. Seguro que el verano, de vuelta en Ida Grove o de viaje en Colorado, lo ha aprovechado para acampar, pescar, cazar, andar en bici y jugar al golf. Creedme, no hay mucho más que hacer en Ida Grove. Bueno, sí, a mí me divertía escupirle a las ardillas de Main Street, pero bueno.
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