viernes, 19 de febrero de 2010

David Bisbal


El 5 de Junio, se ve, actuará David Bisbal en el BEC, en el Bizkaia Arena, donde ayer mismo dio comienzo la Copa del Rey. Sin sorpresas, pero con resultados apretados. Al FC Barcelona no le quedó más que apretar los dientes ante el sólido equipo que han formado en Sevilla Joan Plaza y Zan Tabak. Unas horas antes, Rafa Martínez y Víctor Claver (algunas crónicas dicen que los árbitros también) acabaron con las ilusiones de la afición estudiantil. Ya hay semifinal por ese lado del cuadro. Por el otro, hoy se estrenan los dos equipos vascos en un derby que el corazón me dice que será disputado, y la cabeza que puede que sí, pero lo más probable es que no. En el otro partido, Messina y Sito Alonso intentarán que sus equipos vuelvan a ganar. Es la Copa del Rey con más aforo de la historia, por supuesto, que para eso es en Bilbao aunque sea en Barakaldo. Digo yo que habrá cheerleaders y concursos y fanfarrias y regalos y un marcador gigante y baloncesto a raudales. Digo yo porque no lo sé, ni fui ayer ni voy hoy ni iré mañana. Lo sigo en la distancia que así le duele menos al bolsillo.
Ayer, a unos pocos kilómetros de distancia (desde la torre del BEC seguro que se ven las luces iluminadas de San Mamés) el Athletic dio una lección de impotencia ante un corajudo equipo belga que demostró mucho más oficio, y, por momentos, hasta calidad. Como aficionado, vi al equipo muy flojo, mal posicionado (mira que lo explica bien Sarabia, que pena que luego no supiera aplicarlo), sin mordiente y, por momentos, sin fe. El análisis podría ser más incisivo, pero, al menos, hemos encontrado una disculpa para desviar la atención: los belgas son malos (pongamos que hay ironía). Los incidentes antes, durante y después del partido tomaron más protagonismo del deseado. Yo no lo viví, así que no lo voy a interpretar. Solo he visto fotos. Solo he oído comentarios. Solo así no se pueden hacer juicios morales. Sin embargo, es triste que todo esto siga ocurriendo.
Por lo demás, ni iré a ver a Bisbal, ni a Sabina, ni a Alejandro Sanz, ni a Miguel Bosé, que son los conciertos que se anuncian este año en el BEC. Recuerdo que cuando estuve en San Francisco me fui un día de excursión aventurera, solo y sin pensarlo, y si me lo pide alguien, algún día contaré qué pasó y cómo, pero el caso es que cuando me adentraba en una zona de ocio libidinoso, me encontré con una sala de conciertos de aspecto poco recomendable justo entre dos prostíbulos cerrados donde descansaban varios mendigos que aún no habían saludado a la mañana. Me quedé mirando la taquilla de la sala porque el cartel que anunciaba el próximo concierto mostraba a un risueño David Bisbal que me produjo compasión. Pobre, pensé, cuando vea dónde tiene que ponerse a cantar.

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