Curioso. Lo lejos que se puede llegar saliendo de Galdakao. Y lo alto. Si no, preguntadle a Igor Antón, que el Zoncolan tiene la cima a 1750 metros de altura. Pero antes que él, otro vecino del pueblo, cruzó el océano para jugar al fútbol.
Y es que es muy curiosa la historia de Ángel Zubieta. Una historia profesional que, como le ocurrió a muchos otros deportistas, artistas y fontaneros de la época, estuvo mediatizada por el conflicto bélico que sacudió al país.
Zubieta aún mantiene un récord que será difícil batir y que tiene mucho mérito. Él es el jugador más joven en debutar con la selección absoluta de España. Lo hizo en 1935 cuando contaba con 17 años y nueve meses. Hacía pocos meses que había fichado por el Athletic Club de Bilbao pero su temporada había sido sorprendente. Zubieta era un medio defensivo con mucho carácter, según cuentan.
Después, estalló la guerra.
Todo se detuvo y José Antonio Aguirre, lehendakari vasco, no tuvo mejor idea que organizar una selección de Euzkadi, compuesta en su mayoría con jugadores del Athletic, para que iniciara una gira por Europa y Sudamérica, y, de paso, recaudara fondos para la causa republicana. Tras recorrer Francia, Suiza, los Países Bajos, Inglaterra, New York, Cuba, Chile o Perú jugando diversos partidos, la selección de Euzkadi (formada, entre otros por Iraragorri, Lángara, los Regueiro, Gorostiza, Blasco o Cilaurren) se encontraba en México (la leyenda cuenta que llegaron a ganar la Liga Mexicana, pero no está claro) cuando Zubieta recibió una oferta del San Lorenzo de Almagro. Le ofrecían 10.000 pero no quería ir y respondió que quería 30.000. Cuando accedieron, se quedó sin excusas.
Y no se arrepentiría. Zubieta haría vida en la Argentina, llegando a jugar 14 temporadas consecutivas en aquel San Lorenzo de Almagro que venía a ser lo que ahora puede ser el FC Barcelona. Las crónicas hablan de un equipo maravilloso que dominó la escena local e internacional. Realizaban un fútbol distinto al practicado en Europa, y muy parecido al que ahora practica el FC Barcelona o la selección de España. Zubieta era una pieza fundamental de aquel equipo (aún hoy en día, si no me equivoco, es el tercer jugador con más partidos oficiales con los cuervos, e Isidro Lángara sigue siendo el séptimo en marcar más goles) de los Farro, Pontoni y Martino.
Por aquellos años, como bien cuenta Patxo Unzueta, no existían las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y la televisión no permitía acceder con tanta facilidad a las innovaciones técnicas y tácticas que parecían producirse de manera aislada y en determinados lugares. Había que esperar para descubrir todo aquello en directo. En 1946, cuando entrenados por Diego García y Pedro Omar, el equipo argentino donde Zubieta ordenaba y René Pontoni y Martino finalizaban, vino de visita a Europa, la historia del fútbol a la vera del Mediterráneo cambió para siempre.
Los argentinos jugaron un total de 10 amistosos, 8 en España y 2 en Portugal. Empataron con Valencia, Deportivo, Athletic y Sevilla y perdieron contra el Real Madrid. Por contra, ganaron al Atlético Aviación (1-4), al Oporto (4-9), a la Selección de Portugal (4-10) y dos veces a la selección de España, 5-7 en Barcelona, y 1-6 en Madrid en un partido memorable. Marcaron 47 goles en diez partidos. 17 los hizo Rinaldo Martino y 12 René Pontoni. Pero la repercusión de aquella gira excedió lo puramente matemático y computable. Unzueta lo explica muy bien cuando rememora el impacto que la visita de los jugadores del Gasómetro Pedro Bidegain produjo en Bilbao. Por entonces, Panizo, miembro de la famosa quinta que todos los niños de Bilbao, incluso los que no éramos de aquella época, nos sabíamos de memoria, era considerado un jugador blando y poco fiable, que se empeñaba en marear la pelota y en rifarla con pases cortos de poco provecho. Cuando llegó San Lorenzo, alguien exclamó: "si juegan todos como Panizo". Y, desde entonces, la reputación del jugador de Sestao cambió por completo. Algunos periodistas dicen que también cambió por completo el concepto del juego que se practicaba en España, siendo, rememoran, aquella visita, un momento clave en la génesis del estilo futbolístico que tantos elogios recibe ahora.
Zubieta regresó a España para jugar un par de temporadas en el Deportivo de La Coruña, donde acabó siendo entrenador-jugador y finalmente entrenador solo, aunque con poco éxito. También entrenaría por una temporada a Athletic y Valladolid, algo más duró en los Pumas de UNAM de México y luego volvió a Argentina, de donde era natural su esposa, para conseguir el éxito de ascender al humilde Deportivo Español (donde llegó a entrenar a Carlos Bilardo) desde la División D hasta la A.
Fumador empedernido, dicen que de gran corazón, Zubieta, que también trabajaba como distribuidor de vinos, murió a los 67 años. Queda una frase lapidaria y un poco exigente en estos tiempos, ya que se cuenta que Zubieta dijo en su día que su "mayor anhelo sería dirigir el equipo de un club con dirigentes íntegros y derechos como creo serlo yo".
Curioso, ¿verdad?
Y es que es muy curiosa la historia de Ángel Zubieta. Una historia profesional que, como le ocurrió a muchos otros deportistas, artistas y fontaneros de la época, estuvo mediatizada por el conflicto bélico que sacudió al país.
Zubieta aún mantiene un récord que será difícil batir y que tiene mucho mérito. Él es el jugador más joven en debutar con la selección absoluta de España. Lo hizo en 1935 cuando contaba con 17 años y nueve meses. Hacía pocos meses que había fichado por el Athletic Club de Bilbao pero su temporada había sido sorprendente. Zubieta era un medio defensivo con mucho carácter, según cuentan.
Después, estalló la guerra.
Todo se detuvo y José Antonio Aguirre, lehendakari vasco, no tuvo mejor idea que organizar una selección de Euzkadi, compuesta en su mayoría con jugadores del Athletic, para que iniciara una gira por Europa y Sudamérica, y, de paso, recaudara fondos para la causa republicana. Tras recorrer Francia, Suiza, los Países Bajos, Inglaterra, New York, Cuba, Chile o Perú jugando diversos partidos, la selección de Euzkadi (formada, entre otros por Iraragorri, Lángara, los Regueiro, Gorostiza, Blasco o Cilaurren) se encontraba en México (la leyenda cuenta que llegaron a ganar la Liga Mexicana, pero no está claro) cuando Zubieta recibió una oferta del San Lorenzo de Almagro. Le ofrecían 10.000 pero no quería ir y respondió que quería 30.000. Cuando accedieron, se quedó sin excusas.
Y no se arrepentiría. Zubieta haría vida en la Argentina, llegando a jugar 14 temporadas consecutivas en aquel San Lorenzo de Almagro que venía a ser lo que ahora puede ser el FC Barcelona. Las crónicas hablan de un equipo maravilloso que dominó la escena local e internacional. Realizaban un fútbol distinto al practicado en Europa, y muy parecido al que ahora practica el FC Barcelona o la selección de España. Zubieta era una pieza fundamental de aquel equipo (aún hoy en día, si no me equivoco, es el tercer jugador con más partidos oficiales con los cuervos, e Isidro Lángara sigue siendo el séptimo en marcar más goles) de los Farro, Pontoni y Martino.
Por aquellos años, como bien cuenta Patxo Unzueta, no existían las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y la televisión no permitía acceder con tanta facilidad a las innovaciones técnicas y tácticas que parecían producirse de manera aislada y en determinados lugares. Había que esperar para descubrir todo aquello en directo. En 1946, cuando entrenados por Diego García y Pedro Omar, el equipo argentino donde Zubieta ordenaba y René Pontoni y Martino finalizaban, vino de visita a Europa, la historia del fútbol a la vera del Mediterráneo cambió para siempre.
Los argentinos jugaron un total de 10 amistosos, 8 en España y 2 en Portugal. Empataron con Valencia, Deportivo, Athletic y Sevilla y perdieron contra el Real Madrid. Por contra, ganaron al Atlético Aviación (1-4), al Oporto (4-9), a la Selección de Portugal (4-10) y dos veces a la selección de España, 5-7 en Barcelona, y 1-6 en Madrid en un partido memorable. Marcaron 47 goles en diez partidos. 17 los hizo Rinaldo Martino y 12 René Pontoni. Pero la repercusión de aquella gira excedió lo puramente matemático y computable. Unzueta lo explica muy bien cuando rememora el impacto que la visita de los jugadores del Gasómetro Pedro Bidegain produjo en Bilbao. Por entonces, Panizo, miembro de la famosa quinta que todos los niños de Bilbao, incluso los que no éramos de aquella época, nos sabíamos de memoria, era considerado un jugador blando y poco fiable, que se empeñaba en marear la pelota y en rifarla con pases cortos de poco provecho. Cuando llegó San Lorenzo, alguien exclamó: "si juegan todos como Panizo". Y, desde entonces, la reputación del jugador de Sestao cambió por completo. Algunos periodistas dicen que también cambió por completo el concepto del juego que se practicaba en España, siendo, rememoran, aquella visita, un momento clave en la génesis del estilo futbolístico que tantos elogios recibe ahora.
Zubieta regresó a España para jugar un par de temporadas en el Deportivo de La Coruña, donde acabó siendo entrenador-jugador y finalmente entrenador solo, aunque con poco éxito. También entrenaría por una temporada a Athletic y Valladolid, algo más duró en los Pumas de UNAM de México y luego volvió a Argentina, de donde era natural su esposa, para conseguir el éxito de ascender al humilde Deportivo Español (donde llegó a entrenar a Carlos Bilardo) desde la División D hasta la A.
Fumador empedernido, dicen que de gran corazón, Zubieta, que también trabajaba como distribuidor de vinos, murió a los 67 años. Queda una frase lapidaria y un poco exigente en estos tiempos, ya que se cuenta que Zubieta dijo en su día que su "mayor anhelo sería dirigir el equipo de un club con dirigentes íntegros y derechos como creo serlo yo".
Curioso, ¿verdad?
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