No voy a decir nada que no sepáis, a poco que hayáis estado leyendo la prensa deportiva estos días. Incluso, ya se ha hecho algún reportaje ambicioso recogiendo todos estos datos y sacando conclusiones sociales y económicas que trascienden lo meramente deportivo. De todas formas, y sin ser tan ambicioso, yo también quería dejar testimonio de mi asombro por el carácter internacional que está tomando el mercado futbolístico este verano. Ya era una tendencia ascendente y, el dato más evidente, se reflejaba en los periódicos deportivos de tirada nacional, que se habían visto obligados a crear secciones de fútbol internacional específicas para seguir la trayectoria extranjera del producto nacional. En otros tiempos, casos como el de Luis Suárez, Ricardo Gallego, Víctor Muñoz, Gaizka Mendieta, Francisco Javier Farinós o el propio Pep Guardiola resultaban de lo más exóticos, por no retrotraernos a los tiempos de la guerra civil y los exiliados futbolísticos. Pero, desde hace unos años, son cada vez más los futbolistas de la península que se aventuran a ligas internacionales, algunos incluso jugadores humildes que dan el salto desde categorías inferiores hasta países con poca tradición futbolística.
Sin embargo, esa tendencia ha explotado este año. Incluso el poderío económico de equipos como FC Barcelona o Real Madrid no ha sido suficiente para retener a algunos de sus jugadores. En otros casos, hasta les ha favorecido y han conseguido liberarse de sus excedentes con mayor facilidad. De todas formas, la pérdida de talento, al menos nominal, en esta próxima liga, va a ser evidente, y más aún, en lo que se refiere al producto nacional. Porque no hablo ya de los movimientos de jugadores foráneos, quienes, desde siempre, lo mismo que vienen se van. Este año se han perdido entrenadores (José Mourinho, Phillippe Montanier o Manuel Pellegrini) y algún jugador importante (Radamel Falcao, Abdel Barrada, Fede Fernández, Alejandro "Chori" Domínguez, Tino Costa, Emir Spahic o Roland Lamah), pero, con todo, lo que más llama la atención es el número y el talento exportado a otras ligas que parecen estar superando, si no lo han hecho ya, en competitividad y poder adquisitivo a la tan vanagloriada Liga BBVA. La lista es inmensa, llamativa y significativa:
Fernando Llorente a la Juventus, Fernando Amorebieta al Fulham, Joel Robles al Everton, Thiago Alcántara al Bayern Munich, Marc Muniesa al Stoke City, Adrián San Miguel al West Ham, José Alberto Cañas al Swansea, Alejandro Pozuelo al Swansea, Iago Aspas al Liverpool, Dani Abalo al Ludogorets, Jordi Amat al Swansea, José Manuel Jiménez "Mané" al Maccabi de Tel Aviv, Iñigo López al PAOK, Joaquín Sánchez a la Fiorentina, José Callejón al Nápoles, Rubén Albiol al Nápoles, Jesús Navas al Manchester City, Álvaro Negredo al Manchester City, Andrés Palop al Bayern Leverkusen, Antonio Luna al Aston Villa, Luis Alberto Romero al Liverpool, José Campaña al Crystal Palace...
Ellos son los que han llamado la atención de los analistas para concluir que la liga española, sobre todo, en sus niveles medio y bajo está perdiendo su ascendente ante otros mercados europeos y que, probablemente, esto refleje no solo la actual situación económica del país, si no la mala gestión de otras situaciones económicas pretéritas de números positivos e ingresos sustanciosos. Como decía, no han abierto camino, si no que lo continuan, y aprovechan el que ya abrieron en su día, y siguen allí, muchos otros compatriotas como César Azpilicueta, Pepe Reina (parece que cambiará Liverpool por Nápoles), Bojan Krkic (cambia Italia por Holanda), Fernando
Torres, Juan Mata, Mikel Arteta, David de Gea, Nacho Monreal, Javi García,
Santi Cazorla, Miguel Pérez "Michu", David Silva, Javier Garrido, Javi Martínez, Álvaro
Domínguez, Borja Valero, Diego Capel, David Fuster, Albert Riera,
Jonathan Soriano, José Manuel Jurado, Alberto Zapater, Marc Crosas... Si todos ellos regresaran a la Liga, y teniendo en cuenta que todos no iban a poder repartirse entre los tres o cuatro equipos que acaparan la atención mediática y el rédito económico, no cabe duda de que el nivel futbolístico de la liga crecería de manera esponencial. De hecho, parece que podremos ver en breve una selección estatal sin prácticamente jugadores que participen en la liga nacional. Con todo, hay quien aprovecha para demostrar carácter positivo y recuerda que esto puede ayudar a que los equipos confíen (aunque sea obligados) en sus canteras, con lo que aparezcan nuevos talentos y se beneficien jugadores que, en otras circunstancias, verían truncadas sus carreras deportivas. Habrá que ver si, efectivamente, ésa es la tendencia, o los equipos recurren a mercados internacionales con producto más barato. Es significativo que equipos con una cantera tan válida como Betis o Espanyol, se desprendan de sus jugadores sin apenas haberlos disfrutado. Quitando el caso de Beñat Etxebarria, que parece moverse por otro tipo de sentimientos, el Betis ha perdido en los últimos años a Ezequiel Calvente, Alejandro Pozuelo o José Alberto Cañas o Adrián San Miguel y, durante este verano, se ha escuchado que el Tottenham Hotspurs podía ir a por Álvaro Vadillo. En el caso del Espanyol, desde hace unos años, jugadores de la capacidad de Didac Vila, Víctor Ruiz, Javi Márquez, Álvaro Vázquez, Jordi Amat o Raúl Baena han abandonado el equipo, por una u otra razón, antes de que tuvieran tiempo de triunfar con el equipo periquito. Supongo que esos movimientos solo se pueden entender en términos económicos, aunque también se deberían estudiar valores políticos, sociales y hasta culturales que han abierto fronteras y han permitido que los futbolistas observen la posibilidad de emigrar al extranjero como una ocasión menos arriesgada de lo que podía suponerse en el pasado.
Quizás esos condicionantes no sean tan aplicables a los casos más llamativos, en los que, casi en líneas generales, los contratos de los jugadores se ven mejorados altamente, y los equipos sacan un beneficio considerable. Sin embargo, si se deberían considerar cuando se estudia el caso de otros jugadores más humildes. Ya no sorprende ver a jugadores españoles jugando en Hong Kong o Chipre, a otros marcando goles en Austria o a Mikel Álvaro, Ustaritz Aldekoaotalora, Carles Coto o Xisco Muñoz siendo campeones de Georgia con el Dinamo de Tiblisi. Sorprendía ver a Xabier Azkargorta viajando a Bolivia o Japón, a Julio Salinas en este último país o a Aitor Karanka jugando con los Colorado Rapids, pero ya solo esbozamos una irónica sonrisa si nos dicen que Juan Carlos Garrido triunfa en Bélgica o que Benito Floro es el nuevo seleccionador nacional de Canadá. Son los tiempos que corren.
Este año hay nuevos jugadores de categorías inferiores, de Segunda o Segunda B, que han aceptado alguna de esas ofertas que cada vez son menos exóticas:
Juanjo deja el Alavés y se marcha al Asteras Tripolis donde ya jugaban unos cuantos españoles; Gerard Deulofeu sale cedido del Barcelona para marcharse al Everton, donde aún no saben escribir su apellido; Fede Vico deja el Córdoba por el Anderlecht; José Martínez se va al Omonia Nicosia; Javi Acuña al Watford, Jesús Berrocal pasa del Recreativo al Buriram de Tailandia; Rubén Rochina regresa al Blackburn Rovers; el joven Kike Pina ficha por el juvenil del Benfica; Jonan García, veterano que acaba de conseguir el ascenso con el Alavés, se va a Grecia para jugar con el Xanthi; o David Mainz, un ídolo este año en Ipurua, abandona con pena el Eibar para intentarlo en el ambicioso proyecto del equipo boliviano Wilstermann.
Son solo unos pocos ejemplos, de los jugadores con contratos nada multimillonarios, que emigrarán este año en busca de parné y, quién sabe, una carrera deportiva más ambiciosa. Incluso de títulos, aunque no les de para ganar el balón de oro.
En el lado contrario de la balanza, son pocos los que han vuelto, pero no dejan de ser algunos:
Didac Vila regresa a la Liga española para jugar cedido en el Betis; Fran Sandaza, después de su broma telefónica, dejó el Glasgow Rangers y jugará en el Lugo; Jesús Fernández "Suso" ha sido cedido por el Liverpool al Almería; Daniel Carvajal regresa al Real Madrid; Jordi Figueras jugará en el Rayo cedido por el Brujas; Manuel Agudo "Nolito" abadona el Benfica porque Luis Enrique le ha llamado para su nuevo y flamante Celta; Sergio Escudero ya estuvo la temporada pasada cedido en el Getafe por el Schalke 04 y ahora es nuevo jugador del equipo madrileño; David Barral regresa a la liga desde el Orduspor turco; José Ángel Valdés vuelve a ser cedido por la Roma a la Real Sociedad; Oriol Romeu llega del Chelsea al Valencia; Albert Serrán del AEK de Atenas al Alcorcón; Xisco Jiménez, del Newcastle al Córdoba; Eduard Campadabal, del Wigan al Córdoba; Alejandro Torres "Chando", del AEK de Larnaca al Girona; y Agus García de ser compañero de Barral en el Orduspor a jugar en el Mallorca.
Todos ellos, y habrá más, regresan a la liga después de haber pasado por una experiencia que a buen seguro les habrá servido para mejorar. Y aún queda mercado. El Valencia se resiste a dejar marchar a Roberto Soldado, pero el delantero internacional podría ser el próximo. Hoy mismo, la versión digital de un periódicto deportivo de tirada nacional recoge todos estos movimientos con un titular que solo advierte el lado positivo más superficial: "Campeones por el Mundo", lo titulan. Y explican debajo: "La Armada, esa legión de más de 200 jugadores y casi una veintena de entrenadores repartida por las Primeras divisiones de cerca de 60 países, ha protagonizado la temporada más exitosa de su historia" (Diario Marca, versión digital, 24 de Julio de 2013). Los apelativos patrióticos y los datos factuales no deberían evitar una reflexión más profunda que considerara tanto los aspectos positivos como los negativos y, por supuesto, las buenas y las malas consecuencias de esta tendencia que, per se, solo dibuja un panorama que encaja perfectamente con la realidad social, económica y cultural del mundo globalizado.
Por supuesto, solo me queda recordar que alguna de las afirmaciones que dejo aquí por escrito suenan sentenciosas y muy sesudas, pero solo he escrito esta entrada haciendo un repaso somero a los datos publicados en algunos periódicos y sin hacer un verdadero trabajo investigador y reflexivo. Así que invito a que todo lo que he dicho no sirva para sacar conclusiones si no, a lo sumo, para invitar a la reflexión y a que otros, de verdad, estudien las causas y las consecuencias, si es que merece la pena, de este nuevo mercado del fútbol internacional. Por no entrar, no he entrado a valorar por qué unos cuestan 5 millones y otros 65, quiénes vienen nuevos de otros países para jugar aquí, los presupuestos económicos de los equipos, la situación económica de los países que los acogen, la fiscalidad, las edades y trayectorias de esos jugadores, el porcentaje de los que permanecen en la Liga... y muchos otros factores que deberían haberse considerado para permitirse el lujo de ofrecer cualquier conclusión con un mínimo de fiabilidad.
La foto y el titular para el delantero aragonés David Mainz quien ya ha debutado con Wilstermann y se ha estrenado como goleador. Tras su gran temporada en el Eibar, donde participó en el ascenso de los hombres de Gaizka Garitano, y con mucha presencia, ojalá le vaya bien en su aventura boliviana. La foto la he sacando de una búsqueda de google y, al parecer, proviene de una página de facebook que recoge las noticias de este club histórico de la liga boliviana.