martes, 23 de julio de 2013

Cyril Gautier



Nada más terminar el Tour, la reputada y recomendable página web de noticias sobre ciclismo Biciclismo.com eligió a sus diez nombres propios del Tour del centenario. Los elegidos fueron: Richie Porte, Chris Froome, Rui Costa, David López, Joaquim Rodríguez, Roman Kreuziger, Marcel Kittel, Nairo Quintana, Alejandro Valverde y Jens Voigt. Quizás, puestos a crear debate, a alguno le sorprendan ciertas ausencias y la presencia de corredores como David López o Jens Voigt. La del barakaldés, a pesar de que sea paisano, me sorprende a mí también. La elección de Jens Voigt, no. Al alemán, apunto de cumplir 42 años y aún decidiendo si seguirá una temporada más, había que levantarle una estatua del tamaño de la torre Eiffel para honrar el ciclismo. La experta redacción de biciclismo.com justifica sus seleccionados y, con ello, ofrece un resumen bastante acertado de la última edición de la carrera francesa. 
Así que, y a lo que iba, siguiendo su método, pero dándole una capa de barniz propia de este blog, yo voy a elegir a mis diez corredores del pasado Tour, aquellos que representaron los valores que caracterizan a este deporte, o que con su actuación se ganaron la atención de los aficionados. Como yo soy dado a llevar la contraria y dar la nota, no voy a elegir lo evidente. Más aún, cuando me pongo una condición para hacer esta lista: que ninguno de los que eligió biciclismo.com esté en ella. Sin mucho pensarlo, ésta es mi lista de los diez nombres que resumen, en combinación con los otros diez anteriormente nombrados, lo que ha ocurrido en el recorrido de Córcega a París. Va:

Cyril Gautier

Hay corredores que, por las razones que sean, se han tirado veinte días pedaleando por Francia y no se les ha visto. No han pillado una escapada, no se han caído, no han podido trabajar para nadie y han transcurrido todo el Tour en un segundo plano, casi que en un tercero, en el anonimato. No es el caso de Cyril Gautier. A sus 26 años, este francés, sin ganar ni rozarlo, se ha labrado una visibilidad muy del estilo Europcar. Bernaudeau estará contento de su trabajo. Se escapó sin descanso, atacó sin cordura, peleó sin medida y trabajó para Pierre Rolland cuando hizo falta. Ya nadie le confundirá con Jean Paul Gaultier.

Christophe Riblon

A sus 32 años, el veterano corredor francés contaba con una victoria de etapa en el Tour de Francia y un puñado de ellas en carreras menores. Este año repitió éxito y, además, lo celebraron en Francia ofreciéndole el maillot de la combatividad que hace unos años llevó a Amets Txurruka al pódium de París. Riblon dejó un espectáculo maravilloso con su tozudez extrema en Alpe d'Huez, pero también dio gusto verle subir en Le Semnoz cuando ya no se jugaba nada. Siempre puedes contar con que Riblon aparecerá cuando se empina la carretera. 

Tejay Van Garderen

Precisamente, por lo contrario al anterior, porque se hundió de manera trágica. Van Garderen venía con aspiraciones y su primer Tour con galones se le atragantó. Se recompuso en la parte final y estuvo apunto de agarrar la épica en los Alpes, pero se le escabulló de entre los dedos para alegría de Christophe Riblon. Aún así, volvió a intentarlo y merecía la pena destacar su actitud después de convertirse en un líder golpeado por el mazo. 

Alberto Contador

Supongo que si siempre ocuparía esta lista cuando gana, también habrá de ocuparla cuando, "pierde". El de Pinto ha conseguido tanto, que cualquier puesto que no sea el 1º parece una derrota. Desde el principio se le vio que no tenía piernas, pero no se escondió, siguió aceptando su rol aunque solo fuera por currículo y, ayudado por Mauro Tosatto y Danielle Bennati en una ocasión, por Nicholas Roche y Michael Rogers en otra, y por Roman Kreuziger siempre, lo intentó hasta de manera torpe e ineficaz. No voy a decir que dé placer ver sucumbir a los campeones, pero se agradece la humanidad de sus derrotas. Ha sabido digerirlo. Habrá que ver cómo sabe digerir el epílogo y, sobre todo, las declaraciones recientes de Oleg Tinkov. 

Bauke Mollema

Durante una semana y media, él y Laurens ten Dam le pusieron a Holanda la piel de gallina, o de pétalo de tulipán. Todo el mundo en los Países Bajos más altos, se ilusionaron con el rendimiento de los dos hombres de Belkin. Al final, Mollema acabó relegado en los Alpes y se conformó con una meritoria sexta plaza. Ten Dam cayó al puesto 13º. Mollema nunca se cansa de intentarlo, es bregador y atrevido. Este año ha cambiado sus hábitos de entrenamiento y tiene aún 27 años. Puede que tenga margen de mejora en sus piernas y en su cabeza. Holanda lo celebrará. 

Jan Bakelants

Ganó una etapa con pundonor y, cuando podía haberse apalancado en el pelotón ya contento con lo que había hecho, no se conformó y fue uno de los habituales en las escapadas o los intentos de escapada. Fue líder en su primer Tour para un tío que ha corrido siete grandes y siempre ha quedado entre los cuarenta primeros. Es sólido como una tableta de chocolate belga. 

Andy Schleck

Hacer vigésimo para un corredor como él es un fracaso absoluto. Sin embargo, el luxemburgués llevaba tanto tiempo deambulando por el desierto que ya se había mimetizado con la arena. Se le volvió a ver por la cabeza, incluso con protagonismo, y no deja de ser un aliento para el futuro. Tanto él como su hermano acaban de renovar por el equipo, y, a sus 28 años, se espera que este Tour no sea más que la promesa de la total recuperación de un corredor al que la pelvis ha estado apunto de costarle una carrera.

Peter Sagan

Se va a tener que inventar otra cosa porque lo de los caballitos ya está muy visto. Lo de pellizcarle el trasero a las azafatas no moló, así que puede que ahora tenga que entrar en meta levantando la rueda de atrás. Seguro que algo se le ocurre. Tiene 23 años, la mirada traviesa y una mente demasiado ágil en ocasiones. Pero, sobre todo, lo que tiene son unas piernas portentosas. El de Zilina lleva más de diez victorias este año, incluyendo la victoria de etapa que rascó en este Tour donde, por cierto, tuvo que estar esprintando desde el comienzo de etapa para arañar puntos y conseguir, como al final hizo, el maillot verde de la regularidad. No es el primero, ya ganó el de 2012, y probablemente no sea el último. Apunta a que puede romper todos los récords, pero siempre hay piedras en el camino que si no sabes cómo evitarlas te pueden romper la progresión o la rueda delantera.

Romain Bardet

Podía haber puesto a Alexis Vuillermoz, por ejemplo, que quedó un montón de puestos por debajo, pero que se dejó ver en las cuestas para alegría del ciclismo francés. Bardet, a sus 23 años, quedó, finalmente, 15º y tuvo presencia en la carretera, como ya la había tenido antes en otras pruebas esta temporada. Ha habido otros jóvenes que han estado por delante de él y que quizás merecieran antes el dudoso honor de estar en esta lista, como Michal Kwiatkowski, pero quería hacerle un guiño al ciclismo francés. Y es que Bardet, junto con la decepcionante pero aún con solución actuación de Thibaut Pinot, y muchos otros corredores jóvenes franceses como Anthony Delaplace, Arnaud Demare, Alexis Vuillermoz, Blel Kadri, Nacer Bouhanni, Alexandre Geniez, Johan Le Bon, Arthur Vichot, Kenny Elissonde, Warren Barguil, Cyril Gautier, Jerome Cousin, Kevin Reza, Yohan Bagot, Romain Hardy, Rudy Molard, Adrien Petit y tantos otros prometen días de gloria para un ciclismo francés que había andado, últimamente, un tanto cabizbajo.

Juan José Lobato

Porque es muy bravo. Se ha metido en los esprints y ha conseguido buenos puestos aunque muy lejos de los mejores. Su maillot de color naranja hacía más fácil seguirle en medio de ese espectáculo casi dantesco de empujones, pullazos, codazos y frenazos. Se pasaba el último kilómetro como un cazador solitario saltando de mata en mata e intentando coger ruedas como quien persigue el vuelo de los pichones. En cualquier caso, si está en la lista, es por, aunque no haya que aplaudir este tipo de actuaciones, haberle plantado cara a Mark Cavendish. Siempre se cuenta que el británico tiene un carácter difícil y se mueve por el pelotón haciendo gala de sus galones. Quiere que le limpien el camino y que respeten su jerarquía, pero hay gente que no está dispuesto a soportarle privilegios. Contaban al comienzo del Tour que Lobato fue uno de esos y contestó a unas malas formas del británico, se enzarzaron con un par de zarpazos, acabaron sin gafas, y sus directores lo arreglaron al final de la etapa aunque ambos no mostraron mucho entusiasmo a la hora de darse la mano. Todo esto lo leí en prensa, así que no viene de primera mano. No he oído ni a Lobato ni a Cavendish hablar al respecto, así que dejaré por escrito que puede que alguna de las afirmaciones que he hecho baile o sea incorrecta. En cualquier caso, su arrojo y bravura quedaron bien expresadas en la carretera. 

Podía haber habido otros, incluso fuera de la carretera, y entonces hubiera hablado de todo el Orica Greenedge y de sus vídeos rockeros, de la veteranía de Stuart O'Grady, del maillot de Daryl Impey o de Simon Gerrans, de la porfía de Juan Antonio Flecha, de los lamentos de Igor González de Galdeano, de los chistes de Pedro Delgado, la resistencia desesperada de Svein Tuft, el trabajo en equipo de Euskaltel-Euskadi, de la sorpresa de Matteo Trentin y, sobre todo, del talento artístico de parte del público que, francés e internacional, volvió a llenar las cunetas y, en algunos casos, ingeniando auténticas obras de arte móviles para celebrar el paso del Tour. Otra cosa son los cencerros con piernas que se empeñan en correr al rebufo de los corredores e incluso palmearles el trasero, te pasas unos metros rogando que lleguen las vallas. Uno que ha estado ahí y que les ha visto pasar, sabe de la debilidad de un corredor exprimido subiendo rampas del 10% después de más de cien kilómetros, y ha leído a gente como Roberto Laiseka confirmando que mientras van en la bicicleta a ese nivel de esfuerzo casi que ni oyen los gritos de ánimo, es todo un rumor borroso que incita y ayuda pero que no saben distinguir con claridad. Por lo tanto, si le estás trillando la oreja a gritos que le pueden hacer más daño que beneficio y le estás amenazando con tu peligrosa carrera, ¿por qué lo haces? ¿Por qué te quitas la camiseta, te vistes con un banana hammock al estilo de Borat o te disfrazas de cualquier gilipollez? ¿Para salir en la televisión? ¿Para animar? Más bien lo primero, ¿no? Que cada uno se asome a los montes como le de la gana, que aplauda a quien quiera o a todos, que exprese su opinión y sus preferencias, que sostenga este deporte con su presencia, pero que lo haga con respeto y un poquito de sentido común, no lanzando orina porque me creo con potestad de juzgar.

El año que viene más. El título para Cyril Gautier, por ser el primero de la lista aunque haya sido casualidad, y la foto para Peter Sagan haciendo uno de sus caballitos, que queda muy vistoso. Foto que por cierto, he conseguido haciendo una búsqueda en google y aparentemente pertenece a la web ciclismo.as.com.

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