Batería de entradas potenciales. Ha sido un fin de semana de lo más intenso. De hecho, ha habido noticias o protagonista para ilustrar este blog desde comienzos de semana, pero yo estaba a otra cosa. No voy a entrar en detalles, pero el jueves, mientras Michael Jordan celebraba su cumpleaños, a mí me temblaban las piernas, vestido con americana, mientras intentaba cerrar una época importante de mi vida. El resto del fin de semana, lo he dedicado a relajarme, a celebrar el cumpleaños de Michael Jordan. Y, en lugar de practicarlo, que no me apetecía mucho, me he dedicado a verlo, porque el deporte como espectador, a veces, relaja y narcotiza una barbaridad.
Así que esta mañana me he encontrado con un montón de nombres que pedían entrada en este blog, y en lugar de resumirlos a todos en una, me he dicho, son las 7:30 de la mañana, me voy a tomar media hora, mientras me tomo un café, para soltar una batería de entradas, y luego vuelta a la vida real.
Y el primero es para los chicos de Bryce Bevin, ex-seleccionador español de rugby, que el año que viene regresarán a la élite del rugby nacional tras dos años desde aquel último descenso. El Bizkaia Getxo ganó a los valencianos de Les Abelles en la prórroga y confirmó que vuelven los buenos tiempos para el rugby vizcaíno: el año que viene Gernika y Getxo disfrutarán de dos derbies, uno en Fadura y el otro en Urbieta. Con suerte, Ordizia y Bera Bera harán que de diez equipos, si no me equivoco, que juegan la división de honor, cuatro sean vascos. No está mal el porcentaje.
Cuentan las crónicas que fue un día memorable. Mil quinientos espectadores en un estadio engalanado para la ocasión. El neozelandés Bevin y los suyos sufrieron hasta que Muir Kara logró el último ensayo. Los veteranos, gente que ya ha salido de muchos estadios sucio de barro, como Álvaro González, Santi Pérez de Ciriza o Natxo de Lázaro no podían controlar su emoción. El descanso se cerró con un 12-6, tras remontar un 0-6 gracias a las marcas de Snee y Linklater. La segunda parte fue más emocionante aún, pero en la prórroga, gracias a Young y finalmente a Miur Kara, hicieron bueno el 15-13 de la ida.
Las celebraciones llegaron más tarde, sin esperar a el tercer tiempo, uno de los inventos más originales del mundo deportivo y de imposible utilización en otros deportes profesionales. Lo dicho, el año que viene derby, y regreso al rugby de élite de un equipo que llevó a Bizkaia a lo más alto del rugby nacional en los 90, con una liga y cuatro Copas del Rey.
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