(Esta entrada la escribí ayer, creo)
Me ha parecido leer por ahí que a Chris Warren le han dado el premio a la mejor jugada de la reciente Copa del Rey. Bueno, algo es algo, cuando se vaya no se irá con las manos vacías. No sé si el premio le consuela o le convence, pero al menos lo tiene. Esto igual suena un poco pretencioso, como a resabidillo, pero tengo la sensación de que, con el tiempo, el nombre de Chris Warren quedará en nuestras memorias como ese típico nombre común americano que no recuerdas cuando intentas hacerte el listo pavoneándote de la cantidad de datos insustanciales que puede guardar tu memoria.
Pero a lo que iba. Aprovecho y suelto mi reflexión sobre la Copa. Ya. Dicho, porque tampoco es que tenga que decir gran cosa. Lo esperado, las cosas en su sitio. Eso sí, un partido soporífero, con un juego trabado y muy poco vistoso, una puntería horrorosa, una circulación aturullada y defensas que convencían más que los ataques. Y eso vale para los dos equipos. Fue el partido de los jugadores americanos, de los jugadores exteriores americanos que aspiraban a su minuto de gloria en su aventura europea, a Alan Anderson le salió bien, a Clay Tucker, no. Los interiores americanos, sin embargo, son mucho menos rutilantes, más apocados: Terrence Morris y D'or Fisher jugaron a lo suyo, que para el primero es un poco más vistoso y divertido que para el segundo. Por lo demás, me desesperó la desesperación acompasada y con cierto criterio de los bases madridistas y me sorprendió un Víctor Sada al que le veo los mismos valores que Roger Grimau, el talento para esconder el poco talento que tienes, dicho así suena desconsiderado, pero pretende ser un halago, porque aunque ahora suene a trabalenguas, el talento reside precisamente en el estúpido axioma (si es que eso es un axioma) que me acabo de inventar arriba.
Mis vaticinios, a la porra.
Y la Liga de fútbol seguía su curso y el baloncesto le arrancó un cuartito de página.
Y ya se ha acabado todo.
La vida sigue. Nada ha cambiado. Algunos tienen ahora la posibilidad de enseñar la manita con sus cinco titulos, y otros seguirán siendo palestinos motivándose con las bombas. Hasta la próxima oportunidad de repetir la historia ocambiarla. ¿Será en la Liga? ¿Queréis mi vaticinio? Pues vale, en la liga no será, uno de los dos no llegará, y, probablemente, ninguno de los dos. Hasta parece que entiendo y todo.
Enhorabuena... eh, ¿cómo se llamaba? A sí, Chris Warren.
Posdata: hoy estoy un poco subidito, ¿no? Son los nervios.
Ahora, el vídeo es cosa de acb.com y no se puede enlazar ni ná, así que tecleáis y os vais payá o palcorreo o padonde sea. Mientras, nos conformamos con el trailer de la película "Love & Basketball" en la que trabaja, por cierto, Chris Warren, pero Chris Warren Jr, actor de High School músical que le roba protagonismo al jugador de Bilbao Basket en la red. Él se lleva el título de esta entrada porque el del alero de Garland con pasaporte panameño ya lo usé para encabezar el título de una entrada hace tiempo, empiezo a cansarme de esto de no querer repetir nombres en las entradas, ¿será matemáticamente imposible?
Pero a lo que iba. Aprovecho y suelto mi reflexión sobre la Copa. Ya. Dicho, porque tampoco es que tenga que decir gran cosa. Lo esperado, las cosas en su sitio. Eso sí, un partido soporífero, con un juego trabado y muy poco vistoso, una puntería horrorosa, una circulación aturullada y defensas que convencían más que los ataques. Y eso vale para los dos equipos. Fue el partido de los jugadores americanos, de los jugadores exteriores americanos que aspiraban a su minuto de gloria en su aventura europea, a Alan Anderson le salió bien, a Clay Tucker, no. Los interiores americanos, sin embargo, son mucho menos rutilantes, más apocados: Terrence Morris y D'or Fisher jugaron a lo suyo, que para el primero es un poco más vistoso y divertido que para el segundo. Por lo demás, me desesperó la desesperación acompasada y con cierto criterio de los bases madridistas y me sorprendió un Víctor Sada al que le veo los mismos valores que Roger Grimau, el talento para esconder el poco talento que tienes, dicho así suena desconsiderado, pero pretende ser un halago, porque aunque ahora suene a trabalenguas, el talento reside precisamente en el estúpido axioma (si es que eso es un axioma) que me acabo de inventar arriba.
Mis vaticinios, a la porra.
Y la Liga de fútbol seguía su curso y el baloncesto le arrancó un cuartito de página.
Y ya se ha acabado todo.
La vida sigue. Nada ha cambiado. Algunos tienen ahora la posibilidad de enseñar la manita con sus cinco titulos, y otros seguirán siendo palestinos motivándose con las bombas. Hasta la próxima oportunidad de repetir la historia ocambiarla. ¿Será en la Liga? ¿Queréis mi vaticinio? Pues vale, en la liga no será, uno de los dos no llegará, y, probablemente, ninguno de los dos. Hasta parece que entiendo y todo.
Enhorabuena... eh, ¿cómo se llamaba? A sí, Chris Warren.
Posdata: hoy estoy un poco subidito, ¿no? Son los nervios.
Ahora, el vídeo es cosa de acb.com y no se puede enlazar ni ná, así que tecleáis y os vais payá o palcorreo o padonde sea. Mientras, nos conformamos con el trailer de la película "Love & Basketball" en la que trabaja, por cierto, Chris Warren, pero Chris Warren Jr, actor de High School músical que le roba protagonismo al jugador de Bilbao Basket en la red. Él se lleva el título de esta entrada porque el del alero de Garland con pasaporte panameño ya lo usé para encabezar el título de una entrada hace tiempo, empiezo a cansarme de esto de no querer repetir nombres en las entradas, ¿será matemáticamente imposible?
No hay comentarios:
Publicar un comentario