martes, 28 de junio de 2011

Christian Prudhomme


No digo yo que el hombre no trabaje durante el resto del año, pero le llega el mes de julio y cuando la gente se va de vacaciones, al Director de la carrera más importante del calendario, le toca ir al tajo. Poco más voy a decir del rubio, porque solo quería aprovechar su nombre para hacer la primera entrada sobre el inminente Tour de Francia que nos llega este fin de semana.
Al Giro le dedique una entrada y se me hizo tan larga que si hubiera sido un rollo de papiro no habría habido forma de enrollarla. Así que ahora haré un par de ellas. Una primero para el recorrido, otra segunda, para los participantes.
21 etapas y dos días de descanso, eso es lo que les aguarda a los corredores durante el mes de julio. En general, un primer vistazo te lleva a pensar que hay pocos kilómetros dedicados a la disputa de la especialidad contra el reloj (una por equipos en la segunda etapa y una contrarreloj final larga, 42.5, en la penúltima etapa) y oportunidades de sobra para que todo tipo de corredor opte a la victoria.
Para empezar, la edición de 2011 rompe una tradición de casi cuarenta años y no habrá prólogo. En su lugar, el Tour empezará con una etapa en línea por la Vendeé y con un final exigente que no podrán disputar todos los esprinters según los expertos, así que los Hushovd, Voeckler, Gilbert y compañía podrán lucirse desde el principio.
Este modelo de etapa se repetirá más veces durante la primera semana. En la cuarta etapa, que termina en Mur-de-Bretagne y en la de Lisieux, la sexta y más larga, en Normandía, una etapa rompepiernas y con una rampa de 1’5 cerca del final para romper la carrera.
Así hasta el sábado y el domingo, con la octava y novena etapa, cuando llega la primera montaña, aunque en pequeñas dosis. Primero en Super-Besse Sancy y luego en Saint-Flour. La octava etapa tendrá como protagonistas al Col de la Croix Saint-Robert de segunda antes de terminar en un puerto de tercera. La novena, digna de la Vuelta al País Vasco, termina en un puerto de cuarta después de pasar tres puertos de segunda, tres puertos de tercera y otro puerto de cuarta. Así terminarán un fin de semana de excursión por el macizo central que sirve de aperitivo antes del primer día de descanso.
A la vuelta, tras dos etapas para los esprinters o los aventureros, llega lo bueno. Primero, los Pirineos. Para estrenarse, un clásico que me trae muchos recuerdos de aficionado, Luz Ardiden, donde terminará la carrera el jueves. Y con el Tourmalet de aperitivo. Y saliendo de Cugnaux… que me invita a hacer un chiste muy malo sobre un humorista francés con una dentadura particular que se ríe de manera exagerada y llama a su cuñado. No hay descanso. Aunque la etapa del día siguiente será más fácil, con llegada a Lourdes en descenso después de subir un Aubisque que está muy lejos de meta. Y para abandonar Pirineos, lo fuerte, con la llegada a Plateau de Beille después de dos puertos de primera, dos de segunda y uno de tercera.
Tras la experiencia pirenaica, última oportunidad en Montpellier para los esprinters sin contar la llegada a los Campos Eliseos y segundo y definitivo día de descanso, antes de una semana final que estará llena de montaña hasta la última contrarreloj y el esprint final en París.
Empieza la última semana con media montaña para aventureros camino del histórico Gap de infausto recuerdo para los aficionados vascos, pero sin La Rochette esta vez. Es todo subir, sin cotas, hasta que se llega al Col de Manse de segunda que está a solo 11 kilómetros de meta. Desde Gap, llegan los tres días más importantes con el comienzo de los Alpes camino de Pinerolo, Italia, y pasando por Sestrieres. Antes de meta, hay un puerto de segunda a 8 kilómetros de meta. Al día siguiente, la probable etapa reina con la llegada al Galibier que no solo servirá para celebrar los 100 años desde que se subió por primera vez, si no también para lograr un nuevo récord con la llegada a meta más alta de la historia del Tour, superando los 2.600 metros. Antes de eso, deberán subir otros dos HC, el Col Agnel y el Col d’Izoard. Pero la del día siguiente no le va a la zaga. Aunque es más corta, cuenta con la llegada a una cima mítica, el Alpe-d’Huez, además, justo después de pasar el Col du Galibier y el Telegraphe, casi nada.
Cansados ya de subir y bajar, les queda el postre. En Grenoble y sin salir de Grenoble, cuarenta y dos kilómetros escuchando los gritos de ánimo de los directores de equipo. Y así, algunos con los deberes hechos, otros frustrados, alguno consolándose, y más de uno perdido por el camino, los que hayan sobrevivido, llegarán triunfantes a París.
Por cierto, sé que hay algún asiduo al blog que es aficionado a lo de las porras y demás concursos. Yo, vale, de acuerdo, por tradición, pondré mi patética lista de potenciales ganadores y os invitaré a que votéis, pero si queréis más emociones, os animo a visitar la página web bttzaleak (os lo he hecho link y todo, para mayor comodidad) y poneros en contacto con Xabi, el culpable de ese interesante blog para aficionados a la bicicleta de btt. Durante el Giro, ya organizó una porra en la que yo, para variar, soy un hombre de costumbres, mantuve mi mediocre actuación con un puesto justo en el medio. Si os interesa, él os dirá como participar o yo os puedo reenviar el email. Es todo una revolución esto del apasionante mundo de los excels, ¿que no?
Volveré para hablar de las plantillas.

3 comentarios:

achasa dijo...

Yo te haré una conexión desde Grenoble. Le pincharé una rueda a Contador para facilitar el cajón a Samuel. O, sino, le invitaré a degustar un solomillo irundarra que parece que le gustan.

Holden Fiasco dijo...

Para cuando se llegue ahí será ya solo cosa de dos, de uno o de ninguno, me parece a mí.

Mitxel dijo...

Contador yo creo que es un poco incógnita esta vez. Desde luego en el giro ha mostrado una superioridad del copón pero cómo se ha recuperado???? De todas formas, tú pínchale la rueda que así por lo menos te veremos en la tele.
Estos del tour son la leche, van y nos ponen la salidad el mismo día de la quedada. Nos quitarán posibles corredores????