martes, 28 de abril de 2009

Ferrán López


Se va. Con treinta y siete años ha dicho lo que muchos antes que él ya dijeron, incluso lo ha dicho con la misma tristeza y resignación: mi corazón me dice que siga, pero mi cabeza, no. El base del Alta Gestión Fuenlabrada se retirará al finalizar la temporada. Le quedan dos partidos para disfrutar y, uno de ellos, el próximo, será en La Casilla, donde, quizás, tenga la oportunidad de despedirle con un fuerte aplauso. Y no dudo de que todo el polideportivo hará lo mismo, incluso aquellos (muchos) que no sepan ni quién es ni falta que les haga. Pero, para mí, Ferrán López siempre será la parte dulce de un recuerdo amargo. Porque Ferrán López, con 21 años, hizo una temporada espectacular aquel año en el que Txus Bidorreta ni superaba la treintena y con un equipo de gente comprometida y con talento (Álvaro Coca, Koldo Mauraza, Ronnie Coleman, Josetxu Astarloa, Pepón Artiles, Iñaki Zubizarreta…) consiguieron el ascenso, finalmente truncado para decepción de los aficionados, a la liga ACB.
Recuerdo un contraataque en el que hizo ese gesto maravilloso que tantas veces intenté repetir en el patio del colegio, me refiero a correr por el centro con dos compañeros a cada extremo, hacer que vas a pasar a un lado, y hacerlo al contrario con un pase por detrás de la cintura. Mi cintura era y es mucho más ancha que la de Ferrán López.
Hoy no voy a repasar su palmarés ni su biografía. En Fuenlabrada, en Cataluña y en Bilbao, los que sepan apreciarlo ya conocen los datos. Solo quería, sin que me vaya a oír, agradecerle, como les agradezco a los demás, aquella temporada y aquel grandioso partido final en el que ellos hicieron todo lo que tenían que hacer. El resto, no estuvo en sus manos. ¡Suerte en los despachos!

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