lunes, 6 de julio de 2009

Patxi Usobiaga


Durante años fui monitor de tiempo libre en una organización no gubernamental. Básicamente, lo que hacíamos era intentar que los chavales se divertieran. Que hicieran algo distinto. Muchos de ellos eran chicos conflictivos, que se diría ahora, aunque a nosotros, sin preparación pedagógica ni psicológica, solo nos parecían unos flipados, según nuestra terminología. Quizás nuestros métodos no fueran los más adecuados, pero, en muchos casos, funcionaron y aún hoy es el día que se disfruta del trabajo bien hecho. Uno de nuestros objetivos era acercarlos a la naturaleza. Solíamos ir al monte, hacer escalada, preparábamos tirolinas en la vieja cantera y organizábamos un rocódromo en el parque infantil de navidad. A mí nunca se me dio bien lo de los ochos y los mosquetones y tal. Ahora que en el periódico aparece Patxi Usobiaga después de conseguir el título mundial, me acuerdo de todo aquello. Muchos de los chavales y algunos monitores se aficionaron bastante a la escalada. Siempre lo he admirado, aunque he luchado por comprenderlo, igual que todavía, a veces, me tengo que recordar por qué admiro a los alpinistas. El esfuerzo y la tenacidad de estos escaladores, su físico al servicio de un único objetivo, sus paredes imposibles de atacar... Las imágenes hablan mejor que las palabras en este deporte. Hoy es Usobiaga, pero si no, serían los Pou o Josune Bereziartu. Las paredes conquistadas por estos escaladores forman, en conjunto, uno de los mayores logros deportivos del País Vasco. Sin duda, nunca es tarde para reclamar la atención que siempre han merecido. Enhorabuena a Patxi Usobiaga.

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