sábado, 24 de abril de 2010

Pablo Orbaiz


Creo que lo que más me ha sorprendido no es que se arrepienta, si no cómo se ha arrepentido. Sus palabras desprenden una lucidez que, y me duele decirlo, generalmente no se escucha a los jugadores de fútbol. Quizás sea un prejuicio por mi parte o una idea preconcebida injusta porque en un colectivo con tanta gente es de suponer que habrá jugadores que sean inteligentes. Y con inteligentes, que quizás no es la palabra más adecuada, no me refiero a que lean libros o vean películas en blanco y negro, si no a que tengan la suficiente bravura como para analizar sus actos con frialdad y expresar sus pensamientos con palabras cabales. Por eso, creo que merece la pena resaltar, lo voy a poner hasta en negrita, lo que declaraba Pablo Orbaiz en una entrevista publicada en El Correo a tenor de su autoexpulsión por agresión a David Cortés durante el partido contra el Getafe.
"No hay mayor dolor que el de la conciencia. No tenerla tranquila es lo peor que puedes tener. Sabía que lo había hecho mal y lo primero que hice fue pedir perdón a mis compañeros y al entrenador. Era muy consciente del daño que causé al equipo."

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