No hay que confundirlo con el cantante Matt Goss, que ahora triunfa en el Caesar's Palace de Las Vegas. Este tiene de segundo nombre Harley, y a veces parece que hace honor a su nombre.
El Goss de las bicicletas vive en Mónaco, empezó corriendo en la pista y con éxito y ya ganó en el Tour del Japón siendo neo. También se lució siendo neo en la Vuelta a Navarra, así que Bjarne Riis, que siempre anda muy rápido para estas cosas, se lo llevó al CSC y empezó a despuntar en las clásicas con un tercer puesto en la Kuurne-Bruselas-Kuurne y su primera gran victoria en la clásica París-Bruselas.
Cambió de aires y se fue al HTC-Columbia, ahora HTC-High Road, herederos del histórico Telekom, un equipo donde los triunfos se consiguen con una facilidad asombrosa.
Hasta el año pasado, como profesional, había lucido victorias en la Vuelta a Gran Bretaña, en pruebas de su país, Australia, como el Herald Sun Tour, además de en el Tour de Valonia. El año pasado ya empezó a despuntar, al conseguir su primera gran victoria en el Giro de Italia, en la novena etapa, además del Gran Premio Oeste de Plouay, o la Vuelta a Dinamarca, pero lo de este año, le está lanzando a la fama. Empezó la temporada arrasando en su país y en Omán, en pruebas que se pueden considerar menores, aunque se llevó el cada vez más reconocido Tour Down Under (me refiero a la general, además de las etapas). Sin embargo, han sido su victoria en una etapa de la París-Niza y sobre todo la victoria en la Milán-San Remo las que le han llevado a las portadas de los periódicos.
El Goss de las bicicletas vive en Mónaco, empezó corriendo en la pista y con éxito y ya ganó en el Tour del Japón siendo neo. También se lució siendo neo en la Vuelta a Navarra, así que Bjarne Riis, que siempre anda muy rápido para estas cosas, se lo llevó al CSC y empezó a despuntar en las clásicas con un tercer puesto en la Kuurne-Bruselas-Kuurne y su primera gran victoria en la clásica París-Bruselas.
Cambió de aires y se fue al HTC-Columbia, ahora HTC-High Road, herederos del histórico Telekom, un equipo donde los triunfos se consiguen con una facilidad asombrosa.
Hasta el año pasado, como profesional, había lucido victorias en la Vuelta a Gran Bretaña, en pruebas de su país, Australia, como el Herald Sun Tour, además de en el Tour de Valonia. El año pasado ya empezó a despuntar, al conseguir su primera gran victoria en el Giro de Italia, en la novena etapa, además del Gran Premio Oeste de Plouay, o la Vuelta a Dinamarca, pero lo de este año, le está lanzando a la fama. Empezó la temporada arrasando en su país y en Omán, en pruebas que se pueden considerar menores, aunque se llevó el cada vez más reconocido Tour Down Under (me refiero a la general, además de las etapas). Sin embargo, han sido su victoria en una etapa de la París-Niza y sobre todo la victoria en la Milán-San Remo las que le han llevado a las portadas de los periódicos.
Ya se había ganado una reputación como lanzador de lujo. El equipo de Bob Stapleton, tiene lo mejorcito (incluído lo mejorcito que está por venir), en cuanto a velocidad. Si Cavendish ya tenía en Goss, Renshaw, Eisel y el propio Tony Martin un tren de lujo para prepararle las llegadas, los jóvenes Caleb Fairly y el alemán Degenkolb, junto con la pujante independencia de Goss, ya le prometen el doble de victorias para el equipo de Rolf Aldag. Y eso que Greipel se fue al Omega Pharma.
La victoria de Goss en la Milán-San Remo, para más mérito, fue de las que se recordarán entre los aficionados al ciclismo. El esprint final en el que se impusó Goss no era de los fáciles: Cancellara, Gilbert, Ballan... que no es poco. Pero es que antes la carrera ya había sido todo un espectáculo de buen ciclismo. Con dos grupos persiguiéndose con el cuchillo entre los dientes, caídas como las de Freire y Egoi Martínez (con los mejores hasta que se cayó), y, sobre todo, el espectáculo de un Michele Scarponi que está dejando a la gente con la boca abierta esta temporada.
El veterano italiano, a sus 32 años, y aún sobreviviendo a la Operación Puerto, ya ha ganado este año en Cerdeña y la Tirreno, pero es que ayer, y las crónicas lo dejan por escrito, dejó imágenes de las que se guardan en la retina. Por poner un ejemplo, copiemos y pegemos, sin permiso pero con respeto, la crónica de Carlos Arribas para El País que ilustra muy bien el asombroso espectáculo que dieron los Lampre, y en especial su líder Scarponi, en la preciosa altimetría que dibujan el Poggio y la Cipressa:
"¿Pero qué hace el Lampre? ¿Qué hace el Lampre? ¿Por qué tiran detrás si tienen a Petacchi, su líder, en el grupo de delante?", se desgañitaban los comentaristas de la RAI observando cómo eran los del equipo morado los que mantenían viva la esperanza del grupo cortado. La respuesta les llegó en la subida de la Cipressa, el penúltimo montículo. Gracias a las aceleraciones del Lampre, su equipo, el grupo cortado marchaba a 1m 10s, cuando Scarponi decidió acelerar. Se fue solo. Escaló, descendió, llaneó solo por las peligrosas rectas entre la Cipressa y el Poggio, enlazó antes de llegar al último obstáculo, se colocó en cabeza, aguantó, atacó, se infiltró en el grupo de ocho que se jugó la victoria y aún tuvo fuerzas en la última recta para lanzar el 'sprint'. Petacchi, su líder, su fabuloso sprinter vio la llegada desde la distancia, detrás.
Sin duda, todo esto, le da aún más valor a la gran victoria del esprinter de Tasmania. La temporada se embala, mañana empieza la prometedora Volta a Catalunya, y para cuando nos queramos dar cuenta, ya tenemos aquí a la Vuelta al País Vasco. Lo bueno ya ha empezado, tú.
4 comentarios:
Ya te digo, ya se acerca lo bueno. A ver si te curras una de tus porras!!!
Lo haré, prometido, ya que me lo pides tú. Por cierto, ¿RS será segundo de PP?
Sí, ya está confirmado, me ha llamado y me lo ha dicho. Ahora que no nos lee nadie, está acojonado.
Joder, no me extraña. Pero algo de ilusión también tendrá, a pesar de todo, digo yo.
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