martes, 26 de abril de 2011

Jacinto Francisco Fernández de Quincoces




En el Mundial de Italia de 1934 le proclamaron como el mejor defensa del mundo. Durante once años, triunfó con el Real Madrid y dejó para la historia su imagen con un pañuelo de cuatro nudos a la cabeza. Con Zamora de portero, y Quincoces y Ciriaco de centrales, formó una de las defensas más reconocidas de la historia del club madrileño. Ganó dos veces la liga y una copa y, cuando se retiró, se convirtió en un reconocido entrenador. Además de entrenar a la selección española, también dirigió al Real Madrid, Atlético de Madrid, Valencia y Zaragoza. Le tocó pasar una guerra, la misma guerra de la que ahora celebramos el aniversario del bombardeo de Gernika.

Aquel Quincoces nació en Barakaldo. Y comenzó su carrera deportiva en el club de su localidad natal.

Hace más de cien años que nació. Hace once años que murió, en Valencia.

El club en el que comenzó a jugar al fútbol, el Barakaldo, consumó este pasado fin de semana, después de perder su vigésimo partido de los treinta y cinco que ha jugado, su descenso a tercera división después de más de veinte años en segunda división b.

Yo soy socio del club. Fui socio del club cuando era niño y mi padre vivía, y aún veíamos los partidos de pie en la vieja grada de Lasesarre. Guardo aquellos días con una memoria llena de detalles. Después, lo dejé, porque todos tenemos derecho a pasar por períodos en los que el fútbol es lo que menos te importa. Hace unos años, cuando mi padre falleció, volví a hacerme socio. Desde entonces, sobre todo desde aquel primer día en el que mi hermano y yo regresamos al campo, por aquel entonces la Ciudad Deportiva, y aguantamos como pudimos la emoción, mi unión con el club del que soy socio ha sido aún más sentimental. Por eso, estos últimos meses, en los que hemos seguido bajando al campo entre la inercia y la esperanza más desesperada, han sido especialmente duros.

Tanto que el fin de semana pasado pareció un alivio.

La temporada ha sido tan lamentable, como enriquecedor sigue siendo disfrutar y aprender tanto de las alegrías como de las tristezas postizas que nos depara la pasión y la afición por el fútbol. Todos queremos aprovechar esta experiencia como una lección que ayude en aspectos que son incluso ajenos al ámbito del deporte. Con los años, de la afición al fútbol he aprendido a negociar con cierto poso otras encrucijadas mucho más importantes. Yo creo que, por suerte, me ha tocado ser aficionado de equipos que te obligan a vivir con demasiada intensidad el vínculo que se establece entre afición e institución, más aún, cuando en mis años más maduros, han sido muchos más los malos tragos que los brindis. Eso curte.

Ahora, supongo que queda seguir. Tocan días de reflexiones, pero me temo que mi sesgo sentimental, me obligará a seguir en el barco, con lo poco que sumo, pero sin pasar a restar. Quién sabe si antes de que ya sea demasiado tarde, volvamos a ver a Quincoces, o alguien que se le parezca, vistiendo la camiseta de nuestro club. Y, quién sabe, quizás la próxima vez que vuelva a acordarme de mi padre viendo un partido del club del que él era socio, sea porque la alegría sea culpa de la emoción. Quién sabe.

Simon Spilak

Estaba dispuesto a tomarme un descanso demasiado activo. Llevo días sin venir por el blog y esos días han coincidido con las fiestas de Semana Santa, así que algún asiduo visitante habrá pensado que estaba tomándome unos días libres, pero yo he seguido levantándome todos los días a las siete y media de la mañana para ponerme delante del ordenador. Es lo que tiene mi curro, aunque mi abuela no lo entienda y siga pensando que me toco las narices. Por eso no he venido por aquí, y pensaba no venir.

Pero entre el comentario de nuestro fiel comentador ciclista y la victoria de Jonathan Castroviejo en Romandía, me he animado a venir y escribir, aunque fuera al estilo teletipo, que ya se ve que no va a ser porque me estoy yendo por aquellos cerros.

Pues sí, sorprendente victoria en el prólogo del Tour de Romandía de la joven promesa del Euskaltel Euskadi, que se ha impuesto a grandes corredores, veteranos, como Geoffrey Lequatre, Alexander Vinokourov o David Millar, y sobre todo, a un joven que todos dicen que apunta a figura como Taylor Phinney, que, esta vez, se ha tenido que consolar con el segundo puesto por poco más que un puñado de milésimas. Esta vez, ha sido que la tostada no ha caído por el lado de la mantequilla. Leía un pequeño resumen de las declaraciones de Castroviejo en la web oficial de Romandie y con mi francés inexistente y se le veía realmente sorprendido. Es un gran rodador y ya había hecho buenos puestos (sorprendentes puestos, tanto en Orbea como en Euskaltel) en pruebas del estilo, ante el reloj, pero con kilometraje corto.

Ahora que ha pasado el tríptico de las Ardenas y la primera sesión de clásicas, nos quedamos con las ganas de tener a un verdadero experto de la tierra que pueda codearse con los belgas, franceses, holandeses y demás. Algunos confían en Izagirre (incluso en "los" Izagirres) y otros apuntan a Castroviejo. Ojalá.

Por ahora, partirá mañana con el maillot de líder. No es su primera victoria en profesionales, aunque sí la más importante, aunque las anteriores también tuvieran lustre y fueran internacionales. En su primer año de profesional, con Orbea, ganó en una escapada del Tour Haut Anjou, donde el día antes había estado apunto de ganar una contrarreloj parecida a la de Romandía. La que sí ganó, fue la prólogo de la Ronde l'Isard, donde además fue segundo en la general, igual que en el Circuito Montañés, que ya es algo más que una prueba de aficionados, poco tiempo después. Para ponerle la guinda a la temporada, ganó una etapa en el Tour del Porvenir, antes de caerse y de ver como su compañero de equipo, Romain Sicard, se llevaba la general.

No está mal para un chaval de 24 años, pero seguro que mañana sale con una sonrisa nueva y reluciente al verse con su maillot de líder. Y no es para menos, la suiza es una carrera con más de 60 años de historia y un palmarés de lujo, ya que, entre sus ganadores, además del esloveno Simon Spilak, joven escalador del Lampre, ganador del año pasado, y que encabeza la entrada porque, ya sabéis, Castroviejo ya encabezó antes, han ganado esta carrera desde Fredi Kubler o Gino Bartali, hasta Roman Kreuzinger o Andreas Kloden, pasando por Cadel Evans, Santiago Botero, Tyler Hamilton, Thomas Dekker, Dario Frigo, Paolo Savoldelli, Laurent Jalabert, Laurent Dufaux, Abraham Olano, Pavel Tonkov, Tony Rominger, Charly Mottet, Pascal Richard, Andrew Hampsten, Stephen Roche, Bernard Hinault, Giuseppe Saronni, Paco Galdós, Felice Gimondi o Eddy Merckx, como no. Difícil lo tiene Castroviejo para sumarse a la lista. Llegarán las cuestas que se empinan y habrá que ver, pero ya, que le quiten lo bailó.

Igual que podría retirarse tranquilo Phillippe Gilbert, sí, para qué voy a decir más.

Ya hablaremos de baloncesto, fútbol (pocas ganas) o lo que sea cuando sea, mientras tanto, que gane el mejor y que meta gol Raúl. Ale.

miércoles, 20 de abril de 2011

Jan Bakelants

A diez minutos de su compañero de equipo, después de que, antes que él, entraran en meta ciento treinta y ocho corredores, Jan Bakelants ha llegado al Muro de Huy. El belga aún es joven, y promete. Con 25 años, el año pasado dio un salto de calidad y le robó el Circuito de las Ardenas a Brian Vandborg. Si eso era poco, al filo de la temporada, se llevó una etapa y la general final del Tour del Porvenir. Hoy, sin embargo, no ha conseguido ganar. Si mis datos son correctos, ha llegado el último, aunque probablemente, satisfecho con su trabajo y con la victoria de su compañero de equipo.

Y qué decir del ganador. Diremos que si no va su nombre en el titular, ya sabéis que tengo esa estúpida costumbre de no repetir nombre. Si hace poco hablábamos de que la prensa belga anunciaba el comienzo de la época de Cancellara, qué vamos a decir de la de Gilbert. Solo este año, a parte de etapas en Vuelta al Algarve y Tirreno-Adriático, Gilbert ya se ha llevado la Flecha Valona, la Amstel Gold Race, la Flecha Brabançona y la Strade Bianche. ¿Parece poco? Desde que debutara en profesionales hace casi 8 años, el de Verviers, solo en pruebas de un día, se ha hecho con el Trofeo de los Escaladores, el Tour de Haut-Var, la Polynormande, la Het Volk (dos veces), el GP de Fourmies, el GP de Wallonie, la París-Tours (dos veces), Le Samyn, el Giro de Lombardia (dos veces), el Giro del Piamonte (dos veces), la Coppa Sabatini y lo que ya lleva este año, que no es la primera vez que gana en algún caso, porque la Amstel Gold Race, ya la ganó el año pasado. Súmale a eso tres victorias en vueltas por etapas: la Vuelta a Mallorca, la Ster Elektrotoer y la París-Correze y tres etapas en grandes vueltas, una en el Giro y dos en la Vuelta a España. Este año cumplirá 29 años. ¿Cuánto le queda por ganar? Nunca se sabe, pero ya se podía retirar tranquilo.

Tiene todas las características para apoderarse del Muro de Huy, y así lo ha hecho, igual que las tenía Davide Rebellin, y no le valió con una sola victoria. También las tiene y las tendrá, Joaquim Rodríguez que ha hecho segundo y Samuel Sánchez, que ha hecho tercero, y vuelve a quedarse con la miel en los labios pero satisfecho con el trabajo. Y ahí no ha quedado el buen trabajo del pelotón estatal: Igor Antón ha sido quinto, Dani Moreno, octavo y Beñat Intxausti, vigésimo. Más no se puede pedir. No se puede ganar siempre, aunque siempre parece que gane Phillippe Gilbert, alias "El Orgullo de Valonia", para el la foto, que su compañero Bakelants ya le robó el encabezamiento.

martes, 19 de abril de 2011

Jamiel Shaw II

Su historia la conocí un año atrás, pero hasta hoy no volví a acordarme de ella. Lo he hecho hoy cuando he leído la noticia a cerca de los premios Pulitzer que habían premiado, sobre todo, a los periódicos The New York Times y Los Ángeles Times. Uno de los premios que ha recibido Los Ángeles Times ha ido a parar a manos de la fotógrafa Barbara Davidson por su reportaje sobre las víctimas de la violencia de bandas. Lo más significativo de su reportaje es que Davidson refleja el sufrimiento de gente que podría considerarse secundaria dentro del escenario protagonizado por las bandas y sus rivalidades.


Una de esas fotos muestra a dos personas, una de ellas un niño, agarrados y caminando a través de un mausoleo. El mayor de los dos lleva una sudadera en la que se lee "My Hero, Rest In Peace" (Mi héroe, descanse en paz) y lleva serigrafiado una fotografía de Jamiel Shaw II posando con su equipaje del equipo de fútbol americano del Instituto de Los Ángeles.


Dicen que Jamiel Shaw II tenía una prometedora carrera por delante en el mundo del fútbol americano profesional. La universidad de Stanford y los Rutgers de New Jersey ya se habían puesto en contacto con él para convencerle de que cumpliera su periodo universitario con ellos. Dicen que, además, era un buen estudiante.


Sin embargo, el 2 de Marzo de 2008, cerca de su casa, mientras iba por la calle, un coche paró en seco, alguien se bajó de él, le preguntó a qué banda pertenecía, y antes de que le diera tiempo a contestar, lo mataron a balazos. Tenía 17 años. El presunto asesino tenía dos años más que él. Un extranjero ilegal, miembro de la banda de la calle 18 (18th Street Band) que mantiene una rivalidad con los Bloods, banda mayoritaria en el barrio de Arlington Heights donde vivía Jamiel Shaw II.


Su asesinato levantó un tremendo estupor y una tristeza tan enorme que llevó a su padre, y a su tía, Althea Rae Shaw a embarcarse en diversas manifestaciones y actividades sociales. El brutal asesinato cobró más relevancia entre los medios cuando se dijo que el joven jugador del Instituto de Los Ángeles no era miembro de ninguna banda, que era un deportista de futuro y un aplicado estudiante y que su asesino era un inmigrante sin papeles.


La realidad de las bandas y de los barrios en las que se organizan es mucho más compleja de lo que parece. Ser miembro o no, no te libra de sufrir o participar de las actividades que generan esas bandas. Las bandas no son entes aislados de miembros violentos, si no que están arraigadas en la actividad social de los barrios. Si no eres miembro, puedes ser simpatizante, o amigo, o vecino, o conocido, o trabajador social, o profesor, o padre, o hermano, o novio, o novia, o ex, o pretendiente o testigo. Como bien explicaba Alex Alonso, uno de los responsables de la página web streetgangs.com, de los 40.000 miembros registrados en bandas en la ciudad de Los Ángeles, solo entre 4.000 y 6.000 son criminales violentos y reiterados, el resto pueden sufrir una violencia parecida a la que refleja Davidson y a la que sufrió Shaw II. Él no era miembro, pero sus amigos del barrio lo eran, y él simpatizaba porque no podía hacer otra cosa, era su gente, sus amigos (leed Barrio on the Edge de Alejandro Morales). En el momento de su asesinato, vestía un cinturón rojo, que puede ser un símbolo de pertenencia a esa banda. Todo eso no justifica su asesinato, pero refleja la complejidad de una situación social crítica que debe ser atajada desde perspectivas complementarias y muy variadas.


Como dice Alex Alonso en ese artículo, muchos profesionales del mundo del deporte han demostrado afinidad con el mundo de las bandas porque no pueden ser ajenos a él si han crecido en el barrio, si la gente con la que han compartido experiencias vitales no ha conseguido alejarse de ese mundo. Ciñéndome al mundo del baloncesto por ser el más afín a este blog, en su reportaje Alonso recuerda que Paul Pierce, hace no mucho, le hizo un gesto propio de la banda de los Piru Blood y que representaba a su barrio de Inglewood a Al Horford durante un partido de playoff. Stacey Augmon, Keyshawn Johnson y Baron Davis (quien precisamente trabaja en la producción de una película sobre bandas callejeras) tuvieron relación con alguna banda.


La foto no puedo copiarla, pero añado el link a la página de Los Ángeles Times donde podéis ver las fotos, algunas desgarradoras, otras pausadas y silenciosas pero significativas, con las que Barbara Davidson ha ganado el Pulitzer:








sábado, 16 de abril de 2011

Kike Enériz


¿Hoy no juegan el Real Madrid y el Barcelona? Extraño... una sensación extraña, ¿no? Parece que el mundo no se ha detenido esta vez... No sé. Quizás es porque como se van a cansar de enfrentarse, el mundo se va a ir deteniendo poco a poco. También juega el Athletic en el Sadar, o el Reyno de Navarra se llama ahora, ¿no? Ya he visto que este año le ha tocado a Gurpegui mantener la típica contienda verbal y virtual con Patxi Izco. Es una tradición, como cualquier otra. ¿Dónde están todos mis amigos navarros, tú? Tenía yo amigos navarros a punta pala mientras intentaba terminar mi licenciatura. Con el que mejor me llevaba era de Altsasua, seguidor de Osasuna acérrimo. Tenía un póster de Jan Urban en su habitación, de aquel histórico partido en el Bernabeu. Hacíamos piras y paseábamos por Vitoria-Gasteiz esperando que el tiempo pasara rápido. Y hablábamos de fútbol, de los polacos, de Kuko... Él me contó la anécdota de Patxi Ripodas y los zuritos. Recuerdo que hablábamos de Kike Enériz, a mí me gustaba, y recuerdo que le decía que se lo cambiaba por no sé quién. Él se reía. Luego tuve que darle la razón. Enériz anda ahora jugando con los veteranos, y por ahí he leído que si trabaja troquelando en una empresa familiar y hasta cocinando chuletones en una sidrería navarra. Cómo voy a saber dónde está Enériz, si ni tan siquiera sé por dónde andan mis amigos navarros. ¿Dónde estarán Ziober, Staniek o Trecziak? Por no hablar del rockero Roman Kosecki. Y los de casa, los Mateo, Cruchaga, Bustingorri, Pizo Gómez, Yangüas... Buenos tiempos, nombres sueltos, nos hacemos mayores, ¿verdad? En fin, es un sábado soleado, he regado los geranios, los pajaritos cantan, Mourinho se ha quedado mudo y Kike Sola está en racha. El fin de semana promete, aunque no sé ni cuándo se juegan los partidos. Y con esto, damos por hecha la entrada, y me piro de compras al Dia, planazo.

miércoles, 13 de abril de 2011

Ian Stannard

Ian Stannard es un joven corredor de 24 años que está enamorado de las clásicas de primavera. Siendo británico, comenzó en la pista, y ya ha corrido en el T-Mobile, como amateur, en el Landbouwkrediet, en el ISD-Neri (con los que debutó en el Giro) y este año corre en casa, en el Team Sky, con el que fue 36º hace unos días en París-Roubaix, a casi cinco minutos del vencedor. Aún no tiene victorias considerables en su palmarés, pero ya ha dejado destellos de su calidad, y de por donde van a ir los tiros, como cuando hizo tercero en la Kuurne-Bruselas-Kuurne, donde no pudo con Bobbie Traksel y Rick Flens, pero lo intentó con tanta fuerza que, como confesó luego, estaba tan dolorido que no recuerda las entrevistas en línea de meta. Como dicen en la página web de Sky, nació en Gran Bretaña, pero parece belga. Lo suyo son (o quiere que sean) las clásicas, y en ello está. Hoy lo he elegido a él para encabezar esta entrada porque encontré un video corto, demasiado corto quizás, en el que una cámara que colocaron en la parte trasera de la bicicleta de Stannard nos ayuda a sentir un poco mejor lo que supone correr el infierno del Norte.
Pero en realidad, de quien quería hablar era de Jens Voigt, el magnífico corredor alemán, que se preparaba para despedirse del ciclismo profesional a sus 39 años. Voigt me ha escrito una carta. Se la ha escrito a todos los aficionados, pero cuando habla del frío y de darle ánimos, no puedo evitar recordar como llegaba planchado a Lazkaomendi, en cabeza, empapado, con el gesto prieto de quien está rebasando el límite de sus fuerzas, y nosotros le gritábamos que siguiera, que no se parara, aún cuando preferíamos que ganara alguien que llegaba por detrás, pero no podías dejar de descubrirte ante el esfuerzo de aquel corredor. Así que aquel día lluvioso y frío en el que vi a Voigt ganar en Lazkao, me da derecho a reconocerme en la carta que Voigt ha escrito a todos los aficionados vascos para agradecerles su ánimo en el año de su despedida. ¿Habría qué matizar? Pues sí, pero por qué lo vamos a hacer ahora, cuando estamos ante el agradecimiento sentido de un corredor que ha ganado tres Criteriums Internacionales, dos Vueltas a Alemania, etapas en Tour y Giro, el Tour de Polonia, el Tour del Mediterráneo, la París-Bourges, el Gran Premio de las Naciones y cuatro etapas de la Vuelta al País Vasco, donde ganó por primera vez en una gran prueba profesional y que desde entonces recuerda con cariño. Que un corredor de su calidad y su experiencia diga todo eso sobre los aficionados al ciclismo en el País Vasco, solo debería animarnos a seguir acercándonos a la carretera cuando esté en nuestra mano y hacerlo con ética deportiva y con responsabilidad, además de con pasión y con ecuanimidad. Por la parte que me toca, gracias Jens.

Aunque me quede la entrada larguísima, copio y pego la carta que he cogido de biciciclismo.com justo después de los vídeos, el de Stannard en el infierno y el de Voigt en una grabación muy mala pero evocadora de aquella etapa en la encerrona de Lazkao.




Carta de Jens Voigt de agradecimiento de Jens Voigt para los aficionados vascos:

Esta carta va para todos los aficionados vascos, que siempre están ahí. Siento que he tenido una estrecha relación con los vascos durante los 14 años de mi carrera profesional. Tengo unos recuerdos muy buenos del País Vasco ya que algunos de mis mejores momentos han ocurrido en las colinas del país vasco. Mi primera victoria como profesional fue en Vuelta al País Vasco en 1998. Yo lucía todavía el maillot azul y blanco del equipo Gan. Esta victoria cambió mi carrera profesional para siempre y para mejor.

También fue la primera vez que tuve la suerte de vivir la pasión y la equidad de los aficionados vascos. Fue un día frío y lluvioso, a pesar de ello muchos de ellos vieron en vivo el final de la etapa y un gran número de ellos se quedaron a la ceremonia del podio. Este fue el momento en el que empezó mi amor y respeto con el País Vasco y la gente que vive allí.

Desde entonces, siempre he firmado para correr la carrera a pesar de que es una de las más difíciles y complicadas de la temporada. Sin embargo, me encanta volver a mi querido País Vasco.

Recuerdo también cuando tuve el maillot de mejor escalador en el Tour de Francia de 1998, pero solo por un día porque me caí dos veces en la primera etapa de los Pirineos. Casi no podía llegar a la meta y lo perdí, pero los aficionados vascos, una vez más, me apoyaron y me dieron ánimos hasta la meta. Las montañas estaban tapadas con sus banderas y sus camisetas de color naranja, típicas de la afición. Un mar rojo y verde y blanco de sus famosas banderas nacionales. Y si la afición vasca es famosa por algo, es por ser justa y animar a todo el mundo, incluso a los que se caen y apenas pueden aguantar más. No les importa. Te animan igual que seas el mejor ciclista del mundo y que si vas en el “grupito”. Realmente me gusta y lo agradezco.

A lo largo de mis 14 años como ciclista profesional siempre he visto a los aficionados vascos como los fans más apasionados y leales del ciclismo. A veces parece que están casi llorando "¡venga! ¡venga!" y "¡ánimo! ¡ánimo!" Nunca he tenido ningún problema. Siempre hay espacio para que los corredores puedan pasar. Nunca abuchean a nadie. Siempre justos y apasionados. Nunca he visto un aficionado vasco causar problemas ni bloquear la carretera, ni hacer tonterías. Sois unos fans llenos de pasión por este deporte, los fans más leales, más informados y más apasionados. Entendéis y apreciáis el trabajo duro que hacemos en nuestro deporte.

La de la semana pasada puede haber sido mi última Vuelta al País Vasco. Quería regalarles, una vez más, una victoria, pero estaba haciendo otro tipo de trabajo. Estaba allí para ayudar a mis capitanes, para ponerles en una buena posición para la última subida. No tuve ni fuerzas, ni la oportunidad de dar más.

Pero, como siempre, estaban allí. No importa si hay 5 grados con nieve ni con lluvia, ni sol de verano, siempre son fiables y prestos a echar una mano cuando sufres.

Así que, después 14 años dando todo encima de la bici, sólo quería tomar un momento para decir: ¡¡¡Gracias, mis querido aficionados vascos!!! ¡¡¡Gracias de todo corazón por estar ahí y haber sido tan agradables y maravillosos conmigo durante mi carrera!!!

MILA ESKER!
JENS VOIGT, Abril 2011

martes, 12 de abril de 2011

Dave Checketts

El Real Salt Lake de Salt Lake City, Utah, equipo de fútbol (soccer) profesional de la liga MSL de los Estados Unidos, se fundó hace solo siete años. Juegan en el Río Tinto Stadium, con capacidad para 20.000 espectadores, un estadio específicamente de fútbol que se construyó hace unos tres años.
En la temporada 2009, consiguieron su primer título al ganar la MSL Cup ante Los Ángeles Galaxy. Este año han batido un récord al convertirse en el primer equipo norteamericano que juega una final internacional, la Champions League de la CONCACAF, que jugará el 20 de Abril, si no me equivoco, ante el equipo mejicano de Monterrey, donde juegan viejos conocidos como Aldo de Nigris, el hermano del malogrado Antonio, Umberto Suazo, Jesús Arellano, Neri Cardozo o Jonathan Orozco. Consiguieron clasificarse al derrotar al Deportivo Saprissa de Costa Rica en semifinales.
Precisamente el Deportivo Saprissa fue el primer equipo profesional de la estrella del equipo, el delantero costarricense de 29 años, Álvaro Saborío, que es el máximo goleador del equipo tanto en la Major Soccer League (MSL) como en la CONCACAF y que jugó también en el Sion de Suiza.
Otros jugadores importantes son el argentino de 26 años Edgar Fabián Espíndola, ex de Boca y Talleres que también ha jugado en Venezuela y Ecuador. Javier Damián Morales, también argentino, de 31 años y ex-jugador del Vecindario, equipo con el que marcó 5 goles en 23 partidos antes de irse a los USA. En Argentina, jugó en Arsenal, Lanús, Newell’s Old Boys e Instituto. También se puede destacar al colombiano Jámison Olave, de 30 años, quien, hasta jugar en la MSL, hizo toda su carrera en Colombia. Arturo Álvarez, con doble nacionalidad de Estados Unidos y El Salvador. Nacido hace 26 años en Houston, probó con el Girondins, ha jugado en San José Earthquakes y Dallas y ha sido internacional con El Salvador. Otro jugador importante es Andy Williams, un veterano de la MSL. El canadiense nacionalizado jamaicano tiene 34 años y ha sido internacional con Jamaica. Por último, los nacionales: Nick Rimando, portero de 31 años e internacional absoluto; el capitán, de 29 años, Kyle Beckerman, conocido como Rasta Man y que jugó antes en Colorado Rapids. En la plantilla hay más extranjeros, uno de Haiti, dos brasileños, otro argentino (Nelson González, joven ex jugador de Quilmes) y otro canadiense.
El entrenador es Jason Kreis, que jugó en Dallas Burns durante 8 años y terminó su carrera en el Real Salt Lake. Kreis, natural de Omaha, Nebraska, y de 39 años de edad fue internacional absoluto, jugó en la NCAA con Duke y es uno de los máximos goleadores de la MSL.
Aunque se fundó hace poco, el equipo ha tenido peso en la liga desde el principio. Allá por el 2007, Dave Checketts, presidente de Sports Capital Partners (SCP) y fundador del equipo, firmó un acuerdo de colaboración para la promoción del fútbol en USA con el ínclito Ramón Calderón, presidente del Real Madrid, por entonces, equipo que ya había jugado amistosos con el equipo americano.

Precisamente, Dave Checketts es el secreto de este reciente y ambicioso proyecto. El equipo se llama así por la admiración de su dueño al Real Madrid y viste con los colores de la selección española. Todo esto es culpa de este mormón, un hombre de negocios de 55 años que se graduó por la universidad mormona de Brigham Young en administración y negocios y que, con solo 28 años, se convirtió en general manager de los Utah Jazz (el más joven de la historia de la NBA) para comenzar una exitosa carrera como ejecutivo, que le llevó, tras dejar a los Jazz, a ser el encargado principal de la política internacional de la NBA y presidente de los New York Knicks en una buena época del equipo, alcanzando las finales de 1994. Tras eso, sin dejar de todo el deporte pero abandonando la NBA, se convirtió en presidente de Madison Square Garden, un poderoso holding de empresas que no solo se encargaba de la gestión del recinto deportivo, ya que también era dueña de los New York Knicks, de las New York Liberty de la WNBA o de los New York Rangers. Incluso, bajo su mandato, se hicieron con la gestión del histórico Radio City Music Hall y se volvió a programar boxeo en el Madison. No contento con esto, hace unos diez años, Checketts fundó su propia empresa, Sports Capital Center Worldwide, se hizo con una cadena de retrasmisión de eventos deportivos universitarios y compró los derechos para poner en marcha un equipo en la MSL. Su perfil lo podéis encontrar en forbes.com. En los últimos años, su nombre ha aparecido bastante en prensa por el intento de compra y posterior venta de los St. Louis Blues, equipo de la liga profesional de hockey sobre hielo, junto con Rush Limbaugh, famoso locutor de radio y comentarista político de ideas conservadoras.

domingo, 10 de abril de 2011

Johan Van Summeren

Podría haber elegido cualquiera de estos tres nombres, el que he elegido, el del francés Jonathan Hivert o el de Andreas Kloden, pero me quedé con el de Lommel y con su victoria en la París-Roubaix.

Hivert se adelantó al grupo de los más fuertes en Amorebieta y se llevó la Klasika de Primavera por delante de David López y Nick Nuyens, que venía de ganar el Tour de Flandes y así le da aún más mérito a la victoria del joven francés que lleva ya tres años corriendo y ganando. Kloden, por su parte, cerró la Vuelta al País Vasco con una contundente exhibición en la contrarreloj final de Zalla. La clasificación dio un vuelco importante, Samuel Sánchez (brillante en el descenso de Arrate) y Joaquim perdieron sus puestos en la general, y se aupó hasta ella Robert Gesink. Como decía Usabiaga en la retrasmisión, quizás se debería reflexionar sobre la extensión e importancia que la última etapa contra el reloj tiene en la vuelta, ya que parece desmerecer lo que se ha hecho antes en la montaña, aunque se podría discutir en torno a esto.

Finalmente, Van Summeren ganó la París-Roubaix de las frases históricas. La primera frase fue la de Wilfried Peeters: "¡Nunca he visto tanta mala suerte!" Boonen empezó con problemas mecánicos en Arenberg y al final se tuvo que retirar. Chavanel se fue al suelo. Varios corredores del Quick Step repitieron las desgracias de sus compañeros. Entre polvo y pavés los belgas de Peeters se perdieron en batallas inútiles para sobrevivir a la providencia. La segunda frase es de Cancellara, y dice: "Si me hubiera parado a tomar un café, se habrían parado también." Habla de Ballan y Hushovd, con los que Cancellara jugó al gato y al ratón mientras les tambaleaba el trasero sobre el sillín. Cancellara volvió a ser el más fuerte, como en Flandes y en San Remo, pero acabó segundo. Es el más fuerte, todo el mundo lo sabe, y todo el mundo parece perseguirle hasta borrarle. Como él mismo dice, parece que no corren para ganar, si no para ganarle a él.

Y la tercera frase fue del ganador y la dijo tras pasar la línea de meta. Al abrazarse a su novia para celebrarlo, pronunció las palabras mágicas: "¿Quieres casarte conmigo?" Y ella dijo que sí. No se puede decir que no en un velódromo repleto de ciclistas polvorientos y con sus traseros doloridos. El veterano belga (ya son 30 años; estuvo en aquel extraño proyecto belga-español llamado Bodysol-Relax-Fuenlabrada) se dio una buena razón para tantos años de trabajo oscuro para los líderes de sus equipos. Esta vez, todos los fotógrafos apuntaban a su 1'97. Solo una vez antes había ocurrido eso, en la Vuelta a Polonia. Como él mismo confiesa, a partir de ahora, siempre será el ganador de la París-Roubaix, incluso cuando vuelva a llenarse la chepa de bidones para acercárselos a los hombres más fuertes de su equipo.

Al menos, ahora, cuando tenga que ocupar en algo esos largos minutos de silencio durante los interminables kilómetros de una etapa de transición, ya no tendrá que soñar con verse con los brazos en alto ganando una gran prueba, solo tendrá que recordarlo. Podrá recordar como llegaba al velódromo con el aliento de un grupo lleno de corredores mejores que él y apenas podía ponerse erguido por miedo a caer porque su rueda trasera iba pinchada. También podrá recordar cómo le pidió en matrimonio a su mujer y como ésta le dijo que sí y, a falta de anillo, bien le sirvió de aval las marcas dolorosas de horas de barro, polvo y pavés. Seguro que hoy lo han celebrado los dos.

viernes, 8 de abril de 2011

Steven Alford


Había que elegir un nombre, y digamos Alford como podría haber dicho cualquier otro. Steven Alford, que ahora es el entrenador de los lobos de la universidad de New Mexico también fue un hoosier. Un hoosier que bajo la batuta de Bobby Knight rompió todos los récords de anotación de la universidad hasta que tiempo después llegara Calbert Cheaney, ¿os acordáis de Calbert Cheaney? Acabó su carrera jugando para Golden State Warriors para quienes ahora debe trabajar como ayudante del entrenador. Esto va de acordarse de gente, ¿verdad?


El caso es que Alford era uno de los integrantes de aquella selección de Estados Unidos que le ganó el oro a España en las Olimpiadas de 1984. El protagonista, por encima de todos, fue Michael Jordan, pero la selección tenía otros nombres que luego sonaron en el deporte profesional americano, como los rocosos, por decir algo, pivots Jon Koncak o Joe Kleine, el talento lo ponía Patrick Ewing, y otros como Sam Perkins, el músico de jazz Wayman Tisdale, el recientemente nomida para el Hall of Fame Chris Mullin, quien aún da miedo con su corte de pelo West Point, el gran defensor Alvin Robertson, y otros que quizás no sean tan conocidos como Vernon Fleming, Leon Wood o Jeff Turner, al que, por cierto, le jugaron una mala pasada cuando hace dos años un tío usaba su nombre para hacer proposiones indecentes en internet. Todos estaban entrenados por Bobby Knight y ganaron en la final a una España que ya llegaba sonriente con el logro de acceder a la final. Los nombres de aquella selección los conoce todo aficionado al baloncesto en España: Beirán, Joe Llorente, Fernando Arcega, Pep Margall, Andrés Jiménez, Romay, Fernando Martín, Corbalán, Solozábal, De la Cruz, Iturriaga y Epi. Seguirían siendo igual de buenos hoy en día. Por cierto, el tercer puesto fue para una Yugoslavia en la que Petrovic era un niño aprendiendo de gente como su hermano o Dalipagic.


A lo que iba. Encontré un vídeo en internet en el que Bobby Knight es entrevistado por otro tío de Indiana aunque asentado en New York, David Letterman, en 1993. La grabación no es muy buena, pero Bob o Bobby cuenta una buena anécdota de aquellas Olimpiadas, en concreto sobre la final, y me proponía contarla, aunque nada mejor que oírsela contar a él mismo, porque tiene ese talento natural para hacer que las palabras hagan mejores las historias. Quizás hubiera sido mejor escritor que entrenador este Bobby Knight, y no quiero decir que fuera malo en lo segundo.


El caso es que cuenta Knight que en el descanso de la final contra España ya ganaban por 28 puntos. Jordan había jugado once minutos y llevaba 19 puntos, 12 rebotes y 9 asistencias. Así que Knight iba hacia el vestuario pensando, joder, qué coño les digo yo a estos ahora, cómo les digo que hay que jugar mejor de lo que ya lo estaban haciendo. Al abrir la puerta del vestuario, el primer jugador que se encuentra sentado enfrente es a Jordan, y Knight le dice a su segundo, ya verás, voy a tocarle un poco las narices a Michael, pensando que, al menos, si veían que se metía con él, los demás jugadores pensarían, joder, pues si con este tiene cuentas, con nosotros... Así que va hacia Jordan gesticulando y con cara de pocos amigos y empieza a gritarle que deje ya de meter tantos putos (los putos son míos, porque no sé cómo darle el énfasis, aunque no me extrañaría saber que él también los usara porque ya se sabe cuál era su palabra preferida), y coger tantos putos rebotes y dar tantas putas asistencias y que haga un puto bloqueo, tanto anotar, rebotear, y pasar para que no haga ni un puto bloqueo. Según Knight, Jordan ni se alteró, esbozó una enorme sonrisa, y con mucha tranquilidad, le contestó: entrenador, ¿no pude haber leído ayer en algún sitio cómo tú decías que probablemente era el jugador más rápido que habías visto? Y Knight, en su papel, y probablemente con el uso de su palabra preferida (coño y puto los añado yo aquí por la misma razón), le contesta: ¡qué coño tiene que ver eso con los putos bloqueos! Y Jordan, con cuajo, cierra la conversación: "entrenador, creo que soy tan rápido que hago los bloqueos antes de que a usted le de tiempo a verlos." La traducción es un poco liberal, Knight tiene un acento del medio oeste que no debería costarme tanto, pero me cuesta. La anécdota es buena, a mi parecer, y cuelgo el vídeo por si alguien quiere verlo por si mismo. Por cierto, también merece la pena cuando David Letterman le pregunta acerca de las diferencias que ve entre las nuevas generaciones y aquellas con las que empezó a entrenar treinta años antes, y después de explayarse, Knight concluye:


- No creo que el problema sean los críos, si no los adultos.

Y Letterman contesta:

- Pero los adultos fueron una vez críos, ¿no?

Y Knight le deja sin palabras:

- Sí, pero críos con adultos mucho mejores que los adultos que tienen estos críos ahora.

Mike Giomi

Si os cuento de donde viene esto os reís, y, además, pensáis que soy gilipollas. No sin razón. Pero hoy me he acordado de Mike Giomi aunque me ha costado acordarme del nombre.

¿No os acordáis de Mike Giomi?

Sí, hombre, alguno sí.


Jugó en Bilbao, en el Cajabilbao, unos cuantos partidos cuando las rodillas de Eugene McDowell no podían más. Un pivot blanco, rubio, de 2'05, con buenos movimientos y colocación. Se pasó toda su carrera deportivo en Europa y tampoco brilló mucho que se diga. Jugó más en categorías inferiores que en las primeras ligas. En Lugo y en Bilbao le dejaron jugar en ACB, pero el resto de su experiencia en España jugó en las llamadas Primera A o B por los años ochenta y noventa (Oviedo, La Coruña y Cajamadrid) y en la LEB o EBA (Tenerife, Gijón, Alicante), además de algo en la CBA, Canadá, Francia y la segunda división de Bélgica. Pero yo me acordaba de Mike Giomi, tú.


Y quizás me acordaba más de Mike Giomi porque fue un hoosier. Un hoosier que acabó jugando en North Carolina State. Abandonó a Bobby Knight para marcharse con Jim Valvano. Giomi vive ahora en Seattle y se dedica a los negocios inmobiliarios y a su familia. Poco más. Hace no mucho tiempo, tuvo la oportunidad de volver a coincidir con Bobby Knight. Hablaron, no serán amigos, pero Giomi confiesa que le vino bien enterrar el hacha de guerra, así que, aunque Giomi nunca haya dado todos los detalles sobre ello y haya evitado hablar del tema, entendéis parte de las razones por las que cambió Indiana para irse con los wolfpacks.


Quien nunca ha tenido tanta suerte ha sido Luke Recker, de quien en Bilbao guardamos muy buen recuerdo. Precisamente en Bilbao, hace no mucho tiempo, Bobby Knight dio unas charlas y ambos protagonistas se encontraron en La Casilla. Recker se acercó a Knight para saludarle, y éste se hizo el sueco y rechazó saludarle. Era tal el enfado de Recker que, al día siguiente, se marcó ante el Gran Canaria uno de sus mejores partidos. Recker también cambió de equipo en 1999. Se fue de Indiana a Arizona State aunque acabaría en Iowa. Tanto él como su familia siempre han dicho que el cambio fue por motivos deportivos, pero el enfado de Knight, que admiraba el juego de un Recker que había sido una estrella estatal en el instituto, fue mayúsculo. Y tiene buena memoria.


Hace unos años Sport Illustrated se hacía eco de un documental sobre los métodos y las historias más ocultas sobre Bobby Knight. Giomi no participó. Recker también rechazó hacerlo, como muchos otros que temían por sus carreras deportivas, al parecer. Pero algunos ex-jugadores si hablaron por primera vez, y dando sus nombres. Entre ellos, Neil Reed, que durante un año fue el "whipping boy" (el niño de los azotes, traducción mía) del equipo, según su padre, y que fue agarrado por el cuello por el entrenador durante una discusión en la que, aparentemente, llevaba la razón Reed. En el documental, que no he visto, pero he tenido oportunidad de leer en parte, se repite el dualismo sobre un personaje, el de Bobby Knight, que recibe elogios al mismo ritmo que palos, amén de reiterarse la épica en torno a lo que el baloncesto significa en el estado de Indiana.

Hablaba de Giomi y he acabado hablando de Bob Knight. En fin.


Y para terminar, quería a traducir una anécdota que cuenta Knight sobre Michael Jordan, pero como me iba a quedar la entrada muy larga, cierro ésta, y voy a por otra, en la que contaré la anécdota, pero ya cuando venga de comer algo, que, si no, se me echa el tiempo encima. Foto de Giomi, y me piro a por un pincho de tortilla.

miércoles, 6 de abril de 2011

Juan Carlos Domínguez

Nació en Íscar, Valladolid, en 1971. Desde 1995 fue profesional de la bicicleta y en 2001 ganó la Bicicleta Vasca o Euskal Bizikleta. Antes de conseguir esa victoria, el hombre que corría tumbado sobre la bici, ya había ganado la Vuelta a Valencia, la Vuelta a Murcia, la Clásica de Alcobendas, la Semana Catalana, la Vuelta a la Rioja o la Vuelta a Aragón. Ese mismo año ganaría también la Vuelta a Asturias y repitiría en Aragón. Al año siguiente conseguiría su triunfo más destacable, al ganar una etapa del Giro de Italia. Antes de retirarse, añadiría otras dos vueltas de una semana a su palmarés, las de Andalucía y Burgos. Pero más que por esas victorias, fue porque era de Valladolid.

La historia es sencilla. Un buen día frío pero tímidamente soleado, nos animamos a coger el coche para ir hasta Elgoibar, saludar a la familia y subir a paso lento pero animados hasta el santuario de Nuestra Señora de Arrate para ver la etapa más importante de la Euskal Bizikleta. Era la primera vez que subía a Arrate, la primera vez que veía como espectador en directo una etapa de la antigua Bicicleta Eibarresa. Juan Carlos Domínguez, de Íscar, Valladolid, era el líder. Mi tío, cicerone de la visita, había tenido que emigrar de nuevo desde su tierra, la misma que la del líder, y con quien, además de compartir patria, compartía afición por el deporte, porque después de llegar a entrenar con Luis Aragonés y de ser un héroe de la pelota curtida en su pueblo, mi tío, con su perfil desábrido y sus piernas de escalador, se había dedicado al cicloturismo. Recuerdo subir Arrate con una ilusión tremenda, atrapado por el bosque profundo, asombrado por la cantidad de gente que adelantábamos o nos adelantaban, disfrutando, con antelación, de cada curva, parando para charlar como verdaderos aficionados cuando se veía ya el descenso de los últimos kilómetros. Recuerdo el santuario silencioso y ajeno. Recuerdo el ambiente de fiesta y celebración. Recuerdo las dudas para buscar un buen sitio, pero sobre todo, recuerdo ver llegar a un italiano enclenque y alto que respondía al nombre de Ivan Basso y que se daba a descubrir aquel día. Después recuerdo a mi tío excitado en la entrega de premios, y como corrió hacia el pódium, le ofreció la mano al de Íscar, le dijo que él también era de la tierra, y volvió contento como un niño diciendo que esa mano ya no se la lavaba. Se la lavó, claro, aquel mismo día. Ésa fue la primera y la última vez que visité Arrate. Se echa mucho de menos a la Euskal Bizikleta, llena de recuerdos por la luchada victoria de Koldo Gil, la demostración de Roberto Heras, el asombroso nacimiento de José Antonio Pecharromán, la promesa de Eros Capecchi, la caída de Iñigo Chaurreau, el estreno de Haimar Zubeldia y la mano del de Íscar. Ya no existe, pero queda un poquito desde que la Vuelta al País Vasco decidió tomar Arrate como sede inevitable de una de sus etapas desde que en 2008 la Euskal echó la persiana por problemas económicos.

Hoy Kloden, Horner, Joaquim, Samuel y compañía se repartirán la Vuelta ahí. Puede que no quede decidido y aún tengan que luchar con fuerza y contra el reloj en Zalla, pero hoy es la última oportunidad para los escaladores, después de que Azpiroz no reventara al grupo a pesar del calor y del Garmin y después de que solo Hesjedal lo intentara una vez pasado Altube y nadie pudiera con el recital galopador de Alexander Vinokourov, sencillamente espectacular.

Yo tendré que verlo por la tele esta vez, y si puedo, porque las obligaciones laborales mandan, aunque espero que lo consiga arreglar. Gane quien gane, seguro que hay algún aficionado dispuesto a darle la mano en lo más alto de Eibar. Después, ya veremos si le lava o no.

martes, 5 de abril de 2011

Wilfried Peeters


Ya empezó todo, ¿eh? Dos centímetros de apasionada incertidumbre para empezar. Joaquim Rodríguez se llevó la gloria en una primera etapa de la Vuelta al País Vasco que no dejó indiferente a nadie. Las diferencias entre los favoritos fueron mínimas (a excepción de Tony Martin) pero quizás significativas. Que los cuatro que llegaron primero, especialmente los tres que no ganaron, se jueguen la clasificación final no sería una sorpresa. Pero el caso es que la subida a La Antigua dejó otra de esas imágenes que tanto nos gustan por estos lares, repechos cortos pero tan duros que no sé qué era más espectacular, si ver a corredores cruzando la pancarta de montaña a pie o los bandazos que tenían que pegar los primeros.

Para los que no lo pudisteis ver, os dejo tres videos de aficionados bastante cortos:




Pero el espectáculo comenzó ya el domingo, con la disputa de una de las clásicas por excelencia, probablemente la clásica por excelencia para muchos belgas. Los flamencos tuvieron el domingo su día grande y, según los periódicos, cerca de un millón de aficionados se acercaron a las cunetas para ver parte de la carrera.

Yo me la perdí. Me la perdí porque creía que empezaba más tarde, así que tuve que conformarme con el relato de nuestro asiduo compañero Kantzelara-Kantzelase, que ya se sabe de quién es aficionado, ¿no? Él me contó lo de los ataques de Cancellara y Chavanel, la pájara de Espartaco, el ataque de Tom Boonen y la victoria final de Nick Nuyens. Hoy, aprovechando un ratito de relax, me he puesto a rebuscar por la red para ver las imágenes y me he encontrado con un vídeo apasionante en el que se ve un lado de la carrera que, a menudo, nos pasa desapercibido a los aficionados.

Los organizadores flamencos se han puesto a colocar cámaras hasta en los sitios más insospechados y su última ocurrencia nos permite ver a Bjarne Riis y sus ayudantes en el coche, celebrando la victoria de Nuyens, y la reacción de Wilfried Peeters cuando Tom Boonen ataca teniendo a su compañero Chavanel por delante. Lo de Tristan Hoffman conduciendo y Bjarne Riis de copiloto es casi de risa y hasta emotivo, pero la cara de poema que se le queda a Peeters, un tío que lleva casi diez años dirigiendo equipos, que fue el lugarteniente de Johan Museeuw y ganó más de 25 carreras mientras corría, vamos, que no es un recién llegado, la cara de poema, decía, que se le queda cuando Boonen se pone a atacar lo dice todo. Igual que dice todo esa imagen final viendo la victoria de Nick Nuyens desde atrás. Lo dicho, merece la pena el video, igual que mereció ayer ver la llegada a Zumarraga e igual que merecerá hoy ver qué pasa en Azpiroz aunque me temó que estaré trabajando cuando eso ocurra.

lunes, 4 de abril de 2011

Kemba Walker

Las seis en punto de la mañana. Así que tengo que ser muy breve. Como los teletipos. UConn es el nuevo campeón de la NCAA tras vencer a Butler en Houston el día en que a los bulldogs se les olvidó como tirar. 18.8% por cierto de aciero en tiros de campo, el porcentaje más pobre de la historia del campeonato para un total de 12 de 64 en tiros. En 13 puntos se quedó Mack y en 7, Howard. Los Huskies hicieron una defensa felina, perruna, perruna-siberiana, y Alex Oriakhi, Jeremy Lamb y Kemba Walker, con 16 puntos y 9 rebotes, pusieron los pocos tiros que necesitaron para ganar el campeonato. Al final, un marcador como los de los viejos tiempos, 53-41 y Jim Calhoun, entrenador de los de Conneticut, que a sus 68 años, se convierte en el entrenador más viejo en ganar el título y entra en el selecto equipo de entrenadores con tres títulos de la NBA. Para más alegría del veterano entrenador de Massachusetts, el partido fue de los suyos, de dientes apretados, mucho sudor y las canastas justas en el momento adecuado.

Teletipo: UConn Campeónn.
Y son ya las 6:09 y mejor me empiezo a preparar para irme a trabajar. Por cierto, ayer, y a falta de dos centímetros de tubular de Samuel Sánchez, el gol desde cuarenta y cinco metros de Pablo Orbaiz me sirvió para celebrar que rebasamos las 50.000 visitas en este blog. Sé que todo este asunto del marcador de visitas es relativo y sé que acumular números significa bien poco, pero es una cifra redonda que asusta si echo la vista atrás y pienso en el día que comencé a escribir este blog. Así que gracias a todos los que visitáis este blog y me piro que tengo que arrancarme ya. Hablamos.

Alex Kipchirchir

Alex Kipchirchir se llevó la populosa Media Maratón de Madrid, el marroquí Mohamed Benhbarka consiguió su cuarta victoria consecutiva en la Cursa del Corte Inglés donde participaron casi sesenta mil personas y Josu Amutio logró uno de sus anhelados triunfos al vencer en la Media Maratón de Bilbao. Es difícil seguirle el ritmo a estos tíos, y tampoco es fácil hacerlo con el calendario de carreras populares que este fin de semana se dio un festín. En Barcelona, el nuevo secretario de Estado para el deporte, Albert Soler, aficionado a esto de las zapatillas de correr, dio la salida. En Madrid, las crónicas hablan de fiesta popular, aunque hubo otro desgraciado caso que recordó al fatídico de la edición del año pasado, nuestro vecino Alberto Ceballos, al que muchos tendrían en la memoria e intentarían homenajear en esta edición. En Bilbao, por último, Amutio no hizo mejores tiempos que el vencedor del año pasado, Unai Sáez de la Fuente, pero consiguió su objetivo, y, a sus 37 años, el talentoso corredor bilbaíno se resarce de sus actuaciones en otras carreras de fondo. Hace poco le leía una entrevista en la que hablaba de sus objetivos tras volver a la competición hace cuatro años. Su rendimiento en estos últimos años ha sido ejemplar y todos los que, a menudo, nos asomamos a la fiesta de las carreras populares, no podemos más que admirar la eficacia de su zancada letal. Lo de zancada letal me ha quedado horroroso, pero no sabía cómo terminar tanta palabrería. En chicas, Saioa Eraso ganó en Bilbao, Frehiwat Goshu en Madrid y Meritxell Calduch en Barcelona, en la que dicen que es la prueba popular del atletismo estatal por excelencia. Todos ellos ya han dejado su nombre en el palmarés de cada una de esas pruebas. Para muchos supondrá más que para otros, para todos los y las participantes habrá supuesto un día de superación y disfrute. Kipchirchir, el keniata que a los 22 años ya era millonario y que fuera atleta del año en Kenia por 2006, sigue intentando recuperar su proyección desde que aquel ya lejano día una lesión de ligamentos cortara la carrera de un joven que abandonó el baloncesto y el fútbol cuando el maratoniano Moses Tanui le convenció para dedicarse a esto de correr. Alguno de los habituales de este blog teníamos pensado animarnos a intentar nuestra primera media maratón este primer fin de semana de abril, pero no pudo ser. Entre dolores de rodilla, barrigas que no dejan de crecer, y obligaciones laborales varias, nos dimos por vencidos. Eso sí, seguimos con ahínco intentando recuperar el ritmo, y nuestros primeros 21 kilómetros acabarán por caer algún día.

domingo, 3 de abril de 2011

Euvgeny Shalunov


Lleva el ruso dando detalles de ser un buen proyecto de ciclista para el futuro. Ha ganada pruebas importantes en categoría amateur tanto en Francia como España, pero hoy ha rubricado su proyección con una espectacular victoria en Eibar, durante la prueba puntuable para la Copa España y probablemente la carrera más prestigiosa del calendario amateur español, el Memorial Valenciaga. Shalunov, como le gusta, se ha ido en solitario, ha galopado a lo loco, y ha llegado solo a meta. Así, une su nombre al de los ganadores de las casi cuarenta ediciones anteriores, gente que después ha triunfado en profesionales, como Mikel Nieve, Joaquim Rodríguez, Óscar Freire, Unai Osa, Klaus Moller, José Luis Rubiera, Javier Murguialday, Julián Gorospe o Jesús Suárez Cuevas.


El fin de semana de ciclismo se abrió ayer con el Gran Premio Miguel Indurain, antiguo Trofeo de Navarra, que se disputa por tierras de Estella y desde hace unos años termina en la colina que corona la Basílica de Nuestra Señora del Puy. Samuel Sánchez le puso un final feliz al gran trabajo del Euskaltel-Euskadi y dio el primer triunfo de la temporada a su equipo, que ya lo necesitaba, amén de la primera victoria en tierras navarras para el equipo de Igor González de Galdeano. Alexander Kolobnev, que empieza a cogerle tirria al segundo puesto, y Fabian Wegmann, que ya sabe lo que es ganar aquí, secundaron a Samu en el pódium. El palmarés de esta puebra es de relumbrón ya que al nombre de Samu o al de Wegmann, hay que sumarle gente de tanta reputación como Joaquim, Nocentini, Matthias Kessler, Perdiguero, Tamames, Miguel Mari Lasa, Txomin Perurena, Juan Fernández, Pedro Delgado, Alex Zulle, Francisco Mancebo, Zarrabeitia, Julián Gorospe, Johnny Weltz, Félix García Casas o el propio Miguel Indurain que ganó en 1987 cuando la prueba se llamaba Gran Premio de Navarra.


Y el fin de semana sigue ahora mismo, porque a poco más de 80 kilómetros de meta, y cuando comienzan a subir el Oude-Kwaremont, séptimo muro del día, cinco escapados poco peligrosos encabezan el pelotón del Tour de Flandes. Aún tienen que subir y bajar Paterberg, Koppenberg, Steenbeekdries, Taaienberg, Eikenberg, Molenberg, Leberg, Valkenberg, Tenbosse, Muur-Kapelmuur y Bosberg antes de llegar a Meerbeke. Cuando lleguen, sabremos si Cancellara repite triunfo o alguien da la sorpresa en una prueba mítica que, por cierto, nunca ha sido ganada por un ciclista que no sea belga, francés, italiano, suizo, alemán, holandés o danés (Rolf Sorensen ganó en 1997 y añadió una nueva nacionalidad a un palmarés muy específico).


No son las únicas carreras de un fin de semana muy activo. Pim Lighthart se llevó ayer la Hel van Het Mergelland, el viernes, a sus 33 años, Renaud Dion se llevó la Route Adelie de Vitre, Tobias Erler se llevó la primera etapa de la Vuelta a Tailandia, Daryl Impey ganaba en la Vuelta a Marruecos y Paco Mancebo sigue líder en la Redlands Classic. Pero éstas ya sabemos que no lucen tanto como las anteriores, ni como las que les seguirán, porque ya sabemos que el lunes en Zumarraga comienza la Vuelta al País Vasco y la lucha por suceder a Chris Horner.

Jim Calhoun

Butler y Conneticut, medio oeste contra costa este, privada contra pública, Brad Stevens contra Jim Calhoun, Shelvin Mack contra Kemba Walker, ésa será la final más impredecible de los últimos años.

Los perros ganaron a los gatos en la primera semifinal, y Calipari no podrá llevar a Kentucky a su octava victoria de la historia. Los de Kentucky, probablemente uno de los equipos más históricos de la NCAA, se siguen quedando estancados en su última victoria en 1998, con Calipari de entrenador. Los Wildcats no pudieron contra los Huskies de Jim Calhoun que intentarán mañana conseguir su tercer título en su cuarta presencia en una final four, todas de la mano del entrenador Calhoun. El partido se ganó por un punto y fue disputado a base de juego exterior. Los triples de Liggins, Brandon Knight y Doron Lamb mantuvieron a Kentucky en el partido, aunque fallaron muchos tiros fáciles. Terrence Jones estuvo bien en el rebote, pero ninguno pudo parar el juego rápido y letal de Kemba Walker, llamado a ser la estrella de esta edición. El pequeño base de New York cortó la zona de los Wildcats como si fuera mantequilla y repartió siete asistencias que significa participar en la mitad de los puntos que anotaron el resto de los titulares. Jeremy Lamb, que además ayudó en el rebote, puso la puntilla con sus bandejas. Oriakhi estuvo bien el rebote.

En la otra semifinal, Brad Stevens y sus chicos no tuvieron piedad. La experiencia del año pasado les ha hecho aún más grandes. Ya no son una sorpresa, aunque sigan siendo una universidad pequeña, aunque partieran desde un puesto bajo, aunque nadie les diera posibilidades, al principio, de repetir el éxito del año pasado. Ahí están. Dicen que aún sienten la amargura de aquel tiro que no entró en Indianápolis el año pasado. No quieren que vuelva a pasar y Virginia Commonwealth no fue capaz de evitarlo. Shaka Smart ha llevado a sus chicos muy alto desde muy abajo, pero no pudieron llegar al último piso. Jamie Skeen se fue hasta los 27 puntos y 6 rebotes para liderar una vez más a su equipo. Bradford Burgess también le acompañó con otros 15 y 9, mientras que el capitán Joel Rodríguez no estuvo bien en el tiro pero repartió hasta 8 asistencias. Por Butler, los mismos hombres repitiendo el mismo rol. Shelvin Mack liderando en anotación con 24 y 5 de 6 en triples, Matt Howard como fiel escudero, con 17 puntos y 8 rebotes, Shawn Vanzant como silencioso picador, Andrew Smith, en la trinchera, y Zach Hahn y Khyle Marshall como relevos de lujo. Brad Stevens, nacido el mismo año que yo, joder, lo dirige todo.

La guinda del pastel, mañana en el Reliant Stadium de Houston, Texas. La cabecera de la entrada, para Jim Calhoun, entrenador de los Huskies, que ha llevado a su equipo a la final más inesperada de su historia.