Había que elegir un nombre, y digamos Alford como podría haber dicho cualquier otro. Steven Alford, que ahora es el entrenador de los lobos de la universidad de New Mexico también fue un hoosier. Un hoosier que bajo la batuta de Bobby Knight rompió todos los récords de anotación de la universidad hasta que tiempo después llegara Calbert Cheaney, ¿os acordáis de Calbert Cheaney? Acabó su carrera jugando para Golden State Warriors para quienes ahora debe trabajar como ayudante del entrenador. Esto va de acordarse de gente, ¿verdad?
El caso es que Alford era uno de los integrantes de aquella selección de Estados Unidos que le ganó el oro a España en las Olimpiadas de 1984. El protagonista, por encima de todos, fue Michael Jordan, pero la selección tenía otros nombres que luego sonaron en el deporte profesional americano, como los rocosos, por decir algo, pivots Jon Koncak o Joe Kleine, el talento lo ponía Patrick Ewing, y otros como Sam Perkins, el músico de jazz Wayman Tisdale, el recientemente nomida para el Hall of Fame Chris Mullin, quien aún da miedo con su corte de pelo West Point, el gran defensor Alvin Robertson, y otros que quizás no sean tan conocidos como Vernon Fleming, Leon Wood o Jeff Turner, al que, por cierto, le jugaron una mala pasada cuando hace dos años un tío usaba su nombre para hacer proposiones indecentes en internet. Todos estaban entrenados por Bobby Knight y ganaron en la final a una España que ya llegaba sonriente con el logro de acceder a la final. Los nombres de aquella selección los conoce todo aficionado al baloncesto en España: Beirán, Joe Llorente, Fernando Arcega, Pep Margall, Andrés Jiménez, Romay, Fernando Martín, Corbalán, Solozábal, De la Cruz, Iturriaga y Epi. Seguirían siendo igual de buenos hoy en día. Por cierto, el tercer puesto fue para una Yugoslavia en la que Petrovic era un niño aprendiendo de gente como su hermano o Dalipagic.
A lo que iba. Encontré un vídeo en internet en el que Bobby Knight es entrevistado por otro tío de Indiana aunque asentado en New York, David Letterman, en 1993. La grabación no es muy buena, pero Bob o Bobby cuenta una buena anécdota de aquellas Olimpiadas, en concreto sobre la final, y me proponía contarla, aunque nada mejor que oírsela contar a él mismo, porque tiene ese talento natural para hacer que las palabras hagan mejores las historias. Quizás hubiera sido mejor escritor que entrenador este Bobby Knight, y no quiero decir que fuera malo en lo segundo.
El caso es que cuenta Knight que en el descanso de la final contra España ya ganaban por 28 puntos. Jordan había jugado once minutos y llevaba 19 puntos, 12 rebotes y 9 asistencias. Así que Knight iba hacia el vestuario pensando, joder, qué coño les digo yo a estos ahora, cómo les digo que hay que jugar mejor de lo que ya lo estaban haciendo. Al abrir la puerta del vestuario, el primer jugador que se encuentra sentado enfrente es a Jordan, y Knight le dice a su segundo, ya verás, voy a tocarle un poco las narices a Michael, pensando que, al menos, si veían que se metía con él, los demás jugadores pensarían, joder, pues si con este tiene cuentas, con nosotros... Así que va hacia Jordan gesticulando y con cara de pocos amigos y empieza a gritarle que deje ya de meter tantos putos (los putos son míos, porque no sé cómo darle el énfasis, aunque no me extrañaría saber que él también los usara porque ya se sabe cuál era su palabra preferida), y coger tantos putos rebotes y dar tantas putas asistencias y que haga un puto bloqueo, tanto anotar, rebotear, y pasar para que no haga ni un puto bloqueo. Según Knight, Jordan ni se alteró, esbozó una enorme sonrisa, y con mucha tranquilidad, le contestó: entrenador, ¿no pude haber leído ayer en algún sitio cómo tú decías que probablemente era el jugador más rápido que habías visto? Y Knight, en su papel, y probablemente con el uso de su palabra preferida (coño y puto los añado yo aquí por la misma razón), le contesta: ¡qué coño tiene que ver eso con los putos bloqueos! Y Jordan, con cuajo, cierra la conversación: "entrenador, creo que soy tan rápido que hago los bloqueos antes de que a usted le de tiempo a verlos." La traducción es un poco liberal, Knight tiene un acento del medio oeste que no debería costarme tanto, pero me cuesta. La anécdota es buena, a mi parecer, y cuelgo el vídeo por si alguien quiere verlo por si mismo. Por cierto, también merece la pena cuando David Letterman le pregunta acerca de las diferencias que ve entre las nuevas generaciones y aquellas con las que empezó a entrenar treinta años antes, y después de explayarse, Knight concluye:
- No creo que el problema sean los críos, si no los adultos.
Y Letterman contesta:
- Pero los adultos fueron una vez críos, ¿no?
Y Knight le deja sin palabras:
- Sí, pero críos con adultos mucho mejores que los adultos que tienen estos críos ahora.
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