Estaba dispuesto a tomarme un descanso demasiado activo. Llevo días sin venir por el blog y esos días han coincidido con las fiestas de Semana Santa, así que algún asiduo visitante habrá pensado que estaba tomándome unos días libres, pero yo he seguido levantándome todos los días a las siete y media de la mañana para ponerme delante del ordenador. Es lo que tiene mi curro, aunque mi abuela no lo entienda y siga pensando que me toco las narices. Por eso no he venido por aquí, y pensaba no venir.
Pero entre el comentario de nuestro fiel comentador ciclista y la victoria de Jonathan Castroviejo en Romandía, me he animado a venir y escribir, aunque fuera al estilo teletipo, que ya se ve que no va a ser porque me estoy yendo por aquellos cerros.
Pues sí, sorprendente victoria en el prólogo del Tour de Romandía de la joven promesa del Euskaltel Euskadi, que se ha impuesto a grandes corredores, veteranos, como Geoffrey Lequatre, Alexander Vinokourov o David Millar, y sobre todo, a un joven que todos dicen que apunta a figura como Taylor Phinney, que, esta vez, se ha tenido que consolar con el segundo puesto por poco más que un puñado de milésimas. Esta vez, ha sido que la tostada no ha caído por el lado de la mantequilla. Leía un pequeño resumen de las declaraciones de Castroviejo en la web oficial de Romandie y con mi francés inexistente y se le veía realmente sorprendido. Es un gran rodador y ya había hecho buenos puestos (sorprendentes puestos, tanto en Orbea como en Euskaltel) en pruebas del estilo, ante el reloj, pero con kilometraje corto.
Ahora que ha pasado el tríptico de las Ardenas y la primera sesión de clásicas, nos quedamos con las ganas de tener a un verdadero experto de la tierra que pueda codearse con los belgas, franceses, holandeses y demás. Algunos confían en Izagirre (incluso en "los" Izagirres) y otros apuntan a Castroviejo. Ojalá.
Por ahora, partirá mañana con el maillot de líder. No es su primera victoria en profesionales, aunque sí la más importante, aunque las anteriores también tuvieran lustre y fueran internacionales. En su primer año de profesional, con Orbea, ganó en una escapada del Tour Haut Anjou, donde el día antes había estado apunto de ganar una contrarreloj parecida a la de Romandía. La que sí ganó, fue la prólogo de la Ronde l'Isard, donde además fue segundo en la general, igual que en el Circuito Montañés, que ya es algo más que una prueba de aficionados, poco tiempo después. Para ponerle la guinda a la temporada, ganó una etapa en el Tour del Porvenir, antes de caerse y de ver como su compañero de equipo, Romain Sicard, se llevaba la general.
No está mal para un chaval de 24 años, pero seguro que mañana sale con una sonrisa nueva y reluciente al verse con su maillot de líder. Y no es para menos, la suiza es una carrera con más de 60 años de historia y un palmarés de lujo, ya que, entre sus ganadores, además del esloveno Simon Spilak, joven escalador del Lampre, ganador del año pasado, y que encabeza la entrada porque, ya sabéis, Castroviejo ya encabezó antes, han ganado esta carrera desde Fredi Kubler o Gino Bartali, hasta Roman Kreuzinger o Andreas Kloden, pasando por Cadel Evans, Santiago Botero, Tyler Hamilton, Thomas Dekker, Dario Frigo, Paolo Savoldelli, Laurent Jalabert, Laurent Dufaux, Abraham Olano, Pavel Tonkov, Tony Rominger, Charly Mottet, Pascal Richard, Andrew Hampsten, Stephen Roche, Bernard Hinault, Giuseppe Saronni, Paco Galdós, Felice Gimondi o Eddy Merckx, como no. Difícil lo tiene Castroviejo para sumarse a la lista. Llegarán las cuestas que se empinan y habrá que ver, pero ya, que le quiten lo bailó.
Igual que podría retirarse tranquilo Phillippe Gilbert, sí, para qué voy a decir más.
Ya hablaremos de baloncesto, fútbol (pocas ganas) o lo que sea cuando sea, mientras tanto, que gane el mejor y que meta gol Raúl. Ale.
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