lunes, 4 de enero de 2010

Javi Salgado


Abramos la polémica. A estas alturas, habrá furibundos a favor y furibundos en contra, como decía un amigo mío. Y la crítica siempre es buena. ¡Siempre es buena! Que lo he dicho más de una vez, pero con cabeza. ¡Pero con cabeza! Que lo he dicho más de una vez. Yo siempre he sido muy poco amigo de los ídolos, pero siempre he pecado de creer en profetas de mi tierra. Es decir, es cierto que a veces quizás sea demasiado condescendiente o transigente, complaciente, tolerante... usa un buscador de sinónimos y llámalo como quieras, pero es cierto que a veces intenté ver más los aciertos que los errores de los profesionales que han nacido y crecido y juegan aún en los equipos de mi ciudad. Llámalo romanticismo, ingenuidad o fantasía, me da igual. Igual que yo peco de eso, muchos pecan de lo contrario.
En tiempos de tormentan, todos reman hacia ella, joder.
Si nos atenemos a los números, seguimos perdiendo y quizás yo los leo mal, pero para mí demuestran lo contrario. Si somos específicos y llamamos a las cosas por su nombre, tenemos que el base bilbaíno del Bizkaia Bilbao Basket, cuenta en sus promedios globales a lo largo de su carrera con un total de 9'5 puntos por partidos, 3'6 asistencias por partido y 2'2 balones perdidos por partido, que es una de las cosas que más se le achacan. Comparado con los dos mejores bases de la liga muy probablemente, Prigioni y Ricky Rubio, vemos que a los dos les gana en puntos, 6'8 el primero y 7'1 el segundo, y que solo el argentino es mejor pasador que él, 3'7 asistencias por partido, por 3'5 el catalán. Los dos pierden menos balones que Salgado, eso sí, 1'6 el del Real Madrid y 1'8 el del Barcelona. Comparado con un tercero que aquí llegó a convertirse en ídolo y casi hasta en profeta, Marcelinho Huertas, las estadísticas nos dicen que el carioca mete menos puntos (8'3), da menos asistencias (2'6) y pierde menos balones (1'9). Es decir, yo lo leo como me da la gana porque probablemente Salgado salga perdiendo de cualquiera de las maneras, pero a mí me parece que sus datos le acercan tanto como le alejan. ¿Solo lo veo yo?
Pero no quería escribir esta entrada para celebrar sus promedios. Eso es muy frío para un blog como éste. El juego de Salgado tiene sus puntos flacos, y lo malo de estos, es que son tremendamente visibles, pero tiene muchos puntos gordos, pero a pesar del tamaño no se deben apreciar tan fácilmente. Sin embargo, a nadie le debería costar ver que Salgado, hasta ahora, ha sabido siempre comportarse con una profesionalidad (y me refiero al trabajo y al acento en el valor del grupo) que yo no me canso de alabar. Y valga para ello sus declaraciones que publicaba hoy un diario local, declaraciones en los peores momentos de la historia de un club que es tan joven que aún no sabe perder:
«Los que han estado siempre en mi contra ahora tienen más motivos. Pero después de nueve años a un buen nivel y superando los objetivos, en una mala primera vuelta de todos, que se nos eche el marrón a Txus (Vidorreta) y a mí no me parece justo. Como el equipo, la afición tiene que estar más unida que nunca. Es fácil sacar pecho cuando las cosas van bien, sobre todo los de Bilbao que nos vanagloriamos de serlo. Necesitamos comprensión y ayuda para salir de esta situación, lo que estoy seguro que haremos pronto».
Sin medias tintas, siendo sincero, con verdades que incluso superan lo puramente relativo al baloncesto, y lo que es más importante, acordándose de un entrenador que año tras año le ha buscado un base para ponerle de titular delante de él, un entrenador que este año le ha dejado partidos enteros en el banquillo hasta que le ha sacado para jugar el último minuto del partido. Y tiene tiempo suficiente para acordarse de él y para añadir:
«Es complicado para Txus y para nosotros. Quizá al principio pensó más en Javi Rodríguez y en mí como bases, pero no empezamos bien y metió también a Janis (Blums). Entendemos lo que ocurre y de lo que se trata es de que el entrenador encuentre las soluciones que busca. Si juegas, a hacerlo lo mejor posible y si no te toca, a pretender el bien del equipo y no pensar con egoísmo. Ninguno de los tres estamos entrenando mal, ni tenemos mala disposición. No sería justo dejar a uno fuera, sin jugar, pero se tienen que tomar decisiones. Cuando pasas de 22 minutos a 3, luego a 14 y otra vez a 30, es complicado coger el ritmo, pero es lo que hay».
Si todos pensaran así, en la NBA habría treinta candidatos al anillo del título.
Como dice mi amigo, habrá furibundos para uno y para otro lado, y como no dice mi amigo pero podría, Salgado tiene cosas buenas y cosas malas, y los dos son sintónimos (que decía otro amigo mío) pero a mí que alguien siga siendo capaz de decir cosas así en un periódico me sigue obligando a ver (no más) (si no...) tanto las cosas buenas, como las cosas malas.

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